El Miercoles -11- Diciembre . a las 22:40 por La 1, foto,.
El Valle del Jerte felicita al Prado en su 200 aniversario,.
Un grupo de 43 mujeres de la comarca realiza un curso en el que repasan la visión del mundo rural en el arte,.
La demanda que tuvo esta iniciativa hizo que se tuviera que ampliar el número de admitidas, al principio cerrado en 25, y que se dividieran en dos grupos, uno de mañana y otro de tarde. Se reúnen en miércoles alternos desde el mes de septiembre y en esas citas, a través de los diferentes cuadros que estudian, repasan la visión que tiene el mundo rural en la historia del arte y qué tipo de mujeres relacionadas con este ámbito se representan en esas obras. «Conversamos y analizamos los cuadros», explica Amparo Moroño, gestora cultural de la Mancomunidad de Municipios Valle del Jerte, que es la entidad que desarrolla y organiza el programa.
La última de las sesiones fue especial, porque no se celebró en el aula habitual. El Museo del Prado fue el lugar al que acudió el grupo de alumnas de la comarca cacereña para ver en directo las obras que ya habían trabajado en las clases.
LAS PROTAGONISTAS Mari Carmen Carrión Jerte Elena Martín Cabezuela del Valle Mª Dolores García Cabrero
Al «grupo de damas del Valle del Jerte» se
dirigió una actriz que recibió a la comitiva extremeña a su llegada a la
pinacoteca. Fue parte de la interpretación de un fragmento de 'La
Baltasara', obra que se representó completa el viernes y ayer en el
auditorio del museo como parte de las actividades con motivo del 200
aniversario del Prado.Durante la mañana, «visitamos la colección permanente y la exposición sobre Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, que es la segunda en la historia del Museo del Prado dedicada a la obra de pintoras», comenta la gestora cultural, que añade que esas obras ya habían aparecido en las sesiones del aula. «Nos explicaron las salas una a una y nos trataron fenomenal; al llegar nos estaban esperando y estuvieron todo el día pendientes de nosotras, es de agradecer», valora María Dolores García, una de las alumnas. Ella ya había ido en varias ocasiones al museo, pero el miércoles fue de las jornadas que más disfrutó.
Precisamente, uno de los objetivos de las sesiones quincenales es preparar las visitas que van a hacer a la pinacoteca madrileña. «La idea es ir al museo con un trabajo previo que permita que el recorrido sea más placentero», aporta Moroño, que anuncia que hay otros dos desplazamientos previstos hasta la capital de España.
En las clases también se quiere hacer un análisis de la historia del arte desde una perspectiva de género. «Explicamos que el Museo del Prado tiene unas 8.000 obras, pero solo cuenta con 30 pintoras en su catálogo», asegura la gestora cultural de la mancomunidad. «Hemos estado siempre ocultas», lamenta Elena Martín, una de las alumnas más jóvenes del curso con 30 años.
Por la tarde, las visitantes del museo fueron a los talleres, donde las trabajadoras del área de educación dirigieron una actividad centrada en 'La Anunciación', de Fra Angélico, y por las ilustraciones de plantas de dos artistas y botánicas. «Nos regalaron ilustraciones y unas semillas de cada una de las plantas que aparecen en el jardín de 'La Anunciación', para que cada una las plante donde quiera», indica la gestora cultural de la mancomunidad.
Dentro de la actividad se pidió a las asistentes el nombre de alguna mujer que admirasen. Una de las que se mencionó fue Delicia Muñoz. «Es una neurocirujana de mi pueblo, Cabrero, que ha hecho trabajos muy importantes sobre la esclerosis», afirma María Dolores.
Proyecto
El proyecto comenzó a fraguarse en julio y surgió de la propia mancomunidad. «Lo presentamos al Museo del Prado y tuvimos la suerte de que se estaban planteando acciones de este tipo para llegar a un público diferente del que normalmente visita sus salas», aporta Moroño.
La inmensa mayoría de las mujeres que participan en las sesiones han desempeñado, desempeñan y desempeñarán trabajos relacionados con el sector agrario, principalmente con la cereza que es el cultivo prioritario en esta comarca del norte de Cáceres. Por ello, la actividad continuará hasta el mes de abril, cuando comienza la campaña de recolección de esta fruta.
Hay dos perfiles entre las integrantes de los grupos. «Por un lado hay cuatro o cinco chicas jóvenes, que han estudiado fuera y que agradecen este tipo de acciones y, por otro, señoras de mediana edad», indica la gestora cultural.
Por primera vez fue a la pinacoteca madrileña Mari Carmen Carrión. Se inscribió en el programa tras enterarse a través de las redes sociales. «Fue una experiencia inolvidable, no me imaginaba el museo tan grande ni que los cuadros estuvieran tan vivos», expone esta mujer de 55 años.
Todas las alumnas participaron en la convivencia que, dentro del programa, se celebró a mediados de mes, en concreto el miércoles 13 de noviembre. En ella, la jefa del Área de Educación del Museo del Prado, Ana Moreno Rebordinos, y la artista Sofía de Juan se desplazaron hasta el Valle del Jerte donde tuvieron la oportunidad de tener un encuentro con las alumnas en la casa de la cultura de El Torno.
Una de las actividades que se realizaron fue la obra de microteatro 'Las lavanderas', en la que se recreó uno de los oficios que también habían podido ver en diferentes obras. «Me acuerdo de ir de pequeña con mi madre a los lavaderos; para mí era algo muy lúdico, porque mientras mi madre lavaba, los niños jugábamos con el agua», recuerda María Dolores.
En las sesiones no solo se han fijado en los oficios tradicionales también han repasado las tareas de las mujeres a lo largo de la historia. «Hemos visto 'Las Meninas', de Velázquez, para hablar de la función de las damas de compañía en la corte», indica Moroño.
'Las tres Gracias', de Rubens, sirvió al grupo para conversar sobre el cuerpo femenino, además de para ir conociendo más obras y verlas desde otro punto de vista. «La profesora es estupenda y nos explica genial los cuadros», admite Elena, en una afirmación en la que coinciden tanto Mari Carmen como María Dolores. «Ahora valoro mucho más el trabajo de las artistas», concluye Mari Carmen.
«No había ido nunca al Prado y fue una experiencia inolvidable, no me imaginaba los cuadros tan vivos».
«Nos explican genial las obras y ves que las mujeres hemos estado siempre ocultas».
«Nos explicaron todas las salas de la exposición temporal, estuvo fenomenal y es de agradecer».
Un edificio de 2.500 años bajo una chapa,.
Las excavaciones en el yacimiento tartesio del Turuñuelo, cerca de Yelbes, llevan un año paradas,.
A esta finca de regadío de 150 hectáreas se llega gracias a Google. Ni una sola indicación sobre el yacimiento. Encajonada entre la pedanía de Yelbes y el badén de Valdetorres en el que ahora los soldados de la UME sacan camalote del río Guadiana.
Allí se plantan tomates, maíz, arroz y brócoli. Las cancelas de la entrada están abiertas. Detrás de la nave de los tractores destaca un pequeño cerro.
Aunque lleva un año tapado, el goteo de visitantes no se ha detenido
El Ayuntamiento de Guareña ha diseñado un plan de promoción con hosteleros y comerciantes
Intuía el veterano agricultor que aquella elevación del terreno no era natural.
Por eso no le extrañó cuando en el 2014 se presentaron los investigadores del CSIC para las primeras catas en busca de alguna huella tartésica.
Desde entonces, Moisés ha visto desfilar por allí a muchos arqueólogos, historiadores y aficionados de medio mundo por las expectativas que ha despertado. «Tú estás aquí a tu tarea, pendiente de los tomates y del maíz, ajeno a todo, pero es una pasada verlos trabajar».
Muestra en el móvil una foto aérea de la excavación a cielo abierto con los técnicos a seis metros de la superficie. Periodistas y visitantes en la puerta cada pocos días. La mayoría, cuenta, vienen con buenos modales. Piden permiso para entrar en una propiedad privada y agradecen la cortesía.
Pero al final tuvieron que poner en la puerta el típico cartel de 'Prohibido el paso a toda persona ajena' para mantener el orden.
Algunos visitantes se meten sin complejos hasta el interior de la nave de los tractores para aparcar allí sus coches, otros bloquean el camino y hubo hasta quien se llevó los botes de aceitunas que tenían en una estantería. A pesar de las incomodidades, Moisés insiste: La mayoría respeta el entorno.
Lo curioso es el goteo de interesados a pesar de que allí no hay nada que ver. Ni rastro, por ejemplo, de la famosa escalinata de dos metros y medio que desveló una edificación insólita.
Lo único que luce en este cerro es una chapa roja. Los cinco mil metros cuadrados de excavación permanecen bajo las enormes planchas metálicas.
Los arqueólogos no pisan por allí desde hace un año. Los propietarios de la finca y la Junta intentan cerrar desde entonces un acuerdo definitivo para desgajar el cerro de la finca. Todo apunta a que está al caer, pero, de momento, no hay anuncio oficial.
Abel González es el alcalde de Guareña, el término municipal en el que se encuentra la finca. Cuenta el primer edil que estos cuatro años de excavaciones ha puesto a su pueblo en el mapa. Revistas especializadas en arqueología de medio mundo han seguido con detalle las sorpresas que guardaba el Turuñuelo.
En el Consistorio esperan que en tres o cuatro años puedan contar con un centro de interpretación en el que recibir a los visitantes y explicar el valor histórico. Incluso cuentan con un plan de promoción interna para que hosteleros y comerciantes del pueblo conozcan a fondo los restos y hagan de cicerones entre los visitantes.
Pedro Fernández Lozano es corresponsal de HOY en Guareña. A través del hiperlocal HOYGuareña ha seguido cada paso que se ha dado en el cerro y las novedades que le contaban Esther Rodríguez y Sebastián Celestino, los directores de la investigación. También ha sido testigo de la repercusión mediática de lo que ha contado en este diario.
En mayo, por ejemplo, se topó en la librería de Guareña con Ian Gibson. El hispanista entró en la librería a comprar el periódico y preguntó por la localización del Turuñuelo. Pedro le acompañó hasta la misma puerta de la finca, pero lo único que pudo fotografiar Gibson fue la chapa roja que cubre los restos.
Si finalmente hay fumata blanca entre la Junta y la propiedad, la previsión es que pronto se retire, vuelva el equipo de Sebastián Celestino y se instale una cubierta para proteger lo que se ha encontrado.
Incógnitas
Por delante, todavía quedan muchas incógnitas por despejar sobre este pueblo prerromano que ocupó el suroeste de la península ibérica. De los tartesos se conoce, por ejemplo, su opulencia mineral y 2.500 años después, todavía no ha logrado desprenderse de la mitología que rodeó su declive.No hay evidencias que expliquen la desaparición de Tarteso. El Turuñuelo puede ayudar a entender parte de la fascinación que rodea a esta cultura para entender por qué llegaron hasta esta zona. Tradicionalmente, los arqueólogos sitúan el núcleo tarteso en el triángulo Cádiz, Sevilla y Huelva pero a partir de los años setenta, con las intervenciones en Cancho Roano (Zalamea de la Serena) y en Medellín, Extremadura entra en el mapa de esta civilización prerromana. El encaje cronológico puede explicarse por una crisis en siglo VI a. C. que propició el desplazamiento.
Pobladores Cádiz-Sevilla-Huelva buscaron nuevos territorios y llegaron hasta el valle medio del Guadiana en la provincia de Badajoz. De ahí la importancia que dan los arqueólogos al Turuñuelo para entender el modo de vida en la periferia tartésica. El edificio desenterrado en el cerro destaca por su arquitectura. Conserva muros de hasta tres metros de altura con suelos de pizarra y mobiliario decorado.
La fosilización del yacimiento ha permitido identificar maderas, alfombras de esparto o bolsas de semilla. De la habitación principal se ha retirado más de un centenar de piezas de vajilla y todavía queda mucho más porque solo se ha excavado un veinte por ciento del total.
El Turuñuelo es tres veces Cancho Roano, pero sobre todo, puede ayudar a documentar la tesis de que a partir del siglo VI a. C. se fraguó una cultura propia en el valle del Guadiana. Solo la ciencia y el conocimiento entierra al mito. Pero, la ciencia, de momento, permanece bajo una chapa roja para que no se moje con la lluvia.
TITULO: Universo Valdano - Willy da un punto al Extremadura ante un Albacete que falló un penalti,.
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