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acudir al puesto de trabajo de forma reiterada por estar enfermo puede
ser motivo de despido en España. Aunque la baja esté siempre
justificada. Así lo avala una reciente sentencia del Tribunal
Constitucional, que da vía libre en este punto a la reforma laboral de
2012.
La decisión remueve todo el concepto del absentismo laboral en nuestro país, y abre la posibilidad de que un trabajador que combine en dos meses una gripe con una lumbalgia o un esguince termine en la cola del paro. El fallo del alto tribunal respalda el artículo 52 del Estatuto de los Trabajadores, que fue modificado en la reforma que aprobó el Gobierno Rajoy. «Eso supone que si alguien se tiene que ausentar nueve días en dos meses de su puesto de trabajo, aunque justifique esas ausencias, puede perder su empleo», apunta Alberto Franco, secretario de Salud Laboral de Comisiones Obreras (CC OO), que entiende que no puede haber una causa más justificada que una enfermedad.
En su defensa de la reforma laboral, que se hizo vía Real Decreto, el Ejecutivo nacional señaló que sería una herramienta muy útil para combatir el absentismo laboral. Hasta ahora, no parece que haya servido de mucho en este campo, aunque la sentencia aludida puede hacer cambiar las cosas de aquí en adelante mientras no se produzca la anunciada derogación de la reforma laboral.
La causa más común del absentismo es la incapacidad temporal. Es decir, las bajas por enfermedad, que representan el 72% del total.
En el resto influyen la maternidad (que también forma parte a nivel formal del concepto de absentismo laboral) en un 12%, y los permisos, 7%. También se incluye en esta estadística la compensación por las horas extra, por ejemplo. «No todo lo que se entiende por absentismo debería ser considerado como tal», se lamenta el dirigente de CC OO.
«Es un lastre para el crecimiento económico y eso hace que se resientan las cuentas públicas, que se genere menos riqueza, que haya menos consumo interno y, por supuesto, afecta al empleo», entiende Francisco Javier Peinado, secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex).
En concreto, la media de bajas mensuales por enfermedades comunes en 2013 fue de 3.096, mientras que en los primeros ocho meses del presente año ese número se sitúa en 4.929. Un aumento del 59% en Extremadura.
El motivo que primero citan los expertos en el mercado laboral es el propio aumento de trabajadores en estos años. A más personas dadas de alta, es lógico que haya más incapacidades temporales, subrayan.
Sin embargo, también se observa un incremento en la proporción de esas bajas. Al cierre de 2018, afectaban a 3,6 de cada mil trabajadores, en el caso de los accidentes o las enfermedades profesionales, y a 12,7 por millar de asalariados, en referencia a las comunes. Esos ratios son en la actualidad un 24 y un 26%, respectivamente, más elevados que hace cinco años.
La mejora de las condiciones laborales es, por tanto, una forma de luchar contra las horas perdidas. «Cuando la mano de obra está más especializada, consolidada y formada es más difícil que sufra accidentes laborales», admite Peinado.
La temporalidad del empleo en Extremadura complica esas tareas de formación, según los sindicatos. Pese a que desde las mutuas observan una reducción de los accidentes graves, muy graves y mortales.
Las personas que se cogían bajas ya no recibían el 100% de su sueldo.Esa merma económica provocó que las bajas descendieran. «A partir de 2014 se volvieron a complementar determinados procesos hasta el 100%, lo que ha repercutido en un importante incremento de las incapacidades temporales por enfermedades comunes», certifica el director regional de Fremap, que añade que los accidentes de trabajo apenas se notan en este sector y si lo hacen se debe, sobre todo, a los trabajadores temporales que contratan los ayuntamientos.
La gripe es, en la actualidad, la principal causa de las incapacidades temporales, pero no es la única. «Lo más habitual son los procesos traumatológicos, los trastornos musculo-esqueléticos y las conocidas como 'algias', que son dolores inespecíficos», apunta Cordero, que también cita que cada vez se detectan más bajas por enfermedades mentales, como la depresión o la ansiedad. «Y van a ir a más», pronostica.
En lo que respecta a la incidencia de estas bajas, Extremadura se desmarca de la media nacional. En 2019, el INSS certifica que afectan a 14,76 de cada mil trabajadores, una ratio alejada de los casi 30 empleados por millar que se registra como media en el conjunto del país.
Por el contrario, las incapacidades temporales en la comunidad se prolongan durante casi el doble de tiempo. Es decir, menos empleados se dan de baja en Extremadura, pero los que lo hacen tardan mucho más tiempo en incorporarse a su puesto de trabajo. «La duración media de una baja aquí es de 68,98 días, mientras que a nivel nacional se queda en 37,73, según el INSS», expone el responsable de Fremap.
Puede resultar sorprendente, pero una de las causas de la gran desviación que hay en la región respecto a la media nacional es el envejecimiento de la población extremeña. La existencia de trabajadores de edad avanzada en sectores duros supone que se produzcan bajas de larga duración. «En esta línea, tenemos un porcentaje muy superior a la media del país en los procesos que superan el año de duración», comenta Cordero, que reconoce que el coste que esto significa para las empresas es muy importante.
En concreto, el absentismo laboral supuso en España un coste de 5.400 millones de euros en 2018, según el informe de Adecco.
Uno de los métodos que aportan desde las mutuas para reducir esos periodos es agilizar los trámites de los procedimientos. El ejemplo que citan son las listas de espera. «Hay que trabajar para mejorar la gestión de los procesos de incapacidad temporal a fin de reducir las demoras en la realización de pruebas diagnósticas, tratamientos y consultas; en este sentido estamos mejorando la coordinación entre el INSS, SES y las mutuas», explica Cordero.
Por su parte, la secretaria de Salud Laboral de UGT indica: «Estamos en contra de esas actuaciones, que tienen una influencia negativa en el resto de trabajadores».
Demostrar que una persona finge una enfermedad es muy difícil. «En las 'algias' y las enfermedades mentales es casi imposible, desde el punto de vista médico, detectar simulaciones», detalla Cordero, que apostilla que no se puede obviar «que cuando hay una baja laboral es porque la ha emitido un médico, que certifica que ese trabajador está en una situación que le impide hacer su trabajo».
En este sentido, el dirigente de la patrona extremeña ve con buenos ojos la mencionada sentencia del Tribunal Constitucional, porque «trata de desincentivar a aquellas personas que se quieren aprovecharse de su derecho», aunque rebaja su nivel de aplicación:«Es difícil que se de la casuística para poder encuadrar a un trabajador en el artículo 52, el número de despidos será mínimo», concluye Peinado.
Las cuentas para los sindicatos están claras, si un trabajador falta nueve días en dos meses puede perder su empleo. Es cierto, pero también se debe tener en cuenta que hay alguna puntualización más y que se contemplan múltiples excepciones.
Para empezar, es necesario que los empleados acumulen un 5% de faltas al trabajo en los doce meses anteriores. Si eso no se produce, para que el empresario se acoja a esa figura, el porcentaje de bajas tiene que subir al 25% durante cuatro meses alternos en un plazo de doce.
Pero también existen determinadas bajas que no computan para alcanzar esos porcentajes. Quedan fuera todas las que sean superiores a 20 días, por lo que la medida solo se refiere a las enfermedades leves, como puede ser un catarro, una tortícolis o un golpe que imposibiliten, a juicio del médico que firma la baja, al trabajador para hacer su trabajo con normalidad y sin riesgo para su salud.
De las ausencias laborales en días puntuales tampoco sumarán las que se refieran a tratamientos de cáncer o de otras enfermedades graves, aunque el texto legal no especifica qué se entiende por enfermedad grave.
Dentro de las incapacidades temporales, se exceptúan del 20% o del 25%, según el caso, las enfermedades relacionadas con el embarazo, el parto y la lactancia, así como aquellas cuestiones que puedan suponer un riesgo durante el embarazo o la lactancia; las causadas por violencia de género, ya sean físicas o psicológicas, y las bajas por maternidad o paternidad.
Por último, tampoco computan las ausencias después de un accidente laboral ni las que se produzcan en caso de huelga.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - La meta de enfriar el planeta, cada vez más lejos,.
Las
emisiones de CO2 generadas en 2019 por los combustibles fósiles
alcanzarán un 0,6% más que en 2018, cuando ya habían aumentado un 2,1%
con respecto al periodo anterior. Es decir, la generación de gases de
efecto invernadero siguen sin control, a pesar de las resoluciones
aceptadas por la mayoría de los países. «Hay un incremento acusado desde
1850», resume Glen Peters, representante de Global Carbon Project, en
la COP25. Basado en los datos del Laboratorio de Investigación del
Sistema Terrestre de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica
de Estados Unidos, el 'Presupuesto global de carbono 2019' segmenta los
países y sectores más contaminantes. Por su contribución neta en
porcentajes, encabezan el 'ranking' de contaminantes China (28%),
Estados Unidos (15%), los 28 Estados miembros de la Unión Europea (9%) e
India (7%).
En la tercera jornada de la Cumbre del Clima (COP25) el protagonismo recayó en la necesidad de descarbonizar la economía mundial. En la presentación '¿Estamos preparados para sustituir el dióxido de carbono?', Thelma Krug, vicepresidenta del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), mostró dos escenarios probables para el año 2100. En el primero, hay unos 7.000 millones de personas, con una reducción en las desigualdades, una regulación efectiva del uso de la tierra, menos emisiones y menos consumo, incluyendo la producción de alimentos, y un comercio y estilo de vida amigables con el medio ambiente. En el otro escenario, la población casi se duplica hasta los 13.000 millones, tienen bajos ingresos y continúan las desigualdades, con un consumo intensivo y barreras al comercio y al cambio tecnológico.
El factor clave que separa al primer modelo del segundo ha sido la dependencia del combustible fósil, menor en el primero y mayor en el segundo, y por tanto el cumplimiento o no del freno al calentamiento global. «La recuperación del dióxido de carbono puede significar más o menos impactos sobre la tierra, la seguridad alimentaria, los recursos del agua, los ecosistemas y la biodiversidad», dice Krug.
Los generadores que más CO2 sueltan a la atmósfera son el carbón (40%), el petróleo (34%) y el gas natural (20% ). «En comparación con el año anterior, las emisiones del carbón aumentaron un 1,4%, mientras que las emisiones de petróleo y gas natural se incrementaron un 1,2% y un 5,4%, respectivamente», dice el informe de Global Carbon Project.
Un reclamo común de los actores independientes que intervienen en la COP25 es la necesidad de dotar de transparencia el mecanismo de control de emisiones. «La teoría detrás de los mercados de carbono es que los emisores de contaminación logran un descuento similar a la cantidad que reducen, y se supone que los ahorros generados se reinvierten en la acción climática», explica Brad Schallert, subdirector de Cooperación internacional sobre el Clima de WWF. «Se debe proporcionar una garantía tangible y cuantificable de que estos ahorros se reinvierten en la mitigación obligatoriamente».
La presentadora de Informativos Telecinco relata en su primera novela histórica, la vida de Eva Perón: “Es una historia increíble y apasionante que surge tras un viaje a Argentina que hice en vacaciones”. La periodista nos explica cómo vivió el proceso de creación de su libro: “Son muchos años de dedicación y muchísimo trabajo, aunque es muy satisfactorio”. Además, nos desvela que la primera persona a la que le pidió que leyera su libro fue su marido, el periodista Vicente Vallés: “Me dijo que era una novela histórica fantástica y que tenía tanta credibilidad que podría ser, también, un reportaje novelado”.
La decisión remueve todo el concepto del absentismo laboral en nuestro país, y abre la posibilidad de que un trabajador que combine en dos meses una gripe con una lumbalgia o un esguince termine en la cola del paro. El fallo del alto tribunal respalda el artículo 52 del Estatuto de los Trabajadores, que fue modificado en la reforma que aprobó el Gobierno Rajoy. «Eso supone que si alguien se tiene que ausentar nueve días en dos meses de su puesto de trabajo, aunque justifique esas ausencias, puede perder su empleo», apunta Alberto Franco, secretario de Salud Laboral de Comisiones Obreras (CC OO), que entiende que no puede haber una causa más justificada que una enfermedad.
En su defensa de la reforma laboral, que se hizo vía Real Decreto, el Ejecutivo nacional señaló que sería una herramienta muy útil para combatir el absentismo laboral. Hasta ahora, no parece que haya servido de mucho en este campo, aunque la sentencia aludida puede hacer cambiar las cosas de aquí en adelante mientras no se produzca la anunciada derogación de la reforma laboral.
«Se hace un uso fraudulento de las bajas y la gente debe saber que eso perjudica a todos»
FRANCISCO JAVIER PEINADO, CREEX
La
tasa de horas no trabajadas llegó a su punto más bajo en 2013, un año
después de que se aprobará el nuevo texto del Estatuto de los
Trabajadores y coincidiendo con la época más dura de la crisis
económica. A partir de ahí, comenzaron a crecer, y alcanzó en 2018 su
pico más alto a nivel nacional con un 5,3% de horas de trabajo perdidas,
superando incluso el anterior récord de 2009, según el informe de
absentismo laboral de Adecco. La causa más común del absentismo es la incapacidad temporal. Es decir, las bajas por enfermedad, que representan el 72% del total.
En el resto influyen la maternidad (que también forma parte a nivel formal del concepto de absentismo laboral) en un 12%, y los permisos, 7%. También se incluye en esta estadística la compensación por las horas extra, por ejemplo. «No todo lo que se entiende por absentismo debería ser considerado como tal», se lamenta el dirigente de CC OO.
«La precariedad de algunos sectores conlleva situaciones de incapacidad temporal»
María José Ladera, UGT
En Extremadura,
la tendencia es la misma que en el resto del país. El año pasado se
perdieron en la región 73,6 horas por trabajador, lo que supone el 4,7%
de la jornada laboral. Pese a ser un volumen importante, está seis
décimas por debajo de la media nacional. «Es un lastre para el crecimiento económico y eso hace que se resientan las cuentas públicas, que se genere menos riqueza, que haya menos consumo interno y, por supuesto, afecta al empleo», entiende Francisco Javier Peinado, secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex).
Las incapacidades temporales en Extremadura afectan a 15 de cada 1.000
trabajadores, la mitad que la media nacional, pero con bajas más largas
El crecimiento del absentismo se puede
observar en el aumento de las bajas laborales que se registran en la
región. Pueden deberse a accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales o a enfermedades comunes. En 2007 iniciaron una caída
hasta llegar al año 2013 como punto de inflexión. Ahora llevan cinco
años al alza, seis si se tienen en cuenta los datos que maneja el
Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) hasta agosto de 2019.
«En el periodo 2007-2013 la gente tenía miedo a perder su puesto de
trabajo», apunta Miguel Ángel Cordero, director regional de Fremap, para
explicar el cambio de tendencia. «Su evolución va muy en sintonía con
la del PIB y la situación económica; hubo un descenso importante,
coincidiendo con la crisis económica, y desde entonces un repunte
bastante alarmante», añade.En concreto, la media de bajas mensuales por enfermedades comunes en 2013 fue de 3.096, mientras que en los primeros ocho meses del presente año ese número se sitúa en 4.929. Un aumento del 59% en Extremadura.
«Cada vez se producen más bajas por depresión o ansiedad, y van a ir a más»
Miguel Ángel Cordero, FREMAP
Menos han
crecido, pero también lo han hecho, los casos por accidentes laborales.
Estos han pasado de 775 al mes en 2013 a 1.107 hasta agosto de 2019. La
subida es del 42%.El motivo que primero citan los expertos en el mercado laboral es el propio aumento de trabajadores en estos años. A más personas dadas de alta, es lógico que haya más incapacidades temporales, subrayan.
Sin embargo, también se observa un incremento en la proporción de esas bajas. Al cierre de 2018, afectaban a 3,6 de cada mil trabajadores, en el caso de los accidentes o las enfermedades profesionales, y a 12,7 por millar de asalariados, en referencia a las comunes. Esos ratios son en la actualidad un 24 y un 26%, respectivamente, más elevados que hace cinco años.
Tejido empresarial
De esta forma, el aumento del absentismo debe responder a más causas que a la mayor de empleo. En este caso, la composición del tejido empresarial extremeño es un factor a tener en cuenta. Durante la crisis económica se destruyó mucho empleo en sectores como la construcción o los servicios, que son los que suelen tener una tasa de siniestralidad laboral más alta. Ahora, se está recuperando el empleo y también estos trabajos, que al tener un componente más físico son más proclives a las enfermedades comunes y a la baja laboral. «Un trabajador de la construcción tiene más posibilidades de sufrir algún tipo de enfermedad que alguien que trabaja en una oficina», remarca Peinado.
«No todo lo que se entiende como absentismo debería ser considerado como tal»
ALBERTO FRANCO, CCOO
El empleo que se está
creando no siempre es de calidad. En este punto, la temporalidad también
afecta negativamente al absentismo. «Hay muchos sectores precarizados,
como puede ser el comercio o la hostelería, lo que conlleva situaciones
de incapacidad temporal», señala José María Ladera, secretaria de Salud
Laboral de UGT, que pone el foco en los aspectos psicosociales que hacen
que las mujeres tengan mayores tasas de procesos de incapacidades
temporales. «Seguimos teniendo una mayor carga de trabajo en el hogar y
la conciliación parece solo cosa de mujeres», aporta Ladera.La mejora de las condiciones laborales es, por tanto, una forma de luchar contra las horas perdidas. «Cuando la mano de obra está más especializada, consolidada y formada es más difícil que sufra accidentes laborales», admite Peinado.
La temporalidad del empleo en Extremadura complica esas tareas de formación, según los sindicatos. Pese a que desde las mutuas observan una reducción de los accidentes graves, muy graves y mortales.
Sector público
Mención especial merece el sector público. Los funcionarios vieron recortados sus complementos salariales durante la crisis. «El gran recorte llegó en 2012 e hizo mucho daño a algunos bolsillos», indica Fátima Torres, representante de los empleados de Servicios Públicos de UGT.Las personas que se cogían bajas ya no recibían el 100% de su sueldo.Esa merma económica provocó que las bajas descendieran. «A partir de 2014 se volvieron a complementar determinados procesos hasta el 100%, lo que ha repercutido en un importante incremento de las incapacidades temporales por enfermedades comunes», certifica el director regional de Fremap, que añade que los accidentes de trabajo apenas se notan en este sector y si lo hacen se debe, sobre todo, a los trabajadores temporales que contratan los ayuntamientos.
La gripe es, en la actualidad, la principal causa de las incapacidades temporales, pero no es la única. «Lo más habitual son los procesos traumatológicos, los trastornos musculo-esqueléticos y las conocidas como 'algias', que son dolores inespecíficos», apunta Cordero, que también cita que cada vez se detectan más bajas por enfermedades mentales, como la depresión o la ansiedad. «Y van a ir a más», pronostica.
En lo que respecta a la incidencia de estas bajas, Extremadura se desmarca de la media nacional. En 2019, el INSS certifica que afectan a 14,76 de cada mil trabajadores, una ratio alejada de los casi 30 empleados por millar que se registra como media en el conjunto del país.
Por el contrario, las incapacidades temporales en la comunidad se prolongan durante casi el doble de tiempo. Es decir, menos empleados se dan de baja en Extremadura, pero los que lo hacen tardan mucho más tiempo en incorporarse a su puesto de trabajo. «La duración media de una baja aquí es de 68,98 días, mientras que a nivel nacional se queda en 37,73, según el INSS», expone el responsable de Fremap.
Puede resultar sorprendente, pero una de las causas de la gran desviación que hay en la región respecto a la media nacional es el envejecimiento de la población extremeña. La existencia de trabajadores de edad avanzada en sectores duros supone que se produzcan bajas de larga duración. «En esta línea, tenemos un porcentaje muy superior a la media del país en los procesos que superan el año de duración», comenta Cordero, que reconoce que el coste que esto significa para las empresas es muy importante.
En concreto, el absentismo laboral supuso en España un coste de 5.400 millones de euros en 2018, según el informe de Adecco.
Uno de los métodos que aportan desde las mutuas para reducir esos periodos es agilizar los trámites de los procedimientos. El ejemplo que citan son las listas de espera. «Hay que trabajar para mejorar la gestión de los procesos de incapacidad temporal a fin de reducir las demoras en la realización de pruebas diagnósticas, tratamientos y consultas; en este sentido estamos mejorando la coordinación entre el INSS, SES y las mutuas», explica Cordero.
Las causas más comunes de las bajas son la gripe, los dolores inespecíficosy los traumatismos
En Extremadura las bajas son más largas, 69 días frente a una duración media nacional de 38 jornadas
Más allá del intento por reducir la
siniestralidad, los empresarios también creen que se debe luchar contra
las malas prácticas por parte de algunos trabajadores. «Se está haciendo
un uso fraudulento de las bajas y se debe concienciar a la gente de que
no se puede convertir un derecho en un abuso», sostiene el secretario
general de la Creex. «No se puede dudar de que si una persona está
enferma tenga que faltar a su puesto de trabajo, pero los trabajadores
deben saber que retorcer ese derecho de manera torticera perjudica a
todos», añade Peinado Por su parte, la secretaria de Salud Laboral de UGT indica: «Estamos en contra de esas actuaciones, que tienen una influencia negativa en el resto de trabajadores».
Demostrar que una persona finge una enfermedad es muy difícil. «En las 'algias' y las enfermedades mentales es casi imposible, desde el punto de vista médico, detectar simulaciones», detalla Cordero, que apostilla que no se puede obviar «que cuando hay una baja laboral es porque la ha emitido un médico, que certifica que ese trabajador está en una situación que le impide hacer su trabajo».
En este sentido, el dirigente de la patrona extremeña ve con buenos ojos la mencionada sentencia del Tribunal Constitucional, porque «trata de desincentivar a aquellas personas que se quieren aprovecharse de su derecho», aunque rebaja su nivel de aplicación:«Es difícil que se de la casuística para poder encuadrar a un trabajador en el artículo 52, el número de despidos será mínimo», concluye Peinado.
Los sindicatos se movilizan para derogar el artículo de la discordia,.
El pasado miércoles los sindicatos UGT y CC OO salieron a la calle en toda España para exigir la derogación del artículo 52 del Estatuto de las trabajadores. Ese que en 2012 fue modificado por la reforma laboral del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Lo hicieron porque el Tribunal Constitucional avaló el despido de una trabajadora en base al apartado 'd' del citado artículo, que considera causa objetiva de despido un 20% de ausencias al puesto de trabajo durante dos meses consecutivos pese a que esas faltas estén justificadas.Las cuentas para los sindicatos están claras, si un trabajador falta nueve días en dos meses puede perder su empleo. Es cierto, pero también se debe tener en cuenta que hay alguna puntualización más y que se contemplan múltiples excepciones.
Para empezar, es necesario que los empleados acumulen un 5% de faltas al trabajo en los doce meses anteriores. Si eso no se produce, para que el empresario se acoja a esa figura, el porcentaje de bajas tiene que subir al 25% durante cuatro meses alternos en un plazo de doce.
Pero también existen determinadas bajas que no computan para alcanzar esos porcentajes. Quedan fuera todas las que sean superiores a 20 días, por lo que la medida solo se refiere a las enfermedades leves, como puede ser un catarro, una tortícolis o un golpe que imposibiliten, a juicio del médico que firma la baja, al trabajador para hacer su trabajo con normalidad y sin riesgo para su salud.
De las ausencias laborales en días puntuales tampoco sumarán las que se refieran a tratamientos de cáncer o de otras enfermedades graves, aunque el texto legal no especifica qué se entiende por enfermedad grave.
Dentro de las incapacidades temporales, se exceptúan del 20% o del 25%, según el caso, las enfermedades relacionadas con el embarazo, el parto y la lactancia, así como aquellas cuestiones que puedan suponer un riesgo durante el embarazo o la lactancia; las causadas por violencia de género, ya sean físicas o psicológicas, y las bajas por maternidad o paternidad.
Por último, tampoco computan las ausencias después de un accidente laboral ni las que se produzcan en caso de huelga.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - La meta de enfriar el planeta, cada vez más lejos,.
La meta de enfriar el planeta, cada vez más lejos,.
COP25
Las emisiones de CO2 aumentan cada año, mientras los científicos y activistas piden más transparencia sobre el control de carbono,.
En la tercera jornada de la Cumbre del Clima (COP25) el protagonismo recayó en la necesidad de descarbonizar la economía mundial. En la presentación '¿Estamos preparados para sustituir el dióxido de carbono?', Thelma Krug, vicepresidenta del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), mostró dos escenarios probables para el año 2100. En el primero, hay unos 7.000 millones de personas, con una reducción en las desigualdades, una regulación efectiva del uso de la tierra, menos emisiones y menos consumo, incluyendo la producción de alimentos, y un comercio y estilo de vida amigables con el medio ambiente. En el otro escenario, la población casi se duplica hasta los 13.000 millones, tienen bajos ingresos y continúan las desigualdades, con un consumo intensivo y barreras al comercio y al cambio tecnológico.
El factor clave que separa al primer modelo del segundo ha sido la dependencia del combustible fósil, menor en el primero y mayor en el segundo, y por tanto el cumplimiento o no del freno al calentamiento global. «La recuperación del dióxido de carbono puede significar más o menos impactos sobre la tierra, la seguridad alimentaria, los recursos del agua, los ecosistemas y la biodiversidad», dice Krug.
Los generadores que más CO2 sueltan a la atmósfera son el carbón (40%), el petróleo (34%) y el gas natural (20% ). «En comparación con el año anterior, las emisiones del carbón aumentaron un 1,4%, mientras que las emisiones de petróleo y gas natural se incrementaron un 1,2% y un 5,4%, respectivamente», dice el informe de Global Carbon Project.
Europa, en el buen camino
«Las emisiones mundiales de CO2 fósil han crecido a una tasa de 1,3% cada año entre 2009 y 2018», ratifica Peters. La noticia positiva es que frente a la subida de China e India, Europa aporta una disminución del 1,7% para 2019, gracias al decrecimiento del uso de carbón (un 10% menos, compensado por un aumento del petróleo y el gas natural). Pero no es suficiente.
«Es probable que la transición se demore cientos de años si no hay dinero para financiarla»
Ante la falta de eficiencia del sistema
actual de control de emisiones aceptado por los países en el Acuerdo de
París, surge la incertidumbre sobre la posibilidad de cumplir con el
objetivo marcado para 2050, de lograr una economía de cero emisiones.
«¿Es realista decir que se reducirá un 40% de las emisiones de CO2 para
2030? ¿Es realista tener otro modelo de economía para 2050? ¿Nos movemos
lo suficientemente rápido?», enumera Rym Ayadi, presidenta de la
Asociación Euromediterránea de Economistas y profesora en la Universidad
de Londres, durante su intervención en 'Gases de efecto invernadero en
la atmósfera. Recursos, sumideros e impacto climático'. «A la industria
yo no la veo tan rápida. Tampoco a la banca. Es probable que tarde
cientos de años, mientras no haya dinero para financiar esa transición.
Son los inversores los que podrían acelerar los plazos. Está claro, para
mí, que en 2030 no se logrará el objetivo. Necesitamos una regulación
creíble y un mecanismo institucional que regule las emisiones, vigile su
cumplimiento y controle ese mercado. No es sólo una cuestión de
acelerar la transición energética».Un reclamo común de los actores independientes que intervienen en la COP25 es la necesidad de dotar de transparencia el mecanismo de control de emisiones. «La teoría detrás de los mercados de carbono es que los emisores de contaminación logran un descuento similar a la cantidad que reducen, y se supone que los ahorros generados se reinvierten en la acción climática», explica Brad Schallert, subdirector de Cooperación internacional sobre el Clima de WWF. «Se debe proporcionar una garantía tangible y cuantificable de que estos ahorros se reinvierten en la mitigación obligatoriamente».
Un incremento de hasta 7,3 gradosen el año 2100
La activista Bindu Bhandari muestra un complejo modelo de predicciones interactivo que promedia que en el año 2100 la temperatura habrá aumentado 4,1 grados, con un máximo de 7,3, según los tipos de energía: carbón, petróleo, gas natural, bioenergía, nuclear, nuevas tecnologías y su impacto en la deforestación, agricultura, uso de la tierra y gases. A su lado, Claire Fyson, investigadora de Climate Analytics, dice exige más información para que la sociedad pueda controlar también el proceso de descarbonizar la economía. «Es difícil conocer los detalles del mercado de carbono, saber qué tan confiable es su contabilidad».
TITULO:'Volando voy -Jesús Calleja - Ángeles Blanco,.
Este domingo 8 de Diciembre , a las 21.30, Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto .
Ángeles Blanco,.
Ángeles Blanco se sienta en ‘El Dormitorio De’ y nos desvela que desde su infancia sentía pasión por el periodismo,.
Ángeles Blanco, periodista, escritora y presentadora nos relata, tras 26 años vinculados a los informativos, que supo desde siempre que quería dedicarse al periodismo: “Mientras mis amigas utilizaban la comba para saltar, yo la utilizaba para hacer entrevistas”. Una vocación que no tenía ningún precedente en su familia: “Mi padre hizo una pequeña colaboración en una radio, pero antes nadie de mi familia se había dedicado a la prensa”.La presentadora de Informativos Telecinco relata en su primera novela histórica, la vida de Eva Perón: “Es una historia increíble y apasionante que surge tras un viaje a Argentina que hice en vacaciones”. La periodista nos explica cómo vivió el proceso de creación de su libro: “Son muchos años de dedicación y muchísimo trabajo, aunque es muy satisfactorio”. Además, nos desvela que la primera persona a la que le pidió que leyera su libro fue su marido, el periodista Vicente Vallés: “Me dijo que era una novela histórica fantástica y que tenía tanta credibilidad que podría ser, también, un reportaje novelado”.
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