domingo, 10 de enero de 2021

Domingo -17- Enero - LIARLA PARDO - Roberto Leal ,./ ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Las 'Gambito de dama' valencianas ,. / Donde viajan dos - La España deshabitada se rebela ,. / Escala humana -El origen de la circulación marina y nuestro gusto por el bacalao,.- . ,. Miercoles -13- Enero. / LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - ¿Cómo conservar frutas y verduras?,.

 

 TITULO: Domingo -17- Enero   LIARLA PARDO  - Roberto Leal   ,.

El domingo -17- Enero  a las 18:00 por La Sexta, foto,.

 Roberto Leal,.

 Amenazó Agatha Ruiz de la Prada con abandonar 'El Desafío? Roberto Leal  responde: "Hubo momentos de tensión"

 

¿Amenazó Agatha Ruiz de la Prada con abandonar 'El Desafío? Roberto Leal responde: "Hubo momentos de tensión",.

Roberto Leal, atrapado en Barcelona por la borrasca Filomena, cuenta con humor su experiencia al no poder volver a Madrid por el temporal. 

 El Desafío' está a punto de llegar a Antena 3, un programa que llevará al límite a personalidades conocidas. Tan al límite llegarán que alguno, incluso, ha amenazado con abandonarlo por desavenencias con el jurado.

Así lo cuenta Roberto Leal a Cristina Pardo desde Barcelona, donde se encuentra retenido al no poder volver a Madrid debido a la borrasca Filomena.

Como afirma en el vídeo, en 'El Desafío" hay "momentos de tensión" que implican a Agatha Ruiz de la Prada y a otros concursantes, un programa en el que incluso el presentador se ha lesionado.

 

TITULO:  ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Las 'Gambito de dama' valencianas ,.

 

Las 'Gambito de dama' valencianas,.

Marta, Mireya, Adriana y Viviana emulan a la protagonista de la popular serie y reivindican la presencia femenina en este deporte. «Nos ha dado visibilidad», defienden las jugadoras más punteras de la región,.

Marta García, Mireya Represa, Adriana Palao y Viviana Galván./LP
 
Marta García, Mireya Represa, Adriana Palao y Viviana Galván.

La ficción, aunque para entretener, también sirve para visibilizar. Pero también para deparar sorpresas. La plataforma de contenidos audiovisuales Netflix ha visto cómo una de sus últimas series, 'Gambito de dama' (estrenada en octubre), donde desentraña la vida de la joven ajedrecista Elizabeth (Beth) Harmon, tomaba tal repercusión que este deporte volvía a estar de actualidad. Basada en la novela del mismo nombre de 1983 de Walter Tevis y protagonizada por la ya reconocida actriz Anya Taylor-Joy encumbraba el mundo del ajedrez, sus entresijos y la forma de vivir los torneos desde el punto de vista de una chica en los años 50. Dejando de lado los problemas con el alcohol de la protagonista y sus vicisitudes personales, la historia narra de manera fiel cómo se enfrentan las mujeres a un mundo en el que, hoy en 2020, siguen siendo minoría. Pero salvando las distancias que marcan que ya estamos en el siglo XXI, la Comunitat tiene a sus propias Beth Harmon, jóvenes que desde bien niñas amaron este deporte y que se han convertido en las jugadoras más punteras de la región.

Entre ellas se encuentra Marta García, que se trasladó a Valencia a estudiar Psicología y que, desde aquí, es la número uno de la Comunitat. Tiene apenas 20 años y comparte piso con Mireya Represa, otra de las ajedrecistas que, a sus 19 años, están llamadas a revolucionar este deporte. No son las únicas. Adriana Palao (19 años) y Viviana Galván (16 años) también son el fiel reflejo de que 'Gambito de dama' va más allá de la ficción.

«Es cierto que en el ajedrez faltan referentes, por ello la serie ha sido tan positiva. Ahora se interesan más por lo que haces, te preguntan y hay curiosidad», cuenta García. Con ella coincide Restrepa, que asegura que el personaje interpretado por Taylor-Joy «permite a las jugadoras de ajedrez sentirse muy identificadas». «Los torneos son muy realistas», afirma. Y va un paso más allá: «Ayuda a que desaparezcan esos prejuicios sobre las personas que practicamos este deporte ya que se nos considera muy inteligentes, algo antisociales».

El audiovisual «ha desmontado muchos tópicos sobre los que nos dedicamos a este deporte», aseguran

Una serie de tópicos que no sólo se desmontan sino que están despertando las ganas por acercarse a una disciplina que parecía en el olvido. «A mí la serie me ha devuelto las ganas de jugar», asegura Adriana Palao, natural de Perú, que se mudó a Valencia y que había aparcado su amor por el ajedrez. «Todos mis amigos se han interesado ahora por lo que hago», reitera y asevera: «La serie es fiel y muestra la atención que hay sobre una ajedrecista». Pero le saca algún defecto: «No hay errores pero no ha ahondado en las partidas».

Con apenas 16 años, la joven Viviana Galván también se ve representada en el personaje principal de 'Gambito de dama'. Con un impresionante talento, la Federación de Ajedrez le ha puesto un entrenador para que siga desarrollando una meteórica carrera. Pese a su corta edad, coincide con sus compañeras en que no hay «referentes femeninos en este deporte». «Me parece muy interesante lo que la serie ha representado, también porque ha mostrado partidas que se han llevado a cabo en la vida real y ha sido positivo por la forma en la que se ve la figura femenina dentro de este deporte», defiende.

Nombres de mujeres

«Aunque no te guste el ajedrez, conoces a jugadores como Carlsen o Kasparov, pero no suenan nombres de mujeres», señala Represa. Ella, natural de Galicia, se trasladó a la capital del Turia a estudiar Bioquímica. Comparte piso con Marta García y ambas entrenan juntas. Además, comparten el hecho de que, en sus inicios y siendo apenas unas niñas, eran de las pocas féminas que participan en los campeonatos. «Pero no hay muchas diferencias con los chicos, aunque es verdad que somos muchas menos». En torno a un 10% de las federadas en la Comunitat. Es el dato que aporta el presidente de la Federación de Ajedrez de la Comunitat Valenciana, Néstor Echeverría, quien cuenta que en la institución hay registradas 2.400 licencias. «Ahora ha habido un 'shock' de visibilidad gracias a 'Gambito de dama'. Ha llegado a ciertos lugares a los que antes no se conocía o no interesaba el ajedrez. Incluso, hay quien sostiene que se va a convertir en un fenómeno, que van a crecer el número de federados y que habrá más licencias para jugar. Eso lo veremos en febrero porque en enero es cuando comienza la temporada», cuenta Echeverría.

Sin embargo, este deporte no ha sido ajeno a la pandemia. Se han realizado menos torneos y con aforos reducidos. «La incertidumbre amenaza cualquier tipo de actividad y el ajedrez no se ha quedado atrás», narra Echeverría. Pese a la influencia de la serie, «hay que esperar a ver en qué se traduce», afirma el presidente de la Federación, quien sostiene que «la difusión y promoción que nos ha dado ha sido fantástica».

Apenas un 10% de los 2.400 ajedrecistas de la Comunitat son mujeres, según los datos #de la Federación

No obstante, si para algo ha servido 'Gambito de dama' es para ratificar que no es sencillo dedicarse a esta disciplina. «Hay días que entreno muchas horas y otros que ninguna. Pero no hay diferencias con los chicos salvo una, que nosotras tenemos más presión pero porque somos menos», destaca Marta García, quien tiene un profesor particular con el que trabaja un par de veces por semana. Para ella, la vida de Beth Harmon se asemeja a sus inicios en el ajedrez. «Te sentías un poco observada, si eras la única niña de un torneo, pues ibas con tu madre, con la que compartías hotel», cuenta.

Todas se iniciaron en este mundo con muy pocos años. Siendo apenas unas niñas veían jugar a sus padres o hermanos y empezaron a amar un deporte que, además, siempre va aparejado a los distintos clubrs que se encuentran en la ciudad. Pero, además, al hecho de ser chicas también hay que sumar que el ajedrez «es un deporte algo envejecido, de tercera y cuarta edad», dice Echeverría.

El éxito de esta miniserie, que han visto más de 62 millones de usuarios en todo el planeta, ha puesto sobre el tablero que aunque se presupongan diferencias, el ajedrez no entiende de género. Poco a poco, ellas se han reivindicado como jugadoras de primer nivel y su nombre está llamado a ocupar los números uno del palmarés. Como Beth Harmon, Marta, Mireya, Adriana, Viviana y muchas otras aún tienen mucho por pelear. Ya se sabe que «en el ajedrez, como en la vida, la mejor jugada es siempre la que se realiza».

Marta García
20 años, Barcelona

«Muestra cómo es ser la única chica en los torneos»

Marta García
Marta García

García es la mejor jugadora que hay en la actualidad en la Comunitat. Pese a ser de Barcelona, es aquí donde estudia y compite en el mundo del ajedrez. Para ella, «la serie muestra ese sentimiento que vives al ser la única chica jugando», relata. Empezó a los 11 años y, confiesa, la parte más dura es la de «no tener en quien fijarte». En la actualidad, estudia Psicología, una carrera que compagina con el deporte.

Palmarés: Número 3 de España. Es segundo tablero de la selección española femenina.

Mireya Represa
19 años, Galicia

«Hay ayudas para que las chicas jueguen»

Mireya Represa.
Mireya Represa.

Mireya Represa estudia bioquímica y, asegura, en la actualidad hay una gran generación de promesas del ajedrez. Tiene un entrenador y, cuenta, «hay ayudas para que las chicas jueguen». «Al ser menos, se promueve más», dice. Asegura que, tras la serie, «existe gente que me ha hablado de ajedrez y antes ni siquiera le interesaba».

Palmarés: Cinco campeonatos de España por edades entre 2010 y 2018.

Adriana Palao
19 años, Perú

«Gracias a la serie he retomado las partidas»

Adriana Palao.
Adriana Palao.

Nacida en Perú, Palao estudia Comunicación Audiovisual en Valencia, donde vive. Siendo muy niña, ya iba a los campeonatos panamericanos de ajedrez. A los diez años, lo cambió por la gimnasia artística pero a los 16 años volvió a apostar por el tablero. Ahora, lo ha retomado con más fuerza. «Gracias a la serie he vuelto a jugar porque últimamente lo había dejado bastante de lado», cuenta.

Palmarés: 2º lugar en el Panamericano Sub 2000 en 2018.

Viviana Galván
16 años, Valencia

«Hay muchos estereotipos en torno al ajedrez»

Viviana Galván.
Viviana Galván.

Viviana Galván habla con LAS PROVINCIAS recién llegada de un torneo. Comenzó a interesarse por el tablero y las fichas de ajedrez siendo apenas un bebé. «A los cuatro años ya me llevaron a mi primer campeonato», cuenta una joven que, afirma, «hay muchos estereotipos en torno a este deporte». Galván recibió el año pasado el Premio al Mérito Deportivo de Valencia en la categoría juvenil.

Palmarés: Cuatro veces campeona de España. Segunda del Mundo Sub 12 en 2015 y 2016.

 

TITULO:   Donde viajan dos -  La España deshabitada se rebela ,. 


La España deshabitada se rebela,.

Los padres de Manuel Campo Vidal a punto estuvieron de emigrar a Australia. El periodista escribe un libro esperanzado sobre el éxodo del campo a la ciudad, fotos,.

La localidad abulense de Marlín, con unos 30 habitantes, es un ejemplo de la España vacía./EFE
 
La localidad abulense de Marlín, con unos 30 habitantes, es un ejemplo de la España vacía.

La historia que cuenta este libro empieza en Camporrells (Huesca), donde los abuelos de Manuel Campo Vidal tenían una fábrica de harinas sumida en la decadencia. Primero se marchó su padre, todo un drama porque era un signo que anunciaba el cierre de la factoría. Más tarde lo hicieron sus tíos, que se instalaron como transportistas en Lleida. Antes ya había emigrado su tío Luis, que marchó de aquellas tierras para hacerse con el título de perito eléctrico. La desbandada de aquel pueblo con médico, cura y secretario ilustra el éxodo del campo a la ciudad, un desplazamiento que empezó a mediados del siglo XIX y aún sigue. «La España urbana debe darse cuenta de que necesita a la España rural. Si en 2019 se produjo la revuelta de la España vaciada y la elección de un diputado y dos senadores de Teruel Existe, 2021 ha de ser el año en que se concreten todas las expectativas», aduce el periodista aragonés.

Manuel Campo Vidal relata esta diáspora que ha convertido el interior de España -excluida la provincia de Madrid-, en parajes de ausencia y olvido. En 'La España despoblada: Crónicas de emigración, abandono y esperanza', Campo Vidal aboga por anclar a la población al medio rural mediante el acceso al agua y la banda ancha, así como el asentamiento de jóvenes y mujeres en los pueblos. «Las mujeres contribuyen a fijar población en un territorio rural que está muy masculinizado», alega el autor.

Campo Vidal tuvo suerte. Su familia estudió afincarse en Zaragoza e incluso dar el salto a Australia. Sí, casi en las antípodas. Porque en 1958 hubo una operación, denominada 'Canguro', que pretendía repoblar el país con una hornada de católicos españoles e italianos, con la esperanza de contrarrestar la influencia de la Iglesia anglicana. Hasta los pueblos más escondidos de Galicia llegó la noticia, propagada por los curas de que se buscaba savia nueva. Para fortuna del escritor e informador, al final su familia se estableció en Cornellà de Llobregat, a seis kilómetros de Barcelona, lo que a la postre facilitó mucho la adaptación. En Camporrells se habla un catalán occidental, muy parecido al de Lleida, que fue muy útil a su padre para poder vender electrodomésticos y componentes electrónicos cuando visitaba fábricas y tiendas de Cataluña.

Hay un dato concluyente que habla bien a las claras del desierto demográfico en que se ha transformado el solar nacional: en el 85% del territorio español vive solo el 20% de la población. Pero es que además, de las 50 capitales de provincia existentes en España, 27 siguen perdiendo población. «Es preciso contener la hemorragia creando puestos de trabajo. Hay que crear oportunidades y descentralizar determinadas actividades que están muy aglomeradas en las grandes urbes como Madrid y Barcelona, las dos grandes aspiradoras de población».

Manuel Campo Vidal hizo dos mudanzas: de Caporrells (Huesca) a Cornellà de Llobregat y de Barcelona a Madrid.
 
Manuel Campo Vidal hizo dos mudanzas: de Caporrells (Huesca) a Cornellà de Llobregat y de Barcelona a Madrid.

Como ha demostrado la pandemia, ese inmenso territorio despoblado es crucial para abastecer de alimentos y recursos naturales a los enclaves donde se asientan las grandes concentraciones urbanas. Si no hubiera sido por esa vasta extensión cada vez más desierta, las alacenas de los supermercados habrían estado vacías. La España vacía es, pues, el contrafuerte que sostiene la seguridad alimentaria y medioambiental de la otra España más populosa.

Sangría demográfica

Campo Vidal sazona con los testimonios y anécdotas un ensayo que dimensiona el estado de la sangría demográfica. Más de la mitad de los 8.131 municipios de España tienen menos de 100 vecinos. En tres provincias -Lugo, Ourense y Zamora-, hay más habitantes mayores de 75 años que menores de 25. Estos datos configuran la Laponia española, esos horizontes que, tórridos y lejos del Ártico, tienen una densidad de población de ocho habitantes por kilómetro cuadrado, la misma que los parajes helados del norte de Europa.

En realidad España comenzó a vaciarse de manera ostensible ya a mediados del siglo XIX. Era un país que venía del latifundio agrario, con resistencias a su industrialización, salvo en Cataluña, País Vasco y enclaves dispersos, como Málaga. El fracaso inicial de la revolución industrial conllevó medio siglo de retraso.

El excedente de población arrojó a millones de españoles a Cuba, Puerto Rico o Argentina, pero también a otros destinos más extraños. Pastores vascos se fueron a Idaho y Nevada, mineros cántabros buscaron trabajo en las canteras de granito y mármol de Maine y Vermont (EE UU), y hasta extremeños y andaluces fueron a parar a Hawái para recolectar la caña de azúcar. Al terminar la Guerra Civil, la tierra de promisión fue México, adonde llegaron 27.000 españoles que huían de la represión franquista y a los que dio acogida el general Lázaro Cárdenas.

Ni España vacía ni vaciada. Campo Vidal prefiere el adjetivo más humano de «despoblada». Según el periodista, en la despoblación interior concurren dos factores que agravan el problema: España es el país más envejecido del mundo, después de Japón, y uno de los que jubila antes a su fuerza laboral.

 

TITULO : Escala humana - El origen de la circulación marina y nuestro gusto por el bacalao  , Miercoles  -13- Enero,.
 

El Miercoles  -13- Enero  a las 21:00 por La 2, fotos,.

 El origen de la circulación marina y nuestro gusto por el bacalao,.

 

El Océano Atlántico sigue creciendo físicamente, pero los humanos estamos sobreexplotando sus ricas pesquerías. La especie más famosa -el bacalao del Atlántico Norte- se ha convertido en un ejemplo de libro de sobrepesca perjudicial,.

El origen de la circulación marina y nuestro gusto por el bacalao
SUZANNE OCONNELL Professor of Earth and Environmental Sciences, Wesleyan UniversityPASCAL LE FLOC'H Maître de conférences, économiste, laboratoire Amure (UBO, Ifremer, CNRS), .

¿Se cerró el Atlántico y luego volvió a abrirse? Se trata de una pregunta que el geofísico canadiense J. Tuzo Wilson planteó en un artículo en 1966.

¿Y la respuesta? Que sí, que este proceso se llevó a cabo durante millones de años, y que fue la fragmentación del supercontinente Pangea, que comenzó hace 180 millones de años, la que marcó el inicio de la creación de la cuenca del océano Atlántico tal y como hoy la conocemos.

La superficie de la Tierra está formada por placas tectónicas en constante intersección. Durante gran parte de la historia de nuestro planeta, estas placas han estado chocando entre ellas (lo que ha generado montañas y volcanes) y separándose (lo que ha dado lugar a los océanos).

Cuando la Pangea existía habría sido posible ir andando desde los actuales emplazamientos de Connecticut o Georgia, en Estados Unidos, al Marruecos moderno, en África. Los geólogos no saben qué es lo que hizo que los continentes se separaran, pero sabemos que cuando esto ocurrió los continentes se contrajeron y desmenuzaron, y que el magma se coló entre las cortezas continentales.

Las partes más antiguas de la corteza oceánica del Atlántico, que en el periodo de la Pangea estaban unidas, se encuentran en Norteamérica y África. Esto demuestra que estos dos continentes se separaron hace unos 180 millones de años, formando la cuenca del océano Atlántico Norte. África y Sudamérica, por su parte, se separaron unos 40 o 50 millones de años después, lo que dio lugar a la cuenca del océano Atlántico Sur.

Las erupciones de magma ascendieron desde el lecho del océano de la dorsal mesoatlántica, lo que generó nueva corteza oceánica sobre la cual las placas tectónicas se siguen separando. Ciertas zonas de esta corteza oceánica son más jóvenes que usted y que yo, y a día de hoy se sigue creando nueva corteza. El Atlántico sigue creciendo.

Este mapa muestra cómo la corteza oceánica se eleva sobre las grietas que hay entre las placas tectónicas y se expande hacia afuera. En el caso del Atlántico, la corteza oceánica color azul claro empezó a formarse hace 180 millones de años, cuando Norteamérica y África se separaron. La corteza verde se formó entre 128 y 84 millones de años atrás, cuando África y Sudamérica, de igual modo, se separaron. La corteza color rojo oscuro es la más reciente, ya que se formó hace entre uno y diez millones de años.
Este mapa muestra cómo la corteza oceánica se eleva sobre las grietas que hay entre las placas tectónicas y se expande hacia afuera. En el caso del Atlántico, la corteza oceánica color azul claro empezó a formarse hace 180 millones de años, cuando Norteamérica y África se separaron. La corteza verde se formó entre 128 y 84 millones de años atrás, cuando África y Sudamérica, de igual modo, se separaron. La corteza color rojo oscuro es la más reciente, ya que se formó hace entre uno y diez millones de años. / NOAA NGDC

Vientos y corrientes

Una vez que la cuenca oceánica estuvo formada tras la separación de la Pangea, el espacio fue ocupado por agua procedente de las precipitaciones y de los ríos, y los vientos comenzaron a agitar la superficie de las aguas.

Debido a la rotación planetaria y a que la temperatura en el conjunto de la superficie terrestre es desigual, estos vientos soplan en distintas direcciones. La tierra registra temperaturas más elevadas en el ecuador que cerca de los polos, lo que hace que el aire se mueva. En el ecuador, el calor provoca que el aire húmedo se caliente, se expanda y se eleve. Y en las zonas polares, el aire, frío, seco y más pesado, desciende.

Este movimiento crea «células» de aire ascendente y descendente que determinan los patrones globales del viento. Y la rotación terráquea, por otro lado, hace que las diferentes partes del globo se muevan a distintas velocidades. En un polo, por ejemplo, una molécula de aire se limitaría a girar sobre sí misma, mientras que una partícula de aire en Quito, la capital de Ecuador, podría desplazarse hasta 12 742 kilómetros en un solo día.

Estas diferencias de movimiento hacen que las células de aire se separen. Por ejemplo, en la Célula Hadley, el aire tropical, que se encuentra sobre el ecuador, se enfría en las capas superiores de la atmósfera y desciende a 30 grados de latitud norte y sur (a grandes rasgos, cerca de los extremos septentrional y meridional del continente africano). La rotación de la Tierra hace girar este aire descendente, lo que genera vientos alisios que fluyen en dirección este-oeste por todo el Atlántico para acabar volviendo al ecuador. En latitudes más altas del Atlántico norte y el Atlántico sur, estas mismas fuerzas crean células de latitud media que generan vientos que soplan en dirección oeste-este.

Circulación atmosférica de la Tierra donde se muestra la célula Hadley, las células polares y las de latitud media, y también los patrones de viento que éstas producen.
Circulación atmosférica de la Tierra donde se muestra la célula Hadley, las células polares y las de latitud media, y también los patrones de viento que éstas producen. / NASA/Wikimedia

El aire fluye sobre la superficie de los océanos, lo que genera movimiento en el agua. Esto produce un sistema de circulación de giros oceánicos o corrientes circulantes, que en el Atlántico norte se mueven en la dirección de las agujas del reloj y en el Atlántico sur al contrario. Estos giros forman parte de una especie de cinta transportadora que, a escala global, desplaza y distribuye el calor y los nutrientes a lo largo de los diferentes océanos del mundo.

La corriente del Golfo, que corre paralela a la Costa Este de Estados Unidos antes de tomar dirección este a través del Atlántico norte, forma parte del giro oceánico del Atlántico norte. Dado que la corriente desplaza agua caliente hacia el norte, es fácil distinguirla coloreada en las imágenes de satélite de infrarrojos. Como los ríos, esta corriente también serpentea.

Masas de agua en movimiento

Estas corrientes de aire sobre la superficie de los océanos son importantes por muchas razones, entre las que se incluye su influencia en la navegación humana. Sin embargo, solo afectan al 10 % del volumen de agua del Atlántico. La mayoría del agua del océano se rige por un sistema diferente, la circulación termohalina, que depende de la temperatura (termo) y la presencia de sal (halina).

Como muchos otros procesos que afectan a los océanos, la salinidad depende del tiempo atmosférico y del grado de circulación. Por ejemplo, los vientos alisios transportan aire húmedo desde el Atlántico a través de América Central y hasta el Pacífico, lo que hace que la salinidad se concentre en las aguas del Atlántico. Como consecuencia de ello, el agua de este océano es ligeramente más salada que la del Pacífico.

Esta salinidad extra hace que el Atlántico sea el motor de la circulación oceánica global. Dado que las corrientes desplazan las aguas de superficie en dirección al polo, el agua se enfría y se hace más densa. Y esto hace que, al final, cuando alcanzan una latitud alta, este agua fría y salada inunde el lecho oceánico. Desde allí va fluyendo por el lecho marino y luego en dirección al polo opuesto, lo que genera corrientes basadas en la densidad del agua como la Masa de Agua Profunda del Atlántico Norte o el Agua del Fondo Antártico.

La circulación termohalina global depende fundamentalmente de la formación y el descenso de masas de agua a gran profundidad. Estas desplazan el calor desde el ecuador hacia los polos.
La circulación termohalina global depende fundamentalmente de la formación y el descenso de masas de agua a gran profundidad. Estas desplazan el calor desde el ecuador hacia los polos. / Hugo Ahlenius, UNEP/GRID-Arendal, CC BY-ND

Al moverse, estas corrientes profundas arrastran a los organismos de superficie que han muerto y han descendido hasta el lecho marino. Con el tiempo, estos organismos se descomponen y al hacerlo dotan al agua de nutrientes esenciales.

En algunos lugares, estas aguas ricas en nutrientes vuelven a subir a la superficie en un proceso denominado surgencia. Cuando dichas aguas ascienden a la parte del océano a la que llega la luz del sol, a 200 metros de la superficie, unos pequeños organismos denominados fitoplancton se alimentan de sus nutrientes. Y a cambio, el fitoplancton se convierte en alimento para el zooplancton y para organismos más grandes situados más arriba en la cadena alimenticia. Algunos de los caladeros más ricos del Atlántico, como los Grandes Bancos situados al sureste de Terranova (Canadá), o los caladeros de las Islas Malvinas, en el Atlántico Sur, son áreas de surgencia.

Hay muchos aspectos del Atlántico que aún nos son desconocidos, sobre todo los que afectan al cambio climático. ¿La subida de los niveles de dióxido de carbono y el consecuente aumento de la acidez de los océanos afectarán a las cadenas tróficas marinas? ¿Cuál será el impacto del aumento de la temperatura de los océanos en la circulación de las corrientes y en la intensidad de los huracanes? Lo que sabemos a día de hoy es que los vientos, las corrientes y la vida marina del Atlántico son elementos que están íntimamente interconectados, y, por tanto, el hecho de alterar cualquiera de ellos podría tener efectos de gran alcance.

Pesca del bacalao en el Atlántico

Pero ahora volvamos a la superficie y dirijamos nuestra mirada a los primeros barcos que se dedicaron a la pesca del bacalao en las costas canadienses. Estas embarcaciones pioneras abrieron el camino para la explotación de los ricos recursos pesqueros del Atlántico (particularmente del bacalao). Numerosas comunidades sacaron un gran provecho de estos recursos durante siglos, hasta que se hizo imposible ignorar el peligro de la sobreexplotación.

Cuando se habla de la historia de la pesca en el océano Atlántico, habitualmente se sitúa su origen en el descubrimiento de los ricos caladeros de bacalao en las aguas de Terranova por parte del navegante y explorador italiano John Cabot, que dirigió una expedición inglesa a la zona en 1497. Entre los siglos XVI y XX la fiebre del bacalao se extendió por las flotas pesqueras europeas. Así, por ejemplo, entre 1960 y 1976, barcos españoles, portugueses y franceses realizaron el 40 % de las capturas en la zona. Sin embargo, en 1977, Canadá amplió sus aguas territoriales 200 millas, con lo que se hizo con el control de los caladeros de bacalao de Terranova, que suponían el 70 % de la producción de dicho pescado en el Atlántico noroccidental.

Durante cinco siglos, lo único que importó fue el volumen de las capturas, lo que dio lugar a innovaciones en el diseño y el equipamiento de los barcos pesqueros. La industria pesquera del bacalao alcanzó su cénit en Terranova e Islandia a finales del siglo XIX. Entre 1800 y 1900, Francia, la mayor potencia pesquera junto con Gran Bretaña, contó con más de 30 000 barcos.

A finales del siglo XIX los botes de remos fueron sustituidos por unas embarcaciones diseñadas en Norteamérica que poseían fondo plano y tenían capacidad para dos personas, lo que aumentó enormemente la producción. Sobre las condiciones de seguridad de esta nueva embarcación, hay una placa en el Museo de la Pesca de Normandía (Francia), dedicado a la historia de la pesca comercial de bacalao, en la que habla del riesgo de perder un hombre al caer por la borda: «Estaba asimilado como algo que formaba parte de la pesca del bacalao». Pero a comienzos del siglo XX los barcos de vapor empezaron a sustituir a estas embarcaciones.

Se produjo un aumento de la productividad que vino de la mano de nuevas técnicas implantadas durante las décadas de los 50 y 60, como por ejemplo la pesca de arrastre trasera (back-trawling) en lugar de la de tipo lateral, a lo que hubo que añadir la reducción del número de tripulantes.

El mayor volumen de capturas de bacalao (1,9 millones de toneladas) se produjo en 1968. Posteriormente, el volumen de capturas se fue reduciendo año a año, hasta quedar por debajo de la cifra del millón de toneladas en 1973. La cifra volvió a incrementarse en la década de los 80, después de que las flotas europeas fueran expulsadas de Terranova… aunque esta expulsión no duró demasiado. El 2 de julio de 1992 el Gobierno canadiense anunció una moratoria para la pesca de bacalao, lo que venía a confirmar que las poblaciones estaban al borde del colapso. De hecho, este colapso de los caladeros en la zona atlántica noroccidental se ha convertido en un ejemplo de manual de los riesgos de la sobreexplotación pesquera.

La gran captura

La producción de pescado en el Atlántico ha pasado de una cifra estimada de 9 millones de toneladas en 1950 a más de 23 millones anuales entre 1980 y 2000. En 2018, la cifra fue de 22 millones de toneladas. Estos volúmenes de producción se han mantenido estables desde 1970.

En el Atlántico norte, el merlán y el arenque son las principales especies por volumen de capturas. En el Atlántico central este lugar lo ocupan la sardina y las especies de sardinella, mientras que en el Atlántico sur las especies principales por volumen de capturas son la caballa y la merluza argentina.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha identificado seis zonas básicas de producción pesquera en el Atlántico (ver mapa inferior). En 1950 estas áreas suponían el 52 % de las capturas pesqueras mundiales, pero entre las décadas de los 60 y 80 esta proporción descendió a entre un 37 % y un 43 %. Desde 1990 solo un cuarto de la producción pesquera mundial proviene de flotas que faenan en el Atlántico.

En este momento cerca del 60 % de la producción pesquera mundial proviene de caladeros del Pacífico, mientras que un 15 % corresponde al océano Índico.

La FAO ha identificado seis áreas de explotación pesquera en el océano Atlántico
La FAO ha identificado seis áreas de explotación pesquera en el océano Atlántico / Le Floc'h (a partir de un mapa de la FAO de 2003), CC BY-NC-ND

Atlántico noreste (Área FAO 27). Incluye los caladeros explotados por las flotas europeas. Se trata del área con la producción más abundante de toda la zona atlántica con mucha diferencia, con un volumen total de capturas de 9,6 millones de toneladas en 2018. En este mismo año Noruega fue el país con mayor cantidad de capturas (2,5 millones), seguida por España (1,5 millones). También se trata del área con mayor diversidad, ya que cuenta con 450 especies con valor comercial

Atlántico noroeste (Área FAO 21). Abarca desde el litoral de Rhode Island y el golfo de Maine, en Estados Unidos, hasta las costas canadienses, incluyendo el golfo de San Lorenzo y las aguas de Terranova y Labrador. La pesca del bacalao ha sido hegemónica en estas aguas desde el siglo XVI. El mayor volumen de capturas se produjo en 1970, con más de cuatro millones de toneladas, pero posteriormente, a partir de los noventa, estas cifras fueron descendiendo como consecuencia de la moratoria de 1992. Desde el año 2000 este área noroccidental supone en torno al 10 % del total de volumen de capturas del Atlántico (1,7 millones de toneladas en 2018). La FAO reconoce hasta 220 especies comerciales en la zona.

Atlántico centro-oriental (Área FAO 34). Abarca desde la costa de Marruecos a la de Zaire. Entre las especies capturadas se incluyen la sardina, la anchoa y el arenque. En 2018 esta área supuso un cuarto del total de la producción pesquera de las seis áreas del Atlántico. Ese mismo año, los caladeros del África occidental registraron el segundo volumen más alto de capturas tras los del Atlántico noreste. Es distintivo de esta región su gran número de especies comerciales reconocidas por la FAO, con cerca de 300.

Atlántico centro-occidental (Área FAO 31). Abarca desde el sur de Estados Unidos al norte de Brasil, incluyendo el Caribe. Desde los años 70, el volumen de capturas se ha mantenido entre 1,3 y 1,8 millones de toneladas (entre el 5 % y el 10 % de todas las del Atlántico). Las especies más valoradas del mar Caribe son la gamba y la langosta.

Atlántico suroriental (Área FAO 47). Incluye las costas de Angola, Namibia y Sudáfrica. La producción superó los dos millones de toneladas en las décadas de los 70 y 80, con lo que suponía el 10 % de las capturas del Atlántico. Desde los 90 el volumen de capturas se ha mantenido estable en torno a 1,5 millones de toneladas. Se trata de la región pesquera con menos diversidad del Atlántico, con solo 160 especies comerciales reconocidas por la FAO. La caballa, la merluza y la anchoa suponen el 59 % de la producción total.

Atlántico suroccidental (Área FAO 41). Se extiende por el litoral de Brasil, Uruguay y Argentina, y hasta la década de los 80 fue la zona pesquera con menor volumen de capturas de todo el Atlántico, con solo el 5 % del total. Pero a partir de los 90 sus caladeros empezaron a registrar cifras de explotación de entre 1,8 y 2 millones de toneladas, entre el 8 % y el 10 % del total. Esto puede achacarse a la inversión realizada por el Estado argentino en los 80 para mejorar su flota pesquera. Hay un total de 225 especies comerciales reconocidas, y el 52 % de las capturas las concentran la merluza, el calamar y la gamba.

Capturas en el océano Atlántico según las zonas pesqueras de la FAO (1950-2018).
Capturas en el océano Atlántico según las zonas pesqueras de la FAO (1950-2018). / Le Floc'h, CC BY-NC-ND

Proteger todo el sistema

En un momento en el que las proyecciones científicas prevén que todos los recursos marinos se agotarán para 2048, es necesario cambiar el enfoque en lo relativo a la explotación de los caladeros. El objetivo debe ser evitar que se produzcan tragedias como la ocurrida con las poblaciones de bacalao en la región atlántica noroccidental.

En este contexto, la protección de los ecosistemas se ha convertido en una prioridad. El hecho de que tengamos un conocimiento cada vez mayor sobre el impacto de la pesca es resultado del buen trabajo llevado a cabo por investigadores en ecología y ciencias sociales desde los años 70. Estos investigadores situaron el concepto de resiliencia en el centro de sus estudios.

Este nuevo enfoque de gestión respetuoso con los ecosistemas está respaldado por las leyes en Europa y Canadá. En Estados Unidos existían leyes similares, y, aunque fueron revocadas por Donald Trump, es posible que vuelvan a ser aprobadas por el nuevo presidente, Joe Biden. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para afrontar el principal reto: implantar este modo de gestión en todos los caladeros del Atlántico.

 

TÍTULO: LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea  -¿Cómo conservar frutas y verduras?,.

LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - ¿Cómo conservar frutas y verduras?   ,.   . , fotos,.

 Este miércoles -13- Enero  a las 22.45, Antena 3,.

¿Cómo conservar frutas y verduras?,.

Los tomates, mejor sin nevera y si se guardan en frío, mejor sacarlos 24 horas antes de consumirlos. ¿Y las cebollas, las berenjenas, los pepinos?,.

¿Cómo conservar frutas y verduras?

Le habrán advertido alguna vez en la frutería que no deje los melocotones juntos en la bolsa, que están ya maduros y, si no, se pican en dos días. O que no meta los plátanos a la nevera porque no saben igual. De hecho, la fruta fría, salvo gustos excepcionales, no resulta agradable. Y le habrán aconsejado bien. Las frutas y las verduras, además de la base de nuestra dieta, son productos delicados (unos mucho más que otros), que exigen unas condiciones de temperatura y luz concretas para que no se arruinen. Nos orientan sobre su conservación Manuel Moñino, presidente del comité científico de la asociación para la promoción del consumo de frutas y hortalizas '5 al día', y Jan van der Blom, responsable del departamento de Agroecología de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía que, junto a Hortiespaña y Eucofel promueven Cute Solar, el plan de información y promoción sobre cultivos de invernadero.

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Frutas de hueso Albaricoque, melocotón, cerezas, nectarina...

No se recomienda mantenerlas a temperatura ambiente, ya que maduran muy rápido, especialmente cuando las piezas están juntas, pues son sensibles al etileno que desprenden, acelerando la maduración. Se conservan mejor en refrigeración, a una temperatura de entre 3 y 8 grados, pero en la zona menos fría de la nevera. Conviene consumirlas no más allá de un periodo de entre 6 y 10 días, vigilando día a día la fase de maduración en la que se encuentren.

Frutas tropicales y subtropicales Piña, plátano, kiwi, mango, aguacate...

Su sitio de conservación es un lugar fresco –de hasta 12 grados–, ya que son frutas sensibles al frío. Si están fuera de la nevera hay que vigilar la maduración porque lo hacen rápido por la sensibilidad al etileno que desprenden. Las piezas que estén cortadas y que no se vayan a comer al momento deben cubrirse con film o guardarse en un táper con tapa y rejilla inferior. El plazo para su consumo oscila entre los 5 y los 7 días.

Cítricos Limones, naranjas, mandarinas...

Toleran muy bien la temperatura ambiente, pues son frutas de invierno y de otoño. Su vida útil se alarga considerablemente en frío, pero hay que tener cuidado con los limones porque son muy sensibles a la baja temperatura.

Hortalizas de hoja Lechuga, acelgas, espinacas...

Nunca deben dejarse fuera porque se deshidratan con rapidez. El modo óptimo de conservación es enteras –sin cortar– y en bolsas perforadas o abiertas, para evitar el exceso de humedad. Consumir antes de que su color vire a amarillo. Las que vayan a comerse en crudo se pueden lavar, desinfectar y centrifugar para guardar luego en bolsa o en recipientes amplios y aireados.

Hortalizas de raíz Zanahorias, nabos, remolacha...

Toleran la temperatura ambiente unos días, pero debe vigilarse la turgencia de las piezas, pues se deshidratan rápidamente. Si se opta por conservarlas en nevera, mejor almacenarlas sin las hojas y en bolsas de papel o de plástico perforadas para evitar el exceso de humedad.

Hortalizas de bulbo Cebolla, puerros, ajos tiernos

Si son tiernos, sin frío se pierden. En el caso de los bulbos secos de cebollas y ajos, mantener a temperatura ambiente en lugar fresco y oscuro. No deben almacenarse junto a patatas, pues absorben la humedad y ambos productos se deteriorarían con mayor rapidez.

Hortalizas de fruto Berenjena, pepino, pimiento, tomate...

De este grupo, solo el tomate admite la temperatura ambiente, siempre que se guarde en un sitio fresco, aunque habría que vigilar estrechamente el estado de maduración, pues evoluciona rápidamente, especialmente en temporada. El frío de la nevera afecta al sabor del tomate, degradándolo y haciéndolo más insípido; también altera su textura, ya que rompe las membranas en el interior de sus paredes y lo pone harinoso. Si pese a todo optamos por conservarlos en el frigorífico, hay que sacarlos 24 horas antes de consumirlos. El resto de las hortalizas de este grupo deben guardarse en frío, en la zona más templada de la nevera. Son muy sensibles al etileno, por lo que debe evitarse almacenar con tropicales o frutas de hueso. Lo ideal es separar cada tipo de producto de hortaliza en bolsas de papel, para que ésta absorba la humedad y retrase la descomposición.

Frutas de pepita Peras, uvas, melón, sandía...

Las sandías, los melones y las granadas se pueden dejar fuera de la nevera siempre que la pieza está entera, pero una vez abierta deben conservarse en frío (entre 3 y 8 grados). Dentro de la nevera aguantan entre 10 y 15 días, aunque conviene evitar el exceso de humedad. Para ello, se pueden colocar las uvas, por ejemplo, sobre unas rejillas o sobre papel secante.

Bayas Fresas, arándanos, moras...

No se conservan bien a temperatura ambiente, por lo que deben guardarse en frío, en envases llanos que eviten la presión entre los frutos. Hay que evitar la humedad alta, por el riesgo de mohos. Consumir en un plazo de entre 3 y 7 días.

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