TITULO:
Viva la vida - Bea Fanjul confirma su relación con el torero Posada de Maravillas ,. - ,.SABADO -23- Enero,.
El sabado -23- Enero a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Bea Fanjul confirma su relación con el torero Posada de Maravillas,.
«Es verdad, no me tengo que esconder. Tengo 29 años, estoy soltera y no tengo por qué mentir si mañana igual me ven con él por la calle de la mano», señala la futura presidenta de Nuevas Generaciones del PP,.
«Nos estamos conociendo». Con estas palabras ha confirmado la diputada vasca Beatriz Fanjul que ha empezado una relación con Juan Luis Ambel Barranco, más conocido como Posada de Maravillas. «Es verdad, no me tengo que esconder. Tengo 29 años, estoy soltera y no tengo por qué mentir si mañana igual me ven con él por la calle de la mano», continúa la diputada del PP para confirmar que ha empezado una relación.
Bea Fanjul fue vista el pasado sábado buscando piso con el torero por el madrileño barrio de Las Letras, lo que ha hecho que algunos medios hablen de planes para compartir piso con su pareja, algo que ella ha querido desmentir. «No es verdad que nos vayamos a vivir juntos», ha señalado antes de explicar que el torero la acompañó a ver la casa como podía haberlo hecho una amiga.
Fanjul, natural de Bilbao (1991), tiene este fin de semana una cita muy importante para el futuro de su carrera política, ya que salvo sorpresa -sólo se ha presentado una única candidatura- será elegida presidenta de Nuevas Generaciones del Partido Popular, en sustitución de Diego Gago.
Por su parte, Posada de Maravillas, nació en Badajoz en 1994 y es conocido en el mundo del corazón por haber tenido una relación con Gloria Camila, la hija adoptiva del diestro José Ortega Cano y la cantante Rocío Jurado.
TITULO: VIVA LA VIDA - Marina Yers , DOMINGO -24- Enero.
El domingo -24- Enero a las 16:00 por Telecinco , foto.
Marina Yers,.
Marina Yers, la 'influencer' de los vídeos virales negacionistas: «Si no me quiero poner la mascarilla es problema mío»,.
La joven de 21 años ha incendiado las redes por sus polémicas declaraciones sobre el coronavirus: «Os han lavado la cabeza con esto de las mascarillas»,.
Las redes sociales se han llenado estos días de mensajes acerca de las declaraciones de la 'influencer' Marina Yers. La jóven de 21 años, conocida por sus publicaciones virales en Instagram, TikTok y otras plataformas, se expresaba con rotunidad sobre la pendemia del coronavirus: «Os han lavado la cabeza con esto de las mascarillas», decía a sus seguidores en Instagram.
«¿Qué problema tenéis? Si no me la quiero poner [la mascarilla] es problema mío» exclamaba, y añadía seguidamente: «Estoy en mi casa, en mi urbanización, con mi vecina, no me la pongo porque no me sale del 'chichinabo'».
«Que sí, que hay una pandemia mundial y todo lo que tú quieras, pero ¿qué te influye a ti que no me la ponga yo?« planteaba sobre el uso obligatorio de mascarilla en España.
Usuarios de las redes sociales, pero también periodistas y divulgadores científicos, han criticado duramente las declaraciones de la joven de nacionalidad ucraniana. Por otra parte, no es la primera vez que Marina Yers llama la atención de los internautas en la pandemia. Durante el periodo de desabastecimiento de material sanitario de los primeros meses de confinamiento, la 'influencer' sorprendió con un 'bikini' hecho de mascarillas.
Ante la respuesta tan negativa que han recibido sus polémicas 'historias' de Instagram, Marina Yers ha terminado por disculparse con sus seguidores. «Lo he hecho para ver cuántos de verdad respetan las reglas», se ha justificado la joven. Ha señalado que el mensaje que había difundido previamente es «muy peligroso» y que los influencers tienen una «función didáctica», y ha pedido perdón: «Lo siento por haber dado un mensaje tan irresponsable; lo siento por la broma, entre comillas, porque no es ninguna broma«.
«Dejémonos de bromas y de tonterías, y solamente os digo que respetéis las normas de seguridad«, ha declarado, refiriéndose a sus declaraciones negacionistas como una simple »provocación«.
TITULO: Ese programa del que usted me habla con - A don Agustín Vega Cortés,.
El martes -19- Enero por La 2 a las 21:30, foto,.
A don Agustín Vega Cortés,.
El
artículo de don Agustín Vega Cortés publicado el día 2 de enero, 'La
covid-19 y el compromiso deontológico', hacía una serie de
consideraciones que pueden manifestar el desespero por una situación que
nos desborda a todos. En él se hacen una serie de aseveraciones y
comentarios que pudieran ser motivo de injurias, de profunda injusticia, etc,.
TITULO: Toros para todos -El invierno torero de nunca acabar,.
Toros para todos - Canal Sur,.
De la mano de su director y presentador, Enrique Romero, Toros para todos llega cada temporada a las pantallas de Canal Sur Televisión y Andalucía,.
El invierno torero de nunca acabar,.
Román y Jesús Duque combaten la incertidumbre de la pandemia con toreo de salón y mucha fuerza mental,.
«Todo es muy incierto, lo único seguro es que el año pasado nos quedamos sin temporada y esta, ya veremos». Es Román desde su casa alcarreña de El Casar, y remacha: «Me da miedo, estoy asustado con lo que pueda venir». Cabe decir que lo que no consiguieron los toros en tantos albures por esas plazas de Dios lo ha conseguido, o casi, el maldito Covid-19, asustar a Román y ponerle sordina a su sempiterno optimismo. Y señala su actual mayor enemigo, la desmotivación, contra la que pelea duro: «Lo que más me ha costado es no perder la ilusión. Ahora, aunque está la cosa como está, como parece que hay más voluntad de dar toros, me encuentro mejor».
Tras su último percance, una cogida que le partió literalmente los riñones y le ha supuesto mes y medio de recuperación, ha vuelto a torear de salón, a entrenar y entrenar y entrenar. Asegura que lo plantea como si fuese a torear treinta corridas de toros. «Evidentemente no las tengo contratadas pero me lo he grabado en la cabeza y me preparo con ese objetivo». Treinta corridas, treinta, treinta se repite como si fuese la pócima milagrosa que le alimenta el espíritu. «Es que torear es lo único que me hace feliz», y en ese empeño anda.
Estos días está a punto de irse concentrado a Constantina, a la finca de Las Monjas, donde escapará del frío mesetario y se acercará a las ganaderías de bravo para preparar, como si no ocurriese nada, esa temporada soñada de las treinta, treinta, treinta corridas que inflaman su ánimo, no sea que llegue y le pille desprevenido. «El ganadero me ha invitado el tiempo que haga falta». Allí mismo sufrió el último percance grave de su carrera, un golpe brutal que le lastimó de gravedad los riñones mientras toreaba a puerta cerrada preparándose para una temporada que ya existía.
Jesús Duque, otro valenciano, compañero de promoción de Román, combate este invierno refugiado en su Requena natal con el paréntesis de un viaje a Méjico donde acudió por razones del corazón. «Mi novia es de allí y se volvió conmigo. Fue una semana que aproveché para hacer tentaderos en aquel país», y ahora reparte el tiempo entre el trabajo en una empresa familiar que se dedica a los hierros y el toreo de salón. El año pasado no tuvo ocasión de vestirse de luces, cuestión especialmente frustrante por cuanto estaba anunciado en Valencia, el día de San José nada menos, además de contar con la promesa de confirmar la alternativa en Madrid. «Era el año en que debía decidir mi futuro y estaba muy preparado además de muy ilusionado. Llegará el momento otra vez, en esta pandemia he aprendido a tener paciencia ante las situaciones que no puedes controlar».
Todo sucede en el invierno más invierno de todos los inviernos toreros. Sabido es que el invierno para los toreros es justo cuando deja de haber actividad y salen las canales, que en el castellano actual significa cuando llueve. En años ha, los diestros más afamados hacían las maletas y volaban a América donde las temporadas duraban meses y se cobraba en dólares, dólares contra pesetas, que suponían auténticas fortunas. Ahora van y vienen los fines de semana y los dólares no son tantos, ni los euros ni la fiscalidad es la misma de tal manera que las américas lo son menos. Antes y ahora en España había diestros que no viajaban a América y los inviernos se hacían largos y crudos. Este año no hay América para nadie y el invierno torero dura ya quince meses, y lo que amenaza.
Todo es consecuencia de la maldita pandemia con el consiguiente confinamiento inicial, y las restricciones que le siguieron, que convulsionó el mundo y logró que acabase la temporada sin que hubiese comenzado, al menos como se la conocía. Fue una cascada de malas noticias, se pusieron en la picota sueños, economías y futuros; se apagaron las luces de los vestidos y se corrieron los cerrojos de los portones; los toros durante ese tiempo turreaban perezosos en las dehesas lejos de los jolgorios propios de sus destinos; de pronto todo dejó de ser como estaba previsto, nada correspondía a la lógica, España y el mundo, y naturalmente las ferias, se fueron a un negro plomizo del que nos está costando salir… Un año y más llevamos en ese trance. Los empresarios se han quedado en sus cuarteles, los ganaderos han bajado al barro de la tarea diaria; los toreros postineros, los de finca y hacienda, esperan a que escampe… Pero entre los espadas no todas las travesías son plácidas, quite usted, los hay, muchos, que se tienen que apretar el cinturón de la supervivencia, sobre todo la artística. Que nadie se olvide de ellos es objetivo prioritario.
Aquello de salud y suerte ha tomado una dimensión especial, ha pasado del territorio de la retórica y el formulismo social al de la realidad. «Yo pido salud, suerte y trabajo», se apresura a subrayar Román y conociendo su carácter, le apunto, supongo que también libertad para seguir ejerciendo como verso suelto.
–La falta de libertad no me ha supuesto gran problema, salgo menos, veo menos a mis amigos, voy menos a Valencia y naturalmente me apetece volver a la normalidad pero lo que realmente echo en falta es torear porque como te digo lo que me hace feliz, lo que me da vida, es torear. El año pasado ver cómo se me suspendían las corridas una tras otra fue descorazonador, se me hizo muy duro.
Román recuerda los primeros meses de la pandemia cuando iba a entrenar al campo y pese a tener todo los permisos además de motivos tenía la sensación de que estaba haciendo algo malo. «Era como ir medio escondido. No me producía buenas sensaciones».
Jesús Duque insiste como su compañero en la componente intelectual como arma de la resistencia en estos meses. «Los toreros somos unos soñadores, vivimos de la ilusión de conseguir nuestros sueños y te aseguro que valen la pena todos los esfuerzos que se tengan que hacer. A mí me vale la pena. Llegará mi momento por mucho que este invierno pandémico sea el cuento de nunca acabar». Y llegará el momento en que escampe y el invierno se haga primavera.
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