martes, 19 de enero de 2021

Cartas Olvidadas - Un líder pragmático y de confianza que apuesta por el riesgo mínimo ,. / Cartas en el Cajon - Israel vacuna hasta la última dosis ,. / REVISTA TENIS - Carlos Boluda, el chico que sobrevivió ,.

 

TITULO: Cartas Olvidadas -Un líder pragmático y de confianza que apuesta por el riesgo mínimo,.

 

Un líder pragmático y de confianza que apuesta por el riesgo mínimo

Los tres candidatos para asumir la presidencia de la Unión Cristianodemócrata durante un debate,/REUTERS
 
Los tres candidatos para asumir la presidencia de la Unión Cristianodemócrata durante un debate, / foto,.

La gobernante Unión Cristianodemócrata Alemana (CDU) inició este viernes su primer congreso digital con el objetivo de elegir un sucesor para su dimitida presidenta, Annegret Kramp-Karrenbauer, frustrada heredera del legado de la líder conservadora y canciller federal, Angela Merkel. El primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, el exjefe del grupo parlamentario conservador en el Bundestag Friedrich Merz y el experto en política exterior de la CDU Norbert Röttgen son los tres candidatos a asumir la presidencia de la primera fuerza política alemana y a convertirse en el cabeza de lista de los conservadores en las elecciones legislativas del otoño próximo, tras el anuncio de retirada de Merkel después 16 años en el poder. Sin embargo, una amplia mayoría de los ciudadanos alemanes considera que ninguno de los tres es digno de suceder a Angela Merkel en la jefatura del gobierno alemán. Ni tan siquiera los propios afiliados de la CDU piensan que alguno de ellos podría hacer una buena figura en la Cancillería Federal.

Según el sondeo del «Politbarometer», el barómetro político de la cadena pública de televisión publicado este viernes, solo un 29% de los encuestados consideran que Merz o Röttgen serían un buen jefe de gobierno alemán. En Laschet confía solo un 28%. El gran favorito de los votantes conservadores en Alemania para suceder a Merkel en el ejecutivo de Berlín es Markus Söder, primer ministro de Baviera y presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), el partido regional hermano de la CDU. Un 54% de los consultados considera que es el político ideal para dirigir los designios del país. Un respaldo del que Söder es consciente desde hace meses y que podría animarle a luchar por liderar la campaña de los partidos de la Unión en las elecciones al Bundestag. Ninguno de los tres aspirantes a presidir la CDU es actualmente capaz de hacerle sombra.

LAS OPCIONES:

Armin Laschet - Primer ministro de Renania del Norte-Westfalia.
Un continuista que apoya la ecología y el cosmopolitismo. A sus 59 años, Armin Laschet intenta situarse en primera línea de la política nacional tras ocho años en Renania del Norte-Westfalia. Eurodiputado en 1999, es centrista, cercano a Merkel y ofrece un programa continuista basado en el cosmopolitismo, la digitalización, el medio ambiente y la seguridad del país. En su contra juega el hecho de que la pandemia se ha cebado en su región, lo que muchos achacan a una mala gestión.
Friedich Merz - Exjefe del grupo parlamentario.
El aspirante más conservador y rival de la canciller». Representa al sector más conservador del partido y su discurso económico es el preferido por los empresarios alemanes. Este viernes mismo, este abogado, rival de Merkel, llegó al congreso afirmando que subir los impuestos a los que más ganan es pura «envidia». Él prefiere reducir las cargas fiscales a las empresas en este momento de crisis. Es la segunda ocasión que Merz, de 65 años, compite por el cargo tras retirarse en 2018.
Norbet Rottgen - Experto en política exterior.
Un renovador cuyo punto flacoes la economía. Norbert Röttgen, de 55 años, tiene un amplio conocimiento en política exterior y una oratoria «calurosa» y convincente, pero se le considera poco versado en economía, uno de los valores que reclaman los alemanes, y carece del apoyo de unas bases fuertes. Ministro con Merkel, fue el «favorito de mama», pero en 2012 perdió esta condición tras dejar el cargo para presentarse a unas elecciones en las que salió derrotado.

No hay un claro favorito para la presidencia de la CDU, entre otras cosas porque la celebración de un congreso de manera virtual hace imprevisible el comportamiento de los 1.001 delegados del partido, cada uno de ellos encerrado en las cuatro paredes de su casa o su despacho durante todo el fin de semana. Los cristianodemócratas arrastran la elección de un nuevo presidente desde la dimisión de Annegret Kramp-Karrenbauer el pasado febrero, harta de las críticas y el acoso interno sufrido tras suceder a Merkel en el cargo poco más de un año. Un congreso extraordinario previsto para abril para resolver la vacante tuvo que ser aplazado por la epidemia de coronavirus, al igual que otros intentos posteriores de convocatoria. Inusual la celebración ahora en un gran escenario y sala en la feria de muestras de Berlín, pero sin delegados, público o prensa. Además de los técnicos responsables de la retransmisión a los medios y las redes sociales, solo están presentes la presidenta saliente, el secretario general y los tres aspirantes al liderazgo conservador.

Con independencia del resultado de la elección en el congreso este sábado, los partidos de la Unión (CDU/CSU) afrontan las próximas elecciones generales confiados en una victoria que parece segura y aplastante. Se benefician sobre todo de la gestión de la crisis del coronavirus por el ejecutivo de Berlín, que es vista positivamente por la mayoría de los alemanes, y la excelente imagen de Angela Merkel, que sigue siendo tras tres lustros en el poder la política más popular y querida en este país. Los más recientes sondeos demoscópicos indican que los conservadores obtendrán un 37% de votos, cuatro puntos más que hace cuatro años, mientras sus socios de coalición, el Partido Socialdemócrata, ronda solo el 15% y pierde cinco puntos frente a los comicios anteriores, a la vez que se ve superado por Los Verdes, que se convierten en segunda política del país con un potencial de sufragios del 18%. A su vez, los ultranacionalistas de la Alternativa para Alemania (AfD) conseguirían un 10%, el partido de La Izquierda un 9% y los liberales (FDP) un 6%. Un panorama que augura cambios en el gobierno alemán y la posible formación de una novedosa coalición de conservadores y ecologistas.

 

TITULO:  Cartas en el Cajon  - Israel vacuna hasta la última dosis,.

 

Israel vacuna hasta la última dosis,.

La flexibilización de los criterios de aplicación es una de las claves para que se hayan inmunizado dos millones de personas,.

Israel vacuna hasta la última dosis

foto / El País Arena de Jerusalén es el pabellón donde juega sus partidos el Hapoel Jerusalem, el equipo de la ciudad santa que disputa el trono del baloncesto nacional al todopoderoso Maccabi de Tel Aviv. El coronavirus no ha detenido la competición profesional, pero ha vaciado las gradas. Donde antes había aficionados animando a sus estrellas, ahora hay ciudadanos que acuden a inmunizarse contra el virus porque el Arena se ha reconvertido en el mayor centro de vacunación del país.

Israel es líder mundial con más de dos millones de personas vacunadas y desde que empezara la campaña, el 20 de diciembre, han llegado dos grandes envíos de Pfizer y otro de Moderna. Vacunación masiva –la semana que viene esperan llegar a las 250.000 vacunas por día– y tercer confinamiento es la fórmula aplicada por las autoridades con el objetivo de dejar atrás la pandemia en marzo… justo para las que serán las cuartas elecciones generales en menos de dos años. De momento, ese plan no parece muy claro ya que el país registra cerca de 10.000 contagios diarios y la comunidad de judíos ultraortodoxos sigue resistiéndose a respetar las restricciones y mantiene abiertas escuelas y sinagogas.

En las escaleras de acceso al País Arena, el rojo del equipo local queda eclipsado por el azul y verde de Clalit, la mutua más popular del país. En Israel hay cuatro grandes mutuas de salud, y la competencia entre ellas es una de las claves, según los expertos, de la eficiencia del sistema de vacunación. Un guarda vigila el acceso principal, pero lo primero que llama la atención es la ausencia de largas colas. Dentro del recinto, entre carteles que rezan 'Vamos a derrotar al virus', todo el anillo que rodea la pista es un enorme ambulatorio con una sala de espera con sillas bien separadas y cabinas móviles. Al llegar, se obtiene un ticket de una maquina con un número y hay que esperar a que llegue el turno. Cuando la megafonía lo anuncia, es momento de acercarse a una de las cabinas.

«De momento el límite son 55 años, pero aquellos que son más jóvenes y trabajan en Sanidad o Educación también pueden vacunarse», informa Shani Luvaton, enfermera jefa de este centro en el que se trabaja de siete de la mañana a diez de la noche. Este horario tan generoso es otra de las claves que explica el ritmo de la campaña.

La gente puede llamar para pedir turno o son las propias mutuas las que envían un SMS para recordar la importancia de vacunarse. Desde el Gobierno recuerdan que quien lo haga recibirá después un «pasaporte verde», un documento que le permitirá evitar cuarentenas al regresar al país y la entrada a bares, restaurantes y centros culturales. De esta manera se ha decidido a venir Tzipi Hadika, funcionaria de Educación de sesenta años. En cuanto ha recibido el mensaje se ha plantado en el Pais Arena. «Este milagro es gracias a Bibi (apelativo cariñoso para referirse a Benjamín Netanyahu), quien ha presionado a Pfizer para obtener el mayor número posible de vacunas. Sabe que se juega la reelección en marzo y esta es su gran baza electoral. Por el bien de Israel, espero que gane», señala Tzipi mientras avanza hacia la cabina donde le espera su primera dosis de Pfizer. En menos de veinte minutos, de los que quince los pasa de reposo tras el pinchazo, está camino de la salida con la cita asignada para ponerse la segunda dentro de tres semanas.

Oro, mitad israelí, mitad venezolana, mira su número y espera la llamada. Ha escuchado a Tzipi hablar de la importancia del papel de Netanyahu en este proceso y quiere añadir que «el éxito es también posible porque nos hemos convertido en una especie de enorme laboratorio para Pfizer, según están contando varios medios locales. A cambio de compartir con ellos toda la información sobre el proceso de vacunación, ellos envían millones de dosis y esto da un poco de miedo».

Un leve pinchazo

Conforme avanzan las horas se ven menores de 50 años que se sientan en la sala de espera. «Ocurre cada día, según avanza la jornada tenemos casos de personas que no están dentro de los criterios de vacunación, pero que quieren una dosis», confiesa Luvaton, quien admite que una vez los antivirales «están abiertos y se acerca la hora de cierre no queremos que se pierdan, por lo que somos flexibles y se las ponemos a todos los asegurados que se acerquen. Nunca tiramos una dosis a la basura». La inmunización avanza, pero hasta ahora no ha logrado frenar la curva de contagios que, desde la entrada de la cepa británica, se ha disparado hasta los casi 10.000 diarios.

Falta un buen rato para las diez, pero quien firma este reportaje pregunta a la jefa de las enfermeras si se puede vacunar. Le formulo la pregunta de forma espontánea, en medio del goteo incesante de gente que entra y sale, y pensando en incorporar la anécdota a esta crónica. La respuesta me sorprende. Me pide la tarjeta de la aseguradora y se la entrego, aunque otros extranjeros se están inyectando simplemente mostrando su visado de residencia. Me entran las dudas. No es que no quiera vacunarme, lo estoy deseando, pero ¿por qué yo?

Estoy lejos de los grupos de riesgo, no trabajo en ningún hospital o escuela. Y luego está toda la gente al otro lado del muro, en los territorios palestinos, que necesitan mucho más esta dosis, pero que no les llega por culpa del conflicto y tendrán que esperar hasta el mes de marzo, cuando esperan recibir las vacunas rusas compradas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

Mientras pienso, Luvaton me coloca la aguja en el brazo izquierdo y me inyecta la primera dosis sin que apenas me entere del pinchazo. Me piden que espere quince minutos por si siento algún efecto secundario como sudores o picores. En mi fuero interno solo siento asco por mi egoísmo. El virus no conoce fronteras, las vacunas sí.

Palestina espera de la Sputnik V,.

La vacunación masiva a un lado del muro contrasta con la situación en los territorios palestinos, donde no ha llegado una sola dosis. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) no ha pedido vacunas a Israel, pero desde su Ministerio de Exteriores recuerdan «sus claras obligaciones legales con el bienestar de la población palestina bajo su ocupación ilegal». Dos millones de israelíes, de 9,5 que componen la población del país, ya han sido inmunizados y hoy comienza ya la aplicación del suero en una franja más joven a la de riesgo, a partir de los 45 años.

A la espera de conocer la cuota que pueden recibir gracias al programa Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS), diseñado para hacer llegar los antivirales a países pobres y generalizar así la campaña en todo el planeta, el Ministerio de Salud dio la «aprobación de emergencia» a la Sputnik V fabricada por Rusia. La ministra de Salud, Mai Alkaila, confirmó el acuerdo con Moscú para la compra de una vacuna que esperan recibir a finales de mes. El objetivo es lanzar una campaña inicial que espera alcanzar al 70% de los palestinos de Gaza y Cisjordania.

Los israelíes defienden que no es su responsabilidad la vacunación en los territorios palestinos, pero se ha abierto un debate médico, además de político, en los medios de comunicación, ya que hay expertos que defienden que es imposible lograr la inmunidad de grupo que buscan las autoridades para marzo si no se extiende la terapia al otro lado del muro. Cada día, más de cien mil palestinos cruzan a Israel o entran en las colonias de Cisjordania para trabajar. Los israelíes que viven en estos asentamientos sí tienen, en cambio, acceso a la vacuna de Pfizer.

Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional recordaron que el artículo 56 del IV Convenio de Ginebra recoge el deber de Israel a actuar contra «la propagación de enfermedades contagiosas y epidemias» de manera preventiva en los territorios que controla.

 

TITULO: REVISTA TENIS - Carlos Boluda, el chico que sobrevivió ,.

 

Carlos Boluda, el chico que sobrevivió,.

El alicantino, ya retirado, fue uno de los jugadores más talentosos como juvenil, pero nunca copó las expectativas y la presión que le impusieron,.

Carlos Boluda, durante un partido./
 
foto / Carlos Boluda, durante un partido.

Cuando se etiqueta a Carlos Alcaraz como el «nuevo Nadal» suele aparecer la voz opuesta que anima a no enaltecer a chicos jóvenes cuando su camino a la cumbre está aún lejos y la figura de Rafael Nadal es imposible de alcanzar. Uno de los casos más recordados por no haber copado nunca los adjetivos que se pusieron sobre él lleva el nombre de Carlos Boluda y hace apenas unos días que ha anunciado su retirada con 27 años.

«Mucha gente me ha dicho que no ha visto nada igual a mí», recuerda con nostalgia Boluda cuando se le mencionan los dos torneos de Les Petits As (el campeonato sub14 más importante del mundo) que conquistó en 2006 y 2007, siendo el único tenista en la historia en haber logrado el doblete.

Sin embargo, este chico de Alicante nunca se convirtió en el nuevo Nadal. «Nunca lo habrá», apunta. Su mejor ranking fue el 254 en mayo de 2018 y conquistó nueve títulos Future, pero una lesión de muñeca cuando tenía 18 años, además de un entorno complicado e innumerables cambios de entrenador, pusieron una presión sobre sus hombros a la que nunca venció.

Ahora, 15 años después de aquellos triunfos en Tarbes (Francia), que le catapultaron como la gran esperanza de España, ha tomado la decisión de retirarse y de convertirse en entrenador, ejerciendo junto a Nuria Parrizas. «Nada más llegar a mi último torneo sentía que mi cabeza lo veía todo diferente», explica Boluda, de 27 años, por teléfono tras aterrizar desde Dubái, donde se ha celebrado la previa del Abierto de Australia.

«He sido muy feliz jugando al tenis. Y lo sigo siendo. Pero este último año estaba sufriendo, porque te ves perdido, no sabes muy bien dónde ir, dónde entrenar, te empiezas a cuestionar el nivel... Llegaba a un torneo y veía a mucha gente a la que antes ganaba, ahora a todos los ves durísimos. Yo en el tenis siempre lo he dado todo. Siempre me he levantado, he salido de situaciones complicadas, pero no podía permitirme perder partidos porque no estuviera en la pista», añade.

Y en la cima de todas esas malas experiencias se sitúa la lesión de muñeca que sufrió cuando tenía 18 años y que le apartó dos años del circuito. «Se me olvidó jugar al tenis completamente. Esa etapa fue durísima, porque no encontraba mi nivel. Lo había olvidado. Ahí tienes que asumir muchas cosas. Tenía que volver a aprender cosas que yo sabía hacer muy bien antes. Fue un hostión tan grande que no hubo margen de pensar nada», explica.

Boluda, cuya historia quedó retratada en un Informe Robinson, admite que cuando su renglón se torció, tuvo que soportar que la gente fuera a los torneos a reírse de él. A ver lo «acabado» que estaba. «Yo no he jugado para callar bocas. He luchado porque quería salir de esta. He podido estar el 250 del mundo y disfrutar jugando. Cuando era pequeño me ponían en la pista central y se llenaba para ver lo bien que jugaba. Luego se llenaba para escuchar a gente que decía 'madre mía si no pasa la pelota por encima de la red, está acabado...'. Ahí te das mucha cuenta de quiénes te quieren de verdad», rememora. «Eso le pasó a un chico de 18 o 19 años. Fue un golpe enorme. Me dolía que gente cercana desapareció. Le cogí un poco de asco al mundo del tenis. No al deporte en sí, al mundo que lo rodea», afirma.

Económicamente, en un deporte tan brutal en gastos como el tenis, Boluda aguantó muchos años gracias a los grandes contratos que firmó cuando estaba explotando, sobre todo con Nike y Prince, aunque confiesa que no todo se aprovechó bien. «Como tuve el entorno que tuve, me refiero a un mánager en particular, se despilfarró mucho dinero. Luego tenía la ayuda que me podían dar mis padres, que al final los he tenido para siempre, pero no son ricos. Me han podido ayudar hasta cierto punto. En 2017, 2018 y 2019 no perdía dinero, pero tampoco lo ganaba, porque te mantenías en el top 300 y no te puedes permitir muchas cosas», explica.

Sus padres, gran apoyo en su carrera, aceptaron la retirada de su hijo tras muchos años de altibajos. «Costó un poco más contárselo. Ellos me han visto sufrir mucho. Mi madre sí me dijo por primera vez 'ya está'. Mi padre siempre ha confiado mucho en mí. Si yo le digo ahora que vuelvo, él seguiría confiando en mí, pero como me ven tranquilo...», señala Boluda.

Pero volver no parece una opción por ahora. De momento su camino está ligado al de Parrizas, con la que intentará subir en el ranking, y no descarta ayudar a chicos jóvenes que tengan que enfrentarse al golpe de presión que sufrió él. «Yo estoy encantado de ayudar. Enseguida lo veo, porque cuando lo has vivido es muy fácil de ver. Cuando yo era pequeño, con 17 años, hago mi primeras semis y mi primera final en un Futures, y mi entrenador me iba diciendo 'la actitud no está siendo buena', tú dices sí, sí. Escuchas, pero no escuchas. Luego te pasa algo y dices 'qué razón tenía'».

Ahora Boluda cuelga la raqueta, se aparta del camino del deporte que ama y echa la vista atrás hacia una carrera de muchos golpes y muchas expectativas que han moldeado un hombre maduro y experimentado. ¿Ha merecido la pena? «Sí, pero no se lo deseo a nadie. Sirve, aprendes, pero fue muy duro», finaliza el chico de Alicante que sobrevivió.

 

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