sábado, 11 de septiembre de 2021

REVISTA FARMACIA - Tres mujeres mueren en la jornada con menos contagios desde el 5 de julio, La incidencia acumulada de la covid-19 vuelve a repuntar en la región,. / CAFE, COPA Y Tierra de talento - Lara Sansón homenajea a Manuel de Falla con "La vida breve" . / Documental - Las heridas sin cicatrizar de testigos y familiares de la caída de las Torres Gemelas ,. / El escarabajo verde - 365 días después': una serie documental de leonoticias sobre un año imborrable ,. / Días de cine clásico - Cine - Casablanca ,Miercoles -8- Septiembre ,./ Un país para escucharlo - Música de barra,.

 

 TITULO: REVISTA FARMACIA - Tres mujeres mueren en la jornada con menos contagios desde el 5 de julio  ,La incidencia acumulada de la covid-19 vuelve a repuntar en la región.​   

REVISTA FARMACIA - Tres mujeres mueren en la jornada con menos contagios desde el 5 de julio ,La incidencia acumulada de la covid-19 vuelve a repuntar en la región , fotos,.

 

Tres mujeres mueren en la jornada con menos contagios desde el 5 de julio,.

La incidencia acumulada vuelve a reducirse y se sitúa en 351 casos a los 14 días y en 122 a los 7,.

La pandemia de covid sigue estabilizada en Extremadura y mejoran varios indicadores, aunque no la mortalidad. Se encadenan cinco días de bajada en los contagios y este sábado se suman 145 positivos, la cifra más baja desde el 5 de julio, cuando se notificaron 117. La incidencia acumulada vuelve a reducirse y se sitúa en 351 casos a los 14 días, etc,.

 Revista nuestra farmacia de comunidad 2 edicion

La incidencia acumulada de la covid-19 vuelve a repuntar en la región,.

El área de salud de Plasencia y la propia capital del Jerte sitúan su tasa por encima de los 1.100 casos por 100.000 habitantes,.

La curva epidemiológica, que lleva desde principios del mes de agosto cayendo lenta pero progresivamente, comienza a manifestar señales de que vuelve a cambiar de tendencia. La incidencia acumulada en Extremadura está empezando a repuntar. La tasa regional a los 14 días se sitúa en 481,22 casos por 100.000 habitantes, ocho puntos más que este, etc,.

 


Desde que llegó a "Tierra de Talento" Lara Sansón ha cautivado a todos con su virtuosismo con el violín. Y en la Gran Final ha conseguido ganar las cinco estrellas con un homenaje a Manuel de Falla y "La vida breve".

 Lara Sansón Homenaje a Manuel de Falla - YouTube

 

Lara que ya conquistó al jurado con la interpretación de una pieza barroca de Biber y "La chusma selecta" de Martínez Ares en su primera actuación y provocó que Pastora Soler le pidiera que actuara con ella en el próximo concierto que ofrezca en el Teatro Falla de Cádiz.

Además se metió de lleno en la Gran Final dándole caña al violín con las bandas sonoras de las películas de Quentin Tarantino. 


Las heridas sin cicatrizar de testigos y familiares de la caída de las Torres Gemelas

foto / Nadie pensó que las Torres Gemelas pudieran derrumbarse. Estaban diseñadas para aguantar la embestida de un Boeing 707, pero los ingenieros que las construyeron en 1972 no contaron con que cada uno de los 767 con destino a California cargarían con más de 30.000 litros de combustible altamente inflamable que fundió las vigas estructurales de los edificios.

El mundo contempló horrorizado el derrumbe preguntándose cuántas vidas habrían quedado sepultadas. «Serán más de las que ninguno de nosotros pueda soportar», respondió el alcalde Rudy Giuliani.

En un día cualquiera, 50.000 personas trabajaban en los 110 pisos de oficinas de cada torre y otras 140.000 pasaban por el complejo. La catástrofe pudo haber sido mayor, pero no por ello resultó menos dramática. De los 658 empleados que ese día fueron a trabajar a la compañía Cantor Fitzgerald solo se salvaron dos que habían bajado en ese momento a recibir a un visitante.

2.983 víctimas mortales hubo en los atentados del 11-S, incluyendo a los pasajeros de los cuatro aviones civiles secuestrados por Al-Qaida, estrellados en Nueva York (WTC), Washington (Pentágono) y Pensilvania.

De los 15 bomberos que despachó la Estación 54 de Times Squares a la que pertenecía Lenny Ragagglia no se salvó ni el conductor del camión. «¿Todos? ¡No puede ser!», recuerda Linda Taccetti que decía su padre mientras caía al suelo de rodillas al recibir la noticia por teléfono. Meses después, cuando veía que la montaña de escombros seguía humeando, se preguntaba si podría aparecer.

Veinte años después algunos se han entregado al culto de los recuerdos y otros no quieren ni hablar de ellos. Los que asistieron impotentes a la dramática búsqueda aún se preguntan cómo su propia tragedia pudo cambiar el mundo para siempre.

Sam Ellis. Viudo de Val Ellis, Broker de 46 años que trabajaba en el WTC

«Me hubiera gustado que nos fuéramos juntos»

Jack Price

Hace veinte años que Sam Ellis intenta vencer la tragedia con la fuerza de una sonrisa, pero a estas alturas el dolor está tan enconado que la risa le rechina. Las mejores historias de Val se repiten. Las ha contado muchas veces. Y si no fuera porque todos los que la conocieron coinciden en señalar el ingenio, el sentido del humor, la calma y la inteligencia de la única mujer de su planta que llegó a ser socia en Cantor Fitzgerald, uno pensaría que su marido ha creado un mito en el duelo.

Solo que Val realmente era excepcional y ambos tenían un matrimonio modélico. A las dos semanas de conocerse se fueron a vivir juntos y jura que no tuvieron una discusión en 18 años. Como en la película de Leonardo Di Caprio, Val era una mujer inteligente en un mundo de hombres acostumbrados a gritar y humillar al 'sexo débil', pero ella sabía poner en su sitio a los lobos de Wall Street.

Ya trabajaba allí cuando en 1993 los terroristas hicieron explotar una bomba en el garaje del World Trade Center que mató a seis personas y dejó a más de 1.000 heridas. Bajar los 104 pisos desde su oficina hasta la calle le llevó dos horas y media, más de la mitad en la oscuridad absoluta, por haberse quedarse sin baterías las luces de emergencia. Cuando llegó a casa le temblaban las piernas y tenía una contractura en el brazo de agarrarse a la barandilla, pese a que era un mujer atlética y caminaba diariamente una hora hasta el trabajo. Aún así, no quiso cancelar la fiesta que tenían esa noche en su casa y derrochó humor negro con el champán.

Poca esperanza

Cuando San vio desmoronarse en el aire la torre de su mujer, miró el reloj. Había trascurrido una hora y 42 minutos desde que el avión de American Airlines se estrelló contra la Torre Norte. Sabía que no podía haber tenido tiempo de llegar hasta abajo. Aún así la buscó durante dos días y dos noches por todos los hospitales. «Se oían historias», recuerda. Hasta que el presidente de Cantor Fitzgerald les citó en un hotel para decirles que ninguno de los 658 empleados había sobrevivido. Ellos ocupaban las últimas cinco plantas y ahora son buena parte de los nombres del monumento donde se evocan las Torres Gemelas. «Para mí dejaron un gran agujero en el cielo», suspira. No lo dice, pero también en su corazón.

Nunca supo qué hizo su mujer en las últimas horas o minutos de vida. Tan solo que cuando el avión impactó cinco plantas más abajo ella estaba al teléfono con alguien de la oficina de Los Ángeles, tramando otra de sus bromas a uno de sus compañeros. Val no hizo llamadas frenéticas, no se despidió de su marido, ni le dejó un mensaje en el contestador. De hecho, al principio no le quedó ni un hueso que enterrar. Se evaporó en el volcán de escombros que engulló las vidas de cuantos no le hicieron caso durante ocho años, cuando era la voz de alerta: «Lo que tenemos que hacer es venderle este espacio a alguien que tenga más dinero que cerebro», le decía al presidente de la empresa cada vez que lo veía, convencida desde aquel ataque de 1993 de que la amenaza de otro atentado pendía sobre sus cabezas. El World Trade Center era el símbolo del capitalismo mundial y su empresa ocupaba la corona. Estaban en el centro de la diana y ella se convirtió «en el canario de la mina», recuerda su marido. «A la primera de cambio estaba en la escalera de emergencia».

Aquel día no tuvo escapatoria. El tejado estaba cerrado. Ninguno de los que quedaron por encima del avión sobrevivió. En su vientre ardían casi 40.000 litros de combustible. Las llamas descendían como cócteles molotov por los huecos de los ascensores y las escaleras estaban bloqueadas por escombros incandescentes. «Si intentó bajar, no pasó de unos pisos».

Final incierto

Por su personalidad audaz y juguetona, algunos piensan que se agarró de la mano de su amigo Viny y se lanzaron juntos al vacío. Sam más bien cree que murió asfixiada por el humo negro que invadió rápidamente las oficinas. Los que se tiraron en plancha probablemente estaban encima de ellos en el restaurante Windows of the World, donde murieron las 164 personas que se encontraban en un desayuno de ejecutivos del grupo Incisive Media Risk Water.

A esas horas, Sam todavía bajaba por Broadway cuando vio la torre de su mujer desplomarse y sepultarla para siempre. «Entonces creí que había más aviones a punto de estrellarse. Me puse a pensar qué objetivos atacarían y me encaminé hacia Madison Avenue, por si lo elegían. No quería vivir sin ella, me hubiera gustado que nos fuéramos juntos».

Pero no se fue. Tampoco ella. Se ha quedado en su vida para siempre, porque Sam mima su recuerdo como quien acurruca a una niña en la cama. Aún guarda su ropa en los armarios, ha ampliado sus mejores fotos para colgarlas en la pared y tiene sus cenizas encima de la chimenea. Al menos, las de un hueso del brazo y otro de la pierna, que le llegaron la noche del primer aniversario. Con el segundo hallazgo, a los dos años, no supo qué hacer. Le pareció bien la propuesta de dejarlo en la sala del Museo del 11S, que planeaban convertir en columbario. Él no va allí, le parece demasiado real, prefiere recordar los buenos tiempos.

Pero Val ya solo gasta bromas en su cabeza. Como una actriz de las producciones de Broadway en las que Sam trabaja como supervisor técnico, su mujer repite las mismas respuestas ingeniosas y se vuelven a ir de vacaciones a España y Marruecos, su último viaje juntos. Irónicamente, querían conocer mejor la cultura musulmana, pero no por eso le guarda rencor. El que se sentaba a los mandos del avión era Mohamed Atta con sus secuestradores, que ardieron en la pira del capitalismo esa brillante mañana de septiembre.

Desde entonces solo ha salido brevemente una vez con otra mujer, que ya conocía de antes. «No podía quitarme a Val de la cabeza», confiesa. «Me llenó para siempre. Sigo terriblemente lleno de ella».

Linda Tacetta, hermana del bombero Lenny Ragagglia, fallecido en servicio

«Estoy aterrada pensando que esto va a volver a pasar»

Jack Price

Durante años los padres de Lenny Ragagglia se resistieron a vender la casa de Staten Island en la que criaron a sus once hijos, porque uno todavía vaga entre sus muros. Su nombre está escrito en la calle que le dedicaron cuando del país todavía rendía culto a los héroes del 11-S. Tenía 36 años, hoy estaría a un año de la jubilación.

Sus dos hijos 7 y 10 cuando la abuela los recogió del colegio y les dijo que su padre «estaba desaparecido». Es una de las 1.500 personas que ese día se volatilizaron sin dejar rastro, el 40% de todos los fallecidos en el World Trace Center. Hoy sus hijos son bomberos, como su padre y su abuelo, y su hermana Linda Tacetta por fin ha dejado de buscarlo. Se pasó 18 años rezando para encontrar «aunque fuera un hueso del tamaño de la punta de un dedo», hasta que un día se dio cuenta de que «a estas alturas, qué más da. Al contrario, sería otro duelo».

Una década más tarde enterraron un ataúd lleno de objetos personales en el cementerio de Staten Island, donde vivían 78 de los 343 bomberos fallecidos. De la unidad de Ragagglia no salió ninguno con vida. Cuando estaban en el piso 18 de la Torre Norte les encargaron encontrar los 56 ascensores para rescatar a quienes se habían quedado atrapados.

«Estoy aterrada pensando que esto volverá a pasar. Cuando oigo hablar de 50.000 refugiados afganos me pregunto cuántos terroristas se habrán colado entre ellos. ¿Será seguro ir a Manhattan para celebrar el aniversario? Probablemente este sí; el siguiente, veremos».

Pat Oleszko. Vecina de la zona cero

«¿Alguien se acuerda de lo que sentimos?»

Jack Price

La belleza y el horror no casan, pero cuando Pat Oleszko piensa en esa mañana de septiembre lo primero que se le viene a la memoria son los cuerpos que saltaban al vacío agarrados de las manos o a los abrigos cual «ridículos paracaídas». De fondo, un cielo azul radiante y cristalino, ofensivamente hermoso para esa dantesca imagen que una amiga trataba de ahorrarle a su hija tapándole los ojos al cruzar la calle.

Después, la nube de plástico y cascotes se tragó con un bramido ese cielo de Michelangelo y lo cubrió todo de polvo y basura. Papeles, muchos papeles. Un mar de documentos flotando en el aire. La explosión había abierto las tripas de las oficinas y escupido sus secretos al mundo. Olía mal, muy mal. Se fue inmediatamente a donar sangre pero no hacía falta. Los hospitales estaban vacíos. Casi no había heridos. O lo contabas o no lo contabas.

A su ojo de artista los amasijos de hierro retorcidos entre llamas humeantes se le antojaron insoportablemente bellos, «como si estuviera mirando a las puertas del infierno». La vida es para Pat una divina comedia para sus 'performances', pero esa mañana del 11S el propio Dante la guiaba por los nueve círculos sin alegoría alguna. Los siguientes dos meses los pasaría de voluntaria dando bandazos con su bicicleta entre el gigantesco cementerio de la Zona Cero y el centro de distribución de la calle West. El tiempo se paró en medio de la calle por la que hoy vuelven a zumbar ajenos los coches a velocidad de autopista. Su amigos tuvieron que sacaron de allí antes de que se consumiese en la labor. Cuando una tragedia mundial ocurre en la esquina de casa no hay escapatoria.

En otras partes de la ciudad la gente volvió a los cafés y restaurantes pero en la suya el mundo se paró. Ni electricidad, ni tiendas, ni escaparates ni cita para el dentista. Su shock fue ver en televisión, repetidas hasta la saciedad, las imágenes que le hirieron la retina, como quien se atreve a mirar directamente al sol durante un eclipse. Tres de sus amigos murieron en las Torres Gemelas, hasta cuyo restaurante de cristales una vez se llevó a un amante para hacer el amor «on top of the world».

Piscinas horrorosas

Eso fue antes de que Nueva York perdiera la inocencia. El 11S le parecía un problema local, pero no lo fue. «¿Cómo nos atrevimos a cambiar al mundo? Hace dos semanas murieron 3.000 personas en Haití y nadie se ha enterado, ¿quién nos hemos creído que somos?», protesta indignada.

Su barrio de Tribeca se recuperó. Robert De Niro lo puso de moda y los 'loft' de artistas como el suyo se transformaron en restaurantes. El 'stock market' volvió a vibrar con cada campanadas y el arte espontáneo de los amasijos de hierro fue sustituido por dos «piscinas» de mármol negro que considera «horrorosas», como todo lo que siguió a ese día. «Combatimos la desesperación con desesperación. ¿Y si no hubiéramos ido a Afganistán ni a Irak? Lo podían haber pensado un poco más, ¿no? Les ganó la testosterona: tú me pegas y yo te lo devuelvo». Veinte años después, «¿alguien se acuerda de lo que sentimos?».

El dato

  • 2.983 víctimas mortales hubo en los atentados del 11S, incluyendo a los pasajeros de los cuatro aviones civiles secuestrados por Al Qaeda, estrellados en Nueva York (WTC), Washington (Pentágono) y Pensilvania.

TITULO:  El escarabajo verde - 365 días después': una serie documental de leonoticias sobre un año imborrable,.

 

365 días después': una serie documental de leonoticias sobre un año imborrable,.

Sandra Santos presenta un documental de tres capítulos sobre el año que cambió a León | Un repaso con «historias conmovedoras» por los 365 días que han pasado desde que el inicio del estado de alarma marcó la gravedad sobre la covid-19, foto.

' SARS-CoV-2 León. 365 días después'

Leonoticias presenta los días 13, 14 y 15 de marzo una serie documental de tres capítulos producida por Sandra Santos. 365 días después. Más de 37.000 afectados por la covid en León. Más de 1.100 fallecidos en hospitales y hasta 2.000 si se suman domicilios particulares y residencias de ancianos de la provincia. Una pandemia mundial que paró el mundo y golpeó de lleno a León.

Testimonios que contarán en primera persona algunos de los momentos más complicados de este año, pero también otros en los que la sociedad les animó a seguir. Un trabajo audiovisual en el que los leoneses podrán ver todo lo que pasó el año de la pandemia de la covid-19.

Pero, ¿qué es '365 días después'?

- Es una serie documental de tres capítulos en la que hemos querido contar todas las historias personales de la gente que ha estado en primera linea frente al covid. Ha pasado un año y creo que todavía no somos conscientes de lo que esta pandemia está implicando en diferentes niveles. '365 días después' son más de 30 testimonios, con casi 11 horas de grabación más todas las imágenes recopiladas en estos 365 días, podremos ver historias conmovedoras con imágenes que todos tenemos grabadas.

Una serie documental que hace un repaso pausado y lleno de testimonios de un año que será imborrable para todos. ¿Qué se podrá ver en leonoticias estos días?

Historias reales, historias de gente que de una manera u otra ha lucha contra el covid y ha estado en primera linea, ya sean sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad, personas que lo han sufrido porque han perdido a un familiar, o porque han estado ellos mismo en la UCI. Creo que se van a encontrar historias verdaderamente conmovedoras.

'365 días después' son más de 30 testimonios, con casi 11 horas de grabación más todas las imágenes recopiladas en estos 365 días

Sandra Santos

Un completo trabajo

Sandra Santos forma parte, desde hace años, del equipo de leonoticias. Responsable del departamento audiovisual ha trabajado desde la declaración del estado de alarma, hasta las primeras dosis de la vacuna. Sus ojos fueron los ojos de los leoneses durante meses de encierro y lo seguirán siendo con esta serie documental en la que ella también se ha emocionado.

Sandra Santos en el plató de leonoticias.

Tras un año trabajando en leonoticias, grabando las imágenes tan insólitas que la crisis sanitaria de la covid-19 ha dejado en León. ¿Qué ha supuesto para ti este proyecto?

Ha supuesto un aprendizaje porque escuchar testimonios tan duros y tan complicados y tan difíciles es complicado ponerte en su piel, no eres un sanitario no sabes lo que es estar en una UCI. No sabes lo que es ser un enfermo de la covid-19 y no recordar un mes de tu vida, hay un testimonio en el documental que nos cuenta que no recuerda nada de su ingreso. Nadie se puede poner en su piel, a través de estas entrevistas y estas historias empatizas con ellos intentas ponerte en su lugar y es complicado. '365 días después' ha sido un aprendizaje a todos los niveles, a nivel de profesional y a nivel emocional.

Una de las frases más escuchadas en los meses de confinamiento domiciliario fue que «de esto saldremos mejores». Tras todo el trabajo que has realizado, ¿crees que saldremos mejores?

- No lo sé, saldremos diferentes, hace 365 días no eramos iguales que ahora, todos hemos evolucionado, todos hemos aprendido algo con esta pandemia, con esos meses encerrados. ¿Mejores? Creo que diferentes.

«Todas son importantes y deben ser contadas, porque merece la pena conocer las historias de todo el mundo»

Sandra Santos

Ha sido un año de información trepidante, cada día había en la portada de leonoticias nuevos testimonios y situaciones vividas por los leoneses, ¿qué aporta esta serie documental?

- La gente ha hablado desde el corazón y desde su recuerdo y se nota porque se emocionan al recordar el pasado, lo mal que lo han pasado. Esa emoción va a traspasar las pantallas y la gente se va a emocionar con ello. Además todos los testimonios son valiosos e importantes, cada persona tiene su historia y merece que se cuente, da igual que seas un médico, un bombero, un policía o un paciente. Todas son importantes y deben ser contadas, porque merece la pena conocer las historias de todo el mundo.

 

TITULO:  Días de cine clásico - Cine - Casablanca   ,. , Miercoles -8- Septiembre ,.

  Este  Miercoles -8- Septiembre a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.

 Casablanca

 
 
Años 40. A consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo, que presionaba a la autoridades francesas al mando del corrupto inspector Renault. En este caso, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la resistencia Victor Laszlo, cuya única esperanza es Rick Blaine, propietario del 'Rick’s Café' y antiguo amante de su mujer, Ilsa Lund. Rick e Ilsa se habían conocido en París, pero la entrada de las tropas alemanas en la capital francesa les separó.
 
 

TITULO:   Un país para escucharlo - Música de barra,.

 
Un país para escucharlo,.
 

Este martes -7- Septiembre  , a las 23.00 por  La 2, foto.

 

Música de barra
Diez canciones que recuerdan que los bares son esos amigos de los artistas que nunca fallan a la hora de componer
Son muchos los músicos que han dedicado canciones a algún bar.
Son muchos los músicos que han dedicado canciones a algún bar.

La barra de un bar siempre ha sido un escenario recurrente para la música. Y para demostrarlo, he aquí un pequeño listado de canciones que rinden homenaje a estos lugares creativos como pocos, o, al menos, que nunca fallan al situar una buena historia de amor, desamor o fracaso.

1. 'Voy al bar', de Ilegales. Los bares son "la verdadera patria con la que puedes contar" es el último mensaje de la mítica banda asturiana, que el 24 de marzo publica su décimo álbum de estudio como bandera de su regreso a los escenarios. 'La vida es fuego' pone fin a un paréntesis discográfico de doce años y reverdece la unión de Jorge Ilegal con el bajista Alejandro Espina y el batería Jaime Belaustegui. Si te gustó 'Soy un macarra' y eres fan de los Clash, el single de adelanto 'Voy al bar' no te dejará indiferente.

2. 'Balmoral', de Loquillo. Dentro de la geografía de los bares, 'Balmoral' representa la sofisticación, la elegancia y un tiempo que se nos va. El rocker del Clot lo publicó en 2008 y sirve de homenaje a la que fue una legendaria coctelería madrileña, versión noctámbula del café Gijón, que reunía noche tras noche a artistas e intelectuales en torno a tertulias de largo recorrido, hasta bien entrada la madrugada.

3. 'Al calor del amor en un bar', de Gabinete Caligari. ¿Quién no ha vivido ese momento mágico de la madrugada desayunando en un bar con a) el amor de tu vida o b) la chica que has conocido esa noche y que ya consideras el amor de tu vida? Jaime Urrutia y Gabinete Caligari establecen en esta canción a ritmo de pasodoble la emoción del amor, el vértigo de un encuentro íntimo y la confortabilidad de un bar al amanecer aunque huela a churros.

4. 'Visite nuestro bar', de Hombres G. La movida y el fenómeno fan español nunca hubiera sido lo mismo sin la contribución de la banda de David Summers. El bar que citan en esta canción de su segundo álbum, 'La cagaste... Burt Lancaster', es el bar que permanecerá en la memoria de toda una generación de jóvenes ochenteros como sinónimo de desenfado, diversión y la noble práctica de ligar con un cubata en la mano junto a la pista de baile.

5. 'Amores de barra', de Ella Baila Sola. Si Gabinete Caligari se asomaba al precipicio de una promesa, la canción de Marta y Marilia ya está de vuelta: amor rutinario, casual y pasajero en una noche de copas y encuentros fugaces, todo ello recitado con la limpieza rítmica y el sentido armónico de dos chicas que estudiaron en los agustinos y crearon suficientes éxitos como pare vender más de un millón y medio de ejemplares de su primer disco.

6. 'Alabama Song (Whisky Bar)', de The Doors. Como podía esperarse del cúmulo de genio transgresor que fueron los Doors, Jim Morrison y su banda decidieron adaptar en 1967 una vieja canción de una ópera alemana compuesta por Kurt Weill y escrita por Bertolt Brech; un ejemplo de que, hasta el desenfado de los 80, ha habido grandes canciones donde la palabra bar no estaba reñida con una profunda carga cultural e histórica. Más adelante, Bowie también haría su propia versión.

7. 'Piano Man', de Billy Joel. Poco puede decirse de uno de los temas universales del cancionero estadounidense, pese a que en sus orígenes pasó prácticamente desapercibido. Editada en 1973, refleja el imaginario completo de los artistas de bar, los pianistas que tocan noche tras noche a cambio de las copas y poco más, el fracaso, la longevidad y los establecimientos con poca luz y mucho humo. ‘Piano Man’ tiene mucho que ver con la biografía de su singular y taciturno autor, que en sus inicios también se ganó el jornal como pianista en clubes y pubs.

8. 'Ibiza Bar', de Pink Floyd. En la transición entre la salida de Syd Barret, el fin de los tiempos netamente lisérgicos y el ingreso en la creciente etapa progresiva se sitúa este ‘Ibiza Bar’, canción grabada en 1969 cuando David Gilmour, Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason se encontraban bajo el influjo de todos los bienes y placeres que ofrecía la isla. El tema tiene su aquel porque es la primera vez que los Pink Floyd coqueteaban con el heavy y porque lo hicieron pensando en una película, ‘More’, cinta de culto dirigida por Barbet Schroeder que retrata a través de una pareja de jóvenes cómo vivían las comunas ibicencias a finales de los 60. Tela.

9. 'American Honky-Tonk Bar Association’, de Garth Brooks. Hay grandes canciones surgidas de amistades que nacieron en un bar. De un par de copas. El renovador del country por excelencia grabó en 1993 esté tema ya clásico que rinde homenaje precisamente a eso, a la amistad, la vida vaquera, el espíritu americano y la libertad de las grandes praderas y las polvorientas carreteras. Cuando Garth Brooks se trasladó a Nashville comenzó a frecuentar una sala de Hillsboro Pike llamada The Bluebird Cafe, un local en el que suelen tocar artistas como John Oates, Mike Henderson, Nancy Terzian o Brett Jones. Allí conoció a Bryan Kennedy, que a la postre sería coautor junto con Jim Rushing de este himno estadounidense, que ha servido al cantante de Tulsa a engrandecer su leyenda. La canción, evidentemente, forma parte de una caja conmemorativa editada el año pasado donde Brooks repasa sus éxitos e incluye –ahí es nada– tres discos inéditos con versiones de todas sus influencias.

10. 'Garota de Ipanema', de Jobim y Moraes. Nada mejor para cerrar este recorrido que Río de Janeiro, una terraza, una chica y dos de los más grandes representantes culturales del país. 1962. Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes apuraban las horas en el Bar do Veloso, conversando y mirando un paisanaje en el que no faltaba a diario una joven llamada Heloisa Pinheiro. La veían de camino a la playa o a las tiendas del barrio de Ipanema. Fascinados por su belleza, decidieron componer una bossa nova en su honor. Jobim, más práctico que Veloso, también intentó convencerla de que se casara con él, pero esa ya es otra historia. El local, con sus grandes ventanales y sus macetas alrededor de la fachada, es hoy un lugar de culto, muy cool y bien cuidado, situado a poca distancia de la playa de Ipanema. Todavía hoy suelen descolgarse artistas en ciernes a tomar un café, una copa o un plato típico, quizá con la esperanza de encontrar una porción de inspiración perdida. 

 

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