TITULO : Un país en la mochila - La princesa muerta ,.
La princesa muerta,.
Se cumplen 40 años del trágico accidente que terminó con la vida de la esposa de Rainiero de Mónaco,.
«La pena sigue ahí». Cuarenta años después del fallecimiento de Grace Kelly, su hijo, Alberto de Mónaco, sigue echándola de menos. «Dicen que el tiempo cura todas las heridas, yo pienso en ella, pensamos en ella con mucha frecuencia. Pero hace cuatro décadas que desapareció y su recuerdo está todavía muy presente y la pena sigue ahí, en el fondo de corazón», ha dicho recientemente en una entrevista concedida a Efe con motivo del aniversario de su pérdida. Nacida en la ciudad estadounidense de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, el 12 de noviembre de 1929, pasó de anunciar cigarrillos a estrella de Hollywood para luego convertirse en princesa de Mónaco protagonizando una idílica historia de amor. El 14 de septiembre de 1982 moría a los 52 años tras un accidente de tráfico y su figura pasaba a ser un mito eterno.
Hija de un empresario de la construcción, John Brendan Kelly, y de una educadora, Margaret Katherine Majer Kelly, era la tercera de cuatro hermanos de una familia acomodada y con cierto renombre en su ciudad natal, Filadelfia. Llegó a la interpretación a través de ballet, que fue su primera vocación y tras no poder continuar sus estudios de danza, optó por matricularse en la Academia de Arte Dramático de Nueva York, ciudad en la que comenzó su carrera. Mientras estudiaba, hizo trabajos como modelo y realizó anuncios de publicidad, convirtiéndose en la imagen de una marca de cigarrillos.
Su capacidad interpretativa, acompañada de una gran belleza y de una elegancia innata, la catapultaron al éxito, convertida en musa de Hollywood. Tras unas primeras incursiones en el teatro y en la televisión, llegó su primera gran oportunidad con la película 'Solo ante el peligro', de Fred Zinnemann, con Gary Cooper y Katy Jurado en el reparto. Gracias a este film la descubrió John Ford que la contrató para 'Mogambo', protagonizada por Clark Gable y Ava Gardner. Su interpretación le valió el Globo de Oro a la mejor actriz secundaria y su primera nominación al Oscar. A partir de ahí todo serían éxitos, convirtiéndose en una estrella y participando en algunos de los míticos títulos del genio del suspense, Alfred Hitchcock como 'Crimen perfecto' o 'La ventana indiscreta'.
Su consagración absoluta llegó con el Globo de Oro y el Oscar a mejor actriz por su trabajo en 'The country girl', sin embargo, la película que cambió su vida fue otro título de Hitchcock, 'Atrapa a un ladrón'. El rodaje fue en la Costa Azul francesa y le dio la oportunidad de conocer Mónaco y a Rainiero III. El príncipe monegasco quiso conocer a la actriz y se presentó en el hotel donde se alojaba quedando prendado por ella. Comenzó así una historia de amor digna de cualquier guion de Hollywood. Tras unos meses de cortejo, durante el rodaje de 'Alta sociedad', Rainiero viajó a la casa familiar de los Kelly para pedir la mano de su enamorada. El 5 de enero de 1956, el compromiso se anunciaba al mundo. Empezaba así una nueva etapa en la vida de la actriz que se retiraba de la gran pantalla para convertirse en princesa. Once películas, un Oscar y dos Globos de Oro eran su legado cinematográfico.
El acontecimiento del siglo
El 18 de abril de 1956, en el Salón del Trono del palacio de Mónaco, la pareja contraía matrimonio civil y un día después, el 19 de abril, tenía lugar la ceremonia religiosa. Calificado como el acontecimiento del siglo, Grace Kelly lució un icónico vestido que ya forma parte de la historia de la moda nupcial. Un elegante diseño de Helen Rose que ha sido uno de los más imitados desde entonces. La boda reunió a 600 invitados de la aristocracia y del cine, fue retransmitida por diferentes canales de televisión europeos y se estima que fue visto por más de 30 millones de espectadores. A partir de ese día, actriz se convirtió en princesa, recibió 140 títulos nobiliarios y pasó a estar dedicada a tiempo completo al principado y a su familia.
Su estilo y elegancia marcó a partir de entonces cada uno de los actos en los que participaba y Mónaco comenzó a vivir una época dorada atrayendo nuevas fortunas en inversiones gracias a la proyección internacional y a la atracción que ejercía la estrella de Hollywood. Grace proyectaba una imagen de exclusividad y clase a la vez que se convertía en una madre cariñosa y mostraba con naturalidad la relación con sus hijos. El 23 de enero de 1957 nacía la primogénita del matrimonio, Carolina. Ese día fue declarado fiesta nacional. El 14 de mayo de 1958 llegó al mundo el heredero, el príncipe Alberto y, siete años después, el 1 de febrero de 1965 nació Estefanía, la tercera y última hija.
«Ella tenía lo que llamamos la inteligencia del corazón, era algo que le salía naturalmente, una cualidad a veces olvidada, sabía cómo mostrarse a los demás y mostrar un poco de humanismo», dice sobre ella su hijo Alberto que destaca «su papel de madre, de confidente y de consejera». «La paciencia, saber escuchar a los demás, ser generoso, considerar a los demás, una cierta sociabilidad. Y sobre todo, la solidaridad», son las características que más recuerda de su madre.
La adaptación a la nueva vida no fue fácil para la actriz-princesa, pero fue feliz con su marido y con su familia hasta que el 13 de septiembre de 1982 sufrió un terrible accidente de tráfico en la misma carretera que aparecía en 'Atrapa a un ladrón' mientras regresaba a Mónaco desde su casa de campo en Roc Agel. La versión oficial estableció que Grace sufrió un ataque al corazón y provocó que el coche volcara y se saliera en una curva de la vía, precipitándose por una ladera de 30 metros. Iba acompañada por su hija menor, Estefanía, que tenía 17 años. Ella salió ilesa, mientras su madre fallecía al día siguiente en el Centro Hospitalario Princesa Grace. Cuatro días después era enterrada en la Catedral de San Nicolás en uno de los días más tristes para el principado.
La gran renuncia
El día de su muerte, Grace Kelly tenía apenas 10.000 dólares y una casa de campo en Irlanda que había pertenecido a su abuelo. Un escaso patrimonio para la que había sido una rutilante estrella cinematográfica. Se estima que si hubiera seguido con su carrera habría alcanzado un nivel similar al de otras estrellas de la época como Audrey Hepburn, que tenía unos 85 millones de euros cuando falleció.
Sin embargo, la actriz aceptó renunciar a su carrera por amor por lo que no pudo capitalizar su fama. Más aún, según revela el documental 'Los millones perdidos', para casarse, tuvo que pagar a la casa principesca una dote de dos millones de dólares. Para poder abonar una cantidad tan alta, recurrió a dinero de su familia ya que no era suficiente con lo que había logrado reunir durante su trayectoria profesional, a pesar de los éxitos conseguidos.
TITULO : AQUI HAY TRABAJO - Castilla y León y Eslovenia intensifican sus relaciones comerciales ,.
Castilla y León y Eslovenia intensifican sus relaciones comerciales,.
Mañueco traslada al embajador de este país del centro de Europa en España su compromiso para reforzar las exportaciones de bienes de equipo y del sector agroalimentario así como para impulsar el turismo entre ambos territorios,.
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, se ha reunido este miércoles en la sede de la Junta en Valladolid con el embajador de Eslovenia, Robert Krmelj, para abordar asuntos de interés y comunes a ambos territorios, como es, sobre todo, en el tema comercial y económico, donde mantienen unas excelentes relaciones.
Así lo han confirmado ambos tras esta reunión, en la que han reafirmado su firme compromiso en seguir intensificando estos contactos.
En la actualidad, la balanza comercial de la Comunidad con este mercado está equilibrada. Un total de 83 empresas de Castilla y León venden sus productos y servicios a este mercado de forma regular, siendo los sectores más importantes el de la automoción, que aglutina el 80 por ciento de las ventas y lidera también las importaciones, además del químico, el farmacéutico y el agroalimentario.
El presidente ha trasladado al embajador de Eslovenia el compromiso del Gobierno autonómico de apoyar las exportaciones de bienes de equipo y del sector agroalimentario a este país, así como impulsar el acercamiento en el ámbito de la industria de la automoción entre los dos territorios.
Asimismo, en la reunión también se han expuesto otros asuntos de interés común como el de potenciar las energías renovables y su aprovechamiento para generar riqueza y empleo en el territorio, o el impulsar al turismo, con especial interés en todos los mercados europeos.
TITULO: 80 cm -Vingegaard dobla a Pogacar ante el espejo del reloj,.
Vingegaard dobla a Pogacar ante el espejo del reloj,.
foto / Jonas Vingegaard, coronado tras su aplastante victoria contra el reloj.
El líder reclama el Tour al alejar al esloveno a casi dos minutos mientras Carlos Rodríguez baja a la cuarta plaza y Pello Bilbao se acerca a la sexta,.
«Enséñale al mundo quién es el mejor», le azuzaban a Jonas Vingegaard desde el coche del Jumbo. Lo hizo. El líder arremetió desde la primera curva. A la bicicleta de contrarreloj la llaman 'cabra'. El danés montaba un toro de San Fermín. Embestida. Antes de partir se había enfriado con un ventilador y un chaleco de hielo. Ya en la carretera dejó un reguero de fuego. De sangre ajena. Arrolló. Hachazo. Adiós al empate con Tadej Pogacar. Le sacó 1 minuto y 38 segundos, un abismo en 22,4 kilómetros, y le dejó claro que solo podrá quitarle este Tour con una gesta para remontar los casi dos minutos que pierde. Pogacar lo intentará. Al esloveno no le vale ser segundo. El público asiste a una edición prodigiosa en la que al resto de los ciclistas solo les quedan las migas, eso sí, de oro. Carlos Rodríguez bajó a la cuarta plaza y Pello Bilbao, siempre una apuesta segura, acabó cuarto la contrarreloj y se arrima al sexto puesto de este sensacional Tour.
Vingegaard y Pogacar habían convertido el empate en una obra de arte. Hasta ahora. El danés reclamó la batuta en la contrarreloj. Sin cambiar de bicicleta en la subida final como hizo Pogacar. Pedaleó a pulso, a pura fuerza, en la cota de Domancy y el falso llano hasta la meta en Combloux. Fue Induráin. Rey del reloj. Las diferencias en 34 minutos de esfuerzo fueron tremendas: 1.38 a Pogacar. El tercero, Van Aert, cedió 2.51. Y el cuarto, magnífico Pello Bilbao, casi se fue a los tres minutos (2.55). Carlos Rodríguez, a punto de ser doblado por Pogacar, perdió 3.36 y la tercera plaza del podio. Ahora es de Adam Yates, que le saca 5 segundos. A Pello le separan apenas 10 segundos del sexto puesto de Kuss. El americano se sacrificará por defender a Vingegaard en la montaña que viene. Lo mismo hará Adam Yates por Pogacar. A través de esos dos huecos pueden colarse Carlos y Pello.
Por un día, los dos inseparables del Tour corrieron sin el peso de la sombra del otro. Esta vez el combate era contra el cronómetro. Vingegaard, líder en la salida con 10 segundos de margen, no iba a cruzar guantes solo con Pogacar. La pelea era de cara contra el espejo. El reloj. Las manecillas que marcaban el paso en 22 kilómetros con formato de cronoescalada a dos cotas, la Cascada del Corazón y Domancy, la pared donde Bernard Hinault fusiló uno a uno a todos sus rivales para alzar como un forzudo el arcoíris de campeón del mundo en 1980. Dicen que antes de aquella histórica gesta el bretón mandó a uno de sus auxiliares poner a enfriar champán en la nevera. Sabía lo que iba a pasar. Vingegaard también pudo brindar tras la contrarreloj. Aunque fue un sorbo. Queda Tour. Queda la rabia de un campeón como Pogacar.
La carrera necesita a los dos. ¿Qué sería del Tour si uno no estuviera? Un monólogo del otro. Adam Yates, el tercero, está a casi 9 minutos. Las dos sombras volverán a encontrarse en la jornada que viene, la del tremendo col de la Loze, el más exigente de esta edición. ¿Pagará alguno el sobreesfuerzo de la crono? El futuro no obedece a nadie. Está por escribir. En eso confía Pogacar. Como en 2022, ha recibido una paliza del mismo rival, Vingegaard. No está habituado. Tiene a su compañero Adam Yates para poner nervioso al líder. Pero también tiene clavada una buena estocada.
El plan del líder se cumple
Con la cima albina del Mont Blanc atenta a lo que sucedía, Vingegaard y Pogacar se sometieron a un test individual. El único. El líder danés, que había preferido ser conservador en los Alpes, se ha mantenido fiel al plan del equipo Jumbo. Todo cuadraba. El libro de ruta hasta aquí había sido perfecto, con victorias en la Itzulia y el Dauphiné. El esloveno, en cambio, venía de un tropiezo en primavera, en la Lieja-Bastogne-Lieja, que le partió una muñeca y le trompicó el camino al Tour. Durante la jornada de descanso del lunes dijo que estaba «bien». Vingegaard dijo más: «Siento que estoy mejorando». Eso había parecido el domingo en la subida final a Saint Gervais Mont Blanc. Pogacar, más explosivo, no tuvo dinamita para reventar al líder. ¿Perdió Vingegaard la ocasión de replicar y alejar a su adversario? Tenía guardada una bala en el reloj.
Los dos se han torturado a diario. El resto del pelotón compite asfixiado. A ninguno de los dos nunca nadie le ha exigido tanto. Exploran sus límites desde la gran salida en Bilbao. A dúo han conseguido ya que esta edición sea un éxito de audiencia. El domingo, récord histórico, 8,7 millones de espectadores vieron en directo el final de la decimoquinta etapa. El público disfruta como nunca de esta pelea a mordiscos entre dos ciclistas extraordinarios.
La salida de la crono estaba en Passy, llena de sanatorios para que el aire alpino cure las enfermedades respiratorias. Allí murió Marie Curie, premio Nobel de Física y de Química. Decía que un científico es como un niño al que los fenómenos naturales le impresionan igual que los cuentos de hadas. Así corre Pogacar. El lunes, durante la jornada de descanso, lo pasó bomba dándose chapuzones en una piscina. Con salto mortal incluido. ¿Una imprudencia? Sí. Pero él es así. El Tour es su cuento de hadas. Debutó en 2020 y lo ganó, como en 2021. Hasta que en 2022 llegó Vingegaard y abrió el libro de la Grande Boucle por otra página, la suya. El danés le batió en esa edición y va camino de repetir. También el Tour es su sueño infantil. En la cota de Hinault, el danés agarró este cuento de hadas y se lo puso bajo el brazo. Pogacar aún quiere quitárselo. A jugar en los Alpes y los Vosgos.
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