TITULO: 7 DIAS CITAS , SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - ¡ BUENOS DIAS JAVI Y MAR ! - CADENA 100 - CALLEJEROS - Martes - 3 - Diciembre - Ribera sera numero dos de la comisión europea pese a las zancadillas de Feijoo ,.
¡ BUENOS DIAS JAVI Y MAR ! - CADENA 100 ,.
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate,etc.
Al rincón de pensar - Martes - 3 - Diciembre ,.
Al rincón, anteriormente conocido como Al rincón de pensar, fue un programa de televisión español en el que cada semana dos personajes de plena actualidad (cantantes, políticos, actores, deportistas) se someterán a las preguntas Risto Mejide en su particular rincón. Se emitió los martes a las 00:00 horas en Antena 3., etc,.
Ribera sera numero dos de la comisión europea pese a las zancadillas de Feijoo,.
foto / Teresa Ribera,.
La cesión de los conservadores al nombramiento de la española como ‘número dos’ del Ejecutivo comunitario y el aval socialista a los candidatos de Meloni y Orbán posibilitan el acuerdo tras una semana de crisis política alentada por el PP de Feijóo,.
Vía libre para desbloquear la nueva Comisión Europea, según confirman varias fuentes parlamentarias. El Partido Popular Europeo (PPE) ha respaldado este miércoles, pese a la oposición y las maniobras del PP de Alberto Núñez Feijóo, a la española Teresa Ribera como número dos con el cargo de vicepresidenta de Transición Justa, Limpia y Competitiva y encargada de la potente cartera europea de Competencia.
TITULO: LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA, - LA CHICA LUNES - 2 - Domingo - 1 - DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES - 3 - Diciembre - Eva Díaz Pérez ,.
DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES - 3 - Diciembre ,.
El programa está conducido por la periodista catalana Susanna Griso. Cada semana visitará la casa de un personaje famoso relevante y mediante el hilo conductor de la entrevista, irá desgranando la vida de los famosos. Como novedad la periodista se instalará en las casas de los invitados durante dos días pasando una noche allí. El MARTES - 3 - Diciembre , a las 22:40 por antena 3, etc.
LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA, - LA CHICA LUNES - 2 - Domingo - 1 - DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES - 3 - Diciembre - Eva Díaz Pérez,.
Eva Díaz Pérez,.
fotos / Eva Díaz Pérez: «Los novelistas somos gente muy atrevida»,.
La historia escribe, algo de azar y otro de culpa, nuestra propia obra, la de cada uno; nosotros, por un extraño motivo, le devolvemos los deberes, corregidos. En esa tarea de escribir la historia que nos escribe —describe— lleva Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971) más de diez años en la novela, Memoria de cenizas (2005); no sé cuántos en el periodismo: finalista del Premio Nacional en 2003, en 2004, redacciones de Diario 16, El Mundo; ahora ABC y El País.
Un lenguaje cuidado y exigente, un rigor —escrupuloso— en la documentación y en la recreación del tiempo narrado y una vocación/dedicación de eremita la han llevado a ser finalista del Premio Nadal con El club de la memoria; al VII Premio Málaga de Novela con Adriático; al Premio Andalucía de la Crítica. Horas de entrega a la escritura, de oficio, de consideración por este, de constancia en aquellas: las claves de la construcción de una obra y de una firma que es referente del panorama narrativo español de hoy día.
En este 2017, Eva Díaz Pérez ha publicado El color de los ángeles, novela con la que recrea los años de Murillo. Quedamos en Sevilla, tierra natal del pintor. Allí, cercana a la cristalera que nos abre ventana al bullicio, la cárcel donde anduvo Cervantes. Y por seguir con el legado de este, procuramos demostrar que la palabra es una dimensión más de las libertades a la que no se le puede acotar sus distancias, y así hablamos de todo, pregunta tras respuesta, respuesta tras pregunta. Escribiendo, mientras la historia nos escribe, nuestra propia historia.
P: ¿Por qué el éxito de la novela histórica?
R: Ay, eso digo yo… Yo creo que es un género que efectivamente tiene mucha proyección: hay un indudable éxito comercial, es un género mimado. Pero por eso mismo también yo creo que hay mucha gente que se apunta al carro de la novela histórica, y que por eso tal vez esté tan denostada.
La novela de época requiere un sobresfuerzo… un compromiso por parte del autor… de «si paseas por el pasado, no puedes hacer una cosa superficial»… que yo creo que en muchas ocasiones está tomado muy a la ligera. Entonces, es verdad que tiene mucha repercusión. Noto que la gente, además de lo literario, tiene un interés divulgativo; es decir, en conocer el personaje, o la época.
Es un género que, aunque me apasiona, tengo que estar luchando constantemente contra él o contra el éxito que hay a su alrededor. Esto me da un poco de pena, aunque hay veces que te ayuda, que te mete en un terreno que te viene bien, pero sí, a mí hay veces que me molesta un poco. Y como lectora de novela histórica, tengo muchísimos problemas: hay muy pocas novelas de época que me gusten.
P: Pero ¿puede una novela ser historia? ¿O ser la historia una novela? Intuyo ahí una incongruencia: si se novela, no es historia; si es historia, para qué novelar.
R: Esa es la gran paradoja del género, muy difícil de resolver. De hecho, yo creo que no se resuelve. Por ejemplo, en mis novelas es muy importante la base histórica, fundamental. Pero para crear la atmósfera. O incluso el caso de la de Murillo, El color de los ángeles, es verdad que es un personaje real, que está muy documentado, pero, claro, al mismo tiempo es un personaje con muchas lagunas biográficas —eso me ha sorprendido bastante—. Entonces, ahí te permite desarrollar la ficción, aunque con unas claves que son fruto del género: la verosimilitud. Es decir: lo que inventas tiene que tener un punto evidente de posibilidad real.
Y esa mezcla, ese género fronterizo, me interesa mucho. Ese no saber muy bien qué es real y qué es pura literatura, eso desconcierta mucho a la gente. El lector puro de novela histórica siempre te hace la misma pregunta: “¿Esto te lo has inventado tú o no?” Entonces, claro, juegas con eso. Yo creo que es importante darle al lector no lo que quiere, sino que al leer la novela tenga una imagen aproximada de la época y del personaje, por supuesto. Pero ahí hay muchos factores literarios de los que el lector no es consciente. A ver, no haces trampa, no haces cosas delirantes. Pero sí verosímiles.
P: He oído a escritores, gente del gremio, que la moda de las novelas históricas pudo perjudicar, desde el punto de vista editorial, a otros estilos de novela, de público minoritario.
R: Sí. Indudable. El mundo editorial es muy empresarial, mercantilista. Y en muchas ocasiones se toman decisiones, desde ese criterio empresarial, que apartan la buena literatura. En muchas ocasiones vemos que lo que más se proyecta, lo que llena los escaparates de las librerías es, precisamente, lo que literariamente es peor. Pero ese juego siempre ha existido y eso siempre permitía publicar y apostar por autores poco conocidos, con una literatura quizá más difícil porque no era accesible para tanta gente, pero sí necesarios. Ese juego siempre ha sido clave: publico a un autor más comercial para que otro menos conocido me aporte, digamos, la calidad literaria.
En los últimos años sí que estoy viendo que está pesando demasiado el rollo editorial sólo; es decir, ya es difícil encontrar la apuesta por otro tipo de literatura más minoritaria, y eso a mí me crea inquietud tanto como lectora —voy a tener menos acceso a un tipo de literatura que me interesa más— y como autora, porque eso da miedo, que te mediaticen. A mí en muchas ocasiones me han dicho desde el mundo editorial que yo tenía un problema, por hacer novelas literarias. Yo creo que eso es lo que hay que hacer, digo yo. Me sorprende un poco: resulta que hay que intentar no hacer literatura. O no aspirar a una voluntad literaria. Y eso a mí es una cosa que me estremece. Hasta ahora he podido, sin renunciar a hacer lo que quiero, escribir una literatura que le gusta a la gente y que la valora el buen lector.
P: ¿Por qué se asocia novela histórica a mala literatura o a literatura comercial? No sé por qué, pero son conceptos con frecuencia unidos.
R: Sí, por eso te digo: yo lucho contra eso continuamente. Siempre me estoy justificando por escribir novela histórica. Te dicen que si lo que haces es best-seller, a lo que yo digo que no, que ya quisiera yo hacer eso. Lo mío es una decisión puramente subjetiva, es decir, yo hago novela histórica porque me gusta la historia, sinceramente. Porque es un género en el que me encuentro muy bien. Pero es cierto que te tienes que estar justificando. No sé por qué, pues hubo una época en la que la novela histórica tenía la fama justa y el valor literario. Por ejemplo, la época en la que se convierten en grandes libros Memoria de Adriano o El nombre de la rosa. Lo que creo es que hemos ido degenerando un poco, pues se ha subido al carro gente que ni tiene calidad literaria ni histórica. Esto último me sorprende mucho. Son libros que se caen de la mano literariamente, y después es que históricamente tienen errores graves, de una profundidad… Por eso decía que es un género que requiere mucho esfuerzo, y que sin embargo se resuelve de cualquier manera por gente que se sube al carro.
P: Y entonces, desde lo literario, ¿qué puede aportar esa historia novelada al lector?
R: Yo creo que belleza literaria, puramente. Yo no entiendo la novela sin cuidar el lenguaje, es que no me sale, no me sale. Me parece una cosa fundamental. Entonces yo creo que la novela de época tiene muchas veces como una dimensión de memoria… que a mí me interesa mucho y que te da muchas claves interesantes, desde el punto de vista literario. Eso que te decía de pasear por el pasado, por ejemplo, es algo muy sugerente.
Yo recuerdo El sonámbulo de Verdún, por ejemplo, que es una novela que yo la sitúo en la Primera Guerra Mundial, y es una novela que me permitió entrar en estancias que te sugerían atmósferas muy literarias, muy literarias, y que incluso te permite jugar con el lenguaje de época. Ahora por ejemplo con Murillo, toda esa sonoridad del barroco, intentas transmitirla. Tú evidentemente no escribes como se escribía en el barroco. Pero sí es un juego de estilo muy interesante. Y yo creo que el buen lector, el lector que sabe saborear esas cosas, eso se lo lleva. Estar paseando por una estancia del pasado y estar escuchando sonidos del pasado, evocadores, un poco novela intelectual, novela de memoria, del recuerdo. Eso es muy tendente a la literatura.
P:¿Y la idea, algo tópica, de que toda historia tiende a repetirse?
R: Claro. Eso a mí me interesa mucho, también. Cuando escribo novela de cualquier época me gusta dar esa clave o ese guiño al lector contemporáneo. A ver, no me gustan los anacronismos, ni descontextualizar a los personajes, como estas heroínas femeninas de la Edad Media que parecen que han salido del Mayo del 68. Cuando yo escribo sobre Murillo, por ejemplo, me meto en la mente de un hombre del siglo XVII. Esa metáfora tiene que quedar en la novela, la de que la gente se identifique con cualquier época.
El tema puramente histórico, de situaciones históricas, pues lo mismo. Por ejemplo, en la novela El club de la memoria trataba el tema del exilio, y toda la dureza y la soledad del exiliado. Algo que hoy puede reconocer el lector actual con el tema de los refugiados. Es lo mismo. Me gusta que haya esa lectura contemporánea, pero sin trampas.
P: Y hablando de trampas —o trampantojos—, de tópicos está llena la valoración que muchos han hecho sobre el protagonista de tu última novela: Murillo. ¿Por qué crees que ha sucedido?
R: A mí es una de las cosas que me llevó a escribir la novela. Bueno, primero me sorprendió que no se hubiese escrito ninguna novela sobre Murillo. Y luego es verdad que sobre Murillo hay una idea plana, de santurrón, de beato, de pintor exclusivamente religioso y marcado por el interés del negocio y del mercado. Y yo tenía un poco esa idea, aunque me fascinaba el Murillo de la pintura profana. Cuando yo me meto en el personaje, veo que hay un pintor mucho más completo. Que por un lado es verdad que es un personaje clave en la nueva forma de contar la religiosidad de su tiempo, con esa visión de la Contrarreforma, pero amable, no dando claves de la religión como castigo. Pero por otra parte, ese Murillo que pinta la vida, que pinta su época cotidiana, que parece que te estás asomando a una ventana del siglo XVII, eso me parece fascinante.
Y sobre todo, ya cuando me metí de lleno en el tema, tú lees los tratados de la época —de un Francisco Pacheco, de un Vicente Carducho—, y ves que ese tipo de pintura de la vida cotidiana estaba muy mal vista en España. En el norte de Europa, bueno… —de hecho, ahí se va a producir la gran revolución del arte, lo del ensayo de Todorov, El elogio de lo cotidiano, de lo simple, de los personajes anónimos—, pero eso aquí en España estaba muy mal visto. Y Murillo es capaz y se atreve con esa pintura. Es verdad que en Sevilla había una sensibilidad respecto de esa pintura por las circunstancias de la época: comerciantes flamencos instalados por el negocio de Indias, y claro, hacen encargos, eran sus amigos… Ahí hay un Murillo muy poco conocido. El pintor total: tiene un estilo y el otro. Y sin embargo, nos ha llegado el beatón, el del uso del nacionalcatolicismo. Yo he intentando mostrar otro Murillo.
P: ¿Puede la literatura poner en su sitio lo que la historia no consiguió?
R: No lo sé, me parece un poco atrevido eso. Aunque los novelistas somos gente muy atrevida. Yo confieso que, en fin, yo no voy a decir mejor lo que tantos historiadores del arte han hecho en maravillosos ensayos —que además a mí me han servido mucho para interpretar sobre el tiempo en el que escribo—. Pero sí es verdad que a veces la literatura te permite ver el aire de época, la clave de un personaje, contemplarlo con una distancia que no es la del especialista, y que quizá queda más clara. Tiene un punto de atrevimiento, pues a lo mejor lo estás simplificando. O le estoy dando una proyección subjetiva de mí misma. Pero bueno, ahí está también la apuesta de la literatura. Tienes que lanzarte a estas cosas. Mientras hagas un retrato aproximado, verosímil…
Por los lectores, lo que me han comentando y tal, hay quien me ha dicho que ahora comprende mejor a Murillo. Hombre, espero no haber traicionado. Pero sí que después de ese ejercicio de investigación, de introspección, de ver cómo fue… a mí me ha dado la sensación de transmitir a Murillo. No sé si será o no será.
P: En todas tus obras tiendes a rescatar figuras históricas olvidadas, cuya vida construyes desde la ficción —Hijos del mediodía— o desde la documentación —Memoria de cenizas—.
R: Sí, es verdad. Me encanta que te des cuenta de eso. Es la obsesión que tengo por rescatar o hacer justicia poética —que, bueno, es un poco una tontada— con personajes que se han contado mal, como el caso de Murillo. Y de los anteriores personajes, de Memoria de cenizas, la historia de estos heterodoxos, o esa Sevilla de la reforma protestante, poco conocida… O El club de la memoria, toda esa gente que protagoniza el exilio intelectual español. A mí eso me atrae mucho: intentar contar o rescatar a esos personajes olvidados. Tiene una dimensión ética, ese ejercicio, muy interesante.
P: Me interesa, cuando elaboras una novela histórica, tus límites entre la posibilidad de la ficción y el rigor de la documentación. ¿Dónde puede empezar la ficción y terminar la documentación? Y al revés.
R: Es una línea complicada, de forma que hay veces que vuelvo a entrar por circunstancias en alguna novela, por ejemplo Hijos del mediodía, que está llena de juegos de ficción y de realidad… Yo ahora te confieso que no recuerdo lo que me he inventado y lo que no. Por ejemplo, me acuerdo de un episodio en el que aparecen Fernando Villalón y Rafael Alberti, que van a El Puerto de Santa María, casi se estrellan, y yo me acuerdo de que en ese episodio incluyo cosas que fueron reales y otras que fueron ficticias, pero yo no me acuerdo ahora de qué me he inventado o de qué era real. Es muy atractivo, porque esa sutil línea te crea un terreno, te crea un campo de cosecha muy sugerente.
P: En cualquier caso, intuyo que en tus novelas —hablamos ahora de El club de la memoria o El sonámbulo de Verdún— buscas, desde la historia, una verdad —verosímil o histórica—, para así transmitir una idea.
R: Totalmente. Siempre intento que haya una idea base muy fundamentada en la historia. En El club de la memoria era, sin duda, pues recuperar un momento feliz de la historia de España, en el que todo era posible, sus protagonistas eran jóvenes, las Misiones Pedagógicas… Y de pronto ocurre algo terrible, la Guerra Civil, que los lanza por el mundo con ese viento sucio de la historia que decía Salinas. Entonces, es la historia de la amistad dentro de una España que pudo ser y que no fue. Esa idea está en toda la novela. Y es sobre lo que gira todo. Y después, en la parte de ficción, pues son pequeñas ficciones necesarias para la construcción del relato, pero sí hay una gran verdad histórica. En Memoria de cenizas es igual: contar la historia de una España que pudo ser y no fue. Es decir, hay una constante, en ese sentido, muy clara.
P: Ese ejercicio también lo relaciono con el periodismo: la búsqueda de la verdad y de su idea, aunque en su caso sea una verdad material y no de ficción. Se supone.
R: Hombre, a mí me gustaría que se pudiera hacer más en la prensa, pero nos dejamos llevar por la inercia de la actualidad, por el “presentismo”. A mí gusta el periodismo como observador de su tiempo, haciendo historia. Reposado, reflexivo, más cuidado. Como un Chaves Nogales o un Sender. Fueron gente que te estaban contando la historia de España en los periódicos. Podemos conocer la historia de España, esa parte de la historia de España, gracias a estos periodistas.
P: Y entonces, como dice Carrère, ¿el periodismo es un género de la literatura?
R: Yo creo que sí. No en el sentido de ficción, claro, pero sí a la hora de contar las cosas. Para mí muchas veces, te confieso, el periodismo ha sido un laboratorio de ensayo narrativo. En ese oficio se han hecho grandes narradores —otros también han degenerado—. Pero yo lo veo en clave positiva: me ha servido como laboratorio de creación, la capacidad que te da para ser muy descriptiva pero concisa. Es un laboratorio muy interesante. Para el literato te da muchas claves. Buenas.
P: Aunque cada vez hay menos literatura en los periódicos. Un modo de entender el oficio que se está perdiendo, por lo que escucho en las facultades y en las redacciones.
R: Eso sin duda. Y además, te encasillarán como el extravagante, el raro. Yo estoy harta de vivir eso, aunque me lleve muy bien con mis compañeros. Pero esa sensación de isla, pf, es brutal. Lo que pasa es que es un pulso que te anima, y además lo notas mucho con los lectores, con determinados lectores. Cuando hay lectores que te buscan a ti, que te agradecen cómo has contado algo —cómo, no qué—, ahí dices tú que hay gente que va buscando eso. Y hay un lector que los periódicos han olvidado y están olvidando: el gran lector de periódicos. El que se detiene, el que lee las cosas “de otra forma”. Y por esa razón, por ese olvido, quizá se esté viviendo la crisis de hoy.
P: Eso es un círculo vicioso: la crisis del modelo de negocio también, creo, ha acrecentado esta situación. Lo que no llego a comprender es por qué.
R: Yo todavía me lo pregunto, yo me lo pregunto, de verdad. Pienso que ha sido un gran error. Tampoco es cuestión de ser siempre elevado, pero ¿por qué se ha abandonado a ese lector? Tú ves ahora las secciones de Cultura y están llenas de cosas banales, superficiales… Pero es que la cultura no sólo sirve para esa sección de Cultura, es que una crónica judicial puede estar bien contada usando técnicas narrativas. Eso parece que se ha aparcado totalmente, y el lector que iba buscando esa calidad de página, que era el que compraba los periódicos, ya apenas existe. Y ese era, ya digo, el que compraba los periódicos.
P: ¿Cómo ha cambiado el periodismo en estos veinte, treinta, años de profesión?
R: Mi radiografía: yo llegué cuando todo empezaba a derrumbarse. Tengo esa absoluta sensación. Cuando yo llego, todavía había un buen periodismo; bueno, sigue existiendo un buen periodismo, creo, pero no es lo mismo. Cuando yo llego, hasta el nivel económico del periodista estaba bien.
Yo entro de becaria en Diario 16, entonces yo llego de becaria a un gran periódico pero en el que estoy un año y pico. Yo asisto al derrumbe de esa gran prensa, en la que yo me había educado, me había formado, pero que llego ya cuando se están apagando las luces. Esa es mi sensación: yo he llegado al periodismo cuando se están apagando las luces. Es una cosa de final de algo. Y claro, hubo un momento de cierto despegue, pero más económico que de calidad. Que coincidió con el mundo de las grandes tecnologías, pero que no se ha implantado del todo bien. Y ya llegó la crisis y se ha acabado como se ha acabado. Pero eso: tengo la sensación de haber llegado cuando se han apagado las luces y el salón de baile se ha convertido en un cuarto de ratones o algo así.
P: Y desde esa pérdida, ¿el periodismo ha cometido algún error en estos últimos años?
R: Yo creo que sí. Ha habido muchos errores, que estamos pagando. Y sobre todo yo creo que ha sido el fin del modelo de negocio, que no se ha encontrado. Se ha estado dando vueltas en torno a una idea, luego a otra, y eso ha repercutido en el trabajo profesional y en el periodismo como concepto de empresa. Entonces, eso, creo que ha habido muchos errores y que los estamos pagando. Porque, no sé, cuando me pongo a pensar en los años que llevamos pensando en el modelo de negocio que debemos hacer…
Yo he tenido que pasar de hacer una cosa, ahora a otra… No tener claras las ideas, esa sensación de no tener claras las ideas… Y yo como profesional, como periodista, tengo la sensación de que en mi oficio yo no he podido hacer el periodismo en el que he creído. Sí he tenido la sensación de hacer libros, este periodismo de investigación cultural, por el que me siento muy afortunada y muy bien. Hubo una época en la que pude hacerlo, pero después tuve que dejarlo. Pues precisamente a lo que me llevaba el periodismo era a hacer las cosas cada vez con más urgencia y tal, y me impedía hacer ese otro periodismo.
P: Ya sea en el periodismo o en la novela, ¿te escribe lo que escribes? ¿Te lees y aprendes de lo que has escrito?
R: Soy muy poco de leerme luego. Pero cuando me leo me doy cuenta de que me he explicado mucho cómo soy, y me sirve mucho como retrato. Es verdad que cuentas una cosa ajena a ti, pero después te das cuenta de que hay mucho de tu biografía. De lo escrito tanto en el periodismo como en la literatura, sin que tú lo percibieras. Te confiesas y te desnudas mucho, aunque ni tú misma lo quieras.
P: Y si de nuevo creciera en ti la vocación por las humanidades y por el periodismo, ¿volverías a dedicarte a ellas?
R: El periodismo me ha decepcionado mucho. Yo quizá… a ver, me ha dado cosas muy buenas, muy buenas, lo he pasado muy bien, he aprendido mucho, sobre todo dedicándome al periodismo cultural, que es lo mejor de los periodismos. Te aporta, sin duda, muchísimo, como persona. Yo siempre digo que el periodismo cultural es oficio y biografía. Es decir, es mi oficio, pero cuando yo termino, no he terminado: me voy al teatro, o sigo leyendo, voy aprendiendo. Es mi vida. Tú continúas cuando terminas. Sigues trabajando, sigues pensando. Eso me lo ha dado el periodismo, y me gusta mucho, es maravilloso. Pero sin embargo, como he visto cierta degeneración… Y en ocasiones, además, como es muy inestable económicamente… Yo viendo mi trayectoria de ensayo y de novela, quizá me hubiese dedicado a otra cosa. Es durísimo, y aunque me ha aportado mucho, yo me habría dedicado a la universidad, a la investigación… Porque el periodismo es una profesión muy jodida, muy vocacional, muy de echarle horas. Mucha incomprensión. ¿Merece la pena? No sé hasta qué punto. Y eso que yo he tenido suerte: me he podido dedicar al periodismo cultural. Pero ahora, quizá me lo pensaría.
TITULO: Viajeros
Cuatro - De 'road trip' familiar por la República Checa : cinco días de actividades al aire libre ,.
El Miércoles - 4 - Diciembre a las 22:45 por La
cuatro,foto,.
De 'road trip' familiar por la República Checa : cinco días de actividades al aire libre,.
En la región checa de Liberec se disfruta al máximo del llamado Paraíso de Bohemia gracias a rutas senderistas entre rocas gigantes, castillos de película, un descenso por el río Jizera, actividades acuáticas en el lago Mácha o una cervecería con cinco siglos de historia,.
TITULO: Ven a cenar conmigo - EL HOROSCOPO - Álvaro Díaz (rapero),.
Álvaro Díaz (rapero),.
foto / Álvaro Díaz ( rapero ) "No descarto dejar la música por la fe como Daddy Yankee, mi mamá siempre dice que voy a ser pastor",.
El puertorriqueño publica este viernes 'Sayonara', su quinto disco de estudio,.
Son las cinco y Álvaro Díaz (San Juan, 1989) aparece en una pequeña habitación de un céntrico hotel de Madrid. No ha comido aún porque ha pasado la mañana dando entrevistas a streamers y reaccionadores. Está en la capital haciendo una corta escala antes de regresar a su tierra, Puerto Rico, tras unas cortas vacaciones en Japón.
Quiere presentar ante sus fans españoles su nuevo proyecto, Sayonara. Un quinto disco de estudio que publica este viernes. Justo antes de un verano en el que recorrerá la Península dando shows en una decena de festivales.
Aunque sus números son inmensos -nueve millones de oyentes mensuales sólo en Spotify-, el puertorriqueño es consciente de que su proyecto no ha explotado tanto a nivel global como el de algunos de sus compatriotas.
"Obviamente uno quiere que le escuche la mayor gente posible", confiesa antes de poner sobre la mesa sus prioridades. "Pero los números son fácilmente manipulables. Me vale más que haya diez personas con un tatuaje mío a que un millón escuche una canción", defiende.
- ¿Qué buscas proponer con este álbum?
- Siento
que con Sayonara le digo adiós a lo tradicional. Creo que me atrevo a
jugar aún más con sonidos, con referencias bien nostálgicas para mí
porque son de la etapa en que me enamoré de la música rock de MTV. Hay
mucha influencia de Nirvana, de Blink-182, pero también del reggaeton
old school. El álbum es la continuación de Felicilandia, mi disco
anterior. Si aquel era el camino a la felicidad éste explora el
aprender a decir adiós a esa felicidad que crees que encontraste.
- En el disco hay varias colaboraciones con artistas españoles. Están Quevedo, Sen Senra y Arón Piper. ¿Cómo surgen?
- También está Judeline haciendo voces. La verdad es que son artistas a los que respeto y fue un honor colaborar con todos. A Sen ya le había conocido y nos juntamos en una sesión aquí en Madrid. Igual con Quevedo, ya nos habíamos visto antes y fue cool ir al estudio. Con Arón también, tenía una amistad. Y con Judeline lo que pasó es que estaba loco por hacer algo con ella y cuando estaba creando Yoko pensé que su voz daría una vida especial a la canción y se la envié.
- Quizás ella es la menos conocida a nivel popularidad. Entiendo que viste algo especial en ella.
- Yo soy súper fan del talento y del arte de las personas. De los números y los followers muchas veces ni me doy cuenta porque en mi mente hay artistas que son gigantes aunque sean menos conocidos. Creo que ella va a tener su momento bien bonito y es súper cool colaborar con artistas cuando están en esa etapa en que quizás no les conoce todo el mundo y después se conviertan en lo que se van a convertir.
- Respecto a eso de los números, ¿sientes que pasa con tu carrera que tus números no son tan explosivos como los de otros?
- Sí, 100%. Pero a veces los números se reflejan de otra manera. Yo veo muchos proyectos que tienen demasiados números y vas a un show y no venden la misma cantidad de tickets ni hay la misma conexión con el público. Creo que los números están ahí para algo, pero son bien manipulables.
- O sea, que no es algo que te preocupe.
- No. Obviamente uno quisiera que la mayor cantidad de personas escuchen su música. Creo que a todos los artistas nos encantaría. Pero no lo es todo. Me vale más que haya diez personas con un tatuaje mío a que un millón de personas escuche una canción.
- A la hora de hacer una canción, ¿qué es lo que te mueve?
- Sentir la canción. Sentir que tiene algo especial, que tiene algo de mí y se siente siempre mi presencia. Que sea un reggaeton, un drum and bass o pop, pero que se sienta que es Álvaro Díaz el que lo está cantando y no alguien tratando de imitar una moda.
- Entonces, ¿te inquieta introducir innovaciones?
- Sí, me obsesiona innovar. Nunca quiero repetir y es uno de mis males aunque a la vez es algo bueno. Mucha gente consigue el éxito gracias a la repetición. Hace diez canciones con lo mismo y la décima es la que se convierte en bien popular. Yo siempre fallo ahí porque no me gusta repetir. Quiero que todos mis discos sean como cuando vas a ver una película de un buen director y no sabes de qué va a tratar, pero sabes que es buen director y por eso vas al cine a verla. Eso busco en mis proyectos.
- He leído que antes de dedicarte a esto llegaste a estudiar Publicidad en la universidad.
- Sí, me gradué en la Universidad Pública de Publicidad. Y llegué a trabajar en agencias con clientes cerrados a los que no les gusta ninguna idea. En Puerto Rico no era habitual sacar música como artista independiente, siempre tenías que ser como un apadrinado. Pero me arriesgué a subir música a SoundCloud y cuando me tocó renovar el contrato con la agencia decidí no hacerlo e intentar esto a ver qué pasaba. Y aquí estamos.
- ¿Tus padres qué pensaron?
- Pues mi papá siempre me contaba una historia de Rubén Blades como chiste. Me decía que sus papás querían que él estudiara así que se graduó en Leyes y les dio el diploma. Pero yo no lo hice por eso. Creo que estudiar y graduarme era algo que quería lograr en mi vida. Lo hice por mí, no por nadie. Pero mis papás siempre me apoyaron. La música es algo bien presente en mi familia también. Mi papá escribe y toca instrumentos en orquestas y mi mamá canta siempre. También es profesora de decoración de interiores y yo iba siempre con ella a galerías de arte, a ver paletas de colores o a comprar muebles. So el arte es algo bien presente en mi familia. Son mi mayor influencia.
- Pensaba que tu padre era juez.
- Sí, también. Mi papá estudió Leyes, pero estaba en una orquesta de salsa. Y mi mamá es profesora de decoración de interiores.
- Está bien que te hayan apoyado, no siempre pasa.
- Sí, pero obviamente yo tenía que encargarme de lo mío. Siempre tenía dos o tres trabajos para poder pagar esas cosas.
- Te he leído en entrevistas decir que te consideras uno de los pioneros del trap en español. ¿Cómo fueron esos inicios? ¿Qué referencias tenías cuando sacaste tu primera canción en 2012?
- Pues fueron algo difíciles porque no existía el trap en español entonces, le decíamos hip hop. Las referencias eran artistas que escuchábamos en inglés y pensábamos cómo llevar eso al español con los mismos sentimientos y que se sintiera cool. Hasta entonces cuando los artistas latinos hacían hip hop o trap sonaba como antiguo. Probablemente todos los artistas exitosos de Puerto Rico fueron inspirados por ese movimiento que nosotros hicimos al principio. Me lo dicen a mí aunque obviamente no tienen por qué decirlo en todas las entrevistas que hacen.
- ¿No os llegó el trap que se hacía en España?
- Sí, un poquito después. Recuerdo que un grupo de Puerto Rico que se llamaba Fuete Billete me enseñaron las canciones de Yung Beef cuando empezó porque ellos tenían amistad con Fuete y se las mandaban. Yo conozco a los muchachos desde que eran los Kefta Boys.
"Si pones mis letras y las de muchos colegas se nota que soy mucho más respetuoso"
- ¿Echas algo de menos de aquella época?
- Sí, creo que fueron los mejores tiempos. No lo pensábamos mucho, había libertad de sacar música, la escena no estaba sobrepoblada, nos apoyábamos entre todos... Cuando se unió el reggaeton a este movimiento del trap se borró un poco todo eso y la gente se enfocó más en los números. Pero creo que en algún momento se va a hablar de esa era y la gente va a saber lo importante que fue ese movimiento.
- Te quería preguntar por la polémica de los últimos días en redes con tu ex, la también artista Audri Nix, con quien has cruzado varias acusaciones. ¿Cómo estás? ¿Es algo que te afecte al estar tan cercano a la publicación del disco?
- Ahora mismo no voy a hacer comentarios, pero es una situación con la que hemos tenido que vivir durante mucho tiempo. Ya he estado en Cortes. Es un poco más oscuro y más profundo de lo que la gente piensa. Es una persona que está tratando de hacer un mal y que eventualmente se va a saber que está tratando de hacer un mal. Pero bueno, lamentablemente en el momento que sale es como que se están tratando de aprovechar de todo esto que está pasando para hacer daño. Pero en un mundo donde reina el mal, Dios no abandona a sus soldados.
- ¿Estás llevando el asunto por la parte privada?
- Sí, se va a llevar por la parte legal y va a estar súper bien, pero pienso que en el mundo en el que estamos a veces qué importa eso. Es la percepción del daño que la gente quiera hacer y que pueda crear. Eso es lo que estamos tratando de que la gente sepa.
- Hablas de Dios. Tus inicios estuvieron marcados por la música cristiana, ¿verdad?
- Sí, mi mamá en el carro desde pequeño me ponía música sacra, canciones de la Iglesia. Yo indirectamente empecé a cambiar las letras, los finales de las canciones. Si decía "oración" yo pensaba: "diantres, podría haber dicho canción". Creo que ahí empecé como compositor sin darme cuenta.
- ¿Cómo te influyeron los sonidos cristianos?
- Me encanta el gospel, las voces, los coros... Me influyó mucho. La persona que me llevó a los primeros estudios y me pulió como MC fue mi primo, que se llama Micky Medina y es un rapero cristiano de Puerto Rico.
- ¿Y en cuánto las letras? ¿Tratas de que estén presentes los valores del cristianismo?
- Sí, 100%. Si pones mis letras y las de muchos colegas se nota que soy mucho más respetuoso. Pero me sale natural ser así no es algo que escriba y después lo borre.
- ¿Te ves haciendo como Daddy Yankee y dejando la música para dedicarte a la fe?
- Quién sabe. Mi mamá siempre dice que voy a ser pastor. So, no lo sé.
- ¿No lo descartas?
- No, no. Quién sabe. Yo hago música para inspirar y llevar un buen mensaje y eso es lo que hace un pastor. Llevar la palabra de Dios... [Se queda pensando] Quién sabe.
La locura por los conciertos en Madrid: el estadio Metropolitano hará pleno en verano aprovechando la crisis del Bernabéu
El campo del Atlético de Madrid se confirma como el estadio de moda para conciertos: tiene cerradas 11 actuaciones para verano de 2025 y ya negocia 2026, cuando se espera la gira europea de Oasis,.
En el verano de 2025 no habrá ni un día de descanso en el Riyadh Air Metropolitano de Madrid. El campo del Atlético de Madrid va a hacer pleno de conciertos entre el 25 de mayo, día que acaba la Liga, y finales de julio, cuando necesita volver a plantar el césped del terreno de juego. Para esos dos meses ya tiene anunciados ocho conciertos y tiene cerradas otras tres grandes actuaciones que aún no se han comunicado. Además, está negociando con varios promotores las pocas fechas libres que quedan en ese apretado calendario de verano, según confirman fuentes del club colchonero.
Son nueve semanas y la ocupación del Riyadh Air Metropolitano ya es prácticamente del 100%. El éxito del espacio es tan grande que en el Atleti ya están avanzadas las negociaciones de varios conciertos para el verano de 2026, cuando la rumorología sitúa la hipotética gira europea de estadios de Oasis. Los hermanos Gallagher han anunciado hasta ahora conciertos en Reino Unido, EEUU, Latinoamérica y Asia entre julio y noviembre de 2025, pero han aclarado que esta es solo una parte de su gira mundial, que está previsto que continúe en 2026.
Este calendario deja un hueco a mediados de julio, cuando Shakira podría extender por España la gira mundial que comenzará en febrero en Latinoamérica y que continuará en primavera por EEUU hasta finales de junio.
El pasado verano hubo ocho conciertos en el estadio madrileño: las tres noches de Bruce Springsteen, además de Estopa, Metallica, The Weekend, Morat y Feid.
La explosión de la música en directo en Madrid, con un continuado aumento de la venta de entradas desde hace una década, y la crisis del Bernabéu como recinto de conciertos han beneficiado al Riyadh Air Metropolitano, que se ha convertido en el espacio más deseado de España por los promotores de grandes giras nacionales e internacionales.
El lugar de moda en España durante el verano de 2024 fue el Bernabéu, con llenazos históricos como las dos noches de Taylor Swift y, sobre todo, las cuatro de Karol G. Sin embargo, la inesperada cancelación por parte del Real Madrid de los conciertos de Aitana, Dellafuente, Lola Índigo y el festival de k-pop Music Bank y los 800.000 euros en multas municipales por exceso de ruido que han sufrido los promotores que alquilaron este año el estadio del Paseo de la Castellana han dejado el terreno libre al Metropolitano. Citando las palabras nada sutiles de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, así seguirá la situación en el futuro hasta que "el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid decidan si quieren que el Bernabéu continúe siendo una de las principales plazas mundiales de las grandes giras internacionales".
En Barcelona, por otro lado, el estadio olímpico Lluís Companys solo tiene anunciado hasta el momento un concierto, el de Imagine Dragons el 1 de julio. Por su lado, el Espanyol anunció en septiembre su deseo de explotar el RCDE Stadium de Cornellá como espacio para conciertos, y tiene otra actuación ya a la venta para 2025, la de Robbie Williams el 5 de julio.
Hay que tener en cuenta que un concierto de estadio ocupa el espacio durante casi una semana, entre montaje y desmontaje del escenario. Por eso, aunque haya un calendario potencial de conciertos de más de dos meses, las fechas disponibles reales solo pueden aumentar si se enlazan varias actuaciones consecutivas, como sucederá el próximo verano en el Metropolitano con las giras de Ed Sheeran y Dellafuente.
Aparte de la música en directo, el estadio madrileño ha intensificado sus actividades con simposios, congresos y todo tipo de eventos, el más llamativo de ellos Madrid On Ice, una pista de hielo gigante de 4.700 m2 que se colocará alrededor del césped durante las Navidades con capacidad para 1.500 patinadores simultáneos.
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