lunes, 17 de julio de 2023

Tierra de sabores - Cocinamos - La semilla del cambio ,. / Diario de un nómada - Las huellas de Gengis Khan - Chanclas de madera. La comodidad y la barbarie ,. / Un trío en la cocina - Potaje de rellenos con legumbres y bacalao de las trinitarias de San Clemente en Cuenca ,. / Documentos TV - Mi mujer tiene crédito social,.

 

TITULO:  Tierra de sabores  - Cocinamos - La semilla del cambio,.

 Cocinamos -La semilla del cambio,.

 III Jornada sobre Cereales Andaluces en Cuevas del Becerro (Málaga) | Red  Andaluza de Semillas

foto / Olmo tiene 37 años y es Ingeniero de Caminos Canales y Puertos por la Universidad de Granada.

Nació en Zaragoza, pero creció en tierras malagueñas de donde procede su familia materna. Al terminar la carrera, estuvo viviendo en Berlín y Friburgo durante varios años, donde trabajó como Ingeniero.

Pero un viaje en bicicleta por toda costa occidental de España cambiaría el rumbo de su vida. Conoció a la mujer de su vida, una chica alemana que sería la madre de su hijo.

Olmo regresó hace 4 años al pueblo de sus raíces donde ha formado una familia y se ha reconvertido en agricultor de olivos y viñedos y está recuperando semillas de cereales y legumbres ya desaparecidas.

 

TITULO: Diario de un nómada  - Las huellas de Gengis Khan -  Chanclas de madera. La comodidad y la barbarie  ,.

Diario de un nómada - Las huellas de Gengis Khan: De Barnaul al Altair ruso  - RTVE.es

El domingo -23 , 30 - Julio a las 19:00 por La 2 , fotos,.

 

 

Chanclas de madera. La comodidad y la barbarie,.

A veces teníamos morados en los tobillos porque nos habíamos dado un maderazo con la chancla del otro pie,.

Chanclas de madera. La comodidad y la barbarie

El día que una supermodelo se calzó unas Birkenstock, la civilización se fue al garete. No digo la civilización occidental porque siempre ha habido alemanes con sandalias horrorosas y calcetines. Ni siquiera me gustan las sandalias elegantes. Y las chanclas, para la piscina o la playa. Y si se pueden evitar, mejor.

Cuando era pequeña no tenía problemas en calzar chanclas de madera, muy habituales en los 70. Eran planas, con la correa roja, azul marino o blanca. Estrecha. Y la hebilla en un lado. Eran bonitas (lo son vistas ahora). A veces teníamos morados en los tobillos porque nos habíamos dado un maderazo con la chancla del otro pie. Ya existían, claro, las 'Pescura' de Dr. Scholl que se vendían en las farmacias. La firma las patentó en 1959 y las llevaban Audrey Hepburn, Twiggy o Jean Shrimpton (las mismas se las puso Sarah Jessica Parker muchos años después en 'Sexo en Nueva York'). Las de estas estrellas llevaban un poco de tacón y también se les llamaba zuecos (cuando se ve claro que es una chancla, igual que se ve claro que el fromage es queso).

De Dr. Scholl también había planas. Pero esas también me parecían feas. Con la hebilla en el centro. Como ortopédicas. Lo eran de verdad. Ortopédicas. Las del taconcito, un horror. Y sí, estaban hechas de madera de haya, con plantilla anatómica biomecánica, un calzado recomendado para la espalda. Muy bien, pero no me convencen. Hace pocos años hasta Zara hizo varias versiones de las chanclas de madera.

Lo que me vuelve la cabeza del revés son las Birkenstock. ¡Que las lleva la gente guay! Hay que ver la naturalidad con la que el personal se pone en los pies eso que no puede ser más espantoso. Como diría Samantha Jones de dejarse las canas, ni en el corredor de la muerte me pondría yo unas Birkenstock. Y no será porque no esté en la edad provecta en que a una señora le duelen los pies. Pero la comodidad está demasiado cerca de la barbarie.

Un colectivo artístico compró cuatro bolsos de Hermès para hacerlos pedazos y crear sus Birckinstock (por lo menos el nombre tenía gracia). Del bolso bonito hicieron algo feo. La apropiación del mal gusto para provocar siempre ha sido una categoría artística. Las brujas de Macbeth gritarían «lo bello es feo, lo feo es bello». Pero a Shakespeare, que le den. Lo feo es feo. 

 

TITULO : Un trío en la cocina - Potaje de rellenos con legumbres y bacalao de las trinitarias de San Clemente en Cuenca,.


Un trío en la cocina - Potaje de rellenos con legumbres y bacalao de las trinitarias de San Clemente en Cuenca , fotos,.

 

Potaje de rellenos con legumbres y bacalao de las trinitarias de San Clemente en Cuenca,.

Las trinitarias de San Clemente, en Cuenca, sobreviven zurciendo ropa, ya que los encargos de bordados han descendido notablemente,.

 

«Hace muy poco éramos diez», dice sor María Rosa, la superiora, con tristeza. Una de las fallecidas tenía 100 años, la otra 97. «No aparecen en la foto porque ha venido el capellán a hacérnosla esta semana, pero quiero que, de alguna manera, estén». Y aquí están, madre, en estas líneas. «Somos muy longevas en este convento porque tenemos mucha luz», asegura. 

 Un trío en la cocina con Gonzalo, Julius y Nicola | El próximo lunes  vuelven Julius, Nicola y Gonzalo con nuevo programa. Estarán los tres  juntos en Un trío en la cocina... |

«No tenemos aquí nada de riqueza ni de arte, pero sí grandes ventanales en todas las habitaciones». Ella misma tiene 86 años y convive con una centenaria, otra octogenaria —las tres españolas— y cuatro más que son las que aportan la juventud y la amalgama de culturas, ya que proceden de Madagascar y de India. «Las jóvenes son buenísimas… muy orantes y trabajadoras», dice con alegría. Las trinitarias de San Clemente, un pueblo situado a una hora y media de Cuenca, llevan en la localidad desde 1588, fecha en la que un hijo del pueblo, canónigo de la catedral de Salamanca, Francisco Sánchez, cedió unas casas que había heredado de sus padres para que fundar en su lugar natal una comunidad orante, en este caso de la Orden de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos. Las primeras siete monjas llegaron desde Villoruela, cerca de Salamanca, donde residía el benefactor. Como Sánchez era conocido en San Clemente, rápido entraron religiosas de su propia familia y varias jóvenes del pueblo. Al año de iniciarse la andadura ya había 80 hermanas. Visitadas, por cierto, en al menos tres ocasiones por san Simón de Rojas en calidad de provincial de la orden en Castilla. Como todas, sufrieron la desamortización y la Guerra Civil —tuvieron que abandonar el convento—, pero la vida volvió entre los muros.

Desde hace unos meses la comunidad la forman ocho monjas. Foto: Alberto García Coronado.

Hoy se dedican al bordado, pero para encargos muy puntuales, y zurcen ropa de los vecinos. «Nos pagan, pero nosotras lo que queremos es que la gente no tenga que tirar la ropa». Venden algún dulce en el torno y desean, sobre todo, «un trabajo que ocupe habitualmente a la comunidad».


Receta

INGREDIENTES

  • 400 gramos de garbanzos
  • Un puñado de judías blancas
  • 200 gramos de miga de pan
  • Seis huevos
  • 100 gramos de bacalao
  • Tres dientes de ajo
  • Perejil y colorante
PREPARACIÓN
Ponemos los garbanzos a remojo la noche anterior. El mismo día que hagamos la receta, los cocemos junto con las judías blancas. Para los rellenos, ponemos la miga de pan en un recipiente con un poco de sal, perejil bien picado y tres dientes de ajo machacados. Añadimos los huevos y con un tenedor lo batimos todo. Dejamos la masa en el frigorífico unos 30 minutos y a continuación freímos con aceite muy caliente. Incorporamos los rellenos a los garbanzos cocidos y a las judías, añadimos el bacalao desmigado y ponemos todo junto a hervir unos minutos. Hacemos en una sartén un adobo con un poco de aceite, unos ajos y un poco de pimentón y lo añadimos a la mezcla de legumbres y rellenos. Servimos caliente. 
 
 

TITULO:  Documentos TV -  Mi mujer tiene crédito social,.  

Documentos TV,.

 

Documentos TV  - Mi mujer tiene crédito social ,. 


Martes -25- Julio a las 00:00 horas en La 2, foto,.

  Mi mujer tiene crédito social,.

 China ha establecido un sistema de puntos para controlar al pueblo sin mano dura,.

 Documentos TV - China, mi mujer tiene crédito social - Documental en RTVE

'Documentos TV' muestra esta semana el sistema de crédito social que China ha establecido por el que los ciudadanos consiguen, mientras consumen con su móvil, una buena o mala puntuación en función de su comportamiento. El periodista francés Sebastian Le Belzic ha grabado el día a día de Lulu Cheng, su mujer china, inmersa, como el resto de sus compatriotas, en el mundo orwelliano donde nada escapa a los ojos del Partido

China es uno de los países con mayor vigilancia. Se calcula que hay una cámara por cada dos habitantes. Junto a la vigilancia masiva, el gobierno, respaldado por la gran dependencia de los dispositivos electrónicos en la vida cotidiana, ha establecido el sistema de crédito social. Se trata de puntuar la solvencia y las costumbres de los ciudadanos, en función de su comportamiento a la hora de consumir, móvil en mano. “La idea es que, si acumulas puntos, puedes utilizarlos para beneficiarte de accesos privilegiados a determinados servicios públicos”, explica el profesor de Derecho, Xin Dai. La lista es larga y atractiva: descuentos en el transporte, admisión en hospitales y consultas médicas sin fianza, acceso gratuito a parques y bibliotecas…

Así lo cree Lulu, la esposa de Sebastian, quien ha decidido grabar el día a día de su mujer que, como el resto de compatriotas, intentan conseguir el mayor número de puntos para seguir engrosando la lista de los ciudadanos de primer nivel. “Desde el comienzo de la mañana, es imposible vivir sin el móvil”, cuenta Lulu a cámara, mientras suma puntos pidiendo un taxi. “¿No te incomoda que te puedan seguir a través de tu teléfono?”, le pregunta Sebastian. “Es muy práctico”, le responde ella.

A cambio de comodidad, los ciudadanos ofrecen todos los datos de sus actos cotidianos que, de inmediato, quedan digitalizados y registrados en los ordenadores del Partido con los que puntúa, calibra y juzga a su pueblo. Incluso hasta si alguien se salta un semáforo, su comportamiento será puesto en entredicho. “¿Y qué me va a pasar?”, le dice Sebastian a Lulu. “Sencillamente, aparece tu cara y ¡menuda vergüenza!”, concluye.

‘Mi mujer tiene crédito social’ explica, a través de esta pareja, el mundo orwelliano en el que vive la sociedad china y cómo el sistema de crédito social está conformando un estilo de vida regido por la vigilancia permanente, la valoración y las normas, donde nada escapa a los ojos del Gran Hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario