La huida a ninguna parte / fotos,.
El festival Visa pour l'Image de
Perpiñán vuelve a reunir este año el trabajo de los mejores
fotorreporteros del mundo. Un año marcado por el éxodo, millones de
personas que intentan huir de las guerras y las atrocidades que asolan
sus países. La travesía es dura; a veces, mortal. Pero para los que se
quedan tampoco hay esperanza...
Camino a lo desconocido
Un hombre sirio y sus dos hijas entran en Jordania esquivando la frontera. Huyen de la guerra en su país, que se prolonga ya desde hace cuatro años y no parece que vaya a terminar, ahora que una parte del país está ocupada por el Estado Islámico. Naciones Unidas asegura que más de un millón de sirios se han exiliado. © Lynsey Addario / The New York Times
Un paseo por el infierno
Domingo en el distrito de Khalidiya, en la ciudad siria de Homs. Abu Hisham Abdel Karim y su familia meten algunas de sus posesiones en un taxi. Esta es una tarea habitual de los taxistas ahora: adentrarse en zonas destruidas para que las familias puedan buscar entre los restos algunas de las cosas que les pertenecieron. © Sergey Ponomarev / The New York Times
¿Dónde queda Italia?
En medio del Mediterráneo y rumbo a Sicilia, un joven hace señales a un pesquero desde el bote en el que viaja con otros cien inmigrantes. Desorientados y abandonados a su suerte desde que zarparon de Túnez, querían que les indicaran la dirección hacia la costa italiana. Más de dos mil personas han muerto ya en 2015 en el Mediterráneo.Giulio Piscitelli / Contrasto / Réa
El último viaje de Esther
Aunque las cifras de afectados por el ébola han descendido, en Liberia sigue siendo una epidemia. Esther Doryen, de cinco años, es trasladada a una ambulancia para ser sometida a un tratamiento contra el ébola en un centro de Médicos sin Fronteras. Una semana después de tomarse esta foto, Esther murió. © Daniel Berehulak / Getty Images Reportage
El gato y la guerra, camufladosUn separatista prorruso en un puesto de control, al norte de Donetsk, con un gatito en su pecho. Los civiles, aterrorizados, se ven obligados a moverse entre las tropas del Gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos, todos armados y sin un control efectivo. Porque, en teoría, no hay guerra. La situación se ha enquistado, pese al bloqueo económico a Rusia. © Bülent Kiliç / AFP
Todo puede ir a peor
La última guerra civil en la República Centroafricana comenzó en 2013 con miles de muertos a machetazos. Llegaron entonces las tropas internacionales para pacificar la región, pero dos años después las denuncias contra los abusos cometidos por los 'cascos azules' han forzado la dimisión del jefe de la misión de la ONU. En la foto, las tropas de la Legión francesa, en Bria. © Edouard Elias / Getty
Una protesta 'pacífica'
Un policía intenta proteger a una compañera a la que acusan de haber disparado a un manifestante en Buyumbura (Burundi). La protesta era de opositores al régimen del presidente, que aspiraba a un tercer mandato, para lo cual había forzado una modificación de la Constitución. La mujer policía llegó a ser golpeada y apedreada por la multitud,.
TÍTULO: EN PRIMER PLANO - Las fallas, estilo Silicon Valley,.
Un hombre sirio y sus dos hijas entran en Jordania esquivando la frontera. Huyen de la guerra en su país, que se prolonga ya desde hace cuatro años y no parece que vaya a terminar, ahora que una parte del país está ocupada por el Estado Islámico. Naciones Unidas asegura que más de un millón de sirios se han exiliado. © Lynsey Addario / The New York Times
Un paseo por el infierno
Domingo en el distrito de Khalidiya, en la ciudad siria de Homs. Abu Hisham Abdel Karim y su familia meten algunas de sus posesiones en un taxi. Esta es una tarea habitual de los taxistas ahora: adentrarse en zonas destruidas para que las familias puedan buscar entre los restos algunas de las cosas que les pertenecieron. © Sergey Ponomarev / The New York Times
¿Dónde queda Italia?
En medio del Mediterráneo y rumbo a Sicilia, un joven hace señales a un pesquero desde el bote en el que viaja con otros cien inmigrantes. Desorientados y abandonados a su suerte desde que zarparon de Túnez, querían que les indicaran la dirección hacia la costa italiana. Más de dos mil personas han muerto ya en 2015 en el Mediterráneo.Giulio Piscitelli / Contrasto / Réa
El último viaje de Esther
Aunque las cifras de afectados por el ébola han descendido, en Liberia sigue siendo una epidemia. Esther Doryen, de cinco años, es trasladada a una ambulancia para ser sometida a un tratamiento contra el ébola en un centro de Médicos sin Fronteras. Una semana después de tomarse esta foto, Esther murió. © Daniel Berehulak / Getty Images Reportage
El gato y la guerra, camufladosUn separatista prorruso en un puesto de control, al norte de Donetsk, con un gatito en su pecho. Los civiles, aterrorizados, se ven obligados a moverse entre las tropas del Gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos, todos armados y sin un control efectivo. Porque, en teoría, no hay guerra. La situación se ha enquistado, pese al bloqueo económico a Rusia. © Bülent Kiliç / AFP
Todo puede ir a peor
La última guerra civil en la República Centroafricana comenzó en 2013 con miles de muertos a machetazos. Llegaron entonces las tropas internacionales para pacificar la región, pero dos años después las denuncias contra los abusos cometidos por los 'cascos azules' han forzado la dimisión del jefe de la misión de la ONU. En la foto, las tropas de la Legión francesa, en Bria. © Edouard Elias / Getty
Una protesta 'pacífica'
Un policía intenta proteger a una compañera a la que acusan de haber disparado a un manifestante en Buyumbura (Burundi). La protesta era de opositores al régimen del presidente, que aspiraba a un tercer mandato, para lo cual había forzado una modificación de la Constitución. La mujer policía llegó a ser golpeada y apedreada por la multitud,.
TÍTULO: EN PRIMER PLANO - Las fallas, estilo Silicon Valley,.
Las fallas, estilo Silicon Valley / foto
Hubo un tiempo, en los noventa, en que los magnates de
Silicon Valley pasaban inadvertidos entre los miles de asistentes al
festival Burning Man, una semana de 'descompresión' en el desierto de
Nevada durante la cual todos se olvidaban de sus móviles y ordenadores.
¿Para qué llevárselos si no hay Wi-Fi ni cobertura? Allí sobrevivían con
lo puesto, en una especie de campamento de refugiados para gente guay,
que es como se concibió el primer festival en el desierto celebrado en
1990. Un oasis de contracultura, música electrónica, creatividad y
ligoteo en el que los CEO de Google, Amazon o Facebook recuperaban sus
raíces más hippies. Pero los nuevos mandamases del silicio (Uber,
Twitter, Tesla...) no están por mezclarse con el común de los mortales,
así que pagan unos 25.000 dólares para alojarse en un gueto vip con
todas las comodidades (chef, aire acondicionado...) del que solo salen
acompañados por sherpas que los guían en el laberinto de tiendas de
campaña, escenarios y performances. Los veteranos se quejan de que la
esencia del festival se está perdiendo, pero sigue siendo un referente
para los que creen en la utopía de una ciudad fraternal donde todo se
comparte: las ideas, el bocata e incluso el amor. Del 30 de agosto al 7
de septiembre. C. M. S.
El laboratorio creativo.Artistas y programadores se mezclan. Los de Google inventaron los doodles allí. Los creadores del festival fueron los artistas y 'agitadores culturales' Kevin Evans y John Law.
El ninot de los 'techies'.Se quema una escultura humana y un 'templo' (de diferente forma cada año). Es un ritual dedicado a los muertos; el fuego como símbolo de renovación. Es arte temporal con final fallero, pero la quema se hace en silencio.
Las leyes de la utopía.La autosuficiencia es la norma. Cada cual lleva su comida y viste como quiere o va desnudo. La entrada cuesta 390 dólares. Lo único que se vende es hielo y café. No hay patrocinadores ni anunciantes.
La ciudad efímera.Se reúnen 70.000 personas en Black Rock City, una ciudad que solo existe una semana. Cuando se van, no queda ninguna huella. Esta limpieza y conciencia ecológica es un principo del festival: 'leave no trace' (no dejar rastro).
El laboratorio creativo.Artistas y programadores se mezclan. Los de Google inventaron los doodles allí. Los creadores del festival fueron los artistas y 'agitadores culturales' Kevin Evans y John Law.
El ninot de los 'techies'.Se quema una escultura humana y un 'templo' (de diferente forma cada año). Es un ritual dedicado a los muertos; el fuego como símbolo de renovación. Es arte temporal con final fallero, pero la quema se hace en silencio.
Las leyes de la utopía.La autosuficiencia es la norma. Cada cual lleva su comida y viste como quiere o va desnudo. La entrada cuesta 390 dólares. Lo único que se vende es hielo y café. No hay patrocinadores ni anunciantes.
La ciudad efímera.Se reúnen 70.000 personas en Black Rock City, una ciudad que solo existe una semana. Cuando se van, no queda ninguna huella. Esta limpieza y conciencia ecológica es un principo del festival: 'leave no trace' (no dejar rastro).
No hay comentarios:
Publicar un comentario