No quiero el éxito, quiero que mi texto conmueva a los lectores,.
-foto--Muriel Barbery "No quiero el éxito, quiero que mi texto conmueva a los lectores"
- Tras casi nueve años fuera de los focos, la autora francesa vuelve con un nuevo libro. Pero no habla de 'La elegancia del erizo', sino de elfos. Charlamos con ella sobre astas criaturas, la belleza y el deber de mantenerla.
A pesar de su afán de discreción, Barbery es extremadamente cortés y acogedora, y salpica sus respuestas de una risa franca y relajada. En estos años ha vivido en Kyoto y Ámster-dam, tras dejar su trabajo como profesora de Filosofía en la Baja Normandía, se ha divorciado y se ha vuelto a casar, ha viajado y ha regresado a Francia con una singular historia bajo el brazo: la lucha de dos niñas, Clara y María, contra las fuerzas del mal, ayudadas por los elfos. Un relato entre la fábula y el realismo mágico, escrito en una prosa muy literaria y poética, que tendrá una segunda parte, y quizá una tercera.
Mujer Hoy. ¿Cómo ha sido su regreso a la atención pública?
Muriel Barbery. Lo vivo muy bien, precisamente porque me he tomado mi tiempo. Las cosas han transcurrido de manera muy natural, a mi ritmo.
MH. Se convirtió usted en un fenómeno.
MB. El libro se convirtió en un fenómeno, no yo. Y era consciente de que las expectativas serían muy altas. Cuando se produce un éxito tan grande, se espera que el autor haga un poco lo mismo, que dé gusto a sus lectores. Pero no eran esos mi intención ni mi objetivo. Sé que hay muchos lectores que se han sentido desconcertados, pero eso significa también lectores distintos, y me gusta.
MH. ¿Piensa en los lectores cuando escribe?
MB. No. Nunca. Escribo porque necesito escribir. Y esa es la razón de que tarde tanto. Cuando no tengo un fuerte deseo de seguir a unos personajes o una historia, no puedo escribir. Creo que es la mejor manera de hacer algo auténtico.
MH. ¿Ha sentido temor ante las expectativas del éxito?
MB. Tras La elegancia del erizo, sentí lo mismo que tras mis otras novelas: decepcionarme a mí misma, no hacer algo de lo que pueda estar satisfecha. Es muy intenso, pero luego milagrosamente todo se pone en marcha.
MH. ¿Cómo nació 'La vida de los elfos'?
MB. Soñaba con escribir una gran novela sobre Japón. Pero me resultó imposible, demasiado difícil. Un día, contemplando los jardines de los templos de Kyoto, pensé que si los elfos tuvieran jardines, no serían europeos, sino japoneses. Y a partir de ahí se me ocurrió la idea de una novela sobre ellos. Luego, escribí dos pequeños relatos, las historias de la niña italiana pianista y de la niña abandonada que vive en una granja de Borgoña. Y ahí supe que estaba exactamente donde quería estar, y que deseaba hablar de la tierra, de la naturaleza, de su armonía.
MH. ¿Qué son los elfos?
MB. En la novela no son elfos al uso, son bastante 'sui generis'. Son la esencia de la armonía natural, de todos los seres vivos, criaturas enamoradas de los árboles, de la poesía de la naturaleza, del arte, en íntima conexión con las estaciones y su esplendor.
MH. ¿Investigó en las tradiciones populares?
MB. No. Leí mucha literatura fantástica de joven y tengo esa cultura, pero no es tanto eso lo decisivo en la génesis de la novela. Nunca me interesó lo fantástico si no era buena literatura. Tolkien, por ejemplo. Lo que me gustó no fue tanto el lado fantástico, sino que es un gran texto literario, una gran novela sobre la pérdida del encantamiento de la naturaleza.
MH. ¿Qué es el encantamiento?
MB. Es lo único que busco. Y el destino me envía, en forma de un libro superventas, la posibilidad de poder escribir y de perseguir mis obsesiones. Sería criminal no intentar que las cosas sean más bellas, armoniosas y respetuosas. Estoy tentada por miles de cosas absurdas pero, a medida que me hago mayor, lo detesto más. Creo que el hecho de escribir hace que la llamada de otra cosa sea más fuerte. Me siento responsable de mantener el encantamiento de mi propia vida y de lo que me rodea. En ese encantamiento juega un papel determinante la naturaleza Me crié en el campo y he vivido la mayor parte de mi vida en él. Iba en bicicleta con mis amigas y recorríamos los caminos, y nuestros padres no nos volvían a ver hasta el anochecer. Nadie sentía inquietud, algo que hoy es imposible, y me entristece. Fue una educación completa, sobre la vida y la plenitud que puede sentirse cuando uno toma conciencia de aquello a lo que pertenece. Fueron mis primeros éxtasis estéticos. No podía formularlo, pero era consciente de la gloria del mundo.
MH. Sus personajes principales y también en 'La elegancia del erizo' son niñas de 11 o 12 años. ¿Hay algo de su infancia?
MB. Sin duda, esa parte de mi misma que se niega a aceptar que el encantamiento haya terminado. No la inocencia, porque la vida humana es una pérdida continua de la inocencia. Y yo lo aceptó muy bien. Ser inocente es no saber algo, pero el encantamiento es algo muy distinto. Y las niñas muestran ese momento en el que la inocencia se pierde, pero uno intenta mantener el encantamiento de otra manera.
MH. ¿Qué es el mal?
MB. El mal son esas pulsiones de destrucción que están presentes en el ser humano, su sed de poder. Somos una especie dividida entre la voluntad de poder y destrucción y la esperanza de la belleza y del amor, de la paz. Las guerras de hoy no llegan al corazón de nuestras ciudades, pero hay muchas, y hay también un gran olvido de lo esencial, un consumo desenfrenado.
MH. ¿Cree que vivimos una nueva época de barbarie?
MB. No especialmente. No creo que la naturaleza humana sea peor ni mejor hoy, sino que el progreso va de la mano con nuevas formas de barbarie.
MH. En 'La vida de los elfos' hay una gran presencia de la vida campesina. ¿Tiene la gente del campo una sabiduría especial?
MB. Su vida es dura y no se puede idealizar. Su sabiduría es el respeto de los ciclos naturales, la capacidad para apreciar la ofrenda de la naturaleza, y eso me fascina. En Francia, en dos generaciones, ya no existe nada de eso.
MH. ¿Siente usted nostalgia de ese mundo desaparecido?
MB. No soy nostálgica, creo que todo muere y que es la regla del mundo y de la especie. La nostalgia es una negación de esa realidad. No se puede luchar contra la muerte de las cosas. No hay ninguna época mejor que otra. No existe un mundo ideal.
MH. ¿Qué otras formas hay de recuperar el encantamiento de la vida?
MB. El arte, por supuesto, que es el arma de los seres humanos para encantar su vida, y creo que ambas cosas el arte y la naturaleza están profundamente ligadas. Por eso Clara, la niña pianista de la novela, al desarrollar su capacidad artística desarrolla también su intuición sobre los paisajes, la tierra, el corazón de los hombres.
MH. ¿Y las relaciones humanas?
MB. Sí, claro, son una parte de ello: respetar aquello de lo que hacemos parte y la capacidad de conexión con los demás seres. ¿Cómo se puede de verdad amar y comunicar cuando cada uno permanece en su cueva, delante de la televisión? Durante mucho tiempo, yo no era una excepción a la regla. Un día tiré mi televisión.
MH. Dice que escribe como en trance, como si algo que no comprende bien la invadiera
MB. Cuando comprendo lo que escribo, sé que va ser muy malo [Risas]. He aprendido que algo auténtico surge cuando uno no comprende nada de lo que está pasando. Y con eso no quiero decir que no haya trabajo en mis novelas.
MH. ¿Cree que la literatura puede transformar el mundo real?
MB. Sí. Entendemos el mundo gracias a todas las historias que nos contamos y que nos cuentan. Y dan forma a nuestra vida.
MH. Está usted preparando una segunda parte. ¿Habrá una saga?
MB. Bueno, al menos habrá una continuación. Hay que explorar su mundo, que va a ser muy japonés creo, y hay que contar la guerra élfica, cómo termina, quién sobrevive, por qué.
MH. ¿Tendremos que esperar de nuevo ocho años?
MB. [Risas]. No, no, porque ahora todo el universo está en marcha. Se publicará dentro de dos años.
MH. ¿Desea usted tener otra vez tanto éxito?
MB. No, no deseo el éxito, me conformo con algunos lectores a los que les guste de verdad el libro, eso es lo que recompensa a un escritor. El éxito ya lo he tenido y me da igual [risas]. Solo espero que conmueva a la gente. Eso es lo que cuenta y es algo precioso.
TÍTULO: EL HORMIGUERO MARTES 25, MIERCOLES 26, JUEVES 27, VIERNES 28 - AGOSTO - PIQUERAS ME MANDA MENSAJES - CARME CHAPARRO PERIODISTA,.
"Piqueras me manda mensajes"
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- foto--Carme Chaparro es su sustituta. "De niña era un poco repelente, ganaba todos los concursos de redacción"
Carme Chaparro (Salamanca, 1973) además de la presentadora del fin de
semana en Telecinco, es la sustituta de Pedro Piqueras en vacaciones.
El jefe confía en ella y el público también.
- Lleva casi 19 años dando noticias, ¿le siguen sorprendiendo?
- Sí, hoy me impactó una imagen desgarradora del atentado de Bangkok: una madre con una niña muerta en brazos, o el asesinato de Cuenca. Vas a casa triste.
- ¿Qué tal de sustituta?
- Un orgullo, y más siendo el informativo más visto.
- ¿Qué consejo le dio Piqueras?
- Cuando llegué él se iba, pero siempre me dice: 'Sé tú misma'.
- ¿Suele seguirla en vacaciones?
- Sí y manda mensajitos (risas). Le cuesta desconectar, porque
piensa: '¡A ver si pasa algo y no me entero!'. Es director veinticuatro
horas al día, los 365 días del año.
- ¿Cómo fue la primera vez que le dijeron: 'Va a sustituir al jefe'?
- No me acuerdo, he estado siempre, excepto cuando nació mi hija en
verano. Con Emma, la segunda, pude presentar porque salía de cuentas en
septiembre. No cabía en la mesa, era todo tripa, la niña pesó 4,2 kilos.
Piqueras me decía: '¿Aguantas?' y yo: 'Sí, sí, tranquilo, esto está
chupado'.
- ¿Tuvo algún susto?
- Un día me dio una contracción fuerte entrando a plató, el presentador de deportes se puso pálido.
- Quería ser pediatra, ¿por qué al final decidió ser periodista?
- Mi madre, con 7 años, me dijo: 'Vas a tener que limpiar muchas
cacas' y me dejó de gustar. Y periodista porque leía hasta los
ingredientes del tomate frito, tenía el récord en sacar libros de la
biblioteca y ganaba siempre los concursos de redacción. Era un poco
repelente (risas). Hice la carrera y empecé a trabajar sin acabarla.
- ¿Tuvo que pedir los apuntes?
- ¡Me los pedían a mí siempre! - Lleva casi 19 años dando noticias, ¿le siguen sorprendiendo?
- Sí, hoy me impactó una imagen desgarradora del atentado de Bangkok: una madre con una niña muerta en brazos, o el asesinato de Cuenca. Vas a casa triste.
- Ha cubierto la muerte del Papa, el atentado del 11-M o la boda real. ¿Qué le impresionó más?
- Salir de la rutina te obliga a improvisar. Por ejemplo, el
asesinato de ETA de dos guardias civiles me pilló en directo y tuvimos
que cambiar el informativo entero.
- ¿Qué noticia le ha costado más?
- La muerte de mi amigo José Couso. Hilario Pino me lo dijo entrando a plató y se me cayó el mundo, pero salimos adelante.
- ¿Quiso tirar la toalla?
- Lo comparo con el cirujano que está operando y tiene que ser muy técnico. Esto es igual.
- ¿Y cuándo secuestraron a su marido en Yugoslavia?
- Fue muy duro, me enteré por el telediario al ver la imagen de mi marido detrás del presentador. Pero duró una semana, y ya.
- Se conocieron en el funeral de Lady Di. Qué curioso, ¿no?
- ¡Nuestra hija nació el mismo día quince años después! Lo conocí en el Buckingham Palace, bajándose de un taxi, era mi cámara.
- ¿Los Gobiernos presionan en el telediario?
- ¡Todos, siempre!
- ¿Presentaría un magacín?
- Me da mucho respeto, hay que ser un genio de la pantalla como
Mercedes Milá, Jesús Vázquez o Jorge Javier, que se comen el plató. A mí
se me da bien contar las noticias detrás de una mesa.TÍTULO:SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - MAMAS ( BLOGUERAS ) POR EL MUNDO,.
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Empezar de nuevo en otro país nunca es sencillo.
Pero si esa nueva vida afecta a toda una familia, el reto multiplica su
dificultad. Estas cuatro madres en el extranjero dan fe de ello... e
Internet es su testigo.
Y cuando una familia se expatria, uno de los miembros de la pareja (la mujer, con mucha más frecuencia) debe plantearse una vida 100% doméstica durante una temporada. Fundamentalmente, por tres motivos: las dificultades idiomáticas, las trabas legales y los niños en periodo de adaptación o demasiado pequeños como para ser escolarizados, (no olvidemos que, por ejemplo, en EE.UU. no aceptan a los bebés en la guardería hasta los 18 meses).
Así, mujeres con carrera y aptitudes profesionales se convierten a menudo en amas de casa en un país desconocido. Y, curiosamente, muchas de ellas encuentran en el mundo blogger la conexión que echan de menos en sus vidas. Crónica familiar y galería de curiosidades, las autoras de los cuatro blogs de los que hablamos en este reportaje son un ejemplo de la capacidad de adaptación del ser humano.
Marta Ros
- 32 años.
- Es de Barcelona.
- Lleva siete años en Sofía (Bulgaria), con su marido, búlgaro.
- Tiene dos hijos, de siete y dos años.
"Lo empecé como un diario. Más adelante me centré en mi maternidad expatriada. Y me encontré formando parte de una enorme tribu virtual, junto a otras madres". Hay cosas que aún le sorprenden, "como el horario escolar intensivo, de 8,30 a 12 o de 1 a 5. Si no hay abuelos, toca dejar el trabajo", pero otras tremendamente positivas ("a mi hija le encanta que por la noche le leamos un cuento en cada idioma"), incluso nuevas oportunidades: gracias a su blog, colabora como traductora con Radio Bulgaria. ¿Y la morriña? "Cada vez que vamos a España me traigo una maleta llena de productos españoles para pasarla mejor", asegura.
Laura García
- 34 años.
- Es de Extremadura.
- Lleva un año viviendo en Miami (EE.UU.).
- Tiene dos hijos: Pablo, de cuatro años, y Daniel, de uno.
Y es que las mujeres que lo dejan todo por el trabajo de sus parejas (el caso inverso es más raro) lo pasan mal. "Debes analizar muy bien las ventajas e inconvenientes. Verte en casa sola con tus hijos sin proyecto personal y profesional no es la panacea". ¿El mayor reto para las madres expatriadas? Laura ve tres: "Pasar de pensar a actuar, porque en un nuevo país, ir a la compra o conducir son una carrera de obstáculos. El segundo es confiar en ti misma. Y, el tercero, reinventarse. La expatriación es un catalizador de nuevas habilidades".
"Las madres, en este contexto, somos capaces de cosas extraordinarias". Laura considera que su familia tuvo suerte al recalar en Miami y ve su expatriación como algo positivo." Criar a los niños en otro país es un regalo. Ya no por el idioma, sino como experiencia de vida. Aprenden que hay vida más allá de su círculo y se adaptan a los cambios. Pero, claro, Pablo echa de menos "a las abus". Es difícil transmitir el cariño a través de la tecnología". Laura también añora a la familia. Y mil cosas más. Desde los cotilleos hasta los alimentos. Pero no se arrepiente de su decisión y mira con confianza el futuro.
Amaya Rodríguez
- 33 años.
- Es de O Porriño (A Coruña).
- Lleva dos en Jeddah (Arabia Saudí) con su marido.
- Tiene una hija de siete meses, Cloe.
Ahora que ha vuelto a Jeddah tras dar a luz a su hija, Cloe, en España, le esperan nuevos retos. La crianza a la saudí es muy diferente. "Muchos niños viven por las noches. Se levantan a las ocho o nueve de la tarde, cenan, juegan y, por la mañana, van al cole". De momento, Amaya se concentra en disfrutar de su bebé a tiempo completo. "Cuando la pequeña cumplió los cuatro meses, pensé que en España tendría que haberme incorporado al trabajo, y la verdad es que no me sentía preparada para separarme de ella".
Diana Granado
- Tiene 38 años.
- Lleva casi tres en Durban (Sudáfrica) con su marido.
- Tiene dos hijas: Alba, de nueve años, y Candela, de seis.
En aquella época abrió su blog, Cuatro maletas en Durban que tras dos años ha recibido más de 90.000 visitas. Mientras, ha logrado reinventarse. Ahora trabajo como profesora de español y he dado a conocer La Flamenca, una empresa para difundir la cultura española. ¿Y la repatriación? "Sueño con volver a España" reconoce, "pero no me arrepiento de estar aquí. Mis hijas están aprendiendo a convivir y a respetar a todas las personas, sean de la raza y la cultura que sean".
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