domingo, 1 de diciembre de 2019

El Telediario La 1 - Así es la vida en los nuevos 'barrios de 60.000' de Extremadura,. / EL MAGO DEL TIEMPO - El lunes llega con lluvia y bajada de temperaturas en Extremadura,. / 'Volando voy - Jesús Calleja - La maravilla de Ordesa y Monte Perdido,.

TITULO: El Telediario La 1 - Así es la vida en los nuevos 'barrios de 60.000' de Extremadura,.


Así es la vida en los nuevos 'barrios de 60.000' de Extremadura,.

Más de 4.500 viviendas se construyeron en la región desde 2007 dentro del Plan Especial y las barriadas se llenaron de parejas jóvenes que hoy ya son padres,.

Para los pequeños. La sede de la Asociación de Vecinos de Cerro Gordo, en Badajoz, acoge varias actividades extraescolares por las tardes. :: /ARNELAS
fotos / Para los pequeños. La sede de la Asociación de Vecinos de Cerro Gordo, en Badajoz, acoge varias actividades extraescolares por las tardes.

Mérida, últimos meses del 2007. Una promoción compuesta por 86 viviendas es la primera que se incluye dentro del Plan Especial 60.000, una cifra que en los meses y años siguientes se hace popular en toda la sociedad extremeña: pisos a 60.000 euros. Para acceder a ellos es necesario participar en un sorteo que reúne a una gran cantidad de solicitantes.
Los actos de entrega de llaves a los afortunados se convirtieron en la imagen de una época en Extremadura. La administración regional organizó actos en espacios con grandes aforos, incluidos teatro, a los que citaba a los ciudadanos que optaban a las viviendas. Allí se enteraban si les tocaba o no una casa, que, por supuesto, tendrían que pagar. Todo un espectáculo al que la prensa también era invitada.
Los agraciados estrechaban manos de políticos, se abrazaban con sus familiares y empezaban a planear su futuro. Al contrario, la decepción se podía leer en el rostro de los que no tenían la suerte de poder adquirir una casa a un precio muy inferior al que en esos años marcaba el mercado.
Hoy, más de una década después, aquellos agraciados forman parte en la mayoría de los casos de familias con niños que han ido dando forma y vida a estos nuevos barrios, que, en la otra cara de la moneda, se encuentran alejados del centro y disponen todavía de pocos servicios.

En datos

90
pronunciamientos respecto al derecho de tanteo ha realizado la Junta de Extremadura a petición de los propietarios, un trámite imprescindible que tienen que realizar para poder vender la casa una vez cumplidos los 10 años preceptivos. La mayoría (48) lo han hecho en Badajoz, aunque también en Mérida (19), Cáceres (11), Plasencia (8), Almendralejo (2), Miajadas (1) y Villafranca de los Barros (1).
El Plan Especial, según datos de la Junta de Extremadura, levantó un total de 4.518 viviendas en toda la región. Su objetivo era facilitar una casa sobre todo al segmento joven de la población, en un momento en el que el 'boom' inmobiliario había disparado los precios hasta lniveles imposibles. Esto hizo que la inmensa mayoría de los solicitantes fueran personas de entre 20 y 35 años. En muchos casos eran parejas de novios que se inscribían por separado para tener más opciones. Así, los nuevos barrios se fueron llenando de nuevas familias jóvenes todavía sin hijos.
Ahora el panorama ha cambiado mucho y esas barriadas están llenas de niños. «Nuestros hijos han nacido aquí», reconocen al unísono Cristina, María José, Susana y María, todas ellas vecinas de Cerro Gordo, en Badajoz. No son las únicas que han formado una familia. Al pasear por las inmediaciones del parque de la barriada en las tardes de buen tiempo se comprueba que la zona de juegos está repleta. «Solo se ven carros y embarazadas», dice María José.
Otro de los factores que influyó en la juventud del vecindario fue el lugar en el que se construyeron las viviendas. Cerro Gordo, en Badajoz, El Junquillo, en Cáceres, y Los Monges, en Plasencia, se levantaron fuera de las ciudades. En Mérida no fue así y las viviendas del plan 60.000 se ubicaron en la zona III Milenio. En este caso se construyó en una zona degradada, pero dentro del casco urbano. Al ser barrios de nueva creación parecía claro que pasaría un tiempo hasta que tuvieran los mismos servicios que el resto y eso desanimó a personas de más edad.
Pero en esto también han existido diferencias muy notables entre los propios barrios nacidos dentro del Plan Especial.
En Cerro Gordo, por ejemplo, con el paso del tiempo se levantaron bloques fuera del plan 60.000. Ahora la barriada la componen también casas unifamiliares y otras viviendas más caras. Desde allí se tarda entre diez y quince minutos en llegar en coche a Badajoz, pero sus cerca de 8.000 habitantes han visto cómo se ampliaban los servicios, tanto públicos como privados. Sirva de ejemplo que tienen dos iglesias, una evangelista y otra católica, y que, aunque en las elecciones de 2011 los vecinos tuvieron que ir a votar al instituto Nuestra Señora de Bótoa, desde entonces ejercen su derecho al voto sin salir del barrio. «Algún tiempo lo hicimos en el centro de salud y ahora, en la sede de la asociación vecinal», explica Cristina López, una residente.
Los barrios que se crearon en las grandes ciudades a raíz de las nuevas construcciones han evolucionado de manera muy desigual
Esto es algo impensable para los residentes de Los Monges. La barriada placentina se ha quedado en los seis bloques originales y salvo que ya llega el autobús urbano, poco ha cambiado en la zona durante más de una década.
Lo mismo sucede en III Milenio. En este barrio emeritense tampoco se ha construido más y los servicios que mantienen son los mismos que cuando los vecinos estrenaron sus viviendas.

En crecimiento

El caso de El Junquillo es más parecido al de Cerro Gordo. En la actualidad está en crecimiento y se están levantando nuevos edificios, fuera ya del plan que inauguró la zona.
Quizá por haber estrenado el barrio, los vecinos de estos lugares tienen una mayor sensación de propiedad de lo público. Los parques están cuidados y los juegos de los niños mejor conservados que en otros puntos de la ciudad. También puede deberse a que dentro del perfil tipo de los habitantes apenas hay adolescentes. Esto irá cambiando poco a poco. «Ya hay algunos vecinos que en el grupo de whatsapp se quejan de que hay jóvenes que se juntan en el parque y hacen ruido por las noches o dejan suciedad al comer pipas o beber algo», señala María José Barrera, vecina de Cerro Gordo desde hace nueve años. Es decir, lo que ocurre en cualquier otro barrio.
Una de las exigencias que tenían los propietarios al acceder a las viviendas de 60.000 euros (aunque con impuestos e intereses hipotecarios el total que pagaron los dueños fue mayor), era que no podían hacer negocio con el inmueble. Tenían prohibido vender su casa en un plazo de diez años. Además, una vez transcurrido ese periodo, la Junta de Extremadura conserva el derecho de tanteo.
Desde que en 2017 se cumplieran los diez años desde la compra, la administración ha completado 90 procesos de este tipo con propietarios de toda la región, por lo que esas viviendas han podido cambiar de manos.
Cristina López y María José Barrero en el balcón. ::
Cristina López y María José Barrero en el balcón.
BADAJOZ «Era un barrio dormitorio, pero ahora está dotado con muchos servicios»
La sensación al pasear por las amplias calles del Cerro Gordo es diferente a la que se tiene en cualquier otro barrio de Badajoz. No puede decirse que no se vea movimiento, sobre todo a determinadas horas del día. La extrañeza la provoca la ausencia de locales comerciales abiertos. Muchos de los bajos de los edificios de viviendas están tapiados con ladrillo y varios de los que acogieron negocios vuelven a estar cerrados. «Los alquileres son muy caros», opina Patricia Rodríguez, propietaria de una de las dos peluquerías que hay en la zona.
La mayoría de los vecinos, por tanto, trabajan fuera del barrio. Un caso contrario es el de Inés Torres, socia de Rodríguez en la sección de estética, que acude a trabajar a Cerro Gordo desde Valdelacalzada.
Al filo de las cinco de la tarde de un día laborable, el ambiente se encuentra en la sede de la asociación de vecinos. Padres jóvenes con hijos se acercan a este local en el que la Fundación Municipal de Deportes y la propia asociación imparten diferentes extraescolares, desde boxeo a flamenco pasando por inglés.
Sin embargo, tomarse un café a esa misma hora es complicado. Los tres o cuatro establecimientos de hostelería están cerrados. «Solo abren a determinadas horas», comenta María Pociño, una vecina que lleva en el barrio «desde el principio».
Ella ha sido testigo de la evolución de Cerro Gordo. «Cuando vinimos a vivir aquí asumimos que pasaría un tiempo hasta tener todos los servicios», añade Pociño, que trabaja desde casa y solo va hasta Badajoz para llevar a los niños al colegio y para hacer compras grandes.
Porque en la zona hay panadería, tiendas de alimentación y supermercado que sirven para solucionar el día a día o los imprevistos. «Yo estoy encantada, al principio era un barrio dormitorio, pero ahora está dotado con casi todos los servicios que necesitamos», comenta Cristina López, que lleva desde 2012 en el barrio.
De momento, todas las mañanas salen siete autobuses repletos de niños desde Cerro Gordo hasta los colegios de Badajoz. Otros se desplazan en el bus urbano y hay padres que los llevan en coche. Dentro de poco ya no será necesario, porque las obras del centro escolar están avanzando, aunque no tan rápido como quisieran los vecinos. «Mi hijo nació aquí, tiene ocho años y no creo que llegue a utilizar el colegio», dice Susana Cáceres, otra de las vecinas que estrenó el barrio y que reclama la necesidad de un instituto. «Los niños se van haciendo mayores y pronto va a ser una prioridad», se suma a esta petición María José Barrero, que vive en Cerro Gordo desde 2011.
No es lo único que se echa de menos en este núcleo de población de entre 7.000 y 8.000 vecinos, aunque muchos de ellos no están empadronados aquí. «Estaría bien tener algún restaurante más, que la farmacia sea algo más que un botiquín y una tienda de todo a cien», aporta Rodríguez en su peluquería. «Un cajero automático», insiste Cáceres, para recordar una de las peticiones recurrentes de la zona que parece que será una realidad en breve.
La ampliación del horario de urgencias, más plantilla de Pediatría y mayor presencia policial y de los servicios de limpieza son otras de las demandas. «Y que nos pongan luces de Navidad, que hay muchos niños y les gustan», concluye López.
Carmen y Rafael junto a la parada de autobús del Junquillo. ::
Carmen y Rafael junto a la parada de autobús del Junquillo.
CÁCERES «Desde hace tres años ha habido muchas mejoras, antes no llegaba el autobús»
(Álvaro rubio)
Rafael Sánchez y Carmen María Rejas viven desde hace siete años en un piso del Plan 60.000 ubicado en la calle Dalia, en el Junquillo, un barrio cacereño al que empezaron a llegar vecinos gracias a este programa que también se notó en otras zonas de la ciudad como la Mejostilla, Casa Plata, Maltravieso y Aldea Moret. Actualmente existen 904 viviendas que se construyeron a partir de esa iniciativa en Cáceres.
«En aquel momento estábamos de alquiler y yo no tenía trabajo, con lo cual cumplíamos los requisitos», recuerda Rafael, que no olvida el primer día que vio su piso. «En el sorteo no nos tocó, pero estábamos en la lista y nos llamaron de la Junta de Extremadura más tarde, así que empezamos a vivir en un piso de 82 metros cuadrados, con tres habitaciones, un salón, una cocina, un cuarto de baño, un aseo y dos terrazas, una exterior y otra interior. También tenemos garaje y trastero», explica. «Había mucha luz y bonitas vistas», añade.
Sin embargo, reconoce que por aquel entonces era un barrio sin terminar y pone ejemplos. «La urbanización estaba bien diseñada, pero muchos servicios no funcionaban. Las zonas verdes no estaban cuidadas, no había agua en las fuentes, no había recogida de basura e incluso faltaba acerado para llegar a Cáceres. Antes no llegaba ni el autobús, pero desde hace varios años ha habido muchas mejoras».
Según cuenta Rafael, eso empezó a cambiar hace tres años aproximadamente. Fue cuando también se puso en marcha la asociación de vecinos el Junquillo, una agrupación formada por unas 70 personas que viven en el barrio. «Ahora ya disponemos de acerado para llegar al centro comercial que está al lado. Además, un autobús pasa cada media hora. También hay cuatro parques infantiles que se llenan de niños. Antes solo había uno. Además, cerca hay varios colegios. Tenemos una pista deportiva, una multitienda, un bar y un gimnasio que ha abierto recientemente».
Reconoce que los locales ubicados en los bajos de su edifico están vacíos, algo que es fruto de la crisis económica y sucede en la mayoría de las construcciones que se han levantado durante la última década en la capital cacereña.
El próximo objetivo de la asociación de vecinos es conseguir una sede en la que se puedan reunir y llevar a cabo sus actividades. También demandan más farolas para mejorar la iluminación de un barrio que se va llenado cada vez más. «Está muy demandando porque se están construyendo bloques de pisos que salen al mercado a precios bastante asequibles. Incluso hay uno que va a tener piscina», comenta Rafael antes de aludir a que la urbanización cuenta con cinco edificios habitados y se están construyendo otros dos. En total, calcula que viven unas 2.000 personas actualmente y casi 400 viviendas pertenecen al plan 60.000.
«Ya hay alguna que están en venta, aunque no muchas. El mercado del alquiler en el barrio también funciona desde hace tiempo», explica Rafael. Él, al igual que Carmen, no se plantea vender. «Nosotros estamos muy a gusto aquí. No tenemos dificultades para encontrar aparcamiento, ni los ruidos del centro», concluyen.
Daniel Barrasa, con su pequeño, en III Milenio ::
Daniel Barrasa, con su pequeño, en III Milenio :
MÉRIDA «Aunque aquí no haya muchos servicios a 500 metros tengo de todo»
(M. ÁNGELES MORCILLO)
La zona de Mérida III Milenio aglutina gran parte de las 736 viviendas del Plan de 60.000 euros que hay en la capital autonómica. En una de ellas vive Daniel Barrasa con su pareja y su niño pequeño. Un joven periodista que ha hecho su vida en Mérida en una vivienda que es de su propiedad desde 2009.
Según confiesa Daniel, ese plan le dio la oportunidad de independizarse, iniciar una nueva vida, formar una familia y vivir en un lugar en el que tiene todo lo que necesita. «Si no es por este plan, quizás me hubiera sido imposible comprarme una vivienda por el precio al que estaban los pisos en aquellos años».
Esa fue una de las razones por las que se apuntó para adquirir una de estas viviendas. Desde que empezó a hacer las gestiones hasta que se la dieron pasaron varios años. Un periodo de tiempo en el que las ilusiones por irse a vivir allí fueron creciendo poco a poco. Confiesa que incluso alguna vez se coló en las obras para ver cómo iban.
Daniel cuenta que el barrio está casi igual que cuando llegó. «Tiene casi los mismos servicios que hace 10 años. Aquí alrededor no se ha construido mucho. De hecho, hay un solar enfrente de nuestros pisos que lleva en venta desde la misma fecha en la que entregaron las viviendas. En ese espacio, supuestamente se dijo que se iba a construir un edificio para prestar servicios a esta zona. Pero, a día de hoy, sigue igual».
Sí se puede decir que se hizo un parque, situado al lado del Acueducto de San Lázaro, que supuso una pequeña mejora en el lugar.
Daniel dice que hay una parada de autobús delante del bloque en el que vive. Y aunque en la zona no haya muchos servicios asegura que a menos de 500 metros puede encontrar dos farmacias, varios bancos, dos supermercados y muchas tiendas de todo tipo. Eso es porque la avenida Juan Carlos I, arteria principal de la barriada de La Antigua, le queda bastante cerca. «Colegios tenemos dos, uno público y otro concertado. También un centro de salud cercano al cuál nosotros pertenecemos y un instituto, como el Albarregas, al otro lado del Acueducto de San Lázaro», explica Daniel.
Pero si por algo es característica esa zona es por la Comisaría de la Policía Nacional, el Palacio de Justicia y varios edificios administrativos y de consejerías de la Junta. «Debajo de mi casa no tengo un local comercial, ni un supermercado. Pero en 500 metros, caminando un poco, dispongo de todo lo que puedo necesitar en mi vida diaria», afirma.
Durante estos años ha habido algún intento para crear una asociación de vecinos, pero en eso se ha quedado, en intento. Incluso se lo propusieron a él. Aunque esa idea no salió adelante.
En cuanto al vecindario, Daniel dice que hay un poco de todo. Desde gente que no saluda ni dice nada aun estando en el mismo edificio, hasta los que tienen tanta confianza con él que incluso cuando Daniel se va de vacaciones les confía las llaves de su casa por si tienen que entrar para cualquier cosa.
Por el momento, Daniel no tiene pensado irse de allí. Dice que, por ahora, está bien. Pero también sabe que no va a vivir allí durante toda su vida. Todo se andará.
Miguel Ángel de la Calle frente a su bloque del PIR Los Monges. ::
Miguel Ángel de la Calle frente a su bloque del PIR,.
PLASENCIA «Hubo dos tiendas de comestibles, pero ahora solo hay una guardería»
La cuarta rotonda, si se sale de Plasencia por el puente Adolfo Suárez, de la circunvalación sur es la que da acceso al PIR Los Monges, donde se ubican 350 viviendas. «La mayoría están habitadas», reconoce Miguel Ángel de la Calle, presidente de la asociación de vecinos, que cifra en algo más de mil las personas que viven en los seis bloques de diferentes colores que se levantan en mitad de la nada, a las afueras de la ciudad.
Esta distancia que hay hasta el centro urbano es la mayor complicación para los residentes. No hay negocios, si se exceptúa una guardería, por lo que se trata de un «barrio dormitorio», expresión que utiliza De la Calle, en el que la gente se ve obligada a desplazarse para trabajar, para el ocio y para comprar. No hay farmacia, las dos tiendas de alimentación que llegaron a coincidir abiertas en el tiempo ya cerraron y tampoco hay planes para que se ubique allí un centro de salud ni un colegio.
El perfil de los primeros residentes de los bloques eran parejas jóvenes que tenían más dificultades para emanciparse. Gracias al Plan Especial 60.000 pudieron acceder a su primera vivienda pagando cuotas de hipotecas que eran, incluso, inferiores, a lo que supondría una mensualidad de alquiler. Ahora, esos primeros propietarios tienen hijos que no pueden ir a pie hasta sus centros escolares.
Esa no era la idea con la que aquellos a los que les tocaron las viviendas, que se entregaron por sorteo –aunque finalmente mucha gente renunció y casi llegaron a todos los interesados que las solicitaron–, se fueron a vivir a varios kilómetros del centro. «Todo el mundo pensó que, con el paso del tiempo, el barrio iba a quedar unido con Plasencia, incluso había proyectada una segunda fase más grande que la que hay, pero que nunca se construyó», rememora el presidente vecinal, que cree que la ciudad ha ido a menos.
No haber crecido en población ha lastrado la llegada de servicios públicos al barrio, pero tampoco la iniciativa privada ve posibilidades de negocio. No hay bares, ni cajero automático; tampoco comercios de ningún tipo.
Así, la previsión es fundamental para las familias, sobre todo en lo que a las compras se refiere, pero también es necesario que sus miembros se coordinen en los desplazamientos. No pueden bajar a la calle a comprar el pan o café sin tener que recorrer los dos kilómetros que separan el PIR de la tienda que se ubica en una estación de servicio próxima. «Vivir aquí implica tener dos vehículos por familia, de otra forma es muy difícil, porque la frecuencia de los autobuses tampoco es la mejor», lamenta De la Calle.
Pese a ello, los vecinos agradecen que las líneas del bus urbano unan el barrio con el centro, algo que consiguieron tras repetidas peticiones. Tras mucho reclamarlo también lograron que el Ayuntamiento asumiera el arreglo de las zonas verdes, el único espacio de ocio que tienen los más pequeños.
Las carencias restan atractivo al barrio, lo que unido al tamaño medio de las viviendas, que a algunas familias ya se le queda pequeña, motiva que una decena de propietarios hayan iniciado los trámites para vender su propiedad, sobre la que la Junta tiene derecho de tanteo.

   TITULO:  EL MAGO DEL TIEMPO - El lunes llega con lluvia y bajada de temperaturas en Extremadura,.


El lunes llega con lluvia y bajada de temperaturas en ExtremaduraEl lunes llega con lluvia y bajada de temperaturas en Extremadura,.

Las precipitaciones podrían ir acompañadas de tormenta, más probables por el oeste, foto,.


La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé para este lunes en Extremadura cielo nuboso o cubierto, con probabilidad de precipitaciones dispersas, que pueden ir con tormenta, más seguras por el oeste.
Temperaturas mínimas en ascenso y las máximas en descenso, por lo que marcarán entre 13 y 25 grados en Badajoz y Mérida, y 13 y 22 en Cáceres.
Los vientos soplarán del suroeste o variables y serán flojos.


 TITULO:'Volando voy -Jesús Calleja -La maravilla de Ordesa y Monte Perdido ,.
 
 

La maravilla de Ordesa y Monte Perdido, en 'Volando voy',.

 
Este domingo 1 de Diciembre , a las 21.30, Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto .
 
image Jesús Calleja se desplazará hasta Huesca para visitar los espectaculares enclaves de Ordesa y Monte Perdido. Allí, mano a mano con los habitantes de la zona y junto a meteorólogos de la AEMET, explicará las características climáticas de este gran jardín botánico de montaña y emprenderá una importante misión para mejorar el turismo en la zona: instalar una estación meteorológica para poder mejorar las previsiones del tiempo.
 
 Jesús Calleja también tendrá que encontrar a alguien que se comprometa a recoger cada día los datos de la nueva estación. Para ello, tratará de convencer a Sergio, un pastor veinteañero muy vinculado a su tierra y a su familia.

Charlas con gente de la zona

Otros de los implicados serán Kike, un guarda de refugio con una relación muy estrecha con las montañas y una visión muy particular del mundo actual, y los hermanos Palazio, que apostaron hace más de veinte años por montar un hotel en esas tierras, con las que tenían una vinculación de varias generaciones. En su visita, Calleja conocerá también a una familia holandesa que llegó a Buisán, uno pueblo de la zona, para poblarlo después de casi cincuenta años desde que se fuera el último habitante.
Como colofón, Calleja tratará de que en la sección de El Tiempo de Informativos Telecinco se haga una mención de las particularidades climáticas de Ordesa y Monte Perdido. Para comprobar si lo consigue, organizará una reunión en uno de los bares de la zona para verlo juntos en la tele.

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