El Paisano - Extremadura al revés ,.
Viernes -31- Julio a las 22:10 horas en La 1 , foto,.
Extremadura al revés,.
Negra, blanca y verde. En Calamonte, la bandera de Extremadura cuelga boca abajo,.
¿Se imaginan lo que habría sucedido en otras regiones si llegan a colgar su símbolo sagrado al revés? Nacionalistas, patriotas, indepes y españolazos habrían puesto el grito en el cielo y los culpables estarían ahora sufriendo mociones de censura. Pero aquí no pasa nada. ¡Y eso es bueno!
Colgar al revés la bandera de Extremadura manifiesta dejadez, abandono, falta de rigor y no estar a lo que hay que estar, pero más que una falta de respeto es un síntoma de cómo somos, de nuestra falta de dramatismo con los símbolos, de nuestra desacralización de los grandes conceptos: patria, nación, bandera, honor.
En Extremadura, somos tan prácticos, tan apegados a la tierra y al sentido común, tan desconfiados ante el idealismo y los grandes conceptos que contemplamos con escepticismo cualquier símbolo emocional. Creemos en lo concreto y desconfiamos de las grandes abstracciones. ¡De algo nos tenía que servir haber sido tan maltratados por la historia!
Como nuestra bandera nos parece un invento muy moderno, no nos la creemos mucho, pero en realidad, todas las banderas son un invento tan moderno como la extremeña. Según Eric Hobsbawm, historiador británico clave en el pensamiento del siglo XX, la mayoría de los símbolos nacionales fueron creados entre 1870 y 1914. Las banderas empezaron a utilizarse en los barcos durante el siglo XVII para identificar su origen en alta mar. La española no se convirtió en símbolo nacional hasta la llamada Guerra de Independencia, cuando ondeaba en el Cádiz constitucional, como enseña de la Marina, durante el sitio francés de 1812.
Curiosamente, la bandera española fue símbolo de constitucionalismo y democracia durante el siglo XIX y quienes la defendían eran laicos y progresistas. Al ser adoptada por Franco tras la Guerra Civil, se tiñó de unas connotaciones reaccionarias que nunca tuvo. En contraposición, las banderas de los otros nacionalismos españoles, de orígenes conservadores y reaccionarios, se tiñeron de simbología progresista.
Los tres nacionalismos llamados históricos tienen banderas tan inventadas como la extremeña. La senyera, que se vende como medieval y genuinamente catalana, en realidad era la bandera del rey de Aragón y no estaba vinculada al territorio, sino a la dinastía aragonesa. Fue adoptada como símbolo de catalanidad a mediados del siglo XIX, pero no fue bandera oficial hasta 1931, solo 45 años antes que la extremeña.
La ikurriña fue un parto ecléctico del gran racista Sabino Arana, que la montó a partir de la bandera británica y de la bandera de la Diputación de Huesca. Es oficial desde 1936 (40 años antes que la extremeña). Y la gallega era en realidad la bandera de matrícula del puerto de A Coruña, pero como la llevaban los barcos que llegaban a América desde esta ciudad, la emigración gallega la adoptó como bandera de su región.
Como ven, las banderas son inventos de ayer mismo, con la diferencia de que los extremeños no sacralizamos la nuestra, la colocamos al revés y ni nos damos cuenta. No me digan que no es para cogernos cariño.
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