¿Cómo se defiende el cuerpo de lo que puede matarnos?,.
Mutaciones, infecciones, envejecimiento... así responde el organismo,.
fotos / Para cualquier organismo, vivir significa permanecer en constante capacidad de respuesta ante todo aquello que compromete su existencia, desde virus como el SARS-Cov-2, hasta el frío o el hambre. Es sobre el funcionamiento del cuerpo y su forma de defenderse ante estas alteraciones que enfrenta a cada segundo de lo que habla la graduada en Ciencias Biomédicas Sandra Ortonobés, más conocida por su canal de Youtube La Hiperactina, en su libro '¿Qué puede salir mal?' (Penguin Random House). «No somos conscientes de hasta qué punto nuestro organismo está preparado para enfrentarse a casi cualquier cosa. Cuando un gen muta, lo reparas; cuando una bacteria entra con malas intenciones, la destruyes; y cuando una célula pierde el control, a veces, incluso se suicida por el bien del resto», expresa.
Antonio Martín, catedrático de Fisiopatología de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), comparte la visión de Ortonobés y añade que, «el organismo se enfrenta, de forma permanente, a agresiones de todo tipo. Las posibilidades de que algo salga mal son infinitas, pero está tan bien diseñado y preparado para hacer frente a las adversidades que, normalmente, todo sale bien». Ambos especialistas nos conducen a través de los aspectos que más fácil lo tienen para destruirnos y nos desvelan las estrategias protectoras del organismo.
Mutaciones
Un gran peligro para la vida proviene de las mutaciones, que son cambios anormales del ADN de las células. «Cuando la mutación sucede, por cuestiones externas (tabaco, drogas, virus) o internas, la célula pierde el control sobre su correcta división y replicación. Otras veces, se producen proteínas anómalas que generan en enfermedades, como el cáncer, o que propician la muerte de la célula», expresa el catedrático. «Cuanto más se divide una célula, más probabilidades tiene de sufrir una mutación en su ADN», añade Ortonobés.Afortunadamente, nuestro cuerpo cuenta con todo un equipo de reparación del ADN y con proteínas que permiten corregir los daños. La P53 (o 'guardián del genoma'), por ejemplo, es vital porque se encarga de detener el ciclo celular y dar tiempo a que se produzca la reparación. «Su función es esencial para frenar las mutaciones, que de otra forma no podría hacerse. De hecho, se ha comprobado que en algunos cánceres esta proteína está ausente», señala Martín.
A pesar de todo, una de cada 100.000 divisiones celulares tendrá una mutación inevitablemente. ¡Pero ojo! que el cuerpo lo sabe, por eso dispone de mecanismos de control que, sorprendentemente, logran reducir esta cifra a un error cada 10 millones, e incluso puede hacer que las células ya dañadas se «suiciden».
Otra estategia de protección consiste en producir moléculas antioxidantes, las mismas que obtenemos a través del brócoli o el té verde, que se encargan de combatir las moléculas ricas en oxígeno que producen las reacciones químicas del cuerpo y que son muy nocivas.
Infecciones
Convivimos con billones de seres microscópicos capaces que matarnos en cuestión de días. El ejemplo más reciente lo tenemos con el coronavirus. Ante ello, el cuerpo ha desarrollado un defensor incondicional: el sistema inmunitario. Aun así, antes de que este se alarme, los invasores deben traspasar barreras naturales que tratan de impedirles el paso: la piel, las mucosas, el ácido gástrico… Si lo consigue, la respuesta inmunitaria les estará esperando para destruirlos. Primero, en forma de glóbulos blancos y células fagocíticas que, de no conseguir frenar la infección, pedirán refuerzos a los linfocitos T. Estos, a su vez, movilizarán a los linfocitos B, fabricantes de anticuerpos, y también a las células de memoria, capaces de reconocer y destruir a un agresor que intenta atacarnos por segunda vez. «Esto se conoce como memoria inmunitaria y es la base del funcionamiento de las vacunas», expresa Ortonobés.Hambre
Cuando el hambre acecha, el cuerpo nos avisa de que las reservas energéticas en sangre empiezan a ser insuficientes. Para ello, el cerebro emplea una pequeña zona denominada hipotálamo. «Desde este 'centro regulador del hambre' se reciben los avisos que manda desde el estómago la hormona denominada grelina, para que este responda contrayéndolo y dirija, lo poco que le quede de alimento, hacia el intestino», cuenta Martín. «Como tendremos más aire que comida, oiremos los típicos borborigmos (ruidos de tripas), que nos provocarán apetito y nos pedirán, indirectamente, que nos llevemos algo de alimento a la boca». Lo contrario sucederá en caso de exceso de comida, si bien aquí la hormona responsable de informar y provocar saciedad será la leptina.Microbiota
La denominada microbiota no es otra cosa que el conjunto de más de 100 billones de hongos y protozoos y de 40.000 tipos de bacterias que conviven en nuestra piel, ojos y mucosas de la boca, órganos sexuales, aparato urológico e intestino. Aunque normalmente se les toma por enemigos, estos son como enemigos arrepentidos que, en lugar de perjudicarnos, nos ayudan en la digestión, producen vitaminas esenciales o nos protegen contra la agresión de otras bacterias, hongos y protozoos causantes de todo tipo de infecciones.Calor y frío
El cuerpo tiene sensores que nos alertan ante problemas como cambios en la tensión y volumen de la sangre, dolor o temperatura. Los que controlan nuestro termostato son los denominados termorreceptores, un conjunto de neuronas que se sitúan en la piel. Estos sensores se activan cuando la temperatura exterior o la corporal (fiebre) es elevada y avisan al hipotálamo para que ponga a trabajar a las glándulas sudoríparas. El sudor evaporará el calor al contacto con el aire y dilatará los vasos sanguíneos más superficiales. Así, la sangre fluirá más lentamente y tendrá más tiempo de perder parte del calor que acumula. De esta forma se baja la fiebre, pero también se evita morir de una ola de calor.Por el contrario, cuando hace frío, el hipotálamo provoca la contracción de los vasos para que no pase tanta sangre y no se pierda calor. Además, manda la orden a los nervios de contraer los músculos, para que «hagan ejercicio» y generen calor. «Este es el origen de los pequeños espasmos musculares que nos hacen castañear los dientes o tiritar», indica el catedrático. «Asimismo, contraerá los músculos de los pelos, erizándolos y generando una capa de aire entre estos y la piel, que será el perfecto aislante para evitar que el calor escape».
Envejecimiento
A pesar de tanta lucha y resistencia, todo tiene su fin. El motivo por el que envejecemos se debe a que, inevitablemente, a lo largo de los años el ADN acumula daños. «Cada vez que una célula se divide perdemos un poquito de los extremos del ADN. Esto es un drama porque una célula se divide muchas veces en su vida y, si pierde todo su ADN, terminará muriendo», expresa Ortonobés.Pese a ello, el cuerpo sigue actuando a nuestro favor y se rebela introduciendo en los extremos, partes semejantes al ADN, los telómeros (moléculas sin información genética), para que sean ellos los que se pierdan cuando tenga lugar la división celular. «Cuando el telómero se gasta, aún hay recursos. Uno es dar orden a la célula de que muera antes de que mute. El otro, impedir la división celular (senescencia). En ambos casos estaremos reduciendo los riesgos de mutación, pero también impidiendo la renovación natural de las células de los tejidos», declara Martín. Esa es la vejez.
Cómo reforzar el sistema inmunitario
- Alimentación
- La malnutrición tiene un efecto devastador en el organismo. Además, «hay algunos macro y micro nutrientes que si retiramos de la dieta produciran un aumento de infecciones», advierten desde la Sociedad Española de Inmunología (SEI). Algunos ejemplos son el Zinc, el selenio o las vitaminas C y E.
- Sueño
- Se requiere un sueño adecuado para tener un correcto ritmo circadiano, con producción de hormonas que son necesarias para el desarrollo de los leucocitos (Melatonina). 7-8 horas de sueño es lo más saludable.
- Ejercicio
- Debe ser moderado, porque que es muy intenso incrementa el número de infecciones. De hecho los deportistas de fondo de élite terminan las temporadas inmunodeprimidos. También es muy negativo el sedentarismo.
- Higiene
- Es esencial para evitar patógenos.
- Vacunación
- Es una de las mejores medidas preventivas para evitar contraer y transmitir enfermedades infecciosas. «No solo es una medida de protección individual. Es un acto de responsabilidad social», destacan en la SEI.
- Alcohol, tabaco y drogas
- El consumo de cualquiera de estos tres productos tiene un efecto inmunodepresor.
- Estrés
- Un estilo de vida estresante es muy perjudicial porque se libera mucho cortisol, que es una hormona inmunosupresora.
Propinas en riesgo de extinción,.
«Que te dejen 2 euros ya es raro y con tarjeta, nada»,.
foto / Con
9 o 10 años, en cuanto tuvo edad, se puso José Luis a cargar maletas.
«Mis padres regentaban un hotel de pueblo en Los Monegros, en el pueblo
de Sariñena (Huesca), y cuando era época de caza se llenaba de catalanes
que venían a pasar el fin de semana. Mis hermanos y yo –somos siete–
subíamos los equipajes a las habitaciones y los cazadores nos daban 25 o
50 pesetas». Una «generosa» propina, su primer jornal.
Cincuenta años después José Luis Yzuel sigue en el negocio hostelero. Ya no acarrea bultos, ahora regenta varios establecimientos de comida italiana y es presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, que integran 300.000 empresas. Como en su local es el jefe, no entra en el reparto de las propinas –en algunos sitios cada camarero se queda con lo que saca, pero lo habitual es meter todo en un bote y dividir luego–. Claro que tampoco hay ya mucho que repartir... «Cada vez se dejan menos propinas, sobre todo porque se paga con tarjeta y no hay costumbre de 'redondear', como cuando abonas en metálico».
Él sí tiene el hábito cogido: «Hace unos días invité a unos amigos a comer. Éramos diez y el menú salió por 297 euros. Pagué con tarjeta, pero dejé 7 euros en metálico en el platillo».
Una rareza. Por la tarjeta y por la cuantía. «Los franceses o los ingleses, por ejemplo, premian el servicio, pero el español lo da por supuesto y es raro que deje más de 2 euros», cuenta Nacho Lorente, director de un restaurante en el centro de Zaragoza y con más de veinte años de experiencia en el sector – ha sido camarero, maitre, gerente de restaurante...–. Cuenta que ahora casi nadie usa dinero físico y echa un cálculo rápido desde lo que ve cada día en el local que regenta junto a la Plaza del Pilar: «Si antes de la pandemia el 70% de nuestra clientela ya usaba la tarjeta de crédito, ahora serán el 90% o el 95%. Claro que recibimos mucho turista».
Los visitantes, especialmente los extranjeros, tiran más de 'plástico' que los locales... pero también dejan más propina. «Para los estadounidenses, por ejemplo, es casi una obligación. Si no les dejas algo casi te miran mal y allí es fácil que un camarero saque el equivalente al 20% de su sueldo solo con propinas», calcula José Luis Yzuel.
Hoy a nadie se le escapa el valor del euro, así que lo de las propinas abultadas se acabó. Y cuando sucede es para contar: «Hace poco más de una semana vino a comer un matrimonio con sus hijos. Se les habían olvidado las mascarillas, así que les dimos una a cada uno, porque en el restaurante siempre tenemos por si algún cliente viene sin ella. Nos dejaron 20 euros de más por el favor que les hicimos».
Y casi sin propina, prosigue el relato Lorente, se quedaron otro día por la picaresca de un chaval. «Vino una familia a celebrar el cumpleaños de la abuela. La mujer dejó 5 euros al camarero pero uno de los nietos, al ver el billete, lo cogió. La señora volvió luego al restaurante con los 5 euros y nos explicó la trastada del niño».
Esos dos ejemplos entran ya en la categoría de anécdota por lo inusual. «Nos espera una temporada dura sin propinas», advierten los hosteleros. Y no se atreven a poner fecha a la 'recuperación'. Si es que eso sucede.
Lo están acusando ya en los restaurantes y en los hoteles –«antes le dabas algo al conserje y tenías trato con él, te decía de un buen sitio para ir a comer o a tomar algo...», se acuerda Yzuel–, y mucho más en el taxi. «Las malditas tarjetas...», masculla Fidel Blanco, gallego afincado en Bilbao y contando ya los días que le quedan para retirarse tras 35 años al volante. Con ese curriculum tan largo este taxista ha conocido todas las épocas: las buenas y las malas.
Y esta, asegura, es la peor. «Hace unos años poca gente pagaba con tarjeta. Hacías el tique, estabas más tiempo con el cliente, charlabas y la gente solía 'redondear'. Si te pedían una factura de empresa y la carrera eran 32,40 euros te decían que pusieras 35. Hoy no, te dan la tarjeta y se olvidan de la propina. Que no tendría por qué, porque es tan sencillo como si te sale 23,70 decirle al taxista que cobre 25. Pero la gente no lo hace».
Explica Fidel que en el taxi las propinas nunca han sido tan abultadas como en los restaurantes. «¿Un sobresueldo? Ni hablar, igual eran 90 o 100 euros al mes. Pero es más el detalle». Esos 'picos' los sacan ahora «de la señora que llevas al ambulatorio y si sale el viaje 4,90 te dice que cobres 5 euros»; y para de contar porque en cuanto salen de la ciudad y hacen servicio interurbano «la gente ya no usa efectivo». Sobre todo si son jóvenes. «Yo alguna vez he preguntado en confianza a algún cliente por qué no se estila lo de dejar la propina con la tarjeta y te dicen: 'Ah, pues es verdad'. Caen en la cuenta en ese momento». La costumbre...
Creen los hosteleros que cuando pase el miedo de la pandemia quizá se recupere un poco el pago en metálico –«ahora no, casi te miran mal si sacas dinero del bolsillo, y ya no te cuento si te tienen que dar las vueltas...»– pero no dudan de que el efectivo irá siendo cada vez más testimonial. «El siguiente paso será el Bizum en los restaurantes, cómodo y más barato que las tarjetas», vaticina Yzuel. Al tiempo...
Elija
su propia aventura. La del aplauso minion-ministerial a Pedro Sánchez
tras llegar de Bruselas como un tío de América o la de Pablo Casado:
«Celebramos el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo. Estamos muy
satisfechos porque esta posición fue presentada por el PP europeo, con
Von der Leyden y Merkel; y tenemos que decir que el PP ha hecho más por
España incluso que los socios del PSOE». Iglesias dijo que el PP es
conocido como el partido holandés. Por supuesto, después de que le
preguntaran por Dina y la tarjeta. El teléfono escacharrado de siempre.
Pedro Sánchez se cachondeó todavía más en la sesión de control: «Está
Adenauer, está Monnet, está Schuman… Y desde ayer, Pablo Casado como
padre de la Unión Europea». Grandes carcajadas.
Uno hace el ridículo y el otro, en lugar de recriminárselo, procura hacer el suyo propio. Fran Rumbo puso en Twitter las imágenes del recibimiento a Pedro Sánchez en su llegada a la Moncloa. Sólo que eran las de 'Amanece que no es poco' cuando el alcalde (Rafael Alonso) llega al pueblo. «Viva el munícipe por antonomasia». «Viva la tía cojonuda que trae con él» (la Bombi, Fedra Lorente, que algunos piden que sea comunal). El otro día, por preferir estar fuera de foco en otro asunto, me recordaron con razón el verso de Rimbaud: '¡Par delicatesse j'ai perdu ma vie!'. Aquí me daría vergüenza tanto distribuir ese vídeo (no es un robado) como decir que los acuerdos son cosa de las chicas del PP europeo (que ha citado expresamente a Von der Leyden, Merkel y Lagarde).
Ellas o Rutte, qué más da. Pero gracias que está Europa. Para ser solidaria. Para endeudarse. Y, sobre todo, para vigilar a esta muchachada que nos gobierna o querría gobernarnos.
Cincuenta años después José Luis Yzuel sigue en el negocio hostelero. Ya no acarrea bultos, ahora regenta varios establecimientos de comida italiana y es presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, que integran 300.000 empresas. Como en su local es el jefe, no entra en el reparto de las propinas –en algunos sitios cada camarero se queda con lo que saca, pero lo habitual es meter todo en un bote y dividir luego–. Claro que tampoco hay ya mucho que repartir... «Cada vez se dejan menos propinas, sobre todo porque se paga con tarjeta y no hay costumbre de 'redondear', como cuando abonas en metálico».
Él sí tiene el hábito cogido: «Hace unos días invité a unos amigos a comer. Éramos diez y el menú salió por 297 euros. Pagué con tarjeta, pero dejé 7 euros en metálico en el platillo».
Una rareza. Por la tarjeta y por la cuantía. «Los franceses o los ingleses, por ejemplo, premian el servicio, pero el español lo da por supuesto y es raro que deje más de 2 euros», cuenta Nacho Lorente, director de un restaurante en el centro de Zaragoza y con más de veinte años de experiencia en el sector – ha sido camarero, maitre, gerente de restaurante...–. Cuenta que ahora casi nadie usa dinero físico y echa un cálculo rápido desde lo que ve cada día en el local que regenta junto a la Plaza del Pilar: «Si antes de la pandemia el 70% de nuestra clientela ya usaba la tarjeta de crédito, ahora serán el 90% o el 95%. Claro que recibimos mucho turista».
Los visitantes, especialmente los extranjeros, tiran más de 'plástico' que los locales... pero también dejan más propina. «Para los estadounidenses, por ejemplo, es casi una obligación. Si no les dejas algo casi te miran mal y allí es fácil que un camarero saque el equivalente al 20% de su sueldo solo con propinas», calcula José Luis Yzuel.
El nieto que 'robó' los 5 euros
En España en algún tiempo también se movieron en esas cifras. «En las zonas de veraneo en los años buenos un camarero podía sacarse por cada mil euros de sueldo otros 250 en propinas. Hoy no llega a 50». Esos años buenos de los que habla Lorente fueron los anteriores a la crisis y, especialmente, los del estreno del milenio. «Cuando se pasó de pesetas a euros las propinas experimentaron un incremento importante. A la gente le costaba hacer el cálculo y te dejaban un euro pensando que eran más o menos cien pesetas».Hoy a nadie se le escapa el valor del euro, así que lo de las propinas abultadas se acabó. Y cuando sucede es para contar: «Hace poco más de una semana vino a comer un matrimonio con sus hijos. Se les habían olvidado las mascarillas, así que les dimos una a cada uno, porque en el restaurante siempre tenemos por si algún cliente viene sin ella. Nos dejaron 20 euros de más por el favor que les hicimos».
Y casi sin propina, prosigue el relato Lorente, se quedaron otro día por la picaresca de un chaval. «Vino una familia a celebrar el cumpleaños de la abuela. La mujer dejó 5 euros al camarero pero uno de los nietos, al ver el billete, lo cogió. La señora volvió luego al restaurante con los 5 euros y nos explicó la trastada del niño».
Esos dos ejemplos entran ya en la categoría de anécdota por lo inusual. «Nos espera una temporada dura sin propinas», advierten los hosteleros. Y no se atreven a poner fecha a la 'recuperación'. Si es que eso sucede.
Lo están acusando ya en los restaurantes y en los hoteles –«antes le dabas algo al conserje y tenías trato con él, te decía de un buen sitio para ir a comer o a tomar algo...», se acuerda Yzuel–, y mucho más en el taxi. «Las malditas tarjetas...», masculla Fidel Blanco, gallego afincado en Bilbao y contando ya los días que le quedan para retirarse tras 35 años al volante. Con ese curriculum tan largo este taxista ha conocido todas las épocas: las buenas y las malas.
Y esta, asegura, es la peor. «Hace unos años poca gente pagaba con tarjeta. Hacías el tique, estabas más tiempo con el cliente, charlabas y la gente solía 'redondear'. Si te pedían una factura de empresa y la carrera eran 32,40 euros te decían que pusieras 35. Hoy no, te dan la tarjeta y se olvidan de la propina. Que no tendría por qué, porque es tan sencillo como si te sale 23,70 decirle al taxista que cobre 25. Pero la gente no lo hace».
Explica Fidel que en el taxi las propinas nunca han sido tan abultadas como en los restaurantes. «¿Un sobresueldo? Ni hablar, igual eran 90 o 100 euros al mes. Pero es más el detalle». Esos 'picos' los sacan ahora «de la señora que llevas al ambulatorio y si sale el viaje 4,90 te dice que cobres 5 euros»; y para de contar porque en cuanto salen de la ciudad y hacen servicio interurbano «la gente ya no usa efectivo». Sobre todo si son jóvenes. «Yo alguna vez he preguntado en confianza a algún cliente por qué no se estila lo de dejar la propina con la tarjeta y te dicen: 'Ah, pues es verdad'. Caen en la cuenta en ese momento». La costumbre...
Bizum en el restaurante
Porque eso es la propina. Y de la misma manera que hay hábito (o había al menos) de dejar unas moneditas en el restaurante que te ha dado bien de comer, no hay manera de afianzar ese gesto en otros sitios: «Yo a veces voy a la frutería y si la cuenta son 17,95 euros le digo a la frutera que cobre 18, por eso de no andar con 'peseticas'. Pero casi todos los tenderos insistirán en que no, en que los cinco céntimos son tuyos y no los cogerán. Es curioso». Ocurre, dice José Luis Yzuel, incluso en algunos bares. «A algún camarero ya le he oído rechazar la propina y decirle al cliente que a él ya le pagan por hacer su trabajo. Es algo ideológico». Así que entre la tarjeta y la ideología, la cosa está «rematada».Creen los hosteleros que cuando pase el miedo de la pandemia quizá se recupere un poco el pago en metálico –«ahora no, casi te miran mal si sacas dinero del bolsillo, y ya no te cuento si te tienen que dar las vueltas...»– pero no dudan de que el efectivo irá siendo cada vez más testimonial. «El siguiente paso será el Bizum en los restaurantes, cómodo y más barato que las tarjetas», vaticina Yzuel. Al tiempo...
«Una señora me daba todos los días 1.000 pesetas por una carrera de 200»
«Era la época de las pesetas. Había una señora que vivía en el centro de Bilbao. Tenía poca movilidad y cada día iba en taxi a El Corte Inglés a comer. La carrera no llegaba a 200 pesetas pero esa señora dejaba siempre 1.000. Todos los días. Yo la llevaba muchas veces y me daba dolor de conciencia, porque esa propina era una bestialidad. Un día le pregunté cómo nos dejaba tantísimo dinero y me contestó: 'A mí me sobra lo que tengo. A la gente que me da servicio me gusta recompensarla. Si no fuera por vosotros me tendría que quedar en casa todos los días'. En otra ocasión me pidió que la llevase a un pueblo cercano donde tenía dos amigas; querían tomar un café. La llevé y me dijo que la esperara, una hora o dos, ya no me acuerdo. Bajé a la playa a hacer tiempo y luego la recogí. El servicio le salió alrededor de 2.000 pesetas pero la señora insistió en dejarme 10.000, que sería como si hoy te dan 200 euros por una carrera de 40», relata el taxista Félix Blanco.«Le dieron un cheque de 400 euros al camarero»
«En el restaurante tuvimos un tiempo a un cocinero que había estado en las misiones en Cabo Verde. Un día llegaron unos clientes de Latinoamérica y se enteraron de la historia de este chico, un joven que en ese momento estaba estudiando para cura en Zaragoza. Los clientes eran cuatro personas y en total pagaron una factura de 89 euros por comer. Antes de marcharse hicieron llamar al camarero y le entregaron un cheque nominal por valor de 400 euros. Se ve que eran unas personas creyentes y con ese dinero quisieron ayudar a aquel chico en su formación y en los gastos que tuviera en su vida en la ciudad. Esa es la propina más alta que yo recuerdo. Aunque las más abultadas se solían recibir siempre en las bodas. Si los novios se habían quedado contentos con la atención no era raro que, en la época de las pesetas, te dejaran 10.000 o 12.000 al final del día, que era entonces una propina más que generosa», cuenta el hostelero Nacho Lorente.TITULO: Documental - Desprecio a Rimbaud,.
Desprecio a Rimbaud,.
Uno hace el ridículo y el otro, en lugar de recriminárselo, procura hacer el suyo propio. Fran Rumbo puso en Twitter las imágenes del recibimiento a Pedro Sánchez en su llegada a la Moncloa. Sólo que eran las de 'Amanece que no es poco' cuando el alcalde (Rafael Alonso) llega al pueblo. «Viva el munícipe por antonomasia». «Viva la tía cojonuda que trae con él» (la Bombi, Fedra Lorente, que algunos piden que sea comunal). El otro día, por preferir estar fuera de foco en otro asunto, me recordaron con razón el verso de Rimbaud: '¡Par delicatesse j'ai perdu ma vie!'. Aquí me daría vergüenza tanto distribuir ese vídeo (no es un robado) como decir que los acuerdos son cosa de las chicas del PP europeo (que ha citado expresamente a Von der Leyden, Merkel y Lagarde).
Ellas o Rutte, qué más da. Pero gracias que está Europa. Para ser solidaria. Para endeudarse. Y, sobre todo, para vigilar a esta muchachada que nos gobierna o querría gobernarnos.
TITULO: El escarabajo verde - Baba de camelo y sangonçalinhos,.
Baba de camelo y sangonçalinhos,.
Dulces portugueses. Los postres del país vecino tienen nombres y formas increíbles,.
Entre los postres más dulces de Portugal, está la 'serradura' a base de nata y galleta tostada y rallada (con elle, que más de una vez se me ha escapado la y griega para referirme al pan rallado, ¡perdón!). Y entre los más delicados, la 'sericaia con ameixa' de Elvas, esa ciruela en almíbar que combina perfectamente con la textura suave del bizcocho.
Aunque de todos los postres portugueses de nombre llamativo, el que más sorprende por su denominación son las 'babas de camelo'. ¿Cómo se puede llamar un postre de esa manera: babas de camello? Espanta más que atrapa. Sin embargo, a quienes les complace el dulce, las babas les encantan. También se pide mucho en los restaurantes por el pitorreo y la curiosidad de quienes no lo conocen.
Su inventora, hace unos 70 años, fue un ama de casa lisboeta llamada Valentina, que tuvo que preparar un postre deprisa y corriendo, mezcló las cuatro cosas que tenía en casa y salió esta crema tostada de la que nadie sabe bien cómo llegó a tener ese nombre. Suena a lo sucedido en el palacio ducal de Vilaviçosa, cuando la duquesa tuvo que preparar un banquete y no tenía almejas para todos ni carne de cerdo para todos, así que mezcló un producto con el otro, nadie se quedó sin comer y se inventó el 'porco' a la alentejana, un nombre razonable, ¿pero babas de camelo?
En Brasil, hay unas 'babas de moça', pero son un dulce conventual parecido a los 'ovos moles' de Aveiro con el añadido brasileiro de la leche de coco. Llamar 'babas de camelo' a un postre es algo insólito y rebuscado, aunque podría tener que ver con la creencia de que una piedra semipreciosa y cristalina llamada rosa del desierto sería producida por la orina de los camellos y su posterior petrificación a lo largo de siglos. ¿Asimiló Valentina la orina preciosa a la baba dulcísima?
La leyenda dice que esta señora, como no pudo hacer postre para todos, al servirlo dijo que eran babas de camello por ver si algún comensal lo rechazaba y sobraba, pero gustó tanto que hoy es un postre nacional a base de una lata de leche condensada, seis huevos y 50 gramos de almendras. Hay que cocer la lata de leche cerrada en una olla a presión con agua durante 40 minutos. Hay que batir las seis yemas de huevo con la leche cocida ya fría. Después batimos las claras a punto de nieve y las mezclamos con el preparado anterior, espolvoreamos con almendra molida, dos horas de frigorífico y ya tenemos las 'babas de camelo' listas. Se pueden meten las babas en el congelador y comerlas como si fuera un helado.
Para rematar este recorrido por la dulcería portuguesa bizarra e irreverente, nos detendremos en los 'sangonçalinhos' o 'quilhõezinhos' (testículos) de São Gonzalo, unos bollos de trigo que venden en la feria que se celebra en honor de este santo en Amarante, que cuestan según el tamaño y tienen poderes mágicos. El 'sangonçalinho' de la foto me asombró en el escaparate de la pastelería Moinho del centro histórico de Amarante, pero no tengo la receta, me dio vergüenza pedirla.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - Doce hombres sin piedad , , Miercoles -22- Julio ,.
Este miércoles -22- Julio ,. a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
- Reparto
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Henry Fonda, Lee J. Cobb, Jack Warden, E.G. Marshall, Martin Balsam, Ed Begley, John Fiedler, Robert Webber, Jack Klugman, George Voskovec, Joseph Sweeney, Edward Binns, Billy Nelson, John Savoca, Rudy Bond, James Kelly,.
- Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto.
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TITULO: Un país para escucharlo - La nueva entrega de Diverso Festival llega a Navalmoral con una doble cita musical este fin de semana,.
Un país para escucharlo - La nueva entrega de Diverso Festival llega a Navalmoral con una doble cita musical este fin de semana,.
Este martes 21 de julio , a las 23.00 por La 2, foto.
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La nueva entrega de Diverso Festival llega a Navalmoral con una doble cita musical este fin de semana,.
El sábado el registro será totalmente diferente, más orientado a la fiesta, con 'Paco Micro, Charly y Fani', también se llevará a cabo desde las diez y media, pero en la plaza de la Chimenea.
Ambos conciertos forman parte del circuito programado por la Concejalía de Cultura, con grupos y solistas locales, para llevar la música a distintos espacios de Navalmoral, con todas las medidas de prevención posibles.
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