TITULO: MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Nibali anuncia en el Giro su retirada tras Lombardía,.
MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Nibali anuncia en el Giro su retirada tras Lombardía , fotos,.
LA NOCHE ABIERTA ,.
Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.
El Tiburón del Estrecho, uno de los siete corredores de la historia en haber ganado Tour, Vuelta y Giro, colgará la bicicleta el mismo día que Alejandro Valverde, su rival en tantas carreras,.
Juanpe López vive el Giro de Italia de rosa y aún en una nube. Habla en inglés cuando le preguntan en italiano y también cuando le preguntan en español, y en español cuando le preguntan en inglés. “No pienso en el futuro, en qué será de mí en el futuro. Solo pienso en el momento, en gozar cada minuto, día a día”. En su burbuja, un lugar ideal, mental, en el que no influye la geografía la temperatura, el reloj, y ajeno al mundo, el chaval de Lebrija se presenta el primero de su equipo al podio, y mucho antes de la hora fijada. Se sienta en una silla mientras otros equipos suben saludan, firman, y espera, impaciente. Enloquece de emoción, dice. “Es increíble, todo el mundo te llama por tu nombre, te pide fotos… no me lo creo todavía”.
Juanpe, impaciente en el podio de salida, no lo sabe, pero tiene una cita en Messina con la historia de Nibali, que llega a su pueblo, casi a las puertas de la papelería de su familia, y el quiosco de alquiler de películas de vídeo en el que pasaba las horas muertas de niño, las horas en las que no cogía la
con los amigos para hacer la cabra por la calles y los caminos que llevan al mar, y hasta el cabo Peloro, donde el pilón de 211 metros, una modesta torre Eiffel por la que llegaba en gigantes cables colgados la electricidad a su isla, la vida, desde Calabria. Y a veces subía hasta la nieve del Etna, las cuestas en las que el martes encontró sus límites. Eso fue antes de decidir tomar el ferry, chaval, juvenil escuálido, viajar noches y días enteros de tren hasta Toscana, ida y vuelta cada dos por tres, y hacerse ciclista, y campeón, y convertirse en el Squalo dello Stretto, el tiburón que lleva tatuado en su piel.
La vida de Juanpe, 24 años, nombre para el futuro del ciclismo, y la de Nibali se cruzan en Messina, donde el Tiburón, en su casa, 37 años, anuncia que deja el ciclismo, que cuelga la bicicleta antes de cumplir los 38, en octubre, disputado el Lombardía, el monumento más cercano a su corazón, y un poco también la San Remo. En la RAI le llevan al estudio volante y allí le esperan sus padres, Giovanna y Salvatore, y a él, tan siciliano, más italiano que ninguno, se emociona y le lloran los ojos, y con ellos húmedos lo dice, con la voz muy baja, como para no oírse. “Este es mi último Giro. Esta es mi última temporada en el ciclismo”.
El 8 de octubre, en Como, dirá adiós al ciclismo junto a Alejandro Valverde, cuatro años y medio más viejo. Se van dos de los que más han marcado, junto a Alberto Contador y Froome, las dos primeras décadas del siglo XXI. Nibali es para los italianos el nuevo Felice Gimondi, el dios de los años 60, el rival siempre derrotado por Merckx, muerto hace nada justamente a pocos kilómetros de Messina, mientras nadaba en la playa de Giardino Naxos, a la sombra de la elevada Taormina. Como Gimondi, y como solo en la historia Anquetil, Merckx, Hinault, Contador y Froome, Nibali ha ganado las tres grandes, un Tour, una Vuelta, dos Giros. Y es solo el sexto italiano, a la altura de Bartali, Coppi, Nencini, Gimondi siempre, y Pantani, que ha ganado el Tour de Francia en la posguerra. Simbólicamente, como si se tratara de un diseño estudiado cuidadosamente, la última victoria de Nibali en competición, hasta ahora, se produjo el 1 de octubre pasado. Fue una etapa en la vecina Mascali que le supuso el triunfo en la general del Giro de Sicilia. Segundo fue, of course, Alejandro Valverde.
El ocho de octubre habrá cumplido ya 18 años con los mejores del mundo, en algunos de los mejores equipos, Fassa Bortolo, Liquigas, Astana, Bahrein y Trek, el grupo en el que cuando llegó en 2020, a los 35 años, ya crecía un chavalillo de Lebrija, Juanpe López, que vio de rosa en su Messina el anuncio de su adiós, y sigue en su nube.
Y cuando habla, y se siente tan satisfecho por haber conservado la maglia rosa de líder, pasan delante de él como una flecha todos los demás ciclistas, con prisa por llegar al barco que les cruce el estrecho de Messina, 20 minutos, hasta Calabria, para iniciar el ascenso de la península el jueves por la costa del Tirreno tempestuoso. Solo un par de minutos antes, en la última recta, vía Garibaldi junto al puerto, un Groupama, el gigantesco neerlandés Ramon Sinkeldam, ha puesto al pelotón en fila detrás de él a más de 70 por hora, y ha regalado su rebufo a su jefe, el sprinter francés Arnaud Démare, que, a 200 metros de la última pancarta, toma la cabeza y gana por delante del enfadado Fernando Gaviria, quien se siente traicionado por su bici, un sprint al que no llegaron ni Cavendish ni Ewan, anclados en un puerto largo, interminable, de segunda, por su poca disposición para el esfuerzo largo y la escalada, por la aceleración en cabeza de los equipos con sprinters rivales. Démare se queda también cortado pero logra enlazar gracias al esfuerzo de su Jacopo Guarnieri, quien por un día no es su último hombre en la llegada en la que, varios meses después de octubre pasado y su París-Tours, vuelve a levantar los brazos. Es la sexta etapa que gana en tres Giros el mejor de los sprinters franceses, y su quinto triunfo lo consiguió hace año y medio en Cesenatico, el pueblo de Pantani, y también ha ganado una San Remo, como Vincenzo Nibali, que se hace dueño y gran protagonista de la última jornada siciliana del que él anuncia es su último Giro. Y antes de ello se acerca a Juanpe y le da la enhorabuena, y al lebrijano se le ponen los pelos de punta, emocionado siempre, orgulloso de que “una leyenda como Nibali” le dé la enhorabuena a él, Juanpe.
TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas -El ruido eclipsa la acción de Podemos en el Gobierno y el proyecto en torno a Díaz ,.
«No voy a contestar a esa pregunta, no voy a contribuir a generar ningún tipo de titular que perjudique ni a Yolanda (Díaz) ni a la candidatura del cambio ni al ‘frente amplio’ o como leches se termine llamando». El particular silencio de Pablo Iglesias, preguntado por el estado de su relación con la vicepresidenta, sonó como un ruido atronador. Fue a todas luces el grito apenas disimulado que certificó hasta qué punto se ha tensado la cuerda entre Podemos, aún controlado en la sombra por su exlíder, y la que es su mayor —tal vez única— baza para taponar la sangría electoral que viene padeciendo.
El fuego amigo se ha apoderado del espacio que hoy por hoy representa Unidas Podemos. El enredo sobre la candidatura andaluza no ha sido más que la demostración pública definitiva de unas rencillas que sólo el pánico a la descomposición puede mitigar. Las formaciones a la izquierda del PSOE —salvo Adelante Andalucía— concurrirán juntas al 19-J, sí, pero a costa de dejar a la vista una pugna desgarrada que, pese a los intentos por circunscribirla a nivel regional, pronostica nubarrones en la articulación del proyecto nacional.
La tensión va ‘in crescendo’ a medida que se aproxima el ciclo electoral, empezando por Andalucía en junio, siguiendo por las municipales y autonómicas en mayo del año que viene, y terminando por las generales, ‘a priori’ a finales de 2023. Y, además, se acentúa en tanto en cuanto Díaz sigue vacilando en sus pasos para liderar ese nuevo artefacto político.
Ya no sólo con los continuos retrasos para iniciar el por ahora abstracto «proceso de escucha», sino también por su arrinconamiento a Podemos. Sin ir más lejos, la vicepresidenta ha alegado «motivos de agenda» para no asistir el fin de semana que viene a unas jornadas moradas en Valencia. En el partido de Ione Belarra ni se esfuerzan en ocultar que se sienten defraudados por la actitud de la ministra de Trabajo, a la que adjudican en público el papel de «candidata» que ella se resiste a asumir. La relación entre ambas dirigentes es cuando menos fría, si no gélida. Pero en la cúpula morada entienden que la factura de una guerra pública entre ambas sería demasiado costosa. Es ahí donde entra en escena Iglesias, que un año después de abandonar la política activa, pero sin renunciar a teledirigir el partido que construyó, se ha erigido en la principal fuente de ruido interno desde sus numerosas plataformas mediáticas.
Sólo en los últimos tres meses, el exlíder de Podemos ha dudado de que el ‘frente amplio’ sea «suficiente» para corregir la trayectoria descendente de la izquierda; ha cuestionado su propia decisión de elegir a dedo a Díaz como sucesora; le ha recordado que si «existe» es gracias a Podemos; y ha retratado la «vergüenza» por el enredo en la coalición andaluza, donde la vicepresidenta tuvo un papel decisivo pese a su posterior intento por desentenderse y ahorrarse el desgaste. Sucesivos torpedos a la línea de flotación que confirman una ofensiva contra su legataria.
Influencia a la baja El desgaste de Podemos se acentúa por la incertidumbre del futuro, pero también por la gestión del presente.
Contradicciones
La participación en el Gobierno de coalición obliga a procesar dilemas y contradicciones que contribuyen a consumir al partido poco a poco. «Cada semana el PSOE nos da diez razones para marcharnos», reconocen entre los morados, que sin embargo asumen que dar ese paso les abocaría a un peligroso precipicio.
Su influencia en el Ejecutivo, en todo caso, se reduce a marchas forzadas. Pese a arrancar triunfos, como el de las bajas por reglas incapacitantes, Podemos también empieza a ver peligrar su pinza con las formaciones independentistas. ERC, el socio externo más importante para la frágil mayoría parlamentaria del Gobierno, no ha apoyado la reforma laboral ni el decreto anticrisis e incluso trató de tumbar la Ley de Seguridad Nacional. Pero el PSOE ha sabido neutralizar su desmarque gracias a aliados como Cs, PDeCAT e incluso el PP, un giro que preocupa a los morados.
TITULO : CAMPO ESTRELLAS BARCELONA - Triste final de temporada para el Barça,.
El Barcelona no pudo despedirse de su afición esta temporada con una victoria. El conjunto que dirige Xavi cayó por 0-2 ante el Villarreal en un partido en el que los culés no encontraron la manera de meter mano a su rival y en el que pagaron caros dos errores defensivos. Pedraza en la primera parte y Moi Gómez en la segunda aprovecharon las únicas ocasiones de los de Emery y firmaron el último revés del curso para un equipo que ha vivido una de las temporadas más complicadas de su historia. El submarino, por su parte, selló el pasaporte y volverá a viajar por Europa, en este caso en la Conference League.
Era un día para dejar buen sabor de boca al Camp Nou antes de las vacaciones y eso lo sabían los jugadores del Barcelona. Xavi salió de inicio, pese a no jugarse nada, con un equipo plagado de teóricos titulares, con la intención de presionar arriba y la firme idea de cerrar el curso con una victoria. Eso se notó en unos primeros minutos en los que la intensidad blaugrana sorprendió al Villarreal. Adama Traoré y Jordi Alba desbordaban de forma constante y la medular blaugrana pisaba el área con asiduidad. Así llegaron las primeras ocasiones del encuentro con un zapatazo de Ferran Torres que Rulli repelió y un disparo de Busquets que no cogió portería.
Tras un comienzo de encuentro frenético para el Barça, el partido entró en una fase de tanteo. Los culés no lograron sacar ventaja de su mejor momento y el Villarreal, plantado en pocos metros ante el empuje culé, comenzó a asentarse y a sortear con relativa facilidad la presión asfixiante de los locales. El equipo de Emery miraba con un ojo las embestidas de su rival y con otro el marcador de un Sevilla-Athletic que podía ejercer de palanca en caso de que los de Marcelino lograran un gol. En esa incertidumbre llegó una diana de Yuri Berchiche anulada por el VAR en el Pizjuán, el acicate perfecto para el submarino, que dio un paso al frente y se encontró con un gol antes del descanso. Parejo puso a correr a Pedraza y el ex del Betis no perdonó ante la salida de Ter Stegen.
Resultado Final - foto,.
Ter Stegen, Alves (Mingueza, min. 81), Araujo, Lenglet, Jordi Alba, Busquets, Frenkie de Jong, Gavi (Riqui Puig, min. 71), Adama Traoré (Dembélé, min. 57), Aubameyang (Ansu Fati, min. 57) y Ferran Torres (Memphis, min. 71).
Rulli, Gaspar (Nicolás Jackson, min. 67), Pau Torres, Albiol, Pedraza (Rubén Peña, min. 83), Parejo, Capoue, Trigueros (Aurier, min. 67), Moi Gómez (Chukwueze, min. 83), Lo Celso y Alcácer (Estupiñán, min. 67).
Goles: 0-1: min. 41, Pedraza. 0-2: min. 55, Moi Gómez.
Árbitro: Munuera Montero (Comité andaluz). Amonestó a Gavi, Parejo, Busquets y Jordi Alba.
Incidencias: Partido de la jornada 38 en Primera disputado en el Camp Nou ante 54.850 espectadores.
Tras la reanudación, el Barcelona tropezó de nuevo con la misma piedra. El equipo de Xavi quiso mandar y sometió al Villarreal, pero un despiste de Adama Traoré, que despejó hacia el centro un balón muerto en el área, terminó en los pies de un Moi Gómez que no desaprovechó el regalo. Tocaba remar ante un nuevo contratiempo y Xavi agitó la coctelera dando entrada a Ansu Fati, Ousmane Dembélé, que saltó al terreno de juego con división de opiniones, Riqui Puig y Memphis. Los cambios no alteraron el guion de un partido en el que el Barça debía tirar de paciencia ante la aglomeración de futbolistas que Unai Emery había plantado en el centro del campo.
Ese ejercicio de paciencia sacó a relucir todas las carencias que tuvo el Barça en los peores momentos de la temporada. Los de Xavi acabaron la Liga siendo planos, teniendo poca profundidad, abusando de los centros laterales y aliñando toda esta mezcla con una fragilidad defensiva letal ante el acierto del submarino. Para colmo de males, los cambios no mejoraron la versión del equipo y las ocasiones de Dembélé y Dani Alves, con sendos disparos desde fuera del área, fueron incapaces de poner en aprietos a Rulli, que vivió probablemente su partido más plácido en el Camp Nou.
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