jueves, 13 de noviembre de 2025

España a ras de cielo - Teo Planell - Actor y músico ,. - PLANETA CALLEJA - Domingo - 16 , 23 , 30 - Noviembre ,. / Centenarios - Jessica Lange ,. / Aquí la tierra - Las cenizas de Eros ,. / Tramoyista - Colectivo Zsongo: “Aunque vengamos de 54 países distintos, en España somos ‘los negros”,.

 

TITULO: España a ras de cielo -  Teo Planell - Actor y músico  ,. - PLANETA CALLEJA -Domingo -16 , 23 , 30  - Noviembre,.

 

España a ras de cielo  ,.

 

España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo Martes a las 22h30,.
 El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista., etc,.


PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 16 , 23 , 30 - Noviembre ,.
 

   Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.

 

  Teo Planell - Actor y músico ,.

 

Teo Planell: “Hay que consumir arte en vez de contenido, escuchar canciones  en lugar de clips” | ICON | EL PAÍS

foto - Teo Planell: “Hay que consumir arte en vez de contenido, escuchar canciones en lugar de clips”,.

Actor y músico, Planell ha conseguido a sus 21 años ser representante de una generación y, a la vez, señalar todas sus vergüenzas,.

 

Teo Planell (Madrid, 21 años) es músico, pero es más divertido verlo como un personaje cinematográfico. En varios sentidos: a pesar de ser uno de los cantantes con más personalidad de la nueva escena musical madrileña, lo que realmente quiere es ser director de cine. De hecho, ya ha dirigido cortos y videoclips, y protagonizado obras de teatro y largometrajes. Como personaje de la vida real tiene varios registros: lo mismo te sirve para hacer de cantautor folk que camina sobre la nieve con una guitarra al hombro, o de niño prodigio que imagina vivir en el mundo de ayer, como diría Stefan Zweig.

Planell vive al margen. Y no es por despistado. Vive al margen por puro empeño. Le da igual saber cuál es su lugar en la industria. “El otro día nos dijeron que estábamos más alternativos”, comenta. En lugar de mudarse a un estudio de 20 metros cuadrados en Lavapiés, a un paso del moderneo, se ha ido con dos amigos a la sierra. Uno de ellos es Roy Borland, su gran socio musical, una figura ubicua dentro de la escena. “Somos muy edgy”, bromea Planell. Vivir lejos le ha permitido huir del ritmo frenético que impone su profesión. “Te venden que todo es estrategia, hasta una canción es estrategia”, dice. “Y yo me siento un privilegiado por ver las canciones como un arte milenario y no como algo que tengo que hacer para que la gente no se olvide de mí”.

Puede estar tranquilo, no se van a olvidar de él. El día de la entrevista todo el mundo quería estar cerca de Teo Planell. Dos de las personas con las que se para a charlar son Tristán y Mori, del sello Rusia IDK, con quienes mantiene una relación muy cercana y colabora habitualmente. Recientemente, también ha participado en la creación de Si abro los ojos no es real, el último disco de Amaia, quien reunió a una serie de artistas —entre ellos Amore y Jimena Amarillo— para acompañarla en la composición del álbum. “Me lo tomé con mucha humildad”, afirma Planell. “No pensando que estaba ahí para aportar nada en concreto, sino para ver cantar a la mejor vocalista que tenemos en este país”.

Planell, cuyo último EP se llama Aún no existía Beatrice (2024), ha explorado distintos estilos musicales a lo largo de su corta pero prolífica carrera, que comenzó tocando en la calle a los 12 años. Ha pasado por lo urbano, folk e incluso rock and roll. La noche anterior a esta entrevista dio un concierto estrenando un formato de banda, con teclado y chelista. Nada de autotune, solo puro instrumento. Este gusto por lo clásico, que es toda una declaración de intenciones, se materializa también en su look: suele presentarse con trajes antiguos de color marrón, que encontró en el armario de un familiar. “Tras un periodo largo de confusión estética, descubrí en los trajes y americanas una ropa que me gustaba habitar. A través de lo más clásico siento que se puede dialogar con el presente perfectamente”, defiende.

Este artista multidisciplinar encarna, sin duda, aquella idea de Sigmund Freud: la del hijo favorito de su madre —en el caso de Planell, también el único— que crece con la confianza ciega de que todo va a salir bien y, precisamente por eso, todo le sale bien. Él mismo reconoce que, sin el apoyo de sus padres —dos trabajadores del mundo del cine que lo llevaban a rodajes desde pequeño— no estaría haciendo lo que hace hoy. “Tuve la suerte de que mis padres vieran un potencial en mí, no un peligro. No les asustó que tirara por el camino artístico.”

Al criarse entre focos, cables y sillas plegadas de rodaje el gusanillo del cine le picó pronto. A fuerza de insistir logró que sus padres le llevaran a las pruebas de un casting. El sueño fue tomando forma hasta que, por fin, llegó la confirmación: era el elegido para protagonizar Zipi y Zape y la Isla del Capitán (Oskar Santos, 2016). “Cuando me cogieron fue un punto de no retorno”, recuerda. Dejó pronto sus estudios para volcarse de lleno en su vocación artística. Su siguiente gran paso como intérprete llegó el año pasado, cuando le llamaron para participar en La otra bestia, obra escrita y protagonizada por Ana Rujas, y estrenada en Matadero Madrid. “Ha sido el primer personaje que he construido como adulto, en el que no ha habido un carisma infantil que me respaldara en el trabajo actoral. Ha sido un salto al vacío que me ha curtido”.

¿Cómo no preguntarle a alguien que irradia tanta luz y tanta seguridad si existe una pulsión autodestructiva ahí dentro? “Sí”, dice, sin rodeos. “Es algo un poco generacional, pero ese punto autodestructivo lo siento en el consumo de internet. En periodos de mi vida he tenido que hacer verdaderas desintoxicaciones”, recuerda. “Me ha hecho mucho daño en la cabeza. Lo he usado como analgésico, viendo en bucle cosas que olvido en cuanto se acaban.”

Tan firme es su convicción de que las redes sociales tienen algo inherentemente tóxico, que tras varios temas virales en TikTok decidió retirarse. “Me di cuenta de que el hecho de que los tiktoks estuvieran yendo bien no tenía nada que ver con que la música fuese buena”. Aun así, no pierde la fe en su generación, al contrario. “Veo muchísimas ganas de cambiar las cosas. Somos una generación que a mí me emociona. Y creo que nos debemos un esfuerzo por tratar el cerebro como se merece. Hay que volver a aburrirse, a oxigenar los pensamientos. Hay que consumir arte en vez de contenido. Escuchar canciones en lugar de clips”.

TITULO: Centenarios -  Jessica Lange,.

 

 

Jessica Lange,.


fotos - Jessica Lange
Información personal
Nombre de nacimiento Jessica Phyllis Lange
Nacimiento 20 de abril de 1949 Ver y modificar los datos en Wikidata (76 años)
Cloquet (Minnesota, Estados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia Cloquet, París, Virginia, Nuevo México, Minnesota, Nueva York y Madrid Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Estadounidense
Características físicas
Altura 1.69m
Familia
Cónyuge Francisco Grande (1971-1981)
Pareja Mijaíl Barýshnikov (1976-1982)
Sam Shepard (1982-2009)
Hijos Aleksandra Baryshnikov (1981)
Hannah Jane Shepard (1985)
Samuel Walker Shepard (1987)
Educación
Educada en
Información profesional
Ocupación Actriz de cine, fotógrafa, actriz de teatro y actriz de televisión Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activa desde 1976
Cargos ocupados Embajador de buena voluntad de Unicef Ver y modificar los datos en Wikidata
Rol debut Dwan en King Kong
Año de debut 1976
Empleador Unicef Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Demócrata Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones Ver lista anexa
Firma

Jessica Phyllis Lange /læŋ/ (Cloquet, Minnesota, 20 de abril de 1949) es una actriz estadounidense, ganadora de dos premios Óscar, cinco Globos de Oro, tres Emmy, un premio del Sindicato de Actores y un Tony. Es una de las actrices más destacadas de su generación, siendo además una de las más premiadas. Se encuentra a un Grammy de distancia para conseguir la entrada en la famosa lista de los EGOT. En 1998, Entertainment Weekly publicó una lista en la que aparece Lange entre las 25 actrices más grandes de los años 90.[1]

Lange fue descubierta por el productor Dino De Laurentiis mientras trabajaba a tiempo parcial para la agencia de modelos Wilhelmina Models. Hizo su debut profesional en el remake del largometraje King Kong presentada al público en 1976.[2]​ Luego protagonizó, en 1981, la película El cartero siempre llama dos veces basada en la novela homónima de 1934, escrita por James M. Cain. En 1982, se convirtió en la primera intérprete en cuarenta años en tener dos candidaturas a los Óscar.[3][4]​ Ganó el Óscar a la mejor actriz de reparto por su papel en Tootsie y fue también candidata al Óscar a la mejor actriz por su interpretación de la malograda actriz Frances Farmer en Frances. Lange tuvo otras tres candidaturas por Country (1984), Sweet Dreams (1985) y Music Box (1989), antes de ser candidata una sexta vez y ganar el Óscar a la mejor actriz por su papel en Blue Sky (1994).[5]

En el teatro, hizo su debut en Broadway interpretando a Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, y debutó en el West End londinense interpretando el mismo papel en 1996. También participó en otras obras como Largo viaje hacia la noche, por el cual tuvo una candidatura al premio Laurence Olivier a la mejor actriz en 2001, y de nuevo en Broadway El zoo de cristal y la reposición de Largo viaje hacia la noche, por la que recibió un premio Tony. En televisión, ganó su primer Primetime Emmy a la mejor actriz en una miniserie por su papel de Big Edie, tía de Jacqueline Kennedy Onassis, en la miniserie de HBO Grey Gardens (2009), y obtuvo su primer Premio del Sindicato de Actores, así como su segundo y tercer Emmy, por su papel en la primera y tercera temporadas de la serie de FX American Horror Story (2011-2015). Pese a comenzar su trayectoria en el cine siendo considerada como mito sexual gracias a King Kong, pronto se consagró en los ochenta y noventa creando algunas de las interpretaciones que han marcado la historia del cine como por ejemplo sus papeles en Frances, El cartero siempre llama dos veces, Blue Sky y Swems, que siguen siendo aclamadas por crítica y público. Es una de las pocas intérpretes acreedora de la triple corona: Oscar, Emmy y Tony.

Primeros años

Nacida en Cloquet, Minnesota, hija de Albert John Lange (1913-1989),[6]​ un maestro y vendedor ambulante, y de Dorothy Florence Lange (Sahlman de soltera; 1913-1998), un ama de casa. Tiene dos hermanas mayores, Ann y Jane, y un hermano menor, George.

Estudió Bellas Artes en la Universidad de Minnesota antes de marcharse a París. Se casó con el fotógrafo Francisco Grande, hijo del científico español Francisco Grande Covián y durante un tiempo antes de divorciarse vivió en Madrid. Regresó a Nueva York en 1973 y recibió clases de interpretación mientras trabajaba como camarera y modelo.

Trayectoria artística

Cine y televisión

En 1976 el productor Dino De Laurentiis la contrató para protagonizar la versión de King Kong, película con la cual comenzó y casi terminó su carrera, debido a las duras críticas que recibió, si bien fue un éxito comercial. Tras su actuación en la adaptación de Bob Rafelson de The Postman Always Rings Twice (El cartero siempre llama dos veces) en 1981, las críticas cambiaron totalmente.

Su actuación en su siguiente película, Frances (1982), en la cual retrató a la actriz Frances Farmer, fue muy alabada y fue presentada como candidata al Óscar a la mejor actriz. Aquel año estuvo propuesta para recibir el premio a la mejor actriz de reparto, por la comedia Tootsie (1982), protagonizada por Dustin Hoffman, y por la que finalmente ganó la estatuilla.

A lo largo de esa década continuó realizando trabajos notables, como en los filmes Country (1984), Sweet Dreams (1985) o Music Box (1989), por las que fue nominada a los Oscar. También es destacable su alianza con Diane Keaton y Sissy Spacek para protagonizar la adaptación cinematográfica de la obra de teatro Crímenes del corazón (1986).

La llegada de los noventa supuso algún éxito de público, como el de Cape Fear (1991) bajo las órdenes de Martin Scorsese y junto a Robert de Niro, y otro puñado de actuaciones alabadas por la crítica, como los dramas Los hombres no abandonan (1990), Blue Sky (1994), por la que ganó su segundo Oscar interpretando a la esposa maniacodepresiva de Tommy Lee Jones, y A Thousand Acres (1997), adaptación de la aclamada novela junto a Michelle Pfeiffer.

En 1995 protagonizó Un tranvía llamado Deseo, una adaptación televisiva para la CBS del célebre drama homónimo de Tennessee Williams, junto a Alec Baldwin, John Goodman y Diane Lane, y por la que obtuvo un Globo de Oro y una candidatura a los Emmy.

Al comienzo del siglo XXI su carrera cinematográfica se centró más en papeles secundarios o en películas más minoritarias como Prozac Nation (2001), Big Fish (2003) de Tim Burton, Llamando a las puertas del cielo (2005), Flores rotas (2005), El viaje de nuestra vida (2006), The Vow (2013) o The Gambler (2015). También destaca su participación en series y películas para la televisión como Normal (2003), Sybil (2007) y Grey Gardens (2009), por la que ganó un Emmy..[7]

Lange en PaleyFest de 2013.

Entre 2011 y 2015, participó regularmente en la antológica serie de terror de FX American Horror Story, creada y producida por Ryan Murphy y Brad Falchuk. Durante sus primeras cuatro temporadas interpretó a la misteriosa Constance Langdon en Murder House, a la monja Jude Martin en Asylum, a la bruja Fiona Goode en Coven y a la circense Elsa Mars en Freak Show. Dichos personajes, han sido alabados tanto por la crítica como por el público y le han hecho ganar varios galardones, destacando un Globos de Oro, dos Emmy y un SAG.[8]​ A pesar de que no se considera cantante, las versiones que realizó en su última temporada de las canciones Heroes y Life on Mars de David Bowie y Gods & Monsters de Lana del Rey fueron muy populares en YouTube y ITunes. En año 2018 regresó como invitada en la octava temporada, Apocalypse, retomando el papel Constance Langdon y volviendo a ser nominada a los Emmy como mejor actriz invitada.

En 2016 tuvo un papel destacado en la webserie creada por Louis C.K., Horace and Pete y un año después coprotagonizó y coprodujo, junto a Susan Sarandon, la serie de Ryan Murphy, Feud, que narraba la enemistad entre Joan Crawford y Bette Davis durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane?, así como el transcurso de sus vidas tras participar en tan exitosa película, recreando un Hollywood cruel y despiadado con las mujeres mayores de 50 años. Lange encarnó a Crawford mientras que Sarandon interpretó a Davis y, tanto ellas como la serie en su conjunto, fueron alabadas de forma unánime, posicionándose como una de las mejores series del año. Fueron candidatas para los Emmy, los Globos de oro y los SAG, entre otros, aunque perdieron frente a Big Little Lies.

En 2019, cuando Jessica permanecía alejada de los focos por voluntad propia, Ryan Murphy le ofreció un personaje secundario escrito especialmente para ella en su próxima serie The Politician, la primera de su legendario acuerdo con Netflix y que trataba acerca de un estudiante de secundaria rico e inteligente cuyo objetivo era convertirse en presidente de los Estados Unidos. La actriz no pudo negarse a volver a la comedia tras más de treinta años sin hacerla, desde Tootsie, y encarnó a la abuela de una chica enferma de cáncer a la que el protagonista fichaba para su campaña electoral. La serie obtuvo críticas dispares pero el trabajo de Jessica fue valorado positivamente.

Tres años después, rodó en Barcelona la nueva película de Neil Jordan, Marlowe, una nueva adaptación sobre el famoso detective creado por Raymond Chandler. En esta ocasión, fue Liam Neeson el actor que lo encarnó y, junto a él, estuvieron Diane Kruger, Danny Huston y la propia Lange encarnando a Dorothy Quincannon, una famosa actriz retirada. La película se estrenó en el Festival de San Sebastián. Pocos meses después, se marchó a Irlanda para rodar una nueva adaptación cinematográfica de Largo viaje hacia la noche, el célebre texto de Eugene O'Neill que Lange ya hizo en teatro en dos ocasiones con gran éxito, tanto que recibió el premio Tony como mejor actriz principal en una obra de teatro. El estreno está pendiente de fecha.

En junio de 2023 se supo que la actriz se encontraba en Atlanta rodando The Great Lillian Hall, una producción que comenzó en 2021 con Meryl Streep como protagonista y luego con Glenn Close como sustituta, pero en ninguna de esas ocasiones salió adelante. La película versa sobre una actriz de Broadway que jamás había suspendido una función hasta ahora, cuya confianza se estaba resquebrajando. Lange está acompañada por Lily Rabe y Kathy Bates y dirigida por Michael Cristofer. Se estrena en mayo de 2024 a través de HBO. En enero de 2024 se confirmó, a través del tráiler de Feud: Capote vs. The Swans, que la actriz formaría parte del elenco de la segunda temporada de la serie de Ryan Murphy, centrada en la disputa entre Truman Capote y sus amigas de la alta sociedad neoyorquina, encarnadas por Naomi Watts, Demi Moore, Diane Lane y Calista Flockhart. La actriz encarnó a Lillie Mae Faulk, la madre del escritor, durante tres episodios.

En Halloween de 2025, Ryan Murphy confirmó a través de sus redes sociales que Jessica regresará oficialmente a la nueva y supuestamente última temporada de American Horror Story, junto a la mayoría del elenco original, entre ellos Evan Peters, Sarah Paulson, Kathy Bates o Angela Bassett. Se desconocen los detalles de la trama, lo único confirmado es que se emitirá durante el otoño de 2026.

Teatro

En 1992 debutó en Broadway al lado de Alec Baldwin, en la adaptación de Tennessee Williams de Un tranvía llamado deseo, en la cual volvió a interpretar para una adaptación televisiva en 1995 con el mismo reparto. En 2000 encabezó el cartel de la obra maestra de Eugene O'Neill Largo viaje hacia la noche en Londres (siendo candidata al premio Laurence Oliver a la mejor actriz), en 2005 interpretó otro clásico de Tennessee Williams El zoo de cristal y en 2009 en Nueva York con una adaptación de la novela de Mercè Rodoreda La plaza del diamante.

En 2016, Jessica Lange volvió a Broadway con la reposición de la obra de Eugene O'Neill Largo viaje hacia la noche, dirigida por Jonathan Kent y producida por Ryan Murphy (creador de American Horror Story). Esta actuación le valió un premio Tony como mejor actriz principal en una obra de teatro.

En 2024, protagoniza en Broadway la nueva obra de Paula Vogel, Mother Play, cuyo estreno fue en el Hayes Theatre en abril de 2024. La producción ha sido dirigida por Tina Landau y coprotagonizada por Jim Parsons y Celia Keenan-Bolger.[9][10][11]

Fotografía

Exposición fotográfica de Jessica Lange titulada En México.

Amante de la fotografía, en 2008 publicó su propia colección de fotografías en blanco y negro, titulada 50 Photographs (PowerHouse Books) con la presentación especial realizada por Patti Smith.[12]​ Una exposición de su trabajo, junto con algunas de sus películas, se llevó a cabo en el George Eastman House, museo internacional de cine y fotografía más antiguo. Después de esta, Lange recibió el George Eastman House Honors Award en 2009.[13]​ En 2010 publicó su segunda colección de fotografías, titulada En México.[14]

Una muestra de ambas colecciones se pudo ver en la exposición UNSEEN llevada a cabo en 2011 en el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer de Asturias.

Vida personal

Aunque no sigue ninguna religión establecida, practica periódicamente el budismo. Una vez admitió: "Ha sido una disciplina que tiene sentido más que nada porque es como una ciencia. Nunca he sido una persona religiosa. Siempre he buscado algún tipo de significado espiritual. No crecí yendo a la iglesia ya que la familia de mi madre era atea y la familia de mi padre no tenía una religión en concreto."[15]​ Ella también es vegetariana.[16]

En 1971 se casó con el fotógrafo español Francisco Grande, a quien había conocido en su etapa universitaria. La felicidad entre ambos terminaría a mediados de los años 1970, pero no se divorciarían hasta 1981.[17]​ Jessica mantuvo desde 1976 hasta 1982 una relación amorosa con el bailarín Mijaíl Barýshnikov, con quien tuvo una hija, Alexandra.[18]​ Anteriormente tuvo un affaire con Bob Fosse, el director de su segunda película, All That Jazz (1979).[19]

En 1982 inició un romance con el actor, director y escritor Sam Shepard, con el que tuvo dos hijos, Hannah Jane, nacida en 1985, y Walker Samuel, nacido en 1987. La pareja se separó en 2009 y Shepard falleció en julio de 2017 de Esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Activismo

Lange también es embajadora de Unicef y está implicada en la política como pacifista. Lange junto a Unicef lucha por ayudar a la epidemia de VIH/SIDA en países como República Democrática del Congo y en crear conciencia sobre la enfermedad en Rusia.[20][21]

Lange también se unió a la oposición a la caza del lobo en Minnesota. "Más que cualquier otra cosa, los métodos crueles permitidos para cazar y atrapar lobos son profundamente inquietantes", escribió el nativo de Cloquet en una carta al gobernador Mark Dayton.

TITULO : Aquí la tierra - Las cenizas de Eros ,.


Las cenizas de Eros ,.

 

Las cenizas de Eros

foto / Abrí la puerta, y le dejé entrar. A pesar de las grietas del pasado, de las caídas sin piedad, de las hirientes cicatrices que en algún momento de mi vivir me llenaron el corazón de lágrimas y escozor; a pesar de los versos de Wilde que sentencian que «cada hombre mata lo que ama», estaba dispuesta a mirar hacia adelante. En aquel instante, olvidé cada una de las punzantes espinas que habían desgarrado mi piel. La casa olía a violetas recién cortadas del jardín. La lluvia, afuera, estaba a punto de reiniciar su discurso. Las nubes eran densas y grisáceas. La tierra estaba sedienta. Yo también.

Adiviné su timidez en el saludo de sus ojos oscuros, éstos me recordaban a la miel del castaño que recolectaba, hace ya tres décadas, la abuela Sophia. Mi corazón, tierno, temblaba más de lo que hubiese querido. Y le saludé con templanza y calidez. Mis labios dibujaron un fino arco ascendente. Los suyos también. Nuestras neuronas espejo estaban siendo sincronizadas. Era una buena señal. Todo iba bien. Comprendí que ya no había escapatoria, todo era, al fin, ahora. Aquel momento, tan deseado, estaba floreciendo. La luna llena oculta entre las nubes empoderadas de presagios nos entregaba los mirtos que corona a los amantes.

Suspiré. Fue un acto automático, accidental. Mi corazón bailaba una melodía un tanto acelerada. Durante aquellos ponderables segundos temí que pudiera salirse de la pista de baile. Y allí estaba él. La paciencia sembrada en el tiempo había germinado. Nuestra frecuencia, al fin, se unificó aquel día. Ambos, estábamos preparados para embriagarnos, sin estereotipos, del lirismo erótico. Yo siempre lo estuve. De hecho siempre he sabido, desde que era una adolescente de quince años luchando contra viento y marea con las pulsiones desbordadas de la pubescencia, que aquel momento algún día habría de llegar. Y llegó.

El día anterior decidimos quedar aquella tarde para pasear por el bosque. Pero el tiempo lo impedía. La cellisca con que amaneció la mañana abortó el paseo natural. A última hora cambié el plan por una cena relajada en casa. A mal tiempo, buena cara. Leí sin dificultad el nerviosismo tímido en su rostro. Debía intentar que se relajara. Me acerqué más a él, me puse de puntillas, y le di un casto beso en los labios. Me aparté. Y ambos sonreímos. Olía a jazmín, y a verdad.

Le pregunté, algo acalorada si tenía hambre, pues la cena estaba preparada, o si prefería dejarla para después, invertir el orden de los elementos. Mi invitado, se quedó pensativo, mirándome con voluptuosidad a los ojos, sin saber muy bien qué decir, y temblando como un cervatillo indefenso. Balbuceó unas ligeras palabras ilegibles. En aquel momento supe que aquel discreto caballero no iba a ser capaz de digerir ni un solo bocado. Le cogí de la mano con suavidad, y le dije: «Ven».

La habitación estaba perfectamente ordenada. La temperatura era cálida, y el ambiente acogedor; la chimenea llevaba todo el día encendida. Afuera, el invierno se apoderaba de los escuálidos transeúntes, cansados de la sobrecarga autoagresiva por producir la nada a costa de su escaso tiempo. «El narcisismo y el egoísmo los radicalizan», dirá Byung-Chul Han; el hombre desenfocado de esta nuestra «sociedad paliativa», «se inflige violencia así mismo» por carecer de sentido vital. Los pensamientos críticos fueron quedándose poco a poco atrás. Era el tiempo de la desnudez, de las emociones, de los sentimientos, de las caricias… Encendí una espigada vela blanca, y apagué la luz artificial del dormitorio.

¿Amante o amada? ¿Amado o amante? Aún era pronto para saber qué papel nos tocaría representar a cada uno en aquella extraña conjunción. Conocedora yo, gracias a los asistentes al banquete de Platón, que «el amante es algo más divino que el amado, pues está poseído de la divinidad», quise aunar ambas figuras para dar luz a un amor andrógino y puro. Sintiéndome Diotima, la maestra del Amor, le miré fijamente a los ojos. Eran perfectos, nadando en una timidez de turbios apetitos. Le deseaba. Mucho. Hacía demasiados meses que mis caricias llevaban su nombre. Ambos lo sabíamos. Sabíamos que en la penumbra de la soledad, nuestros aullidos eran recíprocos. Lo sentíamos. El clímax del gozo, aún en la distancia, había sido esplendoroso.

La ropa, en pocos segundos, quedó tendida a nuestros pies. La belleza de su cuerpo erizó mi piel de orquídeas tempranas. Aquel hombre de mediana edad estaba a punto de acabar con la aspereza doliente que habitaba en mi epidermis. Durante unos pocos segundos, se quedó quieto, observándome. Como si aquella imagen que le devolvía su propio espejo fuera un milagro o, quizás, un enigma sagrado. No sé que debió pasar por su mente al contemplarme por primera vez desnuda, ya sin máscaras ni artificios. Llena de arte floral. Su desnudez era bella. Perfecta. Vigorosa. Llena del esplendor del sol. Ambos quisimos deleitarnos en la contemplación de la esencia corpórea.

Nuestros labios comenzaron a coger fuerzas. El deseo, al fin, se encarnó. Los preludios acabaron con la reprimida aflicción de los últimos meses. Las caricias, las travesuras, el delirio irremediable de la pasión, dio paso a la golosa ópera del acto del amor. Aquellos sonidos guturales, aquellos besos y movimientos sobresaltados de nuestros húmedos cuerpos deshojaron, sin remilgos, la excitación ígnea; el delirio se hizo penetrante. La lluvia, que fue cómplice de aquel fuego, comenzó a golpear fuertemente los cristales de la ventana. La bendición era con nosotros. La fuente del erotismo estaba abierta. Y nosotros, siendo uno, comenzamos a abrasarnos.

Es a su alma a quien quería conocer. Pues, «es hombre vil», dirá Platón, «aquel enamorado vulgar que ama más el cuerpo que el alma». Comprometida con el amor celeste, el que engendra Urania, y no con el amor vulgar que se nutre de la inconstancia del cuerpo, me entregué a él con total plenitud. Por suerte, fui correspondida en todos los anhelos que coseché durante aquellos minutos donde ambos nos abandonamos al instinto sexual primigenio.

Minutos después, tras el culmen orgásmico, nuestros cuerpos, derrotados por la lucha incesante de los incisivos, de las lenguas, de las manos y caderas, tuvieron la necesidad del descanso momentáneo. Debo reconocer que aquella «hazaña» fue mejor de lo que había imaginado durante aquellas noches de excitada fantasía. Fue real, y sincero. Mi compañero, sin pretenderlo, se quedó dormido y en paz, deambulando en la fragilidad del silencio que corona el acto más sagrado. Su cuerpo desnudo era perfecto. Sus piernas fuertes y largas. Su torso griego, esculpido por el hedonismo físico. Su pelo, firme y abundante, apenas dejaba entrever algunas nieves del tiempo. Su respiración, templada, reflejaba la satisfacción por el deber cumplido. Sobre mi cama yacían las cenizas de Eros.

No quise mancillar su sueño, permanecí a su lado, contemplando el misterio que habita en el consuelo del gozo. Descubriendo lunares insospechados, el vello repartido por las diferentes concavidades de su piel parda, su relajado falo, y la sincronía de sus latidos. Conociendo su aroma, en definitiva, romantizando a aquel hombre, ya menos desconocido, a quien en silencio anhelaba desde hacía demasiado tiempo.

La noche se detuvo. La impetuosa lluvia adornaba la escena. Él, seguía plácidamente dormido, junto a la dama de la onirocrisia. Cuando el estudio de su hermosa anatomía llegó a su fin, alargué el brazo y cogí el libro de la mesilla de noche que estaba sobre el tablero de ajedrez. Me puse a leer para olvidar los delirios entregados a los fantasmas del tiempo. El compás de su respiración tranquilizaba a mis pensamientos intrusivos.

A los cinco minutos, él despertó por el fuerte sonido de la tormenta eléctrica que yacía sobre nosotros. Se quedó mirándome, sin decir ni una sola palabra, abotargado por el arcano que le había traído hasta allí. Después, me preguntó con la felicidad borboteando en sus pupilas qué era lo que estaba leyendo tan abstraída: «Intento descifrar la profundidad de la prosa kantiana para entender la «libertad trascendental», le dije sin parpadear. Y comenzó a reírse, ya relajado, con la misma profundidad con la que me acababa de poseer. Sin entender un atisbo de mi universo, me dijo: «Mira que te gustan los libros», mientras abarcaba mi cuerpo con sus largos brazos en movimiento. Le miré serenamente a los ojos, mientras le sonreía con astucia, le mostraba las cuantiosas bendiciones que poseemos los ángeles caídos. Y le dije sin vacilación aquellas dichosas palabras que Doña Emilia Pardo Bazán escribiera en una erótica carta de amor a su amado, Benito Pérez Galdós: «Tienes la gracia del mundo, y me gustas más que ningún libro».

      TITULO:  Tramoyista - Colectivo Zsongo: “Aunque vengamos de 54 países distintos, en España somos ‘los negros”,.

Colectivo Zsongo: “Aunque vengamos de 54 países distintos, en España somos ‘los negros”,.

 De izda. a dcha. y de arriba a abajo: Ibrahima Kome viste ETRO; Mohamed Ndiaye lleva Chaqueta y pantalón MAGLIANO, camisa MM6 y sandalias GEOX; Aliou Gueye viste ETRO; Pape Diaguee lleva prendas DOLCE & GABBANA y Pape Sarr, ACNE STUDIOS.

foto - Colectivo Zsongo,.

Entre ellos hay modelos, actores o aspirantes a piloto, pero todos son artistas y están unidos por un club y una misión: dar a conocer, mediante concurridas fiestas, la riquísima cultura de África,.

 Se llaman colectivo Zsongo, son un grupo de amigos y esa es la dinámica inevitable de una charla con ellos. Sin jerarquías, los cinco miembros presentes (de los 11 que integran el conjunto) insisten en participar todos en la entrevista. Se vacilan, se ríen de las ocurrencias de uno y otro, se tiran flores.

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