Tras decirle no a Supervivientes, a Cruyff y a la Pantoja, foto- Juanma Zamorano abre su primer local,.
Juanma Zamorano. Érase un hombre a una frase pegado. «¡Ay!, que me quedo muerta, ¡Mari Chocho!», le soltó el cocinero cacereño a una reportera de La Tarde de Canal Extremadura y con Mari Chocho se quedó. Si Juanma hubiera registrado intelectualmente la expresión, podría vivir de ella para los restos porque su corte televisivo con el expresivo grito, «¡Mari Chocho!», se escucha cada día en canales nacionales de radio y vibra en los politonos de miles de teléfonos móviles. Si cobrara un euro cada vez que su Mari Chocho suena públicamente, Juanma sería rico.«Pero es que yo no quiero ser mediático. A mí lo que me gusta es trabajar en mi cocina, elaborar mis platitos y, aunque cada día subo un par de vídeos a mi canal de Youtube, no cobro por eso», razona su humildad y su aversión a la fama exagerada.
A Juanma, lo imita Mario Vaquerizo en el metro de Tokio y le han hecho ofertas televisivas fuertes: una, viajar a Honduras para participar en Supervivientes; otra, presentar 'El huerto de Juanma', donde estaban apalabradas entrevistas en sus casas con Norma Duval, Johan Cruyff o Isabel Pantoja. Dijo que no y siguió cocinando en su tierra.
Pero Juanma se ha seguido ganando la vida dando de comer porque de Mari Chocho no se vive. Por muy gracioso que sea nuestro cocinero, si no se disfruta con sus platos, malo. «El secreto de Mari Chocho, más allá de la ocurrencia, es cocinar calidad, con productos de la tierra y siguiendo recetas tradicionales como la sopa de tomate con su comino machado», revela.
¿Su edad.? Juanma coquetea con picardía: «Eso no se le pregunta a una señorita». Pero no se pone tonto, no es su estilo, y confiesa que 44. Hasta llegar ahí, el cocinero extremeño más famoso en Facebook y Youtube ha trabajado en muchos fogones.
En Oquendo
Empezó en un bar del barrio de Nuevo Cáceres llamado Síbaris, con
Leonardo Rodríguez, un mejicano al que se considera inventor del licor
de bellota. Sus últimos fogones fueron los del restaurante Oquendo,
donde ha estado 15 años.«Me ha costado mucho dejar Oquendo, muchas conversaciones, muchos miedos, mucha incertidumbre. Pero al fin me he decidido a dar el salto y a establecerme por mi cuenta en sociedad con Adolfo Maestre. Todo el mundo me aconseja, me avisa, me previene, pero yo creo que nos va a ir bien», expone sus dudas y sus ilusiones.
Juanma inauguró el pasado viernes su primer local propio en la calle San Antón de Cáceres, frente al Gran Teatro. «Pensamos llamarlo Mari Chocho porque es verdad que viene mucha gente preguntando por mí, no me puedo librar de ese sambenito y sé que vende, pero he preferido que sea 'El 13 de San Antón', aunque a los supersticiosos no les guste», explica.
Juanma Zamorano dejó de ser Mari Chocho y hasta abandonó su actividad en las redes sociales cuando conoció a Manuel, su pareja, a quien se suele referir como «su vaquero». Cuando se conocieron, tomaron un café y dieron un paseo por Cáceres. Los viandantes paraban a Juanma, se hacían fotos con él y el cocinero lo justificaba aclarando que los cacereños son muy naturales y expansivos con los cocineros, hasta que «su vaquero» descubrió la foto de Juanma en una marquesina de autobús haciendo una campaña solidaria y se dio cuenta de dónde se había metido. Pero la relación ha soportado los embates de la fama, perdura fuerte y Juanma ha vuelto a animar Facebook con su alegría.
El restaurante de Juanma se llama Casa de Comidas. Optar por ese apelativo encierra una filosofía culinaria. «Los sabores tradicionales se han perdido con la cocina de vanguardia. Hay que recuperar la sopa de ajo de mi abuela, que no llevaba tantos huesos de jamón, ¡qué horror!, porque en las casas no había abundancia, sino ajo, aceite, pan, agua y un huevito escalfado. Cada día cocino una buena cazuela como callos con chorizo y morcilla. O la sencillez de unos repápalos con leche», desvela Juanma su secreto, el verdadero secreto de Mari Chocho.
TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO, Ellas y su revolución vegetariana,.
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-foto-Las mujeres llenan los restaurantes de comida natural y lideran el cambio culinario
El jueves pasado estuve comiendo en un restaurante vegetariano y por
cada hombre, había siete mujeres. Le pregunté al maître si aquella
relación hembra-varón era norma o anécdota y me aseguró que así sucedía
casi a diario. «En esto, el tópico se cumple. Ellas son más vegetarianas
que ellos. Eso sí, cuando los convencen y los traen, los maridos o los
amigos quedan encantados», explicó el hostelero. Hace unas semanas,
escribí un chiste tonto sobre veganos y mis redes sociales se llenaron
de comentarios indignados de mujeres, solo de mujeres. De lo que
deduzco, en un ejercicio más intuitivo que científico, que las mujeres
tienen más conciencia comiendo y se lo toman muy en serio: bromas con la
comida, ninguna.
Con cierto retraso, pero de manera implacable, la ideología de lo saludable se extiende por Extremadura. Y aunque ahora haya brotes verdes ideológicos en lo político, la historia y la cotidianidad nos acaban empujando al escepticismo, dejando el estómago como último resquicio del paraíso en la tierra. Eso ya sucedió con el desencanto de los 80, pero entonces, la revolución de la comida la protagonizamos los hombres y apostamos por la derechona gastronómica lujosa y pija. Nos abrazamos a las teorías sofisticadas de la cocina francesa y todo fueron reducciones, caramelizaciones y deconstrucciones para acompañar pescados y carnes de alta gama. Ahora es distinto.
Este segundo desencanto tiene una faceta política, que empezará a sustanciarse ya este mes en Andalucía, y un escape hacia la cocina como sucedáneo de la utopía irrealizable. De nuevo queremos ser felices en la tierra, alcanzar ese paraíso, aquí y ahora, que prometía la izquierda clásica en los 80, pero no llegó, y que auguran los nuevos partidos de 'la gente' y de 'los carteros de la mayoría'. Pero como sospechamos que 'ya veremos', y con el fin de asegurarnos el paraíso terrenal, hemos vuelto, otra vez, la mirada hacia el estómago. Por si acaso.
En esta ocasión, la felicidad la traen ellas de la mano de su comida con conciencia. Si los platos lujosos de ellos no nos convirtieron en ciudadanos dichosos, que sean las recetas racionales y lógicas las que propicien el karma de los sabores puros, la digestión perfecta y el tránsito intestinal despejado. O sea, debajo de los adoquines no está la playa, pero sí unas lentejas con tofu y una sopa de pepino que lo flipas.
Las mujeres llenan los restaurantes vegetarianos, compran pan integral de masa madre, propician que las grandes superficies dediquen ya un pasillo a la alimentación razonada y lideran los grupos de consumo de alimentos ecológicos. Al hilo de este empuje, se desarrollan empresas de servicios y ganaderías, granjas, huertos y explotaciones frutícolas amparadas en lo ecológico.
Cuando los hombres huimos hacia la 'nouvelle cuisine' para aligerar la pesada carga del desencanto político, ellas concedieron con cierta sorna. Decían de nosotros lo mismo que ahora cuando nos da por la bici o el running: «Déjalos, los pobres, así se entretienen», a sabiendas de que nuestras sempiternas crisis de los 30, los 40, los 50 y también los 60 se combaten mejor con novedades fútiles que con planteamientos de fondo. Nosotros aguantábamos las bromas de ellas sobre las hamburguesitas de retinto con cebolla caramelizada, «bah, esos son mis filetes de carne picada de toda la vida, pero en ridículo», y a comer.
Pero ahora, que a ninguno se nos ocurra gastar bromas sobre el arroz basmati ni sobre los macarrones de espelta o caerá sobre nosotros la ira sostenible de la mujer macrobiótica. Ellas siempre se han tomado las cosas más en serio. La nueva cocina de los 80 solo era una frivolidad masculina, una manera de huir de la realidad y sublimarla en una ensaladita tibia de lubina sobre un lecho de reducción de balsámico con alcaparras. La cocina con conciencia del 2015 es trasladar al ámbito doméstico una concepción global del mundo. No se trata de comer, se trata de una actitud vital. No es un ecohuevo, es metafísica.
Con cierto retraso, pero de manera implacable, la ideología de lo saludable se extiende por Extremadura. Y aunque ahora haya brotes verdes ideológicos en lo político, la historia y la cotidianidad nos acaban empujando al escepticismo, dejando el estómago como último resquicio del paraíso en la tierra. Eso ya sucedió con el desencanto de los 80, pero entonces, la revolución de la comida la protagonizamos los hombres y apostamos por la derechona gastronómica lujosa y pija. Nos abrazamos a las teorías sofisticadas de la cocina francesa y todo fueron reducciones, caramelizaciones y deconstrucciones para acompañar pescados y carnes de alta gama. Ahora es distinto.
Este segundo desencanto tiene una faceta política, que empezará a sustanciarse ya este mes en Andalucía, y un escape hacia la cocina como sucedáneo de la utopía irrealizable. De nuevo queremos ser felices en la tierra, alcanzar ese paraíso, aquí y ahora, que prometía la izquierda clásica en los 80, pero no llegó, y que auguran los nuevos partidos de 'la gente' y de 'los carteros de la mayoría'. Pero como sospechamos que 'ya veremos', y con el fin de asegurarnos el paraíso terrenal, hemos vuelto, otra vez, la mirada hacia el estómago. Por si acaso.
En esta ocasión, la felicidad la traen ellas de la mano de su comida con conciencia. Si los platos lujosos de ellos no nos convirtieron en ciudadanos dichosos, que sean las recetas racionales y lógicas las que propicien el karma de los sabores puros, la digestión perfecta y el tránsito intestinal despejado. O sea, debajo de los adoquines no está la playa, pero sí unas lentejas con tofu y una sopa de pepino que lo flipas.
Las mujeres llenan los restaurantes vegetarianos, compran pan integral de masa madre, propician que las grandes superficies dediquen ya un pasillo a la alimentación razonada y lideran los grupos de consumo de alimentos ecológicos. Al hilo de este empuje, se desarrollan empresas de servicios y ganaderías, granjas, huertos y explotaciones frutícolas amparadas en lo ecológico.
Cuando los hombres huimos hacia la 'nouvelle cuisine' para aligerar la pesada carga del desencanto político, ellas concedieron con cierta sorna. Decían de nosotros lo mismo que ahora cuando nos da por la bici o el running: «Déjalos, los pobres, así se entretienen», a sabiendas de que nuestras sempiternas crisis de los 30, los 40, los 50 y también los 60 se combaten mejor con novedades fútiles que con planteamientos de fondo. Nosotros aguantábamos las bromas de ellas sobre las hamburguesitas de retinto con cebolla caramelizada, «bah, esos son mis filetes de carne picada de toda la vida, pero en ridículo», y a comer.
Pero ahora, que a ninguno se nos ocurra gastar bromas sobre el arroz basmati ni sobre los macarrones de espelta o caerá sobre nosotros la ira sostenible de la mujer macrobiótica. Ellas siempre se han tomado las cosas más en serio. La nueva cocina de los 80 solo era una frivolidad masculina, una manera de huir de la realidad y sublimarla en una ensaladita tibia de lubina sobre un lecho de reducción de balsámico con alcaparras. La cocina con conciencia del 2015 es trasladar al ámbito doméstico una concepción global del mundo. No se trata de comer, se trata de una actitud vital. No es un ecohuevo, es metafísica.
TÍTULO: A QUEMARROPA,Roxana Martínez - MODELO,
Roxana Martínez (13 de abril de 1972) también conocida como La Tetanic, es una modelo y vedette argentina que ha realizado la mayor parte de su carrera en México.
Roxana Martínez--foto,.
Roxana Martínez | ||
---|---|---|
La Tetanic |
||
Nombre real | Roxana Martínez | |
Nacimiento | 13 de abril de 1972 (42 años) Buenos Aires, Argentina |
|
Características físicas | ||
Medidas | 36DD-24-35 | |
Estatura | 1,75 m (5 ft 9 in) | |
Color de cabello | Rubio | |
Ficha en IMDb |
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Biografía
En Argentina estudió por diez años en el Conservatorio Nacional de Danza. Posteriormente inició su carrera como actriz, vedette y cantante, donde participó en varios programas cómicos, de música grupera y diversos sketches, además de ser conductora en el programa de televisión, El Portal de la Mañana.Le fue adjudicado el sobrenombre de La Tetanic por una obra de teatro en Argentina que se llamaba de la misma manera y que mantuvo con éxito un año entero y el sobrenombre no viene por el barco Titanic.
En Estados Unidos ha participado con la cadena Univisión en programas como El gordo y la flaca,1 2 El show de Cristina3 y Don Francisco Presenta.4
En México ha tenido varias participaciones en los programas de VidaTV, La Jaula, Hoy y XHDRBZ, con el comediante Eugenio Derbez. Posteriormente participó en el programa cómico La Escuelita VIP de Jorge Ortiz de Pinedo.
En la edición de Playboy México del mes de enero de 2003, modeló desnuda y fue la portada de la misma. Posó por segunda ocasión en agosto de 2011, edición en la que también apareció en la portada.5
En 2004 participó en el reality show, Big Brother VIP, saliendo como primer expulsada una semana después de iniciado el concurso.
En 2006 interpretó el papel de La Milagrosa en la telenovela "Rebelde".
En febrero de 2009, se presentó en el programa de televisión Muévete, como cantante duranguense6
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