foto,.
Basta observar la obsesión que hombres y mujeres
muestran por mantener la línea para confirmar que la tan cacareada
'igualdad de sexos', lejos de 'liberar' a la mujer, ha igualado a
hombres y mujeres en la servidumbre y el gregarismo, en la majadería y
el sometimiento lacayuno a cánones estéticos grotescos y obsesiones
salutíferas idiotizantes. Mens stulta in corpore sano, parece
ser el lema epiceno o bisex de esta época calamitosa, en la que las
mujeres, lejos de renegar de las dietas y de las fajas estranguladoras
de sus mollas, se han apuntado también a esa modalidad quirúrgica de la
faja llamada liposucción; y en la que los hombres, que antaño paseaban
tan pimpantes sus orondas barrigas, se extenúan en esos manicomios con
olor a sobaquina llamados gimnasios, para reducir su perímetro abdominal
(a la vez que le ponen los cuernos a su mujer con una monitora machuna e
inflada de anabolizantes). Ser gordo, en fin, se ha convertido en un
acto de distinción y aristocracia.
Decía Charles Laughton que los tiranos más crueles son infaliblemente flacos; y Balzac señalaba que, cuanto más delgado es el escritor, más propende a la envidia, el resentimiento, la infecundidad y el barullo sintáctico. Tal vez ambos (puesto que eran gordos apoteósicos) barriesen para casa, pero es una evidencia que todos los mandamases de la Unión Europea, esos tiranos disfrazados de eficientes burócratas, son flacos como anchoas; y también que los escritores más revirados y consumidos por los celos se preocupan mucho de mantener la línea. A los gordos, en cambio, nos asiste la virtud de la apacibilidad; y tenemos un aplomo, una forma de llenar el traje y de repantigarnos en el sofá que transmite confianza, empaque, sosiego y majestuosidad. No negaré que haya gordos histéricos y culebrillas, acomplejados y cagapoquitos; pero estos gordos indignos no son sino flacos que viven prisioneros dentro del cuerpo del gordo, flacos disfrazados de gordo a los que conviene encerrar de inmediato en un manicomio con olor a sobaquina, para que se froten la cebolleta con una monitora machuna e inflada de anabolizantes, mientras recuperan su verdadero ser. Dios pudo haber creado al hombre como un manojo de huesos tapizados de piel; pero quiso que la gordura protegiese nuestros huesos, los acolchase, los abrigase cariñosamente, dotándolos al mismo tiempo de estabilidad, pues sabía que los huesos son la parte más delicada de nuestra anatomía, y la más necesitada de una mullida amortiguación.
Pero las grasas abundantes no sólo sirven como almohadas de los huesos, sino que son un reclamo irresistible para el amor. Está demostrado que los hombres gordos somos los amantes más abnegados, pues nuestro abrazo siempre resulta más tierno y arrebatado (¡y también más arrebatador, porque arrebata el aliento!), e infinitamente más cálido (cosa que se agradece mucho en las noches más crudas del invierno). La mujer necesita sentirse acunada y arrullada por el hombre de sus sueños; y no hay mejor hombre de los sueños que un gordo sin complejos, en el que la mujer puede envolverse como en un edredón nórdico, y arrellanarse sobre él como se arrellanaría sobre un confortable diván con cojines, y navegar dentro de él como si lo hiciese por el estómago de una plácida ballena. Nadie como el gordo inspira estos sentimientos en la mujer, que además desconfía (¡y con razón!) del hombre que tiene menos centímetros de cintura que ella, obsesionado por mostrar dotes de acróbata o contorsionista. Frente a este tipo de hombre tarambana o espíritu de la golosina se alza el gordo sin complejos, que pone toda su carne en el asador y se centra en lo que hay que centrarse, con insistencia y consistencia. Por último, aunque se diga que el hombre gordo es una carga excesiva para el presupuesto doméstico por gastar mucho en comida, lo cierto es que sale mucho más caro el hombre obsesionado por guardar la línea, con sus suscripciones al gimnasio, sus ridículas ropas deportivas (¡esas zapatillas fluorescentes!), sus complejos vitamínicos y sus remedios contra la jaqueca. No hay hombre más amante, fiel y agradecido que el gordo; y esto la mujer que lo probó lo sabe.
Yo doy todos los días gracias a Dios por hacerme y mantenerme gordo y por permitirme disfrutar de delicias que están vedadas a los flacos. Y cada vez que un flaco me mira con tirria, recuerdo aquella anécdota de Bernard Shaw y Chesterton. «Si yo estuviera tan gordo como usted bromeó Shaw, me ahorcaría»; a lo que Chesterton repuso, beatífico: «Tranquilo, si algún día decido ahorcarme, lo usaré a usted como soga». Dicho lo cual, siguió siendo su amigo, porque los gordos somos un cacho de pan.
TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA, SILENCIO POR FAVOR, Jay de la Cueva es un productor, multinstrumentista y compositor,.
Javier de la Cueva Rosales (n. 5 de enero de 1978) también conocido como Brian Amadeus Moderatto o Jay de la Cueva, es un productor, multinstrumentista y compositor.1
Decía Charles Laughton que los tiranos más crueles son infaliblemente flacos; y Balzac señalaba que, cuanto más delgado es el escritor, más propende a la envidia, el resentimiento, la infecundidad y el barullo sintáctico. Tal vez ambos (puesto que eran gordos apoteósicos) barriesen para casa, pero es una evidencia que todos los mandamases de la Unión Europea, esos tiranos disfrazados de eficientes burócratas, son flacos como anchoas; y también que los escritores más revirados y consumidos por los celos se preocupan mucho de mantener la línea. A los gordos, en cambio, nos asiste la virtud de la apacibilidad; y tenemos un aplomo, una forma de llenar el traje y de repantigarnos en el sofá que transmite confianza, empaque, sosiego y majestuosidad. No negaré que haya gordos histéricos y culebrillas, acomplejados y cagapoquitos; pero estos gordos indignos no son sino flacos que viven prisioneros dentro del cuerpo del gordo, flacos disfrazados de gordo a los que conviene encerrar de inmediato en un manicomio con olor a sobaquina, para que se froten la cebolleta con una monitora machuna e inflada de anabolizantes, mientras recuperan su verdadero ser. Dios pudo haber creado al hombre como un manojo de huesos tapizados de piel; pero quiso que la gordura protegiese nuestros huesos, los acolchase, los abrigase cariñosamente, dotándolos al mismo tiempo de estabilidad, pues sabía que los huesos son la parte más delicada de nuestra anatomía, y la más necesitada de una mullida amortiguación.
Pero las grasas abundantes no sólo sirven como almohadas de los huesos, sino que son un reclamo irresistible para el amor. Está demostrado que los hombres gordos somos los amantes más abnegados, pues nuestro abrazo siempre resulta más tierno y arrebatado (¡y también más arrebatador, porque arrebata el aliento!), e infinitamente más cálido (cosa que se agradece mucho en las noches más crudas del invierno). La mujer necesita sentirse acunada y arrullada por el hombre de sus sueños; y no hay mejor hombre de los sueños que un gordo sin complejos, en el que la mujer puede envolverse como en un edredón nórdico, y arrellanarse sobre él como se arrellanaría sobre un confortable diván con cojines, y navegar dentro de él como si lo hiciese por el estómago de una plácida ballena. Nadie como el gordo inspira estos sentimientos en la mujer, que además desconfía (¡y con razón!) del hombre que tiene menos centímetros de cintura que ella, obsesionado por mostrar dotes de acróbata o contorsionista. Frente a este tipo de hombre tarambana o espíritu de la golosina se alza el gordo sin complejos, que pone toda su carne en el asador y se centra en lo que hay que centrarse, con insistencia y consistencia. Por último, aunque se diga que el hombre gordo es una carga excesiva para el presupuesto doméstico por gastar mucho en comida, lo cierto es que sale mucho más caro el hombre obsesionado por guardar la línea, con sus suscripciones al gimnasio, sus ridículas ropas deportivas (¡esas zapatillas fluorescentes!), sus complejos vitamínicos y sus remedios contra la jaqueca. No hay hombre más amante, fiel y agradecido que el gordo; y esto la mujer que lo probó lo sabe.
Yo doy todos los días gracias a Dios por hacerme y mantenerme gordo y por permitirme disfrutar de delicias que están vedadas a los flacos. Y cada vez que un flaco me mira con tirria, recuerdo aquella anécdota de Bernard Shaw y Chesterton. «Si yo estuviera tan gordo como usted bromeó Shaw, me ahorcaría»; a lo que Chesterton repuso, beatífico: «Tranquilo, si algún día decido ahorcarme, lo usaré a usted como soga». Dicho lo cual, siguió siendo su amigo, porque los gordos somos un cacho de pan.
TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA, SILENCIO POR FAVOR, Jay de la Cueva es un productor, multinstrumentista y compositor,.
Jay de la Cueva--foto
Jay de la Cueva Martinez | ||
---|---|---|
Datos generales | ||
Nombre real | Javier de la Cueva Rosales Martinez | |
Nacimiento | 5 de enero de 1978 | |
Origen | México, D.F., | |
Nacionalidad | México | |
Ocupación | cantante, productor | |
Información artística | ||
Otros nombres | Brian Amadeus Moderatto | |
Género(s) |
Pop
Rock Rap Ska Glam Rock |
|
Instrumento(s) | Voz, batería, Guitarra, Bajo, Piano | |
Período de actividad | 1984 - actualidad | |
Artistas relacionados | Zoe Molotov Fobia Titan | |
Biografía
Edad temprana
Hijo de productores del rock en México, su padre fue el integrante de Los Hooligans Javier de la Cueva. Jay ha estado inmerso en el mundo del espectáculo desde muy temprana edad. También es cuñado y amigo de Jair GS.A los 6 años su padre hizo arreglos para crearle su primer grupo, con varios músicos. El proyecto, llamado ´Baby Rock´, se presentaba en diversos lugares, como el parque de diversiones Reino Aventura.2
Carrera Musical
A los 9 años se unió a Micro Chips que llamó la atención del productor de Televisa Luis de Llano, quien les concedió una audición en el foro mientras Soda Stereo grababa un especial. Poco después el proyecto incluyó a otro miembros. En ella, Jay tocaba el bajo.A la desintegración de Micro Chips se unió a las Víctimas del Doctor Cerebro como músico invitado y, junto con Micky Huidobro y Tito Fuentes creó Molotov, sin embargo, antes de que se publicara el exitoso disco ¿Dónde Jugarán las Niñas? fue llamado a la banda del hermano del bajista, la entonces encumbrada Fobia donde trabajaba su hermano. Jay sólo es el baterista en el disco Fobia On Ice, después del cual la banda se separaría.
Al separarse Fobia, Jay crea Moderatto junto con algunos de sus compañeros de Fobia, alrededor del año 2001. A finales de los 90's se une al legendario proyecto electrónico 'Titan' en pleno desarrollo del disco 'Elevator', y en el 2003 participaría en el regreso de Fobia a los escenarios grabando con ellos Rosa Venus, su segundo álbum en Fobia. Junto con Mario Domm y Áureo Baqueiro, ayudaron a Sin Bandera a hacer el disco Pasado en el 2006, así mismo ha apoyado y colaborado con la banda Ultrasónicas. También participó en la producción del primer disco de Hotel. Y En el 2011 Produjo el álbum "Guadalupe" de "The Mills" Banda Colombiana.
Bandas
- Micro Chips - Bajo (1987-1993)
- Las Víctimas del Doctor Cerebro - Batería (1993-1995)
- La Candelaria - Bajo (1995-1996)
- Molotov - Bajo y Voz (1995-1996)
- Fobia - Batería, Guitarra (1996-1997) (2004-2011)
- Titán - Bajo (1999-presente)
- Moderatto - Guitarra, Piano, y Voz (2000-presente)
Discografía
Con Fobia
Con Moderatto
- Resurrexión (2001)
- Detector de metal (2004)
- Nos vemos en el invierno (2005)
- En directo... ¡ponte loco! (2006)
- ¡Grrrr! (2006)
- Moderatto Army (2007)
- Queremos rock (2008)
- Carisma (2012)
Colaboraciones
- Micro Chips (Músico Fundador) (1987-1993)
- Víctimas del Dr. Cerebro (Músico Invitado) (1993-1995)
- La Candelaria - Técnicas de Limpieza (Músico Invitado) (1997)
- Molotov (Músico Fundador) (1995-1996)
- Moderatto - Lento (Con Belinda Peregrín) (2004)
- Kalimba - NegroKlaro (Productor Musical) (2006)
- Sin Bandera - Pasado (Músico Invitado) (2006)
- Ultrasónicas - (Músico Invitado) (2006)
- Hotel - (Productor Musical) (2010)
- The Mills - Guadalupe (Productor Musical) (2011)
- Los Ángeles Azules - 17 Años (Músico Invitado) (2013)
- Rebel Cats-Anclado a ti (Músico invitado) ([2014)]
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