La 'galleguísima' novia de Richard Gere
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Alejandra Silva se muestra evasiva y esquiva en su debut ante la prensa del corazón. «Tenéis que entenderme, vivo una situación delicada»
Al lado de esta gallega, Rajoy es un aficionado en el arte de echar balones fuera. Alejandra Silva no es que sea una de esas personas que cuando te las encuentras en una escalera no sabes si suben o bajan, es que ella es capaz de hacerte dudar incluso de que eso sea una escalera... Atractiva, muy estilizada y de mirada penetrante, la actual novia de Richard Gere compareció por primera vez ante la prensa el pasado martes para amadrinar, junto al actor y modelo portugués Paolo Henriques, el perfume masculino Loewe Solo Cedro. Fue su bautismo mediático. Y, aunque tragó bastante agua, supo nadar y guardar la ropa. Al fondo, un «delicado» proceso de divorcio de su todavía marido, un poderoso empresario que amenaza con arrebatarle la custodia de su hijo de dos años y medio. Esa es, según dejó ver, la principal causa de su extremada cautela.
La firma Loewe la había elegido por su relación con el mundo del lujo (Silva regenta un hotel para multimillonarios en la italiana Costa Amalfitana) y también por su perfil «emergente» y solidario. O sea, en traducción libre de la prensa del corazón: «por ser la novia de Richard Gere». Aunque ella advirtió: «No me gusta esa etiqueta». Y ahí empezó la batalla verbal entre las preguntas de los periodistas en plan ¿Y cómo es él? ¿A qué dedica el tiempo libre?... Y las respuestas vacilantes y evasivas de Alejandra, que dio una lección de escapismo digna de Houdini.
Hija de Ignacio Silva, vicepresidente económico del Real Madrid durante la época más convulsa de Lorenzo Sanz, Alejandra nació hace 32 años en Galicia. Por entonces Richard Gere ya contaba 34, pero esa notable diferencia de edad no representa un problema para ella. «Uno aporta la experiencia y el otro la vitalidad y la fuerza», asegura. A los cuatro años se trasladó con su familia a Madrid, que es donde vive actualmente, tras haber pasado por Canadá, Italia y Mozambique, país en el que se casó «en una boda de verdad, con un cura». Estudió Publicidad y Marketing, pero desde hace cuatro años se dedica «al mundo de los hoteles». El que regenta con el padre de su hijo es uno de los más exclusivos de Positano. Dicen que ahí fue donde se tropezó por primera vez con Gere, en el verano de 2014, aunque ella el martes insinuó que «Richard ya conocía a mi familia de antes». La pareja lleva más de un año de relación y su última escapada conocida fue a Sicilia, en compañía de Homer, el hijo de 15 años de Gere y Carey Lowell.
Budista y solidaria¿Y qué ha llevado a esta treintañera a enamorarse de un hombre de 66 años? Según ella, ni el atractivo ni el dinero ni la fama. Lo que le ‘pone’ de Richard Gere es «su labor humanitaria»... Y el budismo. En ambas cosas coinciden. En el plano solidario, Silva anunció que donará íntegro el dinero que le ha pagado Loewe a una ONG denominada Rais y dedicada a ayudar a los sin techo en España. «Richard me apoya en esto y eso me ilusiona mucho». Y en el plano religioso puntualiza que «aunque me bautizaron católica, el budismo es algo que siempre he llevado dentro».
Algo debe de tener de espiritual la relación entre Alejandra y el astro hollywoodiense porque él vive en Nueva York y ella en Madrid con su hijo Albert, al que no quiere renunciar y por el que decidió no acudir a la rutilante gala de Porcelanosa en la Gran Manzana, pese a que la firma de azulejos le ofrecía una fortuna. Al final Richard Gere fue a la fiesta más solo que el perfume de Loewe. «Es que ese día -aclara ella- mi hijo empezaba el cole y yo ante todo soy madre». En eso Silva insistió mucho. Y es que si Gere está en plena batalla con Lowell por la repartición de una fortuna de 100 millones de dólares, Alejandra se está jugando la custodia de su hijo en el proceso de divorcio que mantiene con el multimillonario Govind Friedland, hijo del magnate de las minas de uranio y oro, Robert Friedland.
Esa es la razón por la que supuestamente se mostró tan evasiva: ¿Cómo va tu relación con Gere? «De la mejor manera posible». ¿Cómo os enamorasteis? «Pues como se enamoran las parejas...». ¿Vivirías con él en España? «España es un país maravilloso...». Hasta que por fin lo aclaró: «Chicos, tenéis que entenderme. No puedo decir nada más. Vivo una situación muy delicada».
TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - LOS HIJOS MÁS DESEADOS,.
En este apartado se pretende recoger algunas pautas orientativas que puedan ser de utilidad al entorno familiar del niño con cáncer. foto
Siempre hay que tener en cuenta dos consideraciones: - Cada niño y cada familia son únicos, ellos deben encontrar la mejor fórmula de convivir con este invitado inesperado que es la enfermedad.
- No hay que olvidar, en no es tan sólo. No duden en pedir apoyo siempre que lo necesiten ya sea del personal sanitario, o del entorno más cercano al núcleo familiar.
Viviendo
La niñez es un valor fundamental para el desarrollo del individuo. Por ello resulta fundamental, intentar en la medida de lo posible que el cáncer no eclipse las vivencias ajenas a la enfermedad en sí misma. Las fantasías y temores propios de esta etapa vivir con plenitud esos momentos, facilitará el proceso de vivir con cáncer.Un niño con cáncer, no deja de ser un niño… y como tal tiene que vivir.
La
niñez es un periodo de nuestra vida muy especial y si permitimos que
los niños sean niños, con todas sus fantasías y temores el vivir con la
enfermedad y enfrentarse a ella será más fácil.
Lógicamente,
al igual que sus padres, el niño se preguntará que por qué él y los
estados de ansiedad y depresión son frecuentes. Igual que los adultos,
los niños sienten una gran ira, en muchas ocasiones dirigida a sus
padres, hermanos, amigos o personal sanitario, manifestada en
irritabilidad u otras alteraciones del comportamiento.
Cuando
el niño es hospitalizado siente un gran temor que hace que se vuelva
más exigente con sus padres, demandando su presencia física constante y
todo su amor y cariño. Los cambios en los papeles familiares nunca son
fáciles pero sí necesarios y puede que sea ahora el padre el que deba
asumir mayores responsabilidades en el hogar.
Hay que tener en cuenta los numerosos efectos secundarios debidos al tratamiento.
Debido a su experiencia con la enfermedad puede manifestar las siguientes conductas:
- Falta de cooperación. Se puede mejorar cuando el niño siente que su opinión se respeta y se le deja participar activamente.
- Comportamiento regresivo: en muchas ocasiones el niño tiene un comportamiento de un niño de menor edad.
- Fobia escolar: el niño se niega a ir al colegio una vez finalizado el tratamiento y en algunas ocasiones desarrolla síntomas para evitar ir. Surge por un gran temor de separación de su madre. A veces los padres, sin darse cuenta, fomentan esta reacción
- Los niños en edad preescolar pueden experimentar sentimientos de abandono y separación cuando son hospitalizados, por consiguiente, la presencia física y el apoyo de los padres es especialmente importante.
Hay momentos especiales durante la enfermedad:
Recaída
Para
los pacientes y sus familiares puede ser un momento más intenso que el
del diagnóstico. Un programa de grupo para estos padres sirve como una
salida efectiva para ofrecer apoyo, promover la intimidad y prevenir los
sentimientos de soledad. Es el momento más delicado para el personal
sanitario, pues puede verse la recaída como un fallo profesional o, por
lo menos, una decepción personal.
Finalización del Tratamiento
La
finalización con éxito del tratamiento es, evidentemente, el hecho más
deseado, pero durante un periodo de tiempo, aunque no quieran, la
medicación y la atención de los miembros del equipo proporciona una
rutina y una estructura de apoyo. Al finalizar el tratamiento y el
personal profesional pasa menos tiempo con el paciente y sus familiares,
puede ser necesario mayor apoyo externo e información. Finalizar el
tratamiento pueden reavivar sentimientos suprimidos desde el diagnóstico
inicial y trae consigo miedo ante la posibilidad de recaída.
Inconscientemente, la quimioterapia y las visitas frecuentes a la
clínica puede reconfortar emocionalmente y cuando el contacto personal
es menos frecuente se puede acentuar la ansiedad. El personal sanitario
quiere ser optimista, pero sus respuestas son moderadas por el
conocimiento de otros niños en los que la enfermedad ha reaparecido
cuando se había establecido su curación. Estar curado de cáncer es solo
el primer paso de supervivencia para estas familias.
Supervivencia
Durante
años la supervivencia se puede vivir como un periodo ambiguo en el que
permanecen muchas heridas. Los niños con cáncer siempre conocen otros
niños que mueren y el recuerdo puede atormentarles. Tienen que pensar
que los supervivientes proporcionan un beneficio único para los
pacientes y para los demás supervivientes.
Muerte
Las
visiones de los niños de la vida después de la muerte se basan en sus
visiones de la vida. Resulta extremadamente difícil hablar con un hijo
acerca de la muerte, sobre todo después de la tensión sufrida viviendo
un cáncer en la familia. Siempre se puede pedir apoyo o ayuda a un
profesional o un familiar cercano para que pueda aclarar sus
preocupaciones. Para los niños más pequeños el concepto de "ir al cielo"
es mucho más sencillo de entender que el concepto de muerte; para los
niños más mayores el concepto puede aproximarse a una separación de sus
padres. Para la familia que ha perdido a un ser querido el camino que
les queda no es fácil, sobre todo cuando un niño se muere de una
enfermedad de la que se han curado muchos. No dude en pedir ayuda; no
todas las familias se sienten bien volviendo al lugar donde murió su
hijo pero otras encuentran consuelo en los consejos ofrecidos por
miembros del personal que conocían bien a su hijo.
Entorno Familiar
En
cualquier caso, un cáncer es un elemento desestabilizador para
cualquier familia, independientemente de su capacidad de adaptación e
integridad en situaciones de crisis. Una de las respuestas idóneas ante
el diagnóstico es la flexibilidad, que la gran mayoría de las familias
logran alcanzar aunque el proceso para ello sea complejo y doloroso. A
medida que la familia se va transformando, experimenta con nuevos
patrones de conducta, algunos de los cuales pueden llevar a elevados
niveles de ansiedad.
Una familia con una
comunicación abierta tiene una mejor adaptación emocional. Los niños de
familias abiertas tienen un mejor auto-concepto, son menos defensivos, y
se sienten más próximos a otros miembros de la familia. La comunicación
abierta familiar es un gran elemento en la unión familiar.
Conocer
y comprender la historia de la familia ayudará a anticipar problemas
que influirán en el afrontamiento de la enfermedad. Experiencias
anteriores, positivas o negativas con una enfermedad pueden predisponer
la capacidad de la familia para tener esperanza. Igualmente,
sentimientos previos de separaciones y pérdidas pueden ser reactivados e
interferir con la capacidad para afrontar la presente crisis.
Para
poder afrontar con éxito esta terrible crisis, desde el principio debe
realizar determinadas labores que serán la base de la futura adaptación a
la enfermedad:
- Procesar la información médica. Hay que ayudar a los padres a percibir a su hijo con una enfermedad grave pero todavía normal, centrándose en los problemas de la vida en el vivir y no en el morir. Implicar a los padres en un tratamiento inicial, que es, por sí mismo, tóxico e incluso amenazante para la vida. Los padres experimentan alivio cuando ellos están peleando activamente con la enfermedad porque disminuye su sensación de impotencia.
- Proporcionar adecuada información al niño, según su edad.
- Renormalizar la vida familiar.
- Apoyar a los hermanos.
- Facilitar el proceso de reinserción
La
enfermedad va a incidir sobre la estructura familiar; hay un relativa
elevada tasa de divorcios entre los padres de estos niños y cierto grado
de abandono de las relaciones con los otros hijos.
Para
la familia, un niño con cáncer significa vivir con un niño gravemente
enfermo y estar bajo la amenaza de la pérdida de un miembro familiar. El
impacto de la enfermedad es diferente en los distintos miembros de la
familia
La familia
La familia es un pilar fundamental en la vida de cualquier niño, esta importancia aumenta aún más cuando el niño parece cualquier enfermedad. Resulta muy importante mantener una actitud positiva ya que los niños absorben como una esponja los comportamientos de sus padres, por ello hay que intentar recordar que aunque en la enfermedad es grave cada vez hay mayor casos de curación y no perder la esperanza a priori.Los padres de los de los niños con cáncer, deben tener una participación activa en el proceso de curación tanto de una forma asistencial como emocional. Pero no deben olvidar, que ellos también tienen necesidades y deben cuidarse para poder cuidar al hijo enfermo. En muchos casos se recomienda la ayuda de un profesional para que les oriente y ayude a la pareja o a uno de sus miembros a afrontar esta situación de crisis, que muchas veces resulta desbordante.
Crear un grupo de apoyo con los padres que se conocen en el hospital, y compartir los sentimientos que vivir esta enfermedad genera suele ser algo muy positivo tanto para unos como para otros. Crea un sentimiento de apego y colaboración que es muy beneficioso a la hora de enfrentarse a todos los obstáculos que se van presentando a lo largo de la enfermedad.
También es conveniente buscar momentos de intimidad entre la pareja, esto consolidara la relación con su cónyuge y fortalecerá los lazos de unión familiar. Y ayudará a evitar posibles rupturas causadas en su mayor parte por el estrés propio y las fricciones que surgen ante esta situación.
Los hermanos
Los hermanos de niños con cáncer suelen convivir con la enfermedad de formas distintas. En ocasiones, estos hermanos presentan los mismos estados emocionales que el niño enfermo (estrés, retiramiento, baja autoestima…)otros muchos estudios demuestran que los hermanos de esos enfermos especialmente cuando se encuentran en edades similares sienten muchos celos de la relación de los padres con el hijo enfermo, al cual suelen derivar todas las atenciones (algo lógico por otra parte) ,pero que puede provocar en los demás hijos un sentimiento de soledad y abandono.
Resulta importantísimo que en la medida de lo posible el niño mantenga contacto con el colegio y su entorno (compañeros de clase, profesores etc….) Esto no sólo le facilitará una vida más normalizada, sino que además aumentará las esperanzas del niño ante la posible curación y mejorará su bienestar emocional.
Para intentar evitar en la medida de lo posible, los retrasos académicos dependiendo de la comunidad autónoma donde se resida, la familia puede solicitar el servicio de atención domiciliaria (SAD) para que un profesor titulado acuda de manera gratuita al domicilio u hospital para explicar al niño el temario de su curso. Esto además, de favorecer la continuidad dentro del ámbito académico proporciona una sensación de rutina ordinaria, que como hemos dicho anteriormente es muy conveniente intentar mantener.
Problemas Psicosociales
Nos podemos encontrar los siguientes tipos de problemas:
- Las familias en las que ocurre el cáncer no son familias "problemáticas" y hay que darles apoyos de diferentes tipos, respetando la salud familiar que tienen antes del diagnóstico y prevenir las complicaciones que se puedan presentar.
- Muchos cuidados psicosociales no se hacen de una forma conjunta, separando al niño de la familia y a ésta de la comunidad. Hay que planear el apoyo psicológico y social de una manera integral que cuente con la unidad social entera de la familia, la familia completa y las relaciones con los amigos, vecinos y comunidad.
- No siempre se ofrecen cuidados psicosociales integrados entre médicos, enfermeras y resto de profesionales.
- No siempre los servicios psicosociales son proporcionados en el tiempo y diseñados para trabajar con el paciente y la familia. En muchas ocasiones los problemas financieros que afectan a muchos hospitales hacen imposible seguir a los pacientes y a las familias durante tiempo a no ser que presenten problemas especiales de integración social o psicológicos.
- No siempre se implica a los pacientes y familias en el diseño y dirección de los programas psicosociales aunque los familiares y pacientes tienen conocimiento de las decisiones de tratamiento y se implican en las mismas.
- Muchos de los servicios psicosociales no están disponibles para todos los pacientes y sus familias a pesar de saber de su importancia.
Se consideran las siguientes áreas de preocupación psicosocial:
En el paciente:
Prevención
de consecuencias negativas por la enfermedad y la terapia en sí y por
el trauma psicológico producido por ellas, el miedo y la preocupación
que acompañan a la incertidumbre sobre el futuro.
Familia y comunidad:
La
salud psicosocial del niño depende, en parte, de la salud psicosocial
de la familia, por lo que toda ella debería de estar implicada en la
valoración, apoyo y cuidado que lleven a cabo los servicios
psicosociales. Los grupos de padres que sufren o han sufrido de esta
experiencia pueden suponer una gran ayuda.
Los Hermanos:
Unos
de los grandes objetivos del cuidado psicosocial pues reaccionan de una
manera intensa ante el diagnóstico de la enfermedad.
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