Álvaro Cervantes & Blanca Suárez: Pasión de reyes
Se casaron por conveniencia, pero
terminaron locamente enamorados. Blanca Suárez y Álvaro Cervantes dan
vida a una de las parejas más apasionadas de nuestra historia, Carlos I e
Isabel de Portugal, los protagonistas de la serie de TVE 'Carlos, rey
emperador'.
Blanca Suárez y Álvaro Cervantes son los jóvenes pero
contundentes actores que asumen el reto de atrapar a la audiencia con el
mismo o parecido éxito que lo hizo Isabel. En esta ocasión, Carlos, rey
emperador, la serie de Diagonal TV para La 1, contará con 17 únicos
episodios, ya que el protagonista muere en el monasterio de Yuste en el
último capítulo. Hablamos con ellos al final del rodaje, con todas las
ilusiones puestas en la que se nos presenta como la gran historia de
amor que vivieron Carlos e Isabel a partir de un matrimonio de absoluta
conveniencia.
Blanca Suárez
* ABRIGO, de Emporio Armani; y PENDIENTES, de Tous.
Poderosa, segura de sí misma y celosa en el cuidado de su imagen, inició la carrera de Comunicación Audiovisual hasta que su participación en la serie El internado le dio la oportunidad de saltar con éxito al cine. Con 23 años ya había sido dos veces chica Almodóvar: Los amantes pasajeros y La piel que habito, actuación por la que fue nominada al Goya como actriz revelación. Ahora, en Carlos, rey emperador, Blanca se mete en la piel de Isabel de Portugal. XLSemanal. Michelle Jenner ha dejado el listón muy alto en la serie Isabel y la comparación con usted puede ser recurrente. ¿Ha hablado con ella? Blanca Suárez. Muy por encima, pero yo no me he planteado esta serie como la sucesora de Isabel porque no hay una continuidad directa. Además, hay muchas modificaciones en cómo se cuentan las cosas y Carlos... puede que sea un poco más moderna de luz, de ritmo... XL. Durante el reinado de Carlos I pertenecieron a la Corona española gran parte de Europa y América; sin embargo, la serie se centra en una historia de amor. B.S. ¡Es que la de Carlos e Isabel fue una gran historia de amor! Se casaron por conveniencia, pero luego se enamoraron a primera vista. No se dejan de lado los acontecimientos políticos, pero sí es verdad que todo gira en torno a su relación con Isabel.
*Blanca viste con TOTAL LOOK, de Max Mara; PULSERA, de Swarovski; y PENDIENTES, de Tous. Álvaro lleva CAZADORA perfecto, de Emporio Armani; CAMISA, de El Corte Inglés; CORBATA, de Dior Homme; PISACORBATAS, de Louis Vuitton; y PANTALÓN, de Emidio Tucci. XL. Y, después de meterse en el papel de reina, ¿se ha vuelto más monárquica o todo lo contrario? B.S. Sobre este tema prefiero no mojarme en público ni en un sentido ni en otro, porque siempre habrá quien no esté de acuerdo contigo. No sé, prefiero no definirme en una entrevista sobre este tipo de cosas... Es algo más personal, más privado, ¿no? XL. Quien sí parece haberla impresionado ha sido Raphael. Después de trabajar con él en Mi gran noche ha dicho: «¡Raphael es Dios!». B.S. Eso lo dije un poco en broma, no soy una persona impresionable; igual en toda mi vida me he cruzado con dos personas que me hayan podido impresionar, nada más. Pero reconozco que Raphael es una estrella en el mejor sentido de la palabra, de las de antes, de las que ellos solos se lo hacían todo: cantaban, bailaban, interpretaban... ¡De las que ahora no hay! [se ríe]. XL. Y, salvando las distancias, ¿usted se considera también una estrella? B.S. ¡Noooo!, hoy día decir de alguien que es una estrella tiene otro sentido. Yo soy superconsciente de lo que soy y me puedo considerar muchas cosas, pero no una estrella. XL. Es usted imagen de una firma de lencería. Hay que sentirse muy segura para aceptar una propuesta así... B.S. Mmmm, no sé qué decirte, porque yo no soy muy segura; tengo mis complejos, como todo el mundo, y soy bastante tímida. Me lo planteo como trabajo y, con el tiempo, te vas acostumbrando a muchas cosas.
* VESTIDO, de Adolfo Domínguez Costura; COLLAR, de Swarovski; PENDIENTES, de Tous; y BOTÍN, de Christian Dior. XL. ¿De qué tiene complejos? B.S. ¡Jamás los diré! Si los reconozco, todo el mundo se fijará en ellos mucho más. Todos los tenemos; estoy segura de que Angelina Jolie, también. XL. Parece que todo lo razona mil veces y, sin embargo, ha dicho: «Lucharé a muerte por hacer siempre lo que siento y no por lo que la cabeza me dicte». B.S. Reconozco que soy muy mental, pero cuando algo me toca y me mueve por dentro, me tiro. Soy muy sensible y todo lo que tenga que ver con cosas que me hagan sentir mucho me pierden. Esta profesión me ha obligado a ser cerebral y colocar cada cosa en su casilla para no embarullarme. XL. Con 26 años ya ha recogido importantes premios y ha sido nominada a un Goya... B.S. No le doy muchas vueltas porque desde dentro las cosas se ven con más calma si se han vivido desde su gestación. De lo contrario, me podría volver loca y saltar por un balcón. Me han pasado muchas cosas en muy poco tiempo. Prefiero mirar para delante y centrarme en lo próximo que venga. XL. En Hollywood, las actrices hicieron un plante para que dejaran de preguntarles a ellas por su vestido y a ellos por las películas que interpretaban... ¿A usted por qué suelen preguntarle más? B.S. Por con quién entro y con quién salgo [se ríe]. Es muy curioso, pero eso es lo que más parece interesarle de mí a la gente. Y eso que yo apenas salgo... XL. A lo mejor es por eso, o porque no contesta cuando le preguntan. B.S. Puede ser, pero creo que si contesto me seguirán preguntando más y más de por vida. No pienso probarlo, pero esta es mi teoría. Desde hace muchos años, me persiguen los paparazis. Álvaro Cervantes
* JERSEY, de Loewe; PANTALÓN, de Ana Locking; CALCETINES, de The Wolf Socks; y ZAPATOS, de Louis Vuitton. Abierto, simpático y espontáneo, Álvaro es hijo de un comercial de informática y de una florista. Abandonó la carrera de Comunicación Audiovisual para poder dedicarse de lleno al trabajo de actor. Hace apenas siete años que debutó en el cine y en su segundo papel ya fue protagonista (El juego del ahorcado, 2009) y nominado al Goya como mejor actor revelación. En televisión ha participado, entre otras, en las series Luna, el misterio de Calenda y, ahora, en Carlos, rey emperador: su gran reto. XLSemanal. ¿Cómo ha conseguido parecerse tanto al rey? Álvaro Cervantes. Adelgacé muchísimo para que el parecido fuera mayor. Llevo un retrato de Carlos en el móvil y lo miro constantemente, estoy obsesionado con este tema. XL. ¿Cuántos kilos ha perdido? A.C. Diez. He seguido un régimen muy estricto y me ha costado porque me gusta mucho comer, pero por un objetivo así ni lo dudas. En cuanto acabó la serie, me metí un enorme bocadillo y me pareció fiesta mayor. XL. Pero Carlos V tenía fama de gran comedor; de hecho, enfermó de gota. A.C. Sí, sí; si comer... comía muy bien, pero tenía la cara muy afilada y angulosa. Engordaba solo de cuerpo. Yo creo que coincido en su pasión por la comida, porque Carlos era muy sibarita. Era un hombre muy refinado y muy culto, chocaba bastante con las costumbres de aquellos españoles. XL. Para hacer de rey habrá tenido que aprender a ponerse muy regio y muy solemne en cada movimiento... A.C. Hay escenas de todo tipo: las muy solemnes y también de esas en las que se guardan menos las formas. En su intimidad hay momentos de mucha pasión y de mucho sufrimiento en los que se desespera e incluso pierde los papeles. No todo era la imagen real que todo el mundo conoce de él.
*Álvaro lleva TOTAL LOOK, de Louis Vuitton. Blanca, con VESTIDO, de Emporio Armani; y PULSERA, de &Other Stories. XL. Su historia de amor fue real, pese a que Carlos se casó con Isabel de Portugal prácticamente porque necesitaba su dinero. A.C. Así fue, sí. No solo pasó un año desde su matrimonio hasta la noche de bodas, sino que, además, había retrasado la boda todo lo que pudo porque no quería casarse, solo le interesaba hacer crecer el imperio. También el referente que tenía del matrimonio de sus padres (Juana la Loca y Felipe) hacía que le diera miedo el matrimonio. Se casó por razones económicas, pero luego se enamoró profundamente. XL. Hasta el punto de que, cuando llega a Granada el cadáver de Isabel, Carlos no se atreve a asistir al entierro. A.C. La muerte de Isabel lo rompe por completo y decide entregarse a Dios y retirarse de la vida en el monasterio de Yuste, porque no puede sostenerse en la Corte sin ella. XL. Los rodajes han sido en escenarios reales... A.C. Ha sido un lujo, sí; además, fui a conocer Gante, donde se crió Carlos; y también fui a Malinas y me bebí a su salud una jarra de su cerveza favorita, que se sigue fabricando. XL. Así que, menos tener gota y morirse, ha seguido todos sus pasos. A.C. Sí, sí; solo espero que la gota no llegue nunca [risas]. En Granada es donde Carlos se relajó y vivió su amor. Se levantaba a las once de las mañana y los consejeros no entendían qué le pasaba, y es que estaba enamorado y gozando las noches con Isabel.
* ABRIGO, de Emporio Armani; CAMISA, de Giorgio Armani; y CHALECO y CORBATA, de Dior Homme.
* ABRIGO, de Emporio Armani; y PENDIENTES, de Tous.
Poderosa, segura de sí misma y celosa en el cuidado de su imagen, inició la carrera de Comunicación Audiovisual hasta que su participación en la serie El internado le dio la oportunidad de saltar con éxito al cine. Con 23 años ya había sido dos veces chica Almodóvar: Los amantes pasajeros y La piel que habito, actuación por la que fue nominada al Goya como actriz revelación. Ahora, en Carlos, rey emperador, Blanca se mete en la piel de Isabel de Portugal. XLSemanal. Michelle Jenner ha dejado el listón muy alto en la serie Isabel y la comparación con usted puede ser recurrente. ¿Ha hablado con ella? Blanca Suárez. Muy por encima, pero yo no me he planteado esta serie como la sucesora de Isabel porque no hay una continuidad directa. Además, hay muchas modificaciones en cómo se cuentan las cosas y Carlos... puede que sea un poco más moderna de luz, de ritmo... XL. Durante el reinado de Carlos I pertenecieron a la Corona española gran parte de Europa y América; sin embargo, la serie se centra en una historia de amor. B.S. ¡Es que la de Carlos e Isabel fue una gran historia de amor! Se casaron por conveniencia, pero luego se enamoraron a primera vista. No se dejan de lado los acontecimientos políticos, pero sí es verdad que todo gira en torno a su relación con Isabel.
*Blanca viste con TOTAL LOOK, de Max Mara; PULSERA, de Swarovski; y PENDIENTES, de Tous. Álvaro lleva CAZADORA perfecto, de Emporio Armani; CAMISA, de El Corte Inglés; CORBATA, de Dior Homme; PISACORBATAS, de Louis Vuitton; y PANTALÓN, de Emidio Tucci. XL. Y, después de meterse en el papel de reina, ¿se ha vuelto más monárquica o todo lo contrario? B.S. Sobre este tema prefiero no mojarme en público ni en un sentido ni en otro, porque siempre habrá quien no esté de acuerdo contigo. No sé, prefiero no definirme en una entrevista sobre este tipo de cosas... Es algo más personal, más privado, ¿no? XL. Quien sí parece haberla impresionado ha sido Raphael. Después de trabajar con él en Mi gran noche ha dicho: «¡Raphael es Dios!». B.S. Eso lo dije un poco en broma, no soy una persona impresionable; igual en toda mi vida me he cruzado con dos personas que me hayan podido impresionar, nada más. Pero reconozco que Raphael es una estrella en el mejor sentido de la palabra, de las de antes, de las que ellos solos se lo hacían todo: cantaban, bailaban, interpretaban... ¡De las que ahora no hay! [se ríe]. XL. Y, salvando las distancias, ¿usted se considera también una estrella? B.S. ¡Noooo!, hoy día decir de alguien que es una estrella tiene otro sentido. Yo soy superconsciente de lo que soy y me puedo considerar muchas cosas, pero no una estrella. XL. Es usted imagen de una firma de lencería. Hay que sentirse muy segura para aceptar una propuesta así... B.S. Mmmm, no sé qué decirte, porque yo no soy muy segura; tengo mis complejos, como todo el mundo, y soy bastante tímida. Me lo planteo como trabajo y, con el tiempo, te vas acostumbrando a muchas cosas.
* VESTIDO, de Adolfo Domínguez Costura; COLLAR, de Swarovski; PENDIENTES, de Tous; y BOTÍN, de Christian Dior. XL. ¿De qué tiene complejos? B.S. ¡Jamás los diré! Si los reconozco, todo el mundo se fijará en ellos mucho más. Todos los tenemos; estoy segura de que Angelina Jolie, también. XL. Parece que todo lo razona mil veces y, sin embargo, ha dicho: «Lucharé a muerte por hacer siempre lo que siento y no por lo que la cabeza me dicte». B.S. Reconozco que soy muy mental, pero cuando algo me toca y me mueve por dentro, me tiro. Soy muy sensible y todo lo que tenga que ver con cosas que me hagan sentir mucho me pierden. Esta profesión me ha obligado a ser cerebral y colocar cada cosa en su casilla para no embarullarme. XL. Con 26 años ya ha recogido importantes premios y ha sido nominada a un Goya... B.S. No le doy muchas vueltas porque desde dentro las cosas se ven con más calma si se han vivido desde su gestación. De lo contrario, me podría volver loca y saltar por un balcón. Me han pasado muchas cosas en muy poco tiempo. Prefiero mirar para delante y centrarme en lo próximo que venga. XL. En Hollywood, las actrices hicieron un plante para que dejaran de preguntarles a ellas por su vestido y a ellos por las películas que interpretaban... ¿A usted por qué suelen preguntarle más? B.S. Por con quién entro y con quién salgo [se ríe]. Es muy curioso, pero eso es lo que más parece interesarle de mí a la gente. Y eso que yo apenas salgo... XL. A lo mejor es por eso, o porque no contesta cuando le preguntan. B.S. Puede ser, pero creo que si contesto me seguirán preguntando más y más de por vida. No pienso probarlo, pero esta es mi teoría. Desde hace muchos años, me persiguen los paparazis. Álvaro Cervantes
* JERSEY, de Loewe; PANTALÓN, de Ana Locking; CALCETINES, de The Wolf Socks; y ZAPATOS, de Louis Vuitton. Abierto, simpático y espontáneo, Álvaro es hijo de un comercial de informática y de una florista. Abandonó la carrera de Comunicación Audiovisual para poder dedicarse de lleno al trabajo de actor. Hace apenas siete años que debutó en el cine y en su segundo papel ya fue protagonista (El juego del ahorcado, 2009) y nominado al Goya como mejor actor revelación. En televisión ha participado, entre otras, en las series Luna, el misterio de Calenda y, ahora, en Carlos, rey emperador: su gran reto. XLSemanal. ¿Cómo ha conseguido parecerse tanto al rey? Álvaro Cervantes. Adelgacé muchísimo para que el parecido fuera mayor. Llevo un retrato de Carlos en el móvil y lo miro constantemente, estoy obsesionado con este tema. XL. ¿Cuántos kilos ha perdido? A.C. Diez. He seguido un régimen muy estricto y me ha costado porque me gusta mucho comer, pero por un objetivo así ni lo dudas. En cuanto acabó la serie, me metí un enorme bocadillo y me pareció fiesta mayor. XL. Pero Carlos V tenía fama de gran comedor; de hecho, enfermó de gota. A.C. Sí, sí; si comer... comía muy bien, pero tenía la cara muy afilada y angulosa. Engordaba solo de cuerpo. Yo creo que coincido en su pasión por la comida, porque Carlos era muy sibarita. Era un hombre muy refinado y muy culto, chocaba bastante con las costumbres de aquellos españoles. XL. Para hacer de rey habrá tenido que aprender a ponerse muy regio y muy solemne en cada movimiento... A.C. Hay escenas de todo tipo: las muy solemnes y también de esas en las que se guardan menos las formas. En su intimidad hay momentos de mucha pasión y de mucho sufrimiento en los que se desespera e incluso pierde los papeles. No todo era la imagen real que todo el mundo conoce de él.
*Álvaro lleva TOTAL LOOK, de Louis Vuitton. Blanca, con VESTIDO, de Emporio Armani; y PULSERA, de &Other Stories. XL. Su historia de amor fue real, pese a que Carlos se casó con Isabel de Portugal prácticamente porque necesitaba su dinero. A.C. Así fue, sí. No solo pasó un año desde su matrimonio hasta la noche de bodas, sino que, además, había retrasado la boda todo lo que pudo porque no quería casarse, solo le interesaba hacer crecer el imperio. También el referente que tenía del matrimonio de sus padres (Juana la Loca y Felipe) hacía que le diera miedo el matrimonio. Se casó por razones económicas, pero luego se enamoró profundamente. XL. Hasta el punto de que, cuando llega a Granada el cadáver de Isabel, Carlos no se atreve a asistir al entierro. A.C. La muerte de Isabel lo rompe por completo y decide entregarse a Dios y retirarse de la vida en el monasterio de Yuste, porque no puede sostenerse en la Corte sin ella. XL. Los rodajes han sido en escenarios reales... A.C. Ha sido un lujo, sí; además, fui a conocer Gante, donde se crió Carlos; y también fui a Malinas y me bebí a su salud una jarra de su cerveza favorita, que se sigue fabricando. XL. Así que, menos tener gota y morirse, ha seguido todos sus pasos. A.C. Sí, sí; solo espero que la gota no llegue nunca [risas]. En Granada es donde Carlos se relajó y vivió su amor. Se levantaba a las once de las mañana y los consejeros no entendían qué le pasaba, y es que estaba enamorado y gozando las noches con Isabel.
* ABRIGO, de Emporio Armani; CAMISA, de Giorgio Armani; y CHALECO y CORBATA, de Dior Homme.
TÍTULO: Entrevista José Mujica: "Si tratar de favorecer a los débiles es ser populista, pues sí, yo soy populista"",.
- (fotos )José Mujica: "Si tratar de favorecer a los débiles es ser populista, pues sí, yo soy populista""
Se le conoce como el mandatario más
humilde del mundo. Mientras fue presidente de Uruguay, convirtió su
chacra de 60 metros cuadrados en la residencia presidencial. Allí
recibía a los jefes de Estado. Y allí sigue viviendo, recién retirado de
la presidencia. Hace unos días pasó por Madrid para presentar su
biografía y provechamos para hablar con este exguerrillero transformado
en profeta contra la desigualdad.
Una oveja negra, al poder' es el título con el que Andrés
Danza y Ernesto Tulbovitz encabezan la biografía de José Mujica, recién
publicada en España; aunque, sin duda, el singular expresidente de
Uruguay responde mejor a la imagen de un ácrata, que no sabe de rediles y
que hace caso omiso a modos y maneras.
Mujica empezó en la política con apenas 20 años,
pero, decidido a que el cambio social se produjese en Uruguay, ya fuese
a través de las urnas o de las armas, en los setenta se integró en el
Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Cuando estos dejaron la
lucha armada y optaron por la vía política, fue elegido diputado,
senador, ministro de Agricultura y, en 2010, presidente del país, cargo
que ocupó hasta marzo. Es un orgulloso guerrillero que, llegado al poder, defiende al ejército contra el que luchó;
es un demócrata pragmático y también el presidente pobre que vive en su
chacra; el afanoso mediador por la paz entre Colombia y las FARC, que
pretende sentar en la misma mesa a Obama y a los hermanos Castro, y que
sueña con ser ante el resto del mundo el líder de los países del sur de
América. Este viejo idealista, que ha situado su pequeño país en el mapa
mundial, que proclama la paz y el reparto equitativo de la riqueza,
estuvo en Madrid para presentar su biografía, editada por Debate, en el
Espacio Fundación Telefónica. Nos citamos con él en la residencia del
embajador de Uruguay.
* Fotografía: Carlos Luján XLSemanal. Un paisano suyo acaba de decir de usted que es «lo más parecido a la madre Teresa de Calcuta», y aquí lo han comparado con Miguel Ángel Revilla, atípico presidente de Cantabria. ¿Por qué cree que no pasa inadvertido? José Mujica. No tengo ni idea, pero supongo que los años y la vida me han dado mucho sentido común, y también que soy muy diferente al resto de los políticos que conocen. XL. Aunque militó en la guerrilla tupamara, de tendencia marxista, se ha hartado de criticar el comunismo y las ideologías que frenan el progreso, ¿a usted no le frenó nada ni nadie? J.M. Las ideologías no deben frenar al político a la hora de hacer que las personas vivan mejor. La verdadera ideología es mejorar la situación de la gente hoy, no dentro de 50 años. Yo no le puedo decir a nadie que espere, que dentro de unos años vamos a estar mejor, porque tiene que pagar la luz este mes, no dentro de unos años. XL. Pero también habrá que invertir en el futuro y hacer reformas estructurales. J.M. Claro, lo importante es tener definido un rumbo e intentar que nada lo tuerza. Gobernar es tomar decisiones que favorecen a unos y perjudican a otros. No puedes estar bien con todos. A algunos les tienes que poner la mano más fuerte en el bolsillo para darles a otros. XL. Pide reparto equitativo de la riqueza, solidaridad con los pobres... y su ejemplo de vida recibe el aplauso unánime, pero ¿cree que quienes lo escuchan están dispuestos a renunciar a lo que usted llama 'prescindible'? J.M. No podemos pedir que la gente tenga tanto idealismo, llevamos una cuota de egoísmo, cada cual mira por lo suyo. Pero una cosa es eso y otra el egoísmo exagerado de quien, a los 80 años, tiene una fortuna y sigue peleando por amontonar. A ese hay que decirle: «¡Coño!, ¡¿qué estás haciendo?!». El mercado no distribuye equitativamente, tiende a concentrar la riqueza. El 1 por ciento de la población mundial tiene el 48 por ciento de la riqueza. Si los Estados no luchan por obligar a distribuir, se nos crean bolsones de pobreza. XL. A distribuir, a educar, a dar igualdad de oportunidades, a respetar la libertad individual... y eso en cada país. J.M. Ese es el problema. Hemos desatado una civilización que camina por sí sola y no tiene conducción: la maneja el mercado, el negocio. El mundo entero necesita acuerdos de carácter mundial. Los grandes problemas necesitan reglas que se cumplan en todas partes. ¡Y no tiene vuelta! Necesitamos acuerdos globales contra la pobreza, contra el cambio climático, contra la inmigración... Si no, esto no lo arregla nadie.
XL. Usted pide un gobierno mundial, una moneda única que no sea de nadie, un foro mundial que nos gobierne..., pero, mientras, los nacionalismos y los independentismos crecen. ¿Lo suyo es un brindis al sol? J.M. No. Yo creo que, dentro de ese gobierno mundial, a lo lugareño hay que hacerle un hueco y respetarlo. Creo que lo municipal cada vez va a tener más importancia. Los gobiernos centrales van a perder prerrogativas y los municipales cada vez van a tener que enfrentar más cantidad de cosas. XL. Menudo enjambre de competencias para un gobierno mundial. J.M. La humanidad del futuro tendrá mayor número de fronteras, pero serán más porosas. Creo que el independentismo es un remanente del pasado, de problemas no resueltos que se arrastran durante muchos años. Y habrá rencores, pero también algunos intereses de que existan. XL. Los movimientos antisistema han recogido en España el descontento frente a la casta. ¿En qué cree que se convertirán si llegan a asumir el poder? J.M. No lo sé, porque no estoy empapado. XL. Algo empapado está: cuando ha venido a España, ha desayunado en casa de Manuela Carmena y ha felicitado a Ada Colau por su alcaldía... J.M. Pienso que, si lo que tenían ya no les sirve, algo tiene que surgir que ayude a compensar lo que se había perdido. Y eso tendrá que madurar, son peripecias de la propia sociedad. Lo único definitivo es el cambio: «El agua que ves pasar no la volverás a ver», decía Heráclito. Todo evoluciona. XL. ¿Son idealistas o populistas quienes prometen lo que la gente quiere escuchar, aunque no lo puedan cumplir? J.M. El término 'populista' sirve hoy para un barrido y para un fregado. Es como el cuartito del fondo al que echamos todo lo que no nos gusta o ya no usamos. Y lo amontonamos ahí y lo llamamos 'populismo'. Si tratar de favorecer a los más débiles y buscar un poco de equidad es ser populista, pues sí: yo también soy populista; no tenga duda. XL. En ocasiones ha sido muy crítico con Nicolás Maduro. ¿Qué le parece que mantenga encarcelado a un líder de la oposición? J.M. Yo no tengo claro todavía eso. Hay una justicia y yo no sé si ha sido independiente o no. XL. Mójese: ¿censura que líderes opositores estén encarcelados? J.M. No me gusta nada que se tengan presos por razones políticas: nada. Pero no me subo a ese coro tan facilongo porque hay multitud de casos similares en el mundo y nadie dice nada. Primero, con Estados Unidos: ahí tenemos todavía la cárcel de Guantánamo. Hay barbaridades en todo el mundo. XL. Que las haya ¿le frena a la hora de denunciar las de sus vecinos? J.M. Le voy a decir solo una cosa: las problemas en Venezuela las tenemos que resolver desde los países del sur, no tienen que venir a arreglarlos los del norte. XL. Usted fue guerrillero tupamaro, pero ha dicho: «La verdadera lucha está en convivir sin agredir al otro». J.M. Si todos estuviéramos de acuerdo, no necesitaríamos democracia; la necesitamos para respetar lo diferente. La democracia necesita como el pan aprender el arte de convivir. XL. Cuando los tupamaros optaron por la vía política, fue elegido diputado, senador, ministro y, finalmente, presidente del país. J.M. Con el rencor no se consigue nada. Pienso que el hombre no se debe dejar embozalar por el odio, no se puede dejar poner el bozal para que lo conduzca nadie. XL. En dos ocasiones ha sido propuesto para el Nobel de la Paz, ¿pensó que llegarían a concedérselo? J.M. Ya dije que si me lo concedían no iría a recogerlo. ¿Cómo se puede conceder el Premio de la Paz cuando hay líos por todas partes y ejércitos por todos los lados? ¿Pero de qué paz me hablan? ¡Por favor! Que se lo den a un muerto, a Gandhi. ¿Pero darle a alguien el Premio de la Paz hoy...? XL. A Obama se lo concedieron el mismo año de su elección. J.M. Obama es de lo mejor que podía producir Estados Unidos. Pero es un presidente acotado: le dieron el gobierno porque lo ganó, pero le pusieron límites por todos los lados. XL. Por cierto, cuentan que en un encuentro con Hillary Clinton le tocó un par de veces la pierna y que ella se descolocó. J.M. [Ríe]. ¡Muy inteligente la Clinton! Dentro de lo que nos puede dar Estados Unidos, ojalá que la Clinton sea presidente del país. A veces siento terror cuando escucho algunas cosas de la campaña electoral de allí; hay algunos personajes en ese país que si llegan a ganar... ¡pobres de nosotros! XL. También ha dicho: «Queríamos cambiar el mundo, pero sin cambiar nosotros». J.M. Nosotros pensábamos que, si cambiábamos las relaciones de producción y distribución, iba a cambiar el hombre. Después hemos aprendido que, si no cambia la cultura, no cambia el hombre. Y esa es la clave: la cultura. XL. ¿Le preocupa la amenaza que supone el Estado Islámico para Occidente? J.M. Lo que me da miedo es el mundo capitalista que está haciendo negocios con ellos; porque, si no, ¿de dónde sacan los recursos? Está claro que hay una economía capitalista que está colaborando con ellos, porque otra cosa es inexplicable. Y eso sí que da miedo. Es totalmente verdadero que el capitalismo no tiene escrúpulos. XL. Cientos de miles de refugiados huyen de la guerra en Siria hacia Europa... J.M. A la gente que trabaja duro se la conoce mirando sus nudillos. Eso lo he aprendido de la Revolución francesa: como entonces no había documentos, cuando paraban a la gente por los caminos, a los nobles los detectaban por las manitas que tenían. ¡No falla! XL. Perdone, hablábamos de los refugiados sirios... J.M. ¡No tienen las manos de campesinos trabajadores! Estoy seguro de que allá en Siria quedan clavados en la arena los pobres, los que no tienen plata para comprar las mafias. Los que están marchándose son escaloncitos de la clase media, que eligen el Primer Mundo. Ellos quieren ir a la gran vidriera: a Alemania, a Suecia, a Noruega... A ellos no les gusta venir a países donde les hagan trabajar como campesinos. ¡Qué inteligente Alemania! Apenas tiene parados y necesita trabajadores cualificados. XL. ¿La inmigración es imparable? J.M. Totalmente. Como soy agricultor, sé que hay una ley la del vigor híbrido que no falla: cuando cruzas cosas que están muy lejos, logras seres mucho más fuertes. Y a eso se tienen que acostumbrar en Europa, porque los que vienen acá van a rejuvenecerles la población y a darles más fuerza. Ellos no son el problema, son la solución. XL. ¿Le hubiera gustado tener hijos? J.M. Me hubiera gustado absolutamente, pero se me fue el tiempo, de aventuras por ahí, perseguido, en la cárcel, clandestino... No pude. Ahora estoy haciendo una escuela agraria en mi barrio para que los chicos aprendan. Antes quería cambiar el mundo; ahora estoy tratando de cambiar el barrio, no más. He bajado unos pocos decibelios [ríe]. He ganado en años y he ganado en humildad. El progreso humano es una escalera infinita, nunca llegamos al fin. XL. ¿Deja su país mejor de lo que lo encontró? J.M. Lo dejo un poco mejor, pero lo podría haber dejado mejor aún si hubiera sido más sabio. En mi país todavía tenemos un 0,5 por ciento de indigencia y un 10 de pobreza. Y en Uruguay no puede haberla porque producimos comida para mantener a más de 30 millones de habitantes casi 10 veces más de los que somos y podríamos producir para mantener a 60. Los gobiernos tenemos deudas con la gente y yo también. XL. Cuando dejó de ser presidente, el pasado mes de marzo, tenía aún más popularidad que cuando lo nombraron, hace cuatro años. J.M. Mi pueblo ha sido generoso, y esa generosidad es el mayor premio que puedo recibir en mi vida. XL. Se declara ateo, pero, desde el poder, ¿ha visto más cerca a Dios o al diablo? J.M. A veces he tenido que hacer negociaciones con el diablo tal vez por arrimarnos un poco a Dios. XL. Esta es su declaración de ateo octogenario: «Me estoy haciendo viejo porque creo que me estoy acercando a Dios». J.M. Cuando tú quieres mucho la vida y te das cuenta de que vas camino del hoyo, es muy fácil que necesites creer en el más allá, como una forma de ilusionarte. Pero es muy difícil creer. Hay que apurar cada minuto de vida, no se puede malgastar porque no regresa. Que no me digan el paraíso, el más allá... ¡Todo es para ahora! Todas las vidas del presidente Su mujer
"No es bueno que el hombre esté solo" Lucía Topolansky, Ana en su etapa guerrillera, es su mujer desde hace 10 años y su compañera desde hace 30. «Nos unió el miedo nos cuenta Mujica. Es una luchadora social y me hace la vida llevadera. El hombre solo es un desastre. Siempre necesitamos el apoyo de la mujer porque, inconscientemente, buscamos una madre. Nos gusta que nos gobiernen, aunque no nos demos cuenta.Yo me casé hace poco porque teníamos que arreglar los papeles, porque tenemos que prepararnos para el viaje, ese viaje del que no se vuelve, y no queremos dejar las cosas complicadas a los demás». E insiste: «Es bueno que el hombre no esté solo. El amor a mi edad es una dulce costumbre». Su casa
"No necesito más". El paraíso en el que vive desde hace muchos años tiene el tejado de uralita, y las paredes están llenas de desconchones. Solo tiene un cuarto de dormir, otro de estar, una cocina y un pequeño baño. «No necesito más. Yo dono el 70 por ciento de cuanto recibo, y unas cuantas familias viven con ello. Hay que seguir con esa actitud». Guerrillero
"Creíamos que el cambio estaba al alcance"Fue cabecilla de la guerrilla tupamara, fue apresado cuatro veces (en dos ocasiones logró fugarse de la cárcel) y pasó 15 años de su vida entre rejas, hasta la amnistía de 1985. ¿Siente orgullo por el comandante Facundo (su nombre como tupamaro)? «Bueno... era otra coyuntura del mundo distinta. Creíamos que el cambio social estaba al alcance de las manos». Y de las armas, porque los tupamaros mataron y él no lo niega. «Sí, siempre que en la humanidad se han dado cambios importantes, se utilizaron todas las vías». Las mejores frases de Mujica Carácter. «Sí, soy contradictorio. Pero la vida es contradictoria. Lo que sí es seguro es que en todo lo que hago soy apasionado». Poder. «¡El protocolo, la liturgia del poder y todas esas estupideces me chupan un huevo! La cosa que más me desespera de los protocolos es la plata que tiran los Estados al pedo». Igualdad. «No se puede pensar en un igualitarismo a ultranza. Eso no existe. Igualar para abajo es una boludez y no termina en nada bueno. Es quizá lo más injusto». Venezuela. «Le advertí a Chaves desde el principio que no iba a construir el socialismo. ¡Y no construyó un carajo! 'Yo voy a ir por otro lado', le dije. Si me viene una coyuntura buena, voy a salir airoso y, si no, me van a querer matar. Lo que es seguro es que no voy a afanar y voy a laburar para los pobres». Capitalismo. «Ser amigo de un burgués es inconcebible para un tipo de izquierda. No ven lo que yo veo, que es la capacidad de gerenciar, de administrar, de generar trabajo... Los capitalistas son la energía creadora del mundo». Anarquía. «La que respeta en serio la libertad es la anarquía. Por eso, de todas las ideologías, es la que más me interesa. Pero la libertad humana no quiere decir la ausencia de responsabilidad ni de límites. El límite es no joder al otro. El liberalismo y el anarquismo son primos hermanos». Ideología. «Una de las principales fuentes de conocimiento es el sentido común. El problema es cuando ponés la ideología por encima de la realidad. Entonces, la realidad te da en el hocico». Diferencia. «No hay nada más atractivo que lo diferente. Ahí entro yo: el sex appeal de la oveja negra». Felicidad. «Aprendimos en la orfandad de los calabozos con qué poco se puede ser feliz; si con eso no lo lográs, no lo lográs con nada».
* Fotografía: Carlos Luján XLSemanal. Un paisano suyo acaba de decir de usted que es «lo más parecido a la madre Teresa de Calcuta», y aquí lo han comparado con Miguel Ángel Revilla, atípico presidente de Cantabria. ¿Por qué cree que no pasa inadvertido? José Mujica. No tengo ni idea, pero supongo que los años y la vida me han dado mucho sentido común, y también que soy muy diferente al resto de los políticos que conocen. XL. Aunque militó en la guerrilla tupamara, de tendencia marxista, se ha hartado de criticar el comunismo y las ideologías que frenan el progreso, ¿a usted no le frenó nada ni nadie? J.M. Las ideologías no deben frenar al político a la hora de hacer que las personas vivan mejor. La verdadera ideología es mejorar la situación de la gente hoy, no dentro de 50 años. Yo no le puedo decir a nadie que espere, que dentro de unos años vamos a estar mejor, porque tiene que pagar la luz este mes, no dentro de unos años. XL. Pero también habrá que invertir en el futuro y hacer reformas estructurales. J.M. Claro, lo importante es tener definido un rumbo e intentar que nada lo tuerza. Gobernar es tomar decisiones que favorecen a unos y perjudican a otros. No puedes estar bien con todos. A algunos les tienes que poner la mano más fuerte en el bolsillo para darles a otros. XL. Pide reparto equitativo de la riqueza, solidaridad con los pobres... y su ejemplo de vida recibe el aplauso unánime, pero ¿cree que quienes lo escuchan están dispuestos a renunciar a lo que usted llama 'prescindible'? J.M. No podemos pedir que la gente tenga tanto idealismo, llevamos una cuota de egoísmo, cada cual mira por lo suyo. Pero una cosa es eso y otra el egoísmo exagerado de quien, a los 80 años, tiene una fortuna y sigue peleando por amontonar. A ese hay que decirle: «¡Coño!, ¡¿qué estás haciendo?!». El mercado no distribuye equitativamente, tiende a concentrar la riqueza. El 1 por ciento de la población mundial tiene el 48 por ciento de la riqueza. Si los Estados no luchan por obligar a distribuir, se nos crean bolsones de pobreza. XL. A distribuir, a educar, a dar igualdad de oportunidades, a respetar la libertad individual... y eso en cada país. J.M. Ese es el problema. Hemos desatado una civilización que camina por sí sola y no tiene conducción: la maneja el mercado, el negocio. El mundo entero necesita acuerdos de carácter mundial. Los grandes problemas necesitan reglas que se cumplan en todas partes. ¡Y no tiene vuelta! Necesitamos acuerdos globales contra la pobreza, contra el cambio climático, contra la inmigración... Si no, esto no lo arregla nadie.
XL. Usted pide un gobierno mundial, una moneda única que no sea de nadie, un foro mundial que nos gobierne..., pero, mientras, los nacionalismos y los independentismos crecen. ¿Lo suyo es un brindis al sol? J.M. No. Yo creo que, dentro de ese gobierno mundial, a lo lugareño hay que hacerle un hueco y respetarlo. Creo que lo municipal cada vez va a tener más importancia. Los gobiernos centrales van a perder prerrogativas y los municipales cada vez van a tener que enfrentar más cantidad de cosas. XL. Menudo enjambre de competencias para un gobierno mundial. J.M. La humanidad del futuro tendrá mayor número de fronteras, pero serán más porosas. Creo que el independentismo es un remanente del pasado, de problemas no resueltos que se arrastran durante muchos años. Y habrá rencores, pero también algunos intereses de que existan. XL. Los movimientos antisistema han recogido en España el descontento frente a la casta. ¿En qué cree que se convertirán si llegan a asumir el poder? J.M. No lo sé, porque no estoy empapado. XL. Algo empapado está: cuando ha venido a España, ha desayunado en casa de Manuela Carmena y ha felicitado a Ada Colau por su alcaldía... J.M. Pienso que, si lo que tenían ya no les sirve, algo tiene que surgir que ayude a compensar lo que se había perdido. Y eso tendrá que madurar, son peripecias de la propia sociedad. Lo único definitivo es el cambio: «El agua que ves pasar no la volverás a ver», decía Heráclito. Todo evoluciona. XL. ¿Son idealistas o populistas quienes prometen lo que la gente quiere escuchar, aunque no lo puedan cumplir? J.M. El término 'populista' sirve hoy para un barrido y para un fregado. Es como el cuartito del fondo al que echamos todo lo que no nos gusta o ya no usamos. Y lo amontonamos ahí y lo llamamos 'populismo'. Si tratar de favorecer a los más débiles y buscar un poco de equidad es ser populista, pues sí: yo también soy populista; no tenga duda. XL. En ocasiones ha sido muy crítico con Nicolás Maduro. ¿Qué le parece que mantenga encarcelado a un líder de la oposición? J.M. Yo no tengo claro todavía eso. Hay una justicia y yo no sé si ha sido independiente o no. XL. Mójese: ¿censura que líderes opositores estén encarcelados? J.M. No me gusta nada que se tengan presos por razones políticas: nada. Pero no me subo a ese coro tan facilongo porque hay multitud de casos similares en el mundo y nadie dice nada. Primero, con Estados Unidos: ahí tenemos todavía la cárcel de Guantánamo. Hay barbaridades en todo el mundo. XL. Que las haya ¿le frena a la hora de denunciar las de sus vecinos? J.M. Le voy a decir solo una cosa: las problemas en Venezuela las tenemos que resolver desde los países del sur, no tienen que venir a arreglarlos los del norte. XL. Usted fue guerrillero tupamaro, pero ha dicho: «La verdadera lucha está en convivir sin agredir al otro». J.M. Si todos estuviéramos de acuerdo, no necesitaríamos democracia; la necesitamos para respetar lo diferente. La democracia necesita como el pan aprender el arte de convivir. XL. Cuando los tupamaros optaron por la vía política, fue elegido diputado, senador, ministro y, finalmente, presidente del país. J.M. Con el rencor no se consigue nada. Pienso que el hombre no se debe dejar embozalar por el odio, no se puede dejar poner el bozal para que lo conduzca nadie. XL. En dos ocasiones ha sido propuesto para el Nobel de la Paz, ¿pensó que llegarían a concedérselo? J.M. Ya dije que si me lo concedían no iría a recogerlo. ¿Cómo se puede conceder el Premio de la Paz cuando hay líos por todas partes y ejércitos por todos los lados? ¿Pero de qué paz me hablan? ¡Por favor! Que se lo den a un muerto, a Gandhi. ¿Pero darle a alguien el Premio de la Paz hoy...? XL. A Obama se lo concedieron el mismo año de su elección. J.M. Obama es de lo mejor que podía producir Estados Unidos. Pero es un presidente acotado: le dieron el gobierno porque lo ganó, pero le pusieron límites por todos los lados. XL. Por cierto, cuentan que en un encuentro con Hillary Clinton le tocó un par de veces la pierna y que ella se descolocó. J.M. [Ríe]. ¡Muy inteligente la Clinton! Dentro de lo que nos puede dar Estados Unidos, ojalá que la Clinton sea presidente del país. A veces siento terror cuando escucho algunas cosas de la campaña electoral de allí; hay algunos personajes en ese país que si llegan a ganar... ¡pobres de nosotros! XL. También ha dicho: «Queríamos cambiar el mundo, pero sin cambiar nosotros». J.M. Nosotros pensábamos que, si cambiábamos las relaciones de producción y distribución, iba a cambiar el hombre. Después hemos aprendido que, si no cambia la cultura, no cambia el hombre. Y esa es la clave: la cultura. XL. ¿Le preocupa la amenaza que supone el Estado Islámico para Occidente? J.M. Lo que me da miedo es el mundo capitalista que está haciendo negocios con ellos; porque, si no, ¿de dónde sacan los recursos? Está claro que hay una economía capitalista que está colaborando con ellos, porque otra cosa es inexplicable. Y eso sí que da miedo. Es totalmente verdadero que el capitalismo no tiene escrúpulos. XL. Cientos de miles de refugiados huyen de la guerra en Siria hacia Europa... J.M. A la gente que trabaja duro se la conoce mirando sus nudillos. Eso lo he aprendido de la Revolución francesa: como entonces no había documentos, cuando paraban a la gente por los caminos, a los nobles los detectaban por las manitas que tenían. ¡No falla! XL. Perdone, hablábamos de los refugiados sirios... J.M. ¡No tienen las manos de campesinos trabajadores! Estoy seguro de que allá en Siria quedan clavados en la arena los pobres, los que no tienen plata para comprar las mafias. Los que están marchándose son escaloncitos de la clase media, que eligen el Primer Mundo. Ellos quieren ir a la gran vidriera: a Alemania, a Suecia, a Noruega... A ellos no les gusta venir a países donde les hagan trabajar como campesinos. ¡Qué inteligente Alemania! Apenas tiene parados y necesita trabajadores cualificados. XL. ¿La inmigración es imparable? J.M. Totalmente. Como soy agricultor, sé que hay una ley la del vigor híbrido que no falla: cuando cruzas cosas que están muy lejos, logras seres mucho más fuertes. Y a eso se tienen que acostumbrar en Europa, porque los que vienen acá van a rejuvenecerles la población y a darles más fuerza. Ellos no son el problema, son la solución. XL. ¿Le hubiera gustado tener hijos? J.M. Me hubiera gustado absolutamente, pero se me fue el tiempo, de aventuras por ahí, perseguido, en la cárcel, clandestino... No pude. Ahora estoy haciendo una escuela agraria en mi barrio para que los chicos aprendan. Antes quería cambiar el mundo; ahora estoy tratando de cambiar el barrio, no más. He bajado unos pocos decibelios [ríe]. He ganado en años y he ganado en humildad. El progreso humano es una escalera infinita, nunca llegamos al fin. XL. ¿Deja su país mejor de lo que lo encontró? J.M. Lo dejo un poco mejor, pero lo podría haber dejado mejor aún si hubiera sido más sabio. En mi país todavía tenemos un 0,5 por ciento de indigencia y un 10 de pobreza. Y en Uruguay no puede haberla porque producimos comida para mantener a más de 30 millones de habitantes casi 10 veces más de los que somos y podríamos producir para mantener a 60. Los gobiernos tenemos deudas con la gente y yo también. XL. Cuando dejó de ser presidente, el pasado mes de marzo, tenía aún más popularidad que cuando lo nombraron, hace cuatro años. J.M. Mi pueblo ha sido generoso, y esa generosidad es el mayor premio que puedo recibir en mi vida. XL. Se declara ateo, pero, desde el poder, ¿ha visto más cerca a Dios o al diablo? J.M. A veces he tenido que hacer negociaciones con el diablo tal vez por arrimarnos un poco a Dios. XL. Esta es su declaración de ateo octogenario: «Me estoy haciendo viejo porque creo que me estoy acercando a Dios». J.M. Cuando tú quieres mucho la vida y te das cuenta de que vas camino del hoyo, es muy fácil que necesites creer en el más allá, como una forma de ilusionarte. Pero es muy difícil creer. Hay que apurar cada minuto de vida, no se puede malgastar porque no regresa. Que no me digan el paraíso, el más allá... ¡Todo es para ahora! Todas las vidas del presidente Su mujer
"No es bueno que el hombre esté solo" Lucía Topolansky, Ana en su etapa guerrillera, es su mujer desde hace 10 años y su compañera desde hace 30. «Nos unió el miedo nos cuenta Mujica. Es una luchadora social y me hace la vida llevadera. El hombre solo es un desastre. Siempre necesitamos el apoyo de la mujer porque, inconscientemente, buscamos una madre. Nos gusta que nos gobiernen, aunque no nos demos cuenta.Yo me casé hace poco porque teníamos que arreglar los papeles, porque tenemos que prepararnos para el viaje, ese viaje del que no se vuelve, y no queremos dejar las cosas complicadas a los demás». E insiste: «Es bueno que el hombre no esté solo. El amor a mi edad es una dulce costumbre». Su casa
"No necesito más". El paraíso en el que vive desde hace muchos años tiene el tejado de uralita, y las paredes están llenas de desconchones. Solo tiene un cuarto de dormir, otro de estar, una cocina y un pequeño baño. «No necesito más. Yo dono el 70 por ciento de cuanto recibo, y unas cuantas familias viven con ello. Hay que seguir con esa actitud». Guerrillero
"Creíamos que el cambio estaba al alcance"Fue cabecilla de la guerrilla tupamara, fue apresado cuatro veces (en dos ocasiones logró fugarse de la cárcel) y pasó 15 años de su vida entre rejas, hasta la amnistía de 1985. ¿Siente orgullo por el comandante Facundo (su nombre como tupamaro)? «Bueno... era otra coyuntura del mundo distinta. Creíamos que el cambio social estaba al alcance de las manos». Y de las armas, porque los tupamaros mataron y él no lo niega. «Sí, siempre que en la humanidad se han dado cambios importantes, se utilizaron todas las vías». Las mejores frases de Mujica Carácter. «Sí, soy contradictorio. Pero la vida es contradictoria. Lo que sí es seguro es que en todo lo que hago soy apasionado». Poder. «¡El protocolo, la liturgia del poder y todas esas estupideces me chupan un huevo! La cosa que más me desespera de los protocolos es la plata que tiran los Estados al pedo». Igualdad. «No se puede pensar en un igualitarismo a ultranza. Eso no existe. Igualar para abajo es una boludez y no termina en nada bueno. Es quizá lo más injusto». Venezuela. «Le advertí a Chaves desde el principio que no iba a construir el socialismo. ¡Y no construyó un carajo! 'Yo voy a ir por otro lado', le dije. Si me viene una coyuntura buena, voy a salir airoso y, si no, me van a querer matar. Lo que es seguro es que no voy a afanar y voy a laburar para los pobres». Capitalismo. «Ser amigo de un burgués es inconcebible para un tipo de izquierda. No ven lo que yo veo, que es la capacidad de gerenciar, de administrar, de generar trabajo... Los capitalistas son la energía creadora del mundo». Anarquía. «La que respeta en serio la libertad es la anarquía. Por eso, de todas las ideologías, es la que más me interesa. Pero la libertad humana no quiere decir la ausencia de responsabilidad ni de límites. El límite es no joder al otro. El liberalismo y el anarquismo son primos hermanos». Ideología. «Una de las principales fuentes de conocimiento es el sentido común. El problema es cuando ponés la ideología por encima de la realidad. Entonces, la realidad te da en el hocico». Diferencia. «No hay nada más atractivo que lo diferente. Ahí entro yo: el sex appeal de la oveja negra». Felicidad. «Aprendimos en la orfandad de los calabozos con qué poco se puede ser feliz; si con eso no lo lográs, no lo lográs con nada».
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