Brotes verdes en el Cacereño,.
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En su victoria frente al Celta B, el Cacereño ofreció su mejor versión para aprovechar las deficiencias defensivas de su rival,.
Cacereño: Vargas, Ale (Palero, min 75), Toni, Gonzalo, Mansilla, Leo Ramírez, Cuerva, Amaro (Kofi, min 75), Aarón (Martins, min 84), Valverde y Ocaña.
Celta B: Villar, Kevin, Araújo, De Amo (Ramiro, min 72), Goldar, Fernández, Rioja, Domínguez (Peña, 80), Borja, Delgado (Guillermo, min 46) y Rodrigo.
Goles: Rodrigo Fragapane, min 12 (0-1). Ocaña, min 17 (1-1). Valverde (p), min 31 (2-1). Valverde, min 43 (3-1). Goldar (p), min 66 (3-2). Cuerva, min 71 (4-2).
Árbitro: Caucelo Sace (Colegio cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Cuerva, Kofi y Mansilla, así como al visitante Goldar.
Incidencias: 1.100 espectadores en el Príncipe Felipe. Lluvia intermitente y terreno de juego en irregulares condiciones.
Caras alegres y sonrisas. En definitiva, estampa de felicidad. Así estaba la grada del Príncipe Felipe ayer al término de un partido en el que el Cacereño logró aprovechar las deficiencias defensivas de su rival, el Celta B, para imponerse por 4-2 en un trabajado encuentro en el que finalmente los brasileños Gilson Júnior y los hermanos Allan y Ailton Machado no entraron en la convocatoria por decisión técnica.
Si Cacereño y Celta B hiciesen un equipo mixto o, siendo aún más sinceros, si un par de jugadores celestes estuviesen en la plantilla cacereña, se podría hablar de un equipo casi intratable.
En efecto, el Celta B exhibió, para bien y para mal, las dos facetas futbolísticas más reconocibles del fútbol al máximo exponente. Por una parte, con jugadores de enorme calidad individual arriba que, además, sabían asociarse, como se demostró en el primer gol del partido en el minuto 12 cuando Rodrigo Fragapane resolvió en boca de gol una asistencia del delantero Borja Iglesias, quien supo revolverse a la perfección dentro del área tras recibir previamente un pase del gran diamante vigués, Luis Ángel. Este último, el número 7 de los visitantes, por el que tanto se preguntaba en la grada. Será cuestión de meses que este jugador pueda hacerse con un lugar en el primer equipo del Celta de Vigo o en algún club que le dé acomodo en superior categoría, siempre y cuando los designios futbolísticos se rijan por la coherencia.
Esta era la mejor cara visitante, pero estaba por ver la otra de la moneda, la de la inconsistencia defensiva que hace que el filial encaje goles con suma facilidad. Esto último lo aprovechó el Cacereño, como puede extrapolarse del marcador final. Además, lo hizo a renglón seguido del gol visitante, primero con un regalo defensivo que Amaro dentro del área y delante del portero no supo culminar. Luego con un gol de Ocaña después de recibir un buen pase desde el medio campo. El extremo tuvo la suerte de cara al llevarse el rechace del defensor para encarar desde el costado izquierdo la meta rival y batir a Villar de disparo cruzado. Era el empate a uno, con tan solo 17 minutos de juego disputados.
El Celta B no se vino abajo y continuó llevando peligro a la meta defendida por Vargas, que volvía a la titularidad. En este caso, fue Luis Ángel en el minuto 21 el que superó al defensor Toni en línea de fondo, aunque su incursión en el área verde no fructificó. Tan solo un minuto después era el delantero Borja Iglesias el que enviaba un peligroso balón al palo. En esta primera parte, hasta dos balones a la madera enviaron los jugadores visitantes.
Entre tanto, el Cacereño, sin perder la compostura, no renunciaba a jugar la pelota, con un gran Aarón que hizo un excelente trabajo de espaldas a los defensores del Celta B.
Precisamente, Aarón, cuando tenía la pelota controlada dentro del área de espaldas a la puerta rival, fue derribado por un defensor con el consiguiente penalti. El acertado lanzamiento de la pena máxima por parte de Valverde a la derecha de Villar ponía por delante a los cacereños, 2-1. Era el minuto 32 cuando Valverde anotaba su primer gol de la temporada.
El propio Valverde, en el 43, sería el encargado de anotar el tercero tras una gran arrancada con espacio por delante. El atacante verde pudo sortear a los defensores para plantarse solo ante la meta local y batir al portero. Un gol de bella factura que arrancó una gran ovación a las más de 1.000 personas presentes en las gradas del Príncipe Felipe.
Por aquel entonces no se podía hablar de sentencia, y es que el Celta contestó al gol local con un disparo al larguero de Julio tras una gran jugada del incombustible Luis Ángel.
Poco después, justo antes de llegar al tiempo de asueto, un libre indirecto dentro del área cacereña fue desviado por Vargas. Una acción celebrada como si de la parada de un penalti se tratase, no solo en el campo, sino también en la grada.
En otro tipo de partido, una renta de dos goles hubiese dado suma tranquilidad al graderío, pero lo cierto es que, a tenor del potencial gallego en zona atacante, en este caso nadie las tenía todas consigo y la palabra prudencia adquiría protagonismo. No había, por entonces, campanas al vuelo.
El propio Celta B sería el encargado de anunciar a bombo y platillo que seguía vivo y coleando. Lo hizo, además, con dos hombres menos en el terreno de juego, ya que un choque fortuito entre las cabezas de Jona y Borja Iglesias hizo que ambos estuviesen siendo atendidos en la banda cuando el colegiado señaló un penalti en el área local que Godar se encargó de transformar en el minuto en 66 de partido, revitalizando las aspiraciones visitantes.
Poco duró la alegría de los gallegos gracias a la asociación entre Ale y David Cuerva. El primero, con un buen saque de banda al centro del área fue aprovechado por el segundo para rematar de certero cabezazo cruzado al fondo de la red, dejando en evidencia los desajustes defensivos del conjunto dirigido por Javier Torres. Era el minuto 71 y, si aún no se podía hablar de sentencia, sí mermó en buena parte la capacidad de reacción del filial del Celta.
Pudo haber más goles, pero el ritmo del partido disminuyó enteros. Aún así, Valverde tuvo tiempo para realizar alguna de sus clásicas galopadas, esta vez por banda izquierda, aunque llegó muy forzado y su ocasión se perdió por línea de fondo.
Las posteriores intentonas gallegas no acabaron viendo puerta y el cacereño logró abrochar los tres puntos para comenzar, ya sí, a hablar de una racha de tres partidos consecutivos sin conocer la derrota, sumando 7 de los últimos 9 puntos puestos en juego y afianzándose en la zona tranquila de la clasificación.
Declaraciones:
Ya en sala de prensa, el entrenador del Cacereño, Ángel Marcos, mostró satisfacción por la victoria conseguida ante un rival con mucho peligro de medio campo en adelante, como ya preveía. El técnico verde aseguró que en las últimas semanas "el equipo va a más", a la vez que se adapta a varias formas de jugar: "Cuando hay que tocar, se toca, cuando hay que defender, se defiende", dijo.
El preparador del Cacereño aseguró, a su vez, que la partida de Mansilla en el once en detrimento de Mejías se debió a los problemas físicos de este último en el calentamiento. "No se sentía bien y ha sido honesto".
Por su parte, el míster visitante, Javier Torres, lamentó la falta de solidez demostrada por equipo no solo en este partido, sino a lo largo de la temporada.
Al igual que Ángel Marcos, el técnico del conjunto gallego catalogó la victoria del Cacereña como justa y confió en que, con el paso de las jornadas, su equipo adquiera más consistencia a la hora de defender las acciones de los rivales, "ya que con lo que tenemos arriba las oportunidades siempre van a llegar".
También habló el bigoleador Valverde, quien dijo que, hoy por hoy, "los rivales ya respetan al Cacereño". También se refirió a la ventaja de jugar en casa y, de forma particular, en este campo: "En este campo, los filiales se vienen abajo cuando quieren sacar las dos primeras bolas".
Los de Alcázar pierden su primer partido de la temporada ante un gran Algeciras, que se agencia así sus primeros puntos a domicilio del curso,.
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Al Romano le dio ayer por escribir la segunda parte del libro de
Murphy. Que el Mérida era el único equipo de los ochenta de Segunda B
que aún no había perdido a eso de las 18.00 horas... pues toma derrota.
Que el Algeciras era el único equipo del grupo que aún no había puntuado
a domicilio cuando comenzó la tarde... pues toma victoria. Que los
delanteros algecireños eran los únicos de toda la Segunda B que todavía
no habían mojado en siete jornadas de Liga... pues toma gol de Adri
Gallardo. Que el Mérida y todo su entorno llevaban meses demandando un
terreno de juego en condiciones... pues toma césped. Y así unas cuantas
más para, ya decimos, que Arthur Bloch escribiera un nuevo libro sobre
su especialidad. Lo de Murphy y tal.Sin embargo, lo más llamativo ocurrió en el descanso. A los vestuario llegaron un Mérida intenso y mandón, aunque sin mucho peligro arriba, y un Algeciras tan anodino como inexistente en ataque. Y sin embargo, a la segunda parte salieron un equipo desordenado y precipitado, el Mérida, y otro en modo huracán, el Algeciras. El equipo de Mere le creó a los locales más inquietud que sus siete rivales anteriores juntos. Aparte de llevar el peso y el control del partido, el Algeciras encadenó una ocasión clara de gol tras otra. De ahí que el Mérida se ofuscara y apenas existiese en la segunda mitad.
Con el 0-1 (y sobre todo con el 0-2) en el marcador planeó sobre el ambiente la sensación más inquietante de toda la tarde: sonaron pitos en las gradas del Romano. Y se cantó a Jorge Troiteiro, otra vez sin convocar. Y el equipo pasó entonces de estar mal a estar peor. Por ejemplo: que Borja Romero o Jonhy no encontraban salida clara, pues balón atrás para los centrales y... pitos. Y por lo tanto, a la siguiente jugada, precipitación, pérdida y desorden. Y así durante toda la segunda parte. Unido eso a que el Algeciras fue un equipo totalmente diferente al de la primera mitad, pues la primera derrota emeritense de la temporada fue justísima.
Motivos hay varios, aunque todos ellos aparecieron tras el paso por los vestuarios. Porque en los primeros 45 minutos el Mérida fue mejor: llevó el peso del partido y las pocas ocasiones que se generaron llevaron su firma. Pero tras el descanso se notó, primero, que el equipo contaba con tres bajas importantísimas; segundo, que se perdió el orden defensivo que le había aupado hasta el liderato; y tercero, según Alcázar, la semana atípica que había vivido su vestuario.
Vayamos por parte. Sin Matas, Aitor y Perera, Alcázar optó por alinear de inicio a Gonzalo, pero aún le falta al canterano sevillista confianza y rodaje. Lo mismo en la segunda parte con Godoy y Castaño, que sin embargo en el amistoso ante el Betis del pasado jueves estuvieron muy bien. Lo de Martins es otra historia: salvo un tiro al lateral de la red nada más salir, aportó bien poco. Luego está lo del orden defensivo: si este equipo es lo que es, es precisamente por eso. Ayer no tuvo su día, no estuvo tan junto como otros encuentros, se partió... y lo pagó. Pero afortunadamente, guste más o guste menos, sabe a lo que juega. Y ya por último, Alcázar dejó caer que el amistoso ante el Betis fue inoportuno: ni se entrenó ni se preparó el partido como se debiera.
Así que el Algeciras aprovechó todo esto en la segunda parte y hizo pupa. Antes del gol de Adri Gallardo en el 52' ya había avisado en un par de ocasiones. Y hasta que sentenció el choque en el 77', tuvo varias más para aumentar la diferencia en el marcador. Incluso le anularon un gol por fuera de juego. La segunda parte que se marcaron Javi Medina y Adri Gallardo entre líneas fue para rescatar.
Pero oigan... que es tan solo una derrota, de un recién ascendido, que era líder, y con bajas importantes... Nada grave, en serio. Pero acostúmbrense: la realidad de la Segunda B es más esto que lo de las siete jornadas anteriores.
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