EL AJEDREZ - LA NIÑA, UNA ESPECIE DESPROTEGIDA,. / EL JUEGO DE LA OCA - EL AMOR Y LA AMISTAD SON SENTIMIENTOS REDENTORES,.
TÍTULO: EL AJEDREZ - LA NIÑA, UNA ESPECIE DESPROTEGIDA,.
EL AJEDREZ - LA NIÑA, UNA ESPECIE DESPROTEGIDA, fotos.
La niña, una especie desprotegida
Una niña del Estado islámico de Gummi (Nigeria) mira a la cámara tras su pizarra escolar.
Mientras se celebra su Día Internacional, millones de menores viven hoy marginadas e indefensas ante el machismo dominante,.
Las adolescentes son una especie en riesgo de extinción, al menos
para el conocimiento público y las agencias dedicadas a la cooperación
internacional. Esta afirmación se puede leer en ‘The Power of the
Adolescent Girl: Vision for 2030’, un informe de Unicef que advierte de
la marginación sufrida por las jóvenes de entre 10 y 19 años, que solo
reciben dos centavos de cada dólar que se invierte en desarrollo. El Día
Internacional de la Niña recuerda este año que las 600 millones de
jóvenes del mundo representan un gran potencial y destaca su capacidad
para el liderazgo y el cambio social, pero también suponen la muestra
más palpable de que la discriminación por razón de género aumenta y el
acceso restringido a la formación es una de esas maneras de impedir la
igualdad. «Los hombres valen más», asegura Amelia Susana Cruz, una joven
guatemalteca. «La educación es para los niños porque las muchachas se
van a casar, se ocuparán de los quehaceres de la casa y se quedarán
embarazadas».
La ONG Plan Internacional impulsa la campaña Girl4President para
revertir el flagrante abandono institucional y, en dicho marco de
actuación, ha hecho posible que esta joven latinoamericana, de 15 años y
habitantes de una comunidad rural, exponga su realidad cotidiana en el
Congreso de los Diputados. «En mi país es peligroso ser niña», confiesa,
y añade que la falta de comunicación con los padres acentúa la
indefensión. «No se habla de sexo ni de reproducción por vergüenza, por
pecado o porque los padres de una tampoco lo hablaron en su día». Según
explica, la ciega confianza de las menores en sus novios deriva en
raptos o huidas, gestaciones a edad temprana y matrimonios convenidos o
maternidades en soledad tras experimentar el repudio generalizado.
Las ilusiones de Amelia no tienen límite, a pesar de los problemas
que conlleva la pubertad en su tierra. «Cada vez somos más las que
pensamos diferente», asegura, y remite a la escuela de liderazgo donde
se instruye antes de estudiar Trabajo Social, su principal objetivo.
Expulsadas de las aulas
La educación es la clave para la transformación social. A juicio de
Blanca Carazo, responsable de programas de Unicef, la escasez de medios
económicos y la inseguridad en zonas conflictivas suelen impedir que las
estudiantes accedan a la enseñanza secundaria, privilegio habitualmente
reservado a sus hermanos. La rápida conversión en esposa y madre las
aparta definitivamente del espacio público y de cualquier esperanza de
mejor futuro.
La ignorancia que padecen las pequeñas es una cuestión lacerante en
pleno siglo XXI. «El 60% de las niñas del Estado indio de Uttar Pradesh
no sabe qué es la menstruación hasta que les llega», explica Carazo, que
alude a las campañas de instrucción de mujeres en centros de salud como
una manera de divulgar nociones de salud sexual y reproductiva entre
las más jóvenes y erradicar mitos y creencias equivocadas. Pero el
conocimiento no exime del riesgo de sufrir acoso o agresión y recuerda
que una de cada diez mujeres ha sido violada antes de cumplir los 20
años. Forzar a las muchachas se ha convertido, además, en una
herramienta bélica, tal y como ha sucedido en Congo, Nigeria o contra la
minoría religiosa yazidí.
La estricta separación de roles apenas ha variado, a pesar de los
esfuerzos para cambiar mentalidades. «En los países del Sur, las niñas
asumen responsabilidades que no se corresponden con su edad, como cuidar
de sus hermanos pequeños, buscar agua o preparar la comida,
circunstancias que las apartan del aula», advierte la experta de Unicef.
Retroceso en Occidente
Los efectos de la desescolarización no se limitan a la niña que es
relegada, sino que afectarán a todo su entorno. «Las adolescentes
educadas serán madres que darán más oportunidades a sus hijos y los
cuidarán mejor», explica Carazo. La investigación de la agencia de
Naciones Unidas afirma que la inversión en este sector contribuye
significativamente tanto al descenso de las muertes de los menores de 5
años y como al aumento de las vacunaciones. Según este informe, si todas
las jóvenes consiguieran completar el ciclo de Secundaria, la
mortalidad infantil se reduciría en un 49% en los Estados de menores
ingresos per cápita.
La aparente igualdad entre sexos en los países más civilizados
también esconde cierta subordinación implícita que aflora en episodios
de violencia inaudita. «Hay circunstancias que nos deberían hacer
recapacitar, cómo que las chicas permitan que sus novios les controlen
el móvil», señala. Carazo achaca esta suerte de involución a los
mensajes subliminales que se difunden a través de las formas de
comunicación empleadas por la juventud. «Debemos prestar más atención
porque algo está generando relaciones menos igualitarias que las que
consiguieron sus padres».
TÍTULO: EL JUEGO DE LA OCA - EL AMOR Y LA AMISTAD SON SENTIMIENTOS REDENTORES,.
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«El amor y la amistad son sentimientos redentores»
Alejandro Pedregosa Escritor. El escritor abandona el género negro y
publica una novela con sabor romántico y canciones clásicas de Joan
Manuel Serrat como banda sonora,.
Un hombre que escribe novelas sobre criminales para homenajear las
ciudades que quiere es imposible que sea mala gente. El narrador y poeta
Alejandro Pedregosa no lo es. Quizá por eso ha quedado un poco harto de
que en sus relatos aparezcan sicarios, ha dejado de un lado -se supone
que temporalmente- el género negro y ha apostado por una novela de
sentimientos. En 'Hotel Mediterráneo' (Planeta), su última novela, el
autor se pone romántico, pero sin empalagos. Logra cuajar una historia
en que sigue habiendo tipos abominables, de esos que pegan a sus
mujeres. En 'Hotel Mediterráneo' la violencia es el trasfondo de una
trama que reivindica el poder salvífico de los afectos. El
establecimiento donde se desarrolla la acción no es uno cualquiera. Se
asienta en un paraje recóndito, en las profundidades de un barranco
boscoso, inaccesible en teoría para los bárbaros. -¿Cuál fue el detonante de 'Hotel Mediterráneo'?
-Cuando leí la terrible noticia sobre el tren que descarriló en
Santiago hace dos años, me llamó la atención que entre las víctimas
hubiera una mujer que dirigía una organización, la cual se dedicaba a
proteger a mujeres en peligro de muerte por la violencia machista. Esta
asociación tenía una red de pisos que daba cobijo a mujeres maltratadas.
Cogían a la agredida y la plantaban en una casa -refugio a cientos de
kilómetros de su maltratador. Le salvaban la vida haciéndola
desaparecer. -Y a ello se sumó la canción 'Edurne', de Joan Manuel Serrat.
-Sí, es una canción que la censura tumbó en su día y que hablaba de
algo similar, una casa en la que una mujer, Edurne, abría su caserío a
gente sin futuro y desnortada. Las dos ideas, el accidente y la canción,
se unieron y generaron un chispazo. -La obra contiene una especie de banda sonora. ¿Por qué ha elegido a Serrat cómo música de acompañamiento?
-El cancionero de Serrat era el más idóneo para la historia que
cuento porque es un cantautor que tiene una gran preocupación ecológica,
y la naturaleza es muy importante en esta novela. Además sus
composiciones poseen esa carga de humanidad que yo quiero conferir a mis
personajes. -Con este libro cambia de registro, de la novela negra pasa a la de sentimientos.
-Después de tres novelas negras no me apetecía seguir por ese camino.
'Hotel Mediterráneo' tira a lo romántico. Es una novela de
sentimientos. No obstante, conserva de la novela negra el ingrediente de
mantener cierta tensión y el humor de las anteriores, al tiempo que
transmite optimismo, una mirada amable del ser humano. «Vida perra» -¿No tiene usted entonces nada de nihilista?
-No, si hubiera tenido una vida más perra quizá lo sería, pero mi
experiencia me lleva a decir que los problemas, si hay una red de
afectos, son más llevaderos. Al fin y al cabo estamos aquí dos días... -¿Puede una mujer que ha sufrido una paliza de su pareja enamorarse de otro hombre o los odiará a todos de por vida?
-Es la gran incógnita que plantea la novela. Cada persona es un
mundo, pero quien supera eso y lo trasciende es capaz de generar paz,
amor y entender a los demás. -¿El amor es salvífico?
-El amor y la amistad son sentimientos redentores, los afectos nos
salvan de verdad y son el verdadero elemento sobre el que se funda la
paz. -¿Ha hablado con mujeres maltratadas para documentarse?
-No, hablé con una psicóloga que aborda el problema y leí varios
libros muy interesantes, entre ellos 'El acoso moral', de Marie France
Hirigoyen. Pero no fui más allá porque no quería escribir una novela
sobre los malos tratos, un asunto que aparece de modo tangencial. 'Hotel
Mediterráneo' es un canto a la amistad y a la libertad, a la gente que
busca un escenario a salvo de la violencia. -¿Existe algún lugar parecido al hotel que pinta en la novela y en el que le gustaría perderse?
-No exactamente. He estado en algunos lugares que se le parecen
mucho. Ahora me acuerdo de una cabaña en un bosque olvidado de Letonia,
un sitio maravilloso para esa gente que va huyendo de un pasado que no
le gusta. -¿La poesía es su verdadera vocación?
-No puedo desligar ambas cosas. Para mí la poesía es lo fundacional.
Voy alternando novelas con libros poemarios. En mi caso, el gusto por la
palabra en su sitio, por la expresión certera -algo propio de la
poesía-, surge en los dos géneros. Prefiero que el lector se enganche
con las palabras que con la historia. -El humor siempre irrumpe en sus novelas. En esta ocasión lo tenía más difícil por el drama que suponen los crímenes machistas.
-En mis anteriores libros aparecía de un modo más evidente. Como eran
novelas de crímenes el humor actuaba de contrapunto. En esta ocasión lo
cómico está más soterrado, pero sigue funcionando. Es bueno que lector,
cuando está absorto por la tensión que destila la historia, de repente
se ría, porque entonces sale de ella y se percata de que está ante un
artefacto literario.
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