TITULO: VIVA LA VIDA - Libro - Viralidad, o la vida como espectáculo ,. SABADO - 28 - Diciembre ,.
El sabado - 28 - Diciembre a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Libro - Viralidad, o la vida como espectáculo,.
¿Cómo van a competir las morsas amaestradas con una mujer que tiene a su propio nieto? Imposible, dirán ustedes. Pues no. Lo imposible es competir con semejante tour de force, pero el tour de force es perfectamente posible. Y ya que estamos, sacar libro aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Si tirarse de cabeza a un vaso de agua ya no moviliza al público, nos tiramos un pedo y lo pintamos de verde. O escribimos un libro. Hasta los señores de la NASA van a mandar a la Luna dos chicos de León y un negro. ¡Un negro! han subrayado admirados los media. Que vayan a la luna una chica y un chico de León es chocante, pero un negro… Total, que ¿por qué no va una abuela a tener su propio nieto, plantar algo y contarlo luego en un libro? Además, cuando eres Ana Obregón has de tener siempre algo. Aunque sólo sea algo que decir. Y que mostrar, una tontería, qué más da si estamos rodeados de ellas. En su día la Obregón ya se puso de novia del chico del Dominguín. Después se licenció en biológicas, estrenó decenas de bikinis y cada temporada se dio el primer baño de la tal temporada. Acto seguido rodó una peli con el Milikito, se casó con un conde crápula y dio las campanadas de nochevieja varias veces, compitiendo con la señora DiverXO, que las daba en otro canal. Por último perdió un hijo y recientemente ha tenido otro que, en el colmo del más difícil todavía, es en realidad su nieto. Y todo así. Sin parar, porque el espectáculo debe continuar. O damos espectáculo o nos disolvemos en la nada. En estos tiempos numereros, la gente de talante discreto, poco amiga de exhibirse y nada amiga de hacer sonar el cencerro de la manada, lo tiene crudo porque en estos tiempos hay que montar un numerito cada mañana, ya sea tirar un niño por el balcón, tirarte tú mismo en parapente con la abuela o gritar barbaridades a coro, sea desde la grada, sea desde las ventanas del Elías Ahuja. Y, por supuesto, grabarlo todo con el móvil para que lo vea mucha gente y se muera de risa. Hoy la palabra clave es “autopromoción” de no se sabe bien qué, de uno, del juego de la rana, de un libro o de cualquier gamberrada. El caso es mostrar en las redes sociales que uno hace “algo”, como Ana Obregón, aunque sea en más modesto. Y la gente se lanza a “promocionar” de todo, desde revistas alternativas y viajes a sitios raros hasta guisos de toda la vida y, cómo no, selfies a mansalva. Esta Semana Santa en Londres era exagerada la cantidad de cantamañanas de los cinco continentes que había al pie del reloj, en torno al parlamento y todo a lo largo del río haciéndose fotos adoptando poses demenciales, encaramándose a sitios imposibles y hasta guardando civilizadas colas en puntos de especial relevancia que se traían aprendidos de casa. “Viral” es la palabra de moda hoy. Fotos virales, almas virales y libros virales. Hasta que llega un virus de verdad y te corta. O Lula Da Silva más cabreado que una mona porque has insultado a un millonario negro y se entera el planeta entero de que eres gilipollas. El caso es que yo había venido aquí a hablar del libro de la Obregón, pero no me sale.
TITULO:
VIVA LA VIDA - ¿Por qué llevas corbata? ,. Domingo - 22 , 29 - Diciembre ,.
El domingo - 22 , 29 - Diciembre a las 16:00 por Telecinco , fotos,.
¿Por qué llevas corbata?,.
Todo atildado caballero cuyo trabajo no guarde relación con las labores de oficina se ve confrontado de continuo a esta demanda por parte de la plebe: “¿Por qué llevas corbata?”. Te lanzan la pregunta a bocajarro, sin darte siquiera antes los buenos días. El peor de todos es el que lo hace toqueteándote el nudo. A ese lo mataría. Que me manoseen la corbata es como que me agarren el cimbel. Me siento violentado. Quita tus sucias manos de mi corbata.
En mis primeros años de corbateo (y cuanto más joven seas, mayor hostilidad será la que despierte ese simple trozo de tela), para obtener la bula de tanto tribunal inquisidor, solía optar por la vieja táctica de que no hay mejor mentira que la que contiene una parte de verdad. Así, les respondía: “Es que la garganta es mi talón de Aquiles. Y como es mi instrumento de trabajo, tengo que protegerla bien”.
Con el tiempo he ido ganando confianza y sintiendo cada vez mayor lástima por todas esas personas que son incapaces de comprender lo evidente: que uno hace lo que hace simplemente porque le gusta. Ahora, para no aburrirme siempre con la misma respuesta a la pregunta de por qué llevo corbata, la voy variando según mi estado de ánimo. Hay momentos en que adopto una actitud melodramática y suelto: “Porque en un mundo sin ética, lo único que nos queda es la estética”. O bien digo: “Para añadir una chispa de belleza a la miseria de mi vida”. En ocasiones intento recurrir al humor: “Mi madre siempre me dice que tengo que caminar recto y no encorvado, así que llevo la corbata para que haga un efecto de plomada”. Otras veces me limito a encogerme de hombros y a despachar con una media sonrisa: “¿Por qué no?”.
Es curioso que los únicos que nos vemos compelidos a dar explicaciones sobre nuestra vestimenta somos los que usamos corbata, porque a nadie le preguntan: “¿Por qué llevas chanclas con uñas sucias?”, o “¿Por qué llevas esa camiseta marronácea de tantos sudores superpuestos y con el cuello vencido?, o “¿Por qué llevas esos pantalones pitillo que provocan una disonancia entre tu torso de portero de discoteca y tus canillas de bailarina de ballet, y que te crean una bolsa flácida por detrás, una fosa de las Marianas de antimateria, porque no tienes nada de culo?”. A nadie le preguntan estas cosas. Pero si llevas corbata, sí. Si llevas corbata, la gente te interpela, te inquiere, te interroga, y no se detiene hasta agotar todos los sinónimos. Una corbata es percibida como un hecho insólito, un objeto colgante no identificado, una anomalía en el sistema, una rareza cósmica equiparable a la suspensión de la gravedad. Algún día tendré que ir al programa de Iker Jiménez a explicar por qué llevo corbata.
Donde no podré ir a explicarlo es al club más exclusivo de todo Madrid. Hace unos días leí la noticia de que este club —cuyo nombre no recuerdo y tampoco me voy a poner ahora a buscarlo— iba a abrir sus puertas en breve. El titular especificaba que estaba prohibida la entrada a los perros y a la gente con corbata. En los años del fascismo europeo, había comercios que prohibían la entrada a los perros y a los judíos. Ahora los parias de la tierra somos los encorbatados. Algo hemos avanzado.
Pensemos también en cómo esta proscripción de la corbata está hermanando a colectivos aparentemente antagónicos. La única diferencia entre el club más exclusivo de todo Madrid y un centro okupa es que en el centro okupa los perros sí que pueden entrar.
Para ser sincero, he de confesar que, cuando veo a un tipo con corbata, también me asalta un interrogante similar al que a mí me plantean, aunque en mi caso le añado un demostrativo, y por eso no me pregunto: “¿Por qué lleva corbata?”, sino: “¿Por qué lleva ESA corbata?”.
Está el mundo lleno de hombres con corbatas mustias, anudadas sin gracia, de tejidos desapacibles y patrones repulsivos. Son hombres convencidos de ir bien vestidos por el mero hecho de llevar corbata. No solo no comprenden los fundamentos de la elegancia, sino tampoco la verdad más elemental de la existencia, y es que la vida ya es lo bastante jodida como para añadirle una corbata horrenda. De todos estos garrulos, el que más me inquieta es el que lleva una corbata de niño, porque es un fenómeno al que no logro encontrarle una explicación. ¿Dónde ha comprado una corbata de esas dimensiones? ¿Quién se la ha vendido? ¿Por qué nadie de su familia ni sus amigos le han dicho que así no puede ir a ningún lado?
Frente a tanta corbata brillantosa que campa a sus anchas con total impunidad, yo soy más propenso a los tonos mates y las texturas rugosas. Siento predilección por las corbatas shantung, un tipo de seda salvaje con unas irregularidades que el no iniciado puede confundir con el desgaste, hasta que capta su esencia y se enamora de este tejido para siempre. También me complacen las corbatas grenadine, con sus variantes de garza grossa y garza fina (esta última, por su gran versatilidad, es la corbata todoterreno). Las corbatas de punto no me seducen en exceso (y las pocas que tengo procuro que acaben en punta de flecha y no en horizontal), aunque sí que me divierte una variedad de estas últimas muy poco difundida y que solo produce un telar en el mundo. Se trata del tejido cri de la soie (grito de la seda), así llamado por el gemido que emite al apretarlo.
Shantung, grenadine, garza grossa, garza fina, cri de la soie… Aunque no logréis visualizar de qué os estoy hablando, hay una sonoridad en estos nombres que logra transmitirnos su magia y su belleza. Sucede lo mismo con las flores (lirio, azalea, jazmín, madreselva, nomeolvides…) o con las piedras preciosas (rubí, amatista, turmalina, zafiro, lapislázuli…). Nada que ver, sin embargo, con la fealdad de los términos relacionados con las operaciones financieras: hedge funds, subprime, criptomonedas… Por eso mis corbatas no se parecen en nada a las de un tiburón de Wall Street. No quiero tener nada que ver con esa gentuza.
Porque la belleza es parte irrenunciable de mi vida, llevo corbata. Por eso llevo ESTAS corbatas. Si no os ha quedado claro, dejad de preguntarme de una maldita vez por qué llevo corbata, porque ya no sé cómo explicároslo.
Tras varios meses de calor sofocante, han empezado a bajar las temperaturas en Lisboa. Y se acerca el día tan ansiado en que recobraré mi plenitud porque podré ponerme corbata. Siento que todo va a empezar de nuevo. ¡Qué alegría de vivir! ¡Y qué ganas de volver a enamorarme!,.
TITULO:
No sé de qué me habla - Loteria - El Rasca de la Galleta de la Fortuna
- Cómo destruir la Navidad siendo idiota,.
No
sé de qué me habla - Loteria - El Rasca de la Galleta de la Fortuna - Cómo destruir la Navidad siendo idiota ,
fotos,.
Cómo destruir la Navidad siendo idiota,.
La escena cultural con la que abre cada martes esta sección está hoy dedicada, cómo no, a Ebenezer Scrooge, el turbio personaje que Dickens creó para su Cuento de Navidad. Pero dejemos que sea el propio Charles quien describa el alma del tipejo: «El frío de su interior le helaba las viejas facciones, le amorataba la nariz afilada, le arrugaba las mejillas, le entorpecía la marcha, le enrojecía los ojos, le ponía azules los delgados labios; hablaba astutamente y con voz áspera». Efectivamente, Scrooge es un personaje con el espíritu congelado, que odia a los pobres, maltrata a sus empleados y es despótico con sus vecinos. Pero, sobre todo, hay algo que Scrooge odia con todas sus fuerzas, algo que no puede soportar, algo que le repugna; y ese algo son los niños. De hecho, a Dickens se le ocurrió la idea de crear al personaje tras visitar las minas de Cornualles en 1843, y ver así las condiciones infrahumanas en las que tenían que vivir los niños que allí trabajaban. Al autor inglés le pareció indecente que hubiese alguien que no se apiadase de aquellos críos, y es entonces cuando surge, de las cenizas de aquella miseria, el pérfido Scrooge.
Días atrás, un grupo de ecologistas atacó con pintura el parque navideño Cortylandia, un espacio dedicado especialmente a los niños, sito en El Corte Inglés de Preciados, en Madrid. Mi infancia son recuerdos de aquel lugar, idealizado por la ingenuidad de la niñez, claro, pero cómo olvidar aquellos trenes que creíamos ver escapar a ninguna parte, enanos que salían de aquí o de allí sin esperarlo, animales apareciendo entre la maleza para hacernos creer que éramos saludados, pastorcillos que azuzaban el rebaño… Muchos años más tarde pienso en los niños que ahora se suben a los hombros de los que un día también lo fuimos, y entiendo que la memoria estará haciendo hueco para ese espectáculo navideño, almacenándolo con cariño, despreciando el frío y las aglomeraciones, pero respetando con nitidez el calor de estas fechas familiares.
Sin embargo, a esta gente, a estos ecologistas de marca blanca, todo eso de los niños que disfrutan, de la familia que arropa, de los recuerdos que afloran… A ellos todo eso les da igual. Viven únicamente intentando sacarle brillo a su onanismo moral. Creen que están haciendo el bien para el resto del mundo, pero no es cierto: sólo buscan el bien para sí mismos. Como Scrooge, el avaro del cuento de Dickens, ha llegado un momento en sus vidas donde sólo quedan ellos y su egolatría. De hecho, ninguna de estas acciones tendría sentido si no hubiera un corazoncito en Instagram que les calentase el ego y el número de followers. En fin, ojalá a esta gente se les aparezca un fantasma pasado, presente o futuro, tanto da, para hacerles entender que las grandes satisfacciones en esta vida trascienden a uno mismo, y sólo tienen sentido bajo el hecho de ser compartidas. En suma: que cualquier cosa importa más que su egocentrismo. Incluyendo, por supuesto, la felicidad de un niño.
TITULO: Fiesta y toros - Juan Ortega completa un cartel histórico en Illescas,.
Juan Ortega completa un cartel histórico en Illescas,.
Los carteles:
- Sábado 8 de marzo. Toros de Daniel Ruiz y Luis Algarra para José María Manzanares, Alejandro Talavante, Fernando Adrián y Juan Ortega.
- Domingo 9. Toros de Capea para los rejoneadores Andy Cartagena, Diego Ventura y Leonardo Hernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario