sábado, 21 de noviembre de 2020

EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - Martes -1- Diciembre - Carmen Posadas -'Líderes versus trileros' . / LUNES -30- Noviembre - Imprescindibles - Muere en Albany, a los 84 años, el cura Marcelo de Serradilla ,. / ELLA & - Montserrat Vilarrasa: "No me querían alquilar un piso por tener síndrome de Down" ,. / EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES-3- Diciembre - Persianas y esquelas ,.

 

TITULO:  EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - Martes -1- Diciembre -Carmen Posadas -'Líderes versus trileros' ,.
 
 

EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -Martes - 1- Diciembre ,.
 
 Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes -1- Diciembre   ,  a las 22:30 por antena 3, etc.

 

 
 EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES -
Carmen Posadas -'Líderes versus trileros',.

 

 EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -Carmen Posadas -'Líderes versus trileros'  ,.  fotos,.
 
 Carmen Posadas -'Líderes versus trileros',.
 
Carmen Posadas: «La popularidad es como el catarro, se adquiere por  contagio»

Me emociona despedir este año tan difícil para España y para mí; de esa forma espero poder agradecer el gran apoyo y cariño que he recibido por todos», ha dicho la presentadora,.

 María Jiménez: "La vida son tres días y dos de ellos, nublados. Hay que  aprovecharla al máximo"

Ana Obregón y Anne Igartiburu serán las encargadas de presentar este año las campanadas en RTVE, por lo que será la primera vez que dos voces femeninas estén al frente de este espacio, según ha informado este martes la Corporación en un comunicado.

 

Una cena con mucha literatura

 

Así, RTVE ha destacado la profesionalidad de ambas y ha destacado que Obregón «finaliza este difícil año para todos regresando a su casa», ya que ha estado «vinculada durante décadas» a la cadena, a través de «series y programas» como 'Ana y los 7', 'A las once en casa', 'Hostal Royal Manzanares', 'Anillos de Oro' o '¿Qué apostamos?', entre otros.

La Corporación señala que las campanadas son «la cita más relevante del año» y destaca que la actriz es la tercera vez que vive este momento en RTVE. La primera con Joaquín Pratt, en 1994, mientras que en 1995 y 2004 repitió con Ramón García.

«Retransmitir las campanadas de fin de año un año más en mi casa, Televisión Española, es un privilegio que no podía rechazar. Me emociona despedir este año tan difícil para España y para mí; de esa forma espero poder agradecer el gran apoyo y cariño que he recibido por todos», ha declarado Obregón.

Campanadas con «fuerza y coraje»

En este sentido, ha indicado que «empezar este 2021 con todos los españoles será un verdadero honor».

Igartiburu, por su parte, sumará 16 años consecutivos al frente de las Campanadas de RTVE desde la Puerta del Sol. Sin embargo, según ha indicado, empezar 2021 en RTVE «toma un sentido muy especial».

«No somos los mismos ni damos las cosas tan por sentado. Brindaremos por lo aprendido y recordaremos a los que se nos fueron. Aunaremos la emoción para tomar fuerzas sabiendo que juntos todo es más llevadero», ha señalado.

La presentadora ha explicado que vivir este momento junto a Obregón hará de estas campanadas un momento «aún más emocionante por lo que ella supone», porque es en la «casa» de ambas y «porque además de estar dos mujeres, algo que siempre soñé, ella dará mucha fuerza a tantas y tantas familias que se identifican con su valentía». «Estas Campanadas sonarán con fuerza y coraje para todos», ha concluido.

 

TITULO: LUNES -30- Noviembre - Imprescindibles -   Muere en Albany, a los 84 años, el cura Marcelo de Serradilla  ,.

LUNES -30- Noviembre -  Imprescindibles ,.



Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes- -30- Noviembre  a las 21:00,.

  Muere en Albany, a los 84 años, el cura Marcelo de Serradilla ,.

Siempre pensé que lo mío era ser cura de pueblo, pero don Marcelo marcó mi  vida

El 14 de octubre murió en Albany (Estados Unidos) el sacerdote y escritor Marcelo Blázquez Rodrigo, a los 84 años. Natural de Serradilla,etc,.

 

TITULO:   ELLA & - Montserrat Vilarrasa: "No me querían alquilar un piso por tener síndrome de Down" ,.

Montserrat Vilarrasa: "No me querían alquilar un piso por tener síndrome de Down"


FOTO: SANTI COGOLLUDO

foto / Montserrat Vilarrasa, 1980, Barcelona. Activista a favor de los derechos de las personas con discapacidad intelectual. Es vocal de ese colectivo ante el Ayuntamiento de Barcelona y también los ha representado ante la ONU.

El año pasado usted fue la única mujer con síndrome de Down que participó en la declaración internacional sobre los derechos de las mujeres en el marco de Beijing+25. ¿Qué dijo ante la Asamblea de ONU Mujeres?
Me presenté, les dije: "Soy la Montse" y les conté cómo soy y lo que hago como activista. Fue un discurso improvisado y Javier, un chico muy amable, traducía lo que yo decía al inglés. Y también nos hicieron fotos.
Usted también es la primera vocal de personas con discapacidad intelectual en el Ayuntamiento de Barcelona, un cargo único en el mundo. ¿Cómo llegó allí?
Llegué en 2016 porque me presenté a las elecciones, después de hablar con mi madre y de que me apoyara, ella siempre me apoya en todo. Presenté todos los papeles que me pedían, hice mi campaña electoral y como muchas personas con discapacidad intelectual me votaron, ahora soy su representante ante el Ayuntamiento de Barcelona. Mi mandato tendría que haber acabado en julio pasado pero, con lo de la pandemia, en principio no habrá nuevas elecciones hasta enero de 2021. Y me presentaré a la reelección, claro.
¿Usted fue a una escuela normal y corriente, verdad?
Sí, fui a una escuela ordinaria. Pero me hicieron bullying y me trataron mal. Yo por suerte no me acuerdo mucho, pero mi madre lo pasó fatal, así que me llevó a una escuela especial, a la escuela Montserrat Montero.
Pero, si no me equivoco, usted defiende que las personas con discapacidad intelectual sean escolarizadas en escuelas ordinarias, ¿no?
Yo quiero lo mismo que yo he tenido para todos los niños, pero sin el bullying. Hay colegios inclusivos donde los niños con síndrome de Down estudian junto a niños sin discapacidad intelectual, y me parece que eso está muy bien. En los coles especiales es verdad que te tratan mejor, pero no te adaptas. Además, el artículo 24 de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad dice que debemos estar integrados en el sistema general escolar y estudiar junto con los demás niños y niñas. Porque las personas como yo, aunque tengamos una discapacidad intelectual, somos como los demás. Yo tengo un cromosoma más que el resto de la gente, nada más.
Hasta hace poco a las personas con discapacidad intelectual no se les permitía votar, ¿verdad?
Desde 2019 ya sí podemos votar. Es algo muy importante, el derecho al voto es universal y no se nos puede discriminar. Yo por suerte he votado siempre. Antes de 2019 podías votar solo si un juez, después de hacerte un examen de política desde la dictadura a la democracia, decidía que estabas capacitado. Y yo, que tengo un 81% de incapacitación judicial, aprobé ese examen.
¿Se sigue discriminando a las personas con discapacidad intelectual?
Sí. Cuando por ejemplo he buscado piso en Barcelona para alquilar, muchos propietarios no han querido firmar el contrato porque tengo síndrome de Down. Me costó muchísimo encontrar piso. A un grupo de amigos les negaron la entrada en un pub de Sabadell por tener síndrome de Down. Además el año pasado, en Semana Santa, varios amigos todos con síndrome de Down fuimos a Vinaròs de vacaciones. Teníamos las reservas hechas desde una semana antes, pero cuando llegamos al hotel y nos vieron nos dijeron que estaban llenos, que no tenían sitio
Y qué hicieron?
Por suerte, la agencia de viajes nos encontró otro hotel.
¿Qué es lo que más le molesta que le digan?
Puf, no sé. Me molesta que nos discriminen. Porque aunque tengamos síndrome de Down u otro tipo de discapacidad intelectual somos personas como los demás, como tú, como el otro. Y no nos pueden discriminar.
Usted siempre ha trabajado, ¿verdad?
Sí. Primero estuve tres meses de prácticas en el MACBA, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. Luego trabajé en un despacho de abogados. Después en un hotel, pero allí tenía que llevar peso y yo no puedo porque tengo mal la espalda. También he trabajado en una farmacia durante más de 10 años. Ahora estoy en una compañía de electricidad que se llama Respira Energía, estoy de auxiliar administrativa. Y también estoy en el equipo de redacción de una revista digital llamada Èxit21.
Y encima es miembro de la Asamblea de Derechos Humanos Montserrat Trueta de la Fundación Catalana Síndrome de Down, ¿a que sí?
Sí. Allí consensuamos lo que vamos a hacer. Y también vamos a colegios e institutos a dar charlas y conferencias, hablamos de los 41 derechos de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad. Hemos ido a Girona, a Vic, a muchos sitios.
¿Es independiente?
Sí. He vivido mucho tiempo con una compañera de piso, pero tuvimos problemas de convivencia y dejamos de vivir juntas. Estuve después una temporada en casa de mi madre, y desde hace un año y medio vivo sola. Cocino, limpio, hago todo yo.
¿Tiene pareja? ¿Se plantea tener familia?
Pareja sí tengo. Pero no me planteo tener familia, si tuviera una criatura tendría que dejar todo lo que estoy haciendo y no quiero eso.
¿Ha visto la película "Campeones"?
Sí, está muy bien, me pareció muy interesante. Los que salen en esa película son como nosotros y eso nos da visibilidad.
¿Le irrita que a las personas con discapacidad intelectual se las trate muchas veces con condescendencia?
Sí, me molesta la gente que a veces me para por la calle y me pregunta si voy al cole, como si yo fuera una niña. Tengo 40 años, vivo sola y trabajo. No se dan cuenta de que las personas como yo podemos hacer muchas, muchas cosas.

TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES-3- Diciembre -Persianas y esquelas ,.

  

PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -3- Diciembre.

 Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.

 

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  LA COCINA DOMINGO - LUNES   - Persianas y esquelas    ,.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  LA COCINA DOMINGO - LUNES   -   Persianas y esquelas,.   ,fotos.

 Persianas y esquelas,.

 

Bares. Más que negocios son redes sociales que dinamizan los barrios, pequeñas familias preocupadas por empleados y clientes de toda la vida,.

La pequeña hostelería: «No tenemos plan B»
 
José González limpia una de las mesas del Bonsai Bar, en el gijonés barrio de El Coto.
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«Luchó hasta el último momento. Desde marzo se mantuvo al pie del cañón. Muere hoy ante la mirada indiferente de quienes no entienden que sin trabajo no hay salud y no hay vida». Una esquela ruega por el alma de la hostelería asturiana a las puertas del Hoyo 19, el bar que regenta en Viesques Francisco Suárez. Porque para muchos bares, auténticas redes sociales que dinamizan los barrios, el cierre decretado por el Principado será el fin. Negocios que son casi familias. Yde ahí que Suárez esté casi más inquieto por la situación de sus empleados que por la suya propia. 

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«Tengo cinco y mi plantilla es como si fueran familiares. Cuando tienes alrededor a gente que vive de esto, con pocos medios económicos, te preocupas», confiesa, convencido de que este tipo de medidas se toman sin tener en cuenta la realidad. «Yo creo que no ven lo que está pasando. Deberían consultar a los distintos sectores antes de decidir», opina. «Yo tengo capacidad para cincuenta personas. Si me dicen que solo puedo meter a quince, lo acepto encantado y lo entiendo, pero cerrar...», se lamenta. Y, pese a todo, él no va a dejar flaquear sus fuerzas. «Ánimo no me falta. Yo tengo moral y soy fuerte, pero me preocupan todos los que trabajan conmigo. No quiero que nadie lo pase mal».

Belén Rodríguez, dueña de La Belmontina, un clásico ovetense.
 
Belén Rodríguez, dueña de La Belmontina, un clásico ovetense.
 
 
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Un poco más pesimista se muestran en el Bonsai Bar, en El Coto. Allí, son dos los trabajadores que miran al futuro sin saber cómo afrontarlo. «Van a venir los gastos. A ver cómo se llevan», dice José González, dedicado «toda la vida» a la hostelería y que nunca se pudo imaginar en esta situación: «Nunca viví nada tan crítico».

E «insostenible» se presenta la cosa en El Portalón de Aguado, donde Ana María Alza asume resignada este cierre. «Está siendo todo agotador», dice ante la persiana bajada de un negocio del que viven cuatro personas.

«La situación ya estaba siendo agónica, porque la gente cada vez tenía más miedo». Yeso hacía que muchas mañanas se planteara si hubieran estado mejor cerrados, «porque los gastos siguen todos igual: agua, luz, fútbol y los impuestos al 100%. Dinero que sale, pero que no entra, porque ayudas no hemos recibido ninguna», afirma.

Vicente Casado, dueño del Bar Vicente, en el barrio felguerino de La Concordia.
 
Vicente Casado, dueño del Bar Vicente, en el barrio felguerino de La Concordia.

Cuatrocientos euros recibió, sin embargo, Julia Ángela Varela, propietaria del Petit Bar, en la calle Carlos III, también en Gijón. Un dinero que de poco sirve, teniendo en cuenta todas las facturas a las que tiene que hacer frente: «Seguimos pagando la renta, el agua, la luz y los gastos de casa».

Este bar abrió en el año 75 («lo abrieron mis padres», aclara) y nunca se había visto empujado contra las cuerdas con tanta fuerza. «Yo creo que nos machacan injustamente. Estábamos cumpliendo las normas», se queja Julia Ángela.

Cuarenta años lleva también el Bar Vicente siendo un referente para los vecinos del entorno de la felguerina barriada de La Concordia. Desde para tomar algo a diario hasta para dejar las bolsas de la compra e ir a un recado. Un punto de «vida vecinal» que está al borde de perderse.

Arisa Menéndez, en su bar de Cangas del Narcea.
 
Arisa Menéndez, en su bar de Cangas del Narcea.

A sus mandos desde la apertura está Vicente Casado, que a día de hoy recuerda con nostalgia que durante muchas décadas, en la zona, había varios establecimientos. Ahora solo queda él. «Y no sé hasta cuando. Este cierre obligado es un golpe demasiado fuerte para los bares pequeños. Es como darnos un empujón para cerrar para siempre. No lo veo ni medio bien. Los hosteleros no somos los culpables de todo. Ahora mismo, no saco ni para gastos y encima me cierran», explicaba mientras bajaba la persiana de su establecimiento. Una persiana que no sabe si volverá a subir para atender a sus clientes, a la par que amigos. «Somos un bar de barrio sin aglomeraciones donde a diario entran ocho o diez personas a tomar algo y nos cierran y nos hunden».

También El Cafetín es uno de esos bares de toda la vida. Situado en Pola de Siero, su dueña, María José Souza, lleva tres lustros al frente del negocio tras haber trabajado en él por cuenta ajena durante varios años.

El martes, sin embargo, apagaba la luz sin saber qué sería de él, ya que sus ventas nunca se recuperaron «al cien por cien» del estado de alarma de marzo.

Joaquín Pérez hace un gesto de impotencia en El Lavadero, en Avilés.
 
Joaquín Pérez hace un gesto de impotencia en El Lavadero, en Avilés.

Souza logró allá por el 2005 rescatar El Cafetín, cuyas dimensiones van a juego con el diminutivo de su nombre, y aumentar la clientela. «Es para tomar un café y un pinchín y marchar», comenta la propietaria.

Según cuenta, el confinamiento la obligó a prescindir de su único empleado y reabrir tarde y sola en jornadas que se podían alargar hasta las quince horas. «Trabajo el doble y gano mucho menos», explica. Pero, desde el mes de junio, las ventas fueron «poco a poco» recuperando una cierta normalidad: «Así que, pasado un tiempo, saqué al chico que estaba conmigo del ERTE porque no podía más», recuerda.

Ahora, este segundo cierre obliga a Souza a repetir los trámites para meter a su trabajador de nuevo en el ERTE. «Conmigo ya veremos qué pasa. Estoy hablando con mi asesora», dice resignada.

Cuesta mantener la esperanza en que pase pronto. «No van a ser solo quince días», aventura. Y, pese al alivio fiscal propuesto por el Consistorio, la mayor parte del dinero se va a la luz y el alquiler de un negocio cerrado. 

José Martín, tras la barra precintada del avilesino Bar Alvi.
 
José Martín, tras la barra precintada del avilesino Bar Alvi.

Otro de los veteranos del sector es José Martín, uno de los hosteleros más conocidos de Avilés. Y es normal porque le avalan más de sesenta años tras la barra. Desde hace dieciséis, es el dueño del Bar Alvi, un pequeño negocio «de los de toda la vida» ubicado junto al céntrico parque de Las Meanas.

La pandemia le pilló en un momento complicado y estos meses ha luchado con fuerza para mantenerse a flote. Por eso el cierre de quince días decretado por el Principado le ha sentado como un jarro de agua fría. Un auténtico mazazo.

«Es muy complicado seguir por el buen camino si no dejan de ponernos obstáculos», confesaba con desánimo mientras atendía a los últimos clientes detrás de una barra que ha forrado de cintas y carteles:«Prohibido acercarse». «Económicamente, es una ruina porque tenemos que hacer frente a muchísimos gastos y sin ayudas económicas no tendremos ingresos. Pero lo peor casi es que nos está afectando a las relaciones sociales. Yo he perdido varios clientes de toda la vida porque no se han sabido adaptar bien a las restricciones o porque después de los cierres ya no vuelven por miedo», argumenta Martín, en cuyo bar caben apenas cuatro personas y no sabe qué hará cuando lleguen las lluvias y el frío. «Eso, si es verdad que solo son quince días y al final podemos abrir en Navidades».

Benjamín Jiménez, en el Seliquín, en Luanco.
 
Benjamín Jiménez, en el Seliquín, en Luanco.

Esta es la cruda realidad a la que se enfrentan todos esos negocios de hostelería pequeños y familiares, con poco espacio, a veces sin posibilidad de tener una terraza y con una clientela fija, a veces de gente mayor que tiene miedo a regresar a su bar de toda la vida.

«Por eso volver a cerrar es una incertidumbre tan grande, porque no sabemos si volveremos a abrir de nuevo y con nuestra edad a ver qué hacemos, irnos a pedir a la calle», aventura afligido Joaquín Pérez, dueño del bar El Lavadero, también en Avilés.

Su caso es particularmente difícil porque acababa de salir de una cuarentena por covid cuando se decretó el cerrojazo la hostelería. «Se me ha juntado una cosa con la otra. Ya parece que nada puede ir a peor».

«¿Que cómo lo veo? Mal», se desahoga Belén Rodríguez, dueña de La Belmontina, la clásica casa de comidas que lleva despachando en la ovetense calle del Águila desde 1954. «Pero qué otra cosa vas a hacer que cerrar cuando te mandan y volver con toda la fuerza después. Somos tres familias las que dependemos de este negocio», ahonda.

Fernando Armas, en su bar de la calle Mayor de Llanes. xuan cueto
 
Fernando Armas, en su bar de la calle Mayor de Llanes. xuan cueto,.

«Llevo cuarenta años con esto y, aparte de los que vivimos de aquí, me importan mis clientes. Somos una familia, amigos todos, y muchos ya han venido estos días a preocuparse por nosotros», indica acerca de la parroquia que suele acodarse en la peculiar barra por la que parece que no pasan los años.

«Intentamos cumplir con todas las medidas de seguridad que nos pusieron. Primero el aforo, luego las mesas, la barra… Todo, pero parece que no sirve», recuerda acerca de los últimos meses. «Aguantaremos lo que venga y, cuando podamos, abriremos por nuestros amigos», sentencia acerca de uno de los bares más clásicos de Oviedo.

Y,si la situación es límite para los que ya cuentan con una clientela consolidada, los nuevos en el sector aún lo tienen peor.

En diciembre hará un año que Benjamín Jiménez se hizo cargo de la gestión del bar Seliquín, en Luanco. Tras una vida dedicada a la hostelería, el año pasado decidió dar un paso más y ponerse a trabajar tras la barra de su propio negocio. Pero lo que debía ser una experiencia ilusionante se ha convertido en un quebradero de cabeza. «Al principio, estaba muy contento porque el bar tuvo muy buena aceptación, con mucho trabajo. Pero el cierre de marzo nos hundió», reconoce. 

La temporada de verano, en la que la villa gozoniega llega a triplicar sus habitantes, le permitió volver a levantarse. «Conseguimos sacar suficiente para tirar para adelante», afirma. Pero el anuncio del nuevo cierre supone «la ruina de los negocios. Muchos no volverán a abrir, porque es muy difícil»

María José Souza cierra las puertas de El Cafetín, en Pola de Siero.
 
María José Souza cierra las puertas de El Cafetín, en Pola de Siero. 

Jiménez había logrado adaptar su negocio a los nuevos horarios. «Nosotros funcionábamos más en la tarde-noche, pero te tienes que adaptar y comenzamos a abrir más por las mañanas. Hay que reinventarse. Pero, cuando parece que vas cogiendo el ritmo, el nuevo cierre te rompe los esquemas. Es volver a empezar desde cero», lamenta. Porque, además, «las ayudas son pocas y malas. Los ERTE se cobraron tardísimo». A pesar de todo, tiene claro que, en cuanto pueda, volverá a abrir. «Voy a tirar del carro, reducir gastos lo máximo posible, y mi ilusión es volver a abrir. Poco a poco».

Ymientras en Cangas del Narcea la hostelera Arisa Menéndez perdió entorno al 70% de su clientela durante el confinamiento y hoy vive sin saber «cuánto más se puede tensar la cuerda», en la calle Mayor de Llanes, se encuentra Fernando Armas, quien decidió en 2017 continuar con el negocio familiar tras el cierre del emblemático Café Pinín, fundado en 1884 y que pasó por manos de su padre y de su abuelo.

«Me metí en esto haciendo la obra desde cero y tengo una hipoteca encima. Íbamos bastante bien hasta lo de la covid», relata. La situación en el sector es ahora de «ruina total», denuncia el hostelero, que critica la escasez de las ayudas. «Me dan 250 euros y somos cuatro de personal. Es de risa», dice.

Así que, con 65 años y medio siglo a sus espaldas trabajando en hostelería, el llanisco ve cada vez más lejos la jubilación. «Tengo que seguir», asume como buen «optimista»:«Mientras haya salud, habrá que seguir peleando». Pero, si eso falla, «no hay plan 'b'», advierte el propietario del mierense bar Entrecopas, Antonio Celis, que se agarra como un clavo ardiendo a los argumentos que ofrece la asociación que agrupa a estos negocios en el Principado: «No hay focos en los locales. Nosotros contamos con todas las medidas para contener la expansión del virus, como mascarillas, geles o la prohibición de fumar en terrazas. Ahora habrá más reuniones en casa y es allí donde se crean puntos de riesgo». Al tiempo, vaticina que serán muchos los «compañeros» que no podrán volver a levantar cabeza y apunta que «hay mucha gente detrás que también lo va a pasar mal, como los proveedores». Los repartidores de bebidas, las tiendas de alimentos que sirven a la hostelería y otros muchos servicios se van a ver afectados. Nadie entiende esta medida. Nuestra clientela está más que enfadada. Y representamos el 9% del PIB en la economía asturiana, más que la minería en sus mejores momentos».


 

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