CALLEJEROS - Una adolescente finge haber sido vejada y violada por cuatro compañeros ,./ REVISTA CAMPO - LA MEJOR PUBLICIDAD TE LA DA UN CLIENTE SASTISFECHO - JESUS PEDRAZA CARNICERO,.
TÍTULO: CALLEJEROS - Una adolescente finge haber sido vejada y violada por cuatro compañeros ,.
Una adolescente finge haber sido vejada y violada por cuatro compañeros en Málaga,.
Tras seis meses de calvario para las familias, una juez archiva las denuncias contra los chavales y pide ir contra la chica,.
En el anuario del colegio aparecen los chicos felices. Trajeados
ellos, de largo ellas. Caras sonrientes, de ilusión. Es el día de la
graduación. Han terminado el Bachillerato. El adiós a un largo ciclo.
Muchos han compartido toda su vida juntos. Desde pequeñitos en el mismo
centro escolar. Esperan ahora Selectividad y la Universidad. Pero no
están todos. En las fotos faltan cuatro chicos y una chica.
¿Cómo reaccionaría si un día a su hijo lo detuviera la Policía por
una denuncia por haber acosado, agredido y violado a una compañera de
colegio? O si el juez le impusiera una orden de alejamiento que le
impidiera incluso asistir a clase. Su hijo. ¿Confiaría en él? ¿Lo
creería a pies juntillas? Pues eso le ha ocurrido a los chicos que
faltan en la foto. Ha sido el drama que durante medio año han tenido que
atravesar cuatro familias de Málaga. Sus vástagos, de 17 años, fueron
gravemente denunciados por una joven de la misma edad de su centro
escolar. Denuncia que después de un largo suplicio la Justicia ha
dictaminado como absolutamente falsa. Y que puede acarrear consecuencias
penales para su autora. Una juez de Menores acaba de pedir que se
deduzca testimonio contra ella tras sobreseer el caso que durante este
tiempo se ha seguido contra los chavales. Entre tanto, en las familias
afectadas han sido innumerables las noches sin dormir, se ha
multiplicado la ingesta de pastillas contra la ansiedad y se han
sucedido las visitas y los ingresos en el hospital.
Todo ha ocurrido en un centro educativo concertado del distrito de Teatinos en la capital malagueña. Días antes de la pasada Semana Santa,
una alumna de segundo de Bachillerato acude a la Policía para denunciar
a cuatro compañeros de curso por acoso escolar, acoso telefónico,
agresiones físicas y abuso sexual. Además de insultos, golpes y
empujones, manifiesta haber sido víctima de distintos toqueteos entre
las clases. En pleno Domingo de Ramos, los chicos son citados para
acudir al día siguiente a Comisaría. No les dicen por qué. Allí se les
comunica la denuncia que pesa sobre ellos y se les detiene, pasan varias
horas en el calabozo y han de prestar declaración ante un juez de
instrucción. No salen de su asombro. Porque no reconocen ninguna de las
acusaciones. Antes de ser puestos en libertad a las nueve de la noche se
les impone un alejamiento de 200 metros y cualquier tipo de
comunicación con la presunta víctima. La consecuencia es clara: no
podrán ir al colegio donde de manera necesaria coincidirían con la
presunta receptora de sus abusos. Precisamente el año en que tendrán que
enfrentarse a la Selectividad.
Pero quince días después, la niña amplía la denuncia. Esta vez, acusa
a tres de sus compañeros de haberla violado brutalmente en los jardines
del propio colegio. Bucal, vaginal y analmente. Noqueados y aturdidos,
pero convencidos ante el relato sin fisuras de sus hijos, los
progenitores de los niños comienzan entonces a trazar la estrategia de
defensa, que pasará por desmontar una a una las acusaciones. «Padres y
compañeros de clase han sido la mejor red de detectives posible»,
comenta a ABC una fuente cercana al caso. Ayudados por sus abogados,
inician una investigación que, según se duelen, no realizó de inicio la
Policía. «Nuestros hijos han pasado una pena de prebanquillo», afirman.
Así, uno de ellos, informático, detecta en una página antigua de la Red
las mismas fotos de hematomas presentadas como prueba de haber sido
agredida. Las ha sacado de internet. «Ése fue el principio de la luz»,
reconoce a ABC uno de los padres afectados.
También se comprueba que en algunos de los días en que la chica dice
haber sido agredida no había asistido a clase. Están los justificantes
firmados por su madre. Un docente asegura en el juzgado «sin ningún
género de dudas» que uno de los denunciados estaba en el comedor cuando
se produjo la supuesta violación. La geolocalización de los móviles de
los otros dos los sitúa a esa hora fuera del colegio.
El auto de la juez es demoledor desmontando el relato. Tiene también
en cuenta un estudio de evaluación de la muchacha —que nunca fue capaz
de declarar ante el fiscal—que tilda de «poco creíble» su testimonio.
Todo ha sido desmentido. Pero ha tardado. Afortunadamente, los chicos no
han acusado, al menos académicamente, el sufrimiento por el que han
pasado. Al no poder asistir a clase debido a la orden de alejamiento el
colegio, que activó rápidamente el protocolo de acoso escolar al saber
de la denuncia, puso a su disposición una academia privada a la que
durante este tiempo acudieron a diario. También les tutorizó tres tardes
a la semana. Todo son buenas palabras para el centro —que también ha
cuidado de seguir la escolarización de la niña en su casa— por parte de
los padres. Hoy tres van a la Universidad. Sin mácula.
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LA MEJOR PUBLICIDAD TE LA DA UN CLIENTE SASTISFECHO -
Su relación con el campo viene de antiguo. Ahora Jesús Pedraza,
que regenta una carnicería en Navalmoral, ha incorporado una máquina
expendedora,.
Jesús Pedraza Carnicero, foto.
Jesús Pedraza innova en su negocio: se trata de una máquina
expendedora ubicada en la fachada de su carnicería, que por un módico
precio ofrece la posibilidad de obtener tanto carne fresca como
embutidos. De hecho, Pedraza asegura que se trata de una iniciativa
única en la región.
Comenta que en su familia son de tradición ganadera, pero que usted decidió dar el salto al sector servicios...
Así es. Mi familia es ganadera, por lo que podemos decir que he
mamado esta profesión. En el año 1994 empecé a trabajar de carnicero en
diferentes tiendas y en 1996 me establecí por mi cuenta. Y hasta el día
de hoy. Nuestra actividad se centra en la adquisición y venta de carnes y
embutidos procedentes principalmente de nuestra propia ganadería. Esto
nos facilita el control en todas las fases del desarrollo de los
animales y nos permite ofrecer un producto de máxima calidad al
consumidor con todas las garantías.
Ahora ha incorporado a su establecimiento un dispensador de carne las 24 horas del día. ¿En qué consiste?
Efectivamente, somos pioneros en Extremadura y Navalmoral en esta
actividad que desarrollamos a través de máquinas expendedoras. Este tipo
de máquinas ya existen hace mucho tiempo, pero no de carne. El objetivo
es facilitar la compra de carnes y embutidos a personas que por su
trabajo u obligaciones no disponen de tiempo para hacerlo en el horario
comercial normal. Principalmente está dirigido a consumidores de fin de
semana que se juntan alrededor de un juego de rol o para ver una
película o un partido de fútbol, que no tienen nada para picar, que no
les apetece meterse en la cocina o que no disponen de tiempo para
comprar en horario comercial. Y todo ello sin que el precio supere los 2
o 3 euros, según el producto, puesto que está pensada, sobre todo, para
un público joven, de entre 18 y 30 o 35 años.
¿Cuantos puestos de trabajo mantiene su empresa en la actualidad?
De momento, cuatro.
Además procura adaptarse a los nuevos tiempos, con presencia en Internet...
Sí. Tenemos una página en Facebook, donde publicamos a menudo
imágenes e información sobre nuestras carnes, novedades y aficiones. No
es una página web profesional, pero nos mantiene en contacto con
clientes y amigos a través de la red.
También manifiesta que procura estar presente ante el consumidor a través de la publicidad. ¿Por qué?
Porque pienso que la publicidad es importante siempre que sea buena,
de hecho, a lo largo del año utilizamos prácticamente todos los medios
que operan en la zona. La mejor publicidad te la da un cliente
satisfecho, pero para llegar a todo el mundo hay que utilizar los medios
de comunicación.
Ya son muchos años dedicado al sector de la ganadería y la carnicería. ¿Recuerda alguna anécdota de su andadura?
Sí, principalmente una, porque además mi esposa se encarga de
recordármela de vez en cuando. Siempre íbamos a comprar al mismo sitio
morcilla de Guadalupe para nuestro consumo y un día mi esposa se empeñó
en comprar también para venderla en la carnicería. Yo no estaba de
acuerdo, convencido de que no tendría salida, pero ella insistió y hoy
es uno de nuestros productos estrella.
Estamos en tiempos de guerra de precios, de abaratar
los costes y por ende los precios de venta al máximo, pero usted
insiste en la importancia de la calidad...
Es que considero que es fundamental. A mis clientes y potenciales
clientes les diría que si nos distinguimos por algo, y ellos ya lo
saben, es por la calidad y selección de nuestros productos. Y que todo
esto es el fruto de muchos años de experiencia en el mercado de las
carnes.
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