lunes, 6 de abril de 2020

MAS QUE COCHES - Qué hacer con el coche inmovilizado por la cuarentena,. / Para Todos La 2 - Margarita del Val (CISC),. / Gigantes de La 2 - Fernando Grande-Marlaska Ministro del Interior ,. Jueves -9- Abril ,./ ¡ Atención obras ! - La muy mala suerte de Haydn

TITULO: MAS QUE COCHES - Qué hacer con el coche inmovilizado por la cuarentena,.


Qué hacer con el coche inmovilizado por la cuarentena,.

Hay que subir la presión del neumático si el vehículo no se utiliza. / POLO
Hay que subir la presión del neumático si el vehículo no se utiliza. /  foto,.

Desconectar la batería desconfigura el sistema, la ITV no caduca, pero el Seguro ha de estar en vigor,.


El estado de alarma no le viene bien ni a los humanos ni a los vehículos. Tener el coche en cuarentena sin moverlo puede generar problemas o fallos para cuando tengamos que usarlo.
Cierto es que los consejos que damos no podrán seguirlos todos los automovilistas, pues los que tengan el coche en la calle no pueden usarlo, salvo casos excepcionales, o que tengan que desplazarse para acudir a trabajos permitidos (sanitarios, limpieza, alimentación, periodistas, etc).
Para aquellos privilegiados que tengan cochera (el garaje no, porque es zona común) o que vivan en el campo, les convendría poner el coche en marcha una vez a la semana y moverlo algo, con el fin de que los neumáticos no estén siempre en la misma posición, ya que llegan a deformarse.
Antiguamente se desconectaba la batería y no pasaba nada, ahora con las modernidades perdemos todos los datos del vehículo, precisando el código de la radio y lo que es peor, se desconfigura todo, necesitando resetear el sistema, lo cual solo puede hacerlo un taller con la tecnología del modelo.
La presión de los neumáticos debe ser como 0,5 bar por encima de lo recomendado, sin olvidar la de repuesto (si tiene), pues al no usarlo se pierde algo de aire.
El depósito de combustible debe estar por encima de la media de capacidad, ya que si está casi agotado hay más posibilidades de que aspire suciedad al arrancarlo.
Cuando usemos el vehículo, el lugar donde más virus se pueden acumular es en el volante y en la palanca de cambios. Convendría pasar un gel desinfectante.
Sepa que si la ITV le ha caducado se prorroga hasta que finalice el estado de alarma, no así el seguro, que debe estar en vigor,.

    TITULO: Para Todos La 2 -Margarita del Val (CISC),.


Margarita del Val (CISC),.

"La primera oleada del coronavirus tiene que llegar a cero y luego veremos si podemos abrir el país", fotos,.

Espejo Público - La doctora Margarita del Val (CSIC)... | FacebookLa doctora Margarita del Val (CSIC) trabaja en primera línea contra el coronavirus. Del Val se dedica a investigar cuál es la inmunología que se genera contra el virus y ahora está intentando entender qué sucede en los pacientes que se recuperan para ver qué tipo de inmunidad tienen y cuáles están asociadas a una mejor evolución. De este modo podrán orientar el desarrollo de vacunas, explica.

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Del Val pone de relieve que tras superar cualquier infección se crea una inmunidad, ya que el sistema inmunitario genera una respuesta muy explosiva a algo que es nuevo. No saben hasta qué punto esa respuesta es protectora, en el caso del SAR, recuerda que la inmunidad duraba unos años. Afirma que quienes se hayan contagiado estarán al menos parcialmente protegidos y aunque pudieran contagiarse, los síntomas serían mucho más leves.
El inductor de que el organismo genere una respuesta exagerada en el sistema inmunológico ante el coronavirus es una proteína del COVID-19. El factor de virulencia del COVID es que la proteína puede inducir una respuesta inflamatoria exagerada. A algunos les coloniza más el pulmón que a otros. Del mismo modo que hay personas en las que el virus traspasa la barrera de la garganta y llega al pulmón.
Cuenta que a partir de los 60-65 años las mujeres tienen una respuesta al COVID-19 más adaptativa, mientras que los hombres se especializan más en la respuesta inflamatoria. "Esto puede explicar que haya más hombres con tormenta inflamatoria en el pulmón", destaca.
Le cuesta mucho hablar de plazos en cuanto a la creación de una vacuna. Subraya además que "tenemos un montón de infecciones para las que los investigadores no han podido encontrar vacuna como el SIDA". "A lo mejor no la encontramos, no nos vamos a crear falsas esperanzas", señala.
Reconoce que a todo el mundo le ha pillado la pandemia por sorpresa porque nadie lo ha vivido antes. Lo de pensar en una segunda oleada en septiembre, octubre o noviembre no tiene por qué ser así, según la del CSIC. Recuerda que en Hong Kong levantaron la cuarentena a primeros de marzo y a las 3 semanas tuvieron que volverla a imponer porque con unos pocos importados se volvió a reproducir la ola de contagios ascendente. "Hay que bajar hasta cero la primera oleada de verdad y luego pensaremos si podemos abrir el país. En otros países la segunda oleada ha sido de casos importados, no por cambio de estación", advierte.
"Tenemos que ser muy conscientes de que los contagios tienen que llegar a cero", afirma. Los investigadores se fijan en China. Tras dos meses en cuarentena, "allí los habitantes empezaron a salir muy poquito a poquito con un trazado muy importante de los contactos de las personas para poder avisarles si alguien había contraído el virus".


TITULO:   Gigantes de La 2 -  Fernando Grande-Marlaska Ministro del Interior  ,.  Jueves -9- Abril ,.

 

Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2  Jueves -9- Abril ,.  - 23:50 de Televisión Española. Presentado por Mari Cruz Soriano,.

   Fernando Grande-Marlaska Ministro del Interior ,.


Este Gobierno no tiene ningún motivo para arrepentirse de nada»

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en su despacho antes de que se decretara el estado de alarma./Óscar Chamorro
 El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en su despacho antes de que se decretara el estado de alarma. 

El ministro se niega a fijar un horizonte para acabar con el confinamiento y guarda silencio cuando se le pregunta cómo será España este verano,.


Es, probablemente, el ministro más influyente del Comité de Gestión Técnica del Coronavirus, el selecto grupo que asesora al presidente del Gobierno en la mayor crisis de la historia de la democracia. Grande-Marlaska defiende a capa y espada la gestión del Ejecutivo durante la pandemia, hasta el punto de parecer ofenderse cuando se le pregunta por la autocrítica. El titular de Interior niega bandazos del Gobierno, niega imprevisión y asegura que todas las decisiones del Ejecutivo estos días son exclusivamente producto de seguir las indicaciones de los científicos.
-¿Qué le pasó por la cabeza cuando escuchó que España se convertía en el segundo país con más contagiados notificados del mundo?
-Habrá que esperar a tener datos de la pandemia a nivel mundial para saber exactamente cuál ha sido la afectación en cada uno de los países. Tenemos metodologías distintas. Hay que ser muy cuidadosos en las comparativas entre países.
-¿Cuándo perdió España la oportunidad de aplanar la curva como hicieron Japón o Corea del Sur? ¿Cuándo perdimos la oportunidad de no convertirnos en Italia?
-No. No hemos perdido nunca la oportunidad de aplanar la curva. Todo lo contrario. Las circunstancias en cada país son distintas. El virus es muy complejo en su estructura hasta el punto que se dice que ha tenido una mutación desde que apareció en Asia.
-¿Qué no debería repetir el Gobierno si volviésemos, por ejemplo, al 15 de febrero?
-Es que no tengo ninguna razón para arrepentirme de nada ni este Gobierno tiene ningún motivo para arrepentirse de nada. Este Gobierno ha seguido desde el primer momento los criterios médicos y científicos exclusivamente. En crisis sanitarias de esta entidad el criterio científico es prevalente. Ahí sí que no hay ninguna posibilidad de actuar en contrario. No hay nada de lo que arrepentirse.
-¿Ni siquiera de no haber cerrado las fronteras con Italia entonces cuando ya se veían la gravedad de los brotes?
-Tampoco es que Italia en el mes de febrero tuviera una problemática manifiesta… El 15 de febrero no había una situación de una gravedad manifiesta en la Unión Europea. Y somos Unión Europea.
-Vale. ¿Pues no se arrepiente de no haber cerrado las fronteras con Italia el 1 de marzo?
-Es que adoptamos las medidas necesarias en los momentos precisos. Es cómo decir que la UE falló.

LAS FRASES:

Fin del confinamiento.
«Volveremos a la normalidad con un desescalamiento para evitar nuevos brotes»
Pruebas rápidas.
«España, a día de hoy, es el país que más test realiza sobre posibles contagiados»
Manifestaciones.
«No hubo ni una sola objeción de ningún experto a que se celebraran eventos masivos el 8-M»
Mea culpa.
«¿Genera algún tipo de satisfacción que yo reconozca algún error o haga alguna crítica?»
-Fin de semana del 8 de marzo. No solo hubo las manifestaciones del día de la mujer, sino infinidad de partidos y otros eventos multitudinarios. ¿De verdad que ni uno solo de los expertos puso objeción ninguna para que se celebraran esos actos a pesar de que la OMS ya había advertido a todo los Gobiernos de la gravedad de la epidemia?
-No hubo ni una sola objeción de ningún experto ni de la autoridad médica a que se celebraran eventos masivos ese fin de semana. ¿Usted cree que si hubiera habido alguna advertencia de alguna autoridad internacional, nacional o autonómica contraria a la celebración las diferentes administraciones en su ámbito competencial lo hubieran permitido?
-Pero horas antes la OMS sí que alertó de la gravedad de la pandemia.
-Las advertencias sobre la gravedad las teníamos, si usted quiere, desde enero, desde que vimos lo que estaba pasando en China. Otra cuestión son las medidas que se deben tomar atendiendo al criterio de las autoridades científicas y sanitarias.
-Si desde enero se conocía la gravedad de la situación ¿por qué España no empezó a comprar material entonces?
-¿Y por qué no empezó a comprarlo Italia?
-Pero yo estoy preguntándole a un ministro de España, no de Italia.
-Lo digo porque tiene la misma razón de ser en un sentido que en otro.
-¿Mal de muchos consuelo de tontos?
-No. No es eso. Las decisiones se adoptan conforme a las circunstancias y datos que tienes en ese momento. Lo importante es que hemos sido capaces de dotarnos de los medios materiales y personales necesarios para enfrentarnos a una crisis de gravedad manifiesta.
-Pero España solo salió a los mercados internacionales tras la declaración del estado de alarma.
-Eso no es real. Esto es un tema global de afectación mundial. La demanda ha sido importantísima durante esta crisis provocada por el coronavirus.

-Siempre que le han preguntado durante esta crisis usted ha dicho que sí, que el Gobierno siempre hace autocrítica. ¿Me puede decir un caso concreto de esa autocrítica? ¿Reconoce algún error concreto?
-¿Genera algún tipo de satisfacción que yo reconozca algún error o haga alguna crítica? ¿Nos tenemos que regodear en un pequeño error, en una pequeña deficiencia o en una pequeña falta de coordinación? Eso pasa en todos los ámbitos en el día a día. Lo importante es poner todas las energías en resolver la cuestión, no en regocijarnos en esos errores. Igual parezco intransigente, pero mi ocupación y preocupación ahora es que volvamos a la normalidad en el menor tiempo posible. ¿Por qué no hablamos que después de casi tres semanas estamos reduciendo los contagios de un nivel del 24% al 7%? ¿Por qué no hablamos de que la carga hospitalaria se está reduciendo? ¿Por qué no hablamos de que tenemos el índice más importante de personas recuperadas?
-Pero también habrá que hablar de que somos el segundo país del mundo en fallecidos y contagios contabilizados.
-Hablaremos de esos números cuando todo termine y sepamos cómo ha contabilizado todo el mundo.
-¿Pero a día de hoy España sabe realmente hasta dónde está llegando la pandemia de coronavirus? ¿Somos rigurosos con las cifras o se están infravalorando?
-España está siendo un país absolutamente transparente. España, a día de hoy, es el país que más test realiza sobre posibles contagiados.
-Primero el Gobierno dijo que rechazaba el estado de alarma, luego lo activo. El Ejecutivo le dijo a Torra que no había que endurecer el confinamiento pero después cambió de opinión ¿Entiende que la población esté desconcertada con tanto golpe de timón?
-No creo que haya habido ningún golpe de timón. Nosotros, insisto, nos hemos sustentado siempre en criterios de la autoridad científica en cada decisión. En cualquier caso, no vamos a hacer confrontación política. Eso vendrá después, cuando le pongamos coto al virus.
-El presidente anunció ayer la prórroga del estado de alarma ¿Hasta cuándo cree que se puede extender el confinamiento?
-Hasta que dictaminen los científicos y los médicos. Lo que tenemos que tener claro es que cuando volvamos a la normalidad será con un desescalamiento para evitar nuevos brotes. Tenemos que tener la seguridad de que no hay riesgo para la salud de los ciudadanos. Pero que nadie dude de que ya se está trabajando. Los técnicos ya están prediciendo escenarios para poder decidir la mejor forma para retornar a la normalidad con éxito.
-¿Qué condiciones deberían darse para esa desescalada del confinamiento?
-La primera premisa para estudiar rebajar las medidas es que el nivel de propagación del virus esté controlado y sea muy bajo. Hay que evitar a toda costa el riesgo de ir marcha atrás.
-¿No podemos ponerle un horizonte a los españoles?
-Insisto, eso lo tienen que valorar los expertos viendo mil consideraciones: propagación del virus, estado del sistema de salud… tenemos ya mucha gente trabajando en los diferentes escenarios, pero todavía es pronto.
-En Italia estudian dejar salir a los niños y a la gente a hacer deporte.
-Nosotros estamos haciendo el seguimiento de la realidad española. Esto no se trata de copiar miméticamente a nadie.
-¿Habría que empezar a pensar que las vacaciones de este verano no van a ser normales?
-Hay que ir día a día.
-¿Le está sorprendiendo el comportamiento de la sociedad española durante el confinamiento? ¿Para bien o para mal?
-Para bien. Si duda para bien. Aunque no está sorprendiéndome la actitud de los españoles. Estoy acostumbrado a ver comportamientos heroicos de la ciudadanía en los momentos más difíciles. La sociedad española tiene que saber que con ese esfuerzo de confinamiento se salvan muchísimas vidas.
«Estamos informando en esta crisis de una forma adecuada»,.
-¿Entiende el malestar de la oposición con la actuación del Gobierno?
-Creo que estamos informando de forma adecuada a los partidos, a la oposición, a las instituciones y a la ciudadanía. Lo que es evidente es que estamos en unas circunstancias extraordinarias en las que las medidas se adoptan en una secuencia temporal diferente. Estamos dando explicaciones en el pleno del Congreso, en la Comisión de Sanidad, en distintas comparecencias o el presidente con los presidentes autonómicos. No se puede ser más transparente.
-¿Los ministros tienen orden del presidente de no responder a las críticas de la oposición?
-Tenemos la indicación concreta del presidente del Gobierno de trabajar, trabajar y trabajar. Y ahora de una forma específica para acabar con el virus. En cualquier caso, ya lo he dicho antes, no es el momento de la confrontación política. Ese momento llegará cuando hayamos acabado con esta pandemia.
-¿Por qué cree que se ha instalado la impresión de que hay dos Gobiernos en uno durante esta crisis?
-Quizás porque no estamos acostumbrados a un Gobierno de coalición, pero puedo asegurar que trabajamos con un único objetivo y una única palabra. Esta habiendo una perfecta coordinación durante esta crisis. Sumamos sensibilidades también ahora.
-En las encuestas que han aparecido no reciben buena nota de la ciudadanía sobre la gestión de la crisis. ¿A qué cree que se debe?
-No se puede valorar nada todavía. Esperemos al resultado final, que seguro que será positivo. Estoy convencido de que tendremos éxito y será el momento del balance y del examen. Todos juntos vamos a doblegar al virus y lo vamos a hacer de forma rápida. Y entonces analizaremos la gestión.
-Ponga nota a la gestión del Gobierno ante la pandemia.
-Dejo que se la ponga la ciudadanía española cuando venzamos al virus entre todos.

   TITULO: ¡ Atención obras ! - La muy mala suerte de Haydn,.

Haydn | figueredop La muy mala suerte de Haydn,.

foto / Hace unos años entré en una inmensa tienda de discos de Los Angeles y encontré todo el ámbito ocupado por una música que no parecía de este mundo. Flotando en aquella ciénaga de belleza que me era desconocida por completo, me acerqué casi en puntillas al dependiente encargado de alimentar la música del ambiente y le pregunté con el alma en un hilo qué disco era ése, tan parecido sin duda a los que se escuchaban los domingos en el cielo. Era La creación, de Haydn. La revelación fue para mí un golpe de gracia, pues desde muy joven, cuando la música se me convirtió en algo tan indispensable para vivir como la comida misma, había tratado de borrar a Haydn de mi pensamiento por una razón que ninguno de mis amigos melómanos me quería perdonar: lo consideraba uno de los pocos músicos que infunden la mala suerte. El otro -que todavía no ha podido demostrarme lo contrario- es Héctor Berlioz.Tan arraigada es esa superstición, que el viaje más terrorífico que he hecho en avión fue uno de Barcelona a Nueva York, en un jumbo cuyo programa de música tenía como plato fuerte a Harold en Italia, de Berlioz. Yo no conocía la pieza, por supuesto, pues la mala sombra del gran músico francés empezó a inquietarme desde mucho antes de que escuchara algo suyo. En realidad, no empezó por su música, sino por la imagen que me formé de él cuando vi por primera vez la célebre caricatura en que aparece dirigiendo una orquesta, entre cuyos instrumentos hay un cañón de guerra. La idea le vino tal vez al caricaturista por la sonoridad cataclísmica que Berlioz quiso darle a su orquesta mediante el recurso, no siempre eficaz, de auirientar el número de instrumentos, hasta el extremo de que para la ejecución de su Réquiem se necesitan cuatro orquestas suplementarias de instrumentos de metal. La sola visión de aquel dibujo me infundió tal terror por la música de Berlioz, que es, sin duda uno de los grandes creadores de todos los tiempos, como lo atestiguan tantos tratadistas que saben muy bien lo que dicen.
Por no conocerlo me dejé llevar por la melodía fragante que encontré en los auriculares durante aquel vuelo a Nueva York, y sólo cuando concluyó me enteré por el anunciador que era Harold en Italia. Lo había escuchado completo, y, además con un gran deleite, y a partir de aquel momento no pude seguir oyendo música, sino que permanecí pendiente de los cambios en los mínimos ruidos del avión, en sus movimientos menos pensados, y hasta repasé de memoria las instrucciones para el caso de accidentes en el océano, instrucciones que tantas y tantas veces les hemos oído a los auxiliares de vuelo sin ponerles la menor atención. Todo parecía indicar que el maleficio de Berlioz estaba conjurado, pues el cielo era diáfano hasta el infinito y la nave enorme parecía suspendida en el aire como un magnífico hotel de tierra. Sin embargo, al aproximarnos a Nueva York, el comandante anunció que las condiciones del tiempo no permitían el aterrizaje inmediato, y debíamos volar en círculos sobre la ciudad hasta que fuera posible. La verdad es que dimos vueltas durante tres horas -además de las siete que ya habíamos volado desde Barcelona- y luego aterrizarnos en Boston para reabastecernos de gasolina, y volvimos a dar vueltas sobre Nueva York durante otras cuatro horas. No éramos los únicos, desde luego: por la ventanilla veíamos los otros aviones que esperaban su turno para bajar, y nos preguntábamos de qué sutil azar dependía el que no tropezáramos todos como un colosal fichero de dominó. A mí no me cabía la menor duda de que aquel contratiempo inconcebible se lo debíamos al hechizo de Berlioz, y lo único que me preguntaba mientras seguíamos girando en el cielo era si la mala sombra no sería tan intensa como para impedimos aterrizar sanos y salvos.
La superstición de Haydn, en cambio, venía de conocerlo bastante bien. Admiraba y sigo amando su música de cámara, pero me parecía que no podía ser benefica su afición por ciertos trucos que no tenían nada que ver con su arte. No podía soportar que en la mitad de una sinfonía ordenara un golpe de timbales que tronaba como un cañonazo sólo para despertar a la audiencia dormida, que hubiera hecho otra sinfonía para ser ejecutada con instrumentos de juguetes de niños, y que para recordarle a su príncipe la penosa situación económica de sus músicos hubiera hecho otra sinfonía en que los ejecutantes apagaban la vela de sus atriles y se retiraban uno tras otro de la escena, hasta que la orquesta quedaba exhausta y la sala en tinieblas. Esas cosas que a la edad de hoy nos parecen simples tomaduras de pelo, a las cuales tiene todo el derecho un artista del tamaño de Haydn, parecían insoportables en la juventud. Para decirlo con un término venezolano de la más alta expresividad, parecían cosas pavosas. Es decir: que por ser tan feas llevaban consigo la mala suerte, como las plumas de pavorreales en los floreros, como comer mondongo en copa o hacer el amor con las medias puestas. El hecho es que el descubrimiento casual del oratorio La creación arrasó de raíz con mi superstición contra Haydn, entre otras cosas, dicho sea de paso, porque la belleza en sus expresiones más altas es el conjuro más eficaz contra la mala suerte.
De todos modos, estas tendencias primarias suelen manifestarse en todos los medios y oficios, y lo que más me interesa no es hablar de ellas, sino de las relaciones que los amantes de la música sostienen con los compositores consagrados. Un amigo cuya cualidad más asombrosa es que detesta a Mozart ha dicho sin que le tiemble la voz: "Mozart no existe, porque cuando es malo es mejor oír a Haydn, y cuando es bueno es mejor oír a. Beethoven". Hay quienes no quieren oír hablar de Rachmaninof porque les parece un cursi -y lo peor de todo: un cursi tardío- y en cambio hay otros aficionados muy respetables que lo consideran como uno de los grandes. Entre otras razones muy justas, porque su sensibilidad está a muy pocos centímetros de los boleros tropicales, entre cuyos fanáticos nos contamos muchos de los escritores -buenos y malos- de este lado del mundo y parte del otro.
Durante muchos años, el machismo latino había repudiado a Chopin con el argumento inevitable de que la suya era música para maricas. Aparte de que no hay ninguna prueba de que los maricas tengan peor gusto que quienes no lo son, hoy no parecen ser muchos quienes se atrevan a negar que Chopin es uno de los más grandes músicos de todos los tiempos. Tanto, que se le reconoce su grandeza a pesar de la orquestación deplorable -por decir lo menos- de sus dos conciertos para piano. Beethoven, con su creatividad inagotable, hubiera sido sin duda en estos tiempos uno de los autores más solicitados para hacer música para películas en Hollywood. Sin embargo, conozco a una señora muy inteligente y seria que lo repudió para siempre cuando supo que olía tan mal que en sus conciertos había que tener muy, buen estómago para ocupar la primera fila. Brahms -que para mi gusto es uno de los más grandes- me merece todavía mucho mayor respeto por haber sido pianista en un burdel de Hamburgo. Tengo un amigo, fanático de Béla Bartók, que estuvo a punto de matar a alguien cuando dijo que su primer concierto para violín -que ahora pasa a ser el número dos- era en realidad un concierto para gato y orquesta. Ernest Chausson, por su parte, suscita una ternura muy honda, no, sólo por el lirismo de su música, sino por el hecho triste de que murió atropellado por una bicicleta.

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