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DESAYUNO CENA FIN SABADO - Si se salvan las librerías nos salvamos todos», coinciden autores y editores ,. ,
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Si se salvan las librerías nos salvamos todos», coinciden autores y editores ,.
DÍA DEL LIBRO
«Estoy
tan preocupado por la pérdida de la salud como por la merma de las
libertades públicas», dice Santiago Posteguillo ante una fiesta del
libro digital
Las
librerías son el primer rompeolas ante los crueles embates del
coronavirus en el castigado sector del libro. Libreros, editores y
autores saben que si las salvan, se salvan todos. Hay casi 4.000 en toda
España y no lo tienen fácil. No abrirán sus puertas en este Día del
Libro, una fiesta que se traslada al 23 de julio, con un Sant Jordi de
vocación nacional. Al lector y a las administraciones apelan para
salvarlas autores como Santiago Posteguillo y editores como Enrique
Redel, que afrontan con relativo optimismo una fiesta del libro virtual.
Será
un día «triste y digitalmente muy activo» para Posteguillo, ganador del
Premio Planeta 2018 y que ahora graba vídeos «como loco». «Salud y
libertad» será el saludo de un autor que no se deja vencer por el
pesimismo, y dice estar tan preocupado por la pérdida de la salud como
por la merma en las libertades públicas. Se cita con el lector a través
de una ventana digital que también le suscita dudas. «Nada de lo que
pasa en estos días es una bendición, más allá de lo que sea salvar
vidas. La ventana digital es un parche, como apunta Manuel Vilas. Como a
él, no me parece bien que una cosa sustituya a la otra. El objetivo no
debe ser nunca ir a una nueva realidad, sino recuperar la realidad que
teníamos», dice el autor de 'Yo, Julia'.
Como los supermercados
«La
normalidad ha cambiado no por el coronavirus y sí por la decisiones que
se han tomado en relación al mismo. Asignemos a cada cual su
responsabilidad», pide el escritor. «Es importante que las libertades se
recuperen y se mantengan, que vuelvan a donde estaban y que, por
supuesto, eso sea compatible con todas las medidas sanitarias necesarias
para salvaguardar la vida de las personas», agrega.
Cree
Posteguillo que las librerías debían estar hoy activas. «De nuevo el
Gobierno, y me da igual del color que sea, se llena la boca diciendo que
la lectura es algo esencial. Pero cuando lo podía demostrar con el BOE,
deja claro que la lectura no lo es». «Han cerrado las librerías, que en
mi opinión deberían estar abiertas. Si queremos que la gente lea, y
decimos que la cultura es tan importante, abrámoslas como las farmacias y
los supermercados».
La gestión del Ministerio de Cultura «no ha
sido ni es acertada», según Posteguillo, que con la excepción de Jorge
Semprún, no salva a «ninguno» de los titulares que ha tenido este
departamento en cuarenta años de democracia.
«El lector será quien nos saque a flote, como en la crisis de 2008», afirma el editor Enrique Redel
«No paramos. Trabajamos sin mucha recompensa
a corto plazo y poniendo el parqué para que cuando podamos volver a
bailar haya un suelo que nos sostenga», dice Enrique Redel, editor de
Impedimenta, selecto sello independiente que publica entre 25 y 30
libros al año y que quizá este ejercicio no llegue a los 20. «Me miro en
el espejo de 2008, la gran crisis que teóricamente se nos iba a llevar
por delante. Los lectores apoyaron entonces a editoriales pequeñas como
la nuestra y desecharon el gran consumo. El lector será quien nos
permita seguir adelante como ocurrió entonces», vaticina.
Estima
que si se salvan las librerías se salvará el sector. «Los libreros son
el eslabón más débil de la cadena. El primer rompeolas. Si se rompe,
editores, autores, distribuidores, y traductores vamos detrás. Es en las
librerías donde hay que centrar la solución del problema. Si a ellas
les va mal, palmamos todos», insiste Redel. Tiene muy claro que parte de
la solución a la crisis «serán las ayudas públicas para reflotarlas».
Que si capean el temporal «lo haremos todos». Reconoce que la situación
es «extraña y difícil», pero que a diferencia de 2008 «la gente tiene
ganas de que esto acabe
Sus redes bullen de actividad, como todas
en el mundo del libro. «Desde los cuarteles de nuestras casas tratamos
de inyectar optimismo y queremos creer que dentro de poco volveremos a
reunirnos en las librerías, qué es donde deberemos estar con propuestas
de todo tipo», afirma Redel.
«Paradójicamente, ahora estamos más
juntos que nunca y cuando esto pase, la gente va a tener mucho hambre de
contenidos de calidad», dice detectando una situación de «comunidad
potentísima» entre todo el sector. «Esperamos que llegue a buen puerto
la alegría que transmitimos. También esto pasará y volveremos a una
cierta normalidad. Todo tiene remedio menos la muerte».
«El futuro de los libreros de barrio y de los pueblos está seriamente amenazado»,.
«Muchas
de las casi 4.000 librerías españolas están amenazadas de cierre si no
llegan las ayudas públicas». Lo dice Miguel Barredo, presidente de la
Federación de Gremios de Editores y Libreros, que ha puesto en marcha la
campaña #GraciasLibro para agradecer al lector y al sector sus
esfuerzos. Las librerías más amenazadas son las de barrio, las de
proximidad y las de zonas rurales, «que están en serio peligro de
desaparecer, más si tenemos en cuenta que un tercio de la industria es
el sector educativo y hay que ver cómo están las cosas en ese ámbito»,
recuerda
El Sant Jordi del año pasado facturó más de 22 millones
de euros en libros y «este 23 de abril los ingresos serán cero», destaca
Barredo. El reto es recuperarlo en julio «si lo permite la
desescalada». «Queremos que Sant Jordi sea una fiesta nacional y
trasladar a esa jornada un gran Día del Libro para todo el país. Nuestro
reto es que sea más activo que nunca. Será lo que seamos capaces de
lograr», dice Barredo, que está a la espera de la respuesta de Hacienda
al SOS de sector.
«En este Sant Jordi estaré triste por no poder
celebrarlo en la calle, aunque contento porque la materia prima de
nuestro trabajo, el libro, sea un magnífico compañero en momentos de
confinamiento. Ahora se ratifica, se redescubre o se descubre el valor
de la lectura».
Hoy la normalidad sería para Posteguillo estar en
Barcelona firmando libros. «Puedo seguir con mi actividad, pero ahora
vendo un 15% menos de lo que hubiera vendido en una situación normal.
Nadie me compensará por ello, como tantos otros profesionales que han
visto interrumpida su actividad».
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