domingo, 13 de octubre de 2013

EL PERIODICO LA RAZÓN, Se llevan los ojos rasgados,./ HOY CORAZÓN, El marcaje de los padres,.

TÍTULO; EL PERIODICO LA RAZÓN, Se llevan los ojos rasgados,

  1. Era cuestión de tiempo que Asia terminara imponiendo su poder y estética en el mundo de la moda. Si China y Japón constituyen los ...

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    Se llevan los ojos rasgados

    China y Japón son la cuna de las nuevas top. La tendencia no acaba ahí: creadores asiáticos toman las riendas de grandes firmas como Balenciaga y Hugo Boss

    Se llevan los ojos rasgados
    Era cuestión de tiempo que Asia terminara imponiendo su poder y estética en el mundo de la moda. Si China y Japón constituyen los principales clientes del mercado del lujo, al acaparar el 40% de las ventas mundiales, es normal que decidan cómo y quiénes quieren que les vistan. Sin hacer demasiado ruido, han marcado las reglas del juego en esta lucrativa industria. Cada vez más campañas publicitarias tienen como protagonistas a jóvenes de ojos rasgados y rostros de porcelana.
    Las pasarelas también comienzan a familiarizarse con caras completamente desconocidas hasta hace bien poco y de nombres impronunciables para la mayoría de occidentales. Du Jan es ya una veterana. Fue la primera supermodelo china en triunfar fuera de sus fronteras tras posar para Roberto Cavalli y Giorgio Armani. Su compatriota Shu Pei no se queda atrás después de haber firmado un contrato multimillonario con la cosmética Maybelline. Las surcoreanas So Young-Kang y Lee Hyun y la japonesa Tao Okamoto también han alcanzado una fama insólita. 'Biblias' de la moda como 'Vogue', 'W Magazine' y 'Harper's Bazaar' se han rendido a la evidencia y entregado sus portadas a Liu Wen. La top china por excelencia ha pasado de ser la cenicienta a plantar cara a Alessandra Ambrossio y Gisele Bündchen. Es uno de los rostros claves en la conquista asiática. Según Forbes, es la quinta modelo que más factura del planeta: más de cuatro millones de euros anuales. 'Elle' disparó la popularidad de Ming Xi, tras reclutarla Riccardo Tisci, director creativo de Givenchy, y Xiao Wen Ju es la imagen preferida de Kenzo y una de las niñas mimadas de Marc Jacobs. Casi todas proceden de familias de buena cuna y viven un gran momento, pero seguramente lo mejor, para ellas, está todavía por llegar.
    Con los mercados europeos de capa caída, los intereses económicos marcan la hoja de ruta de la industria fashion. Chanel, la firma de lujo más rica, ha prescindido de las habituales estrellas en su campaña de otoño. Chiharu Okunugi, que ya ha desfilado para Dior y el libanés Elie Saab, y Soo Joo, fija en las pasarelas de Gaultier y Armani, protagonizan sus anuncios de estética futurista.
    Junto a la británica Ashleigh Good, desafían la gravedad encapsuladas en naves espaciales. Esta estrecha relación marca un punto de inflexión. Hasta hace poco las modelos asiáticas estaban consideradas de segunda fila y solo participaban en eventos relacionados con temáticas orientales. Pero se acabó la tiranía de las jóvenes rubias, de ojos azules y rostros blancos. Comienzan a imponerse las pieles delicadas. La pareja de diseñadores canadienses Dsquared2 envuelve en terciopelo, insinuantes transparencias y esmóquines a cinco mujeres. Todas con aires de 'femme fatal' y asiáticas. Tampoco hace falta disfrutar de una vista de lince para advertir los rasgos orientales en los ojos de la modelo que se oculta tras las gafas de Etro.
    Puede que sea frívola, pero la industria de la moda no vive en Babia. Sabe muy bien a quién se dirige y, sobre todo, con quién se las gasta. Pese a que los consumidores chinos se dejaron el año pasado un 7% menos en la adquisición de productos exclusivos, las pasarelas de Milán, Nueva York, París y Londres tienen puesto el ojo allí donde saben que pueden hacer negocio. China es, por ejemplo, el país donde más vende la italiana Prada. Representan un sector con un volumen de compras tan colosal que cualquier cambio en sus ritmos o preferencias de consumo transforma el mapa global del lujo. Sus gustos han obligado a las grandes marcas a rediseñar sus estrategias y adaptar el estilo sin perder su esencia. El 60% de los casi 60.000 millones que gastan al año los chinos en lujo lo hacen como turistas fuera de su país. Por eso, les abren las puertas en todos los sitios. Incluidas en las tiendas de Loewe. La empresa española, perteneciente al grupo francés de Louis Vuitton, asegura crecer a ritmos de dos dígitos «gracias a los compradores de China», pero también por el amor que los clientes de Japón, Taiwan y Corea sienten por las pieles españolas.
    Los escaparates de la exclusiva Faubourg Saint-Honoré, donde se sitúa la 'milla de oro' de la capital parisina, también hacen un guiño a los bolsillos más acaudalados. Los maniquíes reproducen facciones asiáticas. Que casi 40 años después de su incursión en la industria textil, ningún colega desbanque a Armani como el diseñador más rico del mundo posiblemente tenga mucho que ver con el carácter visionario del italiano al ser de los primeros en abrir establecimientos en China.
    Protegido de Anna Wintour
    Detrás del enorme poder que atesoran algunos modistos asiáticos prevalece su habilidad para interpretar los estilos de sus compatriotas. El relevo generacional del diseño norteamericano mira a Oriente con la camada que encabezan Derek Lam, Phillip Lim y Prabal Gurung. Casualidad o no, figuran entre los favoritos de la primera dama estadounidense, Michelle Obama. Sin embargo, el californiano Alexander Wang, hijo de taiwaneses, ha sido el que ha dado el gran pelotazo al tomar el relevo de Nicolas Ghesquière en la mítica Balenciaga. Wang mantiene el legado del maestro guipuzcoano con sus frunces, drapeados y cortes geométricos. Wang, que compagina el puesto con el trabajo al frente de su propia firma, siempre ha contado con el apoyo de Anna Wintour y su cotización ahora mismo está por las nubes.
    Jason Wu también ha removido los cimientos de la industria al tomar las riendas de la división femenina de Hugo Boss. Al taiwanés de 30 años no le tembló el pulso al revelar su intención de desarrollar una colección «fuerte» para que su línea de prêt-à-porter «goce de la misma autoridad» que ya posee la marca en «prendas masculinas». Con los creadores trazando estilo, todo apunta a que el siguiente paso del gigante asiático será dotarse de su fondo de armario. De momento carece de etiquetas propias, pero China ya se ha lanzado a la caza de pequeñas firmas para convertirse en productor y dominar el mercado internacional.
     

    -foto. Iker Casillas siempre se acuerda del Seat 124, aquel coche rojo con el que su padre le llevaba de Móstoles a la Ciudad Deportiva, como si a .

    El marcaje de los padresSOCIEDAD

    El marcaje de los padres

    En el fútbol profesional abundan los ejemplos de progenitores que participan de las finanzas de sus hijos o incluso las controlan. En algunos casos, como el de Iker Casillas, esa relación no acaba bien

    Iker Casillas siempre se acuerda del 'Seat 124', aquel coche rojo con el que su padre le llevaba de Móstoles a la Ciudad Deportiva, como si a su trabajo de guardia civil se le hubiese sumado un segundo empleo de chófer: en las horas libres de darlo todo por la patria, había que hacerlo todo por el hijo. El portero del Real Madrid se ha referido en varias ocasiones a aquellas idas y venidas, y en sus palabras se suele traslucir el sentimiento de deuda hacia los padres que albergan muchos deportistas profesionales, porque siempre alude a un detalle que, de chaval, por fuerza tenía que pasarle desapercibido: «Cómo consumía aquel coche, chupaba 'súper' que no veas -recuerda-. ¡Dios sabe cuánto!». Con sus primeros ahorros regaló a sus padres un todoterreno, ya sin preocupaciones por el combustible. Después llegó la casa nueva, el adosado de tres plantas de Boadilla del Monte que sustituyó al piso de noventa metros, aquel en el que el jovencito Casillas dejaba las botas sucias en la bañera para que su madre obrase el milagro cotidiano de tenerlo siempre todo listo.
    La relación del jugador con sus padres, José Luis y Mari Carmen, se ha agriado en los últimos tiempos. Ocurre a veces en el deporte profesional que los arreglos que resultaban convenientes e incluso necesarios en una etapa, cuando el hijo era una promesa incapaz de gestionar sus asuntos, se acaban convirtiendo en un engorro más adelante, con el protagonista transformado ya en una estrella millonaria, adulta y dueña de su propia vida. El conflicto de los Casillas se ha llevado de forma muy discreta hasta que, hace unos días, el diario 'El País' lo desveló a la opinión pública: en enero, el futbolista revocó los poderes que sus padres tenían en Ikerca S.L., una sociedad constituida en septiembre de 2000, cuando el portero tenía 19 años, y dedicada a la «coordinación y explotación de derechos de imagen» y «la compraventa de inmuebles y su explotación». La mercantil, que durante años ha canalizado hacia el ladrillo los cuantiosos ingresos del jugador, arrancó con un capital social de 3.010 euros y supera actualmente los trece millones de activo.
    Durante los meses que ha permanecido ausente de los campos de fútbol, Iker se ha dedicado a la delicada tarea de negociar la salida de sus padres de la empresa. Se trata de un momento muy particular, un punto de inflexión biográfica, ya que el propio deportista está a punto de tener un hijo con la periodista Sara Carbonero, pero la reorganización de Ikerca ha sido menos fluida y natural de lo deseable. Con los lazos familiares cada vez más tirantes, hasta el punto de que era Florentino Pérez quien tenía que invitar a José Luis Casillas al palco de honor del Bernabéu, el proceso ha concluido con una importante transacción monetaria: Iker ha pagado a sus padres el 40% de Ikerca, unos cinco millones, y les ha transferido varias propiedades.
    No es muy habitual que este tipo de desencuentros trasciendan, aunque en nuestro país, desde luego, resulta inevitable recordar el cataclismo familiar de Arantxa Sánchez Vicario, que en la autobiografía publicada el año pasado acusó a sus padres de haberla llevado a la ruina. La tenista cubrió de reproches a la pareja: según su versión, Emilio Sánchez y Marisa Vicario le habían impedido disfrutar de los 45 millones ingresados durante su carrera, la habían empujado a decisiones erróneas como fijar su residencia en Andorra, se habían instalado en su casa sin su consentimiento y, como guinda, se oponían a su segundo matrimonio. El libro dio lugar a uno de los culebrones más estridentes del deporte español, aunque en los últimos meses los ánimos parecen apaciguados.
    Messi y la plata
    En la relación de los deportistas de élite con sus padres influyen factores psicológicos muy complicados: por el lado de los hijos está ese sentimiento de deuda que prendió en ellos cuando eran niños; por el lado de los progenitores, cierta aspiración patrimonial sobre la carrera de sus vástagos, en la que invirtieron parte de sus vidas cuando los réditos se presentaban improbables. «Cada jugador es un caso: hay algunos muy emancipados e independientes con 18 años y otros que se sienten cómodos y seguros con sus padres aunque tengan 30 años y novia. Y en todos ellos la familia se ha esforzado igual en la etapa de cadete y juvenil, cuando el muchacho no tenía carné y había que llevarlo por esos campos de Dios», comenta el alicantino Vicente Cutanda, agente de futbolistas. «Aquí entran en juego razones morales: pocos jugadores vienen de situaciones económicas desahogadas, así que cuando ganan dinero se sienten obligados hacia sus padres, los mantienen y los convierten en sus personas de confianza. Los padres pasan a vivir de los hijos -analiza desde Sevilla otro representante, Rafa Rodríguez, 'Rafita'-. Yo conozco a futbolistas que han ayudado a sus padres durante toda su carrera, con un sueldo incluso, y ya retirados no saben cómo van a hacer ellos mismos para salir adelante. Y también he vivido casos de jugadores a los que sus padres han arruinado».
    «A una persona con un oficio 'normal', su padre no suele hacerle la declaración de la renta», añade Rodríguez. Es curioso cómo, entre los ídolos del fútbol, con sus salarios inconcebibles y su complejísimo mercado laboral, abundan los padres que se llevan una suculenta porción de las ganancias e incluso deciden sobre las finanzas del deportista. En ese sentido, es muy significativo lo que declaró Leo Messi a la juez a finales del mes pasado, tras la imputación por un fraude fiscal de más de cuatro millones: «Del tema de la plata se ocupa mi papá», se excusó, como habría podido hacerlo un niño.
    Los ejemplos salen solos. Los padres de Gareth Bale poseen una participación del 20% en la empresa que lleva sus asuntos y se han embolsado más de dos millones de euros con su paso al Real Madrid. El brasileño Neymar tiene detrás una aparatosa sociedad, con más de veinte empleados fijos y otros tantos colaboradores, en cuyo vértice aparece Neymar sénior: la venta al Barcelona supuso una comisión de 40 millones para la familia. Joan Piqué, padre de Gerard, asesora a su hijo en materia financiera y figura en la inmensa mayoría de sus empresas, con nombres como Kerad Holding o Kerad Project. En ocasiones, los progenitores son quienes orientan la carrera del futbolista en uno u otro sentido: parece claro que Mesut Özil acabó yéndose del Real Madrid por las exigencias económicas que planteaba su padre a cambio de la renovación.
    «Habrá algunos que sabrán hacerlo y otros que no. Y habrá quien, sin saber, querrá hacerlo -concluye Vicente Cutanda-. Pero el ejemplo más positivo y curioso que conozco no es un padre biológico, aunque también se le llamaba padre. Hace muchos años, Puchades, jugador de la selección española y del Valencia, empezó a ganar un dinero importante para aquel tiempo de la posguerra. Fue el cura de Sueca, su pueblo, el que le ayudó a gestionar sus ingresos, y Puchades amasó una fortuna para la época, gracias a la labor que hizo el páter».
    Leo Messi y su padre están imputados por un presunto delito de fraude fiscal de más de cuatro millones de euros, correspondientes a la gestión de los derechos de imagen del jugador entre 2007 y 2009. Poco después de la imputación, pagaron a la Agencia Tributaria diez millones de euros en declaraciones complementarias, y también consignaron cinco millones en el juzgado como «pago reparatorio», pero eso no les eximió de verse ante la juez el mes pasado. Antes de ocuparse de los asuntos de su hijo, Jorge Horacio Messi trabajaba como jefe de sección en una empresa siderúrgica.
    Joan Piqué, abogado, combina su trabajo como comercial en la empresa de su suegro con los negocios de su hijo. Ha publicado dos novelas.
    Neymar da Silva sénior jugó en las categorías regionales del fútbol brasileño y ahora controla N&N, la sociedad que gestiona los derechos de 'Ney'. «Cuida de las cosas», ha resumido el astro.
    Mustafá Özil, hijo de turcos emigrados a Alemania, trabajaba en una empresa de mármoles. Ahora es el agente de su hijo y decidió llevárselo del Real Madrid.
    Bosco Izecson pudo dar a su hijo Ricardo, apodado Kaká, una infancia acomodada gracias a su profesión de ingeniero. Hoy le representa.

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