España a ras de cielo - ALONSO DE LA TORRE - Cáceres teme al jabalí fantasma . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -24- Mayo ,. / Ochéntame otra vez - Debo llevar más de cien premios; la verdad es que no los cuento» . / Cómo nos reímos - Andreu Buenafuente | Humorista,. / Aquí la tierra - Los feriantes no están para fiestas,.
TITULO:
España a ras de cielo - ALONSO DE LA TORRE - Cáceres teme al jabalí fantasma ,. . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO-24- Mayo ,.
España a ras de cielo ,. España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo.
Martes a las 22h30,. El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista.
, etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 24 -Mayo ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,.Jesús Calleja
enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e
irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y
fascinantes ., etc. ALONSO DE LA TORRE - Cáceres teme al jabalí fantasma . ALONSO DE LA TORRE - foto,.
Cáceres teme al jabalí fantasma,.
foto - Parque del Príncipe, en Cáceres.
Novedades. Unos bares se traspasan y otros sirven el café en vasos de cartón,.
La
semana pasada escribí sobre dos locales de hostelería. Uno está en
Valencia del Mombuey, el otro, en Cáceres. El de Valencita era el
restaurante La Raya, conocido por su cocina extremeña a tope, sin
disimulos ni concesiones. El de Cáceres era el bar Dioni, un café de
barrio donde se juntan los trabajadores y los vecinos de la zona a tomar
el cortado de las once y la caña de las dos, un bar con un espléndido
ciprés que regala una sombra hermosa y lírica a la terraza. Pues
bien, el restaurante de Valencia del Mombuey ha sido traspasado y el bar
de la avenida de la Bondad de Cáceres se traspasa. El traspaso de La
Raya me lo contó su fundador, Rafael Linares, que ha dado el relevo a
gente joven que mantiene la filosofía de la cocina y del trato amable
que caracterizaba al restaurante. Del traspaso del Dioni me enteré al ir
a comprar el pan al Badulaque de Tachén, la multitienda del barrio. A
Dioni le faltaba un año para jubilarse y tras el cierre por la pandemia
ha decidido que ha llegado el momento de dejarlo, fundamentalmente
porque reabrir significaría volver a empezar y no es cuestión de
reinventarse a estas alturas.
Puede ser que el coronavirus no nos
cambie en lo fundamental, que al cabo de unos meses nos olvidemos de
este tiempo tan raro y recuperemos las costumbres y la rutina de
siempre, pero al principio, va a haber muchas novedades en nuestra vida
cotidiana. Cuando salí el miércoles pasado, tomé un café en Monte Bianco
y me lo sirvieron en vaso de cartón. Sospecho que las tazas van a
aparcarse durante un tiempo. Me encontré con una amiga que regenta una
tradicional zapatería y me preguntó si sería verdad que los cacereños
van a mirar más por el comercio de cercanía. En su tono noté cierto
escepticismo y muchas dudas. Los 'expertos' aseguran que sí, que en
estos días de confinamiento hemos redescubierto las tiendas de siempre.
¿Será verdad o recuperaremos la malsana costumbre de ir a las zapaterías
a probarnos zapatos para luego pedirlos por Internet, haciendo trabajar
a los comerciantes de toda la vida, pero dejándoles el dinero a
corporaciones lejanas que ni saben dónde queda Extremadura?
Permítanme
que vuelva a romper una lanza por la carne de cordero extremeño. Les
aseguro que ni tengo rebaños ni intereses en el mundo ovino, pero duele
ver que nuestra carne más sabrosa sea víctima de esta situación. Fruto
de esos vaivenes inexplicables que nos llevan a comprar harina como
posesos y papel higiénico como descosidos, nos ha dado por dejar a un
lado el mejor cordero del mundo, y no exagero. Las 'chuletinas'
mantienen el precio, compruebo en la carnicería, pero la paleta y la
paletilla han bajado bastante y qué mejor opción para nuestras aventuras
cocineras de la fase 1 que un asado de cordero autóctono.
Desde
el jueves pasado, Cáceres es presa del terror al jabalí. Ese día, se
distribuyó por las redes un vídeo en el que una jabalina, que llevaba
tras ella a su rayón, se acercaba con actitud amenazante a una señora
que paseaba con su perro por un parque. La escena era inquietante, otros
paseantes aconsejaban a la señora cómo escapar del acoso de la mamá
jabalí que protegía a su jabato. El vídeo, al igual que otro sobre un
jabalí en la carretera de la Montaña, se hizo viral en Cáceres porque la
escena parecía desarrollarse en el parque del Príncipe. Cundió el
pánico y corrieron por WhatsApp los avisos para no acercarse a este
pulmón verde de la ciudad. En fin, la escena de la jabalina y su cría no
se había grabado en Cáceres, sino en un parque de Manresa, pero desde
el jueves, paseamos por los parques como si recorriéramos la reserva del
Serengueti.
TITULO:
Ochéntame otra vez - Debo llevar más de cien premios; la verdad es que no los cuento» .
Ochéntame otra vez - Debo llevar más de cien premios; la verdad es que no los cuento» .
Jueves -21- Mayo a las 22:35 por La 1, foto,.
Debo llevar más de cien premios; la verdad es que no los cuento»,.
El
acuarelista cacereño es uno de los artistas más premiados en los
concursos de pintura rápida en España Federico Plasencia Pintor,.
Pocos
pintores han recibido en España más premios que el cacereño Federico
Plasencia, un artista que es famoso en el mundo de la acuarela por ganar
numerosos concursos de pintura rápida. –¿Quién le enseñó a pintar?
–Me enseñó un tío mío que vivía en Cañaveral, Vicente Boticario. –¿Se dedicaba profesionalmente a la pintura?
–Sí.
Era un gran acuarelista y hacía, sobre todo, muchas perspectivas
arquitectónicas de edificios en proyecto, antes de construirse. Trabajó
mucho en Cáceres y en Madrid. Yo hice arquitectura técnica y estuve un
tiempo con él trabajando, también haciendo perspectivas arquitectónicas,
hasta que vino el ordenador y ya empezaron las empresas a hacer las
perspectivas con ordenador y, en cierto modo, se nos acabó el trabajo. –El progreso que acaba con artistas...
–Sí.
Vinieron las máquinas y nos cortaron el rollo; pero bueno, hoy en día
parece que vuelve el gusto por lo artesanal. Lo hecho a mano prevalece,
pero la gente ya no paga lo que tendría que pagar. –¿Fue entonces cuando empezó con la acuarela a nivel profesional?
–Empecé
cuando dejé de tener trabajo en arquitectura. Al no tener trabajo de
aparejador me reconvertí en pintor, y me dedique más a la pintura rápida
por toda España, empecé a dedicarme más profesionalmente en el año
2010. –¿La técnica que usa es la aprendida de tu tío o hay mucho de autodidacta?
–De
mi tío recibí algunas nociones y lecciones y le vi a él trabajar mucho;
pero luego he aprendido de manera autodidacta, pintando mucho y viendo
el trabajo de muchos pintores.
«Al no tener trabajo de aparejador me reconvertí en pintor, y me dediqué a la pintura rápida»
CRISIS
–Sobre todo a acuarelistas...
–Sí,
porque la acuarela es la técnica con la que más cómodo me siento, con
la que mejor me expreso; pero también he visto la técnica de otros
pintores que utilizan el óleo o el acrílico, que también te enriquece. –¿Se presenta a muchos premios de pintura al aire libre?
–A
casi todos los que puedo que no estén demasiado lejos de Cáceres. Pero
vamos, es un poco por temporadas. Hay temporadas que iba a todo lo que
podía porque tenía una pasión por la pintura rápida impresionante, y
ahora ya estoy un poco más calmado y no voy a tantos; pero la verdad es
que me gusta muchísimo ir a concursos de pintura. –Siempre compitiendo...
–Sí,
si vas a los concursos de pintura rápida al nivel al que voy yo, al
nivel que vamos una serie de compañeros, estás compitiendo. –Debe ser difícil estar trabajando pendiente del tiempo.
–Claro,
y más en mi caso que soy un pintor más bien lento; para mí eso es un
hándicap que he superado con el paso de los años, porque al principio no
me daba tiempo a terminar el cuadro; pero vas cogiendo oficio,
disciplina y vas mejorando la técnica. Claro, así salen cosas que no
salen en el estudio, son obras mucho más frescas, más intuitivas. –¿Cuánto tiempo tienen para entregar la obra?
–La
media es de unas seis horas. Hay concursos en los que tienes que
entregar a la una de la tarde y en otros a las seis de la tarde. –¿La acuarela es lo mejor para los paisajes?
–Lo
mejor, no. No deja de ser una técnica peculiar, que usa el agua como
elemento principal, y permite hacer obras diferentes al óleo, son obras
irrepetibles porque el agua se mueve por donde quiere y dependiendo de
la humedad y de la temperatura, de una serie de factores, es
irrepetible. Sin embargo el óleo se puede repetir uno exactamente igual a
otro, pero en una acuarela es muy difícil o casi imposible repetirlo.
Yo uso la acuarela para el paisaje porque es la técnica que permite
expresarme como yo quiero, más cómodamente, consiguiendo resultados que,
más o menos desearía obtener. Con el óleo me cuesta bastante más y no
consigo lo que yo quiero. –¿Cuando va a un concurso llevas algo preparado de lo que quieres hacer?
– Lo mejor es ir sin preparar nada. Es mucho más bonito llegar a un sitio y sorprenderte, que no haberlo visto antes en google.
«Extremadura es un paraíso para pintar, hay mucho contraste»
Paisaje
–¿Le gusta exponer tu obra en bares y restaurantes?
–Sí, porque va mucho público y hay más probabilidad de que vean tu obra. A las galerías va un público más específico. –¿Hace mucho trabajo por encargo?
–Sí,
pero soy algo reacio porque no eres libre, no haces lo que quieres.
Estás pensando en que el resultado final le guste al cliente, no que te
guste a ti. De todas formas, los encargos también están bien. Los
pintores antiguos solo pintaban de encargo. –¿Prefiere algún sitio de España más que otro para pintar?
–Castilla
La Mancha son paisajes más áridos, más planos, hay menos vegetación,
menos montaña, menos contrastes. A mí me gustan más temas de agua, de
vegetación. Extremadura es un paraíso para pintar, hay mucho contraste.
–¿Con los concursos hace temporadas? ¿Cómo los toreros?
–Sí (se ríe), como los toreros. Empieza en marzo y el año pasado terminé el 15 de diciembre. –¿Cuántos premios lleva de concursos al aire libre?
–Debo llevar más de cien; la verdad es que no los cuento. –Parece que hay mucha afición a la acuarela.
–Sí,
a nivel mundial hay una afición bastante fuerte. Hay mucha gente que le
gusta ver demostraciones de acuarela. La acuarela da una sensación de
frescura total, de inmediatez, para capturar el instante. –¿Con qué está ahora?
–En
esta época del año estoy trabajando más por encargo, trabajo en
estudio. Quiero empezar una serie de acuarelas de Los Barruecos. Hace 20
años hice una exposición de Los Barruecos y 20 años después quiero
retomar el tema.
TITULO: Cómo nos reímos - Andreu Buenafuente | Humorista,.
El domingo-17- mayo a las 21:30 por La2, foto,.
Andreu Buenafuente | Humorista
«Soy hipocondriaco y tengo tramos de terror»,.
«He descubierto que soy un optimista».
«Mi casa ahora mismo es el laboratorio de la no conciliación, estamos desquiciados pero con buen rollo»,.
Ha
nacido en domingo. Será vago», sentenció su padre el día que Andreu
Buenafuente llegó a este mundo. De eso hace ya 55 años y, desde los 17,
no ha parado de currar. Ahora presenta en su casa un 'Late Motiv'
adaptado al confinamiento, a la vez que intenta conciliar, «algo
imposible», y lanza su nuevo libro, un diario que descubre los secretos
de su programa en #0 y se titula 'Reír es la única salida'.
- ¿Reír nos ayudará a salir de esta crisis?
- Me gustaría pensarlo, pero en este caso lo que hace falta es conciencia social y sanidad pública.
- ¿No hay mucho cenizo suelto?
-
Sí. Pero es que esto nos ha puesto como sociedad al límite, en una olla
a presión. Y eso a lo mejor justifica algunas reacciones catastrofistas
y negacionistas. La condición humana es la de ser libres y anárquicos y
ahora estamos confinados, que es la antítesis.
- Vamos, que entiende a los del barrio de Salamanca.
-
Bueno, eso de entender... Hay que recordarles que nos confinan por una
causa mayor y un bien común. A mí lo que ahora me fascina bastante es
que tu posición personal, que puede ser comprensible, vaya contra el
bien común.
- ¿Le ha fallado el sentido del humor estos días?
-
Pues sí, como a todos. Pero a mí me toca hacerme autoterapia. Me digo:
«Bueno, ahora estás mal, nervioso, atemorizado, pero te vas a poner
delante de una webcam y vamos a hacer un programa de entretenimiento».
Ha sido duro, sobre todo las dos primeras semanas. Entonces sembrar el
humor era muy complicado. Pero se intentó. Y me siento orgulloso.
- ¿Qué diario escribiría ahora de su 'Late Motiv en casa'?
-
Uf, madre mía... Me operaron por un problema en la columna, estuve de
baja un mes y luego llegó la pandemia. Ha sido como subir una montaña.
Creo que el título sería 'Diario de un escalador'.
- ¿Ha sentido miedo?
-
Soy medio hipocondriaco, pero esta amenaza, que es muy nueva y muy
fuerte, me ha devuelto a la casilla de salida del hipocondriaco. Es algo
tan invisible, tan omnipresente, que en muchos momentos he pensado que
me puede costar la vida. He tenido y tengo todavía tramos de terror.
- ¿Ha llorado?
-
Soy de llorar para dentro y de emocionarme más que de llorar, pero sí,
los primeros días en los aplausos de las ocho solté algunas lágrimas.
«La política la analizaré cuando todo esto acabe, ahora prefiero ser responsable»
- Con Andreu Buenafuente y Silvia Abril confinados, esa casa debe de ser una verbena.
-
Je, je... No, no. Es un laboratorio donde hemos demostrado que la
conciliación no existe. Con una niña de siete años, con las escuelas
desquiciadas, esta es la crónica de una decepción. Trabajamos más en
casa, tenemos que estar con la niña... Hay muchas familias desquiciadas y
nosotros somos una de ellas.
Reivindicación del silencio
- Pero sin llegar a plantearse el divorcio...
-
¡No, no! Hay mucha fuerza interior para superar estas jornadas
maratonianas de 15 horas de trabajo y familia. Hay muy buen ambiente y
eso es como la vaselina. Estamos desquiciados pero haciendo por el buen
rollo.
- Me dijo Silvia Abril que usted callado gana mucho.
-
¡Ostras! Eso no sé cómo tomármelo. Yo reivindico el silencio y la
calma. Esto en una casa con niña es una utopía, pero soy muy partidario
del silencio, aunque no lo parezca, quizás para contrarrestar esa faceta
pública en la que estoy todo el rato hablando. Es un bálsamo perfecto.
- Ha comparado a Illa con Rajoy y a Simón con Llongueras... ¿Aquí nadie sabe nada?
-
Como muchos ciudadanos, estoy decepcionado. No se ha conseguido esa
unidad ciudadana, social y también política para salir del atolladero.
Pero la política ya la valoraré cuando todo esto acabe. He decidido ser
un ciudadano responsable que cree que sus mandatarios miran por el bien
común.
- ¿Qué más ha aprendido estos días?
-
He descubierto que efectivamente soy un optimista. Creo que tarde o
temprano volveremos a algo parecido a nuestra vida normal. Es que me
niego a vivir en la amargura.
- ¿Puede ser que tenga más canas?
- Puede ser. Como nunca me doy tinte... Pocas tengo para lo que he pasado.
TITULO: Aquí la tierra - Los feriantes no están para fiestas,.
Los feriantes no están para fiestas
fotos / Circo Nevada. La familia de Javier Segura posa bajo la carpa en Monforte, donde quedaron atrapados dos días antes de la alerta.
La
incertidumbre que rodea las celebraciones en verano y los pagos por
adelantado de tasas que los ayuntamientos todavía no les han devuelto
dejan a más de 30.000 familias al borde de la ruina,.
No hay duda de que al Circo Nevada le crecen los enanos.
El suyo no es un negocio que rinda grandes beneficios, pero desde el
pasado diciembre los catorce integrantes de esta 'troupe' -llegaron a
ser 70- parecen enfrentar un destino particularmente adverso. Una tormenta derribó la carpa que habían montado en la localidad
gallega de Ribadeo, destrozando la iluminación y los equipos de sonido.
Unos días antes, las roulottes se habían hundido en el barro
y hubo que llamar a una grúa para rescatarlas de aquella trampa, lo que
lograron a costa de importantes daños. Entre las caravanas afectadas
estaba la de Javier Segura, gerente de la compañía, al que cada vez que
llueve le entra todo el agua dentro y tiene que dormir envuelto en
lonas.
Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. El pasado 10 de
marzo arribaron a Monforte, en Lugo. Levantaron la carpa, matricularon a
los niños -de 5, 9 y 13 años- e imprimieron la cartelería y las
invitaciones a colegios. Sin duda pensaron que su suerte -muy mermada desde que tuvieron que prescindir de animales y cancelar la mitad de sus números- iba a cambiar, pero entonces llegó el anuncio del estado de alarma
y todas sus esperanzas saltaron por los aires. «Nuestra situación es
dramática. Nos habíamos gastado los ahorros en publicidad y en pagar las
tasas de ocupación de los lugares donde íbamos a actuar y que ahora lo
prohíben. Ni siquiera podemos volver a Talayuela (Cáceres), de donde
somos todos. No tenemos dinero ni para la gasolina de los camiones.
Estamos atrapados».
Segura
y su familia -entre la que se encuentra su suegra de 93 años, con
alzhéimer- viven desde hace dos meses de la caridad. Primero de Cáritas,
luego del pueblo y sus comerciantes. «En el supermercado nos han dado un bono de 500 euros para que cojamos lo que queramos de sus estanterías,
y hay restaurantes, mercerías y particulares que nos echan una mano
trayendo comida. Hasta la Sociedad de Caza de Monforte nos trae los
jabalíes que capturan para que tengamos algo de carne». El Circo Nevada
funciona habitualmente al margen del calendario de ferias, pero como
están en el dique seco no pueden pagar autónomos -«¿cómo, si ni siquiera
tenemos para comer?»- y temen que cuando la emergencia sanitaria se resuelva hayan caducado todos los seguros de sus vehículos. «Ese es mi gran miedo. Cuando llegue el momento ¿cómo salgo yo de aquí?».
Los
aprietos que atenazan a Segura y su circo son un fiel reflejo de la
situación por la que atraviesan más de 30.000 familias en toda España,
la inmensa mayoría pequeñas empresas que viven al día, a las que una
jornada de lluvia puede arruinar sus previsiones y comprometer futuros
desplazamientos. La propagación del Covid y las medidas de las
Administraciones para poner freno a la pandemia han supuesto un mazazo
para sus economías, especialmente frágiles, porque en tiempos
de crisis lo primero que se quita la gente es el ocio. «Uno puede pasar
sin ferias, pero no sin comer». Lo sabe muy bien Fernando Piqueras,
feriante de Madrid, a quien los últimos meses le han abocado a una
pesadilla.
«Estoy aterrorizado»
«¿Que si estoy preocupado? Aterrorizado es lo que estoy. No aparecemos en ningún plan de desescalada. Hablamos de más de 30.000 familias en toda España
que viven de esto, pequeñas empresas donde el 70% son autónomos». La
mayoría trabaja de abril a octubre, «que es cuando cotizan. El resto del
tiempo es como si no existiéramos, así que las ayudas nos pasan de
largo». El horizonte no puede ser más incierto. «Si llevamos todo el
invierno en blanco y ahora fallan las fiestas, ¿me puede alguien decir cuántos podrán aguantar 18 meses sin ingresos?».
A este autónomo, de 53 años y con tres hijos, el temporal le ha pillado
con el pie cambiado y «las atracciones muertas de asco en una nave de
Toledo, esperando a que escampe».
Feriante
de Madrid. Fernando Piqueras se teme que muchos compañeros tendrán que
echar la persiana. | Sevilla. Javier García y sus tres hermanos tienen
todas las atracciones empaquetadas. | Valladolid. Juan Arcos compró la
montaña rusa hace 4 años y la está financiando a 8.
El
Ayuntamiento de Madrid ha suspendido todas las ferias hasta noviembre,
empezando por las de San Isidro, auténtico balón de oxígeno para los empresarios itinerantes, acostumbrados a ir «cada uno por su lado y sin unidad de acción.
Quizá sea la único bueno que saquemos de la pandemia, la necesidad de
crear una confederación a nivel de toda España para regular nuestros
derechos». Medio centenar de asociaciones se han agrupado ya y dirigido
un manifiesto al Gobierno central. En él hacen hincapié en los
compañeros que se han dado de baja en autónomos y no pueden acceder a
ayudas. También piden una rebaja del IVA al 10%, ya
que, a pesar de estar adscritos a Cultura, en su caso es del 21%. Otra
de sus reclamaciones tiene que ver con los vehículos que transportan sus
atracciones, sujetos a revisiones cada seis meses. «Nos están sacando
el dinero a espuertas. Tengo vehículos que no hacen ni 3.000 kilómetros
al año, no me pueden equiparar con un camionero que hace 150.000», dice
Juan Arcos, vallisoletano de 52 años.
Divorciado
y pagando la hipoteca de un nuevo piso, Juan compró una minimontaña
rusa hace cuatro años y la tiene financiada a ocho. «Calcula, estoy
entrampado por todas partes. Y eso que yo estoy viviendo de mis ahorros,
pero tengo compañeros que habían adelantado pagos para trabajar
en las ferias de Sevilla, de Barcelona, de Burgos, y a los que nadie
devuelve nada ahora». Hay casos todavía más sangrantes. «Tengo
socios que habían firmado ir a Mallorca, dos meses de trabajo que
compensan tener que coger un barco para trasladar las atracciones. O eso
creían, porque apenas han podido funcionar diez días, dos fines de
semana». Un descalabro.
«La mayoría trabajamos de abril a octubre. Si ahora fallan las
fiestas, ¿me puede alguien decir cuántos podrán aguantar 18 meses sin
ingresos?»
Fernando Piqueras | Feriante de Madrid
Juan
Arcos es emprendedor. A base de ferias y eventos, se ha forjado un
circuito que le permite trabajar todo el año, «porque aunque en invierno
no hagas caja y haya días de lluvia, te da para comer y eso que te
llevas». Como paga autónomos de enero a diciembre ahora recibe 666 euros
de ayuda, «pero me retienen casi 300 de la cuota mensual. Me
quedan otros tantos para comer y pagar el alquiler de la nave donde
tengo las atracciones, ¿te lo puedes creer?». Camas elásticas,
hinchables, una piscina de bolas y rulos, la minimontaña rusa...Y un
carrusel, que compró su padre hace 50 años y que es su posesión más
querida. «Me pasa como a los bares, hay negocios que no pueden funcionar
al 30 ni al 50% si mantienen todos los gastos. Cualquier empresario con
dos dedos de frente lo sabe».
Reparaciones, mantenimientos, peritajes... Aunque Juan cree que no está todo perdido. La solución, asegura, pasa por que los ayuntamientos rebajen sus exigencias
y permitan trabajar en verano, aunque sea con restricciones. Eso sí,
necesita que le ayuden. «Si encima me imponen obras para garantizar la
separación entre clientes, mascarillas, guantes... es inviable, me quedo
en casa».
José Antonio Monterrubio se desespera cada vez que echa
cuentas. Las Fallas de Valencia, los Moros y Cristianos de Alcoy, La
Magdalena en Castellón, la Feria Andaluza de Elche, la de Cullera por
Semana Santa... todas sus citas se han ido al garete. «La situación se
divide entre los que están mal y en las últimas. No es ya lo que dejamos de ganar, sino todos los seguros de responsabilidad civil, los gastos de mantenimiento, los préstamos
que has contraído para poder salir... no sólo a los bancos, también a
tus padres, a tus suegros. Hay atracciones que son más caras que poner
una cafetería. Un 'saltamontes', unos autos de choque, alcanzan los
800.000 euros... Eso por no hablar de las tasas de ocupación, las mismas
que ahora no nos devuelven. Tenemos que pagar antes de montar y si el
día que se inaugura la feria rompe a llover... ¡ahí te apañes!».
Valencia. José Antonio Monterrubio canta los números desde la tómbola 'El Terremoto'.Javier
García, sevillano, tiene tres hermanos y juntos explotan ocho
atracciones, desde carruseles hasta autos de choque o el 'Aladine'. Son
la tercera generación de una estirpe que ha recorrido las ferias de
España desde hace más de 80 años. Es uno de esos empresarios que dejó de
cotizar cuando terminó la campaña en octubre y ahora no tiene ayudas. «Así me pillas, pegándome con los bancos para conseguir moratorias porque no hay dinero con el que seguir pagando».
Su situación es tan angustiosa -tiene tres hijos- que se ha planteado
ya cambiar de tercio. «Gracias a Dios, todos tenemos carnés de camión,
de tráiler. Eso puede ser una salida». Su diagnóstico es cristalino:
«Este es el palo de nuestra vida. Si el Gobierno no abre un poco la
mano, la crisis se va a llevar a cientos de nosotros por delante».
«No existimos»
«Somos
el único sector que no tiene fecha de vuelta al trabajo, sencillamente
no existimos», apostilla Ángel Gutiérrez desde León. No se imaginaba un
escenario tan terrible como éste «y eso que ha habido veranos que hemos vuelto peor que como salimos».
Todo lo que gana lo invierte en su negocio -una tómbola, una
hamburguesería y el 'Super Mario'-, «porque cuanto más guapo esté, más
atraes a la gente». Al menos, en teoría.
«Sólo de luz pago 250
euros, más los 300 de autónomos, la gasolina, la comida, los seguros de
las atracciones y los vehículos, las ITV... Descartado el Corpus, las
fiestas de Santiago y el 15 de agosto, el futuro es un agujero negro que
amenaza con engullirles a todos. «Voy a serle sincero. Somos tres en casa y si vivimos es gracias a la generosidad de mis padres y mis suegros. Tengo los camiones a punto, pero nada con que dar de comer a los míos».
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