sábado, 8 de agosto de 2020

Viva la vida - Menaje a prueba de bigotes ,. .SABADO- 8- Agosto ,./ VIVA LA VIDA - Cristina Mitre , DOMINGO -9- Agosto. / Ese programa del que usted me habla con - El espejismo,. / TIERRA DE TOROS - Emilio de Justo se impone en el mano a mano de Plasencia ,.

TITULO: Viva la vida -  Menaje a prueba de bigotes . ,.SABADO -8- Agosto,.

El sabado -8- Agosto a las 16:00 por Telecinco , foto,.




Menaje a prueba de bigotes,.

Menaje a prueba de bigotes
Composición Ana Vega.

En la segunda mitad del siglo XIX fueron populares las tazas y cucharas bigoteras, utensilios que impedían que los mostachos masculinos se estropearan al beber o comer,.


Si tienen ustedes barba o bigote frondosos seguro que lidian diariamente con el problema de manchárselo al comer o beber y, consecuentemente, de tener que limpiárselos a la menor ocasión o llevar olor a pitanza pegado a la nariz. Por mucho que en los últimos años el vello facial se haya vuelto a poner de moda entre la población masculina este inconveniente capilar fue realmente grave hace 150 años, cuando el mostacho espeso no era la excepción sino la norma estética.
El bigote largo y densamente poblado fue uno de los símbolos de la civilización occidental entre 1850 y 1920, y para domarlo o darle forma era habitual emplear cera, pomadas –¿recuerdan los desvelos bigotiles de Hércules Poirot?– e incluso adminículos tan específicos como la bigotera, una especie de funda de gamuza o lienzo con la que se cubrían los bigotes a la hora de dormir y así se evitaba que se despeinaran. Este singular artilugio dio nombre también a otros aparatos no menos curiosos, especialmente ideados para esquivar los desastrosos efectos que la humedad de la comida y la bebida causaban en aquellos bigotes tan trabajosamente esculpidos.
Taza de porcelana de Limoges, Haviland & Co. ca. 1880.
Taza de porcelana de Limoges, Haviland & Co. ca. 1880.
Las tazas y cucharas bigoteras dieron solución al problema y formaron parte hasta los años 30 quizás no del menaje doméstico básico, pero sí ciertamente popular. Su truco estaba en que su diseño incluía alguna forma de barrera física para que el bigote no entrara en contacto con el líquido caliente (ya fuera té, café o sopa), como una solapa de porcelana o metal. Al beber el labio superior se apoyaba en esta parte del utensilio y el contenido de la taza o cuchara pasaba limpiamente a la boca a través de una pequeña abertura inferior. De este modo el bigote no se manchaba y la cera empleada en modelarlo ni se derretía ni se mezclaba con el té.
Taza con bigotera de Crown Devon, principios del siglo XX.
Taza con bigotera de Crown Devon, principios del siglo XX.
Creada en torno a 1860 por el fabricante británico de porcelana Harvey Adams, la taza bigotera se popularizó extraordinariamente en el Reino Unido y también en otros países como Francia, Alemania o Estados Unidos. A nuestro país llegó de la mano de las modas extranjeras, que poco después rizaron el rizo con la invención de la protección mostachera portátil (para acoplar en cualquier tipo de tazas) y sobre todo con las cucharas bigoteras. Nacidas en EE UU en 1868, estas cucharas se convirtieron en el complemento perfecto de la taza para señores bigotudos y se fabricaron tanto en tamaño pequeño para el café como de postre o sopa. En caso de que el plato en cuestión contuviera tropezones no funcionaban muy bien, pero por algo se dice que para presumir hay que sufrir,.


TITULO:  VIVA LA VIDA -  Cristina Mitre   ,   ,. DOMINGO -9- Agosto.

El domingo -9- Agosto a las 16:00 por Telecinco , foto.

 Cristina Mitre ,.


Cristina Mitre: «El cáncer no se vence, no es ninguna batalla»,.

Cristina Mitre: «El cáncer no se vence, no es ninguna batalla»

Periodista, escritora, maratoniana y una auténtica estrella de internet, Cristina tiene claro que lo suyo es contar historias. Y vivirlas,.


Quería ser corresponsal de guerra y tal vez por eso conserva algo de aquel anhelo: no hay batalla que dé por perdida ni trinchera en la que no se meta. Cristina Mitre (Gijón, 1977), periodista primero y deportista, después, se ha reinventado tantas veces como ha sido necesario. Hoy vive en Dubái y, tras haber trabajado y hasta dirigido revistas de eso que se ha dado en llamar 'estilo de vida', pilota su propio proyecto de comunicación, centrado en la salud y la belleza, que para eso se crió entre cremas en el instituto de belleza de su madre y sus tías, donde aprendió, dice, a disfrutar del trabajo duro. Además, es creadora y alma de 'Mujeres que corren', el proyecto para fomentar que el 'running' no sea solo cosa de hombres, un movimiento social y solidario que la ha llevado a trotar por el mundo.
-Se apunta usted a un bombardeo. ¿Nunca dice que no?
-Me cuesta horrores, la verdad. Me encantan los retos. Lo veo todo como una oportunidad.
-Es difícil imaginarla confinada. ¿Cómo lo ha vivido?
-Ha sido complicado: la primera vez en mi vida que me he sentido lejos de casa. La sensación de no poder coger un avión, de saber que si pasaba algo no iba a estar... Gestionar eso ha sido difícil.
-Porque al sofá no le habrá cogido gusto...
-¡Qué va! ¡No me dio tiempo! Ni vi Netflix, ni hice pan... Estuve tres semanas con un 'podcast' diario y la verdad es que no paré de trabajar. Adaptándome, claro.
-¿Nada la para?
-La enfermedad, lo único. Pero a veces tener tanta energía es tu peor enemigo...
-A lo mejor por eso echó a correr. Tiene grabada la fecha: el 4 de septiembre de 2009. ¿Por qué?
-Uy, porque pensé que me iba a morir. Me pareció tan intenso... Al terminar aquel día me preguntaba si lograría correr algún día.
-Está claro que sí. ¿Cómo pasó de eso a 'Mujeres que corren'?
-Pues no sé (Risas). Fue todo un proceso natural; empecé a compartirlo en redes y de aquello aún no se hacían quedadas específicas de mujeres. Así se empezó a crear una comunidad virtual.

Positivismo sin obligación

-Hoy tiene hasta una beca y colabora con Unoentrecienmil, contra la leucemia infantil. ¿Qué le han enseñado esos niños?
-¡Todo! Ver el cáncer infantil tan de cerca es duro, durísimo. Algunos de los niños con los que empezamos ya no están, y se me rompe el corazón, pero ellos hacen que merezca la pena. Estamos tratando de construir gimnasios en hospitales. Aportan grandes beneficios físicos, pero eso no es lo más importante. Lo mejor es escucharles decir que ese rato que están haciendo ejercicio es un rato en el que no se sienten enfermos.
-No es de oídas cuando habla de cáncer. Lo sufrió con 25 años. ¿Aprendió a vivir con miedo o le dio una patada?
-Tardé un poco en respirar tranquila, ahora por fin puedo hacerlo. Pero que conste que no me cambió la vida. Sí me hizo ser más consciente de que todo puede cambiar en un instante.
-¿Qué le parece que se llame 'guerreros' a los enfermos y se les inste a sonreír permanentemente, a ser optimistas sí o sí?
-El positivismo obligado hace muchísimo daño. A veces no quieres ser valiente. Solo quieres llorar, y está bien hacerlo. A un enfermo hay que abrazarle, acompañarle. El cáncer no se vence, no es ninguna batalla, y quienes lo sufren no son responsables de su curación. No les podemos hacer cargar con eso.
-¿De esta pandemia se puede extraer algo positivo?
-Buf, me cuesta muchísimo. Yo pensé que íbamos a salir mejores, pero creo que ya nos hemos olvidado de los aplausos de las ocho.
-Comparte en la red pensamientos, opiniones, cremas que usa. ¿Dónde pone el límite?
-Lo tengo claro: mi vida privada es mía. No creo que sea importante cómo es mi casa o adónde me voy de vacaciones.
-¿Se ve como una 'influencer'?
-Soy periodista, me dedico a contar historias. Y hablo de un estilo de vida saludable, así que, si puedo tener influencia en eso, genial.
-Vive en Dubái, en un país árabe. ¿Sufre algún tipo de discriminación por ser mujer?
-La verdad es que en Dubái convivimos más de 200 nacionalidades, el 80% de la población es extranjera, así que no. Me preguntan muchas veces si corro en pantalón corto. ¡Por supuesto!
-¿Aquí ha sufrido machismo?
-Una vez. Al terminar una conferencia, una mujer me preguntó si tenía hijos. Me sentí juzgada, pensé que jamás se lo habrían preguntado a un hombre, como si mis logros fueran menos por no tenerlos. Un hombre no me lo preguntaría, ni se paran a pensarlo.
-¿Por qué tenemos que pedir perdón por pintarnos los labios?
-No puedo con eso. Como si cuidar tu apariencia física te hiciera mononeuronal. A mí pintarme los labios me hace sentir bien. Reivindico eso, y animo a hacerlo. ¡Funciona hasta bajo la mascarilla!,.

 TITULO:  Ese programa del que usted me habla con - El espejismo,.    

El martes -4- Agosto por La 2 a las 21:30, foto,.

 

El espejismo,.

Al terminar el estado de alarma, los gobiernos no tomaron las debidas precauciones y el virus se mostró insensible a la propaganda,.


El espejismoEN el curso de esta tragedia, los españoles hemos aprendido una cosa: Pedro Sánchez no es Ángela Merkel. Por falta tal vez de preparación, y sobre todo de voluntad del presidente, nunca hemos recibido una lección como la impartida por la líder alemana, precisando cuál era el estado puntual de la pandemia, cuáles eran las expectativas y los riesgos derivados de la 'ratio' de contagios, entonces allí ligeramente superior a la unidad, sobre las cuales debían fundamentarse los comportamientos de Gobierno y ciudadanos. Hemos disfrutado en cambio de una excelente política de imagen, pronósticos basados en buenos deseos, zigzag informativo sobre número de víctimas, material sanitario y máscaras, y estupendos eslóganes de marketing, culminados en el mortinato de la 'nueva normalidad'.
Las palabras cumplieron su función, y pobre de quien quebrantara el conformismo, a pesar de que España se encontró a la cabeza del ranking mundial por habitante en contagios y muertes, e incluso en la pésima elaboración de estadísticas. Frente a «los expertos» de los medios oficiales, el discrepante sentaba plaza de antigubernamental. Y de antifeminista si mencionaba el 8-M como factor desencadenante. Ahora podemos constatar la ampliación del riesgo en toda reunión colectiva, pero al parecer las de aquel día fueron inocuas, tal y como aseguró Simón el día antes, en una declaración luego cuidadosamente borrada.
El confinamiento surtió efectos muy positivos frente a la pandemia, pero al finalizar el estado de alarma, el Gobierno y los gobiernos, ocupados ante todo de proclamar su acierto ante la opinión pública, presentaron la desescalada como inicio de un nuevo tiempo feliz, alejado de la tragedia. No se tomaron las precauciones necesarias. El virus se mostró insensible a tan brillante propaganda, y rechazó secundar la 'nueva normalidad', donde los rastreos se convertirían en algo secundario, y tanto el Gobierno de Madrid como las autoridades de las autonomías podrían contemplar satisfechos la alegría general. Solo que un simple paseo por las calles o la noticia de fiestas, reuniones y celebraciones eran indicadores que invitaban a una rectificación urgente, en el sentido de controlar unos comportamientos cuyas consecuencias resultaron inevitables.
Así ha tenido que venir la dura realidad a sacarnos de un limbo de «analfabetismo del riesgo» culpable de la «segunda oleada», etiqueta imprecisa que carga sobre el virus lo que es irresponsabilidad humana. De hecho hemos registrado un brutal retroceso, consecuencia del incumplimiento de las precauciones necesarias de las que habló Merkel. Y del indebido apresuramiento en una desescalada que repitió el cuento de la gallina de los huevos de oro.
Cuando retirabas dinero del banco, recibías un mensaje de «apoya el turismo», ignorando el coste de un regreso del virus. Y del consiguiente fin abrupto de ese turismo. Al producirse lo inevitable, nuevos retrasos e insuficiencia en las respuestas sanitarias. Ahí estamos. Italia encontró la salida. Nosotros, no.
Esa singularidad, a diferencia de lo sucedido en Francia e Italia, solo puede entenderse como eco del falso progresismo sobre el tema exhibido por Sánchez, en la estela de Iglesias, consistente en sustituir la elección racional por la seguridad conferida a los propios juicios y decisiones. El aval es la ideología de quien las adopta. Soy progresista, luego siempre acierto, aunque las cosas salgan mal; quien se oponga es un reaccionario. Tal visión dualista de la realidad no solo concierne a la política frente a la pandemia, donde Sánchez, su ministro y Simón resuelven todo en un concertante, sin admitir alternativa o rectificación alguna.
El fracaso sufrido desde marzo no cuenta para Sánchez: solo su acierto personal. Así el fondo negro de la pandemia no impide su apoteosis al regresar de Bruselas, en La Moncloa y en el Congreso. Innecesarios datos ni matices. El 'progresismo' pinta en blanco y negro, favorecido por la absoluta nulidad de sus antagonistas, Casado y Ayuso.
La amputación resultante del pensamiento va más allá. Es ya habitual la sucesión de exabruptos cuando habla el vicepresidente, tales como las denuncias de conspiraciones y cloacas, o su elogio a Merkel porque ha dejado de ser neoliberal. Siempre en forma de falsas evidencias. Ahora toca ser cazador de reyes. Y es que tal progresismo no es de izquierda, sino izquierdista. Construye su propia realidad.
Ejemplo, la miopía de su vertiente feminista que ignora todo cuanto no encaja en un maniqueísmo de género: persecución de la mujer por el integrismo islámico (Irán, Estado Islámico) o sevicias monstruosas chinas contra mujeres uigures. Irene Montero calla. Mientras, a favor del cuidadoso olvido del asunto Morodo, otro progresista, Zapatero, respalda al dictador Maduro. Pero el marketing funciona, según el CIS, en tanto que el virus avanza.

TITULO:  TIERRA DE TOROS - Emilio de Justo se impone en el mano a mano de Plasencia ,.

  TIERRA DE TOROS,.

Tierra de Toros | Canal Extremadura,.

Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina Programa semanal de información taurina que se encarga de mostrar las tareas cotidianas de las faenas del toro en el campo, así como del perfil más humano , etc.

Emilio de Justo se impone en el mano a mano de Plasencia,.

Emilio de Justo en un remate al segundo de la tarde. / PALMA
Emilio de Justo en un remate al segundo de la tarde. / foto,.

El de Torrejoncillo corta cuatro orejas en un desclasado encierro de El Torero del que Enrique Ponce se fue de vacío,.

Faltaban cinco minutos para las ocho de la tarde del domingo 8 de marzo y Pablo Aguado acababa con la vida del último de los seis zalduendos que nos habían amargado la tarde en Olivenza. En la calle, debajo del azulejo de Nitratos de Chile, mi compañero Pakopí me esperaba con la cara que solo se tiene después del deber cumplido y el trabajo bien hecho. «Una feria más y una feria menos» me dijo. A pesar de los presagios no podíamos pensar que no tendríamos la oportunidad de volver a ver una corrida de toros en directo en Extremadura en casi cinco meses.
Otro coso histórico, el de Las Golondrinas de Plasencia, a 200 kilómetros de Olivenza, sirvió anoche para celebrar la vuelta de los toros a la región con el mano a mano entre el valenciano Enrique Ponce y el torrejoncillano Emilio de Justo.
Ambiente de toros en los alrededores y un calor que no podíamos ni intuir hace cinco meses en Olivenza dieron paso a unos tendidos a los que había que acceder previo control de temperatura y desinfección de manos.
Abrió el festejo Ponce con Viperino, el primero de los ejemplares que El Torero desplazó hasta la capital del Jerte. Escaso de fuerzas y de casta negó al de Chiva cualquier oportunidad de lucimiento desde los primeros compases de la faena, lo que no impidió que este le administrara su dosis habitual de muletazos insulsos para regocijo de los tendidos. Un pinchazo y un bajonazo le granjearon el aplauso del público.
Al segundo, con poca fijeza y sin meter la cara en el percal, lo recibió De Justo por verónicas antes de sufrir un largo puyazo y perder las manos a la salida del caballo para, posteriormente, dar una completa voltereta sobre el ruedo placentino. Se lo llevó a los medios desde las tablas el de Torrejoncillo para iniciar una faena en la que puso más el torero que el toro, y en la que el extremeño acabó imponiendo muchas de las trazas del toreo que le ha llevado hasta donde está. Una estocada entera le valió la primera oreja de la tarde.
Se lució Ponce al capote con el tercero hasta que este clavó una de sus defensas en el ruedo, a pesar de lo cual insistió el valenciano hasta cuajarle un quite por verónicas. Brinda al público y comienza la faena en el tercio doblándose con su enemigo hasta poner al respetable a su favor. Protestó el toro cada embestida, lo que no impidió que Ponce intentara imponer su repertorio hasta que el toro decidió que solo otorgaría media embestida por envite. Un pinchazo y una media muy baja le volvieron a dejar sin trofeos.
Llevó al caballo Emilio de Justo al cuarto por chicuelinas antes de que repitiera la acrobacia sobre el ruedo de uno de sus hermanos. Repitió por chicuelinas en el quite y brindó la muerte del toro al público. Se enfrentó a su enemigo con la clara intención de demostrar quién mandaba en el ruedo desde el primer derechazo. Toreo vertical marca de la casa con un ejemplar que, por desgracia, tuvo un pitón izquierdo inservible. Un cierre por chicuelinas, un pinchazo y una entera tendida y desprendida le sirvieron para cortar otra oreja y abrir la puerta grande.
El quinto salió suelto y pronto demostró su falta de fuerzas. A pesar de todo, Ponce trató de meterlo en la muleta con clase en el comienzo de su faena y porfió hasta hacer sonar a la banda de música, pero el de El Torero iba ya con el piloto de la reserva encendido. El diestro valenciano acortó las distancias y calentó los tendidos, pero tres pinchazos hicieron que se fuera de Plasencia sin trofeos.
Con el que cerraba plaza, que se empleó en el caballo, el de Torrejoncillo se empeñó en imponer su ley desde el comienzo de la faena y cuajó alguno de los muletazos de más mérito de la noche, al animal más encastado del encierro. Otro estoconazo y dos orejas más al esportón para cerrar el festejo.

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