lunes, 24 de agosto de 2020

Juego de Niños - Un lujo en pleno centro de Plasencia,. Sábado -22- Agosto ,./ LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - La vida detenida en Londres ,. / EL CLUB COMEDIA - El buda de Ulises,.

TITULO: Juego de Niños -    Un lujo en pleno centro de Plasencia ., Sábado -22-Agosto.
 
 Juegos de niños,.

  Sabado -22- Agosto a las 22:00 por La 1, foto,.

 

 Juego -  Un lujo en pleno centro de Plasencia,.



Un lujo en pleno centro de Plasencia,.

Parque de La Isla. El río Jerte le ha regalado a Plasencia una piscina natural enorme a diez minutos andando de la Plaza Mayor, en una isla que ofrece mil cosas para hacer,.

Un lujo en pleno centro de Plasencia

Seiscientos cincuenta metros hay desde la Plaza Mayor hasta la puerta principal de La Isla, que salvadas las distancias y el impulso a hacer chanza con la comparación, es a Plasencia lo que El Retiro a Madrid. Pero mejor, porque tiene río.
Contaba no hace mucho en este diario Rubén Simeó, uno de los mejores trompetistas del mundo –ha actuado en directo en varios de los mejores escenarios del mundo y es profesor en el Conservatorio de Música de Plasencia– que los días que tiene clase en la ciudad aprovecha para correr por La Isla, que es un parque y muchos a la vez según el momento del día, la edad, la compañía o el ánimo.
A La Isla se puede ir a correr, como hacen cientos de placentinos al empezar y al acabar el día. Se puede ir a comer o a cenar o a tomar algo a cualquier hora sensata porque hay bares con terraza, uno de ellos con restaurante. Se puede ir a dar un paseo; o a que los niños jueguen; o a que el perro se desfogue; o a sentarse en un banco a leer, o a tumbarse en el césped en pareja o en pandilla, como hacen los adolescentes en las noches de verano, que aquí son más frescas que en ningún otro sitio de la ciudad.
Quien vive o ha vivido cerca de él sabe que el Jerte baja la temperatura de las noches de agosto varios grados. Es el río lo que hace de La Isla un sitio especial, un factor diferencial para Plasencia que pesa tanto o más que su patrimonio. No hay en la España de interior muchas ciudades que permitan al turista visitar dos catedrales y diez minutos andando después descalzarse y meter los pies en un río. En este caso, en un canal que abre de lunes a domingo de 10 a 22 horas y que está incluido en el censo europeo de espacios óptimos para el baño.
Este agua para el ocio es la que en otra época se conocía como 'el río chico', una bifurcación del cauce que durante años llevó el agua hasta un antiguo molino, el de San Francisco, pieza básica de una fábrica de harinas que hoy acoge la Universidad Popular.
Entre este cauce y el otro, el natural, está La Isla, que tiene varios caminos, muchos árboles, merendero, columpios, zonas acotadas para mascotas, un pequeño circuito para que los niños den saltos con la bici de montaña, una zona con aparatos de musculación y otra con máquinas para que los mayores hagan gimnasia de mantenimiento. Tiene también dos aparcamientos gratuitos, uno de ellos con un espacio para caravanas. Y cuando acaba este parque que es un lujo, unos metros más allá, empieza otro, el del Cachón, que también tiene su bar en el centro y mucho césped.
Hay tanto que hacer en La Isla que cualquier día a cualquier hora es un microcosmos de lo más variado. A primera hora hay deportistas, lectores, paseantes, pensionistas jugando a las cartas y algún bañista madrugador. Por la tarde, todo gira en torno a la piscina, un espacio intergeneracional que este año, por el coronavirus, tiene su aforo limitado a 807 usuarios a la vez. Por la noche ganan las terrazas y el césped se llena de adolescentes. Y a cualquier hora, siempre, todo gira en torno al Jerte, el río que le ha regalado a la ciudad una piscina natural en pleno centro urbano.


TITULO: LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE -  La vida detenida en Londres   ,.

LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE -    La vida detenida en Londres   ,.    fotos.

 

La vida detenida en Londres,.

En otros veranos, Picadilly hubiera estado saturada de londinenses y turistas, pero ahora incluso cierran los pubs más tradicionales./EFE
En otros veranos, Picadilly hubiera estado saturada de londinenses y turistas, pero ahora incluso cierran los pubs más tradicionales.

Los empleados británicos han sido más reacios que otros europeos a regresar a sus oficinas mientras el comercio sigue sin clientes,.


Resultado de imagen de LA PANTERA ROSAViernes, diez de la mañana, y solo una mujer joven sale de la boca de metro en Piccadilly Circus. Una rápida cuenta arroja como balance una treintena de personas caminando por la plaza. Un taxi, tres o cuatro coches privados, siete furgonetas o camiones de reparto. Pendones de tela azul colgados de cables tendidos en Regent Street cubren el trayecto de la calle comercial con la inscripción, 'Gracias #NuestrosHéroes', en homenaje a los sanitarios.
La huella de la pandemia en el centro de Londres es honda. En la puerta de la juguetería Hamleys, un chico y una chica bailan con gracia un twist para atraer a la clientela. En un viernes de otro agosto se habrían congregado ante ellos padres con niños deseosos de entrar en un comercio habitualmente abarrotado y turistas fotografiando a los bailarines en un selfie, pero hoy no hay nadie.
Los descuentos en las tiendas de moda, las más castigadas por la ausencia de clientes, son de 'hasta el 50%', de 'hasta el 70%'. La de Apple, cuya capitalización bursátil es ahora de dos billones, igual que la deuda contable de Reino Unido, es la única en toda la calle en la que hay cola para entrar. Hay pocos turistas: alemanes, nórdicos o asiáticos exentos de pasar una cuarentena tras el aterrizaje.

LA CLAVE:

Concepto.
Resultado de imagen de LUKE LUKE,. El Gobierno paga la mitad del coste de una comida, hasta 11 euros por persona, este mes para ayudar a los restaurantes
En Scribbler, que vende postales, un cartel en la puerta dice: 'Se buscan clientes. Información en el interior'. Una dependienta dice que «poco a poco» están recuperando las ventas, porque cuando reabrieron sus puertas en junio no entraba nadie. Calcula que ahora tienen la mitad de clientes con respecto al agosto del pasado año. A principios de este mes había en el West End un 37% de los contabilizados en 2019, según una asociación de 600 comerciantes.
Un estudio del Ayuntamiento ha confirmado que la mitad de los londinenses no quiere acudir a comercios y restaurantes, ni usar el transporte público, por temor a la infección del Covid-19. La pérdida del 90% de los ingresos por billetes de tren, metro o autobús gestionados por Transport for London ha agravado la situación financiera del transporte público, en una ciudad en la que solo tres de cada diez habitantes conduce un coche para ir a su trabajo.

Ni teatro ni conciertos

La mayoría de los teatros y salas de conciertos están cerrados. Los museos aplican restricciones de acceso para permitir el distanciamiento. El South Bank, la ribera sur del Támesis donde se agrupan atracciones culturales con gran éxito -el Teatro Nacional, la Filmoteca, el Royal Festival Hall...- es ahora una arcadia para paseantes. El sector de industrias creativas emplea a uno de cada seis trabajadores en la capital.
Según el equipo de estudios del banco Morgan Stanley, al final de julio el 34% de los empleados británicos de cuello blanco había regresado a sus oficinas. La comparación con otros países europeos sorprendió. Había regresado entonces el 86% en Francia, el 73% en España. El confinamiento comenzó y terminó más tarde en Reino Unido que en otros países europeos, pero Boris Johnson ya apremiaba al regreso a las oficinas.
Al principio de julio pidió que volviesen a sus lugares de trabajo, pero sin usar el transporte público. La superficie del Gran Londres es más o menos la misma que la de Guipúzcoa. Y hay muchos 'commuters' que acuden diariamente en tren desde lugares distantes. ¿Sobrestimó el líder conservador el kilometraje diario en bicicleta del que son capaces los londinenses? ¿Subestimó su temor al contagio o su pereza para regresar a las rutinas laborales?
Días después, pidió a las empresas que ordenasen el regreso a sus empleados para salvar los centros comerciales de las ciudades. Pero un sondeo de las Cámaras de Comercio Británicas reveló que el 62% de los empresarios creía al principio de agosto que una parte o toda su plantilla seguirá trabajando en casa. El Royal Bank of Scotland, el banco Natwest o Google no esperan a sus empleados en sus sedes hasta el principio de 2021.
El ministro de Hacienda, Rishi Sunak, decidió salvar de la ruina al menos a los restaurantes. El Gobierno paga la mitad del coste de una comida, hasta 11 euros por persona, durante el mes de agosto. El porcentaje de ingleses a los que les gusta comer bien es inferior al de los que se deleitan con un descuento. La medida está siendo un gran éxito. Pero los comensales eligen establecimientos en sus barrios en lugar de trasladarse al centro de la ciudad.
Por la City financiera, que bombea dinero hacia el resto de la metrópoli, se puede pasear con gran relajo a mediodía. Hay pocos más peatones en un día de labor que en los fines de semana antes de la epidemia. Comercios cerrados, mesas libres para almorzar un sándwich. La City, tecnológicamente avanzada, está mejor equipada que otros sectores para el trabajo remoto.
Lee Fitzgerald, sacristán de la bella iglesia de St. Stephen Walbrook, la primera que se construyó con cúpula en Londres, contigua al epicentro del distrito -Mansion House, el Banco de Inglaterra, el edificio de la vieja Bolsa-, cuenta que tiene muy pocos feligreses, porque ya no hay residentes en la milla cuadrada. En los viejos edificios vivían familias en los pisos altos, pero en las últimas décadas el paisaje urbano se ha transformado. En las modernas torres no vive nadie.
Especula que bancos, fondos y firmas de abogados, entre otros negocios, no necesitarán el mismo espacio en el futuro y que quizá eso lleve a la conversión de superficies vacantes en viviendas, y a la recreación de los antiguos rituales, como la popular misa dominical. ¿Qué será de los grandes rascacielos construidos antes de este colapso universal? Todos tienen ofertas de compra o alquiler. Catástrofe o recuperación parecen depender de la biología del bicho.
Adivinar el futuro de la ciudad que, según Samuel Johnson, solo cansa a quienes están cansados de vivir es un juego de azar. La fragilidad de tal entramado de humanidad e intereses ante un virus es una lección evidente de lo vivido. Sería también extraordinario que se salga de esta sima siguiendo a los niños en su regreso a las escuelas, al principio de septiembre.

 

TITULO:  EL CLUB COMEDIA - El buda de Ulises,.

 

El buda de Ulises,.


foto / La historia del caballo de Troya es muy conocida.
Hacia el año 1200 a C. según la leyenda, porque el hijo del rey de Troya raptó a la esposa del rey de Esparta, o más posiblemente por la posesión de esa ciudad, clave para dominar el paso entre Europa y Asía, estalló la guerra entre los griegos y los troyanos.
Día 11: Kamakura y el Gran Buda, Yokohama y su Chinatown y Tokio ...Con un gran ejército al mando del rey agraviado, Menelao, y su hermano Agamenón, rey de Micenas, los griegos fueron a rescatar a la mujer raptada; y anclando sus barcos frente a la ciudad, le pusieron cerco.
Más sus inexpugnables murallas resistieron todos los asaltos. Durante diez años se combatió sin que nada se resolviera. Finalmente el astuto Ulises tuvo una idea: fingir la retirada de los griegos y dejar ante las puertas de Troya un enorme caballo de madera.
Los troyanos creyeron que el enemigo había huido dejándolo como ofrenda; y contra el parecer de algunos lo entraron en la ciudad. Mas en su interior se ocultaban unos espías que por la noche abrieron las puertas de las murallas para que entraran los griegos, que cogiendo desprevenidos a los troyanos arrasaron la población. La Iliada lo cuenta todo con detalle
Desde entonces 'caballo de Troya' significa artimaña; regalo aparente para lograr un fin de manera astuta. La trampa es muy vieja pero todavía hay ingenuos que caen en ella.
Estos días se está hablando mucho de un fantástico proyecto avalado por la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de la ciudad, consistente en un gran complejo de ocio o no se sabe muy bien qué, que una fundación asiática ofrece construir en Cáceres, cuyo principal reclamo es un buda colosal de cuarenta metros de altura: como la torre de la catedral de Badajoz.
Ante la idea algunos recuerdan el caso de los ordenadores Dragón, también en Casar de Cáceres; Lusográfica, de Olivenza; Refinería Balboa, en Tierra de Barros, y los demás caballos con grandes ofrendas en la barriga que se han ofrecido a Extremadura. Los últimos, este buda de Cáceres y el grandioso centro de ocio de mil hectáreas de Castilblanco.
Muy sonados y pronto descubiertos por lo burdo de su hechura, pese al gran interés del entonces alcalde por meterlos en Badajoz, fueron los tan ilusorios como quiméricos dejados ante nuestras puertas por las empresas fantasmas Palmall Center y Hering. La primera, con la pretensión de derribar entera la manzana comprendida entre las calles San Juan y Montesinos para erigir un gigantesco centro comercial. Y la segunda, crear miles de puestos de trabajo fabricando camisetas deportivas.
Con esos antecedentes en pocos días Cáceres verá frente a sus murallas, como anticipo del gigantesco definitivo, un buda de dos metros de alto valorado en medio millón de euros.
Y si se mira con atención, quizá se vea también al astuto Ulises oculto tras la Montaña.

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