Domingo -17- Noviembre - LIARLA PARDO - Así ha sido la votación en tiempo récord (32 segundos) de los vecinos de Villarroya el 10N,. / ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Marta García se estrena como campeona en Aruba . / Escala humana - Enamorados del trabajo , Miercoles -13- Noviembre,.
TITULO: Domingo -17- Noviembre - LIARLA PARDO - Así ha sido la votación en tiempo récord (32 segundos) de los vecinos de Villarroya el 10N,.
El domingo -17- Noviembre a las 18:00 por La Sexta, foto,.
Así ha sido la votación en tiempo récord (32 segundos) de los vecinos de Villarroya el 10N,.
El récord de Villarroya estaba en 47 segundos. Sin embargo, el 10N han
batido su propio récord votando sus ocho vecinos en 32 segundos. Un
reportero de Liarla Pardo ha sido testigo de este acontecimiento, e
incluso ha cronometrado el tiempo que han tardado en votar.
Aunque parezca imposible, todos los vecinos de Villarroya, en La
Rioja, han votado en tan solo 32 segundos. Con el DNI en mano y los
sobres de diputados y senadores, algunos incluso han practicado para
superar su último récord en ser el pueblo en votar más rápido. El anterior récord estaba en 47 segundos y han conseguido superarlo, tal y como se puede ver en este vídeo.
"Gracias al entrenamiento de Bernardino", ha afirmado con una sonrisa el alcalde de Villarroya, Salvador Pérez, refiriéndose a un vecino del pueblo.
Un reportero de Liarla Pardo ha sido el que se ha encargado de cronometrar el tiempo que los vecinos del pueblo han tardado a votar.
El periodista ha preguntado a la secretaria si el tiempo era válido y
tras confirmar la mujer que sí lo era, nuestro reportero ha manifestado
que se "han pulverizado todos los récords".
La imagen es de las urnas casi vacías, pero es que Villarroya tan solo tiene ocho vecinos con edad de votar.
Este pequeño pueblo de La Rioja, a unos 63 kilómetros de Logroño,
incluso llega a organizar a sus habitantes para acudir al colegio
electoral media hora antes de abrir el colegio en cada proceso electoral
para, así, tener todo preparado y poder votar en menos de un minuto.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Marta García se estrena como campeona en Aruba .
Marta García se estrena como campeona en Aruba,.
foto - Marta García, en Chile.
Compite desde mañana con la selección española absoluta de kata,.
La karateca Marta García Lozano estrenará esta semana su condición de
campeona del mundo de kata durante su participación en el Torneo
Internacional de Aruba, una competición que se celebra por primera vez y
en la que se darán cita karatecas con los mejores rankings del mundo.
El torneo se desarrolla del 15 al 17 de noviembre. Marta viaja este
miércoles desde Madrid con escala en Miami antes de aterrizar en la isla
caribeña. La extremeña competirá con la intención de dar una buena
imagen y tratar de llegar a la final. Será uno de los 14 deportistas de
la selección española absoluta de karate en Aruba.
Tras
su oro mundial en Chile, Marta García lleva dos semanas con una agenda
plagada de homenajes: «Han sido dos semanas muy bonitas porque se ha
volcado todo el mundo conmigo. Ahora toca volver a trabajar duro y
seguir obteniendo buenos resultados porque esto no para». Le quedan
semanas frenéticas antes de fin de año a la de Almendralejo. Nada más
llegar de Aruba, afrontará el Campeonato de España Sub-21 en Talavera de
la Reina, y luego la Premier League de Madrid y las finales de las
ligas Sub-21 y absoluta en España.
TITULO:
Escala humana - Enamorados del trabajo ,
Miercoles -13- Noviembre ,.
El miercoles -13- Noviembre a las 21:00 por La 2, foto.
Enamorados del trabajo,.
La organización elogia en un vídeo a
unas mulas murcianas. Las crió Antonio Ruiz, un empresario e hijo de
labriegos enamorado de su casta,.
Antonio
tiene una empresa que lleva sus apellidos: Grúas Ruiz Rojo. Tiene
sesenta empleados y una flota de 58 vehículos de asistencia en
carretera. Y un taller. Y más cosas. Pero no va de gran empresario. Por
eso, hace poco, el gerente de la empresa se lo encontró yendo con su
hijo y le dijo: «Mira, es el jefe». El chico lo miro extrañado: aquello
no le cuadraba. «Se esperaba que fuera con traje y corbata y un buen
calzado. Y yo voy normal, con mi sombrero de paja y mi camisa».
Porque
Antonio es empresario, pero antes que hombre de negocios fue un niño
que se crió en el campo, en la finca de los condes de San Julián, en
Lorca (Murcia). «Soy hijo de padres labriegos», advierte, orgulloso de
sus ancestros, de su origen humilde, gente de manos callosas y la piel
curtida. «Se dedicaban a arar la tierra y mi padre y mi abuelo me
enseñaron a trabajarla». Eran los años 60 y muchos terratenientes no
habían empezado a usar todavía los tractores -su uso se extendió por
toda España en los años 80-. El trabajo se hacía a mano con la ayuda de
las mulas y un arado. «Recuerdo con claridad que era muy chico y me
tenía que subir a las balas de paja para ponerles las colleras». En el
campo se cultivaba el cereal, el algodón, la alcachofa... «Yo conozco
todo el proceso de la tierra».
A
los 18, hace justo medio siglo, el mozo empezó a trabajar en un taller
mecánico. Allí, entre tuercas y neumáticos, aprendió otro oficio. Y
debió empaparse porque, aunque dice que empezó «sin saber de nada», no
tardó en montarse el negocio por su cuenta. «De agricultor pasé a piloto
de avión...», bromea.
«En el Rocío me di cuenta de lo duro que era y de que me hacían falta unas mulas»
«Cuando las compraron los alemanes, pensé: se van a hacer más famosas que Belén Esteban»
Su
nuevo estatus no borró su pasado. «Lo que uno ha sufrido y padecido no
se olvida». Jamás dio la espalda a un concepto que estaría siempre
presente en su vida: «Todos comemos de la tierra». Por eso siguió
vinculado al campo, al cultivo de vegetales, a la crianza del ganado, al
respeto por el medio ambiente. «Tengo lo suficiente para
autoabastecerme y lograr que todo lo que coma sea ecológico». Aunque no
había ni rastro de las mulas con las que se había criado, sus compañeras
de labranza. Animales de los que aprendió todo. A darles cariño para
que cojan confianza. A reconocer su nobleza. Su fuerza. Su resistencia.
En
su finca en La Hoya, una pedanía de Lorca, solo tenía una yegua para
montar. «Durante un tiempo estuve muy liado y bajé la guardia. Hasta
que, hace 20 años, hacía el camino del Rocío en Córdoba y me di cuenta
de lo duro que era aquello y que me hacían falta unas mulas». De aquella
yegua nacieron dos mulas castellanas (mezcla de la yegua y un burro,
mientras que el macho romo sale de un caballo y una burra). Las acémilas
volvían a su vida.
Misión en Afganistán
Años después,
hace una década, se presentaron en su finca unos señores hablando
alemán. Antonio no entendía nada. «¿Habéis venido a invadirme o qué
pasa?», preguntó en tono amistoso. Hasta que un intérprete le explicó
que les enviaban del Centro Integrado de Formación y Experiencias
Agrarias de Lorca porque iban buscando animales de carga para la brigada
de montaña de su Ejército. Al parecer, unos años antes se habían
llevado una acémila de Vélez- Rubio, en la provincia de Almería pero muy
cerca de la región de Murcia, y quedaron muy satisfechos, así que
decidieron volver para reclutar algunas más.
Hace unos días,
alguien le enseñó al empresario lorquino un vídeo que había publicado la
OTAN en su página web elogiando la labor de unas mulas murcianas. De
repente vio a una marrón con una característica franja blanca cruzándole
el rostro. «¡Joder, pero si esa es mi 'Portuguesa'!», exclamó al
reconocer a su antiguo ejemplar. «Me llevé una gran alegría porque se
notaba que estaba bien, que estaba gorda, se veía que estaban bien
cuidadas». Después intenta justificar esta satisfacción, como si temiera
que le tomaran por un loco por emocionarse con un par de animales de
trabajo. Cuando no hay nada más comprensible que el cariño por unos
seres a los que vio nacer, a los que educó, a los que herró con cuidado y
les dio lo mejor que tenía a su alcance.
Porque sus mulas -ahora
dispone de ocho ejemplares- viven como marquesas. Disfrutan de la finca a
sus anchas y comen un pienso 'gourmet' a base de un 25% de avena, lo
mismo de cebada, un 15% de guisantes, otro 15% de habín, un 10% de soja y
un 10% de maíz. Y siempre que puede va él mismo a dar de comer a esta
panda de sibaritas.
Sus dos mulas soldado, 'Portuguesa' y
'Sevillana', dan la talla en la Brigada de Infantería de Montaña del
Ejército alemán y han colaborado en misiones de la OTAN en Afganistán.
Antonio pensaba que en una de esas les habrían pegado un tiro o se
habrían despeñado por un barranco. De ahí su alegría al descubrirlas
vivas y sanas en el vídeo. Su secreto, según confiesa Antonio, es su
«caña fina», sus patas delgadas, y que son «muy musculosas». Al final,
el chiste que le nació cuando vino el Ejército alemán a por ellas
-«estas se van a hacer más famosas que Belén Esteban»-casi que se ha
cumplido, pues estos días no se habla de otra cosa en La Hoya.
Un camión especial
La
siguiente generación no ha heredado la pasión de Antonio. A cambio, uno
de sus dos hijos le ha dado un nieto que le tiene enamorado. A Roque
Ruiz, que es como se llama el muchacho, le fascinan las mulas y cada vez
que el abuelo le da una sorpresa y acude a recogerle a la salida del
cole, lo primero que le pregunta es si les ha dado de comer y de beber.
Se preocupa por ellas. El niño disfruta en el campo rodeado de
naturaleza y de los animales: corderos, gallinas, yeguas, las mulas...
Como
recompensa, Antonio se lo lleva todos los años al Rocío. Pero alguien
que tiene tanta consideración por sus bestias no podía transportarlas de
cualquier manera. Por eso mandó construir un habitáculo en el camión
«digno de unos rejoneadores». Así, cuando se lleva a las mulas de
romería, viajan en primera. «Tienen espacio, llevan comederos y
bebederos, y ventiladores, una turbina para ir renovando el aire...». El
niño disfruta de aquella peregrinación y, por eso, Antonio, para
echarse unas risas, de vez en cuando le suelta: «No te vienes más
conmigo». Y el chiquillo, que no está dispuesto a bromear con el asunto,
se pone serio y le 'amenaza': «Abueloooo, abueloooo».
Pero el
abuelo no se lo dejaría ni muerto. Ese niño le da la vida. Aunque
Antonio no se aburre. Primero tiene su trabajo y un plantel de
trabajadores a los que considera los responsables del éxito empresarial
desde hace 40 años. «No sé lo que aguantaré, pero mientras pueda seguir
trabajando... Tengo claro que dejarlo me costaría la vida. Y, además,
¿qué iba a hacer? ¿Sentarme en el sofá a ver la televisión? ¿Irme al
bar? ¡Pero si eso no me gusta!».
A su trabajo le suma su pasión
por el campo y una distracción que le relaja: trabajar el cuero. Le
gusta coger la piel y fabricar unos llaveros manufacturados que regala a
todo el que se asoma por allí. Y su nieto, claro. Le gusta decir que es
su jefe. «A veces le gasto una broma y le suelto: 'Vaya socio me he
buscado'». Pero ni el amor por sus mulas, ni siquiera su consagración
como 'soldados' de la OTAN y del Ejército alemán, consiguen arrebatarle
el volante de Grúas Ruiz Rojo. Por eso Antonio, a sus 68 años, sigue al
frente de la empresa, y así seguirá mientras aguante. La decisión la
justifica con un refrán que viene al pelo: «El ojo del amo engorda el
caballo».
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