domingo, 14 de julio de 2024

Domingo - 4 - Agosto - LIARLA PARDO - Juan Manuel de Prada - El amo del genero epistolar ,./ Donde viajan dos - Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno ,. / Escala humana - Vamos por partes , Miercoles -31 - Julio ,./ LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Antes que se romperá el prófugo ,. / ESPAÑOLES POR EL MUNDO - La región checa de Moravia ,.

 

 TITULO: Domingo -  4 - Agosto   - LIARLA PARDO -   Juan Manuel de Prada - El amo del genero epistolar    ,.

 

El domingo - 4 - Agosto    , a las 18:00 por La Sexta, foto,. 

 

Juan Manuel de Prada - El amo del genero epistolar ,.


Juan Manuel de Prada: «Las sociedades contemporáneas son hoy sociedades  esclavizadas»»

 

Juan Manuel de Prada,.

Todavía, en sueños, vuelvo a caminar entre tomillos y jarales por la Dehesa de la Villa, hasta el terraplén donde se amontonaban los cadáveres de los fusilados en diversos grados de descomposición, comidos de gusanos y pecados mortales que no habían podido confesar. Todavía, en sueños, vuelvo a vivir la noche de mi ejecución, rasgada de relámpagos como cicatrices que envolvían la ciudad en lontananza con un sudario fosforescente. Vuelve la lluvia, tupida y dolorosa como metralla, a empaparme la camisa; vuelvo a ponerme de rodillas para suplicar clemencia; vuelvo a respirar el aliento de coñac de Pedro Luis de Gálvez, que se acerca al gurruño de carne que yo entonces era y se saca de la canana una bala que me introduce entre los dientes. Vuelvo a escuchar su voz lúcida y beoda, como un rugido entre los truenos, mientras escupe por el hueco del colmillo; vuelvo a morder la bala, para amortiguar el castañeteo de los dientes; vuelvo a probar su sabor de pólvora y de sangre antigua, mientras escucho una y otra vez, mil millones de veces, sus palabras desabridas:

—No tenéis cojones para morir. La muerte es un castigo para hombres decentes. Los cobardes no merecéis que otros os eviten el trabajo de mataros.

Y vuelven a sonar los truenos, como si Dios se estuviese jugando mi vida a los bolos. Entonces despierto y descubro que mi camisa no la empapa la lluvia, sino mi propio sudor, como un río desmandado; descubro que los tomillos y jarales de la Dehesa de la Villa se vuelven las sábanas rasposas de mi cama; descubro que la noche ardiente de junio ya claudica en el ventanuco de mi buhardilla de la calle Froidevaux y que los truenos son en realidad el cañoneo de los alemanes, que ya están a las puertas, que ya saludan alborozados a la ciudad en fuga.

Desde el ventanuco de mi buhardilla contemplé el cielo de París, que se había vuelto de repente una ciudad sin luz, encapotada por una nube espesa de humo que de vez en cuando cruzaban golondrinas alocadas, como flechas que hubiesen extraviado su rumbo. No tardé en comprender que eran humos artificiales lanzados por los gabachos, que así aturdían el vuelo de los aviones alemanes y aseguraban la evacuación de la capital. Me lo contó un rato después la portera, reviradilla y legañosa de orzuelos, que estaba liando sus bártulos en el chiscón del portal y de vez en cuando se pegaba un lingotazo de calvados:

—Los boches están al caer, monsieur Navales. Los boches nos van a degollar a todos, como no nos apresuremos. ¿Usted no se marcha todavía?

—Todavía no. Tal vez mañana.

Aprendí en los meses de supervivencia en el Madrid rojo que nunca hay que fiarse de los porteros, y mucho menos de las porteras, que son cuzas y eruditísimas en delaciones, porque nada ambicionan más que mudarse del chiscón del portal al piso principal donde vive el señorito, después de darle pasaporte a la checa. Yo no vivía en el piso principal de aquel edificio, sino en un cubil de miseria, pero igualmente me callaba o le mentía a la portera, que parecía dispuesta a abandonar el edificio antes que los inquilinos. Los porteros, aparte de chivatos y fisgones, son el colmo de la pretenciosidad y se creen directamente amenazados por la Gestapo.

—Pues como no se dé prisa van a ficharlo los boches, monsieur —me advirtió, en el fondo deseosa de que me arrastrasen a la mazmorra, o tal vez al paredón—. Esa gente no se anda con chiquitas.

—Los boches tendrán cosas más importantes que hacer. Además, los españoles estamos a partir un piñón con ellos —dije, con una sonrisita aviesa que la estremeció—. Au revoir, madame.

Y la dejé en el chiscón, repentinamente temblorosa y más resuelta que nunca a marchar de París, no fuera que el español de la buhardilla la acusara ante los boches y la deportasen a Berlín, para obligarla a trabajar en alguna fábrica de armamento. Todas las mañanas me hacía a pie el camino hasta el número 11 de la avenida Marceau donde se había instalado la Delegación de Falange, en el palacio donde antaño los separatistas vascos habían tenido su cuartel general, con fondos sustraídos del erario público. Aquellos euscaldunes estaban más apegados a las voluptuosidades del arancel y el privilegio foral que a las sugestiones poéticas regionales; pero, desde que lo incautase la Falange, el palacio se había convertido en una mezcla de local parroquial y escuela de coros y danzas, de la mano del palurdo de Federico Velilla, que tenía alma de tendero. Caminar desde mi buhardilla en la calle Froidevaux, oreada por el perfume de los cadáveres que se pudrían en el vecino cementerio de Montparnasse, hasta la avenida Marceau, al otro lado del Sena, a mitad de camino entre la plaza de la Concordia y el Arco del Triunfo, me llevaba aproximadamente una hora, que yo además alargaba parándome a desayunar en algún café, por llegar un poco tarde al trabajo y así enervar a Velilla. Montparnasse era por entonces un barrio encomendado al milagro, hormigueante de bohemios y cucañistas (muchos de ellos españoles) que vivían a salto de mata, estafando a los turistas y también a los indígenas, porque los gabachos, aunque se las dan de vivos y desconfiados, tienen mucho de pipiolos; y, si el que los estafa es español, apoquinan sin quejarse siquiera, porque temen que el español los raje y se haga con sus tripas una corbata, como cuando la francesada. Montparnasse tenía cielos de Modigliani, góticos y desvaídos, antes de que los alemanes tomaran posesión del barrio y sus cielos se volvieran de feroces cobaltos, como un pintarrajo picassiano. Y sus gentes, siempre ociosas, siempre dedicadas al trapicheo y a la holganza, vivían en una suerte de miseria cómoda o inconsciencia feliz, pasando el rato de café en café, como piojos en costura. Pero aquella mañana Montparnasse parecía desierto, tras el éxodo de los últimos días, y apenas quedaban casas que tuvieran alguna ventana abierta. París se desangraba por los cuatro costados, por las carreteras y las estaciones de ferrocarril; y toda la multitud que había desertado de las calles se hacinaba en el metro, que circulaba siempre lleno desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche, apretado de gentes cargadas de maletas y paquetes y cochecitos de niño. Los autobuses y los taxis habían desaparecido como por arte de ensalmo; y los automóviles que circulaban, procurando no hacer ruido, llevaban el techo recubierto de colchones y de mantas (los ingenuos gabachos pensaban que así se protegían contra las ametralladoras y los cascos de las bombas). París se cagaba de miedo, ante los alemanes que venían a arrollar, saquear y destruir, según se contaba en los mil episodios inventados por la prensa antifascista. Y yo contemplaba la cagalera con indescifrable placer, porque al fin la democracia erigida en dogma se iba al vertedero de la Historia (perdón por la mayúscula), por fin los soldados de Hitler, rubios y apolíneos, llegaban arrasando el legado de Rousseau y Montesquieu, toda esa morralla de parlamentos y separación de poderes y demás paridas para mentecatos que meriendan nardos. La guerra es la única higiene del mundo; y las democracias europeas tenían una capa de roña que ya sólo se podía quitar a bombazos.

—¿Y cómo es que huye la gente? —le pregunté al camarero de La Coupole, donde esa mañana paré a desayunar.

La Coupole era el café más elegante del barrio, con bar americano, un restaurante bastante acreditado donde se descorchaba champán y unas piculinas de cierta categoría que se arrimaban como miuras, para tragarse la espuma en estampida directamente del gollete. Pero aquella mañana no había piculinas que se arrimasen, mucho menos champán.

—Toda la mañana llevan pasando coches y camiones sin cesar —me respondió escamón el camarero, que me miraba como si yo fuese un marciano—. Aquí no se queda ni Dios.

Pero Dios, que sabe los nombres y los separa en las nubes, ya había dejado de su mano a los gabachos mucho tiempo atrás, para que se pudrieran entre los miasmas de su republiquita. Pasaba un camión por delante de La Coupole, abarrotado de bultos y de viajeros, con los niños y ancianos sentados y los demás escrutando el cielo ahumado. Pero los aviones alemanes brillaban por su ausencia, poniendo puente de plata a la cobardía gabacha.

—¿Y el Gobierno no piensa hacer nada? —le pregunté todavía al camarero, haciéndome el longui.

—Si tuviéramos un auténtico gobierno del pueblo, se iban a enterar esos malditos boches —me respondió, con la típica fanfarronería retórica del napoleoncito en ciernes—. ¿O lo pone usted en duda?

—Yo dudo por método —le dije, displicente—. Ande, tráigame un café con leche y un brioche con su mantequilla.

—Tendrá que ser un café solo. La leche ya no llega a París. Se han cortado las comunicaciones con Normandía —me reconoció compungido el camarero.

—Vaya por Dios —suspiré—. Pues un café solo entonces. Pero un auténtico gobierno del pueblo le habría regalado una vaca a cada francés, para que él mismo ordeñara sus ubres.

Al camarero lo encabronaron mis chanzas, pero finalmente miró al soslayo, fuese y no hubo nada. Si en Francia hubieran tenido un auténtico gobierno del pueblo, como anhelaba aquel polluelo, se habrían jiñado todavía más y, al primer gruñido de Hitler, habrían disuelto el ejército y mandado al mundo un mensaje de paz universal. El ingenio prestaba al ansia de fuga gabacha recursos infinitos, echando mano de todo aquello que tenía ruedas: a falta de automóvil, los montparnos menos pudientes recurrían a carretillas inverosímilmente cargadas de muebles que trepaban al cielo como obeliscos descangallados (a los franchutes les gustan los obeliscos porque se creen que son símbolos fálicos, o por delirio de masonazos irredentos), también a bicicletas con remolque incorporado (sin saberlo, estaban inventando el velo-taxi, que tanta fortuna iba a correr en los años sucesivos) y hasta cochecitos de niños sin niño (las cigüeñas de París se habían quedado sin trabajo desde que los gabachos le cogieran gusto al condón), en modelos antañones, muy anchos y voluminosos, donde cabía casi tanto equipaje como en los vagones de los grandes expresos europeos. En algunos carritos iban gramófonos y caniches, que son los dos sucedáneos de niño predilectos de los franchutes de postín.

—¿Y usted no piensa marcharse? —me preguntó todavía el cretino del camarero, mientras me cobraba, sin dejarme siquiera terminar el brioche. Se veía que tenía ganas de poner pies en polvorosa.

TITULO: Donde viajan dos - Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno,.

 

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno,.

Este pequeño país, situado al sur de Italia, posee una riqueza cultural y turística difícilmente comparable en tan poco espacio. Un lugar idóneo para ser visitado en una semana

La impresionante mini-Santorini de Túnez conocida como Sidi Bou Said / Foto: Dreamstime
 
fotos / La impresionante mini-Santorini de Túnez conocida como Sidi Bou Said,.

No hace mucho Túnez era una de las joyas del turismo en África. Un lugar que lo tenía todo, pero al que la inseguridad le puso un injusto cartel de inseguro del que todavía anda renqueante.

Este pequeño país, situado al sur de Italia, posee una riqueza cultural y turística difícilmente comparable en tan poco espacio. Un lugar idóneo para ser visitado en una semana y que no tiene la burbuja con la que actualmente cuenta Marruecos, uno de sus grandes competidores.

Monastir
 
Monastir,.

Túnez ofrece cientos de contrastes que cautivan al ojo. Desde las ruinas de la ciudad de Cartago en su capital, a su impresionante mini-Santorini conocida como Sidi Bou Said, siguiendo por las inmensas playas de Sousse o la inmensa belleza de la fortaleza de Monastir, llegamos a las puertas del desierto del Sáhara en Tozeur. Dormir en la nada es una cita ineludible para cualquiera que visite una tierra que lo tiene todo en el pack.

Chebika
 
Chebika,.

Incluso si buscas fiesta, la isla de Djerba te ofrece un refugio que aúna la diversión de la noche europea, con playas impresionantes y diversiones como karts, quads o camellos en la misma playa. Túnez es capaz de todo y lo mejor de todo es que no lo encontrarás abarrotado como otros sitios del Viejo Continente y te ofrece una diversión que no debe envidiar lo más mínimo a otras potencias turísticas.

Sin olvidar, qué duda cabe, de la excelente gastronomía de un país que posee el té con piñones más rico que vayas a probar o que conocen un centenar de recetas de cordero que te dejarán sin habla.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno
 
Túnez: ruinas, desierto y playa todo en unolarazon

Túnez posee una riqueza estratosférica para el turista y si esto fuese poco no te prives de gastar el carrete de fotos en uno de los coliseos romanos mejor conservados del mundo en El Djem.

¿Qué hacer en Túnez?

Aunque se pueden decir varias decenas de lugares, te destaco algunos de los principales atractivos que ver según nuestras paradas. Para disfrutar al completo de la experiencia la mejor recomendación posible es alquilar tu propio coche y recorrer unas carreteras que se encuentran en un magnífico estado de conversación.

Nosotros lo hicimos con la compañía Tunisia Rent Car Trust Me y la experiencia fue magnífica. Nos decantamos por coger un Seat Arona, el cual era capaz de entrar incluso en las dunas si lo hubiésemos necesitado al ser 4x4.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno
 
Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno,.

La compañía se preocupa en todo momento de que sus clientes no pasen ningún tipo de apuro a través de una atención personalizada y de 24 horas. Unes eso a que las carreteras son geniales y los tunecinos conducen bien para ser un país árabe y lo tienes hecho.

Túnez capital

La mejor forma de disfrutar de la capital de Túnez es elegir un alojamiento céntrico que te permita caminar hasta la medina. Aunque aparcar no sea lo más sencillo del mundo, nosotros escogimos el hotel boutique Dar Ben Gacem porque se encuentra a cinco minutos de todo lo importante y porque la casa en la que se ubica -parecido a un riad- son de lo más práctico.

Dar Ben Gacem
 
Dar Ben Gacem,.

Por supuesto, en Dar Ben Gacem saben cuidar de sus clientes y dar el mejor servicio con abundantes desayunos y una cocina de vanguardia que te sorprenderá. Sus dueños están siempre atentos para que los visitantes lo disfruten y hay recepción las 24 horas del día. Sin duda, esta opción es fabulosa para conocer los rincones más inaccesibles de la capital de Túnez.

Dar Ben Gacem
 
Dar Ben Gacem,.

Medina de Túnez

Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981 y por derecho propio se trata de una de las medinas más importantes del mundo. Destaca la mezquita de Zitouna, rodeada de un impresionante mercado de Perfumes y Especias. Lleva la cartera a mano porque comprar es una tentación.

Medina Tunez
 
Medina Tunez

Azoteas

La Medina es un barrio con muchos años de historia, ninguna vivienda sobrepasa la altura de la Mezquita (ni se acerca), por lo tanto una de las actividades que os recomiendo realizar en la capital tunecina es ir buscando azoteas que consideremos que tengan buenas vistas y preguntar en las tiendas por cuánto nos dejan subir hasta arriba y disfrutar de una panorámica inolvidable.

Azotea
 
Azotea

Una vez te hayas pateado y recorrido la ciudad vieja de arriba a abajo es el momento de tomarnos un descanso para volver a reponer fuerzas. La bebida debe ser la típica del lugar: el té con piñones.

Ruinas de Cartago

Mucho ruido y alguna nuez que otra. Unas ruinas Patrimonio de la Humanidad que te hacen imaginarte lo que aquello fue porque en pie no queda demasiado. Las vistas a la bahía con edificios de la época son impresionantes. Cita ineludible para todos los amantes de la historia.

Cartago
 
Cartago

Sidi Bou Said

El Santorini de Túnez con casas blancas y azules en casa esquina y muchas tiendas de souvenirs por si no hiciste las compras en la capital. Las vistas al mar son impresionantes y es recomendable darte un baño si tienes ganas de probar un agua que parece un jacuzzi.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno
 
Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno

Sousse

Si ya has estado en el Santorini tunecino, no podrás resistirte al Benidorm de Túnez. Sousse tiene playas, fiesta y hasta casinos para el deleite de cualquier turista. Ciudad costera en la que merece gastarse el dinero en un buen hotel. A una hora y media está el coliseo de El Djem con su aforo para 30.000 espectadores y perfectamente conservado. Hay que verlo sí o sí.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno
 

En esta localidad playera es obligatorio hacer noche por su ambiente festivo y por la calidad de sus hoteles. La competencia es muy elevada y dentro de ella emerge como una magnífica posibilidad el hotel Mövenpick Resort & Marine Spa Sousse. Este alojamiento te impresionara a simple vista por una estructura gigante de edificios con vistas a la playa privada que ellos mismos poseen.

Mövenpick Resort & Marine Spa Sousse
 
Mövenpick Resort & Marine Spa Sousse,.

Dentro del hotel el lujo predomina en todas las estancias con piscinas gigantes, un sinfín de posibilidades de actividades y restaurantes para todos los paladares. No queremos pasar por alto que alojan al mejor restaurante de Teppanyaki de todo Túnez con cocineros japoneses que te harán disfrutar de una experiencia única con sus habilidades con los cuchillos.

Teppanyaki
 
Teppanyaki

Tampoco olvidemos que cuentan con una playa de agua cristalina propia que te obligará a estar disfrutando del sol todo el tiempo que puedas. De veras que es un hotel pensado para la comodidad y el disfrute de sus clientes con unas habitaciones que miran siempre al mar y todo tipo de tecnologías que harán de tu estancia un capricho.

Mövenpick Resort & Marine Spa Sousse
 
Mövenpick Resort & Marine Spa Sousselarazon

Tozeur

Es la puerta del desierto y el lugar que George Lucas eligió para grabar muchas escenas de las películas de Star Wars. ¿Quieres conocer en una mañana la casa de Luke Skywalker, el pueblo donde se hizo la carrera de vainas de Anakin y mucho más? Muévete hasta aquí y lo descubrirás. Nosotros lo hicimos a través de Vue de Desert.

Star Wars movie
 
Star Wars movie

Para disfrutar plenamente de la experiencia te recomendamos que te alojes en un lugar típico de la zona como una casa hotel como la que nosotros encontramos en Dar el Kobba. Este lugar posee todo tipo de comodidades que te harán sentirte como en casa destacando su magnífica gastronomía y también la cercanía y vistas con la medina de Tozeur.

Dar el Kobba
 
Dar el Kobba

Es el lugar ideal para reponer fuerzas antes de embarcarte en tu aventura por el desierto. Pequeño, coqueto y preciosista este hotel hará que tu Instagram reviente con todas las fotos que vas a querer tomarte. Cuidado con los platos de la cena, que a veces son excesivamente picantes para los paladares españoles.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno
 

Douz

La entrada al desierto del Sáhara. Te encontrarás con camellos, quads y todo tipo de opciones para entrar en esa inmensa extensión de terreno. Nosotros no dudamos en ir con todo y acampar allí para vivir una experiencia totalmente completa como hicimos con Vue de Desert. Dormimos en una tienda de campaña escuchando el absoluto silencio y pudimos contemplar como nunca las estrellas.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno

Por si fuera poco, dentro de la experiencia llegas en camello al camping, te enseñan a hacer pan en el suelo con la arena del desierto, disfrutar de una cena poco convencional con carne de dromedario e incluso te puedes fumar una rica cachimba mientras los moradores de allí cantan y tocan la guitarra.

Djerba

Una impresionante isla pensada para el descanso y el disfrute. Te encontrarás con muchos hoteles de todo incluido y muchos italianos con ganas de fiesta. Desde luego que es un sitio para relajarse y disfrutar de playas de arena blanca como Sidi Mahrez o Seguia.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno

El hotel Djerba Golf Resort te ofrece esa posibilidad al ser un establecimiento con todo incluido -también el alcohol- que está pensado para la desconexión de sus visitantes. Poseen playa privada y todo tipo de instalaciones deportivas -hasta pistas de tenis- para que no te aburras en este lugar con una gastronomía rica.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno
 
Túnez: ruinas, desierto y playa todo en unolarazonLa Razón

Este alojamiento está pensado para gente joven, pero también para familias teniendo todo tipo de actividades programadas a lo largo del día. Aunque la actividad del hotel es frenética, las habitaciones son modernas y están insonorizadas, por tanto puedes descansar tranquilamente que nada te despertará.

Túnez: ruinas, desierto y playa todo en uno

El buffet libre posee varios puestos de cocina en directo que dan mucha variedad al hotel destacando las pizzas. Para que los propios italianos diesen la enhorabuena al chef por su manejo del horno de leña… algo bien estarían haciendo. Sin duda, una gran opción en Djerba para ir a disfrutar y desconectar.

 

TITULO : Escala humana - Vamos por partes , Miercoles -31 - Julio,.


El Miercoles  - 31 - Julio, a las 21:00 por La 2, foto,.

 

 Vamos por partes,.

 

 Vamos por partes

 

 En este capítulo nos centramos en las construcciones basadas en la prefabricación. El hormigón es el material más conocido para fabricar estructuras construidas por módulos, pero por ser el más usado no es más interesante que otros materiales como la madera, el cristal, o el acero.

 

 

TÍTULO: LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Antes que se rompera el profugo   ,.

LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea  - Antes que se romperá el prófugo , fotos.

 

 

El Miercoles - 31 - Julio ,  a las 22:00 por antena 3,.

 

 Antes que se romperá el prófugo,.

 

 Romper lo que ya está roto: España

 

 Carles Puigdemont,.

Las cosas como son. Vamos para diez meses desde que Carles Puigdemont se convirtiera en prófugo de nuestra justicia y lejos de acabar en el rincón del olvido mediático y político, no solo se mantiene en primera línea de atención, sino que –y tal vez sea esto lo más preocupante– ha incrementado de manera considerable su capacidad de influencia y de presión sobre el bloque independentista y más allá, sobre el propio gobierno de un Pedro Sánchez al que no se para de recordar que está en la Moncloa gracias al apoyo de unos escaños que obedecían las órdenes del ex president fugado. Puigdemont puede pasarse veinte años sin pisar 

 

 

territorio español y consiguientemente catalán por mucho que se empeñe en no aceptar esto último, una vez que el juez Llarena renunciase a la euroorden y tal vez llegue el día en el que efectivamente acabe como aquel ridículo presidente de la república imaginaria de Libertonia que repartía tarjetas a quien le prestaba atención en la película «Sopa de ganso» de los Marx, pero siendo consecuentes con la realidad actual, esa situación a día de hoy ni se ha producido, ni tiene visos de darse al menos a corto plazo. El fugado ex jefe del gobierno de la Generalitat, 276 días después de su fuga mueve los hilos por control remoto desde su palacete de Bruselas, bien para poner patas arriba el PdCat arrollando en su último congreso a Marta Pascal y a cualquier atisbo de vuelta al autonomismo o bien para tratar de marcar la pauta de la política nacional desde los escaños del grupo parlamentario en la carrera de San Jerónimo y con un presidente «títere» en la figura de Torra que interpreta al milímetro las partituras llegadas desde el «exilio» belga. Puigdemont tiene en su mano y mal que pese a los socios de conveniencia de ERC la activación a distancia del botón electoral en Cataluña en cuanto se cumpla el año desde la pasada convocatoria –apuntemos la fecha del próximo 23 de diciembre– pero antes, ya prepara el terreno con lo más parecido a una «oferta de integración» a quienes dentro del partido del encarcelado Oriol Junqueras estén por la labor de avanzar hacia el órdago definitivo al estado en pos de la República independiente, para lo que se cuenta con la inestimable colaboración de una «ANC» entregada en cuerpo y alma a la causa. La obsesión por el adelanto electoral en Cataluña del prófugo de nuestra justicia –y puede que primera piedra de toque en Europa para el fin de la euroorden– solo puede corresponderse con una motivación puramente histriónica y personal por parte de alguien sabedor de que la estabilidad políticas en Cataluña, una legislatura larga y una etapa de distensión con el gobierno central le acaba abocando al olvido. Puigdemont necesita poner en marcha su programado engendro vía «crida nacional de la república» porque solo pedaleando mantendrá en pie la bicicleta, tal vez por eso la paciencia de ERC haya llegado al límite y lo que tan solo hace unos días eran mutuas acusaciones de mentirosos, ya se presume como una guerra inmisericorde entre socios secesionistas. Eso sí, unos en la cárcel dados a la oración y otros moviendo hilos desde Waterloo.

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