domingo, 15 de mayo de 2022

Cena con mamá - Noemí García Jiménez . , Viernes -13, 20 - Mayo, . / Imprescindibles' estrena en La 2 - Muere Juan Diego, actor inmenso y ‘rojo’ recalcitrante . , Domingo -8 ,15- Mayo,./ De seda y hierro - Maternidad: Amor de madre ,. Domingo- 8, 15- Mayo ,./ Noche Sexo - Monica y el sexo - Sedantes para aguantar tantas orgías y sexo animal,.

           TITULO: Cena con mamá - Noemí García Jiménez  ,.  Viernes -13, 20 - Mayo ,.

Viernes  - 13, 20 - Mayo a las 22:00 en La 1, foto,.

Noemí García Jiménez ,.

Noemí García Jiménez cierra la trilogía 'Una ciudad para tres culturas',.

La escritora local publica 'Sin huella del engaño', finalista del V Premio Hispania de Novela Histórica,.

En Awqaniya, Ocaña (en la actual provincia de Toledo), la infancia y el paso a la vida adulta de Ismail transcurre entre juegos, aprendizajes y continuos sobresaltos. Son los últimos años del siglo XV.

Siglos después, en 1969, la demolición del muro de una casa palacio saca a la luz una alacena que conserva en buen estado nueve pequeños libros manuscritos, junto a tres objetos: un tablero de damas, un palito y una babucha, que él y su amigo Shakir ocultaron en 1498 antes de abandonar la villa. Será Elvira, una filóloga granadina, la encargada de darles sentido y recuperar los complicados e intensos momentos vividos por Ismail.

Así resume la escritora local Noemí García Jiménez, colaboradora habitual de HOY Navalmoral, su nueva novela, 'Sin huella del engaño', que cierra la trilogía 'Una ciudad para tres culturas'.

«La novela nace desde un hecho real, un hallazgo de gran valor de los libros aljamiado-moriscos y tres objetos, fuente de inspiración para la trama, y del buen conocimiento de Ocaña y Granada -ciudad que ya apareció en 'Tisanas para el mal de amor'- con alusiones a Toledo, el hilo conductor de la trilogía. El hallazgo del manuscrito en el palacio de la Encomienda de Ocaña ha sido, sin duda, uno de los más relevantes en cuanto a su contenido y grafía. Resultan escasos los escritos de este tipo que han llegado a nuestros días».

Eso sí, advierte que al margen de lo referente al manuscrito, los hechos narrados y los personajes son ficticios, si bien en Ocaña estuvo la casa maestral de la Orden de Santiago, a la que se alude en la novela.

'Sin huella del engaño' (finalista del V Premio Hispania de Novela Histórica) es la última entrega de la trilogía 'Una ciudad para tres culturas', después de 'Tisanas para el mal de amor' y 'La placiente espera'.

Dibujos de la autora

Al igual que en las dos novelas anteriores, hay dibujos de la autora, tanto en la portada como a lo largo de la obra. Los capítulos van separados por bloques y cada bloque va precedido del nombre de uno de los libros encontrados o de uno de los objetos. La obra se vende en Amazon.

TITULO:  Imprescindibles' estrena en La 2 -  Muere Juan Diego, actor inmenso y ‘rojo’ recalcitrante,.Domingo -8 , 15- Mayo,.

Domingo - 8, 15- Mayo  a las 21:30 horas en La 2, foto,.

 Muere Juan Diego, actor inmenso y ‘rojo’ recalcitrante,.


El intérprete, que protagonizó películas emblemáticas como ‘Los santos inocentes’, ha fallecido a los 79 años. El Teatro Español de Madrid acogerá mañana su capilla ardiente,.

El actor Juan Diego Ruiz Moreno, conocido popularmente como Juan Diego, ha muerto este jueves a los 79 años. El intérprete, quizá el único que era sobradamente conocido sólo por su nombre de pila, ha sido fundamental para el teatro y el cine español de las últimas seis décadas. También para la lucha antifascista de aquellos duros años del tardofranquismo, aunque tampoco en la Transición ni después desde los años ochenta abandonó su actividad política a favor de diferentes movimientos de la izquierda española, de la cual nunca se alejó. Familiares y amigos íntimos lo están velando este jueves en el tanatorio de San Isidro y mañana viernes se instalará la capilla ardiente en el Teatro Español de Madrid desde las diez y media de la mañana hasta las dos de la tarde.

Protagonista de títulos emblemáticos del cine español como Los santos inocentes, El séptimo día, Dragon Rapide, París-Tombuctú You’re the One, además de acumular una larga trayectoria en el teatro, arrastraba en los últimos años diversas dolencias, algunas de ellas consecuencia de la severa EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) que padecía hace tiempo. Hace unos días fue hospitalizado en la Clínica de la Zarzuela de Madrid, donde ha fallecido esta madrugada. Nacido en 1942 en la localidad sevillana de Bormujos de Aljarafe, donde se han decretado tres días de luto, tuvo dos hijos, Adán y Diego, con Paca Villalba y Clara Sanchis Mira, respectivamente.

Juan Diego empezó su carrera en el teatro, donde debutó en 1957. En sus primeros años, participó en diversos programas de Televisión Española y numerosas producciones dramáticas del recordado Estudio 1, lo que le dio popularidad y prestigio. En esa época se implicó activamente en movimientos sindicales y antifranquistas. En 1984, fue elegido por el director Mario Camus para protagonizar la versión cinematográfica de Los santos inocentes, que supuso el gran salto en su carrera cinematográfica. Sus siguientes trabajos destacados en la gran pantalla serían El viaje a ninguna parte (1986), de Fernando Fernán Gómez; Dragon Rapide (1986), de Jaime Camino, en la que encarnó a Franco; La noche oscura (1989), de Carlos Saura, o El rey pasmado (1991), de Imanol Uribe, que le valió el Goya al mejor actor de reparto. En total ganó tres: otro de reparto por París-Tombuctú (1993), de Luis García Berlanga, y otro más como protagonista de Vete de mí (2006), de Víctor García León, uno de los muchos jóvenes veinteañeros que el actor apoyó con su presencia en sus películas.


Paloma de Juanes y Marta Simón, representantes y amigas del actor, han destacado tras conocer su muerte que sobre todo era una persona “generosa e inmensa”. “Le gustaba apostar por el joven talento tanto en largometrajes como en cortos. No dudó en ponerse bajo las órdenes de Chema Rodríguez en el largo Anochece en la India (2014) o de Lino Escalera en No sé decir adiós (2017), ni tampoco del actor Secun de la Rosa en su debut como director con El Cover (2021). En el corto, protagonizó trabajos con Alexis Morante (Matador on the Road) y Félix Fernández de Castro (Cebra)”, señalan. También participó en Venus, ópera prima de Víctor Conde, pendiente de estreno.

En paralelo, de manera más intensa en sus primeros años, siguió con su carrera en el teatro. En 1980 participó en el estreno de Petra regalada, de Antonio Gala. En 1981 protagonizó la versión teatral de la novela El beso de la mujer araña, de Manuel Puig, dirigida por José Luis García Sánchez, su gran amigo a lo largo de toda una vida y de mil batallas profesionales y políticas, con el que trabajó en casi todas sus películas. Fue en aquella obra teatral donde Juan Diego, que como muchos ateos era supersticioso, le dio la vuelta a la tradición de que el amarillo es gafe para los teatreros. En un momento de la función, el actor tenía que utilizar un mechero y resulta que un día un atrecista le metió uno en el bolsillo que resultó ser amarillo, ignorante del efecto que podía causar en el intérprete. Llegado el momento de sacarlo, Juan Diego se horrorizó al ver el color, pero justo ese fue el día en que todo el público le ovacionó en pie y el espectáculo, que en sus primeros días no había ido bien, se convirtió en un gran éxito. Juan Diego lo achacó al color del mechero y nunca más pisó un escenario sin algo amarillo, e incluso llegó a pintar gran parte de su casa de entonces de amarillo para atraer a la suerte, cosa que no consiguió pues su pareja en aquel momento le dejó y se marchó llevándose muchos muebles amarillos. También fue hombre amado y que amaba. Especialmente conocida fue su relación con Concha Velasco, que ha recibido la noticia de la muerte de su amigo con gran tristeza.

En los años noventa siguió subiéndose a los escenarios y, entre otro trabajos, impactó encarnando al escritor Charles Bukowski en la obra No hay camino al paraíso, nena, dirigido por Jesús Cracio. En 1999 estrenó El lector por horas, de José Sanchis Sinisterra, junto con Clara Sanchis, hija del autor y con la que coincidió más veces. En 2012 llevó a las tablas el monólogo La lengua madre, de Juan José Millás. Poco antes había abordado La gata sobre el tejado de zinc y Ricardo III. Su último trabajo en el teatro fue el estreno en Huesca en 2019 de la adaptación de El coronel no tiene quien le escribade Gabriel García Márquez, dirigida por Carlos Saura. Solo participó en las primeras funciones de aquella producción, pues sus problemas de salud le impidieron continuar con la gira y fue sustituido por Imanol Arias. Fue precisamente Carlos Saura quien le eligió para uno de los trabajos cinematográficos más grandes del actor, aunque nunca tuvo especial repercusión, cosa que el propio Juan Diego no entendía muy bien, ya que él mismo consideraba que aquella interpretación fue de las más importantes e impactantes de su vida: La noche oscura, basada en la vida y muerte de San Juan de la Cruz, cuya literatura le gustaba especialmente a Juan Diego, que era un ávido y exquisito lector.

La noticia de su fallecimiento ha provocado numerosas reacciones este jueves en medios y redes sociales. El actor Juan Echanove, profundamente emocionado en la Cadena SER, lo ha definido como “el mejor”. “Era la dignidad, el oficio, la responsabilidad, la solidaridad. Eso es lo que ha supuesto para la cultura de este país”. Da la casualidad de que los más allegados a Juan Diego llamaban a Echanove “Juanito de circuitos Diego”, que era como calificaban en broma a los jóvenes actores a los que Juan Diego arropaba y presentaba a sus colegas en sus comienzos.

Quien no ha querido decir nada porque afirma que los obituarios sólo son interesantes cuando no conoces a la persona fallecida es José Luis García Sánchez. No era el caso, desde luego. Sólo ha balbuceado: “Ya lo decía Azcona, la muerte es una cabronada”.

Aisge, la entidad que gestiona en España los derechos de propiedad intelectual de los artistas, ha publicado un tuit en el que señala: “Qué triste decirte adiós, queridísimo Juan Diego. Socio, maestro, camarada, amigo. Ejemplo de nobleza humilde, hombre cultísimo que se supo hacer a sí mismo cuando las circunstancias menos acompañaban. Vuela alto, vuela libre. Todo nuestro amor”.

El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, señaló al conocer la noticia: “Que la tierra le sea leve, que los suyos encuentren consuelo en el recuerdo y que por siempre celebremos su vida y su obra”. La ministra Ione Belarra ha afirmado estar “conmocionada con la triste noticia”: “Un fantástico actor y una persona comprometida y buena que recordaremos siempre con muchísimo cariño”. El presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha recordado unas palabras del actor fallecido como homenaje: “La cultura, el conocimiento y la palabra son fundamentales en el desarrollo de un país, hay que acercarlas y usarlas como un arma”.


TITULO: De seda y hierro -  Maternidad: Amor de madre   - Domingo-8, 15- Mayo,.

 El Domingo - 8, 15- Mayo a las 20:20 por La 2, foto,. 

 Maternidad: Amor de madre ,.

Solo con la maternidad se accede al amor que nunca se sintió. Al camino. Al sentido. Hasta entonces, un matar el tiempo,.

“No me imaginaba que se pudiera amarrr de una forma tan brutaaal, tan sin nada, tan, tan… No sé”, dice Malú, abriendo mucho la boca y los ojos y acompañándose con las manos. “Tan de verdad, tan incondicional”, la ayuda la periodista María Casado, cuando se queda sin palabras para describir el amor de madre que siente. El tuit con un fragmento de la entrevista que le hicieron a la cantante en Las tres puertas, de TVE, tiene una treintena de retuits y más de 130 likes. En ambos casos, el 70% son de mujeres,.

En la cárcel y en el mar, con el mítico “amor de madre” que se tatuaron nuestros abuelos pensando supuestamente en nuestras bisabuelas, y también en las redes, la mujer verdadera es la mujer madre. Solo con la maternidad se accede al amor que nunca se sintió. Al camino. Al sentido que otorga a la vida lo que sale de las entrañas. Nuestr@s hij@s nos miran y nosotras nos convertimos en aquello a lo que siempre hemos estado llamadas. Hasta entonces, un matar el tiempo. Ni amor, ni sentir de forma brutal, ni incondicional… Sucedáneos hasta la maternidad.


“Los hijos son el diablo”, me dice una amiga de infancia. No hay un atisbo de broma en la frase, ni en su rictus, severo. Tuvo la llamada de la madre naturaleza, o el penalti, a los 16, empalmó tres, y a los 41 no quiere ver un bebé ni de lejos. “Ahora soy libre”, dice, viviendo en el extranjero, desapegada de su prole, recuperando el tiempo que le robaron. ¿Los tuvo porque quiso? Parlem-ne.

El tuit más inocente que una pueda escribir, —”¿por qué los padres y madres de familia ocultáis que la crianza es estar en un pozo un montón de meses?”— resultó una afrenta a la masa tuitera. Más de 800.000 impresiones, un millar de retuits y citas, no sé cuántos likes y otros tantos chorreos. Me quedo con mi preferido: “Estar un pozo es llegar a casa para echarle de comer al gato, mirar compulsivamente el móvil, masturbarte con no sé aparato [*nota de la autora: Satisfyer], comprar cosas que no necesitas para impresionar a amigos que en realidad no son tus amigos y tomarte un Zolpidem para poder dormir”.

En Ya no somos amigos (Temas de hoy) del periodista y escritor Agus Morales, Tiffany Wright se queda embarazada a los 21. Su padre no la deja abortar y ella huye a Calcuta, donde cría a su hijo y se gana la vida como guionista. No le perdona jamás del todo a Bill, su padre, que la obligase a dedicar su juventud, sus mejores años, a la crianza de un hijo. Ella, como mi amiga de carne y hueso, recuperaron su vida años después.

Quizá por cordura, muchas mujeres no entregan tan fácilmente su vida, pero a los 40 corren a lo Genzebe Dibaba para cumplir con la misión. Casi la habían olvidado de no ser por los entierros de pueblo, donde las ancianas del lugar cumplen perfectamente con su cometido: ¿Y los hijos, pá cuándo? Y se empieza una carrera contrarreloj, contra la salud y contra la cartera. Solo hay que echar un vistazo a la maravillosa #infertilpandy, una red virtual de apoyo mutuo, llena de amor, de información, de miedos y de mucho sufrimiento.

No tengo especial interés en ver a mi coterráneo Albert Rivera en las redes ni en ningún otro sitio. Pero si le entrevistasen, además de por aquello del despido y el fracaso de aquel partido, me gustaría que le preguntasen por la paternidad. Seguro que él, como dice Malú al final del vídeo colgado en Twitter, también puede hacer solo “de aquí a aquí” porque de “aquí a aquí” tiene otra cosa, su hija, que es su “prioridad”.


TITULO: Noche Sexo -  Monica y el sexo - Sedantes para aguantar tantas orgías y sexo animal,. 

El viernes - 13, 20 - Mayo  0.40 / Cuatro, foto,.


Sedantes para aguantar tantas orgías y sexo animal,. 


La marca del conejito, alejada del magnate, trata de reposicionarse como plataforma feminista e inclusiva, tras las revelaciones de una nueva serie documental,.

Hugh Hefner siempre fue un tipo con sentido de la oportunidad. “Tenía el don del momento perfecto”, reconoció su obituario en The New York Times. Emergió a principios de los años cincuenta como un joven redactor y viñetista, casado con su primera novia y solo con experiencia en una revista para niños. Luego se inventó un producto y un personaje, él mismo, que eran inseparables, esa idea de un tipo suavón y seductor, que pone un poco de jazz en el fonógrafo y mezcla un buen martini. Intuyó por donde iría la revolución sexual y supo ofrecer una transgresión perfectamente calibrada para el gusto popular, una travesura capitalista y patriarcal que fue ajustando perfectamente década tras década para seguir rimando con los tiempos. Pero cuando mejor demostró su don de la oportunidad fue a la hora de morirse: el editor de Playboy falleció el 27 de septiembre de 2017. Ocho días más tarde, el 5 de octubre, Jodi Kantor y Megan Twohey publicaron en The New York Times un reportaje sobre Harvey Weinstein que desencadenó el #MeToo. Se fue con el batín puesto y no hubo tiempo ni de cancelarlo.

Esta semana se ha estrenado en Estados Unidos Secrets of Playboy (A&E), una serie documental que desvela lo que todo el mundo ya podía intuir, que la marca Playboy no fue un agente de liberación para la mujer y que en la famosa mansión había más de un paño sucio escondido. Si Victoria’s Secret tuvo en 2018 una serie documental que provocó su caída, ¿cómo no iba a merecerla una franquicia tan omnipresente, reconocible y potencialmente problemática como Playboy?

La serie está dirigida por Alexandra Dean, autora de dos documentales previos sobre Paris Hilton y Hedy Lamarr. De momento, se han emitido solo dos capítulos. El primero está basado principalmente en el testimonio de Jennifer Saginor, que da una versión de su experiencia mucho más tenebrosa que la que escribió en sus memorias, tituladas Playground: A Childhood Lost in the Playboy Mansion (”el patio de recreo: una infancia perdida en la mansión Playboy”)Jennifer es hija de Mark Saginor, el médico a quien apodaban Dr. Feelgood (”doctor Felicidad“) por su tendencia a prescribir drogas legales, amigo cercano de Hefner. La autora explica en el episodio cómo transcurrió su extraña infancia. Tenía seis años cuando visitó la mansión Playboy por primera vez y 11 cuando se instaló allí de manera semipermanente tras la separación de sus padres. Era la mascota de la casa. Se movía de la sala de juegos a la piscina y corría entre los dormitorios espiando todo lo que pasaba allí. Las conejitas le tenían especial cariño.

“Dorothy Stratten era mi canguro”, explica, refiriéndose a la modelo y actriz canadiense asesinada por su exnovio en 1980, poco después de que la hubieran nombrado Playmate del Año. A los 15, explica Saginor en la serie, se enamoró de una de las tres o cuatro novias oficiales que Hugh Hefner tenía siempre en nómina, una mujer a la que llama Kendall, aunque ese no es su nombre real. Las dos mujeres empezaron una relación amorosa en la que, cree ahora Saginor, ella estaba proyectando su falta de apego maternal. Hefner lo sabía porque todo se sabía en aquella casa que, él mismo solía presumir, estaba llena de micros y cámaras que lo grababan todo. En una ocasión, el fundador de la revista la llamó a la habitación y la invitó a participar en un trío con Kendall, a pesar de que Saginor siempre había visto a Hefner como un tío, una figura paterna que le enseñó a jugar al pinball y a valorar los pechos de las mujeres en las fotos que llegaban constantemente a la casa. Aunque en la mansión regía una completa separación de géneros (hasta que dejaba de regir), a la pequeña Jennifer se le permitía sentarse en la mesa de los hombres y participar en ese proceso de cribaje. Miraban las fotos de chicas de todo el mundo y decidían qué médico iba a operar a una para aumentarle el pecho ―a ella misma se lo hicieron a los 15― y qué cirujano le podía hacer la rinoplastia.

A pesar de aquella invitación a su cama, que no se consumó porque la otra chica se puso a llorar, lo que definitivamente hizo que Saginor se sintiera traicionada por parte de Hefner fue el hecho de que él boicotease sus entrevistas cuando publicó su libro. En él, por cierto, se cuidó mucho de hablar mal de él.

En la serie, varias explaymates se refieren a Hefner como “monstruo” y a Playboy como “secta”. Se enumeran algunos de los escándalos que fueron sobrevolando la mansión Playboy, pero que nunca acababan de arañar la reputación de Hefner: la propia muerte de Dorothy Stratten, los suicidios y muertes por sobredosis de varias chicas que sucedieron en la casa y que apenas trascendieron, el caso Bill Cosby ―la mansión era uno de los lugares en los que el cómico inició su carrera como depredador sexual, drogando a chicas para luego violarlas―, el suicidio de su asistente, Bobbie Arnstein, en 1984. Si todo eso no sirvió para hundir la marca, se especula en el documental, es en parte por la relación tan estrecha que Hefner cultivó con las fuerzas del orden y también por el arsenal de cintas comprometedoras que guardaba de todos los poderosos que habían pasado por la mansión y que utilizaba como forma de chantaje.

Uno de los testimonios más valiosos es el de Sonda Theodore, novia de Hefner en los setenta. Cuando él la captó para Playboy, él tenía 50 años y ella 19. Su relación duró cinco años, durante los cuales Theodore tomaba cocaína y quaaludes, un sedante hipnótico, para aguantar el ritmo de orgías diarias con hombres y mujeres que Hefner le imponía. A él le gustaba mirar lo que ella hacía con los invitados que él iba trayendo. En una ocasión, explica Theodore, lo pilló “en actividades sexuales” con su perro. “Él hizo ver que era cosa de una sola vez, que estaba haciendo el tonto, pero nunca volví a dejarle solo con mi perro”. No es el único acto de bestialismo que se menciona en la serie. Una antigua “madre conejita” (las playmates maduras que se encargaban de adiestrar a las jóvenes que iban llegando), P. J. Masten, explica en la serie que vio como Hefner obligó a la actriz Linda Lovelace a practicarle una felación a un pastor alemán.

“Todos se estaban riendo cuando Linda salió de la limusina. Estaba borracha y drogada. La drogaron tanto que le hicieron practicar sexo oral al perro. ¿Quieres hablar de depravación? Esto es asqueroso”. La propia Masten tiene relatos de terror para contar. Ella fue una de las víctimas de violación de Bill Cosby en 1979. Sucedió en un hotel de Chicago. “Tenía sangre cayendo por las piernas porque me había sodomizado”, llora ante la cámara. “La sangre caía por el suelo. Me puse la ropa, pero había mucha sangre. Fui goteando todo el camino hasta el vestíbulo del hotel”.

Además de dar espacio a esos testimonios desgarradores, que hermanan la serie con otra que resultó igual de difícil de ver, la que Netflix dedicó a Jeffrey Epstein, Alexandra Dean trata de enmarcar el imperio Playboy en sus distintas encarnaciones. Resulta especialmente revelador atender a la etapa final de Hefner, ya bien entrados los años dosmil, cuando cayeron las ventas de las revistas para adultos y el empresario reorientó la franquicia hacia la telerrealidad, con el programa Girls Next Door (”las chicas de la puerta de al lado”), que ofrecía una versión blanca de lo que sucedía en la mansión Playboy y lo mostraba con tres novias jóvenes. Cuando las tres primeras chicas dejaron el programa tras cinco temporadas, Hefner las sustituyó por otras tres chicas rubias, y se terminó casando con una de ellas, Crystal Harris. Él tenía 85 y ella 25. Todo esto sucedía bajo la luz cegadora del mainstream, en el centro mismo del entretenimiento para todos los públicos, el canal E!, el mismo que vio nacer a las Kardashian.

Una de las tres vecinitas (así se podría traducir el “girls next door” del título) originales, Holly Madison, ya escribió un libro en 2015 contando su experiencia y aporta nuevos detalles en la serie. Madison fue una de las parejas de Hefner desde 2001 hasta 2008. En la serie describe una versión crepuscular de la misma pesadilla que el resto de mujeres: las vejaciones constantes del magnate, que, ayudado por la Viagra, seguía exigiendo sexo sin preservativo todos los días, la sensación de estar atrapada en una secta ―todas las chicas tenían que estar en casa antes de las nueve y en realidad se las animaba a no salir jamás de ella―, la cirugía estética obligatoria para parecerse al resto de las playmates. En una ocasión, se le ocurrió cortarse el pelo y Hefner la recibió a gritos. Le dijo que le daba un aspecto de vieja y “barata”. Antes de abandonar del todo la casa y someterse a terapia, llegó a albergar pensamientos suicidas.

Lo llamativo es que Playboy como marca aún existe y está intentando desesperadamente distanciarse de ese pasado, como si Disney renegase de Walt o Apple de Steve Jobs. Tras emitirse los dos primeros capítulos de Secrets of Playboy, publicaron un comunicado en Medium condenando las “horribles acciones” de su fundador. “Creemos y validamos a las mujeres y sus historias y apoyamos a todos los individuos que han salido a contar sus experiencias. Como marca basada en una visión positiva del sexo, creemos que la seguridad y la confianza son básicas y todo lo que se aparte de ahí es inexcusable”, sigue el escrito.

El equipo que lleva ahora Playboy recuerda que ya no está asociado con la familia de Hugh Hefner y que ahora son “una organización con un 80% de mujeres” que pretende valorar lo bueno de su legado, que a su entender tiene que ver con la libertad de expresión y con la posibilidad de tener “conversaciones seguras sobre sexo, inclusión y libertad”.

La marca Playboy es ahora propiedad del conglomerado Mountain Crest, que pagó 381 millones de dólares (341 millones de euros) por la franquicia. La revista, el producto que durante décadas dio sentido a todo el imperio, ya no existe. El último número se publicó en la primavera de 2020, después de 66 años en circulación con distintas variantes de un combo arriesgado: fotos de mujeres desnudas y artículos potentes, algunos, en su era dorada, firmados por los escritores más famosos de su generación. Ahora Playboy es una marca de productos. Vende juguetes sexuales, ropa y videojuegos en los que figura siempre el famoso conejito.

Aunque en el comunicado que se emitió esta semana y que busca posicionar Playboy como un epítome de la expresión feminista ―”seguimos redefiniendo los cánones obsoletos de belleza y abogamos por la inclusión en materia de género, sexualidad, raza, edad, habilidad y localización”―, en sus redes, que alternan la promoción de productos tipo sudaderas y camisetas con las fotos del archivo de la revista, la mayor parte de las fotos que se cuelgan seguían siendo de mujeres delgadas, rubias y con pechos enormes y artificiales, justo como le gustaban a Hefner. Excepto esta semana, que el responsable de redes sociales tuvo a bien rescatar una imagen de la cantante Lizzo (afroamericana, de talla grande) de un reportaje de 2019. Como franquicia, Playboy tiene aspectos a su favor, empezando por el reconocimiento de marca, pero también se enfrenta a una tarea casi imposible de separarse de su pasado. Y a la serie aún le quedan ocho capítulos.

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