martes, 27 de agosto de 2024

EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - Martes - 3 - Septiembre - Carmen Posadas - Tiempo que todo lo embelleces (sobre todo lo más brutal) ,. / LUNES - 2 - Septiembre - Imprescindibles - Muere el actor Julián Ortega a los 41 años ,. / ELLA & - La cabeza cambiada ,. / EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - PESADILLA EN LA COCINA -Jueves - 5 - Septiembre - Sardinas sobre tomate y albahaca ,.

 

 TITULO:  EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO -CENA - DOMINGO -LUNES - EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -  3 - Septiembre -  Carmen Posadas -  Tiempo que todo lo embelleces (sobre todo lo más brutal)   ,.

EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -  3 - Septiembre  ,. 

 
 Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes -  3 - Septiembre 
, a las 22:30 por antena 3, etc.


 EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO - Carmen Posadas -  Tiempo que todo lo embelleces (sobre todo lo más brutal),.

 EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO -   Carmen Posadas -  Tiempo que todo lo embelleces (sobre todo lo más brutal), fotos ,.

  Carmen Posadas -  Tiempo que todo lo embelleces (sobre todo lo más brutal),.

 Carmen Posadas: "No sé de dónde salió eso de la biutiful... si éramos feos"  | Famosos

  Carmen Posadas,.

En la boda de Pelayo, cuando estamos terminando los postres, Nacho coge el micrófono del pinchadiscos y empieza a pronunciar unas palabras mientras se acerca a nuestra mesa. Lo hace a ritmo pausado, casi con discreción, y se coloca a mi espalda y pide silencio y comienza a encadenar una serie de frases destinadas a tender la trampa: sería imperdonable que el hermano del novio, que soy yo, no dirigiera a la concurrencia unas palabras. Se me da más o menos bien escribir discursos, pero no tanto pronunciarlos, y no me queda otro remedio que ponerme en pie y agarrar el micrófono e improvisar sobre la marcha una especie de felicitación razonada para la que voy encontrando argumentos a medida que las sílabas van 

 

( Desayuno )

saliendo de mi boca. Pocos minutos después de tomar de nuevo asiento, me percato de que no he dicho lo esencial, que en este caso implica rememorar un recuerdo cada vez más lejano. Debió de ser en junio de 1993 o 1994, porque mi hermano no tenía más de uno o dos años y ya estaban puestos en Mieres los cachivaches de las fiestas de San Juan. Delante del Aniceto Sela se instalaba un tiovivo para niños por el que pasábamos a diario. Como Pelayo aún no tenía edad para subirse, llegamos a un acuerdo con los feriantes que lo atendían: cuando el aparato se interrumpía para que bajaran unos niños y se incorporasen otros, mis padres o yo nos subíamos con él, lo metíamos en uno de los cochecitos y dejábamos que se entretuviera girando el volante hasta que la sirena anunciaba que la atracción emprendería de nuevo sus 

 

 

 Tortilla de jamón y queso a mi manera | Recetas DIA

( Cena ) 

 

giros circulares, momento en el cual nos apeábamos para continuar con el paseo. Es decir, que mi hermano jugaba en el carrusel en los breves periodos en que éste permanecía detenido, lo cual era para él bastante porque aún ignoraba el placer que procuraba ver cómo el mundo entero giraba alrededor de uno. Una tarde decidimos que ya tenía edad suficiente para subirse al tiovivo en marcha, aunque tuviera que permanecer a su lado un adulto, sujetándolo todo el rato para conjurar cualquier posibilidad de descalabro, y me tocó a mí oficiar de acompañante. Como tantas otras veces, me subí con él en la parada, lo introduje en la cabina y me mantuve en cuclillas a su lado, sujetándolo bien por la cintura. Cuando sonó la sirena, él hizo ademán de venir a mis brazos porque, acostumbrado como estaba a la artimaña, sabía perfectamente que el juego se acababa. Puso cara de sorpresa cuando, en vez de cogerlo en brazos, lo mantuve pegado al asiento. Lo que vino después duró una fracción de segundo, pero fue suficiente para que yo no lo haya olvidado: en cuanto el aparato arrancó y el primer acelerón empujó su cuerpecito contra el respaldo, me miró con una sonrisa en la que brillaban sus dientes irregulares y que componía la expresión más pura de la felicidad que he visto nunca. Tantos años después, tras finalizar mi discurso deslavazado, pienso que me habría gustado decir que lo que deseo para mi hermano es que la vida junto a su mujer le procure unas cuantas sonrisas tan limpias y tan sinceras como la que él me regaló en aquel atardecer de primavera. Pero no supe decirlo, y como lo que realmente se me da bien es escribir, lo escribo ahora.

Pinceladas de San Lorenzo

"Las terrazas de la Constitución y la Cruz bullen en las primeras horas de la noche. Hay tal sosiego que parece como si de pronto la vida no importara y este paréntesis pudiera permanecer abierto siempre"

Lo primero que le advierten a uno cuando llega a San Lorenzo de El Escorial es que no debe emplear el gentilicio «escurialense» porque El Escorial y San Lorenzo son en realidad dos pueblos distintos a los que unió para siempre la voluntad de un rey. Los separa una calle que corta la que desciende a la estación desde el monasterio, que aparece de repente a la vuelta de una curva para disolver con su vocación de majestuosidad la somnolencia del recién llegado. El pueblo le crece a un costado y se expande por las laderas y finge hacer su vida ajeno a él aunque no consiga sustraerse del todo a su presencia, cómo va a hacerlo si hasta lo lleva incorporado al nombre. A él llegan los turistas que aparecen a ciertas horas y apenas dejan huella, porque no parecen muy interesados en aventurarse más allá de los predios cenobiales. Me encuentro a un pequeño grupo desayunando en la terraza del Miranda & Suizo, que es el hotel en el que me han alojado los responsables del curso de verano de la Universidad Complutense en el que vengo a tomar parte. Son dos hombres y dos mujeres, todos con sombrero y gafas de sol, hablan entre ellos en inglés y el que parece tener más edad luce en su piel un color rojizo que denota los efectos de una insolación reciente. En otra de las mesas un anciano lee el periódico y apenas se vislumbra más vida en las aceras. Rompe el silencio de vez en cuando el canto de unos pájaros, cruza de pascuas a ramos algún coche la calzada y no hay muchas más distorsiones en la quietud de este lunes de verano en el que el sol vierte toda su fuerza sobre las cumbres de la sierra. Recuerdo junto a Carlos Fortea la tertulia noctámbula de la que fuimos ambos testigos en Gijón hace apenas un par de días, doy a Leonardo Padura el abrazo que no pudimos darnos cuando abandonó la Semana Negra sin que tuviera ocasión de despedirlo y me alegro de encontrar a Rosa Ribas, con la que vengo coincidiendo últimamente en los lugares más insospechados. Hemos venido a hablar precisamente de novela negra, y de los futuros probables que pueden aguardar al género, y la intervención de Lorenzo Silva a propósito de las negritudes de El Quijote y su sugerencia de llamar ficción criminal a las tramas que van desde el policiaco hasta el hard boiled me da pie a exponer que dicha ficción existe desde mucho antes de que nos diese por encasillarla, que el Edipo Rey de Sofocles bien puede considerarse el primer argumento detectivesco de la historia y que tanto La familia de Pascual Duarte de Cela como “La tierra de Alvargonzález” de Machado pueden encajar perfectamente en sus parámetros, como lo haría el Lazarillo y todos sus derivados picarescos, hilvanados a partir de un caso desde el que se va desmadejando el ovillo argumental por el que van desfilando las variopintas dobleces del mundo. Las palabras se quedan enclaustradas en la sala cuando salimos al exterior  y aprovechamos las brisas vespertinas para dar un paseo sosegado por el pueblo. En el interior del Cafetín Croché, tan encantador y tan vintage, se exhibe un monaguillo pedigüeño muy similar, si es que no idéntico, a otro que vi años atrás en la iglesia de Santa María la Mayor de Soria. En la plaza de Jacinto Benavente se reúnen pandillas de jóvenes que fuman y charlan diseminados por los bancos. Las terrazas de la Constitución y la Cruz bullen en las primeras horas de la noche. Hay tal sosiego que parece como si de pronto la vida no importara y este paréntesis pudiera permanecer abierto siempre, y aunque sepamos bien que tal cosa es imposible resulta grato entregarse a la facción inocua de creer que nada más que el aquí y ahora importa, porque todo lo demás podrá esperar el tiempo que haga falta.

Una visita al monasterio 

"Constata uno entonces que lo mejor del monasterio de San Lorenzo de El Escorial no es lo que oculta entre sus muros, sino lo de que de ellos puede ver cualquiera"

Me pregunta Mirella qué me ha parecido el monasterio de San Lorenzo. «Grande y soso», le respondo. Son los dos adjetivos que se me vinieron muy pronto a la mente, cuando salí de la gigantesca basílica y comencé a deambular por unos corredores despoblados de adornos que parecían desembocar unos en otros y en los que cualquier tentativa ornamental se desdeñaba en beneficio de una taxativa vocación de recogimiento. Si es cierto que el edificio se diseñó a imagen y semejanza que el rey que lo erigió, sólo cabe concluir que Felipe II debió de ser un tipo al que era mejor tratar poco, o hacerlo al menos desde una distancia prudencial. Si realmente su carácter se hermanaba con el que Juan de Herrera imprimió al complejo que quiso dejar al mundo como emblema, uno no puede más que imaginárselo como un tipo frío, adusto, de ceño fruncido y mirada seca, con el alma aquejada de una rigidez tan acentuada que cuesta imaginar que nada de este mundo que no fuera él mismo le suscitara la menor compasión o un tibio alborozo. El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fía su imponencia a la impresión que causa en quien lo recorre su austeridad antipática, esa arrogancia que trata de disfrazarse con los ropajes de la fe pero es en verdad la encarnación de una indiferencia irreversible hacia cualquier materia ajena. Hasta los grandes mausoleos donde se hacinan los restos de reyes e infantes carecen de la menor nota que pudiera inducir una mínima emoción retrospectiva, porque todo aquí es grande y absurdamente pretencioso y, por eso mismo, vacuo. Es un edificio bello, eso no creo que pueda negarlo nadie, pero de una belleza tan proclive a la autocomplacencia que es incapaz de interpelar a los ojos que lo observan, abocados a mirar o ver sin que el ejercicio de ambos verbos encauce algo parecido a una emoción. Hay una razón añadida para el desapego personal: un cuadro que tenía intención de ver ya no se expone aquí, sino en la Galería de las Colecciones Reales, y esa circunstancia, que en otros momentos y en otros lugares no sería más que un simple bache, se erige aquí en causa de alejamiento irreversible entre el monasterio y yo. Sólo un rincón me reconcilia antes de tomar la puerta de salida: la gran sala que, sobre la puerta principal y enfrentada al resto del inmueble, como si inconscientemente quisiera subrayar su excentricidad, acoge la biblioteca que perteneció al rey, esa colección que recopiló con entrega y paciencia y que se custodia revestida, ella sí, por oropeles con los que se reconforta el ánimo antes de tomar el camino de salida. Constata uno entonces que lo mejor del monasterio de San Lorenzo de El Escorial no es lo que oculta entre sus muros, sino lo de que de ellos puede ver cualquiera: su perfil recortándose sobre la ladera de la sierra, la gracia con que se levanta en un costado del pueblo cuando emerge, inesperado, en una vuelta del camino y aún no ha revelado que sus paredes son el espejo en el que quiso inmortalizar su poder un rey sin alma.

 

 TITULO:  Lunes - 2 - Septiembre - Imprescindibles - Muere el actor Julián Ortega a los 41 años ,.

LUNES - 2 - Septiembre - Imprescindibles  - Muere el actor Julián Ortega a los 41 años ,.

Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes - 2 - Septiembre ,.
 , a las 21:00 ,fotos ,.
 
 Muere el actor Julián Ortega a los 41 años,.
 
 

El hijo de la actriz Gloria Muñoz ha sido conocido por sus papeles en series como: "El Pueblo", "Cristo y Rey", y "Élite"

Julián Ortega, actor español de serie como "Élite" o "El Pueblo"
 
Julián Ortega, actor español de serie como "Élite" o "El Pueblo"Unión de Actores y Actrices,.

El mundo del espectáculo se encuentra de luto tras la repentina muerte de Julián Ortega, un actor español conocido por sus papeles en series de televisión como "El Pueblo", "Cristo y Rey" y "Élite". Ortega ha fallecido el 26 de agosto a la edad de 41 años, según informó la Unión de Actores y Actrices en sus redes sociales. Hasta el momento, no se han revelado las causas de su deceso, lo que ha dejado a sus seguidores y compañeros de profesión en un profundo estado de conmoción.

Julián Ortega, nacido en Madrid en 1983, era hijo de la reconocida actriz Gloria Muñoz, lo que le permitió crecer en un entorno ligado al arte y la interpretación desde una edad temprana. Debutó en el cine con tan solo 12 años en la película "El otro barrio", dirigida por Salvador García Ruiz, marcando así el inicio de una carrera prolífica que abarcó más de dos décadas en la televisión, el cine y el teatro.

A lo largo de su carrera, Ortega se consolidó como un actor versátil y talentoso, capaz de encarnar una amplia gama de personajes. Uno de sus roles más destacados fue en la serie "Cristo y Rey", donde interpretó al célebre periodista Jesús Mariñas, un papel que le permitió demostrar su capacidad para abordar personajes complejos y llenos de matices. Además, su participación en "Élite" como el encargado de La Cabaña en la primera temporada, y su papel como Pirulín en las últimas temporadas de "El Pueblo", le otorgaron gran popularidad entre el público español.

Julián Ortega
 
Julián Ortega,.

Ortega también dejó su huella en el teatro, donde compartió escenario en diversas ocasiones con su madre. Juntos participaron en la obra "Ira", que fue candidata a los premios Max de teatro, y en una lectura dramatizada en el monasterio de San Millán de Suso, una experiencia de la que Julián se mostró especialmente orgulloso. Además, su carrera no solo se limitó a la interpretación, sino que también era conocido por su humildad y gratitud hacia los equipos con los que trabajaba. En varias ocasiones, compartió en sus redes sociales su agradecimiento por la oportunidad de trabajar con grandes profesionales del sector, mostrando siempre una actitud positiva y entusiasta. Sin duda alguna, Julián Ortega deja un legado en la televisión española y en el corazón de aquellos que tuvieron la suerte de conocerle y trabajar con él. Su pérdida es un duro golpe para la industria y para los espectadores que disfrutaron de su talento.

TITULO:   ELLA &  - La cabeza cambiada ,.

La cabeza cambiada ,.

 Vivir con dos ideas en la cabeza

foto / He batido hace poco mi récord de lectores. No ha sido un libro el que me ha dado esta alegría. Tampoco un artículo. Ha sido un tuit. El tuit constaba de dos palabras: “Lucha obrera”. Según la plataforma de Elon Musk (X), esas dos palabras han sido leídas un millón y pico de veces. Es muy bonito ver la grafía del millón de visualizaciones: un “1” y la letra M en mayúsculas. Me impresioné bastante cuando lo vi.

Resulta irónico, no sé si triste (bah, tampoco triste), que uno se mate para escribir las casi cien mil palabras que componen un libro, y las ponga todas seguidas con criterios reglados y algún estilo; o que uno se esfuerce también lo suyo en juntar ochocientas palabras, para ofrecer al respetable un artículo de algún interés, y que finalmente lo más leído en su vida de escritor sean dos palabras que además conforman un cliché, y que este servidor de ustedes tuiteó sin el menor desgaste intelectual. Una ocurrencia, en suma.

“Lucha obrera”. Wikipedia define esta frase hecha del siguiente modo: “La lucha obrera se refiere al movimiento obrero y a las reivindicaciones que se enmarcan en él.” En mi tuit, acompañaba la locución con una imagen donde se veía a tres ministras, todas ellas de Sumar. Habitualmente se describe a Sumar como una organización “a la izquierda del PSOE”; es decir, lo más cercano que podemos suponer que que hay en el Congreso a los obreros. La fotografía corresponde al día de apertura de las Cortes, un día especial donde las ministras optaron por atuendos glamurosos y —da la impresión— singularmente caros.

La imagen me la pasó un amigo por Twitter. Me sobresaltó lo suficiente como para que, de pronto, nos pusiéramos a debatir si no habría sido creada con Inteligencia Artificial. Una nueva fotografía de Yolanda Díaz atendiendo a la prensa nos demostraba que en efecto ese outfit era auténtico.

"A mí me choca que personas de izquierdas, que en principio representan a los obreros, acudan al Congreso con el aspecto propio de ir a recibir un Grammy"

A mí me choca que personas de izquierdas, que en principio representan a los obreros, acudan al Congreso con el aspecto propio de ir a recibir un Grammy. No era una gala de los Goya lo que provocaba el festival fashion de las ministras, sino el primer día de ese trabajo para el que a lo mejor alguien en Pan Bendito las ha votado.

Mi tuit no me parece particularmente ingenioso, novedoso o sensacional. Es una crítica bastante común. Precisamente no escribo artículos con esos argumentos porque los puede hilar cualquiera. La contradicción del pijerío en la izquierda. Ese rollo.

El tuit salió en la madrugada del 4 de diciembre, y recibió la atención que merece el rollo que es. Pero el 5 de diciembre los numeritos al pie del tuit empezaron a encabritarse, y tenía ya como medio millón de visualizaciones. No crean que supuse que había dicho algo muy inteligente, de pronto. Supuse que alguien con dos ideas en la cabeza había necesitado airear una de ellas.

Cuando un tuit genera insultos, se nota enseguida por los retuits. X te muestra que algunos son efectivamente retuits y otros “citas”. La cita significa que alguien ha copiado tu tuit y ha hecho un comentario encima de él. La gente por lo general se molesta en copiar y pegar un tuit ajeno únicamente para ensañarse con su autor.

Llevaba ya como 290 “citas” en la madrugada del 6 de diciembre. Estaba mirando cómo subía la cifra en un bar con una amiga. Le expliqué (porque mi amiga lee mucho El País pero no tiene Twitter, y cuando alguien no usa Twitter es difícil que sepa lo que es una “cita” en Twitter; en resumen: mansplaining, sí, explicarle a alguien lo que no sabe porque no lo sabe); ¿qué decía?, ah, le expliqué lo de las citas (aka, insultos) y también mi política sanísima de no leer comentarios, “citas” o referencias a mi nombre. “Además ya sé lo que dicen”, aposté. Entonces le pasé el móvil y ella pinchó en “ver reacciones al post” y fue leyendo en silencio las “citas”. “¿Me insultan, a que sí?” asintió. “¿Machismo, no?” Asintió.

“¿Cómo pueden ver machismo en esto?”, se preguntó, indignada. Pero es verdad que estábamos tomando cócteles en el José Alfredo y tampoco nos íbamos a poner a llorar.

ESTO ES MACHISMO, ESTO ES FASCISMO

Ahora mismo hay 500 citas en un simple tuit compuesto por dos palabras (“lucha obrera”) y una foto de tres ministras andando por la calle. También es verdad que yo lo retuiteé en un momento dado porque no me me gusta que me intimiden y me digan lo que puedo decir o no.

Para seguir con esta columna, he decidido hacer lo que los youtubers llaman “reaccionar”. Es decir, ofrecer una reacción en directo, inintervenida, de un vistazo que le voy a echar a esas “citas”. (Tiempo empleado en echar un vistazo a las citas). Vale, incorporemos dos de ellas al discurso.

"Si mañana Yolanda Díaz se paseara por las calles de Madrid a bordo de un Ferrari, criticarla sería siempre machismo"

Primero tomemos la de Ángeles Rodríguez “Pam”, ex secretaria de Estado en el ministerio de Igualdad. Dice: “Mira que hay cosas que decir, pero lo de criticar la ropa y el aspecto de las mujeres en política es sencillamente misógino.” Luego tenemos la de la periodista Analía Plaza. Dice: “Misoginia, Alberto, misoginia”. Lo esperado, por las personas esperadas.

Son personas, como aviso en el titular, que viven con dos ideas en la cabeza. Una idea propone: “Esto es machismo”, y la otra propone: “Esto es fascismo”. Con esas dos ideas pasan por esta vida, tan ricamente.

Es fácil suponer que “fascismo” no encaja en un tuit que dice “lucha obrera” y muestra a tres ministras de camino a los Grammy. Casi por eliminación, toca “machismo”. Que empleen la palabra “misoginia” obedece al natural hartazgo repetitivo.

El hecho de que el tuit señale claramente un conflicto entre el estatus y los principios, entre el ethos y las propuestas políticas, queda por tanto orillado. Si mañana Yolanda Díaz se paseara por las calles de Madrid a bordo de un Ferrari, criticarla sería siempre machismo. Si Pablo Iglesias condujera un Lamborghini, sin embargo, criticarlo nos devolvería al debate, muy manoseado, sobre el tren de vida que pueden o no pueden llevar las personas que se declaran no sólo de izquierdas, sino también anticapitalistas.

A mí me parece raro ser anticapitalista y conducir un Ferrari. En esta extrañeza mía, ser hombre o mujer es irrelevante.

"Si no se puede criticar la imagen de los políticos, ¿por qué se preocupan tanto por ella?"

El debate sensato sobre mi tuit habría girado en torno a argumentos tampoco muy deslumbrantes, del tipo: “¿Y qué quieres (hablamos de nuevo de las ministras) que vayan con vestidos de H&M?” Lo típico. Entonces yo contestaría que entre el look para ganar un Grammy y el vestido de H&M hay un enorme surtido de posibilidades en cuyo largo dial seguramente se encuentra un punto intermedio perfectamente respetable. Invitaría a la gente a mirar todas las fotos de Sanna Marin que hay en Google, mientras fue primera ministra de Finlandia. Etcétera.

Pero ese, que es el debate, no es el debate. El debate es el que Pam o Analía necesitan: misoginia.

El tuit de Pam dice que se critica en exceso la ropa que lucen las políticas. Obviamente, si un ministro del Gobierno (Marlaska mismo, que es un señor muy apuesto y elegante) decidiera ir al Congreso mañana con un traje color verde lima con estampado de plátanos azules, todo el mundo criticaría su elección. Si un diputado acudiera en bañador, también. De hecho, el aspecto físico lo cuidan nuestros representantes públicos mucho más que el decoro intelectual (lecturas, oratoria, estudio). Es curioso que ellos mismos dediquen horas a ponerse este o aquel traje, vestido, pantalón o maquillaje, y que hasta tengan asesores de imagen contratados con nuestros impuestos, y al mismo tiempo se proponga que no se puede criticar la imagen de los políticos. Si no se puede criticar la imagen de los políticos, ¿por qué se preocupan tanto por ella?

MISOGINIA, ALBERTO, MISOGINIA

Cuando Pedro Sánchez va por España, a un debate, a un mitin, sin corbata, está diciendo qué gente quiere que le vote. Sólo la falta de corbata le diferencia del líder del PP (sea quien sea en cada caso), que siempre irá con corbata porque, a su vez, está pidiendo a una gente muy concreta que le vote. Cuando Pablo Iglesias iba a los debates con pantalones dockers, estaba diciéndole al votante que consideraba accesible para su partido que él era uno de los suyos, uno de los que no utiliza traje nunca. Esto no se diferencia mucho de lo que Haruki Murakami decía del bar que abrió y regentó durante años en Tokio. Decía, Haruki-Kun: “Me di cuenta de que debía vestirme de la misma manera que la gente que quería que entrara en mi bar”.

"Analía, sin embargo, gracias a que vive felizmente con sólo dos ideas en la cabeza, no necesita más que tres palabras para explicar su posición"

Cuando uno ve a Yolanda Díaz, Mónica García y Sira Rego, no ve que una cajera de supermercado, un obrero de la construcción o un tipo que vive subiendo lavadoras a quintos sin ascensor vayan a sentir muchas ganas de entrar en el bar que ellas regentan, por alargar el símil de Murakami. No creo que estos obreros vean en ellas, de hecho, gente que los representa. Obviamente, no los representan, porque a Sumar no le han votado los obreros sino los modernos (por resumir). En ese sentido, las tres visten muy exactamente como la gente que los vota (BopPop, etcétera). Sin embargo, siendo un partido a la izquierda del PSOE, puede uno encontrar cierta disonancia en su aspecto. Por ejemplo, que la ropa que llevaba la vicepresidente segunda y ministra de Trabajo ese día costara más que el salario mínimo que ella misma está muy orgullosa de haber subido (bastaría para ello que portara un i-phone en el bolsillo, de hecho). Es fuerte esto, ¿eh? Llevar encima ropa y complementos por un valor superior a lo que tú crees que una persona debe ganar al mes como mínimo para dar de comer a sus hijos.

Analía Plaza, ya dijimos, tuiteó: “Misoginia, Alberto, misoginia”. Es un tuit espectacular, muy argumentado. Dense cuenta de que yo llevo 1652 palabras para abordar tanto el conflicto (tradicional) que señala mi tuit como el conflicto (posmoderno, orwelliano) bajo el que el tuit se ha visto sepultado. Es compleja, la realidad. Analía, sin embargo, gracias a que vive felizmente con sólo dos ideas en la cabeza, no necesita más que tres palabras para explicar su posición, y una es mi nombre y las otras dos son la misma palabra. Ha tenido que poner dos comas y un punto, eso sí.

En este sentido, me preocupa el efecto que “vivir con dos ideas en la cabeza” puede estar teniendo en tanta gente con sólo ese artefacto intelectual a su disposición. Hay algo ahí peligroso, debilitador. Si alguien se opone a la amnistía, “machismo” no nos encaja, de modo que sólo queda “fascismo”. Si alguien considera atroz dejar violadores en la calle, “fascismo” no cuadra, así que “machismo” (tuyo, por criticar la ley que deja violadores en la calle: ya ven). Hay que poner a más mujeres (de izquierdas, claro) en la política para que cualquier error sea siempre criticado por tu insoportable machismo, y no porque es un error legítimamente criticable.

Se ahorra una la mar de pesadísimas reflexiones y —sobre todo— dudas cerrando cualquier debate con “machismo”. O “fascismo”.

"Con sólo dos ideas en la cabeza, dos ideas que vas encajando a martillazos en cualquier situación que se te presenta, no necesitas leer, escribir o pensar en lo más mínimo"

En este sentido, no tengo muy claro si Pam y Analía se dan cuenta de la pobreza intelectual en la que viven, encerradas con un ábaco de dos bolitas, machismo/fascismo, que mueven de un lado al otro monótonamente. O sea, yo digo cosas y puedo decir cosas, porque a lo mejor sólo tengo cinco ideas en la cabeza, pero al menos son cinco. Y cuando digo algo, hago una propuesta y, a mi manera, enriquezco el debate público. Pams y Analías, sin embargo, no dicen nada, sus intervenciones son reactivas y subsidiarias: necesitan que alguien diga algo antes que ellas, porque ellas, como decimos, no tienen nada que decir salvo “machismo”/ “fascismo”. No debe de ser muy bueno esto. Yo creo que debe de atrofiar la capacidad ulterior para argumentar o, siquiera, escuchar a los demás.

Necesitan algo machista para gritar “machista”. Y, si no hay nada machista, cualquier cosa es machista. Esa es un poco la espiral que nos ha llevado hasta aquí.  (Ídem para “fascista). Además, se trata de dos ideas tan exageradas, inexactas y carentes de matices (tú dirás: “machista”, “fascista”, punto; tú dirás qué matiz o exactitud mínimamente argumentada hay en esos juicios de valor), que concurre como un ansia por encontrar un punto de apoyo, algo que permita decirlas otra vez, en una especie de adicción a la salmodia. Cuanto menos machismo haya en nuestra sociedad, más probable es que todo sea machista a ojos de estas personas. Sin machismo ni fascismo en nuestra sociedad, Pam y Analía no tendrían realmente nada que decir sobre nada.

Con sólo dos ideas en la cabeza, dos ideas que vas encajando a martillazos en cualquier situación que se te presenta, no necesitas leer, escribir o pensar en lo más mínimo, una vez le coges el tranquillo a la cantinela (yo creo que al principio debe de ser duro, decir siempre lo mismo, pero luego ya va solo). No necesitas leer ni siquiera libros feministas. ¿Para qué, si todo lo que vas a decir es: “¡Machismo!”, sea el asunto machista o no?

Todo esto lo escribo con una paz de espíritu que disfruto mucho. Es la ventaja de dejarse guiar por la razón y la lógica, los hechos y los argumentos. Ni siquiera se me pasa por la cabeza la idea de ir a convencer a nadie. Es demasiado iluso pensar que tu razón va a sacar a una persona de su barbarie.

 

TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - PESADILLA EN LA COCINA - Jueves - 5 - Septiembre -  Sardinas sobre tomate y albahaca ,. 


Jueves   - 5 - Septiembre  - Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -   Sardinas sobre tomate y albahaca   ,.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -   Sardinas sobre tomate y albahaca    , fotos,.

 

  Sardinas sobre tomate y albahaca ,. 

 

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Ingredientes,.

 

  • 12 sardinas 1 l de agua de mar o agua salada helada 225 cl de vinagre de sidra, zumo y cáscara rallada de 1 lima 1 manojo de albahaca fresca 1 cebolleta picada 2 tomates maduros pelados y picados 25 cl de almíbar frío al 30 por ciento de azúcar Aceite de oliva y sal 4 rebanadas de pan de hogaza tostadas 4 puñados de ensalada de hojas o brotes de albahaca Cebollino, perifollo Vinagre de Módena y aceite de oliva,.
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Paso a paso: Se lavan las sardinas y se eliminan las escamas con un cuchillo. Se desloman y se dejan en filetes, quitando la espina central. Se mezcla el agua con el vinagre, el zumo y la cáscara rallada y se introducen las sardinas en la nevera, manteniéndolas frías una hora. Se sacan entonces, se secan con papel de cocina y se reservan en una fuente. Deben quedar un poco curadas: semicrudas y con el corazón rosado. Aparte se hierve agua y, al romper, se añade la albahaca fresca, se saca y escurre rápido y se sumerge en agua con hielo, para detener 

 

 

la cocción y que el perfume y el color se fijen. Se escurre la albahaca del agua fría, apretándola para eliminar el exceso de humedad, y se pone en el vaso de la batidora. Se agrega el almíbar frío y se tritura hasta crear un jarabe verde de albahaca. Se reserva al frío. En una sartén con aceite se sofríe la cebolleta y se añade el tomate en dados, pochando 20 min hasta que luzca como una compota. Se enfría. Se añade a la compota fría de tomate un golpe de almíbar de albahaca, se mezcla y rectifica el sazonamiento. Se pringan los panes con aceite de oliva y se colocan en una fuente. Se reparte sobre ellos la compota de tomate con albahaca. Se acomodan las sardinas y se aliñan los brotes con vinagre, aceite y sal y se colocan sobre cada tostada, rematando con unas gotas de almíbar de albahaca.

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