martes, 20 de agosto de 2024

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 TITULO:REVISTA FARMACIA - La metamorfosis de Michael Jackson: cambiar el color de la piel es posible pero a costa de perder la salud  ,.

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La metamorfosis de Michael Jackson: cambiar el color de la piel es posible pero a costa de perder la salud,.

Michael Jackson pasará a la historia no sólo por ser el rey del pop y un genio de la música, sino también por el proceso de transformación al que sometió a su cuerpo. Se estrechó la nariz, abultó los pómulos, modificó la barbilla y aclaró la piel. Pasó de negro a blanco pero sacrificando la salud.Un medicamento muy agresivo es la «fórmula mágica» que utilizó el «Rey del Pop» para modificar el tono de su piel. Ello le llevó a sacrificar su organismo, ya que sus pulmones e hígado sufrieron las consecuencias. 

De Negro a blanco: Cambiar el color de la piel es posible, pero a costa de perder la salud
 
De Negro a blanco: Cambiar el color de la piel es posible, pero a costa de perder la salud,.
 
 Revista nuestra farmacia de comunidad 2 edicion | PDF

La obsesión por la piel blanca siempre se ha atribuido a la cultura asiática. Geishas que cuidaban su piel con suma meticulosidad para evitar que se oscureciera, y presumían de una piel blanca, inmaculada. Al mismo tiempo, cuando las personas se medían de forma cruel por una sociedad «clasificada» y en la que el estatus marcaba la posición que se ocupaba, las situadas más altas evitaban los rayos solares para poder distinguirse de las bajas, cuya tez siempre se mantenía bronceada por trabajar en el campo.Todo ello ha desembocado en modas y estéticas que se han distinguido por el color de la piel. Y en muchos casos, esto se ha convertido en una obsesión, como ha ocurrido en la figura de la leyenda del pop, Michael Jackson. O, ¿cómo un joven negro se convirtió en apenas unos años en un hombre blanco?Mucho se ha especulado sobre los motivos que le llevaron a cambiar el negro de su piel, el mismo sin el que quizás no hubiera heredado ese potencial como cantante y estrella. Eso sólo quizás el mismo lo supiese, pero la forma en que lo consiguió sí que se puede desvelar. Una de las teorías que se barajaba era que se «desteñía» por culpa del vitíligo, una patología adquirida, congénita y hereditaria que provoca la despigmentación de la piel. Justo para esta enfermedad cutánea existe un tratamiento exclusivo para una serie de pacientes en los que ningún otro método terapéutico funciona, porque tienen más del 80 por ciento de su piel afectada. «En ellos, lo más eficaz es utilizar un medicamento en el que despigmenta el poco espacio de dermis que aún tiene algún tipo de color», manifiesta Julián Sánchez Conejo-Mir, presidente de la Asociación española de Dermatología y Veneorología (AEDV).Sobre su uso los especialistas son tajantes. «Claramente se trata de un medicamento de prescripción médica, puede dar alergia de contacto, ya que constituye una sustancia tóxica para el melanocito que hace que la persona ya no tenga ningún tipo de defensa contra el sol. Cuando lo indicamos, en algún caso excepcional, evidentemente se le explica este efecto secundario y debe firmar por ello el consentimiento informado», explica Agustín Alomar, especialista del Servicio de Dermatología del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona. Por ello, se subrayan los peligros de «matar» la protección natural de la piel frente al sol. «Nunca lo utilizamos en toda la superficie corporal, como debía ser el caso de Michael Jackson. No conozco la posible toxicidad en esas circunstancias. La idea de que utilizó este producto nos es contrastada a través de una conversación con un cirujano plástico que mantiene cierta relación con colegas de Los Ángeles», recalca Alomar.El medicamento en sí, de aplicación tópica, se conoce como monobenzona, se comercializa como Benoquin, –que responde al compuesto químico monobencileter de hidroquinona–, y su uso no contempla la vuelta atrás. Es decir, el blanqueamiento que se logra con la aplicación de la crema –que en cualquier caso no debe superar los tres meses– es para siempre. La agresividad del fármaco es tal, que, como explica Elia Roo, coordinadora de la Unidad de Dermatología Estética del Hospital Sur de Alcorcón en Madrid, «como compuesto químico se utiliza en la fabricación de gomas y cauchos –como un derivado de la acetona– y se recomienda encarecidamente a los empleados que cubran sus manos con guantes para evitar el contacto y, con ello, la consiguiente despigmentación».Los estudios disponibles muestran que la monobenzona incrementa la excreción de melanina de los melanocitos, aumenta la degradación de melanosomas, inhibe la tirocinasa y destruye los organelos membranosos. Una vez que se produce la destrucción de los melanocitos, por la reacción dérmica provocada por la monobenzona tópica, la despigmentación es permanente, por lo que se recomienda únicamente como despigmentante en pacientes con vitíligo extenso, generalizado o universal. La despigmentación puede tardar en presentarse de uno a cuatro meses, mientras la melanina ya existente se pierde con la exfoliación normal del estrado córneo y la excreción de la nueva melanina se incrementa por la acción de la monobenzona.Sin embargo, los problemas llegan después de obtener los resultados por culpa de un uso abusivo. «El medicamento, que también se puede administrar vía oral, en dosis muy altas, como a las que se sometió el cantante, dañan el hígado y los pulmones», declara Conejo-Mir. Fibrosis quística, crisis de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y neumonías se presentan como algunas de las complicaciones más comunes del abuso del compuesto. Sin olvidar, además, que la absorción de esta sustancia daña el hígado, «quizás lo más peligroso. De hecho, el cantante tuvo que permanecer ingresado durante mucho tiempo como consecuencia de ello», apunta el presidente de la AEDV.Por otro lado, el «homicidio» de la capa natural de protección frente al astro rey y demás fuentes de agresión externa puede desencadenar, sin duda alguna, cualquier tipo de cáncer en la piel. Así, lo explica Conejo-Mir: «En el fondo, esa actitud histriónica de salir a la calle con paraguas, tapado hasta arriba, siempre pegado a unas gafas de sol, con guantes y mascarilla, no se debe a otra cosa más que Jackson debía recurrir a una capa artificial que pudiese resguardar a su cuerpo dela acción maligna de los rayos solares». De ahí, las especulaciones sobre un posible tumor cutáneo del artista, que le obligaba a mantenerse alejado de los rayos solares la mayor parte del tiempo.

Una salud perjudicadaCon sólo aclararse la piel, ya había deteriorado un organismo que «hacía aguas» en muchos de sus sistemas. De las consecuencias de las lesiones en sus pulmones, el rey del pop pudo desarrollar una enfermedad muy rara y genética conocida como deficiencia de Alfa-1 Antitripsina, que afecta a 1 de cada 2.000 personas, ya que se encontraba en espera de un transplante pulmonar, según fuentes de TMZ. Esta sustancia es una proteína que se sintetiza en el hígado: una antiproteasa, que en condiciones normales se mantiene en equilibrio en la sangre entre las cantidades de Alfa-1 excretadas desde el hígado (antiproteasas) y las elastasas (proteasas) producida por los glóbulos blancos neutrófilos principalmente y que aumentan con el tabaco. Cuando esta armonía se rompe a favor de las proteasas producidas por los glóbulos blancos, éstas siguen limpiando tanto que destruyen los tejidos y dando síntomas de enfermedad y/o alteraciones analíticas cuantificables. Entre las principales «averías orgánicas», los pulmones y el hígado son los más perjudicados.Sus problemas respiratorios no sólo tenían este desencadenante, la cirugía, más bien el abuso de la misma, también cobró un papel importante. David Cohen, presidente de honor de la Sociedad Española de Cirugía Estética (SECE), explica que «una rinoplastia tiene un 80 por ciento de riesgo y eso debe tenerse en cuenta a la hora de practicar una intervención. Además, es de las operaciones que más seguimientos y revisiones requiere a largo plazo. Puede que el abuso de intervenciones en este órgano hiciese que perdiera su funcionalidad y, al final, hubiera dejado de respirar por él mismo». Además de la nariz, también se retocó el mentón, «para lo que se empleó un implante sintético de silicona con un pequeño hueco, que simulaba, una vez colocado, un hoyuelo», apunta el vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre), Miguel Chamosa. En su opinión: «El resultado que ha sufrido Michael Jackson es, cuanto menos, inquietante. Se puede denominar, en mi opinión, de una "nueva raza", nada que ver con cualquier realidad que se pretenda sólo mejorar». Asimismo, Cohen apunta que «en este caso, podemos decir que el paciente sufría dismorfofobia, es decir, no se sentía contento con su apariencia. De ahí, el abuso del bisturí».

De paciente a «cliente» y de profesional médico a «mercenario»«A la medicina no se le puede pedir imposibles», subraya Chamosa. A veces, hay límites que no deben sobrepasarse y los profesionales de la sanidad lo saben. En el campo de la cirugía y la medicina estética, este debate está abierto. «Cada rostro tiene una armonía y cualquier retoque debe intentar mantenerla, no se trata de intervenir para cambiar, sino para mejorar», expone Cohen.

Saltarse las normasPor ello, estos especialistas recalcan su papel como psicólogos a la hora de «parar los pies» a peticiones imposibles. «En no pocos casos nos encontramos con pacientes que desean una transformación de la armonía de única y personal de uno mismo. Y eso no forma parte de nuestro trabajo. Tenemos que hacer ver a los pacientes qué necesidades se pueden cubrir y cuáles no. Si no, luego nos encontramos ante esperpentos como en el caso del cantante, en el que se observa que se han saltado claramente las normas para satisfacer deseos», recalca Cohen.«En ocasiones, en la consulta, delante nuestro se sientan "clientes"y no pacientes y frente a ellos, quienes les complacen no merecen otro título que el de "mercenarios", y no médicos, ya que acceden a todo tipo de peticiones. Hay que tener cuidado con todo esto», declara Chamosa.

Decimocuarta sombra: Orient Express, abril de 1930

Siempre que me dirijo a Brindisi en este tren, me acuerdo de aquella tórrida historia de pasión y sexo que tuvo lugar aquí mismo, en el wagon Audry, uno de los vagones más hermosos que rodaron jamás en este Expreso de Oriente. ¿Ha oído usted hablar del escandaloso affair entre el Duque de Corso y la Princesa de Oblivion?

Sir Maugham encendió su pipa, forzando la pausa dramática. Su compañero de viaje, el embajador de Ostende, el señor Maurice Wiesenthal, lo miraba con curiosidad contenida.

—Bien, bien —dijo satisfecho, aspirando el humo azul que exhalaba su Peterson Balkan Delight, un tabaco de Virginia cuidadosamente cortado y mezclado con una generosa medida de Latakia Chipriota, que le otorgaba una fuerza media, de sabor ahumado y de carácter fresco y aterciopelado. Y sin más preámbulos comenzó la historia, mientras el Orient Express atravesaba la noche.

La Princesa de Oblivion viajaba en el Orient Express de Calais a Brindisi. El Duque de Corso hacía la misma ruta cada año. Un hombre misterioso; nadie sabía de dónde provenía su fortuna. Decían las malas lenguas que antes de la Gran Guerra era un experto ladrón de joyas en la Costa Azul. Que la policía francesa le seguía los pasos pero que nunca encontraron pruebas.

"Para la princesa de Oblivion no solo había muerto el gran amor de su vida, sino también la manera de entenderse a sí misma; de mirar el mundo"

Ella había sido la discreta amante del rey de Redonda que, al morir, solo le dejó una biblioteca y un hijo bastardo. Amó con locura a aquel hombre singular, entregándole su juventud, su vida, su admiración, su curiosidad, su compañía, su sexo. Él, a cambio, transformó Europa durante años en un gran hotel en el que ambos, vestidos para la ocasión, bebieron los mejores vinos sentados ante los manteles blancos dispuestos para ellos por los más aclamados chefs, entregándose cada noche a un sexo apasionado, delicioso, interminable, sobre sábanas del hilo, en habitaciones con vistas a un mundo que juntos vieron desaparecer bajo los escombros de la Gran Guerra. El monarca, veinte años mayor que ella, murió en la tranquilidad de su residencia de Redonda, rodeado de su familia. En la vida de aquel hombre poderoso, su esposa e hija, consagradas a él por completo, siempre ocuparon el rango de preferencia en los remordimientos pasados, el patrimonio adquirido y el futuro asegurado. En ese reparto, la princesa amante fue agraciada en la herencia con un pequeño pabellón de caza en mitad de los bosques de Sherwood, en Nottinghamshire, donde ambos solían amarse a escondidas en los fríos inviernos nevados. Sonriendo con tristeza, había hecho añicos la carta del notario que la convocaba a la lectura del testamento.

Para la princesa de Oblivion no solo había muerto el gran amor de su vida, sino también la manera de entenderse a sí misma; de mirar el mundo. Ni siquiera le permitieron estar ahí para despedirse de aquel cuerpo que tanto la había hecho disfrutar; esperó sentada dentro de un coche de alquiler, envuelta en un anticuado abrigo de visón que él le regalara años atrás, echada en el hombro de su hijo, un muchacho aventurero y apuesto que hacía tiempo vivía ya su propia vida, pero que quiso acompañarla aquella fría madrugada del último adiós. Cuando por fin salió el coche fúnebre, el chófer arrancó. Ninguno de los dos miró atrás.

Madura, aunque todavía muy hermosa, viajaba desde la fría Inglaterra al sur de Italia, donde había comprado, con el último collar de perlas, una antigua casa de pescadores en la que poder envejecer con la dignidad que, a esas edades y en una dama, solo pueden proporcionar dos cosas: el dinero o el Mediterráneo.

"La voz dulce de aquel hombre, sin apenas acento, le impedía pensar con claridad; se puso de pie y él la tomó con fuerza por la cintura"

La calefacción de los vagones hacía muy confortable el trayecto a través de una Europa helada y permitía a la princesa de Oblivion cenar en el Pullman-Restaurant acariciada por un vestido negro de satén sedoso con elegante escote en la espalda. Leía a A. O. Barnabooth, distraída frente a una taza de café, retrasando la hora de volver a su solitario compartimento, mientras las luces derramaban sombras aterciopeladas en los cristales de Lalique.

—Madame, aquí tiene su collar de perlas. Ha debido de perderlo en el pasillo. Tiene el broche roto.

El caballero que se dirigía a ella vestía esmoquin oscuro con las solapas de seda, el pelo un poco ondulado y gris en las sienes peinado hacia atrás y unos ojos color miel en los que brillaba un fuego elegante y salvaje que hacía juego con los leones del blasón heráldico del Orient Express.

—Se equivoca de dama. Yo no tengo collar de perlas.

—Entonces robaré uno para usted a Coco Chanel.

—¿No se lo ha robado ya? No me gustan los hombres que roban cosas.

—Alguna vez le robaré el corazón; eso sí le gustará.

—Es una buena frase. Seguro que no es suya.

—En realidad es de Valéry Larbaud, el hombre que se esconde tras los versos de Barnabooth —ella levantó la mirada lentamente. Él sonreía como un muchacho travieso. Ella, con una mal disimulada sorpresa, le invitó a sentarse en su mesa. Aquel duque italiano era algo más que un sinvergüenza con dinero. Era un seductor con clase.

"Los gritos roncos de la princesa de Oblivion podían oírse por encima del estruendo metálico de los raíles, pero nadie entró a molestarles. Todos sabían que no se trataba, precisamente, de un asesinato en el Orient Express"

Él no se sentó, sino que se inclinó sobre ella y la besó. No he dejado de mirarla desde que la vi llegar al muelle de Calais cargada con todos esos baúles de libros. Verla caminar por el estrecho pasillo o entrar en el vagón restaurante mecida por el traqueteo del tren sobre sus sandalias doradas de tacón, misteriosa y segura, como si llevara una daga escondida en la liga, es más de lo que puedo soportar. La voz dulce de aquel hombre, sin apenas acento, le impedía pensar con claridad; se puso de pie y él la tomó con fuerza por la cintura. La noche había vaciado el vagón restaurante; el único camarero que quedaba se acercó solícito. El duque le deslizó un billete enrollado en la palma de la mano. Está bien, James. Puede apagar las lámparas y cerrar al salir, gracias.

La luz de la luna iluminaba a fogonazos los paneles de caoba, llenando de luz blanca las botellas de licores. Él la tumbó con violencia sobre la mesa, levantándole el satén oscuro, tan suave como la piel clara de los muslos. Acercó su boca al sexo húmedo y movió la lengua acariciando el clítoris suavemente, tanteando con habilidad un territorio cada vez más entregado, más palpitante, más suyo. Cuando sintió que se le mojaba la cara con la humedad de ella, amplió el radio de acción hasta hundir la boca en el sexo, la lengua tensa completamente dentro de aquella mujer que se agitaba rítmica, en oleadas de placer. Luego le dio la vuelta. Aquel espectáculo de trasero terso y acogedor lo cegó de deseo. Le separó las piernas ligeramente flexionadas, de puntillas sobre la moqueta y clavó la carne moviéndose dentro con ferocidad. Envuelto por la suavidad mórbida, cálida, de aquella mujer, a punto estuvo de perder el control de la situación en un par de ocasiones, pero el deseo era mucho y no podía permitir que aquello acabara antes de tiempo. Los gritos roncos de la princesa de Oblivion podían oírse por encima del estruendo metálico de los raíles, pero nadie entró a molestarles. Todos sabían que no se trataba, precisamente, de un asesinato en el Orient Express.

"De la mano, desvestidos y besándose por el interminable pasillo, llegaron al wagon Audry, reservado exclusivamente para el Duque. Marqueterías lacadas, baño de mármol y divanes de pressed velvet"

Ella volvía el cuello, extasiada, buscando sus besos, mientras acompasaba el ritmo caliente con el de aquel hombre que penetraba en lo más profundo de su imaginación adivinando sus deseos más ocultos, fabricando nuevos deseos para ella. De repente sintió un vacío insoportable. Se volvió y lo encontró sonriendo, la chaqueta desabotonada, el pelo un poco revuelto, el nudo deshecho de la pajarita, tremendamente sexi, con aquellos ojos color miel que la estaban volviendo loca de amor.

—Vieni qua, principessa, andiamo fare l’amore.

—Me gustas, porque eres un caballero… pero no eres un caballero.

De la mano, desvestidos y besándose por el interminable pasillo, llegaron al wagon Audry, reservado exclusivamente para el Duque. Marqueterías lacadas, baño de mármol y divanes de pressed velvet. La desnudó con una lentitud exasperante, observando cada gesto, memorizando cada centímetro, besando aquella piel clara, arrebatándole el poco carmín que le quedaba para quitarse luego la ropa, enredándose en aquel cuerpo de hembra entregada, dulce, enamorada, toda la noche y las siguientes siete noches con sus tardes de siesta y algunos amaneceres de plomo, en los que se amaban con melancolía, sin palabras, contagiados por la luz sucia exterior, hasta que la campanilla del revisor avisaba del segundo turno de desayuno.

"Una historia deliciosa, querido Sir Maugham, que demuestra que la pasión se renueva"

La noche antes de llegar a Brindisi, ella abandonó aquel paraíso de madera, bronces, carne y saliva y regresó a su vagón. Él no la detuvo, no acudió a buscarla, no le hizo llegar ninguna nota con el revisor. La luz deslumbrante del Mediterráneo inundó de felicidad la llegada, y en mitad del ajetreo de arcones, baúles, bolsas, pasajeros y mozos, no lo vio llegar. Cuando estuvo a su altura, la abrazó con fuerza; con cariño.

—Arrivederci, principessa.

Luego desapareció entre la multitud. Algo pesaba de forma extraña en el bolsillo de su abrigo. Metió la mano enguantada y notó un frío singular. Allí estaba; aquel bellísimo collar de perlas robado a Coco Chanel.


El embajador de Ostende sonrió frente a su amigo, que volvía a encender la cazoleta de su pipa.

—Una historia deliciosa, querido Sir Maugham, que demuestra que la pasión se renueva; que nadie nunca es con certeza el último gran amor.

—En efecto, querido amigo. Como diría Chesterton, “la mejor forma de llegar a tiempo a un tren es perder el anterior”.

TITULO: El escarabajo verde -  Mi vecino es un oso,.

 Mi vecino es un oso,.

 Mi vecino es un oso

foto / Hasta hace 500 años, en todas las montañas de la Península Ibérica campaba a sus anchas uno de los mamíferos más impresionantes de las cordilleras europeas: el oso pardo. La destrucción progresiva de su hábitat, y la caza masiva llevaron al oso pardo al borde de la extinción. Hoy día, gracias al esfuerzo conjunto de diferentes administraciones y asociaciones conservacionistas, la población osera se ha triplicado en los dos únicos reductos de esta especie que quedan en España: el de la Cordillera Cantábrica y el de los Pirineos.

TITULO:  Días de cine clásico - Cine -  Evasión o victoria , Miercoles - 4 - Septiembre,. 

 Evasión o victoria

Este Miercoles -  4 - Septiembre a las 22:00 en La 2 TVE , foto,.

Reparto ,.Sylvester Stallone, Michael Caine, Pelé,. 

Segunda Guerra Mundial, año 1943. El comandante del campo de concentración de Gensdorff (Max von Sydow), que antes de la guerra había formado parte de la selección alemana de fútbol, se interesa por un grupo de prisioneros que practica este deporte. Se le ocurre entonces la idea de organizar un partido en el que se enfrenten una selección alemana y una selección formada por prisioneros de guerra. Aunque al principio los aliados rechazan la propuesta, al final aceptan el desafío,.

TITULO : Un país para escucharlo -  Esencia de Amancio Prada ,. 

Este martes -3 - Septiembre a las 23:00 por la 2 , foto,.

 

Esencia de Amancio Prada,.

Amancio Prada ha ofrecido un primoroso concierto junto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el Coro Sinfónico del Conservatorio Superior bajo el epígrafe 'Coplas a la muerte de su padre' de Jorge Manrique',.

 Un instante de la actuación celebrada este viernes en el Auditorio Ciudad de León.

Un instante de la actuación celebrada este viernes en el Auditorio Ciudad de León,.

Enorme actuación en el Auditorio Ciudad de León.

El artista Amancio Prada ha ofrecido este viernes un primoroso concierto en León, junto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el Coro Sinfónico del Conservatorio Superior, bajo el epígrafe 'Coplas a la muerte de su padre' de Jorge Manrique'.

La cita, con lleno en el patio de butacas, ha tenido todos los ingredientes a traves de un único hilo conductor: música, coplas y mucho sentimientos.

Una actuación que ha rendido, en palabras de Amancio Prada, «homenaje a la memoria y a la clara conciencia de sus antepasados, de forma que queriendo hacer trascendente la figura de su padre ha trascendido él».

Música y palabras entrelazadas con una enorme ovación como premio final.

 

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