sábado, 10 de agosto de 2024

Tarde de café - Anatomía Mamen Tino Casal ,. / Documaster - Meridional ,. / Al Médico - La salud cardiovascular y digestiva empieza por la boca ,.

 

 TITULO:  Tarde de café -   Anatomía  Mamen Mendizábal Tino Casal  ,.

 Tarde de café - Anatomía  Mamen Mendizábal Tino Casal , fotos,.

 

Un músico de Tino Casal recuerda su influencia en la movida madrileña: "Alaska venía a su casa a ver nuestra ropa",.

 laSexta estrena este domingo 'Tino Casal', la serie documental homenaje al  referente de la movida madrileña | ATRESMEDIA

Tino Casal fue uno de los grandes precursores de la movida madrileña tanto en lo musical como en lo estético. Grupos y cantantes de su época siguieron su tendencia. Así lo relata Javier Losada, un músico que trabajó con él. 

Tino Casal no solo deslumbraba a periodistas o personas del mundo del espectáculo, también fue inspiración para los artistas de su época. Para Ramoncín fue un precursor, y para Fortu de 'Obus' fue mucho según cuenta él mismo. "Para mí Tino ha sido un maestro, he aprendido con él muchísimo, lo que sé de partitura, de composición, del estudio de grabación...", explica el cantante.

Tino dio a la industria musical y artística de la España de la Transición mucho empuje. "Era una cabeza de león detrás de la que muchos iban", cuenta Javier Losada, un músico que trabajó con él. "Alaska venía a casa de Tino a ver qué ropa íbamos a utilizar en la siguiente gira para tener una tendencia de por dónde iban a ir las cosas", recuerda el músico, que afirma que el artista asturiano siempre iba adelantado a la sociedad.

Otro artista asturiano, pero muy diferente a Tino, Víctor Manuel, también lo recuerda con admiración. "Era un cantante excepcional, cantaba mejor que el común de los que estábamos moviéndonos por allí", recuerda el cantante, que opina que "mamó algo en algún sitio que le dio esa manera de ser, de comportarse, de cantar y de componer que era diferente a todos los demás".

 

TITULO:  Documaster - Meridional,.

Meridional,.

 Vallisoletanías: La sombra de Peláez es alargada

foto / Cuando uno está educado en los viajes a larga distancia, las ciudades del entorno se desdibujan en una suerte de paisaje acostumbrado. La viajera empedernida que fui y sigo siendo, a fuerza de horas de vuelo, millas de melancolía y ciudades extrañas, se terminó desacostumbrado a mirar lo cercano, buscando (y casi siempre encontrando) la belleza, los amores y las miradas nuevas en lo desconocido. Nunca le pareció que aquella frase de Durrell “una ciudad es un mundo cuando se ama a uno solo de sus habitantes”, fuese más que eso mismo: una frase, una ocurrencia literaria. Así que, durante los primeros años de la juventud, aquella viajera se dedicó a trazar un itinerario caprichoso por la geografía amplia de su propia aventura. Como un Corto Maltés cualquiera, aquella jovencita, incómoda con el destino ya trazado en la palma de la mano, se dibujó el suyo propio con el filo de un cuchillo. Lo que no podía entender entonces es que su mochila pesada de libros tenía un sentido de huida complaciente y que éste siempre está incompleto si uno no regresa con curiosidad y distancia, al lugar del que partió. Y poco a poco, a medida que fue ampliando su mundo y su biblioteca, fue también comprendiendo a los aventureros que construyeron literatura a partir del paisaje propio, enriqueciendo lo local con una mirada universal. Eso es exactamente lo que ha logrado construir el periodista José F. Peláez en Vallisoletanías (Difácil, 2024), un libro que recoge los textos que este escritor fue publicando en forma de columnas o “fascículos”, a modo de carta fragmentada de amor a su ciudad. En sus textos, el costumbrismo de los días se transforma en el paseo de un escritor que mira pensando un paisaje, amasando las palabras como un artesano que madruga las mañanas sabiendo que la masa, fermentada durante años de vivencias, está lista para alimentar su propia imaginación.

"Peláez no es, desde luego, ese castellano peripatético que arrastra melancolía por las calles"

Los textos de Vallisoletanías, en realidad, no hablan de Valladolid, su ciudad natal (también la de Delibes, la de Julián Marías y la de Francisco Umbral, por rendir pleitesía a la santa tríada pucelana del siglo XX), sino que refieren lo trascendente del hombre solo: el ensayo de la propia voz. Un soliloquio machadiano de aquel que habla solo porque espera hablar a Dios un día. Pero Peláez no es, desde luego, ese castellano peripatético que arrastra melancolía por las calles, todo lo contrario: tiene la palabra punzante del periodista de opinión, entrenado en el arte efímero de contar cada día lo que ocurre en el mundo, y así vuelca toda su capacidad de atracción, todo el dinamismo hermoso y apresurado de su  forma de escribir diaria en estas páginas tranquilas, de manera que el lector siente que está paseando de la mano con la hija por el Campo Grande, sentándose en el Café Teatro, tomándose una copa en un bar, entrando en una iglesia, o mirando la luz cambiante del cielo helado de Valladolid (un frío que al periodista, lejos de amedrentarlo, le anima a salir a la calle, orgulloso de no tener que sufrir los climas de calor meridional que son como “dictaduras tropicales”). Y uno va leyendo estas Vallisoletanías y, sin querer, entrando en el hueco cálido de una mano que te lleva a pasear por los sabores de la infancia, la Semana Santa, la felicidad de la llegada en tren o en coche, los conciertos de música en directo, los olores perdidos recobrados en el atlas de la memoria, pero sobre todo, la cadena irrompible que es tener la certeza de pertenencia a un lugar. Una pertenencia que se hunde en la raíz más antigua del primer ciprés de tierra de Campos y termina en una niña, la hija del periodista que es, en realidad, la protagonista, la depositaria de estos paseos de la memoria.

"Leyendo Vallisoletanías esta viajera a veces sintió la punzada de no haber sido nunca aquella niña a la que su padre mostró con literatura y constancia la ciudad de su infancia"

Leyendo Vallisoletanías esta viajera a veces sintió la punzada de no haber sido nunca aquella niña a la que su padre mostró con literatura y constancia la ciudad de su infancia, preguntándose si tal vez esta orfandad ignorada hasta ahora no la llevó a viajar por el mundo sin parar, para construir ella sola un mundo más grande que pudiese regalar un día a su hijo. Finalmente, una vez cerrado el libro de Valllisoletanías, acabada la última página (“ahí está todo, hija”) uno se pregunta si en esta generación que formamos unos cuantos periodistas y escritores que le damos a la tecla y cobramos por ello, ciudadanos de estos felices años 20 del siglo XXI en los que somos todos un poco huérfanos, Telémacos de la escritura, el único que se salva de esta búsqueda incesante del padre en los libros, las ciudades y los textos propios no sea José F. Peláez, que nunca buscó a su progenitor, sino que encontró en su hija la manera de construirse una alargada, literaria, sombra del ciprés.

TITULO:  Al Médico -  La salud cardiovascular y digestiva empieza por la boca ,.

 La salud cardiovascular y digestiva empieza por la boca ,.

Solo la periodontitis incrementa por dos el riesgo de ictus y de enfermedad coronaria,.

 La salud de las encías no acaba en ellas

 foto / La salud de las encías no acaba en ellas,.

Sigue siendo bastante frecuente restar importancia a la salud bucodental, más allá de la estética. Sin embargo, lo que pasa en las encías no se queda ahí.

«La mala salud bucodental puede provocar una serie de enfermedades y complicaciones sistémicas. La periodontitis, una inflamación crónica de las encías, puede llevar a la pérdida de dientes y daño en los tejidos de soporte y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis reumatoide y complicaciones durante el embarazo», precisa Eva Lago, odontóloga del Centro Médico Quirónsalud Toledo. Pero la mala salud bucodental «también puede manifestarse con caries, gingivitis y otras infecciones bucales», añade.

Una inflamación crónica como es la periodontitis «incrementa por dos el riesgo de enfermedad coronaria (infarto de miocardio y angina), de ictus y de enfermedad arterial periférica (claudicación intermitente)», detalla el Dr. Ignacio Ferreira, especialista en Cardiología clínica del Hospital Universitario Dexeus, en Barcelona.

El motivo es que conlleva, según Ferreira, «un estado inflamatorio crónico que produce una agresión en la pared de las arterias».

Además, puede producir otros problemas más graves como «el paso de gérmenes al torrente circulatorio. Si resulta que, por ejemplo, el paciente tiene un problema preexistente en una válvula cardiaca (como puede ser una insuficiencia) o bien tiene una prótesis intracardiaca o un marcapasos, es fácil que los gérmenes colonicen esa lesión valvular o la prótesis, produciendo una infección intracardiaca».

Es lo que se conoce como «endocarditis infecciosa, que es una enfermedad grave con una mortalidad que puede llegar al 30% incluso con el tratamiento adecuado», añade.

Pero es que una mala salud bucodental puede «producir hasta un 30% de patología digestiva», afirma Blas José Gómez Rodríguez, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, en Sevilla.

Infecciones en la placa dental

Así, una mala salud oral puede afectar la capacidad de masticar y tragar adecuadamente, lo que puede interferir con la digestión de los alimentos.

En concreto, «un mal estado dental (caries o falta de piezas dentales) o el uso de prótesis dentales pueden afectar el primer paso de la digestión que es la fase oral del triturado del alimento previo a la deglución o causar disfagia, incluso impactaciones esofágicas alimentarias que precisen extracción endoscópica», detalla.

Además, ciertas infecciones orales por hongos, como la candidiasis, o ciertos virus como los herpes pueden, según Gómez Rodríguez, «asociarse a lesiones por dichos gérmenes en el esófago que se manifiestan como disfagia o dolor retroesternal».

A su vez, la infección por Helicobacter pylori, más común de lo que pensamos, ya que afecta a dos tercios de la población mundial, pese a erradicarse con antibióticos, puede volver a aparecer en nuestro organismo a través de la «placa dental y su paso al estómago tras el cepillado o limpieza dental», detalla el especialista. Y no es un asunto baladí. Esta infección «se asocia en un alto porcentaje a la dispepsia (malas digestiones) y produce gastritis crónica y úlcera gastroduodenal con sus respectivas complicaciones», recuerda.

Por todo ello, mantener una buena higiene bucal puede ser importante para prevenir los problemas cardiovasculares, los digestivos y promover una digestión saludable. «Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con pasta dental con flúor, usar hilo dental y visitar al dentista con regularidad» no solo ayuda a prevenir enfermedades bucodentales, sino que también puede tener un efecto positivo en la salud general, recuerda Lago.

Además, es importante «evitar el tabaquismo y limitar el consumo de alcohol, ya que así se puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar periodontitis. Una dieta equilibrada y baja en azúcares también puede contribuir a la salud bucal general y prevenir la acumulación de placa dental», añade la odontóloga, que asegura que si bien algunas personas pueden ser más propensas que otras a producir placa dental debido a factores genéticos y hábitos alimenticios (es importante evitar alimentos y bebidas azucaradas), «es posible controlarla con una buena higiene bucal».

En cuanto a si la placa dental está asociada al cáncer colorrectal y al oral, la especialista explica que algunos estudios sugieren una posible conexión. «En el caso del colorrectal, se ha observado que ciertas bacterias presentes en la placa dental pueden migrar hacia el tracto gastrointestinal, contribuyendo a la inflamación y otros procesos asociados con este tumor. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para comprender completamente esta relación».

Y en cuanto al cáncer oral, la placa dental también se ha relacionado con una mayor inflamación en la boca, lo que podría contribuir al desarrollo de ciertos tipos de tumores orales. Pero de nuevo, se necesita más investigación que lo confirme.

El cepillado de los más pequeños

Desde que salen los primeros dientes del bebé, alrededor de los seis meses, se debe, según Lago, «comenzar a cepillar los dientes con un cepillo dental suave y agua, sin pasta dental con flúor. Esta práctica debe continuar hasta los dos años. A partir de esa edad, se puede introducir una pequeña cantidad de pasta dental con flúor, del tamaño de un guisante, sobre el cepillo». Además, es importante supervisar el cepillado y asegurase de que no ingieran la pasta.

Y si todavía el pequeño sigue con las tomas nocturnas, Lago recomienda para ayudar a dejarlas y que duerman con los dientes limpios, «cepillarse los dientes antes de acostarse y tener paciencia. Con el tiempo, los niños se acostumbrarán».

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