TITULO: España Directo - Economía - La ola imparable de la universidad privada arrolla a la pública,.
La ola imparable de la universidad privada arrolla a la pública,.
fotos / Pronto se producirá el ‘sorpasso’ en número de centros: hay 50 dependientes de la Administración y 46 de la empresa y la Iglesia, pero los gobiernos autonómicos estudian o tramitan una decena más,.
Las universidades privadas han aumentado su oferta de másteres un 61% en los últimos ocho años, mientras que las públicas han tenido un descenso del 4%. También las titulaciones de Grados se han incrementado más en los centros privados que en los públicos y en el curso 2023-2024 la tasa de ocupación en las universidades públicas ha sido del 92,7%.
En total hay 91 universidades en España, de las cuales 50 son públicas y 41 privadas, según el informe de Estadística de Universidades, Centros y Titulaciones (2023-2024) publicado en la web del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad.
Durante el curso 2023-2024 se impartieron 4.201 másteres, de los cuales el 71% de ellos pertenecen a universidades públicas. En los centros públicos la oferta ha disminuido un 4% en comparación con el curso 2015-2016 y se mantienen casi con la misma cantidad desde el periodo 2017-2018. En cuanto a las universidades privadas, han incrementado un 11% su oferta de másteres desde el año pasado.
Por distribución de ramas de enseñanza, en ambos tipos de centro los títulos en Ciencias Sociales y Jurídicas son predominantes y son más habituales en los privados con un 58% que en los públicos con un 36%. También en las universidades privadas tienen mayor cantidad de títulos en carreras de Ciencias de la Salud, un 20% frente al 14%.
Gráfico de la evolución del número de másteres Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades,.
Los Grados crecen un 50% en las privadas
Siguiendo la misma línea, las titulaciones de Grados han crecido este curso universitario y en total se han dado 3.322 grados. Desde el periodo 2015-2016 la oferta ha aumentado un 31%, sin embargo, este crecimiento ha sido desigual. En las universidades privadas ha incrementado un 50% y un 6% con respecto al curso 2023-2024, y en las públicas se ha aumentado un 24%, un 2% en comparación con el año anterior.
Los grados de Ingeniería, Industria y Construcción son mayoritarios en las universidades públicas. En cambio, las titulaciones de Administración, Derecho, Periodismo y Documentación son predominantes en los centros privados.
En cuanto a los doctorados, la situación cambia. Las universidades públicas ofertan 1.093 doctorados y en las privadas solo hay 129 titulaciones de este tipo. La rama de Ciencia Sociales y Jurídicas son mayoritarias en ambos modelos de centros y los títulos de Ingenierías y Arquitectura se posicionan en segundo lugar en las públicas. En cambio, los doctorados de Artes y Humanidades son los menos demandados tanto en centros públicos como en privados.
Gráfico de la evolución del número de Grados Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
Las centros públicos cubren la mayoría de sus plazas
Las universidades públicas han ofertado 245.956 plazas para estudiantes de nuevo ingreso. De estas se han cubierto 227.975, es decir, han conseguido una tasa de ocupación del 92,7% y alrededor de 165.000 alumnos se han matriculado en su primera opción.
Por ámbito de estudio, Psicología, Deportes, Medicina, Informática, Matemáticas y Estadísticas, Veterinaria y Enfermería y atención a enfermos han sobrepasado en 99% de ocupación. Mientras que en Turismo y Hostelería, Servicios y Agricultura, Ganadería y Pesca su tasa de ocupación es más baja, 55%, 75% y 79%, respectivamente.
Con respecto a la tasa de preferencia ―número de preinscripciones en primera opción por cada plaza ofertada― durante este curso se ha ubicado en el 193,4%. Las carreras que mayor demanda han tenido son Medicina y Veterinaria, como el año pasado. En el curso 2022-2023 Medicina obtuvo 11 solicitudes por cada plaza ofertada y Veterinaria ocho.
Ciencias de la Salud, la rama más solicitada
Las titulaciones del ámbito de Ciencias de la Salud son las que tienen una tasa de preferencia mayor. En primer lugar, se sitúan Medicina y Odontología, en gran parte de las comunidades autónomas, y les sigue Enfermería, que es la carrera más demanda en La Rioja.
Por otro lado, los campos de estudios con menos tasa de ocupación son Enología en Extremadura, Turismo en Murcia, Comunicación en Andalucía e Ingeniería de Minas y Energía en la comunidad gallega y castellanoleonesa.
Mapa de la distribución de las universidades españolas Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
En total hay 91 universidades en España
El Sistema Universitario Español (SUE) tiene un total de 91 universidades, de las cuales 50 son públicas y 41 son privadas. Siete de ellas, seis privadas y una pública, son no presenciales; además, nuestro país cuenta con dos universidades públicas especiales.
Durante el curso 2023-2024 hubo en torno a 1.000 centros universitarios y más de 2.000 departamentos. Sin embargo, el número de centros no está repartido de forma igualitaria en el territorio español. En Andalucía, Comunidad de Madrid, Cataluña, Galicia y Castilla y León tienen más facultades propias de universidades públicas y Cataluña y Madrid es donde hay más centros adscritos tanto de universidades públicas y como de privadas.
Viernes - 8 - Noviembre a las 22.00, en Telecinco, foto,.
José Mota,.
José Mota: "En la España de antes, cuando la gente veía a Gila no había dos Españas, había sólo una",.
Es uno de los tipos más populares de España, pero no ha pisado un charco en su vida. ¿Cómo es posible? "Hay demasiada crispación y no voy a contribuir a crear más: la labor de la comedia es unir",.
José Mota (Montiel, 1965) es una de las personas más famosas de España y, también, de las que más trabaja. Sin ir más lejos, la semana que viene estrena en cines 'El hotel de los líos' y la siguiente, 'De Caperucita a loba'.
Eso implica años y años de apariciones públicas lo que, en este país, garantiza una dosis razonable de charcos pisados y salidas de tono, pero... Ninguna. Un largo repaso a sus entrevistas anteriores para preparar esta revela que el cómico manchego no ha dado jamás un titular escandaloso. El periodista afronta la cita inquieto...
- Estaba pensando que...
- Haces bien en pensar. En estos tiempos es un bien escaso.
- Tampoco en mí es costumbre, pero el caso es que llevas 30 años hablando y no te has metido en ningún lío. ¿Cómo es eso posible?
- No es nada premeditado. Digo lo que pienso y, sí, quizá piense mucho lo que digo. Lo que uno podría pensar que es el sentido común, ¿no? Soy una persona inquieta que navega constantemente en la duda, estoy buscando siempre caminos distintos, no me quedo anquilosado en ningún lugar. Soy un culo inquieto.
- Te me has ido por la tangente...
- [Risas] Cierto. A ver, te soy sincero: no quiero contribuir a crear crispación porque ya hay demasiada en la sociedad y porque pienso, de verdad, que la gran labor de la comedia es unir gente. La comedia une y la comedia nos hace libres. En aquella España de antes, cuando la gente escuchaba a Gila no había dos Españas, había sólo una. Eso sólo lo consigue la comedia, es el milagro emocional del humor y, yo intento contribuir a eso y no a echar más gasolina al fuego. Veo el mundo crispado, no sólo España, y me da mucha pena. Fíjate que yo pensaba que después de la pandemia...
- "¿Saldríamos mejores? ¿Eras de los optimistas?
- Sí, pensaba que al menos un poco mejor. El gran virus que aqueja a la humanidad es el puñetero egoísmo y en la pandemia nos dimos cuenta de que juntos vamos a muchos sitios y por separado, ni a la acera de enfrente. Así que pensé que la pandemia iba a sacar un poquito la mejor versión de nosotros mismos, que algo quedaría.
- Y no.
- No. La capacidad de olvido del ser humano es brutal. Deberíamos tener en cuenta el montón de generosidades que se han derramado en la pandemia por parte de terceros hacia nosotros y ser agradecidos el puñetero resto de nuestra vida. Esa generación irrepetible de padres y abuelos que se han quedado en el camino por esta mierda y que dieron la vida por nosotros: han vivido una Guerra Civil, una posguerra, hambre, han trabajado toda la vida para que hoy nosotros disfrutemos del privilegio y la dignidad que tenemos. La vida que tenemos hoy se la debemos a ellos y nos olvidamos. Nunca una generación dio tanto habiendo recibido tan poco. Yo creo, llámame loco, que la gente de verdad quiere abrazarse, pero algo falla en los mecanismos sociales, algo impide que ese abrazo se produzca, pero la gente quiere quererse.
- ¿Qué es lo que crees que falla?
- Entre las mil cosas buenas que tenemos los españoles, tenemos un gen cainita y autodestructivo que también nos define. No sé por qué necesitamos esa autodestrucción.
- Antes de empezar, me comentabas que, al menos una vez, deberíamos tener la oportunidad de rebobinar hasta el punto de vida que quisiéramos y volver a empezar desde ahí. ¿Dónde volverías?
- Anoche cené con Santiago Segura y Florentino Fernández y hablábamos de cómo la pandemia nos ha trastocado el reloj a todo, cómo el tiempo ha pasado más rápido de lo que creemos a simple vista. Lo podemos decir de otra manera: la pandemia nos ha hurtado dos años por la face, por la cara, y el tiempo es sagrado. Me encantaría rebobinar hasta mis 30 años, aquí en Madrid. Aquel Madrid que era diferente, distinto, más feliz quizás. Hay que asumir que todo es un permanente cambio y el arte de la vida consiste en saber ir nadando acorde a los tiempos sin perder el hilo que te trajo aquí, la toma de tierra que sirve de brújula y nos orienta en este confuso mundo. Pero ojalá volver a pillar esos 30 y ese Madrid.
- Si volvieras a los 30, ¿qué cambiarias?
- ¿De mi vida? Iría a comprar un freno para el tiempo. Diría: "Por favor, ¿dónde está la tienda que me haga pasar los veranos de seis meses que pasaba de niño?".
- ¿Eres nostálgico? ¿Miras mucho hacia atrás?
- Sí, siempre lo he sido. Cuando hay gran nostalgia es porque se ama profundamente la vida. Con todas las imperfecciones que tiene, es una aventura maravillosa, pero cuando pasas los 50 empiezas a tomar consciencia de que el tiempo va más rápido y queda menos. Añoro mucho los veranos eternos de cuando éramos pequeños. Los recuerdo perfectamente. Luego el tiempo va acelerando, es como una pirámide y en cuanto llegas a la cúspide... ¡Ahhhhh! La caída. Hace ya unos años que tengo la sensación de que los días pasan volando, se escapan. Quizá sea la menor capacidad de sorprendernos ante las cosas, cuando eres niño todo está por ocurrir... En fin, que llevo más de medio jamón consumido.
- ¿Has perdido la capacidad de sorprenderte? ¿Sientes que ya lo has contado todo?
- No, siempre hay cosas por contar, siempre hay cosas por decir. Pero hay una frase muy popular en nuestra profesión que dice: "Todo ya está hecho". Por ejemplo, la comedia que es lo que nos ha traído aquí: los fondos de la comedia ya están todos visitados. Ya están contadas las miserias, las ruindades humanas, las sorpresas, las cosas... pero cambian las maneras en que las comunicamos. Las formas de la comedia cambian con los tiempos, pero los temas esenciales siguen siendo los mismos. Principalmente, las miserias y ruindades propias vistas a través del de enfrente. Con el reflejo del vecino nos reímos de nosotros mismos.
- El gran éxito suele alejar al cómico de lo que más disfruta: cuando es un mero colaborador que sólo tiene que ir un rato a un programa a hacer el cafre. ¿Te sucede?
- Claro, porque echas de menos la libertad plena y la menor responsabilidad. ¿Qué es lo que nos ha traído aquí? Fundamentalmente, el niño que quería jugar. A mí me trajo a Madrid el niño que quería divertirse porque veía en la televisión a Pajares, a Esteso, a Tip y Coll, a Martes y Trece, y llegué aquí con esa ilusión ante la que nada ni nadie podía competir. A medida que vas abandonando a ese niño te empiezas a sentir más esclavo de la profesión.
- Algún capón te llevaste de niño por hacerte el gracioso.
- Unos cuantos en el cole, sí. Descubrí tempranamente el humor en clase de Ciencias Naturales cuando preguntaron para qué sirven los huesos y dije: "Para echarlos al cocido". Y pillé. Me dieron dos reglazos en la mano y de ahí se deduce que yo estoy en el humor por venganza porque me prometí a mí mismo que el final de esa historia de los huesos en el cocido tenía que ser otra, tenía que ser un final de risa y no dos reglazos en la mano.
- No fue mal la venganza.
- Me he vengado a lo grande. Lo paso bien, lo he pasado bien y, si dios quiere, lo seguiré pasando bien siempre.
- Dices que añoras los veranos eternos, pero no paras de currar. Es un poco contradictorio.
- Ya, lo pienso a veces, pero el tiempo limitado que todos tenemos hay que dividirlo en prioridades y la realidad es que yo disfruto con mi trabajo. He tenido la suerte de que en mi trabajo me he sentido libre siempre y sigo sintiéndolo. Esa es mi gran fortuna. Hay algún compañero y amigo que me dice que me has tirado demasiados años encerrado en un plató, pero se equivoca: he hecho lo que he querido siempre. He tenido la gran suerte de que he amado profundamente mi trabajo.
- ¿Coincides con quienes aseguran que ahora hay menos libertad que hace 20 o 30 años?
- Bueno, son tiempos diferentes. Hay que tener más cuidado con lo que dices, pero a cambio también ha habido logros y conquistas sociales que bien han merecido la pena. Es cierto que con las redes sociales cualquier cosa que digas o hagas está sujeta a juicio público, pero pienso que el humor y la comedia siempre se abren paso porque, amigo, la comedia nos hace libres. No al cómico que la realiza, si no a la sociedad que la recibe. La comedia es un bien social que necesitamos como el agua que bebemos. No se puede vivir la vida sin humor.
- En realidad, aquel debate sobre los límites del humor, que parecía el apocalipsis, ha acabado diluyéndose solo.
- Exacto, porque coincide con lo que yo te digo. Al final el humor se abre camino y ponerle límites a la comedia es absurdo. No puedes poner puertas al campo: que cada uno libremente determine los límites que quiera tener. El humor no admite unos límites generales. Los marcan cada cómico, cada momento, cada contexto...
- ¿Qué límites tienes tú?
- Todo aquello que en el momento determinado de hacer un sketch me hace sentir mal o no me vibra bien o siento que no tiene gracia. No lo hago, pero porque a mí no me apetece, no porque alguien me venga a decir: "No hagas esto". No creo en la prohibición. Como decía mi buen amigo Luis Piedrahita, el humor es un arma de construcción masiva por encima de todo. La comedia construye siempre y hay que saber distinguir cuándo se está en tono cómico. Es un guiño, es una complicidad... No debería ser necesario hacer el gesto de las comillas con los dedos al hacer un chiste.
- En el rato que llevamos aquí, se te han acercado varias veces con una familiaridad, desde mi punto de vista, excesiva. ¿No te molesta?
- No, no me molesta porque la gente suele ser amable y forma parte de tu trabajo. Cuando eliges esto sabes lo que conlleva. Hay días que te apetece llevar unas gafas de sol porque no has dormido bien y no quieres que te vean las ojeras, pero poco más. Una vez fui a comprar y en el supermercado me pasó algo curioso. Me acuerdo perfectamente de lo que pedí: "Por favor, ¿me da un kilo de naranjas de mesa?". Y había una señora al lado que me dijo: "Uy, qué serio, pensaba que eras más gracioso". "Señora, ¿qué quiere? ¿Que pida las naranjas haciendo rap?", respondí. Lo entiendes, pero no deja de ser gracioso lo que le cuesta a la gente distinguir tonos y momentos. Esa señora me ha consumido en plano secuencia haciendo comedia todo el rato y no le cuadra que pida naranjas igual que un abogado.
- Tener que ser siempre gracioso es la maldición del cómico.
- No te toman en serio. Te da un infarto en una cena y todo el mundo empieza a pensar que vaya cachondo y no llaman a la ambulancia. La comedia es el mejor compañero de viaje que uno puede tener en la vida, pero de vez en cuando te apetece tomarte cafetitos con la reflexión o con el recuerdo. La vida la componen más cosas que la risa.
- ¿Vas tomando notas durante el año para el especial de Nochevieja?
- Visito y revisito la realidad, pero no voy por la calle apuntando en una libreta. De alguna manera, llevas el automático puesto y sí que te surge ese pensamiento de vez en cuando o te lo dice algún amigo: "Esto es una buena idea para contar luego". Lo que trato de hacer en Nochevieja es utilizar la comedia como servicio social, intentando utilizar la herramienta de la comedia para plantear cosas que con otro tono se digerirían peor. Intento denunciar lo que nos agrede y arrancarnos una sonrisa curativa. La comedia es de las pocas cosas que se atreve a sacarle la lengua a la muerte.
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