TITULO: Cena con mamá - ED GILLESPIE . , Viernes -20- Marzo ,.
Viernes -20- Marzo a las 22:00 en La 1, fotos,.
ED GILLESPIE,.
La humanidad se enfrenta a una crisis existencial
Biólogo marino, activista medioambiental y defensor del 'slow
travel', el gurú británico de la sostenibilidad plantea que lo más
urgente de la crisis climática es cuestionar los mecanismos del
progreso. E identificar todas sus trampas.
Cuando
trabajaba como biólogo marino, Ed Gillespie se pasaba el día repitiendo
el mismo mantra a todo aquel que le quería escuchar: “Si no dejamos de
pescar todos los peces del mar, llegará un momento en que no habrá más
peces”. Frustrado y preocupado por la situación del planeta, decidió
buscar otra tipo de plataforma para hablar de los grandes problemas
medioambientales. Después de trabajar como mánager medioambiental para
el departamento de transporte de Londres, creó Futerra, una consultoría
dedicada a transformar empresas comprometidas con la sostenibilidad. Por
el camino, se convirtió en emprendedor medioambiental, conferenciante y
gurú de la sostenibilidad, además de formar parte del consejo directivo
de Greenpeace en el Reino Unido. Gillespie, que hace unos años dio la
vuelta al mundo sin poner un pie en un avión, es un defensor acérrimo
del movimiento slow travel. Y predica con el ejemplo. Para esta
entrevista, que se celebró en Madrid, viajó en tren desde Londres.
“Utilizo el tren siempre que puedo…. ¡Y vivo en una isla!”, dice riendo.
Dice que la clave está en convertir lo sostenible en deseable. ¿Cómo?
Logrando que la solución sea mejor. Si
pudiéramos tener una energía limpia y obtenida de fuentes naturales como
el viento, el sol o las olas, ¿no sería ese un diseño mejor y más
elegante que el de los combustibles fósiles? Fíjate en los coches. Los
de gasolina funcionan gracias a una serie de explosiones controladas. Si
lo piensas así, es una barbaridad. En cambio, los coches eléctricos
prácticamente no necesitan mantenimiento y sus baterías son muy
duraderas. Son diseños más sencillos e inteligentes.
¿Qué necesita una respuesta más urgente en este contexto de crisis climática?
La gente debería reflexionar y pensar más
en el impacto de sus decisiones. El progreso está lleno de trampas. La
energía abundante y barata que viene de los combustibles fósiles, que no
dejan de ser miles de millones de años de rayos solares fosilizados,
nos ha permitido hacer cosas extraordinarias y construir este mundo a
nuestro alrededor. Pero quemar esos combustibles genera emisiones de
carbono que provocan el cambio climático que amenaza con socavar todo el
progreso futuro. Por eso, estamos ante una crisis existencial para la
humanidad. Y por eso, deberíamos empezar a desafiar las convenciones
tradicionales sobre los mecanismos del progreso.
Consumir no nos hace más felices. ¡Ten el corazón abierto al cambio!
Dice que el cambio real afectará a la comida y la energía. Empecemos por el final…
Antes o después, el mundo funcionará al
cien por cien con energías renovables. Así que… ¿Por qué no alcanzamos
ese horizonte lo antes posible? Tenemos el potencial para lograrlo, pero
hay muchos intereses creados porque vivimos en un sistema dependiente
de los combustibles fósiles. Hay que terminar ya con los subsidios a ese
sector e invertirlos en energías renovables.
¿Qué hacemos con el sector alimentario?
El mayor reto es dejar de tirar tanta
comida. Un tercio de la comida que producimos nunca llega al estómago
humano. Eso ocurre en nuestras casas y podemos evitarlo. Pero también
tenemos que cambiar nuestra dieta y cómo la producimos porque la
agricultura es responsable del 15 por ciento de las emisiones de
carbono. El futuro significa menos carne. Además, el sistema de
agricultura intensiva, tan dependiente de grandes recursos energéticos,
pesticidas y fertilizantes, debe cambiar.
Trabajó como mánager medioambiental del transporte de Londres. ¿Qué aprendió?
A finales de los 90, el metro era uno de
los grandes consumidores de energía eléctrica del Reino Unido y el
suministro dependía de los combustibles fósiles. Además, los autobuses
eran diésel. Nos dimos cuenta de que, si no hacíamos nada, el transporte
público podía convertirse en el medio de transporte más sucio y
empezamos a apostar por las pilas de combustible, los vehículos
eléctricos… Aprendí que no podemos hacer pequeñas cosas, hay que hacer
cambios profundos y radicales.
¿Y qué tienen que hacer las ciudades para ser más habitables?
Paradójicamente, muchos urbanitas llevan
un estilo de vida de bajo impacto porque, a veces, ni si quiera tienen
coche. El problema es que muchas ciudades se han construido por
sectores: el industrial, el financiero, el residencial… Y eso es muy
ineficiente porque obliga a la gente a ir y venir. La ciudades que se
plantean el futuro de manera inteligente están relocalizando los
barrios, consiguiendo que a una pequeña distancia de tu casa lo tengas
todo: colegios, centros de salud, comercios… También hay que mitigar el
efecto de tanto cemento y acero. El arquitecto malayo Ken Yeang cree,
por ejemplo, que los edificios pueden crear más espacios verdes de los
que quitan.
La superpoblación también es un problema, pero ¿cómo se combate?
Prefiero no llamarlo problema, sino reto.
La población ha crecido demasiado rápido. En 1900, había 1.600 millones
de personas en el planeta, ahora somos 7.500 y para mitad de siglo
rondaremos los 10.000. Sin embargo, el 10 por ciento de la población es
responsable del 50 por ciento de las emisiones. El gran problema, en
realidad, es el consumo, que está prácticamente conectado de manera
lineal con los ingresos. La manera de controlar la población es la
educación, emancipación y liberación de las mujeres, para que puedan
decidir sobre sus derechos reproductivos y sobre el tamaño de la familia
que quieren tener. Así que… Hay que cargarse el patriarcado.
Mencionaba el consumo. ¿Qué tipo de hábitos debemos evitar?
El consumo debe ser responsable y no
excesivo. La moda, por ejemplo, tiene un impacto masivo en el medio
ambiente y todos tenemos el armario lleno de ropa que no nos ponemos.
Consumir no nos hace felices por mucho que nos sintamos arrastrados por
ese mantra hedonista y aspiracional según el cual comprar cosas te
define como una persona de éxito. No es verdad. La industria del
marketing lleva jugando a eso 50 años, reemplazando las necesidades
reales, como el contacto con la naturaleza, con mecanismos artificiales
sobre qué clase de coche deberías conducir.
A pesar de todo, ¿se puede entender la crisis climática como una oportunidad?
Se puede entender como una llamada de
atención a la humanidad, que está siendo forzada a reevaluar sus
fundamentos. Hemos llegado a un punto en el que el planeta nos está
diciendo, de manera bastante inequívoca, que la forma en la que vivimos
no funciona. No solo por las emisiones, sino también por la
biodiversidad que hemos perdido. Estamos destruyendo la capacidad que el
planeta tiene de autorregularse. Dicho esto, la oportunidad está en
que, si escuchamos lo que la ciencia está diciendo, podemos alcanzar una
vida más plena, gratificante y sostenible, que se traducirá en comida
más saludable, más espacios verdes y la conciencia de que nosotros
también somos naturaleza. Lo que le hacemos a ella, nos lo hacemos a
nosotros mismos.
Frente a los viajes en avión, defiende las virtudes del ‘slow travel’…
En realidad, no es nada nuevo, antes
viajábamos así: por tierra y despacio. Entre otras cosas, te garantiza
tiempo para pensar y reflexionar. Volar se ha convertido es un mal
necesario que implica que el viaje no tiene nada que ver con las
vacaciones. En un tren, en cambio, tienes un asiento cómodo, un paisaje
precioso, un espacio que te permite ser productivo… Es mucho más
relajado, aunque sea un poco más largo. En 24 horas, te plantas en
cualquier punto de Europa. Además, en la era de los smartphones, es una
experiencia muy social en la que conoces a gente extraordinaria.
¿Cree que estamos preparados para renunciar a volar?
El problema no es que ahora volemos todos,
es que algunos lo hacen constantemente. El problema no es la familia
británica trabajadora que vuela una vez al año a España para pasar sus
vacaciones, sino esas personas que hacen 20 vuelos al año y que quizá
deban replantearse si son realmente necesarios. La burbuja de los vuelos
baratos es eso, una burbuja que ha creado una demanda artificial. Antes
no había tanta gente interesada en ir a Tailandia. Esa necesidad no
existía.
Entonces, ¿viajar en avión tiene que volver a ser elitista?
Volar es artificialmente barato, porque el
combustible de los aviones está exento de impuestos. Es una ventaja
injusta. Las compañías aéreas deberían pagar esos impuestos, que
servirían para subvencionar formas de transporte más eficientes, como el
tren.
Se define a sí mismo como ‘futurista’. ¿Cómo cree que viviremos allá por 2050?
A menudo, cuando se trata de imaginar
hacia donde se encamina el mundo, se tiende a pintar una extensión del
actual ‘estatus quo’. Por eso, en Regreso al futuro todo el mundo tiene
un peinado ochentero y en Blade Runner Harrison Ford lee periódicos de
papel. Ver lo disruptivo, lo no-lineal, requiere más imaginación. Yo
puedo ver, oler y degustar un mundo que ha razonado ante el reto del
cambio climático y la tragedia de la pérdida de biodiversidad y que está
liderado por un pensamiento que no solo viene de la cabeza, sino
también del corazón y las entrañas.
¿Y qué pinta tendrá ese mundo?
Veo ciudades verdes, gente que camina y va
en bici, que tiene una conexión más íntima con la naturaleza y que
valora lo que realmente importa, que son las relaciones. Desde donde
estamos ahora, es difícil imaginar ese mundo. Con toda la riqueza y el
éxito material, falta mucha felicidad psicológica y espiritual. Esa es
la razón por la que la soledad y la depresión son tan omnipresentes. Por
eso, nos medicamos tanto. Algunas de las necesidades que se deberían
saciar con las conexiones humanas y con la naturaleza, se intentan
saciar con lo material, que nunca será suficiente porque hemos creado un
apetito voraz. Cuando miro al futuro, soy un optimista precavido.
¿Por qué?
No será sencillo. Creo que habrá periodos
difíciles. En los últimos años, hemos comprobado lo frágiles que pueden
ser nuestras democracias. Es fácil imaginar lo que sucedería si hubiera
problemas de desabastecimiento de alimentos o energía… No debemos perder
la esperanza, pero tampoco podemos permitirnos caminar como
noctámbulos. Es el momento de tener los ojos y el corazón abiertos. Y de
estar dispuestos a cambiar.
TITULO:
Imprescindibles' estrena en La 2 - Muere Carlos Falcó, marqués de Griñón, víctima del coronavirus ,. Domingo -22-
Marzo ,.
Domingo -22- Marzo a las 21:30 horas en La 2, fotos,.
El ex marido de Isabel Preysler y padre de Tamara Falcó ha fallecido a los 83 años tras ser ingresado en estado grave,.
Carlos Falcó, marqués de Griñón, ha muerto este viernes víctima del coronavirus, a los 83 años, confirman a LOC fuentes cercanas a la familia. El fallecimiento se ha producido en la Fundación Jiménez Díaz, donde se encontraba ingresado en estado grave desde hace dos días.
Hace
sólo unas horas, y con motivo del día del padre, su hija, Tamara,
compartió una entrañable imagen familiar de su progenitor y de ella con
un emotivo mensaje.
Ayer fue San José y se me olvidó postear... Esta foto describe mi
relación con mi padre ... Papi tú no tienes Instagram pero como siempre
te enteras de todo lo que hago que sepas que te quiero y eres el mejor
padre que jamás podría desear. I love you. Tamaruni", escribió la hija
de Isabel Preysler junto a la foto.En el mismo centro hospitalario madrileño en el que ha fallecido el marqués de Griñón se encuentran ingresados Esperanza Aguirre y su marido, Fernando Ramírez de Haro, y el ex presidente del Real Madrid, Lorenzo Sanz, también con pronóstico grave.
Carlos Falcó y Fernández de Córdova deja cinco hijos de tres matrimonios anteriores: Manuel, Sandra, Tamara, Duarte y Aldara. Y una última esposa, Esther Doña, con la que se había casado en 2017.
Todas las mujeres que pasaron por su vida, han calificado siempre a este aristócrata, apasionado del cultivo del vino y el aceite, de gran señor y auténtico caballero. Y no sólo por pertenecer a una importante familia de la nobleza, sino por la elegancia de su trato con todo el mundo, su honestidad, talante liberal y abierto,
cultura y vocación europeísta. Los que le hemos tratado desde hace
muchos años, podemos dar fe de estas cualidades, de su sentido del humor
y bondad.
Griñón era un hombre de mundo. Desde que acabó sus estudios en la Universidad de Lovaina, se fue a California con su joven esposa Jeannine Girod para estudiar de cerca la agricultura en Norteamérica. California era entonces el epicentro del pacifismo de los hippies y la oposición de los jóvenes a la guerra de Vietnam.
Carlos Falcó tardó años en materializar su sueño de hacer vino en la finca familia de Casa de Vacas, en Toledo, pero finalmente lo consiguió. En cambio no tuvo tanto éxito en su vida sentimental. Su matrimonio con Jeannine Girod, madre de sus dos hijos mayores Manuel y Sandra, fracasó cuando el presidente del Real Madrid Ramón Mendoza se cruzó en sus vidas.
Atractivo y con éxito entre las mujeres, Falcó parecía el hombre ideal para la princesa Alejandra de Kent, prima de Isabel II. Cristina Onassis hizo todo lo posible por casarse con él, aunque el marqués siempre fue más romántico que ambicioso. Con Pilar Weiler, multimillonaria francesa, hija del fundador de Air France, mantuvo también una relación seria, pero fue Isabel Preysler, recién separada de Julio Iglesias, con quien se casó locamente enamorado en 1980 y con quien tuvo a Tamara, la hija que más se le parecía.
Otro hombre importante, Miguel Boyer, ministro de Economía del Gobierno de Felipe González, se cruzó en el matrimonio de los marqueses de Griñón, dejando a Falcó de nuevo solo y dolido por esta ruptura inesperada.
Pasaron años hasta que encontró en la aristócrata Fátima de la Cierva, colaboradora de distintas oenegés, a la esposa ideal para una tercera boda. Pero el nacimiento de Duarte y Aldara no fue suficiente para que la relación perdurara. Fátima, poco aficionada a los salones sociales y a los viajes de negocios de su marido, prefirió su vida casi anónima de cooperante. Se separaron amistosamente, como todas las rupturas anteriores del marqués.
Por eso fue tan sorprendente el enfrentamiento del marqués y su cuarta esposa, la malagueña Esther Doña, modelo de 36 años, 42 años más joven que él y a la que había conocido en una cata de vinos. Una relación fulgurante que acabó en boda en 2017, con los cuatro hijos mayores del marqués en contra, escépticos ante las intenciones de la modelo y un matrimonio claramente desigual. No se equivocaron. El 24 de febrero de 2019, Carlos Falcó pasó la noche en una comisaría, después de protagonizar una ruidosa discusión con su esposa en un hotel de Madrid, escándalo que publicó LOC en exclusiva. Siempre tan caballero, Griñón quitó hierro al asunto y aseguró que seguían juntos y felices. Pero se ha muerto alejado de sus cinco hijos, con quienes apenas tenía trato. Descanse en paz.
Carlos Falcó y Fernández de Córdova deja cinco hijos de tres matrimonios anteriores: Manuel, Sandra, Tamara, Duarte y Aldara. Y una última esposa, Esther Doña, con la que se había casado en 2017.
Griñón era un hombre de mundo. Desde que acabó sus estudios en la Universidad de Lovaina, se fue a California con su joven esposa Jeannine Girod para estudiar de cerca la agricultura en Norteamérica. California era entonces el epicentro del pacifismo de los hippies y la oposición de los jóvenes a la guerra de Vietnam.
Carlos Falcó tardó años en materializar su sueño de hacer vino en la finca familia de Casa de Vacas, en Toledo, pero finalmente lo consiguió. En cambio no tuvo tanto éxito en su vida sentimental. Su matrimonio con Jeannine Girod, madre de sus dos hijos mayores Manuel y Sandra, fracasó cuando el presidente del Real Madrid Ramón Mendoza se cruzó en sus vidas.
Éxito con las mujeres
Otro hombre importante, Miguel Boyer, ministro de Economía del Gobierno de Felipe González, se cruzó en el matrimonio de los marqueses de Griñón, dejando a Falcó de nuevo solo y dolido por esta ruptura inesperada.
Pasaron años hasta que encontró en la aristócrata Fátima de la Cierva, colaboradora de distintas oenegés, a la esposa ideal para una tercera boda. Pero el nacimiento de Duarte y Aldara no fue suficiente para que la relación perdurara. Fátima, poco aficionada a los salones sociales y a los viajes de negocios de su marido, prefirió su vida casi anónima de cooperante. Se separaron amistosamente, como todas las rupturas anteriores del marqués.
- TITULO: De seda y hierro - Puig, la gran apuesta por el lujo . ,. Domingo -22- Marzo ,.
- El Domingo -22- Marzo a las 20:20 por La 2, fotos,.
- Puig, la gran apuesta por el lujo ,.
BIENVENIDOS AL gran espectáculo de la moda. Un exclusivo universo de lujo y poder, retratado desde las entrañas de uno de los grupos más relevantes del sector: Puig, compañía familiar y cien por cien española, que está detrás de firmas como Gaultier, Carolina Herrera, Nina Ricci y Dries Van Noten. Hemos seguido los pasos de su presidente de marcas y mercados, José Manuel Albesa, en los desfiles de sus diseñadores estrella, entre bambalinas de sus creaciones, y desde las reuniones estratégicas hasta las fiestas.
-
TITULO: Noche Sexo - Monica y el sexo -¡Claro que doy miedo!,.
El viernes -20- Marzo 0.40 / Cuatro, foto,.
¡Claro que doy miedo!,.
Las mujeres que hablan de sexo, ¿gustan o asustan?
Bajo la pregunta “Las mujeres que hablan; ¿gustan o asustan?” Asistimos a uno de los debates en los que salimos mal paradas. A nosotras se nos prefiere dispuestas y entregadas a una causa que, con pico y pala, reventamos nosotras mismas.
José Carlos se llama el chaval.Seguro que lo han visto. José Carlos es su primo, el vecino del quinto. Su hermano o incluso son ustedes mismos. José Carlos es cualquiera. Estamos tan acostumbrados a José Carlos que este recién aparecido no llama especialmente la atención. Al último José Carlos lo conocimos en Mad In Spain, apuesta de Telecinco de esta temporada para la noche de los domingos. Las mujeres que hablamos de sexo incomodamos a los José Carlos de todo el planeta; él simplemente lo verbalizó. Escucharlo fue escuchar a muchos.Los hombres tienen la suerte de mear de pie desde niños apuntando el chorro. Desde que nacen se tocan y aprenden cómo estimularse. Llevarse la mano a los genitales está bien visto cuando lo hace un hombre; erigiéndose en un gesto de satisfacción. Si es un niño el que se toca el pito, los padres le ríen la gracia. Si en vez de nacer con esos santos cojones hubiera nacido hembra, no tendría tanta suerte. A nosotras se nos niega hasta que sepamos cómo es nuestra vulva. Mucho más descubrir cómo es nuestra propia sexualidad, ni mucho menos pretender disfrutar con ella. Y jamás nos correremos como describen los hombres que se corren si las mujeres no hablamos de sexo. Porque a todo se aprende. Y aprender implica cuestionarse, analizar, debatir y probar.Hablar de lo que sea estimula. Pica la curiosidad. Te hace dudar. Hace que desees y dudes. Cualquiera de esos parámetros me interesan, ya sea hablando de trasatlánticos o posturas en la cama. Cada vez que una mujer argumenta odiar, por ejemplo, el fútbol, me da por pensar qué ha traído a mi vida que yo me haya rendido a los pies del deporte estrella en general, del Atlético de Madrid en particular. Abro mi casa para que se llene de amigos en los grandes partidos; yo pongo la casa y la televisión de pago, los invitados el resto. Épicas finales de Champions, emocionantes Copas del Mundo, benditas últimas jornadas de Liga… He visto emocionarse a señores mayores a los que jamás les presupuse un ápice de empatía hacia nada. He llorado en dos finales de Champions abrazada a los hombres de mi vida, ambos madridistas, quienes no dejaban de repetirme: “Esta era vuestra; esta tendríais que haberla ganado”. Me he emocionado con Cholo Simeone despidiéndose del mítico estadio en el que decidí hacerme rojiblanca. Sí, el fútbol tiene mucha mierda. Pero jugar con otros once que sean rivales y a los que respetarás solo por llegar hasta ese momento contigo, no tiene precio. Sin esos once contrarios no hay partido. Y en todos y cada uno de los partidos que hemos visto en mi casa, me he sentido querida por cada uno de mis invitados. He vivido Nochebuenas con mucha más tensión de glúteos… Y de estas últimas no me libro.Imaginen si en vez de pases gloriosos que acaban en gol hablamos de comidas de entrepierna que se culminan con un orgasmo.Quiero. E insisto en que ocurra. José Carlos podría venir cuando quisiera a ver un partido en casa a cambio de no quedarle otra que escucharme hablar de sexo con la misma tranquilidad con la que hablo de gastronomía.Hablo de sexo con absoluta libertad; es mi identidad. Añádanle a eso compartir homonimia con la reencarnación patria de Linda Lovelace. Si no les parece suficientemente bomba de relojería, súmenle que mi identidad sexual ha sido puesta en duda en numerosas ocasiones: Me han presupuesto hombre y mujer transexual. Lo mejor que me ha podido pasar es no haberme llamado Ana Magniani. Para que no me quedara otra que currármelo y el sexo fuera la pieza indispensable de defenderme, reivindicarme y disfrutar de algo que, hasta ahora, parecía que solo podía ser aceptado y recurrente si era un hombre el que lo vivía.
¿Doy miedo? ¡Claro que doy miedo! ¿Y? ¿Alguien cree que me conformaría con cualquiera solo por haber nacido mujer?Somos repudiadas por tratar el sexo sin necesidad de exagerar y mucho menos de insultar. Lo vivimos y disfrutamos exactamente igual que si hubiéramos nacido con un rabo entre las piernas. Lo hacemos estemos donde estemos. Y lo que aún incomoda más, estemos con quién estemos. Eso es lo que no soportó José Carlos. Asustamos al macho alfa que se permite la osadía de juzgar a una mujer por ser libre y tener sus propios argumentos al margen de quien ocupe su propia cama.Afortunadamente, cada vez somos más las que no nos callamos por muy José Carlos que se sea.Llevamos siglos superándonos a nosotras mismas, caballeros. Ya aprendimos que el miedo paraliza. Y no hay quien nos pare.
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