foto / PARECE que ha pasado un siglo, pero llevamos solo una semana confinados en nuestras casas y ya sentimos lo frágiles que somos. La orgullosa sociedad desarrollada puesta en jaque en un solo mes por un virus al que todavía no conocemos bien. Amenazada nuestra salud y amenazada nuestra economía. Asustados ante el monstruo invisible. Pero esta semana ha servido también para darnos cuenta no solo del valor de esos sanitarios a los que aplaudimos a las ocho de la tarde, sino del valor de todos y cada uno de los trabajadores que aseguran que nuestra vida no se derrumba del todo. ¿Se han preguntado qué pasaría si los agricultores, los ganaderos, los carniceros, los fruteros, los panaderos que nos llenan todas las mañana comercios y supermercados dejaran de producir? ¿O si los camioneros parasen y no llevasen todo la mercancía a nuestra disposición?
En estos extraños días en que todo se derrumba no dejo de admirar la entrega de quienes siguen limpiando las calles cada mañana; y de quienes recogen la basura por las noches para que las calles no se conviertan en el escenario de una película medieval asolada por la peste; y no me olvido de quienes con el miedo metido en el cuerpo limpian hospitales y residencias y asean ancianos. Precisamente esos ancianos que han resultado ser las víctimas favoritas del cruel virus.
Solo estos días nos damos cuenta del valor del trabajo de todos y cada uno de los profesionales que se echan a la calle para asegurar que la comida, el agua, el gas y la luz siga llegando a nuestras casas. Y a quienes tenemos la tentación de quejarnos de lo neuróticos que nos pone el encierro y el teletrabajo se nos quita la tontería al momento cuando observamos al conductor del autobús, al policía, al militar, al taxista, a todos los que no tienen la suerte de poder quedarse resguardados en casa y se juegan un contagio por cumplir con su deber, por hacer su trabajo.
¿Qué sería de nosotros si además del paseo matutino o vespertino y otras rutinas cotidianas nos hubieran quitado la posibilidad de comunicarnos con nuestros amigos y familiares a través del teléfono? De repente, hasta el usuario más torpe se ha hecho experto en videoconferencias para poder mantener el contacto con sus hijos o sus nietos y que estos, en su inocencia, les ayuden a vencer la angustia con una sonrisa.
La sociedad resiste porque resisten las pequeñas piezas que la soportan. La empleada que limpia una y otra vez el mango de los carros de la compra; el joven que se ofrece a hacerle la compra y a darle conversación a través de la ventana al vecino anciano; la enfermera que aguanta horas de presión en hospitales sobrecargados; el periodista que pelea a diario contra los bulos que inundan las redacciones y trata de dar una información rigurosa, un bien de primera necesidad en unos tiempos en que el alarmismo cotiza al alza. También los políticos y gestores públicos más decentes, que los hay, que se han arremangado y, al margen de las imprevisiones y errores que se han cometido, tratan de achicar agua en medio de la tempestad.
Si esta situación no se convierte en una pesadilla aún mayor es porque muchos se creen el famoso himno de 'Resistiré' y continúan cumpliendo con su deber. Saldremos adelante, no lo duden. Tenemos la determinación que se precisa para conseguirlo. Mientras tanto, cuídense.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - Lunes con temperaturas primaverales y lluvias ocasionales,.
Lunes con temperaturas primaverales y lluvias ocasionales,.
foto / Las máximas no pasarán de los 22 grados en la provincia de Badajoz y los 24 en la de Cáceres,.
Las fuertes precipitaciones y tormentas que han afectado a gran parte de España empezarán a remitir a partir de este miércoles para despedir el mes de mayo con cielos más soleados y temperaturas más cálidas.La Agencia Estatal de Meteorología anuncia para este 23 marzo en Extremadura cielos nuboso con probabilidad de chubascos ocasionalmente acompañados de tormenta en el tercio norte, y sin descartarlos en el resto en forma más dispersa.
Las temperaturas continuarán sin cambios, salvo las máximas en el norte que ascenderán, de tal forma que en la provincia de Badajoz, los termómetros oscilarán entre 10 grados de mínima y 22 de máxima, y en la de Cáceres se mantendrán entre 11 y 24 grados.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - María José Pérez,.
Este domingo 22 Marzo , a las 21.30, Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto .
María José Pérez,.
«Vivo solo y tengo el miedo justo para ser prudente»,.
A los que viven solos por elección, la cuarentena les ha privado de su independencia y su vida social. La soledad impuesta la combaten retomando tareas pendientes,.
María
José Pérez se ha pintado los labios y estrenado una camiseta que compró
justo antes de que llegara el confinamiento. No la va a ver nadie
porque vive sola y no tiene whatsapp ni facebook al que subir un selfi
para presumir de look. Ella intenta mantener las rutinas que tenía en su
vida antes del estado de alarma sin salir de casa. No es fácil, porque
le gusta la calle y tiene una intensa vida social, pero es vitalista y
ese carácter le ayuda.
Saturnino López, Nino, como le llaman quienes le conocen, también vive solo. En realidad, comparte su vida con su perrita Pepa, que cada vez que puede se sube a sus piernas buscando caricias. Su soledad no le incomoda, pero la cuarentena ha parado en seco su actividad, sobre todo, sus largos paseos diarios. También ha frenado el tiempo de tranquilidad después de trece años peleando con el cáncer. Le tiene cerradas las ventanas y la puerta al pesimismo, aunque a veces la emoción le sobrepasa.
Los dos tienen en común que están pasando esta cuarentena en solitario. La libertad y la independencia de la que disfrutan por el hecho de vivir solos la han tenido que adaptar al espacio de sus respectivos apartamentos. Y aunque pueda parecer que pasar el confinamiento sin nadie al lado es un castigo doble, ninguno de los dos lo vive así. Su aislamiento social lo combaten retomando esas tareas que la normalidad deja siempre en el último puesto de la lista de pendientes.
Desde que no trabaja ha procurado estar mucho tiempo en la calle. Es muy parlanchina y le gusta echar su ratito diario con los que llevan el bar donde desayuna y lee el diario HOY cada día, andar desde el Casco Antiguo a Las Vaguadas para dar su clase de pilates y sentarse a compartir un café con su grupo de amigas.
Esa rutina se la ha alterado el coronavirus, tanto que la ha pillado sin cafetera en casa, pero no se lamenta ni se rebela: «Recibí la noticia del estado de alarma con incredulidad pero automáticamente se me activó el chip de que había que acatar lo que nos estaban diciendo porque no hay otra manera de pararlo».
Ahora en casa intenta hacer malabarismos, dice, para ocupar las horas. «Procuro hacer limpieza de cosas que normalmente no atiendo, leo, escucho música y solo salgo a la calle cuando necesito comprar pero con mucha prudencia y al balcón todos los días a la ocho de la tarde a aplaudir a los sanitarios».
La comida, dice, se la apaña fácil. Y salvo de papel higiénico que ha hecho acopio, no se ha vuelto loca comprando reservas para la cocina. «No tengo sitio para guardarlas, solo un armario en el que caben cuatro latas y tampoco me preocupa porque no hay desabastecimiento y si me viera muy apurada me haría un arroz con ketchup».
Esto también añora Nino con sus hijas. Dice de sí mismo que es muy empalagoso y que le está costando la misma vida no poder abrazarlas. «Ya tendré tiempo, me voy a desquitar cuando pueda». Es –confiesa– «un riguroso cumplidor del confinamiento. Soy plenamente consciente de que estamos pasando un mal momento y que todos tenemos que contribuir para salir de esta». No es el único plan que tiene para cuando pueda volver a salir de casa, también se ha propuesto apuntarse a algún club de senderismo.
Hasta que llegue eso, la cuarenta le ha hecho retomar sus publicaciones en redes sociales sobre cocina y recetas. Tiene 65 años y está ya jubilado después de dedicar toda su vida a la hostelería. «En estos momentos la cocina me ayuda mucho no solo a ocupar mi tiempo, también a sentirme un poco útil porque alguna persona se puede beneficiar de lo que escribo».
Nino López vive solo con su perrita Pepa.
También
le encanta leer, escuchar música, tiene la play y no se cuestiona su
soledad. «Las personas que viven solas sin quererlo necesitan
relacionarse mucho fuera de casa, pero no es mi caso. Vivo muy
tranquilo, no te digo que sea muy feliz, pero estoy sereno y positivo».
Él –reconoce– ha «pasado todos los miedos del mundo». Así resume un proceso de trece años de tratamientos en los que ha logrado superar tres veces al cáncer. «Ahora me toca pasar otro miedo, pero tengo el justo y necesario para ser prudente. También hay que tener resignación y creer que vamos a salir adelante. Yo voy a hacer todo lo posible para salir de esta. Este año a lo mejor en vez de doce meses vamos a tener once o diez, pero saldremos».
Saturnino López, Nino, como le llaman quienes le conocen, también vive solo. En realidad, comparte su vida con su perrita Pepa, que cada vez que puede se sube a sus piernas buscando caricias. Su soledad no le incomoda, pero la cuarentena ha parado en seco su actividad, sobre todo, sus largos paseos diarios. También ha frenado el tiempo de tranquilidad después de trece años peleando con el cáncer. Le tiene cerradas las ventanas y la puerta al pesimismo, aunque a veces la emoción le sobrepasa.
Los dos tienen en común que están pasando esta cuarentena en solitario. La libertad y la independencia de la que disfrutan por el hecho de vivir solos la han tenido que adaptar al espacio de sus respectivos apartamentos. Y aunque pueda parecer que pasar el confinamiento sin nadie al lado es un castigo doble, ninguno de los dos lo vive así. Su aislamiento social lo combaten retomando esas tareas que la normalidad deja siempre en el último puesto de la lista de pendientes.
«Este año a lo mejor en vez de doce meses vamos a tener once o diez, pero saldremos»
María José tiene 64 años aunque aparenta
muchos menos. Lleva un año prejubilada y vive sola desde que falleció su
madre, el golpe –dice– más triste de su vida. No tiene hijos. Ambas
cosas le facilitan la cuarentena. «La suerte entre comillas es que no
tengo ninguna persona mayor a mi cargo ni niños a los que entretener.
Estoy sola para lo bueno y para lo malo». Desde que no trabaja ha procurado estar mucho tiempo en la calle. Es muy parlanchina y le gusta echar su ratito diario con los que llevan el bar donde desayuna y lee el diario HOY cada día, andar desde el Casco Antiguo a Las Vaguadas para dar su clase de pilates y sentarse a compartir un café con su grupo de amigas.
Esa rutina se la ha alterado el coronavirus, tanto que la ha pillado sin cafetera en casa, pero no se lamenta ni se rebela: «Recibí la noticia del estado de alarma con incredulidad pero automáticamente se me activó el chip de que había que acatar lo que nos estaban diciendo porque no hay otra manera de pararlo».
Ahora en casa intenta hacer malabarismos, dice, para ocupar las horas. «Procuro hacer limpieza de cosas que normalmente no atiendo, leo, escucho música y solo salgo a la calle cuando necesito comprar pero con mucha prudencia y al balcón todos los días a la ocho de la tarde a aplaudir a los sanitarios».
La comida, dice, se la apaña fácil. Y salvo de papel higiénico que ha hecho acopio, no se ha vuelto loca comprando reservas para la cocina. «No tengo sitio para guardarlas, solo un armario en el que caben cuatro latas y tampoco me preocupa porque no hay desabastecimiento y si me viera muy apurada me haría un arroz con ketchup».
Los abrazos que vendrán
Se mantiene con la moral alta y ya está pensando que en cuanto nos levanten la cuarentena lo primero que va a hacer es irse a tomar un café con churros, pasear por el río –vive en Badajoz– y celebrarlo con sus amigas, a las que está deseando darles un abrazo.Esto también añora Nino con sus hijas. Dice de sí mismo que es muy empalagoso y que le está costando la misma vida no poder abrazarlas. «Ya tendré tiempo, me voy a desquitar cuando pueda». Es –confiesa– «un riguroso cumplidor del confinamiento. Soy plenamente consciente de que estamos pasando un mal momento y que todos tenemos que contribuir para salir de esta». No es el único plan que tiene para cuando pueda volver a salir de casa, también se ha propuesto apuntarse a algún club de senderismo.
Hasta que llegue eso, la cuarenta le ha hecho retomar sus publicaciones en redes sociales sobre cocina y recetas. Tiene 65 años y está ya jubilado después de dedicar toda su vida a la hostelería. «En estos momentos la cocina me ayuda mucho no solo a ocupar mi tiempo, también a sentirme un poco útil porque alguna persona se puede beneficiar de lo que escribo».
Él –reconoce– ha «pasado todos los miedos del mundo». Así resume un proceso de trece años de tratamientos en los que ha logrado superar tres veces al cáncer. «Ahora me toca pasar otro miedo, pero tengo el justo y necesario para ser prudente. También hay que tener resignación y creer que vamos a salir adelante. Yo voy a hacer todo lo posible para salir de esta. Este año a lo mejor en vez de doce meses vamos a tener once o diez, pero saldremos».
TITULO: Tierra de Talento - Canal Sur TV,.
El sabado -21- Marzo a las 22:00 por Canal Sur TV, foto,.
La cantante y presentadora de "Tierra de Talento" nos canta "Canción del Mar" de Dulce Pontes junto al joven de 12 años y participante de la primera edicion del programa, el chelista,.
Victoria Amador se ha metido al jurado en el bolsillo. Su
baile ha encendido las cinco estrellas y ya está en la siguiente fase de
"Tierra de talento".
Tres jóvenes percusionistas han sido los ganadores de la
tercera gala de admisiones en "Tierra de talento". Su homenaje al
guitarrista Moraíto Chico ha puesto en pie al público.
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