foto / Catedrático de Política Económica, antiguo militante del Partido Regionalista de Francisco Cambó, hombre de especial bonhomía, catalán y uno de los promotores del Pan de Estabilización que sacó al régimen de Franco del despeñadero económico de la autarquía, Pedro Gual Villalbí es uno de mis recuerdos entrañables de cuando apenas con un esbozo de pelusilla en el bigote jugaba a politiquear. Jamás entendí qué pintaba aquel señor en sucesivos gobiernos, con el enigmático título de «ministro sin cartera» y que aparecía públicamente únicamente en caso de inundaciones, terremotos o funerales de campanillas. «Ministro sin cartera» y en mi tontorrona arrogancia me parecía de lo más chusco que pudiera imaginarse, aunque inevitablemente, sintiera cierta simpatía por aquel personaje sin nada más que hacer sino ser ministro de la nada. Pero, como en tantas cosas, estaba equivocado y ahora pienso que don Pedro había de ser, así de tapadillo, la persona más importante de aquellos consejos de ministros presididos por el viejo general Franco -con perdón- en los que imagino que cada uno hablaba mirándolo de reojo, por si acaso fruncía el ceño, garantía de que el motorista calentaba motores. Todos, pensaba yo, menos el bueno de don Pedro que el hombre debía de aburrirse como una mona sin papel alguno ni cartera en donde guardarlo.
Y, sin embargo, viendo la nómina del gobierno actual llego a la conclusión de que ahora no hay uno sino múltiples «Gual Villalbí», aunque disfrazados en la cursi terminología al uso entre los politólogos que forman en las huestes de Iván el incorregible porque eso de «sin cartera» se presta a confusión y alguien pudiera entenderlo como «sin gabelas». Juzguen ustedes qué pueda concluirse tras leer, entre la pléyade de ministerios con los que nos obsequió el a la sazón presidente que existan ministros de «memoria democrática», «agenda 2030», «transformación digital», «transición ecológica y reto demográfico», «movilidad y agenda urbana», «inclusión y migraciones» y por fin la cacareada ministra consorte de «igualdad» que para aclarar sus funciones cuelga en la fachada de su guarida ministerial la bandera LGTBI, indicando que el resto, heterosexuales y demás escoria, ni somos ni seremos nunca iguales. El innombrable general -ese que murió creyéndose que había ganado la guerra- se conformaba con un ministro sin cartera y además así, por derecho, sin disimulos ni carantoñas ininteligibles: «Ministro porque me sale de los güitos y punto». Pero las cosas han cambiado mucho y ahora es necesario disfrazar la cosa no sea que parezca lo que es. Ya imagino la que debe de organizarse en tan eximio colectivo cuando surja algún tema nuevo: «Mío, eso es mío», gritan al unísono tirando del asunto como posesos con la aviesa intención de engrosar sus carteras vacías. «Yo lo vi antes». «Ah, se siente». «Otra vez espabila» y así todo. Tras la cortina Iván se retuerce de risa. «El ministro soy yo, a ver si os enteráis». Descanse en paz don Pedro que por allí sobra la cartera.
TITULO: AQUI HAY TRABAJO - El virus,.
El virus,.
foto / Desde que uno tuviera la impagable fortuna
de ser alumno, Salamanca, del egregio profesor Rodríguez Villanueva, recién
egresado que estaba don Julio de Oxford, nunca me he llevado mal con los virus,
ya me entienden: la virología había sido su campo de trabajo en tan prestigiosa
universidad. Pero luego de lo dicho por el colaborador de este periódico, el prestigioso
doctor y profesor de enfermedades infecciosas, don Agustín Muñoz Sanz, a uno no
le queda nada que argüir de la parte científica de la cuestión: “Si la gripe se
llamara coronavirus, estaríamos todos con mascarilla”. Más claro, agua. Por si
faltaba algo para el euro, el profesor Muñoz ha afirmado, asimismo, perdón,
aseverado, que es como se dice ahora en el argot periodístico: “Siempre hay una
epidemia a mano para distraer la atención de los problemas reales”.
Yo no estoy muy seguro de que la intención
de los medios sea o no la de distraer la atención del personal (por ejemplo, de
la gloriosa recepción dada en La Moncloa al jefe de Estado de Cataluña), pero
de lo que sí estoy convencido es de que, dado el grado actual de saturación
informativa sobre el coronavirus, con el mismo sucederá igual que con otras
epidemias: cuando los casos se cuenten por cientos, que llegará, y aumenten asimismo
los fallecidos, la enfermedad ya habrá desaparecido de los medios. ¿Que no?
Siendo yo médico de la entonces prisión para
jóvenes de Cáceres, irrumpe de golpe un virus proveniente de África, el virus
del sida, que ese sí que se llevó gente por delante, jóvenes en su mayoría. Lo cual
que el gobierno de turno, primeros años ochenta, ante el elevado número de
reclusos portadores (no enfermos) de dicho germen, tomó la acertadísima medida
de reunirnos a los facultativos de la sanidad penitenciaria en un hospital de
Madrid, en donde, durante varias e intensas jornadas, fuimos instruidos por los
más reputados expertos. Al final, ante la falta de tratamiento, eran los primeros
momentos, todo quedó reducido al énfasis en la prevención, conocidas que eran las
vías de transmisión: relaciones íntimas y jeringuillas compartidas. O sea, todo
muy normal: dentro del aula, claro.
Pues bien, la primera televisión que te
encontrabas no hablaba de otra cosa, creando la sensación de que todo el mundo estuviese
en peligro de contraer la enfermedad. Y lo más curioso: eso sucedía cuando los
enfermos se podían contar con los dedos de una mano. Y aún no había muerto
nadie. Pasadas que fueran unas semanas, comenzó a producirse un fenómeno
paradójico: en la medida que iban aumentando los contagiados y los fallecidos,
iba disminuyendo la presencia de la enfermedad en los medios. De tal manera que,
cuando los enfermos comenzaron a caer como moscas, la enfermedad había
desaparecido de los telediarios. Salvo la noticia puntual de la muerte de algún
famoso, Freddie Mercury, por ejemplo. Pues eso justamente es lo que va a
suceder con el tan traído y llevado coronavirus: desaparecerá por ‘agotamiento’
informativo.
Cosas de la era de las comunicaciones (me
acuerdo yo de la que se montó con un virus que afectó a tres personas; y hasta
de Excálibur, el pobre perro que hubo de ser sacrificado).
TITULO: 80 cm' - 15 pueblos de Segovia para una escapada de fin de semana ,.
15 pueblos de Segovia para una escapada de fin de semana ,.
15 Pueblos con encanto en Segovia,.
Segovia es una provincia que te invitamos a conocer en profundidad. Además de su bellísima capital, la provincia segoviana contiene numerosos lugares que merecen una visita y que te maravillarán.Por eso, os lo queremos demostrar con este artículo, viendo hasta 15 pueblos con encanto en Segovia, ¡os invitamos a recorrerlos! / fotos,.
Pueblos bonitos en Segovia
Desde Sensación Rural, queremos que conozcas algunos de los pueblos más bonitos de Segovia. ¡Estamos seguros de que te convencemos para visitarlos!Conoce algunos de los pueblos con más encanto de Segovia
Así es, tienes mucho que ver en Segovia. Aquí os mostramos diferentes pueblos que lo demuestran, situados en enclaves naturales de gran belleza, con estilos arquitectónicos de diversos estilos -¡e incluso colores!- o con un rico patrimonio histórico. De hecho, cuatro pueblos segovianos se encuentran entre los pueblos más bonitos de España, ¡por algo será!Si tras leer este artículo, quieres recorrer esta bella provincia, aquí te recomendamos cerca de 300 casas rurales en Segovia, ¡seguro que encuentras la que mejor se adapte a tus necesidades!Sin más dilación, os mostramos 15 de los pueblos más bonitos que ver en Segovia. ¿Los conocías todos?
1. Pedraza
No cabe duda de que Pedraza es uno de los pueblos con más encanto que puedes ver en Segovia. Una de las localidades más turísticas de la provincia por méritos propios. La historia de esta villa se debe a la gran fortaleza que surgió en el siglo XIII, en torno a la cual se desarrolló el resto de construcciones. Gracias a su magnífico estado de conservación, hoy en día podrás seguir disfrutando de ese especial ambiente medieval que se respira en Pedraza, ¡asegurado!2. Sepúlveda
Sepúlveda es uno de los pueblos más bonitos de Segovia por muchos motivos, comenzando por su magnífico entorno natural, en la entrada del Parque Natural de las Hoces del Duratón, un lugar perfecto para realizar diversas rutas senderistas. La localidad destaca por su singularidad, no es un pueblo medieval más. Por ejemplo, su plaza mayor se encuentra extramuros, ¿no os resulta sorprendente?Pasear por las calle de este precioso pueblo medieval es toda una maravilla. No en vano, se ha mantenido intacto el trazado original desde el XI. Entre otros edificios de interés que puedes conocer en Sepúlveda, se encuentra la Antigua Cárcel, del siglo XVI, así como las iglesias de Santiago o la de El Salvador, además de diferentes casas señoriales como la Casa de los Palomares y Díaz o la Casa del Conde.
3. Ayllón
Si eres amante de la naturaleza, Ayllón es un punto de partida único. Al encontrarse en la frontera con la provincia de Soria, se encuentra entre parajes naturales como el Parque Natural de Hoces el Río Riaza o el Parque Natural del Hayedo de Tejera Negra. ¡Pero no solo eso! Ayllón, dada su importancia histórica, es hoy en día una villa medieval repleta de numerosas casas señoriales y palaciegas increíblemente bellas.Te recomendamos pasear por la Plaza Mayor para comprobarlo de primera mano, caracterizada por sus soportales de madera. Entre los lugares de interés de Ayllón, os recomendamos visitar el Palacio de los Contreras, de estilo gótico y de finales del siglo XV, así como la Iglesia de Santa María La Mayor, del siglo XVII, la Casa de de la Torre, o la Casa del Ayuntamiento, un palacio del siglo XVII que pertenecías a los Marqueses de Villena.
4. La Granja de San Ildefonso
Por diversos motivos, La Granja de San Ildefonso destaca por ser uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Segovia. Como bien sabéis, el motivo principal es que aquí se encuentra la majestuosa construcción del Palacio Real, edificado a principios del siglo XVIII por órdenes del Rey Felipe V y que constituye una de las obras de estilo rococó más impresionantes de nuestro país.Además de este edificio de gran interés, rodeado de un precioso parque botánico y numerosas fuentes, La Granja de San Ildefonso destaca por otras características, como por ejemplo su increíble entorno, en plena Sierra de Guadarrama, o por incluir otros edificios de gran interés histórico, como la Real Fábrica de Vidrios.
5. Maderuelo
Maderuelo es un pueblo medieval único. Bordeado por el embalse de Linares del Arroyo, en el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza, se trata de uno de los pueblos con más encanto de Segovia, algo que ya podrás comprobar a primera vista, donde el agua, la verde vegetación y el impecable estado de conservación de la villa deja una estampa que te enamorará.Aun hoy en día, podemos ver los restos de la antigua muralla del siglo XII que rodeaba la villa de Maderuelo. De igual manera, puedes visitar diferentes monumentos como la Iglesia de San Miguel, de origen románico, o la Iglesia de Santa María, de estilo mudéjar. También te invitamos a visitar la Ermita de la Vera Cruz, situada extramuros, además del antiguo puente medieval.
6. Madriguera
Madriguera es una pedanía de Riaza, una localidad segoviana que es santo y seña de los pueblos de arquitectura roja de la Sierra de Ayllón. Como podrás suponer, su principal característica y por lo que es sumamente pintoresco es por sus casas construidas con piedra rojiza que le dan ese toque tan singular, integrándose de manera perfecto en el entorno arcilloso que le rodea.Por desgracia, también es un ejemplo de la despoblación del entorno rural que sufre la provincia de Segovia. Te recomendamos visitar estas casas acogedoras de una y dos plantas, con balconadas de madera, que sin lugar a dudas te encantarán. Entre sus edificios, destaca sobradamente la Iglesia de San Pedro, cuyo aspecto actual se debe a una ampliación acaecida entre los siglos XVIII y XIX.
7. Cuéllar
Ya sabéis lo que nos gustan los pueblos medievales. Por eso, la inclusión de Cuéllar como uno de los pueblos más bonitos de Segovia era toda una obligación. Declarado como Conjunto Histórico-Artístico, la localidad segoviana destaca por tener un triple recinto amurallado, que finaliza en lo alto de un cerro. Algo prácticamente único, pero lo mejor de todo es que se encuentran en un excelente estado de conservación. Por eso, te impregnarás del ambiente medieval que desprende Cuéllar desde el primer momento.Además de la impresión que genera esta triple fortificación, uno de los elementos que le hacen a Cuéllar ser un pueblo tan especial es el excelente conjunto de arquitectura mudéjar que atesora siendo, en este aspecto, uno de los lugares de la Cuenca del Duero más interesantes para una visita cultural. Un conjunto de impresionantes edificios que se erigieron entre los siglos XII y XVII que os enamorarán. Algunos de estos edificios son las iglesias de San Andrés, San Esteban o el Palacio de Santa Cruz y el Arco de San Basilio. Tienes muchos lugares más que ver en Cuéllar, ¡descúbrelo con tus propios ojos!
8. Sotosalbos
Sotosalbos es un pequeño y encantador pueblo que se encuentra a los pies de la Sierra de Guadarrama. Desde un primer momento, te sorprenderá esta pequeña localidad con sus casas de piedra y arquitectura serrana. Un pueblo de origen ganadero, como todavía podrás comprobar en algunos de los rincones que todavía se conservan.Además de pasear por sus calles, en Sotosalbos puedes visitar la Iglesia de San Miguel Arcángel, una increíble iglesia románica que se construyó entre los siglos XII y XIII. Uno de los edificios de este estilo más bellos que puedes ver en Segovia, ¡os lo aseguramos!
9. Turégano
Es probable que Turégano fuera reconquistada al mismo tiempo que Sepúlveda, a mediados del siglo X. Sin embargo, su primera constancia documental consta de principios del siglo XII. Sea como fuere, lo importante es que hoy puedes visitar algunos de los monumentos que se levantaron en esa y en épocas posteriores. Sin duda alguna, si quieres volver al pasado, se trata de uno de los pueblos con más encanto que ver en Segovia.En lo alto de un cerro es donde encontramos el mayor atractivo turístico de Turégano. Se trata de su fortaleza, erigida en el siglo XII sobre restos celtíberos. Una majestuosa obra que se conserva perfectamente y que incluye la Iglesia Románica de San Miguel. También te recomendamos pasear por las calles de Turégano y, en concreto por su Plaza Mayor, donde encontrarás soportales de arco de medio punto, además de su ayuntamiento, característico por el reloj que lo corona.
10. Coca
Como otros de los pueblos de Segovia que hemos visto anteriormente, la riqueza patrimonial de Coca se debe a su importante enclave estratégico. En este caso, se trataba de un lugar fundamental para la defensa de la Campiña Segoviana. Rodeado de pinares, en un entorno natural privilegiado, se asienta esta localidad bien conocida por su espectacular castillo.Una de las diferencias de este castillo es que no se encuentra en un cero, sino en una llanura. El edificio más interesante de la localidad fue construido en el siglo XV y es una de las muestras más impresionantes de estilo gótico-mudéjar, dentro de la arquitectura militar. Otros de los monumentos de interés de Coca son la Torre de San Nicolás, de estilo mudéjar y que actualmente es un mirador, así como la Iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XVI.
11. Villacorta
La Sierra de Ayllón es uno de los parajes más espectaculares de la provincia de Segovia. Como ya hemos visto anteriormente, su terreno arcilloso es el gran protagonista de algunos de sus pueblos, los denominados pueblos rojos. Unos pueblos maravillosos donde queremos resaltar otro ejemplo más: Villacorta. Además, y como hemos visto en otros casas, se trata de un pueblo que corre el riesgo de quedarse sin habitantes en breve, toda una pena.Estamos seguros de que te encantará conocer Villacorta y sus casas con diferentes tonalidades rojizas, algunas de las cuales se han construido en piedra y otras en adobe y entramados de madera. Entre sus lugares más destacados, encontramos la Iglesia de Santa Catalina, un interesante edificio de estilo gótico y artesanado mozárabe.
12. Valdeprados
Valdeprados es una bella localidad segoviana que se encuentra prácticamente en la frontera con la Comunidad de Madrid, en los aledaños del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, en parajes tan impresionantes como La Risca de Valdeprados. Es precisamente la roca lo que le hace ser a Valdeprados un pueblo tan especial, siendo el principal componente de sus casas y construcciones. Una antigua villa que merece ser visitada.Uno de los monumentos más interesantes que ver en la villa de Valdeprados es la Torre de su antiguo castillo, de titularidad privada, y que fue levantada en el siglo XV. De igual manera, te recomendamos visitar la Iglesia de Santa Eulalia de Mérida, un impresionante templo religioso de estilo herreriano y construido a finales del siglo XVIII, único en la zona.
13. El Muyo
Ya os hemos hablado de algunos de los pueblos rojos de Segovia. Pues bien, el ejemplo de uno de los pueblos más pintorescos que os ponemos a continuación corresponde a los pueblos negros. El Muyo, una de las múltiples pedanías de Riaza, es el mejor exponente de la arquitectura negra de la provincia segoviana donde, a buen seguro, te encandilarán sus calles y casas construidas a partir de la pizarra.Te impresionará como la pizarra es el elemento principal de las construcciones de El Muyo, sobre todo en alzados y techos, además de su encantadora austeridad, sin tan siquiera balcones en sus casas. Entre sus edificios de interés, destaca la Iglesia de los santos mártires de San Cornelio y San Cipriano, paradójicamente de techo rojizo.
14. Fuentidueña
Fuentidueña es un pueblo con encanto que se enclava en la parte estrecha del Valle del Río Duratón. Debido a su situación privilegiada, fue un enclave estratégico fundamental durante siglos, fruto de la cual surgió un recinto amurallado majestuoso y de un imponente castillo, a pesar de estar en ruinas. Si visitas Fuentidueña, en seguida te darás cuenta de ese encanto histórico, presente en muchos de sus monumentos.Además de visitar las ruinas de su castillo, probablemente erigido entre los siglos XII y XIII, en Fuentidueña puedes visitar diferentes monumentos como las ruinas del antiguo templo románico de San Martín o las del Antiguo Hospital de la Magdalena, del siglo XVI. Otros lugares de interés son el Ayuntamiento, antiguamente el Palacio de la Familia Lara, así como el Palacio de los Luna, del siglo XV, o la Iglesia de San Miguel, del siglo XII y de estilo románico.
15. Villacastín
Villacastín es un bello pueblo que se encuentra en el sudoeste de la provincia de Segovia. Una importante villa que, en la Baja Edad media, contenía un núcleo muy habitado. Fruto de esta importancia, Villacastín tiene un legado patrimonial muy amplio, razón por la cual hemos incluido a la localidad dentro de este listado de pueblos con encanto. ¡Tienes que visitar Villacastín!Como has podido comprobar, tienes mucho que ver en Segovia a través de algunos de sus pueblos más pintorescos y llenos de encanto. ¿A qué esperas para conocerlos?,.
TITULO: Hacer de comer - Chocolatada contra el cáncer y contra el frío ,.
lunes -9- a viernes - 13- Marzo a las 13:25h, en La 1 , fotos,.
Chocolatada contra el cáncer y contra el frío ,.
La asistencia en la Plaza Alta, en un día desapacible, superó las expectativas de la organización,.
El
día invitaba a un chocolate caliente. Cielo nublado, temperaturas más
bajas que en días precedentes y algún sirimiri. Al resguardo del viento y
de la lluvia, en los soportales de la Plaza Alta, se ubicó este sábado
la mesa en la que vecinos del Casco Antiguo repartieron durante toda la
jornada chocolate, churros, perrunillas y bollos de leche.
El goteo de gente fue constante. Muchas personas se acercaron porque sabían que estaba programada esta chocolatada solidaria con el objetivo de recaudar fondos para destinarlos a la investigación del cáncer infantil. «Es un evento social de la ciudad y nos parecía importante estar aquí y colaborar», exponía con el vaso en la mano uno de los integrantes de Wailuku, comparsa que quiso estar presente en el evento antes de acudir, por la tarde, a la convivencia carnavalera de Olivenza.
Sin embargo, otros paseantes se encontraron de casualidad con la gente desayunando o merendando en la plaza y decidieron hacer un alto en el camino para coger fuerzas y colaborar con la causa. Incluso los integrantes de algunos grupos que realizaban visitas guiadas por el centro de la ciudad se separaban de sus compañeros para pedir una bebida caliente.
Esto hizo que se superaran las previsiones y los responsables de la iniciativa se mostraran satisfechos. «He bajado más de una docena de veces a por chocolate y a por churros porque están volando», decía antes de las once y media de la mañana uno de los voluntarios que se encargaba de transportar las jarras de chocolate y las bolsas de churros entre la churrería a A a a, que junto a la asociación SOS Casco Antiguo organizó la iniciativa, y la improvisada barra, que empezó a servir a las diez.
Detrás de las mesas, los camareros voluntarios explicaban a los más despistados el motivo de la cita y el destino que tendría el dinero recaudado. «Será entregado a la Fundación San Juan de Dios, de Barcelona, que es de donde parte esta campaña que se hace a nivel nacional», según Juan Pablo Rebolledo, responsable de la chocolatada en Badajoz, que incidía en la cantidad de colectivos y empresas que se habían animado a colaborar. «Le hemos tenido que decir a marcas que ya no necesitábamos nada más, solo que pasaran a tomar chocolate y a dejar su donativo», reconocía con una sonrisa.
Así, entre todos, lograron recaudar casi 1.700 euros, que el lunes se ingresarán en la cuenta de la fundación. Se trata del segundo año consecutivo que se celebra esta cita en la ciudad. En 2019 se desarrolló en las inmediaciones de Leroy Merlín. «Este año hemos decidido acercarla más a la ciudad y a un lugar tan emblemático como la Plaza Alta, además nos resulta más sencillo todo porque la churrería está aquí al lado», detallaba Rebolledo, que también agradeció la colaboración de la pastelería La Cubana, que donó los dulces.
A nivel nacional la de este sábado fue la tercera edición y el objetivo, que se consiguió, era llegar a 1.200 puntos de venta de chocolate en todo el país. «Se eligió ese número porque todos los días se detectan 1.200 casos de cáncer infantil y adolescente», en palabras del organizador.
El cielo descargó a la hora de comer, con mucha fuerza en algunos momentos, y por la tarde, cuando a las seis se volvió a instalar a la mesa para reiniciar la venta de chocolate y dulces, la tormenta ya había pasado.
Así, hasta las ocho de la tarde mucha gente acudió hasta la barra solidaria para merendar un chocolate con el que colaborar en la lucha contra el cáncer. «Ha estado mejor la tarde que la mañana, hemos tenido varios momentos de cola», informaba muy satisfecho Rebolledo al retirar la mesa.
El goteo de gente fue constante. Muchas personas se acercaron porque sabían que estaba programada esta chocolatada solidaria con el objetivo de recaudar fondos para destinarlos a la investigación del cáncer infantil. «Es un evento social de la ciudad y nos parecía importante estar aquí y colaborar», exponía con el vaso en la mano uno de los integrantes de Wailuku, comparsa que quiso estar presente en el evento antes de acudir, por la tarde, a la convivencia carnavalera de Olivenza.
Sin embargo, otros paseantes se encontraron de casualidad con la gente desayunando o merendando en la plaza y decidieron hacer un alto en el camino para coger fuerzas y colaborar con la causa. Incluso los integrantes de algunos grupos que realizaban visitas guiadas por el centro de la ciudad se separaban de sus compañeros para pedir una bebida caliente.
Esto hizo que se superaran las previsiones y los responsables de la iniciativa se mostraran satisfechos. «He bajado más de una docena de veces a por chocolate y a por churros porque están volando», decía antes de las once y media de la mañana uno de los voluntarios que se encargaba de transportar las jarras de chocolate y las bolsas de churros entre la churrería a A a a, que junto a la asociación SOS Casco Antiguo organizó la iniciativa, y la improvisada barra, que empezó a servir a las diez.
Detrás de las mesas, los camareros voluntarios explicaban a los más despistados el motivo de la cita y el destino que tendría el dinero recaudado. «Será entregado a la Fundación San Juan de Dios, de Barcelona, que es de donde parte esta campaña que se hace a nivel nacional», según Juan Pablo Rebolledo, responsable de la chocolatada en Badajoz, que incidía en la cantidad de colectivos y empresas que se habían animado a colaborar. «Le hemos tenido que decir a marcas que ya no necesitábamos nada más, solo que pasaran a tomar chocolate y a dejar su donativo», reconocía con una sonrisa.
Así, entre todos, lograron recaudar casi 1.700 euros, que el lunes se ingresarán en la cuenta de la fundación. Se trata del segundo año consecutivo que se celebra esta cita en la ciudad. En 2019 se desarrolló en las inmediaciones de Leroy Merlín. «Este año hemos decidido acercarla más a la ciudad y a un lugar tan emblemático como la Plaza Alta, además nos resulta más sencillo todo porque la churrería está aquí al lado», detallaba Rebolledo, que también agradeció la colaboración de la pastelería La Cubana, que donó los dulces.
A nivel nacional la de este sábado fue la tercera edición y el objetivo, que se consiguió, era llegar a 1.200 puntos de venta de chocolate en todo el país. «Se eligió ese número porque todos los días se detectan 1.200 casos de cáncer infantil y adolescente», en palabras del organizador.
«Hemos tenido mucho apoyo; incluso le hemos dicho a empresas que ya no necesitábamos nada, solo que vinieran hoy»
juan pablo rebolledo, organizador
A mediodía
había un gran ambiente en la Plaza Alta. La presencia de un animador
infantil ayudó a que los niños, que fueron muchos, estuvieran
entretenidos con diferentes juegos y música. Además, la amenaza de
lluvia no se cumplió hasta pasada la una de la tarde, hora en la que los
voluntarios tenían previsto recoger la mesa. El cielo descargó a la hora de comer, con mucha fuerza en algunos momentos, y por la tarde, cuando a las seis se volvió a instalar a la mesa para reiniciar la venta de chocolate y dulces, la tormenta ya había pasado.
Así, hasta las ocho de la tarde mucha gente acudió hasta la barra solidaria para merendar un chocolate con el que colaborar en la lucha contra el cáncer. «Ha estado mejor la tarde que la mañana, hemos tenido varios momentos de cola», informaba muy satisfecho Rebolledo al retirar la mesa.
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