lunes, 1 de julio de 2024

El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Oficina - Economia - Voto al menos malo ,. / La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - Iberdrola ha plantado ya más de tres millones de árboles,. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - El mundo en sus manos: Viento en las velas ,.

 

 TITULO: El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA -  La noche encendida  - Oficina - Economia -  Voto al menos malo,.

 
Resultat d'imatges de la noche encendida con pedro ruiz 
  La noche encendida,.
 
 
 'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presenta
do por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.

 Voto al menos malo,.

 El voto de la generación de la crisis

foto / La mayoría de los jóvenes helenos ve un futuro en la emigración tras crecer en medio de la recesión, la pandemia y una inflación galopante,.

Aspasia, 21 años: «No conozco a nadie de mi generación que esté contento con el partido al que va a votar en estas elecciones. Y eso siempre que no opten por la abstención. Al final tienes que quedarte con el menos malo o con el que crees que tal vez resuelva mejor tus problemas y los de tu familia». Aspasia procede de una isla del Egeo y reside en Atenas, donde estudia Ciencias Políticas. Pese a su interés por la materia, no esconde el hastío que le generan los partidos de su país, a quienes considera responsables de la difícil situación en que se encuentra Grecia. «Yo votaré a Kyriakos Mitsotakis», confiesa con poca convicción cuando se le pregunta cuál será su elección en las urnas. Se refiere al primer ministro saliente y líder del partido de centro derecha Nueva Democracia, el gran favorito en los comicios generales de hoy. Los sondeos, no obstante, vaticinan que lo tendrá difícil para conseguir la mayoría absoluta, por lo que se apuesta por una repetición de las elecciones a principios de julio.

«Mitsotakis ha hecho muchas cosas que no me han gustado, pero con Tsipras mis padres no aguantaban más. Fueron años muy difíciles. Tienen un negocio y sufrían con los impuestos tan altos», recuerda Aspasia. Le hace eco su compañera Danae, de 23 años, quien tacha de «súper alta» la presión impositiva para los trabajadores por cuenta propia durante el Gobierno precedente liderado por Alexis Tsipras (2015-2019), candidato del partido izquierdista Syriza. Como tantos otros jóvenes helenos, Danae ha dejado de confiar en que su país pueda ofrecerle un futuro y está resignada a la idea de tener que emigrar cuando termine sus estudios universitarios. «Grecia es una nación muy hermosa, pero sólo para venir de vacaciones. Yo llevo toda la vida en Atenas, he nacido y crecido aquí. Pero me tocará buscar un empleo en Londres, Nueva York, Helsinki o Ámsterdam. Me gustaría vivir en un lugar más limpio y ordenado y que me ofrezca más oportunidades».

Las expectativas de Danae son mayoritarias entre los miembros de las nuevas generaciones helenas. Según un sondeo realizado el año pasado por el centro de estudios Dianeosis, el 77% de los griegos de entre 17 y 24 años están dispuestos a marcharse a otros países para encontrar un trabajo mejor remunerado. También en la franja de edad superior, entre 25 y 39 años, el porcentaje es muy alto: 71,9%. «Son generaciones que han vivido su niñez, adolescencia y primera juventud en medio de una continua crisis. Primero estuvo el problema de la deuda con los sucesivos rescates. Fueron años dramáticos con enormes recortes. Cuando empezó a superarse esta situación en 2019, llegó la pandemia Y el año pasado, en el momento en que parecía que por fin volvíamos a una situación tranquila al remitir el coronavirus, estalló la guerra de Ucrania y se dispararon los precios. Los jóvenes griegos no saben lo que es vivir en una situación de estabilidad ni prosperidad», explica Nick Malkoutzis, director del portal de análisis político y económico Macropolis.

Crecer en una situación de crisis permanente deja secuelas profundas. «Claro que te afecta psicológicamente –reconoce Aspasia–. No sabemos qué va a pasar con nuestro futuro, si vamos a poder alcanzar una estabilidad laboral y cuánto dinero ganaremos. Eso genera mucho estrés». Sus amigos y compañeros de clase asienten cuando explica que los jóvenes helenos no confían en las posibilidades de su país para ofrecerles una buena calidad de vida. «Sabemos que sólo podemos contar con nosotros mismos y con nuestras familias. No estamos en una nación fuerte que nos respalde». Petros, un ateniense que sobrevive gracias a trabajos precarios y temporales con los que gana poco más de 500 euros al mes, confirma que desde hace años se ha impuesto la idea de que hay que salir del país para labrarse un futuro: «Si tus padres no son ricos ni pueden enchufarte en algún empleo bueno, lo mejor que puedes hacer es estudiar idiomas para buscarte la vida en el extranjero».

Katerin, de 22 años, asegura incluso que en la pequeña isla de donde procede «la mitad de la gente» piensa que resulta «inútil» estudiar porque al final su futuro no depende de la formación, sino de los contactos que tenga su familia o comunidad. «Sé que suena a teoría de la conspiración, pero este país funciona así. Son las mismas familias las que controlan la política y la economía y, si te llevas mal con los que mandan, lo pagas. En mi isla, que es mayoritariamente de izquierdas, nos quedamos durante un mes sin ferry porque la población no era favorable a Mitsotakis».

Katerin cuenta que este hartazgo le ha llevado a decidir votar en blanco, si es que finalmente opta por acudir al colegio electoral y no se queda en casa. También siente una fuerte desafección hacia los políticos Panos, de 20 años y que sueña con ser diplomático. «Nuestra generación siente que casi todos los partidos han sido incapaces de gobernar y de lograr que el país se levante. Eso explica que en las elecciones de 2019 hubiera más de un 40% de abstención, un porcentaje similar al que creo que habrá también ahora», dice.

Para tratar de involucrar a las nuevas generaciones en la política, Grecia permite que voten los jóvenes que cumplan 17 años en el plazo de un año. Son de esta manera 440.000 los electores de entre 17 y 21 años que participarán por primera vez en unos comicios. «Es una buena idea, pero el problema es que en la escuela no recibimos suficiente información sobre política. Estamos influenciados básicamente por nuestras familias y por lo que escuchamos a nuestro alrededor», sostiene Elena, que duda entre elegir la papeleta de Syriza o la de Mera25, el partido izquierdista liderado por el conocido economista Yanis Varoufakis. De lo que está segura es de que no va a votar a Mitsotakis.

El accidente ferroviario

El primer ministro saliente trata de seducir a las nuevas generaciones y de propiciar que regresen los emigrantes jóvenes esgrimiendo el descenso en los niveles de desempleo. El de los menores de 24 años está en el 24%, frente al 40% de hace cuatro años, mientras que el general se sitúa en el 10%, la mitad que al principio de la legislatura. «El problema es que cuando vas más allá de las cifras y miras con detalle, ves que muchos de esos trabajos son sólo en el sector del turismo y de la hostelería, tienen un carácter temporal y están mal pagados», advierte Malkoutzis. «No nos podemos extrañar de que la juventud no vea perspectivas de futuro para seguir viviendo aquí y piense en marcharse del país».

Para este experto, el maltrato que Grecia dispensa a sus jóvenes queda simbolizado en el accidente ferroviario cerca de la ciudad de Larisa (norte) del pasado mes de febrero, en el que fallecieron 57 personas, en su mayoría estudiantes universitarios. Aquel incidente propició graves protestas que obligaron a Mitsotakis a retrasar un mes la convocatoria de las elecciones.

«La gente mayor, que es la que controla el poder, no piensa en las nuevas generaciones, que son quienes principalmente cogen los trenes porque son baratos», advierte el director de Macropolis. «La falta de inversiones en la red ferroviaria es sintomática de la falta de interés. Durante años no se invirtió en seguridad, en las señales, en personal ni en modernizar nada. Y son los jóvenes los que han acabado pagando por ello». 

 

TITULO:  La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques -  Iberdrola ha plantado ya más de tres millones de árboles .,

  La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques  -  Iberdrola ha plantado ya más de tres millones de árboles, fotos,.

 

Iberdrola ha plantado ya más de tres millones de árboles,.

La compañía proyecta alcanzar los 20 millones de ejemplares alrededor del mundo al final de esta década,.

En España se han plantado ya 932.000 ejemplares en proyectos de conservación y restauración de ecosistemas
 
En España se han plantado ya 932.000 ejemplares en proyectos de conservación y restauración de ecosistemas,.

Iberdrola está comprometida con la conservación y la restauración de los ecosistemas forestales y por ello creó en el 2020 el Programa Árboles con la Biodiversidad y los Ecosistemas Forestales, con el objetivo de promover la conservación y plantación de 20 millones de árboles en el 2030. Desde su lanzamiento ha promovido la plantación de 3,4 millones de árboles y a finales de año la cifra llegará hasta los cinco.

«El programa árboles tiene su foco principal en la protección y promoción de la biodiversidad, donde los bosques tienen un papel principal. Pero sin dejar de lado los aspectos sociales y de lucha contra el cambio climático que puede ofrecer. Sólo en España ha promovido la plantación de más de 932.000 árboles en proyectos de conservación y restauración de ecosistemas en más de 900 hectáreas», asegura Emilio Tejedor, director del Programa Árboles de Iberdrola. En el resto de Europa, se han plantado más de 457.000 árboles, entre los que destacan las actuaciones en el complejo hidroeléctrico del Támega (Portugal) con más de 377.000 árboles y en Grecia con casi 75.000 árboles plantados como parte de los desarrollos eólicos terrestres.

En Brasil, en los últimos años, se han realizado acciones en las Áreas de Preservación Permanente de conservación y regeneración en más de 8.975 hectáreas, y de monitorización y conservación en más de 18.400 hectáreas. En total, se han plantado más de un millón de ejemplares. Entre las acciones del pasado año, cabe destacar la continuación de la creación del Corredor de Biodiversidad entre las áreas boscosas del Parque Nacional Iguaçu-PNI con las Área de Influencia Directa (AID) de la UHE Baixo Iguaçu, en los alrededores del embalse.

Corredor de 3.000 ha en Brasil

Hasta la fecha se han realizado trabajos de conservación en 1.135 hectáreas y plantación de más de 110.000 árboles. El corredor constará de más de 3.000 hectáreas. Además, se han ampliado los trabajos en el desarrollo de las Áreas de Protección Permamente de Corumbá y Telespires, donde en el 2023 se ha promovido la plantación de más de 50.000 árboles. También se plantaron 54.800 ejemplares en 56,6 hectáreas en el Complejo Solar Luzia.

Los negocios de redes de Neoenergia, filial brasileña de la compañía, llevaron a cabo en 2023 acciones de restauración forestal en las que se plantaron aproximadamente 7.200 árboles de especies nativas en São Paulo y Pernambuco, respectivamente.

En Reino Unido se han plantado más de 890.000 árboles, principalmente como parte del Parque eólico terrestre de Kilgallioch (Escocia). Como compensación, en los terrenos ocupados por el cable terrestre del Parque eólico marino de East Anglia One se plantaron más de 1.600 árboles.

En México, la cifra de plantación roza los 70.000 ejemplares. En el país centroamericano se continuó con el mantenimiento de más de 25 hectáreas plantadas en 2019 en el parque eólico La Venta III y las 38 hectáreas en la central de ciclo combinado Escobedo (Noreste), donde hasta la fecha se han plantado más de 23.500 árboles en este último emplazamiento.

Programa de voluntariado

Dentro del programa de voluntariado global que se promueve en todos los países, se han llevado a cabo diversas reforestaciones realizadas por empleados voluntarios y sus familias.

«El compromiso social y medioambiental de Iberdrola es plenamente compartido por las personas que trabajan en nuestra compañía y que año tras año dedican su tiempo a ayudar, contribuyendo al bienestar y al progreso social, al tiempo que se preservan el medioambiente y la sostenibilidad», asegura Begoña Barberá, responsable de Diversidad y Proyectos Sociales de la energética.

Gracias a estas iniciativas, los voluntarios han plantado casi 30.000 árboles en España, 25.000 en Brasil y más de 15.000 en México. En Reino Unido, continúa el proyecto «Trees For Life», donde este año se han plantado 400 árboles en la arboleda propiedad de ScottishPower, filial escocesa de Iberdrola.

En España, desde el año 2008 colabora con Fundación Lurgaia en la recuperación del bosque autóctono de Bermeo y Muxica en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Bizkaia, con la plantación de 10.000 árboles de 22 especies diferentes. En Madrid, los voluntarios están recuperando uno de sus mayores pulmones, la Casa de Campo. Tras los daños sufridos por «Filomena» se han plantado más de 4.000 árboles y en Solosancho, Ávila, se ha realizado la reforestación de más de 1.300 árboles para la recuperación de terrenos afectados por el incendio de Navalacruz. En total y hasta la fecha, la compañía ha plantado 3,4 millones de ejemplares.

 

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  El mundo en sus manos: Viento en las velas ,. 
 
El mundo en sus manos: Viento en las velas

Hay películas de aventuras y películas aventureras. El mundo en sus manos (Raoul Walsh, 1952) es de las segundas. Despliega un entusiasmo, una vitalidad, una desvergonzada provocación por la bandera negra, de vive y deja vivir, una frescura en la mirada, de esas que te convierten el mundo en algo recién creado, sin mácula, lavado por la primera y fresca de la mañana.

 

En El mundo en sus manos, baqueteados marinos mercantes como Deacon Greathouse (John McIntire) citan como si nada, ejem, con misoginia experta, versículos del Libro de los Proverbios sobre los labios de las mujeres (“Los labios de esas mujeres son al principio tan suaves como el aceite, pero al final son como la hiel”); aborígenes esquimales, como Ogeechuck (Bill Radovich), conviven con empáticas focas; políticos y militares rusos ansían hacerse con California y capitalistas de san Francisco lo mismo con Alaska; y princesas 
 
 
 
sueñan con marinos surcadores de siete mares. Todo políticamente incorrecto, porque se trafica con focas, se compra Alaska, en modo capitalista, con fintas y añagazas, los rusos ya eran malos y crueles, y los hombres no se andan con chiquitas con las damas ni estas con supuestos compromisos de clase y patria. En El mundo en sus manos asistimos a peleas en bares de las que hacen época, a desafíos marinos y personales que llevan muescas de años de enseñarse los dientes, la proa y la popa de sus embarcaciones. Conocemos a capitanes de goletas que llevan toda la vida en el mar, los ojos llenos de vida y muerte, leales a sus armadores, mercaderes de cualquier cargamento que les fleten. Mi favorito es el Hombre de Boston, en la vida Jonathan Clark, en el celuloide, que es también vida, y en este caso no de repuesto, Gregory Peck, otrora el ético letrado Atticus Finch y luego nuevamente marino en tierra en Horizontes de grandeza. No le anda a la zaga en mi favoritismo gremial el Portugués (grandioso Tony Quinn), un tanto fanfarrón, provocador, con ribetes de fullero, pero leal al final, porque, sencillamente, le revienta perder y, sobre todo con su amigo, competidor, y maldita némesis, el Hombre de Boston.
 
 Botijo de Barro "Chato" - La Cacerola de Barro

"Pero lo principal, lo inolvidable es que en El mundo en sus manos somos partícipes, no meramente espectadores, de la mejor carrera entre goletas que pueda verse"

Todo eso, y más, lo hace posible Raoul Walsh, uno de los grandes cineastas tuertos de la Historia del cine. Walsh domina El mundo en sus manos con su exuberante vitalidad, su barojiano desprecio por las convenciones y el aburguesamiento, su optimismo, su creencia firme en la libertad y el individuo, su sentido del humor directo y franco y su apuesta por la alegría de vivir desafiando a todo y todos. Eso lo traduce en una puesta en escena hermosamente precisa y poética, precisa y clásica, innegablemente personal.

"No hay nadie más que nosotros en la Creación, a solas nos jugamos la vida, el barco, sentimos las gavias, el foque, la mayor. Vivimos"

Pero lo principal, lo inolvidable es que en El mundo en sus manos somos partícipes, no meramente espectadores, de la mejor carrera entre goletas que pueda verse. Entre la Peregrina y la Santa Isabella. Allí estamos, allí vamos, cruzando el azul océano a mil nudos, envueltos en el salitre que nos salpica escapando del encrespado oleaje. Vemos henchidas las velas, crujir el maderamen, restallar las órdenes de capitanes, segundos y contramaestres, miramos de reojo cómo marcha la otra goleta, si nos gana o pierde algunas yardas, el corazón no se nos encoge sino que se nos desborda, alegre, palpitante por la tensión del desafío, de la carrera. No hay nadie más que nosotros en la Creación, a solas nos jugamos la vida, el barco, sentimos las gavias, el foque, la mayor. Vivimos.

Así que si ganamos la carrera veremos, por ejemplo al Portugués, en la lejanía del horizonte azul y blanco, maldecir en luso, aunque quizás se le dibuje una sonrisa traviesa, de amigo, pero también de quien espera poder tomarse pronto la revancha. Pero sobre todo, allí al timón, mientras el viento sigue soplando en las jarcias y sentimos la goleta hendir las olas, silenciosa, tan elegante como una ballerina ingrávida en sus giros sobre el escenario, quizás, si hemos conocido raptada de los malos a una valiente condesa rusa, por ejemplo a la exótica Marina Selanova (Ann Blyth), que nos ama para sacrificar todo junto a nosotros, sabemos, sin duda alguna que tenemos el mundo en nuestras manos.

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