Un cambio criticado por la oposición del país
Este
giro conservador coincide con el primer aniversario de la toma de
posesión de este gobierno: una coalición de más de una decena de
partidos con ideologías que van del progresismo de Izquierda al
conservadurismo del PSL. En este abanico de partidos, Tusk, vinculado al
liberalismo, representa el centro de la legislatura, aunque pertenezca
al Partido Popular Europeo (PPE).
Como respuesta, casi 50
organizaciones humanitarias nacionales e internacionales como Amnistía
Internacional (AI) han firmado un manifiesto dirigido al primer ministro
para pedirle que cese esta política y no eluda uno de
los deberes fundamentales de cualquier Estado democrático. Han advertido
que negarse a proteger a personas no producirá más que "una ilusoria
sensación de seguridad".
Por su parte, el que fuera ministro de Defensa del anterior Gobierno ultraconservador,
Mariusz Blaszczak, ha calificado de "engañifa, cortina de humo" el
giro. Ha asegurado que "el verdadero problema es el pacto migratorio
(europeo), un problema creado por los oligarcas de la UE", y ha repetido
su propuesta de hacer un referéndum nacional sobre la política migratoria comunitaria.
TITULO:
LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - Juan Mayorga, librero azul ,.
LA
PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - Juan Mayorga, librero azul , fotos,.
Juan Mayorga, librero azul ,.
Juan Mayorga,.
La gente se acerca a la esquina y allí se agolpa. En el vértice de la librería se esconde Juan Mayorga: escritor, dramaturgo, ¡académico!, ¡matemático!, ¡filósofo! Hoy, librero de Tipos Infames
(C/San Joaquín, 3, Madrid). No se puede decir que haya silencio, pues
al fin y al cabo hablamos de una librería. Hay cierto revuelo alrededor
de la pequeña masificación que arrincona a Mayorga. El resto del espacio
lo ocupan personas sueltas, como gajos arrancados de la mandarina.
Estas últimas hojean libros, se asoman por detrás de las estanterías
levantando ligeramente la mirada, después vuelven a los libros. Quizá se
pregunten qué pasa. Quizá lo sepan y detestan formar parte de los
grupos grandes. Allí lo tienen fácil, en este último caso: cualquier
novela es un lugar recóndito para esconderse en Tipos Infames.
"Están Guerra y paz y Los hermanos Karamazov, porque ¡cómo no iban a estar!"
En la esquina en cuestión, Juan Mayorga habla hacia adelante —hay
momentos en la vida en los que ese es el único lugar hacia el que se
puede ir; existen otros en los que quizá se pueda hablar hacia atrás, o
hacia el centro, o hacia dentro, quién sabe—. Tiene dos estanterías
pequeñas, una a su izquierda y otra —como adivinaréis— a su derecha.
Allí están postrados los libros que ha seleccionado como su guía
literaria existencial, o como reflejo lúcido de su yo momentáneo,
o como simple muestra de buena literatura que ofrecer a aquellos que
llegan a Tipos Infames buscando sus doctas recomendaciones.
Están Guerra y paz y Los hermanos Karamazov,
porque ¡cómo no iban a estar! Juan Mayorga, que viene de las
matemáticas, lo tiene claro: si en la ecuación se encuentran las
variables clásicos literarios y obras de impacto personal, Tolstói y Dostoievsky
no pueden faltar. Así que allí están los dos, como dos pirámides
egipcias en un atardecer desértico de David Lean. Al propio Fiódor
Dostoievsky se agarra Mayorga, como enganchado a una cuerda, para
aterrizar en el suelo y hablar emocionado del Discurso del Gran Inquisidor.
Del Dostoievsky que es un ejército ruso decidido a arrollarte con todas
sus armas al Dostoievsky que es un francotirador agazapado en una
ignota terraza, dispuesto a colocarte su única bala en el centro de la
frente.
"Él contesta que la huida
es una ilusión, porque uno no camina en realidad hacia ningún destino
concreto. Solo camina... si es que esa es suficiente certeza para el que
quiera encontrarla."
Pero Juan Mayorga frena entonces, porque no todo su repertorio va a
transitar la existencia esteparia de los rusos decimonónicos. A él lo
emociona Lorca, así que allí bailan desnudos los dos tomos de su Poesía completa y su Teatro completo. ¡Qué
caderas!, ¡qué poder de seducción! Uno mira a Lorca y Lorca mira a
Dostoievsky y uno piensa en qué pasaría si ambos se girasen y se
besasen, en cómo el universo entonces implosionaría o evolucionaría
hacia lugares desconocidos. Está uno asfixiado por la visión noctámbula
del beso hispano-ruso cuando Mayorga vuelve a cambiar de tercio y se
lanza a El astillero, de Juan Carlos Onetti.
Dice Juan Mayorga de Onetti: «es increíble el poder de esas novelas a
las que te acercas en tu adolescencia…», y allí te la dejas. En la
cárcel espectral de El astillero no hay lugar para inocencias juveniles: allí uno va a trabajar, a entregarse en cuerpo y alma a la ficticia voluntad de levantar los sueños de un país. Le pregunto a Mayorga qué es lo que pasa con las personas que, como Bruce Springsteen, se escapan de ese lugar de perdedores para ganar de una vez. Él
contesta que la huida es una ilusión, porque uno no camina en realidad
hacia ningún destino concreto. Solo camina… si es que esa es suficiente
certeza para el que quiera encontrarla. A él, de momento, caminar le
parece una cosa a considerar. ¡El problema es que todo el mundo anda
siempre dando esas cosas por sentadas!
"Entonces el mundo se
derrite, y él lo observa de cerca, como cuando uno pone un mechero
encendido cerca de una pieza de plástico y se queda mirando, para ver
cómo la materia se desintegra"
Los libros se apilan unos encima de los otros: las Cartas luteranas de Pasolini se apoyan en la ventana, como mirando de reojo a las personas que viven al otro lado del cristal. Luigi Pirandello observa la escena desde varios puntos, muestra múltiple de la devoción que Mayorga siente por el autor italiano. Los Cuentos completos de Borges
reposan sobre la madera como un ladrillo antiguo que, en cualquier
momento, podría comenzar a flotar por la escena, a convertirse en
pájaros de colores preciosos o en una niebla intensamente azul que todo
lo cubra.
Intensamente azules (La uña rota) es el nuevo libro del propio Mayorga, realizado en conjunto con el ilustrador Daniel Montero Galán.
Un hombre recibe de sus hijos, por su cumpleaños, unas gafas de
natación graduadas. Intensamente azules. Una mañana se encuentra con que
sus gafas normales están rotas en un rincón, así que se decide a
empezar a usar siempre las de nadar. Entonces el mundo se derrite, y él
lo observa de cerca, como cuando uno pone un mechero encendido cerca de
una pieza de plástico y se queda mirando, para ver cómo la materia se
desintegra, se deforma: para ver cómo las cosas pierden su tamaño y su
color y dejan de ser lo que son, aunque tampoco puedan ser cualquier
otra cosa.
No hay que tener miedo a ser un poco azules a veces, si los colores
normales nos agarran y no nos dejan escapar. Juan Mayorga se lanza al
mar después y se sube al barco de El copartícipe secreto, una de esas pequeñas novelas de Joseph Conrad
que más que novelas son ramas de incienso personalizando el ambiente.
Habla Mayorga de sus dos protagonistas, que al fin y al cabo no son sino
el mismo en cierto modo. Uno de ellos es un asesino, y el otro se decide a no denunciarlo, «el capitán salva al otro porque se ve a sí mismo«.
Quizá aquel capitán llevaba puestas unas gafas de nadar graduadas,
intensamente azules. Y quizá por eso se reúne la gente, allí en la
esquina, para escuchar a Juan Mayorga hablar de literatura. Para verse a
sí misma, que no es tan fácil: a veces, no bastan ni los espejos.
TITULO : EL CLUB COMEDIA - La moralidad pública ,.
La moralidad pública ,.
foto / Un espectador debe ser un documento en
blanco, alguien dispuesto a registrar sin prejuicios, y a partir de ahí
llegar a conclusiones, o que lleguen a conclusiones quienes tengan
acceso a lo que se ha observado. El principio se complica cuando nos
damos cuenta de que el mundo es coral, muy coral. Tratar de
descifrar una vida es una labor ingente, pero intentar descifrar todas y
todos los lazos entre ellas es una tarea inmensa. Tal vez ese
sea el origen de la moral, y más en concreto de la moral pública, que
nos coloca el suelo bajo los pies y que, en ocasiones, no deja de ser un
padecimiento. Desde luego lo es en el caso de Eliza Touchet, la
principal protagonista de esta novela de Zadie Smith
(Londres, 1975), de la que se nos dice que es arisca, un poco severa,
ingeniosa, alguien a quien la ira le resulta tan natural como respirar. Y
la veremos navegar en un Londres lleno de prejuicios, el del siglo XIX,
donde se debate, por ejemplo, la práctica de la justicia frente a la
práctica de la caridad. O la realidad frente a la novela.
"Pasearemos por un Londres
más cosmopolita de lo que hasta ahora habíamos imaginado en esa época,
en un viaje que tiene una estructura por momentos confusa"
La impostura (The Fraud es su título original en inglés) es una novela histórica que parte de un farragoso juicio en el que un carnicero de habla cockney,
de Australia, defiende ser un aristócrata y reclama sus privilegios y
su fortuna como tal. Eliza Touchet es un ama de llaves de un novelista
venido a menos, que asiste a un juicio cuya notoriedad se expande hasta
dar pie a una locura populista alrededor: la multitud de partidarios del
demandante está formada por oficinistas, maestros de escuela,
disidentes de todo tipo, tenderos, capataces, doncellas, cocineros e
institutrices. Mientras tanto, asistimos a la vida de los personajes con
los que Touchet comparte sus días, entre los que destaca William
Ainsworth, el novelista en decadencia que prepara una boda rápida con
una criada, más joven que sus hijas, a la que acaba de dejar embarazada.
Ainsworth ha escrito una novela ambientada parcialmente en Jamaica,
ambientándola a partir de un folleto de propaganda de 1820, cuando gran
parte de Inglaterra podía engañarse a sí misma creyendo que la abolición
del comercio trasatlántico de esclavos equivalía a la abolición de la
esclavitud. Dado que la mayor parte de la novela está compuesta en
diálogos, esto dará pie a intervenciones que reflexionan sobre creación
literaria, que se intercalan con otras que tienen más sentido, pues lo que está siempre presente es las dudas que genera no tener una opinión formada acerca de lo que es la verdad:
cabe preguntarse por qué los personajes y acontecimientos ficticios son
facsímiles de aquellos sobre los que se inspira, o se trata acerca de
las controversias sociales siempre tamizadas por la religión,
conservadora, que debe convivir con cierta ética del progreso.
"La impostura es
un retrato de sociedades en pleno cambio, a la vez que un retrato de las
ambiciones frustradas a través distintas personas, para el que Zadie
Smith crea a un personaje antológico"
Pasearemos por un Londres más cosmopolita de lo que hasta ahora
habíamos imaginado en esa época, en un viaje que tiene una estructura
por momentos confusa. Smith nos traslada libremente por el tiempo en una
serie de capítulos cortos, en ocasiones muy cortos, en los que no
existe, eso sí, ninguna frase aburrida. Smith tiene muy en cuenta aquel comentario de Paul Valéry advirtiéndonos contra esas narraciones llenas de frases tipo la marquesa salió a las cinco.
Tal vez ese espíritu creativo de la propia Smith dé nuevas dimensiones a
momentos como ese en que nuestro escritor dice no comprender el aprecio
de nuestra protagonista, futura escritora, por una obra como Middlemarch,
sin aventuras, sin dramas, sin asesinatos. Pero se trata de una obra
sin fallos, sin debilidades. Y frente a ese mundo, va apareciendo aquí y
allá Jamaica, como un misterio del que nos llega algún testimonio
acerca de la esclavitud y el sufrimiento, anclándonos, de vez en cuando,
a los asuntos que son menos triviales.
La impostura es un retrato de sociedades en pleno cambio, a
la vez que un retrato de las ambiciones frustradas a través distintas
personas, para el que Zadie Smith crea a un personaje antológico, una mujer que interviene, pero cuya principal cualidad es la inquietud por estudiar a la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario