TITULO: Atención obras - Cine - Juana Macías ,. Viernes - 4 - Octubre ,.
Viernes - 4 - Octubre ,. a las 20:00 horas en La 2, foto,.
Juana Macías,.
Atención Obras se traslada hasta el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Cayetana Guillén Cuervo entrevistará allí a la directora de cine Juana Macías.
Con ella hablará de sus dos últimos proyectos, la película “Las chicas de la estación” presentada durante el festival y que llegará a las salas de cine el próximo 22 de noviembre y la recién estrenada serie de TVE “Las abogadas”.
En la película, Juana cuenta la historia de 3 adolescentes internadas en un centro de menores que se ven involucradas en una red de prostitución. La historia está basada en una historia real que ocurrió en Mallorca en el año 2000.
También hablará con ella de la serie de televisión “Las abogadas”, que se acaba de estrenar en TVE y que narra los inicios de 3 abogadas tan conocidas como Manuela Carmena, Cristina Almeida y Paquita Sauquillo.
Veremos con Juana un reportaje sobre la exposición “Topalekuak” en la que 8 artistas contemporáneos reinterpretan la obra de Eduardo Chillida.
Además, nos iremos al teatro con la obra “Malditos tacones”, interpretada por Olivia Molina y Luisa Martín con dirección de Magüi Mira. Ellas nos muestran el enfrentamiento entre dos maneras de entender el poder.
Y en nuestra agenda os anotamos varias citas culturales en Valladolid, Vitoria, Donostia, A Coruña y Madrid.
TITULO: Detrás del instante - Ser amigo de la RAE - Jeosm: «Sigo concibiendo la fotografía en papel» ,.
Miércoles - 2 , 9 Octubre a las 20:00 horas en La 2 / fotos,.
Ser amigo de la RAE - Jeosm: «Sigo concibiendo la fotografía en papel» ,.
Jeosm es uno de los fotógrafos de cabecera de zendalibros.com. Durante los cinco años de vida de este portal de libros, este chico duro de barrio ha sabido hacerse un hueco en el mundo de la fotografía con mucho esfuerzo y una indiscutible personalidad. Sus retratos, broncos, a quemarropa, de los inicios, se han ido modulando en tenaces reflexiones de rostros, paisajes y situaciones, desarrollando una mirada poliédrica, más flexible, más reflexiva y más profunda que la inicial.
A veces, en redes sociales, lo llamo “mi bro”, porque hemos pasado muchas horas juntos, vivido numerosas entrevistas, sesiones, esperas, paseos, taxis, vinos (o refrescos, porque Jeosm no bebe alcohol), y eso une. Además, es un gran profesional, mejor compañero y amigo leal. No puedo estar más orgullosa de sus éxitos y sus trabajos.
Veritas, el libro de fotografías que ahora publica, es un buen ejemplo de lo que Jeosm es capaz de construir; de lo que admira, de cómo trabaja. Charlamos con él de todo eso en Zenda. Dónde si no.
—¿Qué es Veritas?
—Veritas es un concepto; para mí es la verdad, la sinceridad, lo real, premisas que siempre van impregnadas en mi trabajo. Su significado me representa mucho. Durante el confinamiento estuve dándole muchas vueltas a cómo evolucionar y a la vez afianzar mi estilo y mirada. En este periodo, surgió mi tag name, #thetrueshoot, que más que un concepto es una declaración de intenciones; es lo que busco con las imágenes que hago y lo que quiero que defina mi trabajo. A partir de ahí, empecé a trabajar en una idea similar para mis libros. He publicado varios y me parecía interesante poder crear esta pequeña colección donde todos tengan el mismo formato, estética y número de páginas. Crear un universo propio donde poder desarrollar todos mis nuevos proyectos, con la misma intención de autoeditar mis trabajos y darles un valor de piezas de colección. Es un proyecto que me permitirá colaborar con amigos artistas, escritores, otros fotógrafos, y poder hacer proyectos juntos dentro del mismo “producto”.
—¿Por qué ese nombre? ¿De dónde sale la idea de nombrar un proyecto urbano y moderno en latín?
—Surge de la necesidad de crear algo clásico y atemporal. De hecho, yo siempre intento que mi trabajo siga esa línea, en blanco y negro y con una estética muy reconocible, pero para este proyecto necesitaba un concepto potente que aunara todos mis nuevos proyectos. Después de darle muchas vueltas, me di cuenta de que la palabra latina veritas me ofrecía lo que buscaba. Y es curioso, pero también me ha hecho reflexionar mucho sobre las imágenes y las palabras y creo que el latín, lo urbano y moderno encajan muy bien. Me he dado cuenta de que no hay nada más vanguardista que los clásicos, que siempre están ahí, y cada vez que se vuelve a ellos se aprenden y descubren conceptos e ideas o se reafirman muchas otras, sobre todo en la fotografía. En mi caso, cuando más aprendo es volviendo a revisar el trabajo de fotógrafos del siglo pasado, porque al final las modas también pasan de moda, mientras que lo clásico se mantiene. Por eso no me gusta diferenciar entre clásico o moderno en la fotografía; para mí es todo lo mismo: fotografía, sin más. En definitiva, el uso del latín me ayudó mucho a crear un concepto, por su gran legado en nuestra lengua y porque nos recuerda de dónde venimos. Creo que es una referencia perfecta que me permite englobar mi trabajo intentando que perdure en el tiempo. Cada capítulo de Veritas tendrá un nombre; este es el capítulo 1 y se llama “Estilo”, palabra que también es latina, por cierto.
—Artes marciales, graffiti y ahora breakdance. ¿Qué tienen de atractivo esos lugares “al margen”?
—Son mundos muy desconocidos por la masa. Me gusta moverme por la escena underground y poder mostrar la verdad de esos territorios y las gentes que lo pueblan, devolverles la mirada de respeto o admiración que merecen, sin prejuicios. Además, fotografiar esos lugares, moverme por ellos, me permite algo que, creo, es la esencia de mi trabajo: retratar a personas que admiro por su coraje, independencia, actitud, valentía y constancia.
—¿Se puede, igual que en el graffiti, hablar de una “cultura del breakdance”?
—Por supuesto que sí, de hecho, es de la misma época que el graffiti. Estas dos disciplinas tienen en sus orígenes una relación íntima con la cultura hip hop, con la calle y con el paisaje de los barrios. Una de las premisas fundamentales que ambas disciplinas comparten es el poseer un estilo propio; de ahí el nombre del libro. El estilo es un pilar fundamental dentro del Bboying.
—¿Cuándo comienzas este proyecto?
—En mi cabeza comenzó hace algunos años la idea y el concepto, y por eso tal vez el desarrollo resultó muy fluido cuando me puse a trabajar. Ha sido el proyecto que más rápido he realizado; todas las fotografías de este libro están realizadas entre junio y octubre de 2020.
—¿Qué tiene de atrayente o de material interesante, hasta el punto de dedicarle tu primer libro de la serie Veritas?
—Lo tiene todo, tanto de forma como de fondo. Una estética muy potente a nivel visual y un gran sacrificio detrás: horas de entrenamiento en la calle, superación de lesiones, mantenerse fiel a unas ideas que, con el paso de los años, han logrado evolucionar fidelizando un estilo propio. Posee también unos valores muy claros de unión y superación. Es algo más que deporte o baile; es una forma de vida. En este libro se muestra cómo, sólo en Madrid, hay varias generaciones que comparten la misma pasión y códigos. Otra parte a tener muy en cuenta es que es un movimiento basado totalmente en el do it yourself, concepto con el que desde siempre me he sentido muy identificado.
—¿Cómo contactas con este mundo, cómo te dejan fotografiarlos?
—Por suerte es un mundo que conozco bastante bien, tengo muchos amigos en el Bboying desde hace años. De hecho, en mi primer libro, Realidad, publicado en 2010, ya había varios retratos a Bboys.
—Pandemia y fotografía. ¿Qué dificultades has encontrado a la hora de llevar a cabo las sesiones?
—Ha sido bastante duro. Todo mi trabajo se centra en el retrato, y no poder trabajar durante meses ha sido una etapa que me ha hecho pensar mucho. Lo he tomado como un tiempo de aprendizaje y reflexión bastante importante. En la actualidad trabajo de una manera muy similar a la de antes, sólo que cumpliendo las medidas necesarias de seguridad y distancia. Por eso, todo este libro está realizado en exteriores. Simplemente he buscado la mejor manera de adaptarme a las circunstancias y de hacer de esas adversidades, virtudes para que pudiesen jugar dentro de las posibilidades a mi favor.
—Este libro no solo contiene fotos, también resume un ingente trabajo editorial que realizas tú mismo y que casi nadie conoce. Cuéntanos el proceso de elaboración del libro-objeto y tu implicación directa en él.
—Muchas gracias por tu bonita definición de “ingente trabajo editorial”, me halaga mucho que lo hayas valorado así. Al final es algo más sencillo; procuro, dentro de mis posibilidades económicas, hacer el mejor producto posible. Tengo una amplia biblioteca de libros de fotografía, y el haber autoeditado varios me ha permitido tener una visión más clara de lo que quiero hacer. Soy muy exigente en mi trabajo, y creo que hay que dar la misma importancia al contenido del libro que al objeto en sí. Esta colección es de tirada limitada a 300 ejemplares; sólo por eso, le estoy dando un valor y creo que debe ir acompañado de un buen concepto estético y de diseño, al igual que de un buen papel y una impresión cuidada. Me gusta trabajar en todo el proceso, lo veo necesario. Disfruto mucho aprendiendo de todo el desarrollo de diseño, maquetación, imprenta y distribución. El libro solo se puede conseguir a través de la librería Grant en Madrid (Calle Miguel Servet, 41), en su espacio físico o en su web, grantlibreria.com, o bien quedo yo mismo con las personas interesadas en adquirirlo.
—¿Es un libro la mejor manera de conservación de una obra para un fotógrafo?
—Pienso que sí, por eso lo hago. Sigo concibiendo la fotografía en papel, y hacer un libro de cada proyecto me ayuda a sentirlo terminado y crear ese objeto que te puede acompañar toda la vida. Soy muy analógico en mi vida, y me he criado con muchos libros, sobre todo de arte y fotografía. Por eso no disfruto igual de las fotografías en pantalla que en papel. En este libro he hecho una apuesta muy arriesgada a nivel económico, pero estoy convencido de que es la mejor inversión que puedo hacer en mi carrera, pues al ser un profesional de la imagen, creo que tengo que cuidarla al máximo y darle el valor que merece, y para ello el libro es el objeto perfecto. Además, el planteamiento de esta colección me permite algo muy bonito, que es incluir en el primer pliego de papel del libro (de 16 páginas) un making of de todo el proceso de la realización de las fotos que aparece diferenciado en el interior, pues va impreso en papel reciclado. Es una forma hermosa y honesta de poder mostrar todo ese trabajo de montaje que no se suele ver, y que es orgánico y muy personal.
—¿Cuál es el siguiente proyecto de Veritas?
—Tengo varios en mente, pero todavía no sabría decirte cuál. Espero poder tener algo cerrado para verano y poder publicarlo a finales de año o principios del que viene.
—¿Qué otros proyectos tienes ahora entre manos?
—Seguir trabajando en esta colección y mi trabajo como freelance. Mantenerme y evolucionar en mi carrera. Hace unas semanas se publicó mi nuevo curso de retrato de la web de Domestika.
TITULO:TARDE DE CINE CON - Es mucho más que palabras ,.
Es mucho más que palabras ,.
fotos / “Ésta es la historia de Duncan, un heroico fox terrier, y de su dueño, Jimmy, el muchacho empeñado en salvar a su perro de la muerte. Pero también la de Maureen, reportera del Daily Mirror, y Scott, viudo y padre del joven Jimmy. Y de muchos más. Cuando estalla la batalla de Inglaterra, cuando caen las primeras bombas a finales del verano de 1940, cada vida cuenta, y cada una de ellas tiene un destino que cumplir”.
Una historia emocionante novelada por Emilio Lara y publicada por Edhasa. Hablamos con él en la que es también su casa, Zendalibros.com.
—¿Por qué escribe Emilio Lara?
(Sonríe el novelista, pues hace algún tiempo, al hilo de otro asunto, Emilio comentaba el hecho singular de que nadie le había preguntado nunca las razones que lo impulsan a escribir. Me mira, burlón)
—¡Por fin! (risas). Me alegra que me hagas esa pregunta (más risas). Pues yo escribo, sencillamente, para vivir vidas alternativas, porque cada novela es tan mi vida como la vida real. Y también, ahora lo sé, para encontrar mi lugar en el mundo.
—¿Cómo se le ocurre esta historia tan singular, tan dura y tan desconocida?
—Porque leí un reportaje dedicado a ella en el XL Semanal. Arranqué la hoja y la guardé en una carpeta azul con gomillas, de esas de toda la vida, que sigo utilizando como en mi época de estudiante. Hago eso con frecuencia, cada vez que encuentro una historia que pueda serme útil, o que simplemente me atraiga. Pero esta historia de las mascotas ya no me la podía quitar de la cabeza; me obsesionó desde el primer momento y seguí recabando durante semanas toda la información que pude por internet, guardándola en las otras carpetas, las del ordenador. A medida que avanzaba en la investigación, se solidificaba más la narración en mi cabeza. Realmente, aquel hecho histórico me enamoró desde el primer instante, porque yo sabía que ahí había una novela.
—Curioso. La historia atrapa al novelista, y no al revés…
—En realidad, siempre he trabajado así, desde la primera novela. En primer lugar me asalta la historia, que siempre llega por sorpresa y desde afuera, aunque también es verdad que un escritor siempre anda a la caza de buenas historias que contar, pues digamos que uno está alerta, con los sentidos puestos, por puro instinto. Y cuando esa historia aparece, al menos en mi caso, se produce un auténtico flechazo, porque ya no puedo parar de pensar en ella. Después vienen —eso a nivel interno— los personajes, a los que dedico una construcción basada en mis lecturas, pero también en el cine. Casi al mismo tiempo, comienzo a idear la estructura. En unos meses todo ese magma se funde en mi cabeza y me pongo a escribir para tratar de darle forma.
—Sus novelas están muy estructuradas, con mucho orden.
—Sí, sí, porque fíjate, yo con la estructura funciono como si fuera un director cinematográfico, o un montador. De hecho, hasta que la estructura no está perfectamente organizada, clara y delimitada, no comienzo a escribir. Y debo decir que esto es a lo que dedico más tiempo de preparación, porque es lo que más me cuesta.
(Sonríe esta vez tímido, como si acabara de desvelar un secreto inconfesable)
Es que mira, yo entiendo la novela como una laboriosa y muy cuidada artesanía, pues tal vez he heredado esa forma de enfrentarme a la escritura de mis lecturas de juventud, la novela que considero más pura, que es la del siglo XIX, aunque siempre teniendo muy presentes —para aprender de ellos— a los escritores actuales que se han mantenido fieles a ese mismo concepto de escritura, pero revisándolo y actualizándolo. Me refiero a Arturo Pérez-Reverte y Juan Eslava Galán. Ellos son capaces de convertir cada novela nueva que publican en un tour de force. Sus obras son pura didáctica.
—En El relojero de la Puerta del Sol aparecía, con una presencia documentada y singular, la ciudad de Londres. En Centinela de los sueños vuelve a aparecer, y es tratada con detalle, casi cinematográficamente. ¿Dónde está el origen del amor por esa ciudad?
—Si me preguntaras por una ciudad para vivir, te respondería que Roma, sin lugar a dudas. Ahora bien, si me peguntas por una ciudad interesante, esa es, para mí, Berlín. Sin embargo, el lugar que me fascina, literariamente hablando, es Londres. La ciudad en esta novela es un escenario imprescindible, pues es aquí donde se desarrollan los hechos históricos que me sirven de base para contar la novela. Pero hay algo más. Precisamente ha sido la literatura anglosajona la que ha hecho evolucionar, en gran medida, mi voz de novelista. También en Centinela de los sueños quería incluir, aunque solo fuera de pasada, la ciudad de Madrid, y por eso elegí un episodio que por fuerza tenía que transcurrir allí. Madrid es una ciudad tremendamente interesante, sobre todo durante estos años 30 y 40, por lo que decidí una participación breve en esta novela, pero ojo, no ha de verse como un cameo, sino más bien como una deuda de amor.
—La novela es también un catálogo de citas, libros, música y cine.
—En ese sentido debo decir que he disfrutado con esta novela más que con ninguna de las anteriores. Está llena de guiños y referencias literarias y musicales, empezando por la protagonista, Maureen, un trasunto de Maureen O’Hara, una de las actrices preferidas de John Ford, y sin duda la mía. Ella y los papeles que solía interpretar en el cine encajaban con el tipo de mujer que yo necesitaba para esta historia: fuerte, independiente, decidida; capaz de seducir y amar con ternura y, llegado el caso, defenderse con resolución y valor. También he procurado enriquecer con música la novela y las historias de amor que en ella se desarrollan. Elegí el último concierto de Mozart (el que escribió antes de su magnífico Réquiem) porque además de ser una pieza magistral, fue elegido por Sydney Pollack para ser la banda sonora de Memorias de África, una historia que he leído con delectación y cuya adaptación en el cine sigo viendo emocionado. Quería hacer —y hacerme— ese guiño.
—Hay ya un territorio Lara bastante identificable.
—Supongo que a la larga eso es inevitable. En mi territorio literario está muy presente el paso del tiempo y el amor, en cualquiera de sus formas; amor romántico, el amor a los animales, el amor paternal y por supuesto, el amor a los amigos. Creo que amar es el mejor sucedáneo de la eternidad, y a mí me interesa encararlo literariamente.
—Por eso, tal vez, en la dedicatoria de tu novela reza un rotundo “A mis amigos”.
—Exacto. Mis amigos son fundamentales en mi ecosistema vital. Por eso me pareció adecuada esta dedicatoria, porque creo que no es genérica sino amplia, en el sentido más completo de la palabra.
—Al igual que en la novela anterior, Tiempo de esperanza, con los niños, ahora son las mascotas las que se ven sometidas a la injusticia de un hecho aterrador. El inocente sufre en sus novelas.
—Bueno, yo tuve un perro (un fox terrier, por cierto, como el de la novela). El cariño del hombre hacia la lealtad y el amor incondicional que un perro ofrece me parece uno de los rasgos de honor que aún salvan al ser humano, que lo hacen ser de nuevo inocente y tierno, que, en parte, lo devuelven a la niñez. Como narrador he intentado contar la herida de la inocencia.
—Los coprotagonistas son dos jóvenes, Jimmy y Thomas. ¿De nuevo los niños?
—Bueno, más bien son adolescentes de 13 o 14 años. Es que ellos me permiten echar mano de los recursos de las novelas de aventura y aprendizaje, que siempre han sido mis favoritas; Dickens, Stevenson… En ellas los chicos son los protagonistas de los hechos, casi siempre trágicos, que los llevan a crecer, a desarrollarse completamente como seres adultos en esa etapa difícil del aprendizaje de la dureza y el sacrificio. Quizás en la literatura actual, Harry Potter haya conseguido esa mirada renovada reseteando el canon clásico literario. Los chicos de mi novela son el punto de inflexión entre la mirada de los adultos y la parte menos dura de esta trágica historia de las mascotas.
—Churchill, los reyes de Inglaterra, Suñer, los duques de Windsor, el duque de Alba, hasta un cameo de David Niven. ¿Es más difícil contar un personaje imaginario o uno histórico?
—Si te digo la verdad, me resulta muy sencillo encarnar a los personajes históricos. Es más, me divierte mucho hacerlo. Por supuesto, procuro documentarme antes, claro, con biografías, libros de historia y el inevitable cine.
—Esta novela es más esquemática, más rítmica, más sintética. ¿Una nueva mirada de Emilio Lara?
—He procurado, y me he esforzado mucho en ello, en que esta vez la escritura fuese al hueso, para lo que necesitaba una prosa más despejada y sintética. Ha sido un trabajo muy duro, pero creo que ha merecido la pena. Ahora le toca el turno al lector. Ojalá sea tan feliz leyendo Centinela de los sueños como yo lo he sido escribiéndola.
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