martes, 14 de junio de 2022

LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - Las aerolíneas retrasan su recuperación a 2023 pese a un «muy buen verano» ,. / LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS - Pensiones, gasto por la guerra y deuda se comen el Presupuesto de 2023 . / LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea - El futuro de Ucrania ,.

 

TITULO: LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - Las aerolíneas retrasan su recuperación a 2023 pese a un «muy buen verano» ,.


LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS   - Las aerolíneas retrasan su recuperación a 2023 pese a un «muy buen verano» , fotos,.


Las aerolíneas retrasan su recuperación a 2023 pese a un «muy buen verano» ,.

La oferta estival será casi similar a la de 2019, pero se ve un otoño incierto por la crisis y un fuel más caro que podrían alargar #la senda de pérdidas,.

Un verano feliz, un otoño incierto y un año que puede dejar solo a un paso la recuperación deseada por las compañías aéreas tras el mazazo pandémico. Lo primero que está ya cerca de igualar es su oferta -en promedio mundial, para agosto se prevé una capacidad del 92% de asientos en sus aviones respecto a 2019 y en España se llegará al 94%-; lo siguiente que se espera alcanzar es el tráfico, pero todavía resta camino por recorrer.


Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la demanda de viajes aéreos aumentó un 78,7% en abril respecto al ejercicio anterior. Sin embargo, aún se estaba un 37,2% por debajo de los niveles previos a la covid (medidos en pasajeros por kilómetro transportados), esto es, el volumen de tráfico de las aerolíneas apenas llegaba a los dos tercios (62,8%) respecto al que alcanzaban en abril de 2019,.

«El riesgo de aumentar la capacidad es que el mercado no siga la oferta disponible y el factor de carga se sitúe por debajo de los márgenes de rentabilidad por trayecto», advierte Romà Andreu, experto en aviación y profesor de EAE Business School. Eso podría pasar a medio plazo, más cerca de la campaña invernal, pero no este verano salvo sorpresa. «Todo el sector espera que sea la confirmación del retorno a la senda de la recuperación», asevera.

De hecho, lo que ocurre hace unas semanas es justo lo contrario. Una afluencia «repentina» de viajeros en los aeropuertos europeos ha supuesto un «desafío» para las aerolíneas y los propios aeropuertos, arguye ACI Europe, la asociación que agrupa a estos últimos. La pandemia, señala, «redujo enormemente los recursos de los aeródromos y la asistencia en tierra de las compañías». Ahora tratan de recuperar ese potencial humano, pero por cuestiones de capacitación y acreditaciones de seguridad se tardaría entre tres y cuatro meses en conseguirlo.

255.700 millones de euros han recibido las compañías aéreas, según IATA. El 40% correspondió a pagos de deudas empresariales,.

AYUDAS PÚBLICAS

En España las subvenciones al sector se aproximan a los 1.300 millones; las últimas beneficiadas son Air Nostrum y Volotea,.

ayudas públicas

En Londres, Berlín, Fráncfort y Ámsterdam están los aeródromos que más problemas de cancelaciones sufren -Lufthansa, Air France-KLM y British Airways (IAG) han anulado cientos de vuelos- por falta de personal. En España las largas colas ya no son algo aislado desde Semana Santa y han obligado a anular más del 1% de los trayectos previstos. La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) -que espera un «muy buen verano»- pide al Gobierno más agentes y medios técnicos para las aduanas, pues con el 'brexit' se ha multiplicado la afluencia a los pasos no comunitarios (más lentos) por la suma de los británicos.

Pese a estos problemas -Iberia ha denunciado que más de 15.000 clientes suyos han perdido sus vuelos de conexión desde marzo por los retrasos-, Aena acaba de elevar su estimación de tráfico de pasajeros para este año desde el 68% anterior hasta una horquilla del 75%-85% respecto a las cifras de 2019, un año «récord para el sector turístico», apunta Javier Gándara, presidente de ALA, para poner en valor real las comparaciones que se hacen. En los cinco primeros meses del año, según el gestor aeroportuario, se había alcanzado el 80,1% de ese nivel previo -en Canarias y Baleares se espera rebasarlo este verano-, mientras que los vuelos gestionados desde España (datos de Enaire) ya suponían en mayo el 95,1% respecto al resultado precovid.

Rentabilidad «perjudicada»

«En 2023 esperamos recuperar las cifras de 2019», afirma Gándara, aunque no tienen claro en qué momento del año pues de cara al período otoño-invierno -admite- «existen aún muchas incertidumbres». Vicente Segura, socio de consultoría de operaciones de Deloitte, apunta algunas: «fundamentalmente la inflación, la crisis energética, la guerra en Ucrania y el entorno económico», factores que «pueden modificar» la tendencia de un sector cuya rentabilidad «aún está muy perjudicada». Y es que al cierre del primer trimestre sus ingresos aún eran -en promedio- un 31% inferiores a los del curso precovid.

En 2020 las aerolíneas perdieron 130.000 millones de euros, en 2021 fueron 48.500 millones y este año esperan dejar sus números rojos por debajo de los 15.000 millones para recobrar la rentabilidad al cierre de 2023 o ya entrado 2024. Los primeros en lograrlo serían los operadores de bajo coste, según David Hohn, socio de aviación de KPMG España, porque las aerolíneas de bandera ('legacy') «dependen más de los vuelos de largo recorrido» y de los viajes de negocios, «los que más dinero dejan y más está costando recuperar», apunta Pere Suau, profesor de Economía en la UOC.

Otro quebradero de cabeza, más medio plazo que a corto por los contratos de cobertura sobre el consumo de carburante (entre el 60% y el 70%), es el encarecimiento del queroseno, que cuesta el doble que hace un año. De no ceder, IATA estima que podría elevar un 20% las pérdidas del sector. Unido a la inflación disparada, las aerolíneas prevén elevar sus tarifas, que hasta abril eran de media un 14% inferiores a las de 2019.

La crisis no aplaza el reto de la descarbonización, pero lo complica,.

La crisis económica agravada por la guerra en Ucrania no ha aplazado los objetivos de descarbonización que la Unión Europea ha marcado para el transporte aéreo –emisiones cero netas en 2050 y reducirlas un 55% en 2030–, pero sí los complica. «La lucha contra el cambio climático sigue siendo una prioridad», asevera el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara.

Para ello aboga por impulsar los combustibles sostenibles para aviación (SAF), bien vía biocarburantes –basados en materias primas como aceites usados o cultivos no alimentarios– que pueden reducir hasta un 80% las emisiones de CO2 durante su ciclo de vida, bien mediante combustibles sintéticos –aún en fase experimental y que mezclan hidrógeno con carbono capturado de la atmósfera– que podrían recortarlas hasta en un 100%. El problema es que la producción de SAF es hoy muy reducida y su coste aún bastante elevado (entre tres y cuatro veces más de media que el queroseno normal), por lo que el sector pide ayuda a la UE y los Gobiernos nacionales.

El transporte aéreo es responsable del 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. En la UE se le exigirá que al menos el 63% de su consumo de fuel en 2050 sea vía SAF (en 2025 sería el 2%), pero eso implicaría una producción mundial de 450.000 millones de litros frente a los apenas 200 millones actuales. La intermodalidad con el tren de alta velocidad para reducir viajes –aunque los vuelos de menos de 500 kilómetros en Europa solo suponen el 4,3% de las emisiones– e implementar de una vez el Cielo Único Europeo para optimizar la gestión de vuelos –reduciría un 10% las emisiones– ayudarían al objetivo.

TITULO: LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS - Pensiones, gasto por la guerra y deuda se comen el Presupuesto de 2023  ,.

  LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS  -Pensiones, gasto por la guerra y deuda se comen el Presupuesto de 2023 ,.  fotos,.

Pensiones, gasto por la guerra y deuda se comen el Presupuesto de 2023,.

El aumento del déficit estructural dificulta el margen del Gobierno frente a una prolongación de la crisis o futuros shocks,.

La maquinaria para tener en tiempo y forma los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2023 comienza a moverse. Aunque sea a trompicones. El Gobierno tiene el reto de pasar de las 'cuentas de la recuperación' a una hoja de ruta en la que ingresos y gastos deben combinarse al milímetro para mantener el impulso económico sin levantar suspicacias de Bruselas.


La Comisión Europea ya ha pedido de forma expresa al Ejecutivo que tome medidas para reducir el próximo año el déficit estructural (aquel que no depende del ciclo, sino de las medidas fiscales adoptadas por los gobiernos). Y eso solo pasa por una vía en un momento en el que subir impuestos queda descartado no solo por el parón económico, sino porque 2023 es año electoral.



Techo de gasto

La primera parada presupuestaria será la aprobación del techo de gasto. Fuentes del Ministerio de Hacienda confían en tenerlo listo antes de que finalice julio. «El Gobierno no se saltará la regla de gasto corriente, que marca que este no superará la previsión del PIBa medio plazo, que será prudente», anticipa José María Mollinedo, secretario general de los técnicos de Hacienda.


No obstante, los recursos de los fondos europeos y el extra de recaudación por la mejora del ciclo y la inflación, anticipan que los niveles se mantendrán elevados tras dos años de máximos por las políticas expansivas contra la pandemia.

Solo en la teoría, el margen de maniobra del Gobierno debería ser amplio. Habrá menos gasto por la retirada de las medidas 'anti-covid'. Y el empleo repunta con fuerza con cada vez más trabajadores en ERTE reincorporándose al mercado laboral. A cierre de mayo apenas quedaban 27.500.

Ingresos disparados

Además, según datos de la IGAE, los ingresos tributarios se dispararon hasta abril hasta rozar los 86.000 millones de euros. Y el Ministerio de Hacienda calcula que un 20% se debe solo a la inflación. Un excedente que genera el escenario perfecto para tomar medidas de consolidación fiscal. Pero nada más lejos de la realidad. «Nunca es buen momento para ajustar.

Cuando las cosas van bien, porque se aprovecha para gastar más;y cuando van mal, porque no se puede ahogar al ciudadano», critica María Jesús Fernández, analista sénior de Funcas. Es decir. Todos esos recursos con los que el Gobierno contará para elaborar sus próximos Presupuestos no se destinarán a ajustar déficit. Eso vendrá, según confían desde el Ejecutivo, por el propio ciclo económico. Así que el extra irá más bien a consolidar gasto estructural.

Efecto IPC

La tendencia se mantendrá el próximo año, sobre todo por medidas como la revalorización de las pensiones con el IPC.

El mantra de que «el poder adquisitivo de los pensionistas está garantizado por ley» se repite una y otra vez frente a quienes cuestionan el golpe que supondrá para las arcas públicas esta medida en 2023, con una inflación media desbocada que ni las previsiones más optimistas ven por debajo del 6%.

Para este año, el gasto presupuestado para pensiones apuntaba a un incremento de 7.900 millones de euros, hasta un récord de 171.000 millones. La cifra supone más de un 70%del gasto social de los Presupuestos que, a su vez, se comen seis de cada 10 euros del total. Así que con una inflación mucho más elevada ahora, el coste para el próximo año será todavía mayor.

Según cálculos del Banco de España, el golpe extra que tendrá que asumir el Estado para hacer frente a la revalorización ligada al IPCserá de 12.600 millones de euros. Y ese dinero no podrá destinarse tampoco a otras partidas. Los expertos apuestan por suspender la medida, aunque solo sea en 2023, o barajar alternativas como aplicarla solo a las pensiones más bajas.

Crisis energética

Las medidas que se consoliden para paliar los efectos de la crisis energética también se llevarán buena parte del margen de maniobra ante futuros shocks. «La sensación es que el Ejecutivo prefiere ajustar ese exceso de recaudación dando mayor intensidad a estas ayudas, en vez de devolverlo a las personas con otras como, por ejemplo, la deflactación del IRPF», explica José María Mollinedo.

Este punto, además, sí necesitará contar con el contrapeso de una mejor recaudación. Yes solo las medidas fiscales para abaratar la factura eléctrica –entre ellas, la rebaja del IVA eléctrico del 21%al 10%, ya han mermado los ingresos del Estado en 3.828 millones desde su puesta en marcha el pasado verano, según datos de la Agencia Tributaria.

Pago de intereses

Otra de las partidas en las que sin duda habrá que asumir un mayor gasto será el del pago de los intereses de la deuda. La Airef estima que el Estado tendrá que gastar 20.000 millones más en hasta 2025 con el impacto que tendrá la subida de tipos esperada por parte del Banco Central Europeo (BCE). De hecho, las nuevas emisiones ya se están encareciendo, aunque el Ejecutivo confía en la prudente estrategia del Tesoro para salvar la situación.

Resumiendo. Todo apunta a que la buena racha de ingresos se destinará a consolidar gasto y no a ajustar de una forma más potente los desequilibrios.

Es cierto que el déficit y la deuda bajaron en 2021 hasta el 6,7%y el 118,7%, respectivamente. Y que la senda descendente se cumplirá dejando el agujero en el 5% este año. Pero aún son niveles elevados. Sobre todo porque, sin ajuste en las políticas de gasto, el déficit estructural se mantendrá en el entorno del 4%. «Es una barbaridad. Y si el Gobierno no toma medidas adicionales no bajará de ahí», insisten desde Funcas. No esperan movimientos en este sentido. Y es que incluir la palabra ajuste en año electoral, el último de la legislatura, no parece la opción más probable.

TITULO:  LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea -

 El futuro de Ucrania ,.


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El futuro de Ucrania ,.

La reconstrucción del país invadido por medio de las confiscaciones de activos rusos en el extranjero deberá ajustarse al Estado de derecho,.

La Unión Europea ha lanzado la propuesta de confiscar los activos rusos en el exterior para financiar la reconstrucción de Ucrania. La iniciativa de Bruselas anima a los Estados a hacer posible el uso de las cuentas bloqueadas del Banco de Rusia en entidades financieras occidentales, con cifras mareantes, en torno a 300.000 millones de euros, además de propiedades hoy congeladas como yates, mansiones o


terrenos. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, respaldó de forma decidida el jueves pasado la propuesta surgida de un grupo heterogéneo de eurodiputados socialistas, populares, liberales, verdes e incluso ultraconservadores. Michel fue más allá de la congelación de los activos rusos y apeló a facilitar “la confiscación para que estén disponibles para reconstruir el país”. Tanto la presidenta de la Comisión Europea como el alto representante de la UE, Josep Borrell, se sumaron a la medida. Este último lo hizo aduciendo el ejemplo reciente de Estados Unidos y la decisión de incautar miles de millones de dólares del banco nacional afgano para destinarlos a ayuda humanitaria.

La lenta evolución de la guerra no debe impedir la planificación de un futuro viable para un país demolido en vastas zonas de su territorio. Los misiles y las bombas rusas han destruido ciudades y barrios enteros, han llevado al colapso a la mitad de las empresas y han bloqueado la exportación de cereales desde los puertos ucranios del mar Negro, además de inutilizar de forma sistemática todo tipo de infraestructuras: escuelas, hospitales, estaciones de trenes, teatros, aeropuertos e industrias. Las


facturas pendientes que dejará esta guerra no pueden ser evaluadas todavía, pero van a ser inmensas y a múltiples escalas. El PIB de Ucrania se verá mermado entre un 25% y un 35%, según estimaciones del FMI, pero en la previsión del Banco Mundial la reducción será de más de un 45%. El mismo organismo pronostica una pobreza del 20% de su población, cifra que multiplicaría por más de 10 el 1,8% registrado en 2021. Entre un tercio y la mitad de la economía quedará barrida del mapa este año. Los costes de reconstrucción que calculan de forma todavía preliminar prestigiosos economistas vinculados al Centro para la Investigación de Política Económica (CEPR, por sus siglas en inglés) alcanzarían hasta el medio billón de euros.

La responsabilidad directa de esta devastación recae en quien emprendió una invasión militar convertida en guerra de resistencia ucrania gracias al auxilio económico y militar que obtuvo el país de sus aliados occidentales. Coordinación internacional y voluntad política serán los instrumentos necesarios para que el dinero para la reconstrucción encuentre un marco jurídico adecuado. La complejidad será todavía mayor si la medida alcanza también a los bienes congelados en el exterior de los oligarcas cercanos a Putin. En cualquier caso, la UE no debería renunciar a explorar esa y otras medidas para garantizar el futuro de Ucrania bajo las pautas del Estado de derecho.


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