martes, 7 de junio de 2022

MUY NEGOCIOS & ECONOMIA - Oded Galor (economista): “Las sociedades más prósperas tienen una mentalidad de futuro” ,. / REVISTA PANTALLA SEMANAL CON - La protección ambiental deja pendientes inversiones millonarias para Cáceres,. / CON LA PELOTA CON - Baloncesto - Partido entre el Real Valladolid Baloncesto y el Cáceres (92-75),.

  TITULO: MUY NEGOCIOS & ECONOMIA -  Oded Galor (economista): “Las sociedades más prósperas tienen una mentalidad de futuro” ,.

MUY NEGOCIOS & ECONOMIA -   Oded Galor (economista): “Las sociedades más prósperas tienen una mentalidad de futuro” ,fotos.

Oded Galor (economista): “Las sociedades más prósperas tienen una mentalidad de futuro”,.

El prestigioso académico israelí sostiene que los orígenes de la desigualdad se hallan en rasgos culturales y sociales que empezaron a desarrollarse hace decenas de miles de años,.

¿Qué hace que un país sea más próspero que otro? El economista Oded Galor se ha remontado decenas de miles de años atrás en la historia para responder a esa pregunta y sus conclusiones son llamativas: si bien de vez en cuando se observa un evento histórico aleatorio como el causante de la desigualdad, las razones profundas del problema se hallan enraizadas durante siglos en diversas características culturales y geográficas que han llevado a algunas sociedades a progresar más que otras. Siempre ha habido diferencias entre territorios, pero el gran salto hacia la inequidad se produjo hace dos siglos, con la revolución industrial y la aceleración tecnológica que auparon a crecientes niveles de prosperidad a Occidente y, poco después, a algunos países de Asia.


Esos dos periodos tan diferentes (uno de estancamiento que duró 300.000 años y el segundo más reciente, que abarca los últimos 200 años, de bonanza nunca vista) se rigen por las mismas reglas, según Galor, nacido en Israel en 1953, pero que ha desarrollado casi toda su carrera académica en Estados Unidos. Esta conclusión le llevó a desarrollar la teoría del crecimiento unificado. El objetivo del académico, que ha estado recientemente entre los cinco finalistas al Nobel, según el Frankfurter Allgemeine Zeitung, es conocer los orígenes de la desigualdad para buscar soluciones adaptadas que ayuden a los países menos ricos a desprenderse del lastre del pasado.

Todas esas ideas las explica en apenas 300 páginas en El viaje de la humanidad (Destino), que acaba de salir a la venta en una treintena de países. “Quería divulgar mi mensaje de una manera amena y corta, para que se lea de verdad, porque hoy en día se venden muchos libros pero no todos se leen”, explica por videollamada desde la Universidad de Brown (EE UU). Galor ha sido comparado con el pensador israelí Yuval Noah Harari, autor de Sapiens, un ensayo superventas sobre la historia de la humanidad. Galor tiene en su haber decenas de investigaciones científicas y un libro dirigido a expertos en el que argumenta su teoría de un modo más académico.

Pregunta. ¿Qué hace que unos países sean prósperos y otros no?

Respuesta. Hay que entender dos misterios fundamentales. El primero es el del crecimiento. Durante la mayor parte de su existencia, la humanidad ha vivido estancada. Si tuviéramos una máquina del tiempo y un ciudadano de la Jerusalén del Imperio Romano viajara a la misma ciudad bajo control otomano en el siglo XIX, se sorprendería al ver ciertos inventos, pero podría integrarse en el entorno. Si viajara al mismo lugar a comienzos del siglo pasado, el contraste sería extraordinario. A lo largo de los últimos 200 años hemos visto una metamorfosis increíble. La renta por habitante se ha multiplicado por 14. El segundo misterio es el de la desigualdad. A mi juicio estos dos aspectos están profundamente relacionados. Fue en esa transición entre el estancamiento y una época de crecimiento la que desencadenó una gran desigualdad. A partir del siglo XIX, algunos países se quedaron atrás y otros florecieron. Para entender por qué algunos países son más ricos que otros, tenemos que ver qué estuvo detrás de esta transición. Y mi hipótesis es que muchas diferencias proceden de factores que se han desarrollado durante miles de años.

P. ¿Puede poner un ejemplo?


R. Uno de los elementos más importantes para la prosperidad es tener una mentalidad orientada al futuro. Pensar más allá del corto plazo. Las sociedades que tienen paciencia y miran al futuro tienden a ser más prósperas. Y es importante porque quien piensa en el futuro es más consciente de que es importante invertir en la educación de sus hijos, que deben ahorrar y pensar en tecnología que mejore el futuro. Y todo ello se puede vincular con la geografía. En nuestras investigaciones hemos visto que las personas que en la era preindustrial vivían en zonas con tierras productivas para el cultivo de cereales tendían a desarrollar esa mentalidad orientada al futuro y, por lo general, sus sociedades eran más prósperas. Plantaban los cereales, esperaban a recoger la cosecha, ganaban dinero con ello y aprendían a planificar, a retrasar la gratificación y a ser pacientes. Estos rasgos culturales han sido transmitidos entre generaciones a lo largo de la historia.

P. ¿Cómo mitigar la desigualdad?

R. Podemos diseñar modelos educativos que refuercen en los países que lo necesiten esa mentalidad orientada al futuro. No hay un modelo general con recetas para todos. La música, por ejemplo. Enseñar a tocar un instrumento es una buena forma de que los niños vean que las actividades que hoy requieren un esfuerzo generarán cosas fantásticas en unos años.

P. ¿Qué papel juega la natalidad?

R. Durante el siglo XIX hubo una transición demográfica que fue clave para impulsar el crecimiento. Al principio las poblaciones de casi todas las naciones industrializadas se expandieron a gran velocidad. Pero, en la segunda mitad del siglo XIX, esta tendencia se invirtió. Entre 1870 y 1920, las tasas de natalidad disminuyeron entre un 30% y un 50% en casi todos los países de Europa occidental y aún más en EE UU. La natalidad empezó a bajar porque la economía prosperaba por la industrialización y cada vez era menos importante para una familia tener muchos hijos para que trabajaran. Así que empezaron a tener menos, pero se invertía en ellos más en formación y ganaban más dinero. A la vez, la esperanza de vida iba creciendo, con lo que se sacaba más partido a la educación, y la gente veía que era rentable formar a sus descendientes. Este descenso de la natalidad anunció el nacimiento de la era moderna del crecimiento sostenido.

P. Pero el envejecimiento de la población es un problema ahora en muchos países desarrollados y se quiere impulsar la natalidad para compensar. ¿Qué opina?

R. Ahora hay dudas sobre si las generaciones más jóvenes serán capaces de mantener a las mayores. Creo que en el futuro no será un problema, porque ahora los niños estudian más y sus ingresos van a ser, a largo plazo, mayores que los de los niños de décadas pasadas. Poco a poco se acabará repartiendo más entre menos. Creo que en unas décadas este problema no será tan importante como lo es ahora. Además, el problema se puede paliar de forma más inmediata con trabajadores de otros países menos prósperos.

P. Una reducción de la población mundial, según argumenta, tendría un efecto positivo para frenar el cambio climático.

R. Efectivamente. Las tasas de natalidad están reduciéndose y eso ayudará a frenar la tendencia. Hasta en la India se están teniendo menos hijos. Por otro lado, estamos adoptando tecnologías más respetuosas con el medio ambiente y todo esto nos permitirá ganar tiempo para evitar la catástrofe medioambiental.

P. ¿Es compatible el crecimiento económico con la preservación del medio ambiente?

R. Desde mi punto de vista, son compatibles. El crecimiento viene acompañado históricamente por una reducción de la natalidad y un estudio que dirigí hace unos años concluyó que el tamaño de la población es un lastre mayor en términos de emisiones de carbono que el propio crecimiento económico.

P. En el libro advierte de que el cambio climático es una amenaza real, pero se declara optimista.

R. El cambio climático es el mayor desafío que ha tenido que afrontar la humanidad, pero ha habido antes crisis importantes y hemos logrado sobrevivir. La aceleración de la industrialización a partir del siglo XIX y el crecimiento de la población urbana están detrás de este problema. Sin embargo, ese proceso ha ido acompañado de la mayor inversión en educación y en capital humano de la historia. Si la covid-19 hubiera ocurrido hace 200 años, la humanidad se habría visto atrapada por la pandemia durante décadas buscando una salida. Ahora, los científicos han desarrollado en poco tiempo vacunas revolucionarias. Así que necesitamos reducir las emisiones de CO₂ y las tasas de fertilidad para dar tiempo a los científicos a desarrollar tecnologías que mitiguen e, incluso, reviertan el cambio climático en los próximos 30 o 40 años. Y sí, soy optimista, pero no iluso. Esto solo funcionará si la humanidad se toma en serio el problema ya.

P. La desigualdad también crece en el interior de los países más prósperos del mundo.

R. La tecnología se desarrolla a una velocidad nunca vista y requiere muchas veces habilidades especiales y formación, y eso genera desigualdad. El segundo factor es la globalización, que permite a las empresas acceder a ciertos trabajadores con menor coste en otros países. Lo que hay que asegurar es que haya igualdad de oportunidades.

P. ¿Hasta qué punto ve una amenaza la guerra en Ucrania?

R. No tengo miedo al conflicto. La humanidad ha sobrevivido a todo tipo de tragedias y, aunque tienen un gran impacto en la vida de las personas, hay que ver la historia con una perspectiva más amplia. Del conflicto ucranio aprendemos muchas cosas y una de ellas es que los regímenes totalitarios no funcionan. El poder militar, que se supone que es su fuerte, no lo es tanto. El Ejército ruso está demostrando poca eficacia. No son tan buenos en lo que se supone que son buenos: la brutalidad. Los regímenes totalitarios, como Rusia, acaban colapsando.

P. Siempre ha habido una relación entre democracia y prosperidad, pero China es el país que más crece.

R. Los regímenes totalitarios pueden, durante un tiempo, experimentar una etapa de crecimiento. Pero no creo que eso dure. El Gobierno chino ha atacado al sector tecnológico y ha confinado a una parte del país sin tener en cuenta el impacto económico. La prosperidad de China no va a durar mucho. Sus científicos, por ejemplo, no pueden cuestionarse las cosas de la forma que yo puedo. Están muy limitados. Creo que su crecimiento no es sostenible.


TITULO: REVISTA PANTALLA SEMANAL CON -  La protección ambiental deja pendientes inversiones millonarias para Cáceres,. 


La protección ambiental deja pendientes inversiones millonarias para Cáceres,.

La DIA desfavorable al aeródromo se suma a la situación de la mina, la conexión de autovías o las dudas sobre el complejo budista y las fotovoltaicas,.


foto / «Impacto significativo sobre la vegetación, los hábitats de interés comunitario y las comunidades de aves». «Un perjuicio sobre la integridad de la ZEPA Complejo de Los Arenales y sobre otros espacios de la Red Natura 2000». Son extractos, textuales, de la resolución oficial conocida esta semana que tumba el proyecto de aeródromo,.

Así vive un grupo de españoles convertidos a la religión budista en el corazón e Extremadura,.

Susana Márquez tiene 47 años pero fue a los 20 cuando empezó a tomar contacto con el camino que hoy da sentido a su vida. Al principio, de forma muy esporádica, leía algún libro que calmaba su intensa espiritualidad y practicaba 'zazen', la meditación que emplea la corriente budista denominada zen. «Luego me di cuenta de que quería practicarlo con una 'shanga' (asociación). Lo tenía claro», afirma. Durante muchos años lo hizo sola, hasta que descubrió Mokusan Dojo, un espacio para esta práctica en la capital madrileña. Allí estuvo yendo mañanas y tardes para sentarse en el medio de un 'zafu' (almohadón redondo), cruzar sus piernas en la posición de loto, poner la columna vertebral bien derecha, el mentón entrado y la nuca estirada; con la nariz en la misma línea vertical que el ombligo y, finalmente, empujar las rodillas hacia la tierra y la cabeza al cielo. «Hoy esto ya es para mí más que un hábito, es una forma de vida», explica esta cocinera profesional que lo ha dejado todo para dedicarse a lo que cree, a lo que siente. Desde hace cuatro meses vive en un bosque en la ladera suroeste de la Sierra de Gredos. Se levanta cada día en el templo Shorinji.

Allí no es fácil llegar. El camino comienza en la zona en la que se ubican las piscinas fluviales de la localidad cacereña de Villanueva de la Vera. Tras pasar un arco de piedra, el acceso se complica. No hay carretera y la pista forestal es un rosario de piedras y baches. Tras un tortuoso recorrido de 20 minutos, se llega a Shorinji, un templo budista en el corazón de la comarca de La Vera.

Son las 11.15 y Susana está amasando pan ecológico para la comida que se dará a los participantes en el 'sesshin' que están llevando a cabo. Se trata de una práctica intensiva de varios días que reúne en este templo a personas de diferentes partes. Normalmente se hace una vez al mes. «Lo hago con harina de centeno y maíz. Solemos comer lo que producimos. Tenemos un huerto de plantas aromáticas y recolectamos lechugas, coles, pimientos, tomates y berenjenas», comenta mientras esboza una sonrisa. El brillo en sus ojos también le delata. Se nota que hace lo que le gusta. «Soy la única persona que vive aquí durante todo el año. Me ocupo de mantener el lugar», explica esta 'bodhisattva', término propio del budismo que significa «ser que ayuda a los demás seres».

Ella todavía no es monja budista. Ese es el siguiente paso. «Eso significa cambiar todas tus prioridades. Primero eres monja y luego madre, hermana.», ejemplifica Susana, quien dice que va a ver a su familia cada cierto tiempo. «Esto no tiene nada que ver con retirarse a la montaña y ser un eremita. Mi vida es vivir en el campo y aparte practico. Somos gente normal, hay monjes casados y con niños, por ejemplo. La corriente del zen consiste en integrar tu práctica con la vida social», matiza al tiempo que apunta que hacerse monje budista es una decisión muy personal. «Tienes que sentirlo y querer ordenarte».

El que sí lo ha sentido ya es Daniel Muelas, monje desde 2008 que no se pierde ninguno de los encuentros espirituales que se hacen en Shorinji. «Vivo en Madrid con mi novia, que se ordenará monja budista el año que viene, y suelo venir los fines de semana a este templo en este paraíso extremeño. A los retiros espirituales no falto», explica este joven de 37 años que a los 21 decidió hacia dónde quería guiar su vida.

Un libro le ayudó a dar el paso. «Estaba en la universidad estudiando Filosofía. Tenía muchas inquietudes y una fe muy profunda. Por esa época leí 'Preguntas a un maestro zen' y encontré muchas respuestas. Luego me acerqué al Dojo de Madrid y desde entonces no he parado de practicar 'zazen'», confiesa Daniel, un comercial que ha dejado su trabajo ante las constantes contradicciones que sentía.

«De momento, no dedico mi energía a algo que me cansa mucho, algo que está al servicio de personas que sólo se guían por la codicia. Mi objetivo ahora es encontrar una forma de trabajo en la que sea independiente y que me lleve a la dirección que busco. Quiero hacer algo que ayude a la sociedad», dice justo antes de mostrar su 'rakusu' (mini 'kesa'), una prenda tradicional japonesa que llevan los budistas zen tras ordenarse. En ella está grabado, en caligrafía china, el nombre que le otorga el maestro budista. «En el mío pone 'Un Go / Yokio', que significa golpear la nube y espejo de la concentración», apunta Daniel. «En esta vestimenta reside toda la fe existente hasta hoy. Nosotros no veneramos estatuas, sólo el 'kesa'». Daniel asegura que no es una mera pieza de tela, sino que simboliza la transmisión de la enseñanza del Buda. «Cuando lo llevamos estamos vestidos por el orden cósmico. El 'kesa' es material, es tela, hilo y también es inmaterial; es la transmisión silenciosa de maestro a discípulo. Es el vestido de la liberación».

«No se aparta tu vida social»

Sobre la libertad también habla Daniel. «Cuando eres monje, no apartas tu vida social, pero de algún modo cortas los apegos con la sociedad», confiesa antes de explicar que no suele contar a menudo que es monje budista entre su grupo de amigos. «Tampoco me preguntan. No lo entienden porque nunca se han sentado en 'zazen'. Simplemente saben que soy una persona muy espiritual».

Con él coincide Roberto Gómez, de 32 años, y monje budista desde hace tres. Él tiene un consultorio de medicina oriental y vive cerca de la Gran Vía madrileña. Muchos fines de semana se acerca hasta Shorinji. «La esencia del budismo es la relación entre la calma y las cosas que suceden. La sabiduría está en equilibrar esos dos lados. Gracias a 'zazen' se puede conseguir», confiesa este joven que empezó a practicar con 22 años. «Estaba buscando algo que me hiciera comprenderme. Quería conocer mi interior y la posición que ocupaba en el exterior». Y en esa búsqueda apareció el 'zazen'. «Es una manera de entender la vida. No se reduce sólo a sentarse y meditar. Es una vía. No es una técnica que use para estar mejor y cumplir con mi parte espiritual. 'Zazen' se lleva a la vida cotidiana».

De ello es muy consciente la maestra Bárbara Kosen (7 de junio de 1951), responsable de que hoy exista un templo budista de estas características en la región extremeña. Estudió Historia y Arqueología en La Sorbona durante los años posteriores a mayo del 68. Allí, en un taller informal durante una huelga en su facultad, las palabras de un estudiante sobre el significado de ser budista produjeron en ella una «íntima resonancia». Reconoce que «un malestar general frente a la situación de la vida» le llevó a buscar un camino distinto. «Tenía una familia burguesa y tradicional. Lo tenía todo para vivir bien, pero no me llenaba. En la década de los 70 había muchas corrientes espirituales y un maestro zen, Taisen Deshimaru, vino al Dojo de París. Por suerte empecé y he continuado hasta ahora», recuerda Kosen, que fue ordenada monja zen en 1975 e inició la enseñanza de la práctica en España en 1993.

Fue en 2001 cuando Kosen abrió Shorinji. «Es evidente que no se trata del templo situado en China donde el patriarca Bodhidharma practicó nueve años frente a un muro; sin embargo, aquí respetamos la práctica de 'zazen' que fue transmitida en Europa por Deshimaru a finales del siglo XX», explica Bárbara, que ya forma parte de la lista de personas que han elegido el norte de Extremadura como paraíso espiritual. En ella también está Philip Camus, fundador de Lalita Devi, un centro ubicado en Acebo en el que se hacen talleres relacionados con la búsqueda de uno mismo. Todo rodeado por la naturaleza de Sierra de Gata, donde también nace el Olivar del Buda, monasterio que se fundó en 2012 como el único de Europa dedicado a mujeres.

«Muchas veces, la gente viene porque ha perdido a un ser querido o tiene una enfermedad. Hay algo que les empuja a liberarse de las emociones. El zen no cura el dolor, pero permite tomar distancia con él», explica esta maestra de 65 años, que luce una hermosa testa totalmente rasurada. «Es una forma de abandonar las pasiones. Lo cortas y crece, luego vienen los apegos y cortas de nuevo. Es un modo de tomar conciencia del momento presente».

Retiros

En cuanto al zen en Extremadura, afirma que en Villanueva de la Vera hay un pequeño grupo que acude a Shorinji. «En este último retiro ha participado una joven de Navalmoral de la Mata, pero en esta región no se practica mucho. De donde sí vienen más es de Madrid, Valencia y el norte del país. También de Francia y Alemania», asevera.

En España hay unos 40.000 budistas registrados en los centros de estudio y unos 65.000 practicantes, según el Observatorio del Pluralismo Religioso. Algunos de ellos viven en pequeños templos. Entre los más conocidos, destaca Luz Serena, en el término de Requena, (Valencia); o el monasterio de Dag Shang Kagyü, en la localidad de Panillo (Huesca), muy cerca de los Pirineos. En la zona sur también los hay. Uno de los más activos está en Morón de la Frontera (Sevilla). Concretamente en la finca La Morejona, donde la asociación Seikyuji cuenta con un templo zen. Allí el ritmo de vida es similar al de Shorinji.

Se despiertan a las 6.00 de la mañana, luego hacen 'zazen' durante una hora y seguidamente 'samu', o lo que es lo mismo, las tareas que giran en torno al templo. «Hacemos labores básicas como mantener el bosque limpio, construcciones y cuidar de la huerta», dice Kosen. Comen a las 14.30 horas. Para ellos la comida se convierte en una ceremonia. «Comemos en silencio y dando gracias a quien ha hecho posible que los alimentos estén ante nosotros. No sólo a quien lo ha cocinado, sino a todo el esfuerzo humano. Es lo que en el budismo se denomina cadena de interdependencia», destaca la maestra. «Casi toda la comida es vegetariana porque para la práctica del 'zazen' es mejor. Cuando acabamos un retiro, sí suele haber carne o pescado, optamos por algo más contundente», añade Daniel, quien matiza que ellos no abogan por las prohibiciones. «Aquí la gente puede fumar. También hay quien bebe un poco de vino a mediodía», comenta. «Aunque si hay algo que no es favorable para 'zazen' se evita», aclara. Tras el almuerzo, vuelven a hacer 'samu' y, a eso de las 19.30 horas, otra vez 'zazen', que incluye una ceremonia donde cantan un 'sutra', un texto sagrado del budismo. Finalmente cenan y tienen tiempo libre. «Es un ritmo muy sencillo», dice, entre risas, Kosen.

No hay televisión, ni ordenadores. Tampoco Internet. Cuando participan en un retiro en Shorinji, sólo se toman de descanso los lunes. Ese día bajan al pueblo y consultan el correo electrónico. «Es el momento de contacto con lo exterior. No es necesario nada más. Ahora hay una desconexión total del mundo real. Lo que se ve por Internet y la televisión no siempre es la verdad», matiza Bárbara, quien espera que el budismo zen en Extremadura continúe cuando ella no esté. Confía en que la puerta del templo, en cuyo marco se lee 'monasterio del bosque del despertar', jamás se cierre.

TITULO : CON LA PELOTA CON - Baloncesto - Partido entre el Real Valladolid Baloncesto y el Cáceres (92-75),.

Partido entre el Real Valladolid Baloncesto y el Cáceres (92-75),.

foto / El equipo de Paco García pasa por encima del extemeño con un dominio absoluto de principio a fin,.

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