lunes, 6 de junio de 2022

LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - Los combates de Yolanda Díaz ,. / LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS - Philipp Gmür - CEO del Grupo Helvetia «La confianza en el sistema público de pensiones disminuye con el tiempo» . / LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea - I want my money back,.

 

TITULO: LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - Los combates de Yolanda Díaz,.


LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS   - Los combates de Yolanda Díaz, fotos,.


Los combates de Yolanda Díaz,.


Si algo le preocupa a Pedro Sánchez es transmitir, tras años de enorme convulsión política e incertidumbre económica, que será capaz de ofrecer cierta estabilidad a España. Y si algo intenta demostrar su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, es que su forma de estar en política tiene poco que ver con el tacticismo que condicionaba cada paso de su predecesor en el cargo. Los marcos conceptuales que uno y otra se afanan en construir se vieron, sin embargo, sacudidos este lunes por un fantasma, el del adelanto electoral agitado por fuego supuestamente amigo.


La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, y la propia ministra de Trabajo se vieron obligadas a salir hoy al paso de las insinuaciones coincidentes del que fuera director de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, y del exvicepresidente y exsecretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, sobre la convocatoria de unas generales en 2022. Los dos exaltos cargos del Ejecutivo, reconvertidos en analistas políticos, defendieron en sendas colaboraciones periodísticas que el presidente tiene mucho que ganar si opta por anticipar los comicios.

Ambos coincidieron en que, si espera a finales de 2023, el líder del PSOE se arriesga a llegar a la cita con las urnas desgastado por las derrotas electorales que pueda sufrir su formación en las autonómicas y municipales de mayo de ese mismo año o incluso, previamente, en las andaluzas que el popular Juanma Moreno podría convocar ya para la próxima primavera. También apuntaron que las elecciones sorpresa permitirían a Sánchez evitar la consolidación del liderazgo de Yolanda Díaz al frente de un proyecto aún en fase de construcción pero con visos de poder pescar en caladeros socialistas. «Yolanda Díaz puede ser presidenta», llegó a titular Redondo su último artículo en ‘La Vanguardia’.

Los dos exaltos cargos del Gobierno alegan que la decisión permitiría al presidente frenar la proyección de la vicepresidenta segunda y neutralizarla como rival

El mensaje que hasta ahora se ha dejado traslucir desde la Moncloa es justamente el contrario del dibujado por el tándem de politólogos. El propio jefe del Ejecutivo volvió a insinuar hace unos días, en un acto de partido, que se plantea muy seriamente alargar la legislatura hasta enero de 2024, en el límite de lo legalmente posible, para asentar la recuperación económica. Rodríguez insistió en esa idea. Defendió, tras la reunión del Consejo de Ministros, la «solvencia absoluta» del Gobierno y aseguró que el escenario es de «tranquilidad absoluta».

También Díaz, más directamente interpelada por los análisis de Iglesias se esforzó por espantar el debate. «Vamos a hacer tres cosas: gobernar, gobernar y gobernar», advirtió desde la misma mesa en la que expuso su Plan Estratégico de Inspección de Trabajo.

Incomodidad

El exsecretario general de Unidas Podemos conminó el lunes a la ministra a que acelerara la definición de su proyecto y a cerrar el papel que tendrán en él Unidas Podemos e Izquierda Unida. Ella ni siquiera admite que se haya puesto manos a la obra en la construcción de una candidatura, pese al acto que el pasado domingo protagonizó con Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed Hossain. En el entorno de la vicepresidenta segunda no ocultaron hoy, además, su incomodidad. «No hace falta que la quieran tanto», ironizaron. «Tranquilidad, que no va a haber elecciones».

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, conminó, sin embargo, a prestar atención a las palabras de su exjefe de filas y adujo que convendría no desdeñar su capacidad «predictiva» porque es un analista «brillante», si bien se mostró partidario de respetar los tiempos y las decisiones que tome la ministra de Trabajo en la configuración de un frente amplio de izquierdas.

Fuentes socialistas también censuraron la «frivolidad» mostrada por Redondo al que acusan de reducir la política a «un juego». «Ya se equivocó con las de 2019» , recordaron además en alusión a la decisión, que siempre le achacaron, de ir a una repetición de las últimas generales bajo la premisa errónea de que el PSOE se comería a Ciudadanos y podría gobernar sin depender de Unidas Podemos ni los independentistas.

Las «elucubraciones», como las llamó Díaz, de Redondo e Iglesias tienen además otro inconveniente. Llegan justo cuando las dos alas del Gobierno daban por zanjada la crisis abierta hace unas semanas en torno a la negociación de la reforma laboral. Una crisis que ambas partes achacaron, en privado, precisamente, a su competencia electoral.

TITULO: LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS - Philipp Gmür - CEO del Grupo Helvetia «La confianza en el sistema público de pensiones disminuye con el tiempo»  ,.

  LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS  - Philipp Gmür - CEO del Grupo Helvetia «La confianza en el sistema público de pensiones disminuye con el tiempo»  ,.  fotos,.

Philipp Gmür - CEO del Grupo Helvetia «La confianza en el sistema público de pensiones disminuye con el tiempo»,.

El ejecutivo de la firma suiza propietaria de la aseguradora Caser quiere extender su presencia en todos los puntos de venta más allá de la banca,.

El ejecutivo de la firma suiza propietaria de la aseguradora Caser quiere extender su presencia en todos los puntos de venta más allá de la banca,.

Cuando un mes antes de la pandemia el Grupo Helvetia adquirió el 70% de la aseguradora española Caser, su consejero delegado, Philipp Gmür (Suiza, 1963), no podía imaginar tener que afrontar la gestión de la operación desde la distancia. Transcurridos dos años, sus visitas desde Suiza, donde se encuentra la sede de la firma, son constantes, como la que esta semana le ha llevado a tener contacto en varias sesiones de trabajo para reforzar su presencia en España.


–Tras la crisis de la pandemia, ¿cómo está afectando la guerra en Ucrania al negocio?

–Estamos muy contentos con la actividad en 2022. Nuestro balance es solvente y nos ayuda a enfrentarnos a situaciones adversas. A corto plazo, no vemos impacto porque no estamos expuestos a inversiones en Rusia o Ucrania. Pero es más difícil pronosticar las consecuencias a medio o largo plazo. Debemos evaluar el impacto de una inflación que supera el 8%, el de la posibilidad de que haya una recesión, la falta de suministrosy también hay que tener en cuenta el impacto en la inmigración por la falta de alimentos que pueda haber en parte de África.


–¿Y perspectivas para este 2022?

–Somos cuidadosos a la hora de dar estimaciones sobre beneficios. Hemos tenido un buen principio de año que nos ayuda a gestionar bien esta situación. Y pensamos que el impacto a medio plazo puede ser más severo que a corto plazo, quizá más acentuado en 2023, 2024 o 2025. Las guerras generan nuevas sorpresas cada día, por ejemplo en lo que al suministro de energía se refiere, aunque España está en este caso mejor que otros países.


–Se han cumplido ya dos años desde que Helvetia adquiriera el 70% de Caser en 2020. ¿Qué balance hace de este tiempo?

–Estamos muy contentos con el resultado. Caser ha contribuido en 2021 hasta en 72 millones de francos suizos (unos 70 millones de euros) a los beneficios del grupo junto al negocio que Helvetia ya tenía en España. Son más de 100 millones, esto es, el 20% de los beneficios del grupo proceden de España. La integración se va desarrollando según nuestro plan. La cooperación con la dirección local de Caser es muy buena. Hemos acordado rápidamente los temas más importantes y estamos muy satisfechos con el proceso de información mutuo.

–¿Esa aportación de Caser al negocio global de Helvetia puede ir a más?

–A medio plazo, sí, porque comparados con otros mercados donde nos encontramos, algunos muy saturados, tenemos más oportunidades de crecimiento en España. La cuota de mercado es más baja que en Suiza y tenemos unas posiciones muy fuertes en España, especialmente con Caser, por los acuerdos de colaboración con los bancos, con la recién establecida red de agentes y asesores financieros. Pensamos que hay una gran capacidad de crecimiento en la contribución de Caser. Y los márgenes en España siguen siendo razonables, así es que creemos en un crecimiento adicional.

LAS FRASES:

  • Futuro. «Caser tiene un potencial de crecimiento muy fuerte en España en los próximos años»

  • Unicaja e Ibercaja. «El éxito en la cooperación accionarial es el de la alineación de intereses»

–¿Cómo es su relación con los otros accionistas, como Unicaja e Ibercaja, en el seno de Caser?

–Hay un factor clave para el éxito en la cooperación con los bancos, que pasa por la alineación de intereses, que se puede reflejar en tres perspectivas: cuando los bancos venden con éxito productos de Caser, están obteniendo comisiones. Además, si los contratos aseguradores que venden son rentables, se benefician de lo que llamamos programas de compartición de beneficios de carteras. Ysi Caser tiene éxito, generará y repartirá dividendos y los accionistas se beneficiarán.

–Helvetia opera en España con mediadores y agentes, mientras que Caser lo hace más con bancaseguros. ¿Esto cambiará?

–Tenemos la ambición de estar presentes en todos los puntos de venta donde puedan surgir necesidades. Antes podía ser en un banco. Pero también cuando estás contratando un viaje, vas a comprar un coche, un teléfono... No hay un único canal de ventas o distribución, hay muchos. En España tenemos, como en Italia, el fenómeno de la tradición de bancaseguros. Y nos gustaría mantenerlos. Caser es un modelo que ha tenido la capacidad de pensar cuál es la necesidad de los bancos y de sus clientes.

–Dentro de su plan estratégico a 2025, ¿qué papel jugará España en Helvetia?

–Nos gustaría que España tenga el mismo peso que tiene ahora, pero es que hay incluso más potencial que en otros países. Aquí hay una cadena de ingresos importante en el negocio no asegurador, como en residencias u hospitales. Su potencial de crecimiento se encuentra por encima de otros mercados, es muy fuerte.

–La digitalización del sector asegurador avanza rápidamente. ¿En qué consiste su proyecto Smile?

–Smile tiene mucho éxito en Suiza, pero es una historia a largo plazo porque requiere un cierto tiempo para aprender cómo funciona en países donde se está instaurando, como Austria. España es un mercado mucho más grande y hay que garantizar su éxito antes de hacerlo aquí. Más que digitalización, Smile es un cambio de mentalidad. Se trata de estar más presentes en la vida cotidiana de los ciudadanos con acciones como potenciando la buena conducción, avisando de tormentas, recordando fechas...

–Como aseguradora, ¿cómo ven el futuro de la jubilación en España?

–La confianza en el sistema público está disminuyendo con el tiempo. La gente tiene que ahorrar por su cuenta. Pero también es una cuestión de si se lo pueden permitir. Ahora hay una reforma del segundo pilar (planes de empresa). Muchos españoles tienen sus ahorros en vivienda, pero deben preguntarse: ¿cómo va a evolucionar el valor de esta inversión? Depende de dónde se encuentre. ¿Va a tener suficiente valor en el futuro si necesitas hacerla líquida? Europa tiene el reto de reformar sus sistemas de jubilación y esta gran dependencia con el Estado. Ahí las empresas aseguradoras queremos ejercer un papel importante, somos un proveedor fiable.

TITULO:  LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea -I want my money back ,.

 LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea - I want my money back,.  , fotos.

I want my money back,.

En fiscalidad no hay ‘derecho natural’ que valga. No lo hay a quedarse con la totalidad de tus ingresos teóricos. Porque no los genera solo tu esfuerzo,.

Margaret Thatcher fue la pionera. Cuando en 1979 llegó a primera ministra británica lanzó su reclamación a la Europa comunitaria: “¡Devolvedme mi dinero!”. Es la traducción de su áspero “I want my money back!”. Dio así carta blanca internacional a las políticas conservadoras, reaccionarias o ultraderechistas —según el grado del empeño— de rebajas fiscales generales o devoluciones de impuestos. Y de sus habituales correlativos, los recortes sociales.


El efecto Thatcher fue múltiple. Dificultó (junto a la pausa francesa, agrícola) el ingreso de España en las Comunidades, retrasándola seis años, hasta que en 1985 logró en Fontainebleau el “cheque británico”. Y sobre todo, estableció el siniestro paradigma de la “contribución neta” —o sea, de la balanza fiscal sin matices— en detrimento del empeño común.


Cierto que Londres aportaba a la CEE como los demás países ricos, pero recibía menor retorno pues su agricultura subvencionada por Bruselas era raquítica. Pero llevar ese argumento al límite imposibilitaba toda transferencia entre socios, cercenando la cohesión y todo proyecto común: pues los ricos —personas o países— deben contribuir más a la caja común.



Otros emulan aquella idea bárbara. En casa, quizá sin saberlo, los de “Espanya ens roba” o los de “el Gobierno se está forrando” beben de esa pócima. Aquí al lado, Marine Le Pen propaló, al debatir con Emmanuel Macron, que su “prioridad es devolver el dinero [del IRPF] a los franceses”. Y llegó al barroquismo de prometer la supresión del impuesto sobre la renta a todos los menores de 30 años. Una idea, con perdón, imbécil: a los 29 años Bill Gates y Mark Zuckerberg ya eran ultrarricos. De aplicarse el principio a EE UU no habrían pagado el impuesto.


Exigir que te devuelvan algo, sobre todo dicho con acritud, se justifica si te lo han robado; o porque erraron la factura. Si tienes derecho absoluto a lo reclamado. Pero en fiscalidad no hay derecho natural que valga. No lo hay a quedarse con la totalidad de tus ingresos teóricos. Porque no los genera solo tu esfuerzo. Contribuyen la enseñanza recibida, los servicios públicos utilizados, el espacio colectivo habitado, el valor que añaden trabajadores y compañeros, los incentivos estatales empleados. Es tuyo, sí, pero solo en parte. Tuyo, bajo la condición de que —precisamente— devuelvas otra parte a la sociedad. Esa es la devolución que entienden los ricos norteamericanos que además son sabios.

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