TITULO: El
Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Oficina -
Economia - Misión imposible: los fondos europeos siguen sin llegar a las empresas ,.
La noche encendida,.
'La noche encendida'
no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia,
sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.
Misión imposible: los fondos europeos siguen sin llegar a las empresas,.
El 70% han sido ejecutados directamente por el Estado, al margen,.
de las compañías, y casi 14.000 millones de euros están sin resolver este año. Se exigen requisitos de muy difícil cumplimiento que impiden que el dinero llegue al tejido empresarial,.
Retrasos, ausencia de ejecución, falta de transparencia, exceso de burocracia y un reparto desequilibrado al margen de la economía real. Ese el complicado panorama que presentan los fondos europeos asociados al Plan de Recuperación (PRTR) que han llegado hasta el momento a las manos del Gobierno español, en contra de lo que siempre ha defendido el Ejecutivo, que asegura que el 90% de los fondos aprobados desde Bruselas se han asignado. Al menos sobre el papel así parece, ya que el ritmo del compromiso de fondos en el primer trimestre de 2023 mantiene «velocidad de crucero» de más de 2.000 millones de euros al mes, por lo que resulta previsible que a final de año se hayan comprometido la práctica totalidad de los 70.411 millones de euros de los fondos del PRTR iniciales. Pero comprometidos no significa que realmente lleguen a empresas y familias. Como sucedía en los trimestres anteriores, la resolución «sigue siendo lenta y el nivel de adjudicación genera remanentes que habrá que redistribuir, cuando cada vez queda menos tiempo para poder hacerlo».
Esta es la advertencia que lanza el último «Observatorio NextGen» del bufete Llorente y Cuenca, que determina que en el primer trimestre de 2023 se han comprometido 7.756 millones de euros adicionales entre convocatorias y licitaciones, lo que representa un 27% de lo presupuestado para este año. Sin embargo, los fondos asignados siguen muy lejos de llegar a la economía real, ya que la Administración General del Estado (AGE) sigue teniendo un papel muy predominante, encargándose de gestionar el 70% de los fondos, 5.433 millones de euros. Dados los plazos habituales de resolución de convocatorias competitivas –de más de cuatro meses–, la mayor parte de los 1.200 millones de euros resueltos en el año 2023 corresponden a convocatorias de concesión directa de la AGE, «no por una concurrencia competitiva», inciden los analistas del bufete. Por esta razón, estos plazos administrativos –presentación de solicitudes, subsanación, evaluación, entre otros procesos– y de resolución explican el porqué todavía no haya licitaciones resueltas en 2023.
Por tanto, el protagonismo estatal en el reparto es total. De los 70.411 millones de euros ya comprometidos desde el inicio, 53.452 millones de euros, un 62% (32.899 millones de euros), han sido gestionaron directamente por el Estado –a cierre de 2022 era un 59,8%– y las autonomías se hicieron cargo del restante 38% (20.553 millones). Del dinero gestionado por el Estado –los 32.899 millones– solo se ha resuelto el 57,6%, hasta el momento, en las convocatorias y licitaciones, por lo que quedan casi 14.000 millones de euros por resolver. Se trata de un porcentaje ligeramente mayor del que había al final de 2022, cuando era del 54% de las convocatorias y del 45% de las licitaciones.
Comunidades autónomas
Más oscuridad se cierne sobre los trámites controlados por las comunidades autónomas por la falta de información sobre su ejecución. Hasta el momento, se ha adjudicado casi el 70% del importe de las convocatorias y licitaciones resueltas, unos 13.200 millones de euros, quedando sin adjudicar más de 5.700 millones de euros, que deberán buscar destino en el resto de 2023.
Esta falta de transparencia regional también ha sido puesta sobre la mesa por el propio Tribunal de Cuentas, que ha alertado sobre que no son suficientemente transparentes con la gestión de los fondos europeos y ha pedido a las regiones una mejor planificación estratégica de los mismos. Así lo determina en su informe de fiscalización sobre la gestión autonómica del Plan de Recuperación, en el que este Tribunal señala los errores de la puesta en marcha de las reformas y las inversiones que deben llevar a cabo las comunidades y las ciudades autónomas y recomienda «cambios para gestionar de forma ágil los proyectos».
Entre sus objeciones destaca la forma en que las comunidades han abordado la gestión de estas ayudas. El informe indica que aunque todas han habilitado espacios web para dar difusión a las actuaciones, esta información «no está completa», aparece «de forma sesgada» y, además, solo ocho autonomías publicaron datos oficiales referidos a las actuaciones desarrolladas. Otro aspecto criticado es la cobertura de las necesidades de recursos humanos para la gestión del Plan, al que define como «uno de los grandes retos a los que se enfrentan las comunidades y ciudades autónomas», sobre el que apunta que existen «oportunidades de mejora en las medidas adoptadas en relación con la planificación de estos recursos». Destaca que, «con carácter general», las comunidades y ciudades autónomas «no establecieron criterios comunes estandarizados para las valoraciones a realizar por las entidades ejecutoras en la cumplimentación de los test de autoevaluación, de forma que se pudieran comparar entre sí», con la única excepción de Cataluña. La autoevaluación que deben hacer las comunidades sobre su gestión de los fondos no se ha realizado con un proceso «ordenado, coherente y comparable» para identificar y corregir riesgos de gestión.
Retrasos en los Perte
En el mismo sentido, Llorente y Cuenca también señala como un problema la acumulación de retrasos en los Perte, como sucede con las ayudas al IPCEI de Hidrógeno, así como en el resto de adjudicaciones almacenamiento energético o a la rehabilitación del Patrimonio Histórico. Otras convocatorias destacadas que están pendientes son la segunda del Perte VEC –coche eléctrico– o la de Valles del H2, que no se espera que salgan hasta el segundo semestre de 2023.
En sus conclusiones carga contra la poca agilidad de la Administración Pública y la «escasez de capacidad adicional para la gestión del Plan». Observa un gran «falta de coordinación entre las diferentes Administraciones y un exceso de burocracia y de controles previos, en un entorno que requiere agilidad y eficacia», además de resaltar –como el Tribunal de Cuentas– la falta de disponibilidad de datos actualizados y oficiales sobre ejecución real. Por ello, pone en duda que los fondos estén llegando a su destino, al observar «obstáculos a la participación de empresas de determinados sectores en las convocatorias por la inclusión de requisitos de difícil cumplimiento» –como en los plazos de pago a proveedores–, trabas en los procesos de tramitación y plazos de concesión muy lentos, además de una enorme «complejidad de los procesos de presentación de solicitudes y de justificación de la ejecución de los proyectos, con escasa flexibilidad en la aprobación de cambios, incluso si representan mejoras».
Las empresas constructoras, decepcionadas
►Representantes de constructoras han mostrado su decepción por cómo se están ejecutando los fondos de recuperación destinados a infraestructuras. El director de España y Portugal y del área Industrial de FCC Construcción, José Antonio Madrazo, señaló que hay 94.000 millones por asignar a día de hoy en España.
Destacan en sentido negativo los 6.800 millones que hay para rehabilitación, fondos que se transfieren a ayuntamientos y comunidades autónomas para su gestión, y que está costando ponerlos en marcha, a juicio de Madrazo porque hay un problema de activación y gestión. A esto se suma el impacto que tendrán los costes de financiación y la subida de los tipos de interés en la ejecución de los proyectos.
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hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los
bosques - ¿Por qué se pintan de blanco los troncos de los árboles? .,
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - ¿Por qué se pintan de blanco los troncos de los árboles? , fotos,.
¿Por qué se pintan de blanco los troncos de los árboles?,.
Antes de hacerlo es importante que te asesores muy bien sobre sus contraindicaciones, porque un error puede salirle muy caro a tu árbol,.
Lo hemos visto muchas veces, pero no sabemos por qué se hace. ¿Es por una cuestión estética? Y si lo es, ¿Por qué un diseño tan feo? Lo cierto es que esta costumbre de pintar de blanco los troncos de los árboles tiene un propósito muy interesante… y no es estético. Si tienes curiosidad y quieres saber de qué se trata, continúa leyendo,.
¿Por qué se pintan de blanco?
Lo primero que hay que aclarar es que este producto de color blanco con el que se pinta el tronco de los árboles no se trata de una pintura corriente. Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, estos árboles se pintan cal (hidróxido de calcio), aunque también hay quien los pinta con una pintura formulada específicamente para este propósito.
Para saber de qué producto se trata, lo único que tenemos que hacer es tocar la zona blanca con la punta de los dedos. Si nos mancharnos con un polvo blanco muy fino... se trata de cal. Y si no nos manchamos en absoluto, es porque lo han pintado con una pintura específica. Así que, si quieres hacer lo propio con los árboles de tu jardín, recuerda que no debes hacerlo con una pintura blanca cualquiera, porque en vez de protegerlo, puedes terminar haciéndole mucho daño.
Es una técnica que se recomienda en árboles jóvenes y recién trasplantados, así como en árboles frutales. Y puede ser recomendable por varios motivos: el primero de ellos es combatir el agrietamiento. Aunque también servirá como repelente contra diferentes plagas, como la de las hormigas o la de los gusanos perforadores, por ejemplo. Estas plagas puedan dañar la integridad del árbol, así como la de sus hojas y la de sus frutos.
Otro de los motivos por los que es útil pintarlos es porque ayuda a protegerlos de las radiaciones ultravioletas del Sol. Cuando las temperaturas son muy extremas y los árboles son todavía jóvenes o tienen una corteza demasiado fina, el color blanco puede ser de mucha ayuda, porque el blanco refleja el 100% de la luz y, por lo tanto, no se calienta como lo haría con su marrón natural. También suele utilizarse como defensa para árboles que se han quedado sin corteza, que es su escudo natural.
Pero recuerda, antes de hacerlo es importante que te asesores muy bien sobre sus contraindicaciones, para evitar cometer un error pueda costarle caro a tu árbol. Uno de los problemas más habituales que pueden darse es que la cal acabe afectando a la calidad del suelo. Cuando llueve, parte de la cal del tronco se diluye y llega al suelo. Esto no sería un problema si no fuera porque la cal suele utilizarse para corregir la acidez de los suelos, así que, si tiene un suelo muy básico, puede empeorar todavía más el problema.
Por último, también es importante recordar que no debemos aplicar un encalado demasiado espeso. Los árboles necesitan respirar a través de unas aberturas especiales llamadas lenticelas, que se encuentran en el tronco. Y si las bloqueamos con la cal o la pintura, lo que haremos será obstaculizar el intercambio gaseoso y el metabolismo normal en la zona.
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - David Cronenberg - El reloj del cine ,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - David Cronenberg - El reloj del cine , fotos,.
Nacido en Toronto, en 1943, es, sin duda alguna, uno de los grandes nombres del cine contemporáneo. La audacia siempre ha sido su divisa y la subversión su bandera. Autor de clásicos como Scanners (1981), Videodrome (1983), La mosca (1986), Inseparables (1988) o eXistenZ (1999), su carrera está salpicada de empresas más temerarias. De adaptar a William S. Burroughs en El almuerzo desnudo (1991) a hacer lo propio con J. G. Ballard en Crash (1996). De transitar el universo Stephen King en La zona muerta (1983) a perderse en el mundo de Don DeLillo en Cosmopolis (2012). En el caso de David Cronenberg está claro que no hay arte sin riesgo.
A sus 79 años acaba de estrenar Crímenes del futuro, una película que es un retorno a sus orígenes y con la que resucita el credo de la “nueva carne”. El filme mantiene un tono elegíaco, casi se diría que recapitulativo, de una vida y de una obra. Quizá por eso fue el título elegido por los responsables del Festival de San Sebastián para proyectarse después de la gala donde David Cronenberg recogió el Premio Donostia a toda una carrera. La mañana posterior a la concesión del galardón charlamos con él en una suite del Hotel María Cristina.
—No es habitual que un director que ha consagrado su carrera al cine de género, en su caso al cine fantástico, vea reconocida su singularidad como auteur con un galardón como el Premio Donostia ¿Qué sintió cuando se lo notificaron?,.
—Un poco de extrañeza, la verdad. Pero luego me acuerdo de que llamé a Viggo Mortensen, que es el protagonista de mis últimas películas y que para mí es como un hermano. A él se lo habían concedido hace dos años y aquello le hizo muy feliz, así que me sentí honrado en tener otra cosa más en común con él. Es la primera vez que me dan un premio a mi carrera y al principio estaba un poco confuso, la verdad, pensé que igual cabría interpretarse como un punto final. Pero luego pensé que debía tomármelo como un estímulo, como una demostración de que al público le sigue interesando lo que hago. Eso me lleva a querer seguir haciendo cine, a continuar experimentando.
—Desde que debutó en el cine en 1969, su carrera ha sido la de un francotirador, la de un espíritu libre y subversivo. Con casi 80 años ¿aún le quedan ganas de experimentar?
—Siempre. Experimentar es avanzar y a mí me gusta continuar avanzando. Mis circunstancias no son las mismas, el mundo que me rodea está en transformación, pero en esos cambios voy encontrando distintos relatos, temas, emociones que siento que pueden dar lugar a nuevos guiones, a nuevas películas.
—Lo más curioso es esa conexión que ha consolidado, a lo largo de los años, con el gran público, sin llegar a renunciar nunca a ese sello underground que cultiva desde sus orígenes.
—Nunca me imaginé que llegaría a alcanzar esa conexión, entre otras cosas porque nunca pensé que la maquinaria del cine era algo que estuviera a mi alcance. Yo me conformaba con ser un escritor, como lo era mi padre. Creciendo en Toronto, y después en Nueva York, aspirar a otra cosa era difícil. Yo no soy como Spielberg que creció en California, rodeado por toda la parafernalia de la industria. Lo que pasa es que la tecnología siempre ha sido una de mis grandes pasiones y sobre esa base comencé a especular sobre las posibilidades del montaje. Fue eso lo que terminó por conducirme al cine. Pero mis primeras películas fueron muy experimentales y tampoco pensé que aquellos filmes pudieran interesarle a nadie.
—Cuando usted empezó a dirigir, el cine fantástico tenía proyección de futuro, jugaba mucho con el concepto de distopía. Sin embargo, viendo su último filme es inevitable conferirle un sentido presente por mucho que se adscriba al cyberpunk ¿Hasta qué punto todos los cambios tecnológicos que hemos venido experimentando en los últimos tiempos han afectado a su capacidad para proyectar escenarios alternativos?
—Es una pregunta interesante esa que planteas. Lo más curioso del asunto es que el guion de Crímenes del futuro lo escribí hace veinte años y, por diversos motivos, en aquel entonces la película no salió adelante. Mi productor vino a mí hace un par de años y me comentó: «¿por qué no retomamos aquel proyecto?» y yo pensé que vivíamos en otro escenario distinto, que la tecnología había cambiado mucho el modo de relacionarlos y que todo aquello con lo que yo especulaba en aquel guion ya no resultaba relevante en estos tiempos. Pero él insistió y me dijo «lee tu guion de nuevo, te vas a sorprender de lo actual que resulta». Lo releí y sentí que tenía razón, que hace veinte años había imaginado cosas que hoy están ahí. Hay un proverbio francés que dice que “cuanto más cambian las cosas, más terminan por parecerse” y creo que es algo bastante cierto. Con esto quiero decir que el hecho de intuir realidades futuras no lo convierte a uno en un profeta o en un visionario. Es verdad que a veces he acertado a la hora de pronosticar escenarios, como cuando hice Videodrome, pero tampoco creo que esa sea la función del arte. Yo simplemente trato de inventar relatos para explicarme el mundo a mí mismo y si el espectador quiere acompañarme en ese viaje, estaré encantado.
—Uno de los conceptos vehiculares de su cine es el de “la nueva carne”, esa suerte de fetiche que resulta de la fusión entre cuerpos y maquinaria y sobre el que vuelve a dirigir su mirada en Crímenes del futuro. ¿En qué medida dicho concepto evidencia un cierto pesimismo sobre la evolución humana?
—No, pesimismo ninguno, de hecho el tema de la evolución siempre me ha fascinado. Lo que pasa que es un concepto que genera muchos malentendidos. En la teoría de la evolución humana de Darwin, no se habla de un proceso que nos conduzca a mantener un estatus superior sobre el resto de las especies, esa es una interpretación religiosa. Darwin lo que decía es que la lucha por la supervivencia marca nuestra adaptación al medio y eso es una evidencia: nuestros cuerpos son distintos a cómo eran hace doscientos años y nuestro sistema neurológico ha cambiado. Pero no creo que esos cambios nos lleven a ser una especie más avanzadas, mucho menos criaturas superiores.
—¿Y sobre el futuro del cine? ¿sobre eso es usted escéptico o pesimista?
—El futuro del cine lo tengo en casa. Mi hijo mayor es cineasta y mi hija pequeña, que hasta ahora ha trabajado como fotógrafa, se dispone a realizar su primera película. Incluso mis nietos, si pienso en los vídeos que hacen con sus móviles, puede que sean autores a su manera (risas). Con esto quiero decir que el impulso creativo que define la creación artística siempre va a estar ahí, siempre habrá personas con sensibilidad dispuestas a ofrecernos su idea del mundo. Lo que han cambiado son las formas de consumir el audiovisual. La idea del cine como manifestación colectiva, como reunión de un grupo de personas en una sala oscura para vivir una experiencia conjunta, es probable que esté tocando a su fin. Puede que esa idea sea la que de sentido a los festivales y que las salas de cine se queden para este tipo de eventos o para compartir películas acontecimiento como el estreno anual del último filme de Marvel. Pero, pese a todo, no soy pesimista: me parece bien el hecho de poder ver las películas en streaming ya sea en el salón de tu casa o en tu reloj.
—¿Qué cine consume actualmente David Cronenberg?
—Pues igual te decepciono con mi respuesta pero últimamente no he visto muchas películas, ni fantásticas ni de ningún otro género. Igual es que mi cerebro necesita descansar un poco y por eso solo veo series de detectives en streaming. Curiosamente la mayoría de estas series están protagonizadas por investigadoras muy sexys que suelen vestir de cuero e ir en moto. Tengo que procesar un poco esa tendencia a la banalidad, igual de ahí surge alguna buena idea para un futuro filme (risas).
—Al recibir el Premio Donostia usted reivindicó la subversión como motor de toda creación. ¿No cree que con toda esa ola de puritanismo que estamos viviendo corren malos tiempos para ser subversivo?
—Siempre ha habido una cierta presión para adaptar las películas al canon de lo socialmente aceptable. Antes esa presión provenía de los estudios, de los productores o, a veces, incluso de instancias políticas. Ahora esa presión viene de las masas a través de las redes sociales. Un simple tweet por un comentario realizado fuera de lugar, puede arruinar tu reputación y hacer que te cancelen un proyecto. Pero, como te decía, esa especie de censura moral ha existido siempre y los artistas tenemos que saber lidiar con ella. Tu muerte como creador acontece cuando te pliegas a esos dictados y renuncias a hacer aquello que quieres hacer solo por miedo a ofender o a provocar. Eso nos dejaría en un escenario similar a aquel que se daba en la URSS cuando los ciudadanos preferían reprimir la expresión de sus ideas por miedo a las consecuencias que ello pudiera acarrearles. Pero, al mismo tiempo, en aquel contexto, también fueron muchos los que conspiraban en secreto y ese tipo de resistencia a mí me parece algo tremendamente subversivo. Actualmente tenemos la tecnología necesaria para discutir esos discursos dominantes y subvertir su alcance ¡hagámoslo!
—Pero ¿no cree que el gran público está tan falto de espíritu crítico y tan saturado de imágenes que resulta más difícil que antes despertar en él ciertas reacciones?
—No lo sé, porque en contra de lo que se cree yo nunca he pretendido ni provocar ni perturbar al público. Como mucho trato de intrigarle y de involucrarle en un diálogo, en una serie de reflexiones. Cuando ruedas una película no estás pensando en las reacciones que quieres generar en el espectador. Estas acontecen de manera libre y no siempre en la misma dirección. Me parece estupendo que se produzcan pero nunca he buscado estimularlas a priori. Vuelvo al ejemplo de Crímenes del futuro. Como te decía antes, el guion de esta película lo escribí hace veinte años y al rodarlo hoy no he cambiado ni una coma. Obviamente si hubiera rodado esta película hace veinte años hubiese sido diferente, porque yo era una persona distinta y porque el reparto sería otro, pero creo que lo que podía resultar intrigante para el espectador hace dos décadas hoy en día mantiene ese efecto.
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