viernes, 28 de junio de 2024

Metrópolis - Marina Vargas ,. / DIAS DE TOROS - Honesta y sorda faena de Damián Castaño con la prenda de Escolar , . / Retratos con alma - Regreso a la orilla del mar,.

 TITULO: Metrópolis - Marina Vargas     ,. 

 

  El lunes - 15 - Julio , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.

 Marina Vargas ,.

 Marina Vargas

Metrópolis recorre la trayectoria de la artista andaluza Marina Vargas (Granada, 1980), referente del arte internacional comprometido con la lucha feminista. Su lenguaje, impregnado de una espiritualidad sincrética, revisa mitologías clásicas y ancestrales, y se plasma en potentes piezas concebidas como antimonumentos.

La obra de Marina Vargas funde armoniosamente la vivencia de acontecimientos sociales con episodios biográficos, logrando efectos de sanación en el espectador. Al tiempo que visibiliza la energía del Me Too y del Se acabó, la artista comparte su experiencia como enferma de cáncer y reivindica los cuerpos anti-canon y el derecho a la vulnerabilidad.

Partiendo de su última exposición en la Galería Fernando Pradilla, se analiza el universo mágico de Marina Vargas en un momento álgido de su trayectoria.

TITULO:  DIAS DE TOROS  -  Honesta y sorda faena de Damián Castaño con la prenda de Escolar ,.

 

 

Honesta y sorda faena de Damián Castaño con la prenda de Escolar,.

 Natural de Damián Castaño con el quinto, Cancionero de nombre

 fotos / Natural de Damián Castaño con el quinto, Cancionero de nombre,.

El salmantino puso la letra más meritoria con Cancionero, el más difícil del sexteto, con varios toros obedientes, pero no tontos, en una tarde en la que Alberto Sandoval se llevó la más atronadora ovación,.

Nos reponíamos del susto de Isaac Fonseca y esa tremenda cornada en la espalda cuando comenzaba nada menos que la corrida de José Escolar, que no es cualquier cosa. Ni cualquier día. El calor apretaba con esa misma densidad que daba la sensación de ver salir ese toro (y los pensamientos, que son tan determinantes). Casi nada funciona igual en estas tardes. Fernando Robleño se las vio con «Madrileño». De madrileño a «Madrileño». Curtido torero en todo tipo de avatares. Impresionó cómo se relajó desde el principio por la derecha viéndolo claro, y no era fácil. El toro salía con la cara alta, reponía y al natural sabía lo que se quedaba por detrás. La faena fue de trabajera, de interés, de no volver la cara, de buscar siempre aunque no fuera fácil. Intensidad. Y logró momento de mucho fulgor en tiempos difíciles, que estar ahí era lanzar una moneda al aire en cada muletazo sabiendo el precio. Sonó una aviso toreando todavía y la espada se le atravesó de mala manera.

El torero Fernando Robleño da un pase durante la corrida de toros de la Feria de San Isidro, con toros de la ganadería de José Escolar para los diestros Fernando Robleño, Gómez del Pilar y Damián Castaño, este martes en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid.
 
El torero Fernando Robleño da un pase durante la corrida de toros de la Feria de San Isidro, con toros de la ganadería de José Escolar para los diestros Fernando Robleño, Gómez del Pilar y Damián Castaño, este martes en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid.

Robleño

Saludó Ruiz con el cuarto para no ponérselo en absoluto fácil a Fernando Robleño en la muleta el de José Escolar. Entre que se quedaba corto y reponía estar delante era todo un desafío. Con esos mimbres logró Robleño sacar unos naturales sorprendentes, de profundos, largos y plenos. Una maravilla, aunque fuera un oasis.

Alberto Sandoval lo bordó en la última vara al segundo, que fue emocionante por cómo lo cogió (no por pelea de bravo). Y se le valoró. Damián Castaño se puso a torear sin ninguna probatura por en la verticalidad y relajado. Apuró sus embestidas como si fueran buenas, a pesar de que el animal se quedó corto enseguida y fue a menos. Muy solvente Castaño. Se fue derecho con la espada y se quedó entre los pitones. Un milagro que saliera indemne de ahí.

Pasó un calvario la cuadrilla para poner palos al quinto, y normal. El toro no hacía nada bueno. Damián desafío al toro, que era agresivo por hechuras pero sobre todo por comportamiento, sin pensar en nada, convencido y sincero. Muy impresionante. Tan sólido que logró lo que parecía imposible: imponerse a un toro que pesaba una barbaridad. No se veía por ningún lado y lo hizo pasar. Jugándose la vida sin trampa ni cartón. Un titán.

Impresionó la firmeza de Gómez del Pilar, también la poca duración del tercero, que se orientó en la segunda tanda, complicándose mucho. No se desanimó el torero, que le buscó las vueltas de una y otra manera y al natural le sacó pasajes de brillantez y tremendo mérito. Eso sí, sonó otro aviso antes de entrar a matar.

Ficha del festejo

Las Ventas (Madrid). 22ª de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de José Escolar. El 1º, de buen pitón diestro pero poca duración; 2º, noble, de corta arrancada y a menos; 3º, orientado; 4º, muy complicado por el derecho; 5º, complicadísimo; 6º, malo. Dos tercios.

Fernando Robleño, de mostaza y oro, aviso, pinchazo, estocada, nueve descabellos, segundo aviso (ovación); pinchazo, casi entero (silencio).

Damián Castaño, de malva y oro, estocada (saludos); estocada, descabello (saludos)

Gómez del Pilar, de gris claro y oro, aviso, estocada baja (saludos); estocada (silencio).

 

TITULO:  Retratos con alma -  Regreso a la orilla del mar  ,.

 

La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.  

 

 Lunes - 15 - Julio -  a las 22:40 horas en La 1 / foto,.

  Regreso a la orilla del mar,.

 Tratados de armonía, de Antonio Colinas

Una tormenta de fuego. El trigo muerto. Tu cuerpo, entre el trigo muerto. Como muerto (¡mas tan vivo!). Sangraban las crestas del monte en el horizonte. Este sí estaba muerto. Era como un animal azul. De repente, cayó la noche y tú y yo ya éramos la noche. Las bodegas en la sombra —su lomo negro como otro animal dormido— guardaban en su entraña un fuego morado. Nosotros callábamos. Entre el trigo nocturno, muerto.


Estábamos sentados sobre un gran tronco caído, sin vida. Pero nosotros éramos la vida. Pasaba el río más allá de los álamos. Temblaban los álamos. Hería ya el otoño en aquel suelo lleno de hojas corrompidas. Crujían, hervían entre nuestros pies como lava de oro. La hora del amor (quieto) se dilataba en las manos enlazadas, a la espera de las últimas hojas que se negaban a caer. Como tu cuerpo. Como nuestro amor.


A veces nos hemos preguntado por qué Pasternak no fue detenido, incluso durante los años de las purgas más duras. Es obvio que su detención a partir de la obtención del Premio Nobel habría supuesto un escándalo mundial profundamente dañino para la Unión Soviética. Olga habla de «un extraordinario duelo silencioso» entre Stalin y el poeta. ¿Por qué «silencioso»? Hay una razón aparentemente circunstancial, pero no por ello menos sugerente: Pasternak había sido en el pasado el autor de una antología de poesía georgiana. Este hecho podría haber llevado a que Stalin —georgiano, de nacimiento— tuviese cierta simpatía hacia él. En cualquier caso, ese respeto debió darse, pues en un informe de la policía sobre Pasternak aparece una nota al margen, escrita a mano por el propio Stalin, que dice: «No toquéis a este habitante de los cielos».


Hay que saber de dónde viene la sensibilidad y la formación de Pasternak para comprender mejor su aparente «revisionismo», su fidelidad a una serie de ideas para él irrenunciables. La circunstancia de haber sido hijo de un pintor y de una concertista de piano hizo que pintura y música formaran su vida tempranamente de una manera muy especial. Por su casa habían pasado personajes como Tolstói, Rilke o Rajmáninov. Conocía el extranjero por haberse formado filosóficamente en Alemania. En aquellos días podrían verse estos hechos como meramente «burgueses», negativos, pero en la infancia de las personas hay vivencias que forman y vivencias que deforman. En Pasternak no solo se da un progresivo desencanto ideológico —desde su primigenia e imagino que cristiana aceptación de los cambios, de la justicia social—, sino unas raíces culturales profundas e imborrables. La descripción de la fiesta de Navidad, con el Árbol lleno de velas encendidas, o la existencia en el relato de algunos conciertos, como el de un trío de Chaikovski, surgen de los días de su infancia, son para él imborrables.


Hermann Hesse abandonó su país natal, Alemania, para refugiarse en Montagnola, en Suiza, en un pueblecito sobre el lago de Lugano, con vistas a uno de los paisajes más hermosos que he visto. Allí tiene aún casa y tumba. Este afán suyo de retiro en busca de las raíces del conocimiento, de la espiritualidad, está llena de hallazgos y de contenidos proféticos. Su decisión, sobrevolando dos grandes guerras mundiales, pudiera ser considerada como escapista, pero en modo alguno lo fue. Lo vuelvo a comprobar hoy, cuando leo su Correspondencia con Thomas Mann. Escritor este en «el mundo» y en la «sociedad», siguiendo un compromiso más aparente. Y sin embargo esta correspondencia nos prueba que cada uno testimonió a su manera. Y en los lugares que exigían sus ánimos y sus vidas.


En Nápoles: contrapeso o complemento de Roma; también con su pasado español tan vivo. Decir Nápoles es decir también Cervantes, Quevedo, Aldana. Y los complementos de Nápoles en otros viajes: Pompeya y el Vesubio, Capri, Amalfi, por citar solo unos pocos nombres de referencia. Pero ahora estoy en el Parco Comunale de la ciudad partenopea. Enfrente veo la Villa-Museo Pignatelli, «il giogiello di Nápoli», dicen. Y cerca también la estatua de un hombre que me lleva directamente a Leopardi: Carlo Poerio, revolucionario y poeta, amigo del autor de los Cantos en sus años napolitanos, antes de que en Nápoles muriera. Entro en la zona de los rioni, tan distintos de cuando los visité por vez primera una noche de hace más de cuarenta años. Nuevas y lujosas tiendas ahora. Pequeños parques e iglesias en silencio. De vez en cuando, el paso de alguna moto voladora. Y regreso a la orilla del mar. Las gaviotas incesantes sobrevolando majestuosas los árboles del parque. Al fondo, a la derecha, la loma verdeazulada de la colina de Posillipo, con el Parco Virgiliano y la tumba ignota del autor de la Eneida (tenet nunc Parthenope), o la llena de misterios de Leopardi en Fuorigrotta, o la gruta de la Sibila, en Cumas. Espacios llenos de tantas resonancias cultas por su viveza, vivas por su carga culta.


En el Café Greco sucedió aquel día algo que cuento simplemente como constatación de un hecho, pues no tiene mayor importancia. ¿O sí la tiene? A la mesa que hay al lado de la mía llega una mujer oriental y se sienta. También ella pide un té. En sus manos trae una buena cámara de fotos que posa sobre la mesa. Pienso que es una de tantas turistas japonesas en Roma. Luego, mientras espera su té, me dice: «¿Le puedo hacer a usted una fotografía?». Le digo que sí. Me hace la foto y le pregunto luego que quién es ella. Me dice que es una fotógrafa profesional coreana y que está trabajando unos meses en Roma. Me hace la fotografía y, luego, me pregunta que quién soy yo. Se lo digo y me sonríe levemente, como si previamente hubiese adivinado algo. No hay más palabras entre nosotros. Luego, ella toma tranquilamente su té y se va tras saludarme con una inclinación de cabeza. Recibo la foto en España unas semanas más tarde.


Uno de los días no sé qué sucedió al anochecer. Había quedado solo y me vi de repente caminando al borde del valle de la Gehena. No sabía hacia dónde iba. Caminaba como sonámbulo o atraído por algo. Luego, ya de noche, me encontré sentado en el suelo, frente a la Puerta de Jafa. Y no me quería mover de allí, aunque la noche avanzaba, y los viandantes habían desaparecido, y aunque me hubieran recomendado firmemente que no saliera de noche. Pero la noche era como un inmenso imán que me atraía desde una dulce oscuridad.


Siempre nos encontraremos en la ciudad con esa presencia del agua salvífica y sanadora. Algo parecido observaremos al visitar las ruinas de Qumrán, donde el agua de su pequeño estanque parece haber ido muy unida a las prácticas de la comunidad o secta que allí se estableció y que los rollos del mar Muerto, encontrados en una cueva cercana, refrendan en algún momento. El agua como elemento purificador, como símbolo de enorme significación. Sin embargo, estanque y agua nunca pueden ser más misteriosos como lo fueron para mí en la cisterna de Santa Elena, al pie mismo del Sepulcro, pero absolutamente desconocida para visitantes y por supuesto para el gran turismo. Doy con ella por casualidad, merodeando por los alrededores del edificio principal. El lugar pertenece hoy a una rama de la iglesia ortodoxa. Cruzo por una puertecita y detrás me encuentro con un monje sentado en una silla, pero que está profundamente dormido. Así que como un furtivo no lo despierto ni le pregunto y sigo sigilosamente hacia dentro. Excavada en la roca, en penumbra, me encuentro con una enorme gruta, sorprendentemente rebosante de agua oscura. Hacia ella desciende una estrecha escalerita de piedra que sigo con el temor de resbalar y de abismarme en lo negro. Quiero llegar abajo y tocar con mis dedos el agua. Este carácter sombrío y misterioso del lugar me impide entrar en más descripciones; por eso, más tarde tuve que acudir de nuevo a la poesía para poner de relieve cuanto allí sentí. Así nació el poema «La cripta», recogido en Desiertos de la luz. Releyendo ahora el arranque del poema descubro que hubo otra presencia en la entrada del estanque que yo había olvidado, además de la del monje dormido,.

No hay comentarios:

Publicar un comentario