lunes, 17 de junio de 2024

Comando actualidad - Influencia ciega ,. Jueves - 4 - Julio ,. / LAS GAFAS ROJAS - Eurocopa Fútbol - Lunin tuvo tardes mejores ,. / EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - No es por la convivencia ,. Jueves -4 - Julio,.

 

TITULO: Comando actualidad - Influencia ciega  ,  Jueves  - 4 - Julio ,.

Influencia ciega  , Jueves - 4 - Julio  , 23.40 - después de  ‘Néboa’, en La 1 / foto,.

 Influencia ciega ,.

 Influencia ciega

La edad media de acceso a la medicina estética en España ha bajado de los 35 a los 20 años. Uno de cada diez adolescentes ha participado en un reto viral. Hay quien se golpea los huesos de la mandíbula o se corta la lengua para que quede bífida. El uso de las redes sociales está detrás de estos fenómenos. Siete de cada diez españoles participan de manera activa en las redes sociales, el 85% lo hace todos los días. En ese universo, la élite son los creadores de contenido, los llamados influencers. Ofrecen, sin apenas filtros, opiniones, consejos o, directamente publicidad. Siete de cada diez influyentes incumplen la ley europea de protección al consumidor. ¿Hasta qué punto hacemos caso a gente que no conocemos, pero creemos conocer? ¿Son las redes una buena o una mala influencia?,.

 

 TITULO: LAS GAFAS ROJAS -  Eurocopa Fútbol -  Lunin tuvo tardes mejores ,.

 LAS GAFAS ROJAS -  Eurocopa Fútbol - Lunin tuvo tardes mejores  , fotos ,.

Eurocopa Fútbol - Lunin tuvo tardes mejores ,.

 Resultado Final - RUMANIA -3 - UCRANIA- 0-,.

 

Lunin tuvo tardes mejores,.

Una ordenada Rumanía, liderada por Stanciu y Dennis Man, supera con solvencia a una timorata y endeble Ucrania.

En Múnich acontenció una de las imágenes y un momento que se recordarán de esta Eurocopa. Ni tan siquiera hizo falta que el balón se pusiera a rodar en un Allianz teñido de amarillo. Hablamos de la salida al césped de los internacionales de Ucrania y del cántico de su himno, el cual recitaron con fervor con una bandera de su país colgada al cuello. Su papel en el torneo va más allá de lo futbolístico. Son los mensajeros de una causa, la de un país que, mientras Europa juega al fútbol en Alemania, sigue en guerra contra Rusia.

Rumanía guardó respeto a Ucrania en esos prolegómenos, pero se lo perdió por completo durante el partido. El bloque de Iordanescu se impuso a las individualidades de Rebrov. Lo hizo con una actuación estelar de Dennis Man, que firmó dos asistencias a Stanciu y Dragus y participó también en la jugada del gol de Razvan Marin. Ucrania fue un equipo timorato, endeble atrás, con un Lunin que ha tenido mejores tardes, y sin colmillo arriba. Solo Mudryk apareció de vez en cuando, si bien, Dragusin ató en corto a Dovbyk, Sudakov y cuantos se le cruzaron.

Romania's players celebrate at the end of the UEFA Euro 2024 Group E football match between Romania and Ukraine at the Munich Football Arena in Munich on June 17, 2024. (Photo by Miguel MEDINA / AFP)


Rumanía ganó en una Eurocopa por segunda vez y 24 años después,.

Rumanía, agazapada pero espabilada, supo esperar sus momentos. El primero llegó en un error de Matvienko y Lunin, que regaló el balón a Man, quien se la pasó a Stanciu y éste demostró por qué lleva el brazalete que en su día lució Hagi. Su zapatazo premiaba el orden rumano y castigaba la falta de tensión de su rival. El larguero le privó a Stanciu de rubricar su actuación con un gol olímpico. Pero Rumanía, tras el descanso, sentenció por la vía rápida con otro derechazo de Marin, en el que pudo hacer más Lunin, y un remate a bocajarro de Dragus.

Del veterano Nija (36 años) solo hubo noticias cuando el partido estaba más que resuelto. El portero rumano hizo una parada de fotografía a remate de Sudakov. Esta ocasión y un posterior remate que se le marchó alto a Mudryk fueron los únicos acercamientos de peligro del combinado ucraniano, que va a tener que mejorar mucho si quiere sacarse billete para los octavos de final. Lo contrario que Rumanía, que con tres puntos en su casillero confirma que esta combinación de veteranos y noveles que dirige Iordanescu es la que puede hacerle revivir a sus compatriotas unas tardes de gloria como las de la Eurocopa de 2000, la primera y única vez que superaron la primera fase. De hecho hacía 24 años que Rumanía no ganaba un partido en una Eurocopa. Ya tiene dos en su palmarés: aquella contra Inglaterra y ésta ante Ucrania.

 

TITULO:  EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS -  No es por la convivencia   , Jueves - 4 - Julio   ,.

 

El Jueves - 4 - Julio ,.  a las 23:30 en La 1,./ foto,.

 

  No es por la convivencia,.

 

 Retrato de un desconocido: Vida de Manuel Azaña, de Cipriano de Rivas Cherif

Es muy de agradecer este reencuentro con los textos de Azaña que Reino de Cordelia lleva haciendo posible durante los últimos años con ediciones muy cuidadas y de apariencia atractiva y amable. En esta ocasión, coincidiendo con el año en que se cumplen ochenta desde que muriera el político alcalaíno, se le ofrece al lector, a todos los azañistas irredentos y a los que, sin duda, están por venir, nada menos que una nueva edición de la biografía escrita por Rivas Cherif, su Retrato de un desconocido, en la versión preparada por su hijo Enrique y que revisa Isabelo Herreros. De un desconocido, sí, como el autor creía que era Don Manuel, al menos en su faceta más personal, a principios de la década de los cuarenta cuando arreciaban las burdas descalificaciones con las que el nuevo régimen salido de la guerra civil se apresuraba a intentar sacar de la Historia a la figura más insigne de la República española.

Se ha escrito por especialistas acerca de qué tipo de biografía es este Retrato, esta «vida de Manuel Azaña», expresión que complementa el título de la obra. Como nosotros no lo somos, tal vez baste con indicar, pensando en quien por vez primera se aproxime a la obra, que estamos en presencia de un relato ––retrato con relato–– que describe casi tres décadas de aquella, en las que se enmarca la madurez del intelectual y político español, hasta su muerte en Montauban el 3 de noviembre de 1940, cuya tumba tuve la oportunidad de visitar con emoción, junto a mi familia y amigos más íntimos ––permítaseme esta referencia personal–– en enero de 2015.

Naturalmente, es determinante la relación que existía entre biógrafo y biografiado. Durante todo el tiempo, Manuel Azaña y Cipriano Rivas mantuvieron una amistad entrañable, una amistad de esas que, como diría Borges, no precisan frecuentación ––Cipriano Rivas pasa temporadas fuera del entorno de Azaña, de ahí la correspondencia entre ambos––, aunque se frecuentaron mucho, en viajes, en tertulias, en paseos, con ocasión de visitas a las dependencias oficiales del político… y llegaron a convivir junto con sus familias en la etapa del exilio, porque la relación entre ambos había devenido en parentesco una vez que, en febrero de 1929, Azaña se casase con Lola Rivas, la hermana pequeña de Cipriano.

En este Retrato hay continuos testimonios de esta amistad, verdaderamente inquebrantable, incondicional, que en muchos momentos conmueve. Una amistad teñida por la admiración que Cipriano le profesa a Azaña, a quien nunca se refiere en estas extensas páginas ––como se ha destacado, porque llama la atención–– por su nombre o apellido: es el «compañero», el «secretario del Ateneo», el «diputado», el «ministro», el «presidente del Consejo», el «expresidente», el «presidente de la República», el «cuñado» o «hermano político»… siempre el «amigo». Cabe añadir que el lector es en todo momento consciente de tal admiración, por lo que ello no le impedirá alejarse de ella, si fuera menester, para valorar con objetividad las menciones a los comentarios o actitudes mostradas por Azaña y al marco y al momento en que se producen.

Azaña nos dejó su propia biografía, sus Memorias, y las referencias biográficas contenidas en sus otras obras. En este sentido, el texto de Rivas Cherif viene a complementarlas cuando nos cuenta los pensamientos y motivaciones de aquel, tanto en relación con sus inquietudes literarias como respecto de las iniciativas y reacciones a los acontecimientos políticos, y cuando incluye las oportunas y bien descritas, con profusión, referencias de contexto en que unas y otras aparecen. Además ––hay que hacer notar––, la conexión entre la interpretación del propio Azaña y de Rivas sobre Azaña se establece expresamente en las notas a pie de página, planteándose un curioso y bien interesante diálogo entre el texto y ellas, casi siempre confirmatorio aunque no exento de matices y modulaciones. Para que el lector en cada caso juzgue.

Si tuviera que destacar los pasajes que más me han impresionado de este dilatado retrato en movimiento elegiría el principio y el fin, el principio y el fin de la República, este último casi coetáneo de la muerte del propio Azaña.

El principio, el 14 de abril, que Rivas Cherif vive hora a hora junto a Azaña y a otros líderes políticos, desgranando minuciosamente el precipitarse de los acontecimientos, con esa mezcla de azar y necesidad que está casi siempre presente en los sucesos de relevancia histórica. La aparente serenidad de Azaña ante el vértigo del cambio, inesperado por sobrevenido, del régimen; y su alegría cuando comunica la noticia de que Macià ha celebrado el advenimiento de la República en Cataluña con el grito de «Viva España», lo que, sin duda, remite a la preocupación que Azaña tenía por la cohesión territorial de España y a la que tanto tiempo y afán habría de dedicar después con motivo de la elaboración del Estatut y con ocasión de ulteriores acontecimientos menos esperanzadores. Algo que se entiende muy bien, por cierto.

El final, el golpe, la guerra civil, la creciente sensación de la derrota, las desavenencias y rupturas entre los líderes republicanos, los sucesivos traslados, el accidentado alejamiento de España, el exilio. Como escribió Marichal, tras julio del 36, el presidente de la República se apresta a «preparar el testamento colectivo de una generación histórica para legar así a sus compatriotas por venir el fruto sombrío de las terribles luchas fratricidas». Es «la conciencia trágica de Azaña», en carne viva.

En este último período, impresiona el contraste entre la dignidad del personaje y la perentoriedad de sus circunstancias. Impresiona también su obsesión por la paz (que ya no podemos siquiera concebir sino junto a la «piedad» y el «perdón»), su obsesión porque cese «la sangre» («la guerra es un crimen que no debe aceptarse jamás, que es necesario impedir»), aunque sea con un reconocimiento de la derrota, y del vencedor, siempre que sea «humanitario»…

Ningún político como Manuel Azaña encarna mejor o simboliza los anhelos y las frustraciones de la gobernación de España, de su conformación como una comunidad política, una comunidad de hombres y mujeres libres, social y territorialmente cohesionada, esto es, una comunidad de ciudadanos. Más de siete décadas después de que vislumbrara el corazón de una democracia social como esa, que hoy nos sigue pareciendo perfectamente reconocible, los ecos de esos anhelos y de esas frustraciones, unos y otras, llegan también hasta nosotros. Y ello a pesar de que la generación a la que pertenezco puede sentirse afortunada de ser la primera que, desde su mayoría de edad, solo conoce la democracia como forma de ordenar la convivencia.

Por tanto, no es que volvamos a Azaña, es que siempre estuvo con nosotros. Como su mirada a Europa, igualmente inseparable, de él y de nuestro presente.

Asimismo, ningún político ha encarnado mejor la relación entre cultura y política, entre la reflexión y la acción que se proyecta sobre la sociedad. Manuel Azaña fue un gran intelectual, a fuer de político, y a la inversa. Y pensaba que la política era el estadio más elevado de la cultura, lo que supone entender aquella como expresión de racionalidad y sensibilidad, lo que hoy se tiende a llamar empatía, el respeto por la diversidad, hacerse cargo de las diferencias, el ejercicio de la tolerancia… Azaña luchó frente a la irracionalidad, y la irracionalidad le tumbó al tiempo que arruinaba al país. No he conocido a ningún irracional moderado, empático o tolerante. Conviene, particularmente hoy, recordarlo y poner énfasis en ello.

Se ha abusado tanto de la expresión lectura indispensable que da rubor utilizarla. Pero no me resisto. Esta obra es de lectura indispensable, en mi opinión, para todo aquel a quien le interese la Historia reciente de España, lo que supuso ––anhelos y frustraciones–– el período de la II República y, desde luego, para el que se haya acercado ya a la obra de Azaña. Encontrará en su lectura, muy bien conjugados, el interés y el puro disfrute. Qué más se puede pedir.

 

 

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